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Inscripciones Abierta VIII Escuela Internacional “Agendas Urgentes en Educación: Nuevas Masculinidades, Ecología, Adultocentrismo y Antiracismo

Otras Voces en educación 
💥La escuela está dirigida a docentes de aula de todos los niveles de los sistemas educativos, tesistas de postgrado, investigadores, educadores y educadoras populares, público en general. Se realizará por medios virtuales del 22 al 28 de noviembre de 2021. Es promovida, organizada y acreditada por el Centro Internacional de Investigaciones Otras Voces en educación (CII-OVE), la Cooperativa de Educador@s e Investigador@s Populares Histórica (CEIP-H), Circulo de Investigadores del Pensamiento Crítico de América Latina y la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa.
💥Cada sesión se iniciará con conferencias y diálogo de ponentes internacionales de reconocida trayectoria y contarán con la conducción de personal académico de las instituciones promotoras.
💥Formalizar la inscripción en el siguiente link: https://otrasvoceseneducacion.org/viii-escuela…
💥Más información: cursointernacional2021@gmail.com
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El capitalismo nunca será ecológico

Por: Gilles Dauvé

En el discurso político contemporáneo, la ecología se ha vuelto omnipresente: transición energética, capitalismo verde, reformismo eco-responsable … Pero, si básicamente nada cambia, no es por la ceguera de los líderes políticos, es por un asunto de carácter estructural: la incompatibilidad entre ecología y capitalismo.

Inevitable e ilimitado

Calificada como industrial – y hoy como postindustrial – la sociedad moderna está formada por empresas, cuyo objetivo es el lucro y el crecimiento. Un investigador puede ser apasionado y un ingeniero puede querer con toda su alma construir represas, pero sus proyectos solo se hacen realidad si está de por medio el interés mercantil de la empresa que los emplea. El objetivo de la empresa siempre será vender un producto competitivo, acumular ganancias, re-invertirlas para hacer crecer el capital.

“El desarrollo de la producción capitalista requiere una ampliación continua del capital colocado en una empresa, y la competencia impone leyes inmanentes de la producción capitalista como leyes coercitivas externas a cada capitalista individual. Estas leyes no le permiten conservar su capital sin aumentarlo, y no puede incrementarlo a menos que se acumule gradualmente. […] Acumular para acumular, producir para producir, tal es la consigna de la economía política que proclama la misión histórica del período burgués” (Marx, El Capital, capítulo XXIV, § 3).

La prueba de que vivimos en un mundo capitalista es que la hipertrofia industrial, lejos de ser un fenómeno autónomo, está sujeta a las exigencias de la revalorización del capital. Para que una fábrica de automóviles o una acería siga funcionando debe ser suficientemente rentable, si no, inevitablemente, cierra.

El burgués no tiene derecho a dormirse en los laureles: un capitalismo que no crezca es signo de decadencia. Durante doscientos años, esta megamáquina se ha renovado periódicamente mediante la autodestrucción “creativa” … El destino de las fábricas del “cinturón del óxido” de Estados Unidos significó casi el fin de la industria en esas regiones. Las técnicas, los sistemas de producción, los sitios de fabricación fueron reemplazados para hacer frente a la competencia.

Cargado con un inevitable peso material, el capitalismo hoy sueña con ser virtual, digitalizado, sin proletarios. Pero, los trabajadores siguen siendo imprescindibles para transformar los cientos de millones de toneladas de mineral, madera, acero, cemento, plástico… necesarias para la producción de los millones de artefactos y pantallas del mundo digital.

Las prioridades permanentes de un “buen capitalista” es intensificar el trabajo de los proletarios, reducir los costos de producción y, si es necesario, agotar las bases materiales de la producción. Constructor y demoledor incansable, devorador de recursos y siempre contaminador, el capitalismo por definición ignora la sobriedad. Austero o derrochador, el burgués no es necesariamente codicioso, pero siempre está al servicio de la lógica del sistema. Para el patrón más benévolo las buenas intenciones sociales o ambientales son totalmente secundarias, la competencia es la que manda.

«Crecimiento» es el nombre que toma el «progreso» cuando se aplica a la economía. Desde la máquina de vapor de James Watt hasta la electrónica de Silicon Valley, la fe en el progreso es esencial para la burguesía, pero el “progreso” solo se convierte en fuerza material cuando acumula valor. El modo de producción capitalista no sólo es un sistema industrial devastador, también es reacio a hacerse cargo de sus estragos.

Un mundo de empresas

El mundo en el que vivimos nunca será manejable como una sola gran empresa. No habría competencia. Una multinacional global es una utopía. Bujarin no fue el único que analizó la hipótesis (improbable según él) de «un plan racional desde el punto de vista del capital con una clase capitalista unificada”. Cualesquiera que sean los obstáculos geopolíticos – que en todo caso son insuperables – la lógica del modo de producción capitalista hace que la «confianza» sea estructuralmente imposible. Quién dice mercado (nacional o global) dice competencia.

Cada empresa es responsable sólo de sí misma y de su hoja de balance. Funciona como un organismo, con un interior distinto al exterior, pero poroso. Hay inversiones, materias primas, empleados, instalaciones técnicas que producen bienes generadores de dinero. Pero, aunque la empresa está en contacto con la sociedad sus jefes sólo son responsables de no perder dinero. Tienen que respetar la legislación y pagar los impuestos (que normalmente tratan de evitar), pero cumplidas estas dos condiciones, el resto no les concierne: “No debo nada al público” proclamó en el siglo XIX J.P. Morgan.

Las empresas habitualmente rechazan los efectos negativos que se producen como consecuencia de su actividad. Para tener en cuenta estas “externalidades negativas”, la sociedad capitalista tuvo que empezar a sufrir los daños que provoca cada empresa en su entorno. Y , ahora se ha vuelto urgente comparar el costo de las inversiones con el costo de las pérdidas producidas por el calentamiento global. Pero lo que, en realidad, busca el sistema es alcanzar un umbral de emisiones de CO2 que «económicamente sea óptimo».

La burguesía no es ni monolítica ni ciega, y no carece de think tanks que le ayuden a afrontar sus conflictos y contradicciones. Sin embargo, tiene grandes dificultades para actuar de acuerdo con el interés colectivo de su clase. Pese a que medidas drásticas contra el climático podrían beneficiar a toda la burguesía, cada empresa es reacia a aumentar sus costos de producción. El beneficio individual (el individuo es ante todo la empresa) y la cooperación burguesa rara vez van de la mano: por más verde que sea un patrón, nunca correrá el riesgo de reducir la competitividad de su empresa.

Futuro Oscuro

Para el 2050 se cuadruplicará el volumen de la carga internacional, se duplicará el tráfico aéreo, habrá una explosión del turismo, aumentará en un 100% la producción de ropa (a costa del enorme consumo de agua y del uso masivo de pesticidas), crecerá la producción de plástico y el 5G consumirá más energía … La tecnología digital requiere metales transformados, su uso absorbe entre el 10% de la electricidad mundial y las tecnologías de la información contribuyen negativamente al cambio climático tanto como el transporte aéreo: “En términos de destrucción, todavía no hemos visto nada” nos dice el ecólogo, Philippe Bihouix.

