Brasil: Sin espiritualidad no salvaremos la vida en la Tierra

Sin espiritualidad no salvaremos la vida en la Tierra

Leonardo Boff

En su encíclica de ecología integral Laudato Si, el Papa Francisco presenta a San Francisco “como el ejemplo por excelencia de todo lo que es débil y de una ecología integral, vivida con alegría y autenticidad. Es el santo patrono de todos los que estudian y trabajan en torno a la ecología, amado también por muchos que no son cristianos” (nº 10). Y dice todavía más: “Corazón universal, para él cualquier criatura era una hermana, unida a él con lazos de cariño. Por eso se sentía llamado a cuidar todo lo que existe… hasta de las hierbas silvestres que debían tener su lugar en el huerto” de cada convento de los frailes (nº 11,12).

Para San Ignacio de Loyola, gran devoto de San Francisco, ser pobre significaba más que un ejercicio ascético: un despojamiento de todo para estar más próximo a los otros y construir con ellos fraternidad. Ser pobre para ser más hermano y hermana.

Para los primeros compañeros de San Ignacio la vida en pobreza, individual y comunitaria, siempre acompañó el cuidado de los pobres, parte esencial del carisma jesuítico. Y San Francisco vivía estas tres pasiones: a Cristo crucificado, a los pobres más pobres y a la naturaleza. Llamaba a todas las criaturas, hasta al feroz lobo de Gubbio, con el dulce nombre de hermanos y hermanas.

Ambos vislumbraban a Dios en todas las cosas. Como lo expresó bellamente San Ignacio: “Encontrar a Dios en todas las cosas y ver que todas las cosas vienen de lo alto”. Y decía más, muy en la línea del espíritu de San Francisco: “No es el mucho saber lo que sacia el alma, sino el sentir y saborear internamente las cosas”. Sólo puede saborear internamente todas las cosas si las ama verdaderamente y se siente unido a ellas. En San Francisco abundan afirmaciones semejantes.

Tales modos de vida y de relacionarse son fundamentales si queremos reinventar una forma amigable, reverente y cuidadosa de la Tierra y la naturaleza. De ahí nacerá una civilización biocentrada. Como afirma la Fratelli tutti, fundada en una “política de la ternura y de la gentileza”, “en el amor universal y en la fraternidad sin fronteras”, en la interdependencia entre todos, en la solidaridad, la cooperación y el cuidado de todo lo que existe y vive, especialmente de los más desprotegidos.

La Covid-19 es una señal que la Madre Tierra nos envía para que asumamos la misión que nuestro Creador y el universo nos han confiado de “proteger y cuidar el Jardín del Éden”, es decir, de la Madre Tierra (Gn 2,15). Si juntos, estas dos Órdenes de los franciscanos y los jesuitas, asociados a otros, se proponen realizar este sagrado propósito, darán una señal de que no se ha perdido todo del Paraíso terrenal, que empieza a crecer dentro de nosotros y se expande hacia fuera, haciendo, de verdad, de la Madre Tierra, la verdadera y única Casa Común en la cual podremos vivir juntos en fraternidad, benevolencia, justicia y paz y alegre celebración de la vida. ¿Son sueños? Sí, son los Grandes Sueños, necesarios, que anticipan la realidad futura.

Fuente de la Información: https://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=1026

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Destaca el papa impacto del cambio climático y Covid-19

El papa Francisco afirmó hoy aquí que la pandemia de Covid-19 y el cambio climático inciden sobre todo en la vida de los más pobres y frágiles.
En un mensaje en video con motivo de la Cumbre de Alto Nivel sobre Ambición Climática 2020 a cinco años de los Acuerdos de París, el sumo pontífice subrayó la importancia de ambos factores ‘no sólo ambiental, sino también ética, social, económica y política’.

Además de adoptar medidas que no pueden aplazarse más, es necesaria una estrategia que reduzca a cero las emisiones netas, indicó Francisco y aseguró que la Santa Sede se asocia a ese objetivo moviéndose en dos planos.

Por una parte, anunció el compromiso del Vaticano a reducir a cero las emisiones netas antes de 2050, con mayores esfuerzos de gestión ambiental para el uso racional de los recursos naturales, la eficacia energética, movilidad sostenible, reforestación y economía circular, incluso en la gestión de los desechos.

Por otra, dijo, la Santa Sede se compromete a promover una educación para la ecología integral y acotó que ‘las medidas políticas y técnicas deben unirse con un proceso educativo que favorezca un modelo cultural de desarrollo y de sostenibilidad centrado en la fraternidad y en la alianza entre el ser humano y el ambiente’.

