19 Febrero 2017/Fuente: elperiodico/Autor: MAURICIO BERNAL
Sara Camps ha viajado a los campos de refugiados de Grecia a ver cómo se gestiona la educación de los niños
¿Qué educación reciben los niños en los campos de refugiados de Grecia? ¿Reciben educación? ¿Asisten a clase? ¿Van a la escuela? Hay miles de menores allí. La profesora de secundaria e integrante del equipo de gobierno de la Escola Pia de Catalunya Sara Camps acaba de volver de visitar esos campos con la vista puesta en eso, la educación. Estuvo 10 días en Lesbos y 10 días en la zona de Tesalónica. Y con esto volvió. Así se vela por la enseñanza en la interinidad desasosegante de los campos de refugiados griegos.
-Cuénteme, ¿cuál era el objetivo del viaje?
-Bueno, la Escola Pia está explorando la posibilidad de colaboración o voluntariado de sus maestros allí, y la idea era conocer la situación real que se vive hoy en los campos.
-¿Qué tan difícil es acceder a ellos?
-Bueno, entrar en los campos de refugiados no es fácil. El control de lo que pasa con los refugiados cuando llegan está totalmente militarizado, y el ingreso a los campos está prohibido o muy restringido. Entran las oenegés que tienen permiso para entrar, que son básicamente las grandes, y poco más.
-¿Entonces?
-Bueno, por fortuna habíamos hecho contactos previos. Eso me facilitó el trabajo. De todas maneras, aunque el objetivo principal era establecer contacto con las oenegés que se ocupan de los asuntos educativos, también quería hablar con ellos, los refugiados.
-¿Y? ¿Fue difícil?
-No, esa parte no. Los refugiados no están presos, pueden entrar y salir del campo cuando quieran. Hay como chiringuitos en el exterior donde el que puede va a tomarse un té, y ahí puedes sentarte con ellos y hablar. Fuera de los campos también hay centros comunitarios que llevan las pequeñas oenegés, y ahí también puedes conversar.
-¿Qué le contaron? ¿Con qué se quedó?
-Bueno, me quedé con que estas personas llegan a los campos después de haber viajado mucho tiempo, a veces dos, tres años, y de haber pasado por cosas terribles. Y con que al llegar a Grecia piensan que a los tres días van a reunirse con su primo de Hamburgo.
-Y no.
-Y cuando les dicen que no es así, que quizá tengan que estar un año y medio en el campo, o más… Rabia, depresión, tristeza. Esperar. Esperar en medio de la desesperanza.
-Hablemos del tema educativo. ¿Qué encontró? ¿Cómo se educan los niños?
-Bueno, me encontré con que la ley griega, evidentemente, obliga a que todos los menores de 16 años estén escolarizados, y que la llegada masiva de refugiados los ha desbordado. Entonces, hacen lo que pueden.
-¿Es decir?
-Hay varias situaciones. Hay chicos que salen del campo para ir a la escuela griega, una escuela normal, común y corriente. Pero dado que hay padres que se quejan, a veces los niños refugiados van a la escuela, pero sus clases comienzan cuando acaba el horario escolar griego. El horario oficial.
-Bueno… al menos hay un esfuerzo, ¿no?
-Al menos. Y está la tercera situación, que es cuando no hay plazas ni nadie que se ocupe de estos chicos a nivel, digamos, oficial. Entonces es cuando intervienen las pequeñas oenegés y los voluntarios, que montan pequeñas escuelas para cubrir ese vacío.
-¿Qué conclusiones se trajo? ¿Hay espacio para colaborar?
-Por supuesto que lo hay. Sobre todo con las oenegés pequeñas, en esos proyectos muy concretos. Ese es el camino.
-¿Y a nivel personal?
-Bueno, yo creo que nadie está preparado para ver eso. Primero fue la incredulidad. Luego fue la rabia, y luego la impotencia. Un día, uno de ellos me dijo: «Yo pensaba que era igual que tú, pero no lo soy». ¿Qué dices a eso? Te da vergüenza.
Fuente de la entrevista:http://www.elperiodico.com/es/noticias/entre-todos/gente-corriente-entrevista-sara-camps-dia-uno-ellos-dijo-pensaba-que-era-como-5842325
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