Y como sabemos no será la crisis de Covid-19 la que revertirá esta nociva tendencia. La electro-movilidad amplificará la explotación de los recursos naturales, se ha demostrado que la extracción y refinación de los metales raros requieren procesos altamente contaminantes. Pero, ¡qué importa! el coche de “petróleo o diesel” ya tuvo su época. El coche eléctrico es el próximo paso de la «modernidad».

Irlanda afirma que logrará la “neutralidad de carbono” en 2050 gracias a los coches eléctricos. Pero, no nos engañemos, todo depende de cómo hagamos las cuentas: como las empresas no incluyen las emisiones de gases invernadero durante el proceso de producción, el productor de un auto eléctrico está autorizado a decir que su vehicula es ecológico.

Moverse es una necesidad humana y un placer, pero el capitalismo hace de la movilidad una necesidad. Todo debe circular en el trabajo y fuera del trabajo. Movilidad e individualidad significa poder escuchar “mi” música en cualquier momento, gracias a un dispositivo portátil que llevo conmigo. Libertad es conducir un coche personal pese que hay «buses con cero emisiones».

En cuanto a la durabilidad, la obsolescencia programa forma parte del funcionamiento obligatorio de los objetos, en particular de los electrónicos. Y, paradójicamente la recuperación, el compartir, la no propiedad, el reciclaje, los talleres cooperativos, el trueque… son propugnados por personas que generalmente no ven objeciones a la llegada de la “fibra”.

El 4G está siendo reemplazado por el 5G, esencial para los objetos conectados a la red, la computación en la nube, las ciudades «inteligentes». Mientras ya estamos esperando el 6G y quienes critican estos desarrollos lo hacen principalmente por sus efectos sobre la salud y rara vez por su uso: estar conectado a todo y a todos en cualquier momento. Son tecnologías que satisfacen las necesidades del «hombre moderno individualista”. ¿ El resultado?, nadie quiere que los barcos-contenedores reduzcan su actividad transportando cinco o diez veces menos iPhones, Playmobil y Nike.

Aunque la energía solar y eólica lleguen a ser más baratas que los combustibles fósiles, la mayor productividad del capital exige la construcción de centrales nucleares, nuevas infraestructuras de energías fósiles, oleoductos, carreteras, centrales eléctricas de carbón, y sobre todo producción de más plástico (el consumo de este producto petroquímico se duplicado en los últimos diez años)

Entre la “mitigación” (la esperanza de frenar el calentamiento global) y la adaptación a un oscuro futuro, el segundo camino tiene prioridad para la clase dominante. La historia del siglo XX, impredecible para Marx, muestra cómo las burguesías nunca han anticipado el futuro, tanto en sus avances técnicos como en sus catástrofes. La guerra de 1914, la crisis de 1929, el nazismo, la guerra de 1939-1945… fueron y siguen siendo atribuidos a escorias del pasado, fracasos, aberraciones. Lo mismo ocurrirá con la crisis climática.

¿Keynesianismo verde?

“Si el capitalismo realmente tomó ímpetu después de 1980, su victoria no fue lo que se cree habitualmente. Las deficiencias de la década de 1970 siguen presentes cuarenta años después enmascaradas por los beneficios de una minoría de empresas (monopolios u oligopolios) y del sector financiero” (Esto es lo que dijimos en 2017).

Hoy, en una situación generalizada de déficit de rentabilidad, las inversiones para la «mitigación»(suponiendo que se realicen) agravarán la crisis y, esto a pesar que una parte de la burguesía tendrá importantes beneficios. Las sumas en juego serían inconmensurables en relación con las movilizadas en 2008 para rescatar a los bancos.

“Mil billones para el clima”, recomiendan Jean Jouzel y Pierre Larrouturou (para evitar el caos climático y financiero), queriendo demostrar que una política verde no solo sería posible, sino socialmente beneficiosa (creación de un millón empleos) y, con una ventaja adicional, sería bueno para la economía y la competitividad del país… y de Europa.

Este proyecto “verde” trata de otorgar al modo de producción capitalista lo que no es capaz de hacer por sí mismo. Pero, tal como van las cosas, en un futuro previsible, no habrá keynesianismo verde ni keynesianismo social. No debemos esperar una movilización de todos los recursos como lo hizo Estados Unidos después de Pearl Harbor. En esos años, Roosevelt destino gran parte del presupuesto a la economía armamentista, el estado federal administró desde la producción de aviones hasta las municiones. En menos de un año, la industria se había reconvertido; Chrysler fabricaba fuselajes; Ford bombarderos Ford, General Motors tanques, etc.

Después de Pearl Harbor, era inaceptable para las grandes empresas de EEUU que los japoneses controlarán los recursos económicos y minerales del Pacifico. La amenaza fue precisa y sus consecuencias concretas.Ochenta años después, el capitalismo estadounidense y europeo no irá a la guerra contra el CO2.

En Estados Unidos, hoy en día, una tendencia del Partido Demócrata, milita en el llamado “Green New Deal”. Su programa es que norteamérica cuente con una red eléctrica que funcione al 100% gracias a las energías renovables en el 2030 . Este «nuevo» New Deal olvida que se necesitó la crisis de 1929 y una ola de huelgas con ocupaciones de fábricas para que Roosevelt impusiera ciertas restricciones a la burguesía.

Los demócratas “verdes” olvidan que es un sueño insustancial pedir al capital que renuncia a “maximizar” su rentabilidad. No se trata de la relación (negociable) entre salario y beneficio, sino de la base del funcionamiento del modo de producción capitalista. Un capitalismo verde es imposible: no sería rentable. Por tanto, es legítimo preguntarse qué “fracciones” de la burguesía tienen interés en “enverdecer» el sistema.

La cuestión es reconocer una verdad del porte de una catedral: el capitalismo seguirá dañando los equilibrios naturales. Para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 5 o un 10% anual se requiere un esfuerzo colectivo de toda la humanidad, una centralización de los poderes de decisión, una economía energética planificada. Se necesita ir más allá del marco nacional y a contramano del capitalismo «verde».

Notas

Marx, El Capital, Libro I, Cap. XXIV, § 3, acumulación.

Andreas Malm, Hacia una historia diferente del cambio climático.

Philippe Bihouix, La felicidad era para mañana, Seúl, 2019.

Fuente de la información e imagen: https://kaosenlared.net/

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España: 500 expertos demandan “poner en valor la ecología” como ciencia capaz de dar respuesta a los efectos negativos del cambio global

 500 profesionales de la ecología se han reunido durante cuatro días en el XV Congreso Nacional de la AEET, para compartir los conocimientos más actuales en ecología y entender las respuestas de los ecosistemas ante las perturbaciones del cambio global.