El papa recordó que en esa perspectiva inauguró el Pacto Educativo Global para acompañar a las escuelas y universidades católicas y apoyó la Economía de Francisco, la cual involucra a jóvenes economistas, empresarios, expertos en finanzas y del mundo laboral.

En ese sentido, indicó que ellos promueven nuevos caminos que superen la pobreza energética, pongan el cuidado de los bienes comunes en el centro de las políticas nacionales e internacionales, y favorezcan la producción sostenible incluso en países con baja renta, compartiendo tecnologías avanzadas apropiadas.

Ha llegado el momento de un cambio de rumbo. No robemos a las nuevas generaciones la esperanza en un futuro mejor, subrayó el pontífice al foro organizado por las Naciones Unidas, Gran Bretaña y Francia con la colaboración de Chile e Italia.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=417520&SEO=destaca-el-papa-impacto-del-cambio-climatico-y-covid-19
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Una lectura de ciego de la encíclica ecológica Laudato Si’

Por: Leonardo Boff

 

 


 

  Un ciego capta con las manos o con su bastón las cosas más relevantes que encuentra a su paso. Pues vamos a intentar hacer así una lectura de ciego de la encíclica ecológica del Papa Francisco, Laudato Si’: sobre el cuidado de la Casa Común, cuyos 5 años (24/05/2015) acabamos de celebrar. ¿Cuáles son sus puntos relevantes?

Para empezar, no se trata de una encíclica verde que se restringe al ambiente, predominante en los debates actuales. Propone una ecología integral que abarca lo ambiental, lo social, lo político, lo cultural, lo cotidiano y lo espiritual.

Quiere ser una respuesta a la generalizada crisis ecológica mundial porque nunca hemos maltratado y herido nuestra Casa Común como en los dos últimos siglos» (nº 53). Hemos hecho de la Casa Común «un inmenso depósito de basura» (nº 21). Más aún: «Las previsiones catastróficas ya no pueden ser miradas con desprecio e ironía… nuestro estilo de vida, por ser insostenible, solo puede desembocar en catástrofes» (nº 161). La exigencia es «una conversión ecológica global» (nº 5; 216) que implica «nuevos estilos de vida» (lo repite 35 veces) y «cambiar el modelo de desarrollo global» (nº 194).

Hemos llegado a esta emergencia crítica por causa de nuestro exacerbado antropocentrismo, por el cual el ser humano «se constituye como dominador absoluto» (nº 117) de la naturaleza, desgarrado de ella, olvidando que «todo está interligado y que por eso no puede declararse autónomo de la realidad» (nº 117; 120). Ha utilizado la tecnociencia como instrumento para forjar «un crecimiento infinito… lo que supone la mentira de la disponibilidad infinita de los bienes del planeta, que lleva a estrujarlo hasta el límite y más allá del límite» (nº 106).

En la parte teórica, la encíclica incorpora un dato de la nueva cosmología y la física cuántica: que todo en el universo es una relación. Como en un ritornello insiste en que «todos somos interdependientes, todo está interconectado y todo está relacionado con todo» (cf. nºs 16, 86, 117, 120) lo que da una gran coherencia al texto.

Otra categoría que constituye un verdadero paradigma es la del cuidado. Este es en realidad el verdadero título de la encíclica. El cuidado, por ser la esencia de la vida y del ser humano, según la fábula romana de Higino, tan bien estudiada por Martin Heidegger en Ser y Tiempo, es recurrente a lo largo del texto de la encíclica. Ve en San Francisco «el ejemplo por excelencia del cuidado» (nº 10). «Corazón universal… para él cualquier criatura era una hermana unida a él por lazos de cariño, sintiéndose llamado a cuidar de todo lo que existe» (nº 11).

Es interesante observar que el Papa Francisco une la inteligencia intelectual, apoyado en los datos de la ciencia, a la inteligencia sensible o cordial. Debemos leer con emoción los números y relacionarnos con la naturaleza «con admiración y encanto (nº 11)… prestar atención a la belleza y amarla porque nos ayuda a salir del pragmatismo utilitarista» (nº 215). Es importante «escuchar tanto el grito de la Tierra como el grito de los pobres» (nº 49).

Consideremos este texto, cargado de inteligencia. emocional: «Todo está relacionado y todos los seres humanos caminamos juntos, como hermanos y hermanas, en una maravillosa peregrinación, entrelazados por el amor que Dios tiene a cada una de sus criaturas y que nos une también con tierno cariño al hermano Sol, a la hermana Luna, al hermano río y a la Madre Tierra» (nº 92). Es importante «fomentar una cultura del cuidado que impregne toda la sociedad» (nº 231), ya que de esta manera «podemos hablar de una fraternidad universal» (nº 228).