– El motivo central de este Congreso celebrado en Plasencia es “la puesta en valor de la ecología” y la puesta en práctica de los conocimientos generados dentro de esta área científica. “Desde la ecología tenemos claro qué podemos hacer para revertir o atenuar los efectos negativos del cambio global, por eso demandamos que se ponga en práctica el conocimiento ecológico generado”, ha declarado Ignasi Bartomeus, presidente de la AEET.

– Durante este evento se han compartido más de 450 trabajos científicos para profundizar en procesos ecológicos globales como la degradación de los ecosistemas, las emisiones de carbono, la pérdida de biodiversidad o la inseguridad alimentaria.

500 profesionales de la ecología se han reunido durante cuatro días en el XV Congreso Nacional de la Asociación Española de Ecología Terrestre, un evento para el intercambio de los conocimientos ecológicos más actuales y desde el cual se reclama “la puesta en valor de la ecología, como ciencia capaz de dar respuesta a los efectos negativos del cambio global. “Desde la ecología tenemos señales muy claras de que es el momento de actuar y tenemos claro qué podemos hacer para revertir o atenuar los efectos negativos del cambio global, por eso demandamos que se ponga en práctica el conocimiento ecológico generado”, segúnha declarado Ignasi Bartomeus, presidente de la AEET.

 

Ponencia plenaria de Victor Galaz del Centro de Resiliencia de la Universidad de Estocolmo (Suecia)_XV Congreso AEET_BAJA.jpg
Sesión científica sobre Inteligencia Artificial

En este encuentro celebrado en el Palacio de Congresos de Plasencia del 18 al 21 de octubre, se han compartido 450 trabajos científicos que son clave para entender cómo funcionan los cambios detectados en la naturaleza, tanto a nivel local como global, para que “a partir de este conocimiento científico podamos tomar las mejores decisiones de cara a que estos cambios no nos afecten en negativo o que sepamos aprovechar aquellas oportunidades que nos pueda brindar la naturaleza”, según ha explicado Gerardo Moreno, profesor de la Universidad de Extremadura y miembro del Comité Organizador del congreso.

Los temas tratados en el Congreso se han centrado principalmente en cómo la ecología puede ayudarnos a entender y enfrentarnos a retos derivados del cambio global tales como la degradación de los ecosistemas, la pérdida de biodiversidad, los cambios en el uso del suelo, la inseguridad alimentaria o la mejora de la gestión y conocimiento de los ecosistemas, entre otros.

La ceremonia de apertura de este congreso contó con la participación de Antonio Hidalgo, Rector de la Universidad de Extremadura; Jesús Alonso, Secretario General de Ciencia, Tecnología, Innovación y Universidad de Extremadura; Fernando Pizarro, Alcalde de Plasencia e Ignasi Bartomeus, Presidente de la AEET.

Un evento que ha sido impulsado por la Asociación Española de Ecología Terrestre (AEET), la cual aúna a más de 800 profesionales de la ecología y el medio ambiente terrestre, con el apoyo de la Universidad de Extremadura y el Instituto de Investigación de la Dehesa (Indehesa), así como de la Junta de Extremadura y de las entidades Fundecyt PCTEX y AllGenetics.

Desde la ecología estamos trabajando para medir y entender los riesgos a los que nos enfrentamos”

Durante estos cuatro días se han dado cita personas expertas en todas las áreas de la ecología terrestre, entre las que destacan científicos y científicas de reconocido prestigio nacional e internacional como Sara Varela de la Universidad de Vigo, investigadora que lidera el proyecto de predicción «Mapas Lab», quien ha resaltado el papel fundamental de la ecología en la actualidad: “la naturaleza está cambiando y desde la ecología estamos trabajando en medir y entender los riesgos a los que nos enfrentamos, para que el impacto sea el menor posible”, según ha apuntado en declaraciones durante el congreso.

Por su parte, Marta Goberna del Departamento de Medio Ambiente y Agronomía del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA), investigadora que coordina el proyecto europeo EJP SOIL, ha señalado algunas de las barreras a las que se enfrenta la comunidad científica a la hora de poner en práctica los conocimientos generados: “nos encontramos con dificultades a la hora de transmitir a la sociedad que hay determinadas prácticas humanas que rompen los equilibrios naturales, lo que frena el impulso de actividades que respeten este equilibrio”, ha explicado.

A este respecto, desde la AEET han destacado que para conseguir “ese equilibrio con la naturaleza, no podemos seguir mirando a corto plazo”ya que según explica Ignasi Bartomeus, los retos del cambio global requieren de una visión holística que mire a la totalidad del problema.

La importancia de la ecología en una sociedad global

En este evento se han celebrado dieciséis sesiones temáticas centradas en profundizar sobre procesos y cambios ecológicos que se están dando a nivel mundial, para comprender de forma conjuntacómo responderán los ecosistemas a lo largo del tiempo ante las perturbaciones derivadas del cambio global y poner en marcha estrategias de mitigación.“La sociedad mundial se enfrenta a desafíos medioambientales comunes como la COVID 19 o el cambio climático, lo que demuestra la vital importancia de la ecología a nivel global, el motivo central de este Congreso”, tal y como ha señalado la AEET.

Es por eso, que las sesiones han estado focalizadas en cuestiones globales tan relevantes hoy día como: la recuperación y restauración a gran escala de ecosistemas degradados para mitigar el cambio climático; las respuestas de la ecología del paisaje para hacer frente a dos procesos globales que ponen en compromiso la conservación de los ecosistemas como son la intensificación agraria o expansión urbana y el abandono o renaturalización; la función de los sistemas agrícolas para mejorar la seguridad alimentaria; la relación de la biodiversidad y el bienestar humano para avanzar hacia una sociedad más sostenible; la era del big data y su valor para el seguimiento de la biodiversidad; los avances tecnológicos para predecir de una forma más precisa los impactos humanos sobre procesos tan relevantes como el intercambio genético entre poblaciones, la polinización, la dispersión de semillas;el potencial y límites de la Eco-informática para abordar problemas ecológicos complejos; o los últimos avances en el estudio de un recurso tan valioso como el agua, captación, almacenaje, transporte y redistribución del agua en el ecosistema terrestre.

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Mesa Redonda «Ecología en la educación», en el XV Congreso Nacional de la AEET

 

La transferencia de conocimientos científicos a la sociedad ha sido otro asunto clave de este Congreso, donde se ha visto la “necesidad urgente” de educar en ecología a las futuras generaciones o la difusión e intercambio de conocimientos ecológicos para la gestión pública y social de los ecosistemas. En este sentido, la AEET ha otorgado durante este congreso los Premios Luis Balaguer a la investigadora Montse Vilà, especializada en el estudio de los impactos de plantas invasoras, y a Fernando Valladares, profesor investigador del CSIC que dirige el grupo de Ecología y Cambio Global en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, por su excelente trayectoria y transferencia de conocimientos ecológicos a la sociedad.

Para entrevistas pueden contactar con Alba Villanueva (637 873 604)

Fuente: https://rebelion.org/500-expertos-demandan-poner-en-valor-la-ecologia-como-ciencia-capaz-de-dar-respuesta-a-los-efectos-negativos-del-cambio-global/

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Latinoamérica: Las lenguas indígenas encierran conocimientos clave para la ciencia

Importantes investigaciones científicas pasan con frecuencia inadvertidas si no se publican en inglés. Valiosos conocimientos sobre plantas medicinales se pierden cuando mueren lenguas indígenas.

Los resultados de nuevas investigaciones suelen publicarse en revistas especializadas en inglés. Solo así obtienen atención a nivel internacional.

Pero no todos los estudios se publican en ese idioma y, por consiguiente, algunos descubrimientos y análisis de gran importancia pasan inadvertidos, lo cual es grave. Conocimientos y sabidurías regionales no se comunican y, a veces, se pierden irremediablemente.

Conocimiento ignorado sobre biodiversidad

Un equipo internacional de 60 investigadores, dirigido por la Universidad de Queensland, examinó estudios sobre biodiversidad en 16 idiomas diferentes.

En total fueron analizadas 466 revistas especializadas de 38 regiones del mundo dedicadas al tema de la ecología y la protección del medio ambiente. El resultado -que se publicó naturalmente en inglés- es tan obvio como revelador: trabajos científicos en otros idiomas, que con frecuencia han sido ignorados, pueden contribuir sin duda a proteger mejor la biodiversidad en la Tierra.

Pero no se trata solo de una percepción. Según el estudio, esto se puede medir en números. Si se toma en cuenta la investigación sobre protección de la naturaleza que no está disponible en inglés, la superficie geográfica estudiada aumenta un 25 por ciento. También el número de especies zoológicas estudiadas crece significativamente: un 5 por ciento en el caso de los anfibios, un nueve por ciento en el de los mamíferos y un 32 por ciento en el de las aves.

Tampoco el alemán se toma en cuenta

También hay estudios alemanes que han pasado inadvertidos. La Dra. Kerstin Jantke, del Centro de Investigación del Sistema Terráqueo y Sostenibilidad (CEN), de la Universidad de Hamburgo, examinó 2.756 trabajos científicos alemanes publicados en tres revistas especializadas en ecología entre 1965 y 2019.

En dichas publicaciones en alemán se analizan 65 medidas efectivas para la preservación de nueve especies anfibias, 64 especies de mamíferos y 217 especies de aves. «Estos conocimientos quedaron fuera del alcance de la esfera científica internacional”, dice Kerstin Jantke. «Para que estén disponibles a nivel mundial, se los está introduciendo ahora en un banco de datos de libre acceso. Este contiene resúmenes de todos los estudios examinados en 16 idiomas, una tarea gigantesca”, agrega.

Sabiduría latinoamericana

Más grave es la situación cuando los conocimientos están en idiomas poco extendidos. Llama la atención que gran parte de los estudios que no han sido publicados en inglés provienen de regiones especialmente ricas en biodiversidad, como América Latina. «También información emanada de la sabiduría indígena con frecuencia no se publica en inglés. Pero, si la ignoramos, perdemos mucho”, advierte Jantke.

Un interesante estudio de la Universidad de Zúrich reveló recientemente cuán ligado está en América Latina el conocimiento sobre plantas medicinales con lenguas indígenas amenazadas. De acuerdo con este trabajo, el 75 por cientos de los usos de plantas curativas solo se conocen en un idioma.

En este estudio -también publicado naturalmente en inglés-, se examinaron 645 especies vegetales del noroccidente de la Amazonía y su aplicación medicinal según lo transmitido oralmente en 37 lenguas. En esta región, incluso el 91 por ciento del conocimiento está en solo un idioma.

Lenguas amenazadas

Dado que muchos pueblos indígenas solo transmiten oralmente esta información, con la desaparición de una lengua desaparecen también conocimientos medicinales adquiridos a lo largo de generaciones.

Chamán maya.Chamán maya con una máscara ceremonial.

«Cada vez que desaparece una lengua, desaparece también una voz hablante y la posibilidad de darle un sentido a la realidad, desaparece una posibilidad de interactuar con la naturaleza, se esfuma una posibilidad de describir y nombrar animales y plantas”, afirma Jordi Bascompte, investigador del departamento de Biología Evolutiva y Estudios Ambientales de la Universidad de Zúrich.

Con ello se reduce al mismo tiempo la posibilidad de descubrir futuros medicamentos, advierte Bascompte en el estudio, haciendo notar que muchas sustancias terapéuticas se siguen obteniendo de las plantas medicinales.

Para que ese potencial no se pierda, hay que proteger tanto la biodiversidad como el conocimiento sobre las propiedades curativas de las plantas. La diversidad biológica y la cultural son inseparables.

El 42 por ciento de las aproximadamente 7.000 lenguas existentes están actualmente en peligro de extinción. Con el objetivo de preservarlas, la UNESCO proclamó una década dedicada a las lenguas indígenas, desde 2022 hasta 2032.

Fuente: Las lenguas indígenas encierran conocimientos clave para la ciencia | Ciencia y Ecología | DW | 11.10.2021

    

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El capitalismo en la trama de la vida. Ecología y acumulación de capital

Por: Jorge Riechmann 

El libro de Jason W. Moore (profesor de sociología en la Universidad de Binghampton, Nueva York) El capitalismo en la trama de la vida supone un intento interesante por avanzar en la comprensión de la destrucción ecológica asociada al capitalismo, y ha suscitado vivos debates en los medios ecosocialistas de diferentes lugares desde su publicación original (Capitalism in the Web of Life, 2015).

Su explicación del capitalismo como dependiente de la “naturaleza barata” me parece valiosa, pero en realidad reformula intuiciones de hace un siglo que ya expuso Rosa Luxemburg. En plena época de expansión imperialista, la revolucionaria polaca de lengua alemana afirmaba que el capitalismo no podía sobrevivir sin un hinterland de economías “no capitalistas”; es decir, sin colonias de las que apropiarse. En su libro de 1913 La acumulación del capital analizaba esa constricción geográfica del capitalismo y su necesidad de expansión para asegurar el control de los territorios y sus riquezas naturales.[1] Unos pasos más allá en esa reflexión avanzó Maria Mies con sus estudios sobre Patriarcado y acumulación a escala mundial [2] las colonias de las que necesita apropiarse constantemente el capitalismo para prosperar son las colonias en sentido propio (con sus reservas de trabajo servil o esclavo), la naturaleza y también las mujeres (las mujeres en particular como “última colonia”).