Por último, a la ecología integral le es esencial la espiritualidad. No se trata de derivarla de ideas, sino «de las motivaciones que dan origen a una espiritualidad para alimentar la pasión por el cuidado del mundo… No es posible comprometerse en grandes cosas sólo con doctrinas sin una mística que nos anime, sin una moción interior que impulse, motive, anime y dé sentido a la acción personal y comunitaria» (nº 216). Nuevamente evoca aquí la espiritualidad cósmica de San Francisco (nº 218).

Para concluir, es importante destacar que con esta encíclica, amplia y detallada, el Papa Francisco se coloca, como lo han reconocido notables ecologistas, a la vanguardia de la discusión ecológica mundial. En muchas entrevistas se ha referido a los peligros que corre nuestra Casa Común, pero su mensaje es de esperanza: «Caminemos cantando. Que nuestras luchas y nuestra preocupación por este planeta no nos quiten la alegría de la esperanza» (nº 244).

Fuente: http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=989

Imagen: https://pixabay.com/

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Ecología integral, pedagogía descolonizadora y buen vivir desde Leónidas Proaño

En la Universidad Nacional de Educación (UNAE, Ecuador), donde actualmente ejerzo mi docencia e investigación, se viene realizando toda una serie de políticas y acciones educativas, académicas e intelectuales para impulsar otra educación posible. Una pedagogía humanizadora, crítica y liberadora para el buen vivir (Sumak Kawsay). Desde lo anterior expondré, como estoy tratando de trabajar en mi actividad académica, una serie de claves para está educación y cultura del buen vivir. Tal como la transmitió y testimonió todo un pionero de dicha pedagogía crítica y liberadora con una ecología integral, el ecuatoriano Leónidas Proaño, conocido como el Obispo de los pobres e indígenas.
Efectivamente, el que fuera Obispo de Riobamba, desde su humanismo espiritual e integral con una espiritualidad liberadora, nos ha dejado todo un legado que anticipó y desarrolló todo este buen vivir con esta ecología integral. L. Proaño es paradigma de una ecología espiritual, una espiritualidad honrada, real y trascendente en la búsqueda de la verdad, del bien y de la belleza; frente a la mentira, el mal, injusticia y la destrucción. Como afirmaba Proaño, “no debía decir mentiras por nada de este mundo, aunque por decir la verdad pudiera sobrevenir dificultades y castigos…La honradez, en relación con la verdad, sembró en mi ánimo una especie de culto por la verdad”.

De esta forma, promovió la ecología mental con las experiencias, sentimientos, valores e ideales que nos dan sentido, felicidad y realización personal. En la comunión solidaria con esta transcendencia y espiritualidad liberadora, con los otros y con los pobres, con las culturas y con esa casa común que es el planeta. La ecología social en la solidaridad con los otros, el bien común universal, la paz y la justicia social-global con los pobres de la tierra, con la defensa de la dignidad y los derechos humanos. La ecología ambiental con el cuidado y defensa de esa casa común que es el planeta, con la hermana tierra para una desarrollo sostenible e inter-generacional. Como se observa, L. Proaño manifiesta una crítica a la colonización cultural, social, política y económica que impone la dominación, opresión e injusticia sobre los pueblos y sobre la naturaleza. Esa razón tecnocrática, mercantilista, competitiva e instrumental que empobrece y excluye a los otros, a las culturas y pueblos.

Por ello, nos transmite toda una ecología de saberes: “cuanto he vivido y he aprendido, no ha sido extraído de las aulas universitarias de mi país o de algún otro país del mundo. Sino de la cantera del pueblo, porque mi Universidad ha sido el pueblo y mis mejores maestros han sido los pobres en general y, particularmente, los indígenas del Ecuador y de América Latina. Considerados en Puebla como los más pobres entre los pobres. Estoy convencido de que los indígenas conservan valores extraordinarios. Si se logra tomar conciencia de ellos, expresarlos en la vida práctica y organizada, esos valores están llamados a redimir a una sociedad, que se vuelve cada día más individualista y más conflictiva. Pienso que, inclusive, un esfuerzo de este tipo puede contribuir a la redención del mundo occidentalizado y capitalista”