Moore parece formar parte del bando de los “vendecalma”, sector de izquierdas en su caso. Relax, bro –esto parece una catástrofe ecológica, pero no es más que un nuevo estado del oikeios (que es “la relación creativa, generadora y multidimensional de las especies con el medio ambiente”, p. 18)… El profesor de la Binghampton University sólo habla de “producción de medioambientes”, nunca de destrucción de la naturaleza. De hecho sostiene que no tiene sentido hablar de destrucción de la naturaleza (p. 29). Su monismo anticartesiano ¿no es intensamente antropocéntrico, o más bien capitalocéntrico?

Resulta que el oikeios no es Gaia: es primordialmente el capitalismo (capitalismo-en-la-naturaleza y naturaleza-en-el-capitalismo, como Moore no se cansa de repetir: se trata de su noción de doble internalidad, p. 15 y muchas otras). Que nos quede claro: la realidad básica que lo engloba todo es el capitalismo (p. 135), no Gaia. El capitalismo es una civilización internalizante (p. 125) que se lo traga todo. ¿Qué diferencia habría entre la “naturaleza como matriz” (sobre la que insiste Moore a lo largo de todo el libro) y la naturaleza como Gaia? Pues básicamente, conjetura uno: abandonar el capitalocentrismo.

¿Cómo no sentir simpatía por las propuestas de superar el dualismo sociedad/ naturaleza? Pero hay formas y formas de intentarlo, y la de Moore nos deja con muchas dudas.[3] Capitalismo-en-la-naturaleza es obvio: los problemas pueden surgir con la naturaleza-en-el-capitalismo. Su monismo bajo la primacía del capital ¡le lleva hasta a negar la relevancia de la segunda ley de la termodinámica para el análisis económico![4] Y cuidado con incurrir en el “fetichismo metabólico” (p. 213), del que se hacen reos ecosocialistas como Elmar Altvater o John Bellamy Foster…

¿Hay algo especial en el carbón y el petróleo como combustibles que mueven el capitalismo fosilista? Moore sugiere más bien que no (p. 93), y apunta que no hay que caer en el “sustancialismo” de los peakoilers, ni en el “fetichismo del combustible fósil” de gente como Andreas Malm (p. 210). Pero esta posición del profesor de la Universidad de Binghampton es errónea, pues de hecho carbón y petróleo son sustancias absolutamente excepcionales, un regalo geológico irremplazable que nos llega desde muy atrás en las edades de la Tierra, y al mismo tiempo un regalo envenenado (tragedia climática). Como ha escrito alguna vez Emilio Santiago Muíño, se trata de “un subproducto del Sol en forma de colosal bosque subterráneo, cuya magia material consiste en concentrar una cantidad abismal de tiempo de radiación solar en espacio antropomórficamente útil”. El acceso a la “frontera vertical del carbón” (p. 251 de El capitalismo en la trama de la vida) significa apropiarse de cantidades históricamente inauditas de energía, sin parangón con lo anterior (ni con lo que vendrá tras el declive de los combustibles fósiles). Se diría que junto a “la magia de las transiciones históricas” (p. 251) deberíamos ser capaces de apreciar la magia del carbono fósil. Sin hacernos cargo de la diferencia entre energías de flujo y energías de stock, y de la elaboración “bioeconómica” (por decirlo con Georgescu-Roegen) sobre materiales y energía, no podemos fundamentar un buen análisis económico-social.

No habría según Moore límites externos, porque lo que tenemos es la “doble internalidad” de capitalismo-en-naturaleza y naturaleza-en-capitalismo. “El límite ecológico mundial del capital es el propio capital” (p. 335). “Los ‘límites al crecimiento’ no son externos, sino que proceden de relaciones internas al capitalismo” (p. 125). “Los límites del crecimiento en la era capitalista no son ni ‘naturales’ ni ‘sociales’. Son, más bien, los límites del capitalismo como oikeios, los límites de la capitalización” (p. 135). Y contra John Bellamy Foster, tampoco hay fracturas metabólicas sino sólo “cambio metabólico” (p. 31). Así conseguimos librarnos de todos esos molestos pesimistas, catastrofistas y colapsistas (p. 36, 110 y otras).

Pero sucede que podemos (y deberíamos) a la vez sostener que, en perspectiva relacional, “lo que ‘cuenta’ como recurso [natural] cambia a la vez que cambian los términos del oikeios, esto es, a medida que aparecen nuevas naturalezas históricas” (p. 231) y defender que esta aparición y desaparición de los recursos naturales a través de cambios en los procesos históricos se desenvuelve dentro de límites externos biofísicos. Así deberíamos asumirlo desde que W. Stanley Jevons plantease La cuestión del carbón en 1865, y el mismo año Rudolf Clausius formulase la segunda ley de la termodinámica (Ley de la Entropía). Existe, podríamos decir con Jevons, “un límite cierto absoluto e inexorable, por incierto e indefinible que pueda ser tal límite”.[5] Cabe visualizar un importante límite externo, desde la perspectiva bioeconómica (en la acepción de Georgescu-Roegen) o económico-ecológica, como las reservas de exergía en la corteza terrestre, según han mostrado Antonio y Alicia Valero en su trabajo sobre Thanatia y la riqueza mineral de la Tierra, cuya importancia no está siendo por lo general bien apreciada.[6]

La reelaboración de la Ley del Valor como Ley de la Naturaleza Barata es sugestiva (pero hará que la mayoría de los y las economistas marxistas se tiren de los pelos). “Todo acto de explotación [del trabajo asalariado] implica un acto de apropiación [de trabajo/ energía no pagado] aún mayor” (p. 250), y “el secreto de la ley del valor radica en esta síntesis histórica de la explotación de la fuerza de trabajo y la apropiacón de trabajo/ energía no remunerado” (p. 348). La perspectiva no dualista del oikeio nos da que pensar, bienvenido sea tal estímulo; pero ¿por qué diablos ha de excluirse que existan fracturas metabólicas?

Por lo demás, leer este libro confirma un uso lingüístico que parece irse afianzando: neomalthusiano viene a significar “todo aquello que no me gusta en el ámbito político-ecológico” (igual que populista designa “todo aquello que no me gusta en el ámbito político general”). Para Moore hasta Andreas Malm es neomalthusiano, el pobre! (p. 62). Uno no se libra de la impresión de que muchas de las polémicas que emprende Moore contra otros valiosos autores ecosocialistas y ecologistas, y algunos de los conceptos que introduce, no tienen otro objeto que delimitar terreno académico y crear “marca personal”. Por ejemplo, ¿realmente supone algún esclarecimiento teórico dedicar bastantes páginas a una noción de valor negativo (p. 315 y ss.) que en realidad no supone mucho más que reformular la idea de contraproductividad elaborada por Ivan Illich hace cuatro decenios?

Yo no iría tan lejos como Alf Hornborg, cuyo juicio sobre Capitalism in the Web of Life es durísimo (se trataría de un libro conceptualmente amorfo, analíticamente confuso, inaceptablemente distorsionador de las categorías marxianas, etc.),[7] y confieso que he sacado provecho de la lectura de Moore. Pero el antropólogo sueco tiene razón al señalar un error filosófico fundamental en la aproximación del profesor de sociología en la Binghampton University: el fracaso en distinguir entre dualismo ontológico (“cartesiano”) por una parte, y distinciones analíticas binarias por otro lado. “El primero concibe naturaleza y sociedad como aisladas mutuamente en el mundo real, material; las segundas sólo consideran naturaleza y sociedad como distintos aspectos analíticos de los fenómenos materiales. Negar que ciertos rasgos de la naturaleza y la sociedad –por ejemplo, entropía y valor monetario– han de distinguirse analíticamente es tan inaceptable como negar que en la realidad material se entreveran”.[8]

Moore insiste a lo largo de su libro en que él puede ofrecer una perspectiva esperanzadora frente a los cenizos y catastrofistas. “El final de los Alimentos Baratos puede ser también el final de la Modernidad y el comienzo de algo mucho mejor” (p. 333). ¿En qué consistiría? Lo explica en una entrevista que le hizo Isidro López[10]:

Cuando miramos a lo que vendrá, podríamos imaginar una suerte de visión china de transformación de la ecología-mundo capitalista en una especie de ecología-mundo, o civilización, tributarias.[9] (…) Mi idea personal es que las grandes transiciones civilizatorias ocurren, en cierto modo, de manera parecida a las crisis del Imperio Romano en la Antigüedad tardía. Esto es, que una parte del imperio, el bizantino, sobrevivió y supo ajustarse a las transformaciones militares, climáticas y de clases de los siglos IV, V y VI, mientras que en la otra parte, la occidental, la confluencia de revueltas campesinas, invasiones bárbaras, crisis política y cambio climático conduce a una situación muy diferente, en mi opinión muy esperanzadora: el surgimiento de una civilización o un modo de producción dominados por el campesinado. Hubo una edad dorada del campesinado en Europa central y occidental, ya que el fin de la Roma occidental supuso el fin de una sociedad esclavistas de masas, la sociedad esclavista más grande de la historia humana.

Ay, madre… Sólo se puede presentar una perspectiva semejante como esperanzadora si se infravalora de forma radical la degradación biosférica en curso (análogamente a como le ha sucedido a uno de los maestros de Moore, el geógrafo David Harvey: ¡el ilustre maestro de marxistas sólo se enteró de qué va el calentamiento global en 2019!). No habrá capacidad de sustentación para una civilización campesina de ocho o diez mil millones de seres humanos, con suelos empobrecidos y biodiversidad mermada, sin combustibles fósiles y con las zonas habitables del planeta Tierra sumamente restringidas por la catástrofe climática en curso. ¿O estamos hablando del genocidio del 95% de la población humana y la miserable vida campesina de los sobrevivientes en torno al Círculo Polar Ártico? ¿A esto lo llamaremos “perspectiva esperanzadora”?

Si uno piensa que el surgimiento del capitalismo mercantil hacia 1450, en términos relacionales, tiene mayor importancia para la relación de la humanidad con el resto de la naturaleza que el uso masivo de combustibles fósiles después de 1820 (p. 215 de El capitalismo en la trama de la vida), es fácil que incurra en esa crasa infraestimación del impacto de las sociedades industriales sobre Gaia. (Y que conste que con ello no resto interés a la elaboración de Moore sobre el desarrollo del capitalismo como economía-mundo y ecología-mundo a partir del “largo siglo XVI”, todo lo contrario: resultan iluminadoras esas p. 214-222 de su texto.) ¿Le llegará algún día a Moore su “momento Harvey”?[11]

Notas

[1] Versión en español disponible en
https://www.marxists.org/espanol/luxem/1913/1913-lal-acumulacion-del-capital.pdf

[2] Maria Mies, Patriarcado y acumulación a escala mundial, Traficantes de Sueños, Madrid 2019 (original alemán de 1986, edición inglesa en 1999).

[3] Como expone Facundo Nahuel Martín “Andreas Malm es un duro crítico del monismo socio-natural de Jason W. Moore. La sociedad y la naturaleza no están, para Malm, compuestas de entidades radicalmente diferentes. La sociedad, al fin, se compone de cuerpos humanos y no humanos organizados de diferentes maneras. Pero la dinámica de organización de esos cuerpos no puede derivarse sin más de sus propiedades físicas, sino que posee un dinamismo propio. Así, realidades sociales como los Estados, la ley del valor o las ideologías son irreductibles a las propiedades físicas de los cuerpos que componen lo social. Se trata de propiedades emergentes surgidas de las peculiares formas de organización e interacción de los cuerpos en la sociedad. Esas propiedades carecen de autonomía ontológica (pertenecen a la misma sustancia que el resto de la naturaleza) pero son, a la vez, irreductibles, en el sentido de que tienen un movimiento específico con lógicas propias. Si los componentes de la sociedad son en su conjunto parte de la naturaleza, las propiedades emergentes de esos componentes son irreductibles, lo que justifica un lenguaje moderadamente dualista en el que es todavía posible hablar de interacciones entre lo social y lo natural. Malm, siguiendo al antropólogo Alf Hornborg, da una interpretación marxista de las realidades ‘híbridas’ en las que se combinan sociedad y naturaleza. Esta interpretación implica un debate con Bruno Latour y su ‘hibridismo’, así como con el monismo de Jason W. Moore. Recordemos que para Latour, como para Moore, la división sociedad-naturaleza responde a los dualismos cartesianos de la constitución moderna del mundo.Malm defiende lo que podríamos llamar un hibridismo acotado, que rediscute la distinción entre técnica y política más que entre sociedad y naturaleza”. Facundo Nahuel Martín: “Debates en el marxismo ecológico: un primer mapa de la cuestión”, Viento Sur, 2 de diciembre de 2020.

[4] Desde la perspectiva de la naturaleza histórica, la entropía es reversible y cíclica –aunque sujeta a una entropía creciente dentro de lógicas civilizatorias concretas. La lógica capitalista de la apropiación de trabajo/ energía permite, por lo tanto, correcciones reiteradas del aumento de la entropía mediante la localización de naturalezas no capitalizadas en la frontera” (p. 120). Como se ve, Moore está empleando un sentido sui generis de entropía, más bien desligado de la noción termodinámica que usamos el resto de la humanidad: no creo que ello contribuya a la claridad del análisis…

[5] Jevons citado en Nicholas Georgescu-Roegen, La ley de la entropía y el proceso económico, Fundación Argentaria/ Visor distribuciones, Madrid 1996, p. 368.

[6] Antonio Valero/ Alicia Valero: Thanatia: The Destiny of the Earth’s Mineral Resources: A Thermodynamic Cradle-to-Cradle Assessment, World Scientific Publishing Company 2014, Una forma más sencilla de iniciarse en esta perspectiva: Antonio Valero y Alicia Valero, Thanatia. Los límites minerales del planeta (conversaciones con Adrián Almazán), Icaria, Barcelona 2021.

[7] Alf Hornborg, “Dialectical confusion: On Jason Moore’s posthumanist marxism”, Historical Materialism, 25 de junio de 2020.