En la línea de P. Friere y de la pedagogía crítica-liberadora, Proaño desarrolló toda una una cultura y educación popular, conscientizadora y ética-política para el conocimiento transformador de la realidad, del mundo e historia. En el que las personas, los pueblos y los pobres con sus virtudes y valores fueran los sujetos protagonistas de sus procesos educativos, culturales y sociales. Para una promoción y liberación integral. “Lo que llamamos pueblo, quizá es ahora en buena parte masa, multitud. Nosotros tenemos que contribuir a que el pueblo sea realmente pueblo, para que su conciencia sea cada vez más clara y más crítica. Para que su solidaridad sea cada vez más fuerte, para que su compromiso sea cada vez más decidido…Por esto, sueño en la posibilidad de una sociedad nueva. Veo la necesidad de crear conciencia, también en las organizaciones populares urbanas, de la necesidad de una práctica económica, educativa y política que sea convergente con el caminar del movimiento indígena. De modo que no se produzcan competencias y conflictos, sino más bien colaboraciones complementarias”.

Todavía más, Proaño propició una cultura para la fraternidad universal, una solidaridad mundial y una justicia global e internacional con todos los pueblos y los pobres de la tierra. Más allá de toda frontera, barrera y nación o patria. Frente a todo imperialismo colonizador que quiere dominar, expoliar y empobrecer a los pueblos. Con un diálogo y encuentro inter-cultural e inter-religioso. En donde se respetaran y acogieran todo lo bueno, bello y verdadero de los otros, de las diversas culturas, espiritualidades y religiones o religiosidades populares. Frente a todo fundamentalismo, sectarismo e integrismo del tipo que sea. En esta línea, hizo una crítica y desligitoimaación profunda al capitalismo que en su misma entraña es inhumano, injusto e idolátrico. Ya que pone a las cosas sobre los seres humanos, a la mercancía, mercado y capital (beneficio) por encima de las personas, de los pueblos y de los pobres

Con sus mismas palabras, “el capitalismo es frío, como es frío todo lo que es metálico. No le importan los hombres ni los pueblos. Le importan las ganancias. Y solamente le importan los hombres y los pueblos, en la medida en que éstos le proporcionan ganancias. Para poder devorar ganancias, devoran hombres y pueblos. Es frío, no tiene corazón. Nuestro país, como tantos otros países de América Latina, ha caído, desde mucho tiempo atrás, en las garras de este monstruo. Dependemos de él de múltiples maneras. Somos su juguete. Nos hace pensar como él piensa. Nos hace actuar como él quiere… Pero el monstruo del capitalismo no habita sólo en el extranjero, en los países llamados desarrollados, en Estados Unidos y Europa: habita también dentro de los países latinoamericanos; dentro de nuestro propio país. Esa raíz gruesa y profunda tiene ramificaciones. Ese monstruo tiene tentáculos aquí, dentro de nosotros”.

Tal como se observa, en la línea del movimiento obrero y de un pensamiento auténticamente crítico, Proaño vio que el problema no es solo el sistema económico-político del capitalismo. Sino el hombre capitalista, el burgués de la vida del lujo y la riqueza-ser rico, que se retroalimenta con él. De ahí que, con su vida y compromiso, Proaño testimonió una auténtica solidaridad humana, ecológica y del buen vivir. Con una existencia austera, sobria y del decrecimiento en la pobreza solidaria que comparte la vida, los bienes y las luchas liberadoras por la justicia con los pobres y con la naturaleza. En oposición al egoísmo e individualismo insolidario y posesivo con sus ídolos de la riqueza-ser rico, de la propiedad y del poder, del capital, mercado y del tener que se pone por encima de este ser persona fraterna, solidaria y ecológica.

Como afirma Proaño, “ese amor y respeto a los pobres, particularmente a los indígenas, llegó a formar parte de mi propia existencia. Por esto, he dicho más tarde que no he querido nunca ser traidor a los pobres, pues nací en un hogar pobre y aprendí en ese mismo hogar a amar a los pobres…Ahora digo que también la amistad de los pobres es un don y que también este don viene acompañado de un mensaje. De lo ajeno, ni una aguja. Esta es una frase que se repetía mucho en el seno de mi pequeña familia y que tenía que ver, particularmente, en nuestras relaciones con los demás pobres. Así, el respeto a los bienes ajenos y al derecho que tiene toda persona a la verdad imprimieron en mí uno de los rasgos característicos de mi personalidad, para toda la vida…”

Ph. D. Agustín Ortega (España) es Trabajador Social y Doctor en Ciencias Sociales (Dpto. de Psicología y Sociología). Asimismo ha realizado los Estudios de Filosofía y Teología, Doctor en Humanidades y Teología. Profesor e investigador de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y, actualmente, de la UNAE (Universidad Nacional de Educación) así como invitado en diversas universidades latinoamericanas. Autor de diversas publicaciones, libros y artículos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=234748

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