[8] Hornborg, op. cit.

[9] Previamente Moore ha explicado que se trata de sistemas esencialmente gobernados por el poder político, que se parecerían tal vez a civilizaciones pre-capitalistas, especialmente las del este y sudeste asiático; lo que Samir Amin solía llamar “formaciones tributarias”, basadas en el movimiento político del plusvalor.

[10] Jason W. Moore: “El sucio secreto de la acumulación infinita por parte del capitalismo es que no paga sus facturas” (entrevista), El Salto, 30 de noviembre de 2020.

[11] El geógrafo David Harvey, uno de los más destacados eruditos marxistas del mundo, no se había dado cuenta de lo que realmente significa el calentamiento global –a saber, una amenaza existencial para la humanidad y para la entera biosfera– ¡hasta 2019! Como ha señalado Patrick Bond, la “conversión” de Harvey al punto de vista de que las emisiones de GEI (gases de efecto invernadero) ahora amenazan a la humanidad y a otras especies llegó extremadamente tarde, ¡sólo en un podcast de Anti-Capitalist Chronicles en julio de 2019! Lo ha reproducido el geógrafo marxista en su reciente libro del mismo título, donde leemos: “Me encontré con una información hace unos cuatro meses que literalmente me voló la cabeza y me hizo repensar muchas de mis posiciones. La información estaba contenida en un gráfico publicado por la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EEUU)… Bueno, siempre he opinado que deberíamos tomarnos en serio las cuestiones ambientales, pero he sido profundamente escéptico con respecto a los escenarios y visiones apocalípticas. Pero eso realmente cambió cuando vi las 400 ppm de concentración atmosférica de dióxido de carbono en el contexto de que no se había visto nada por encima de 300 ppm durante los últimos 800.000 años”. David Harvey, The Anti-Capitalist Chronicles, Pluto Press, Londres 2020, p. 60.

Fuente: https://www.15-15-15.org/webzine/2021/09/07/resena-de-el-capitalismo-en-la-trama-de-la-vida-ecologia-y-acumulacion-de-capital/

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Por qué los especialistas dicen que es un momento decisivo para los bosques

Por Emilio Godoy | 25/05/2021 | Ecología social

Fuentes: IPS [La pandemia de covid exacerbó las presiones de deforestación y aumentó la urgencia de tomar medidas para apoyar la ordenación forestal sostenible. En la imagen, el bosque de la Sierra Juárez, en el estado de Oaxaca, en el sur de México. Foto: Emilio Godoy /IPS]

Un nuevo informe mundial sobre los bosques afirma que la pandemia de covid-19 es la última amenaza para alcanzar los ambiciosos objetivos de protección de los bosques, ha puesto de manifiesto la importancia de los bosques para el bienestar mundial, y que este reconocimiento debe ser respondido ahora con una acción colectiva.

El reporte anual sobre los Objetivos Forestales Globales se presentó durante la 16 sesión del Foro de las Naciones Unidas sobre los Bosques (FNUB), que se celebra  desde el lunes 26 y hasta el viernes 30 de abril, parte en forma presencial en la sede del organismo mundial en Nueva York.

Se basa en datos e información presentados por 52 Estados miembros que engloban 75 % de los bosques del mundo.

El informe concluye que, si bien los países han tomado medidas para proteger sus bosques, esos esfuerzos deben acelerarse para alcanzar objetivos mundiales ambiciosos.[pullquote]3[/pullquote]

El documento sigue el progreso de los países en el cumplimiento de los ambiciosos objetivos establecidos en el Plan Estratégico de las Naciones Unidas para los Bosques 2030.

En el marco de ese plan, los países se comprometieron a acelerar el ritmo de la protección de los bosques, pasando del objetivo inicial de lograr la deforestación neta a aumentar la superficie forestal mundial en 3 % para 2030 y a erradicar la pobreza extrema para todas las personas que dependen de los bosques.

Aunque el reporte anual reconoce el trabajo realizado por los países en áreas como la reducción de la pobreza de las personas que dependen de los bosques, las iniciativas para aumentar la financiación de los bosques y la cooperación en la gestión sostenible de los mismos, afirmó que aún queda mucho por hacer.

Tras señalar que África y América del Sur perdieron cubierta forestal durante el periodo de referencia, la publicación afirmó que los bosques siguen estando amenazados.

“Cada año, siete millones de hectáreas de bosques naturales se convierten en otros usos de la tierra, como la agricultura comercial a gran escala y otras actividades económicas. Y aunque la tasa mundial de deforestación ha disminuido en la última década, se siguen perdiendo bosques en los trópicos, en gran medida por causas humanas y naturales”, afirma el documento.

La vicesecretaria general de las Naciones Unidas, Amina J. Mohammed, resaltó que el documento se presenta en un momento crucial para los bosques del mundo.

El informe lanzado durante el FNUB menciona la creciente preocupación de algunos países de que las repercusiones económicas de la pandemia conduzcan a una reducción de la financiación de los donantes para los bosques.

Afirma que África, la región de Asia-Pacífico y algunos países de América Latina se enfrentan a una disminución de la financiación de los bosques, ya que los escasos fondos públicos se están priorizando en las necesidades inmediatas de salud pública.

Mohammed afirmó que, si bien la crisis de la covid ha supuesto un golpe para la mitigación de la pobreza y los objetivos de desarrollo sostenible, está presentando una oportunidad para hacer las paces con la naturaleza a través de una recuperación verde, con bosques sanos como base sólida.

“Nos encontramos en un momento decisivo. 2021 nos ofrece una oportunidad única para detener la rápida pérdida de biodiversidad y la degradación de los ecosistemas, al tiempo que abordamos la emergencia climática y la desertificación y hacemos más sostenibles nuestros sistemas alimentarios, con los objetivos de desarrollo sostenible como guía”, dijo la jefa adjunta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

El impacto de la pandemia

El responsable de la Secretaría del FNUB, Alexander Trepelkov, hizo una presentación sobre el impacto de la covid en los bosques y el sector forestal.

Concluyó que la pandemia ha agravado las dificultades de las personas que dependen de los bosques y ha puesto de manifiesto las lagunas y vulnerabilidades sistémicas.

Se pedía la integración de soluciones basadas en los bosques en la recuperación de la pandemia, la aceleración de la aplicación de los objetivos internacionales relacionados con los bosques y recursos adecuados para la silvicultura.

Mientras tanto, al margen en paralelo al Foro, un grupo de 15 organizaciones internacionales lanzó en otro encuentro una declaración conjunta sobre los retos y las oportunidades que supone detener la deforestación.

Se produjo durante una reunión de la Asociación de Colaboración en materia de Bosques, que encabeza la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

La directora de la División de Bosques de la FAO, Mette Wilkie, dijo a IPS que como ecosistemas que albergan la gran mayoría de la biodiversidad terrestre y 75 % del agua dulce, sin los bosques no se pueden alcanzar los objetivos climáticos.

“Los bosques también proporcionan numerosos productos para la vida cotidiana, desde el uso tradicional de la madera hasta las mascarillas, guantes y desinfectantes de manos que todos utilizamos durante la actual pandemia de covid-19. Proporcionan más de 86 millones de puestos de trabajo ecológicos y apoyan el sustento de muchas más personas en todo el mundo”, dijo Wilkie.

Remarcó que “a medida que invadimos cada vez más los bosques y los hábitats de la fauna silvestre para ampliar la producción agrícola, los asentamientos y las infraestructuras, el riesgo de que las enfermedades pasen de los animales a las personas aumenta exponencialmente”.

“Es evidente que no podremos alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el futuro que queremos a menos que detengamos la deforestación y la degradación de los bosques y aumentemos nuestros esfuerzos para proteger, gestionar y restaurar nuestros bosques», planteó.

Wilkie, presidenta de la Asociación de Colaboración en materia de Bosques, dijo a IPS que la pandemia de covid-19 ha exacerbado las presiones de la deforestación y ha aumentado la urgencia de la acción para apoyar la gestión sostenible de los bosques.

“Los confinamientos han provocado interrupciones en los mercados y en las cadenas de suministro y han causado pérdidas de puestos de trabajo, lo que ha desencadenado una migración inversa hacia las zonas rurales y ha aumentado la presión sobre los bosques para proporcionar medios de subsistencia”, dijo

Añadió que, por otro lado, “la inversión en la restauración de los bosques y la gestión sostenible de los mismos puede crear puestos de trabajo y medios de subsistencia ecológicos y, al mismo tiempo, crear hábitos para la biodiversidad y mitigar el cambio climático y adaptarse a él”.

T: MF / ED: EG

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2021/04/los-especialistas-dicen-momento-decisivo-los-bosques/

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Denuncian a la Diputación de Cáceres por la destrucción de plantas insectívoras protegidas

Por: Tercera Información

  • La destrucción de plantas de Drosera rotundifolia, una especie insectívora protegida como Sensible a la Alteración del hábitat, por parte de los Servicios de Conservación de Carreteras de la Diputación de Cáceres ha provocado dicha denuncia.
  • Ecologistas en Acción de Extremadura espera que se llegue al fondo de esta investigación y se depuren responsabilidades técnicas y políticas, así como que se produzcan cambios en la gestión ambiental de las carreteras de diputación de Cáceres, eliminándose, entre otras prácticas, el uso de herbicidas en las cunetas de las carreteras de la diputación provincial.

Ecologistas en Acción de Extremadura ha presentado una denuncia contra responsables del Servicio de Conservación de Carreteras de la Diputación de Cáceres. Dicha denuncia ha sido presentada ante la Fiscalía de los Juzgados de Plasencia por hechos que pueden revestir un delito contra los recursos naturales y el medio ambiente, relativos a la flora y fauna silvestres.

Los hechos, que llevan produciéndose en los últimos años de manera reiterativa, afectan a las poblaciones de diversas plantas protegidas y, en los últimos tiempos, a la especie Drosera rotundifolia, especie incluida en el catálogo de flora amenazada de Extremadura. Esta especie es una de las únicas dos plantas insectívoras presentes en la región extremeña.  En los márgenes de la carretera CC-102 entre Hervás y Jerte, la asociación ha tenido conocimiento de la destrucción por parte de los Servicios de Conservación de Carreteras de Diputación de Cáceres de una turbera (hábitat protegido) con la presencia de ejemplares de esta y otras especies protegidas.

De esta manera, ha comprobado como las rozas y vertidos de herbicidas realizados a tramos en la carretera CC-102 (Puerto de Honduras) por el servicio de Conservación de Carreteras de Diputación de Cáceres han supuesto la destrucción del 90% de una de las pocas turberas presentes en la región, que contaba con decenas de ejemplares de Drosera rotundifolia.

Ya en la pasada primavera ocurrieron hechos parecidos cuando el mismo organismo de Diputación roció con herbicida todas las cunetas de la misma carretera, dañando o eliminando varios ejemplares de especies protegidas de Cephalantera rubra (que cuenta con tan sólo 10-20 pies en la región), Limodorun abortivum, y más de 11 ejemplares de Neottía nidus-avis (catalogada como Vulnerable y de la que tan sólo se conocen dos poblaciones en Extremadura).

Se da la circunstancia agravante de que la existencia de estas poblaciones de plantas protegidas es conocida desde hace muchos años en esa carretera, tanto por la Junta de Extremadura como por la propietaria de dicha carretera, la Diputación de Cáceres. De hecho, la Drosera rotundifolia L. está catalogada por la Junta de Extremadura en el Catálogo Regional de Especies Vegetales Amenazadas como Sensible a la Alteración del Hábitat por Decreto 78/2018, que modifica y regula el catálogo regional de especies protegidas de Extremadura.

A pesar de lo expuesto, el Servicio de Conservación de Carreteras de Diputación de Cáceres viene utilizando herbicidas y desbrozando físicamente dichas poblaciones de plantas, según la estación del año, de forma reiterada como métodos de limpieza de hierbas en las cunetas, afectando gravemente a las plantas de esta población amenazada.

Estos desbroces de vegetación, que afectan tanto a especies protegidas como a espacios protegidos, deben ser contemplados en la redacción de los “Planes anuales y plurianuales de Conservación y Mantenimiento de Carreteras” de la Diputación de Cáceres y que, debido a estas afecciones, dichos planes deben ser informados por el Servicio de Conservación de la Naturaleza y Espacios Protegidos de la Junta de Extremadura.

Además la utilización de herbicidas en cunetas suponen una utilización alegal e irregular de estos productos, puesto que está prohibida su utilización sobre medios acuáticos y cursos de agua, siendo las cunetas una extensión más de la red de drenaje de ríos y cuencas hidrográficas.

Hay que resaltar que dichas plantas se encuentran en un hábitat de interés prioritario Cod UE. 7130 y de un espacio protegido de la Red Natura 2000 Sierra de Gredos y Valle del Jerte (Site Code: ES4320038).

Resulta patente, a la luz de lo expuesto, que los Servicios de Conservación de Carreteras de Diputación de Cáceres están poniendo en grave peligro la supervivencia de Drosera rotundifolia L. y el hábitat prioritario de Turberas, por su destrucción mediante medios mecánicos (desbroces) y herbicidas, con vulneración de Leyes y disposiciones de carácter general protectoras del medio ambiente en dicho lugar. La reiteración de los hechos pone en evidencia la existencia de dolo, así como la posibilidad de dejación de funciones y prevaricación pasiva por parte de los técnicos, tanto de la Junta de Extremadura como de la Diputación Provincial de Cáceres.

Fuente: https://www.tercerainformacion.es/articulo/actualidad/01/05/2021/denuncian-a-la-diputacion-de-caceres-por-la-destruccion-de-plantas-insectivoras-protegidas/

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