Page 2 of 5
1 2 3 4 5

Educación para el cambio.

Por: Maria Ángeles Pastor.

El adelantado el fin de curso por las fechas del Rocío, los estudiantes de 2º de Bachillerato empiezan ya a preparar la nueva PBAU, prueba que ha sustituido a la llamada Selectividad cambiando de nombre para seguir prácticamente como estaba. El simulacro ha servido para tener desorientados a profesores y alumnos durante buena parte del curso, con daños colaterales en los currículos de algunas materias. No importa demasiado: en la enseñanza estamos acostumbrados desde siempre a lidiar con los cambios, muchos de ellos acompañados de un agudo enfrentamiento político y un abultado debate social.

En este sentido, el caso de la Lomce no ha sido distinto. Es bueno que la discusión acompañe los cambios que se decidan en el sistema educativo, porque nos lo jugamos todo ahí: la educación está conectada con el futuro, con el tipo de sociedad que buscamos, con los valores ciudadanos que queremos. Por eso es tan absurdo que el grueso del debate educativo se centre en asuntos periféricos. Claro que tenemos que innovar en las formas de enseñar y aprender, pero lo decisivo no se juega en las competencias, estándares o lo que al próximo pedagogo se le ocurra, sino en qué se enseña, qué se aprende, para qué y al servicio de quién.

Nuestros alumnos (y alumnas, para que los de coeducación de la Junta no se enfaden) aprenden a ser buenos productores y consumidores, en un contexto marcado por la precariedad que no les dejará mucho tiempo para ocuparse en cultivar su espíritu crítico. Aprenden a ser constantemente sometidos a evaluaciones externas (ellos mismos, y los centros en los que estudian), y a continuación clasificados como le interesa al sistema -la nota de corte le corta la vida a más de uno-. Y están desconectados de muchas de las problemáticas sociales a las que tendrán que enfrentarse. ¿Cómo afrontarán en el futuro el hundimiento de la democracia tal como la conocemos, los movimientos migratorios que no han hecho más que empezar, la crisis ecológica que nos obligará a vivir de otra manera…? De todo esto, la escuela no quiere saber nada.

Querremos ciudadanos honestos, participativos y autónomos, pero les enseñamos individualismo, competitividad y sumisión, aunque no exista asignatura alguna con esos nombres. No hacen falta tantos cambios en educación, que se lo digan a los que han terminado 2º de Bachillerato. Lo que necesitamos, cada vez con más urgencia, es una educación para el cambio.

Fuente: http://www.huelvainformacion.es/opinion/articulos/Educacion-cambio_0_1139886097.html

Imagen: https://image.slidesharecdn.com/unaeducacinparaelcambioexpo-140710030052-phpapp02/95/una-educacin-para-el-cambio-expo-1-638.jpg?cb=1404961295

Comparte este contenido:

El buen gobierno en la Universidad: herramientas y objetivos.

Estudio de las 100 primeras Universidades del ‘ranking de Shanghai’

Por: Joao Claro.

La organización universitaria está cambiando debido a varios factores, entre los que se encuentran los cambios en las culturas administrativas que exigen un mayor control en el funcionamiento de las organizaciones, en los modos de financiación de los modelos universitarios tanto públicos como privados –muy afectados por la reciente coyuntura económica- y en las exigencias de la sociedad y de los mentores en relación con la eficiencia y eficacia en la gestión.

Esta evolución está originando que se elaboren códigos de buenas prácticas y se implanten nuevos mecanismos de buen gobierno tanto en las universidades del ámbito anglosajón como en la Unión Europea y países asiáticos. En este contexto, la estructura de transparencia y buen gobierno que se adopte en la educación superior puede jugar un papel importante y diferenciador a la hora de fijar estrategias y conseguir objetivos, como aseguran los profesores de la Universidad de Granada autores del estudio ‘El gobierno corporativo de las Universidades: Estudio de las 100 primeras Universidades del ranking de Shanghai’.

Las instituciones universitarias están más obligadas que nunca a llevar a cabo actuaciones dirigidas a mejorar la eficacia administrativa y la eficiencia económica para alcanzar, como universidad, una posición más competitiva. El sistema universitario en su conjunto tiene el reto de abordar importantes e inaplazables tareas relacionadas con la transparencia y con el buen gobierno. Estos compromisos permitirán mostrar, al conjunto de la sociedad, la pertinencia de seguir apostando por invertir en intensificar la cantidad y la calidad de los servicios universitarios.

La Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) viene manifestando su compromiso con la rendición de cuentas a la sociedad española. A nivel institucional, son cada vez más las universidades públicas que muestran una transparencia informativa que excede de la estrictamente contable, a través de la aprobación, materialización y evaluación de sus respectivos planes estratégicos. Por su parte, entre los parámetros de transparencia que utilizan algunas universidades públicas del Reino Unido y Australia destaca la información de carácter institucional sobre gobernanza, la información de carácter financiero y la información sobre transparencia y liderazgo.

Una vez que las instituciones universitarias asumen la necesidad de establecer instrumentos de transparencia y buen gobierno, el siguiente problema con que se encuentran es la disponibilidad de instrumentos para llevarlos a cabo. La práctica de la transparencia y la responsabilidad se materializa en cuestiones como registrar y mostrar cómo se toman las decisiones, quién está implicado en las mismas y aplicar sanciones eficaces a aquellas personas que no siguen los estándares requeridos.

De este modo, un programa de buen gobierno en la Universidad debe:

  •  Servir para una mejor integración y responsabilidad de todos los implicados en el gobierno de la empresa.
  •  Servir para justificar –y obtener- los fondos adquiridos a través de mentores o, en su caso, de la inversión pública.
  •  Y, por supuesto, evitar la posible comisión de delitos, así como la imputación y la condenación penal de sus administradores.

Bases comunes

Aunque no existe una norma escrita sobre lo que debe contener un programa de buen gobierno, sí podemos establecer algunas bases comunes. Lo primero sería definir los protocolos o procedimientos para la toma de decisiones y ejecución de las mismas, identificar las actividades susceptibles de comunicación pública y también aquellas que pueden relacionarse con la comisión de delitos que deben ser prevenidos.

Es importante, así mismo, disponer de los recursos adecuados para que el sistema sea viable, establecer sistemas de información de posibles incumplimientos al organismo encargado de vigilar el funcionamiento del modelo y definir un sistema disciplinario con sanciones adecuadas siempre que se detecte incumplimiento de las medidas definidas. El último paso sería realizar verificaciones periódicas del programa y posibles modificaciones.

Para establecer protocolos de buenas prácticas es fundamental avanzar en metodologías de compartir información en soportes digitales que permitan que todo el mundo maneje los mismos documentos en todo momento y que las modificaciones queden registradas. En este sentido, las implicaciones relacionadas con la seguridad en el tratamiento de la información son fundamentales.

También lo es el registro de quién toma las decisiones en el desarrollo de una reunión y quién es el encargado de ejecutarlas. Las conclusiones de las mismas deben ser registradas de manera que nadie pueda alegar desconocimiento u olvido de lo tratado. Las organizaciones capaces de integrar la tecnología en sus procesos de reuniones y toma de decisiones habrán dado un paso de gigante en materia de buenas prácticas.

En este sentido, las soluciones de software destinadas a la gestión de reuniones tienen como objetivo ganar tiempo y eficacia gracias a la facilidad de compartir la misma información en tiempo real –incluyendo los cambios sobre documentos abiertos-, de posibilitar el seguimiento de las tareas asignadas a los asistentes a la reunión y, además, como se ha dicho anteriormente, de constituir un elemento de cumplimiento normativo y buen gobierno al dejar constancia de las personas que intervienen en la toma de decisiones y ejecución de las mismas.

El buen gobierno en la universidad significa saber qué eres y por qué existes, significa aplicar normas, valores internos y hábitos que impliquen a toda la organización en prácticas de transparencia y colaboración. Desde un punto de vista práctico, significa, sobre todo, aplicar un sistema adecuado para asegurar que la gestión se realiza en un marco de responsabilidad transparente y que asegure el cumplimiento de la normativa. En el caso concreto de las organizaciones de educación superior tiene como consecuencia incrementar la confianza de los mentores y de la sociedad en su conjunto.

La universidad necesita un marco de responsabilidad que se perpetúe en el tiempo. Si los formularios, las actas de las reuniones y las grabaciones no existen o no son accesibles se rompe la cadena de la transparencia. Las organizaciones necesitan saber y poder mostrar donde se toman las decisiones y quién forma parte de ellas.

Si todas las resoluciones del consejo rector son digitalizadas documentalmente cuando alguien busca cualquier mención sobre un tema en concreto durante un tiempo determinado, lo puede encontrar con facilidad. Ésta puede ser una manera rápida y fácil de ver quién estaba al tanto de ese tema en concreto y cuál fue su papel en el mismo para depurar posibles responsabilidades y, en su caso, demostrar que en dicho caso concreto se siguió la normativa pre-establecida.

En definitiva, parecen gestos sencillos pero que suponen un paso de gigante en el avance hacia la transparencia y el buen gobierno en la educación superior y, en definitiva, hacia la confianza del conjunto de la sociedad en el sistema de educación superior.

Fuente: http://www.interempresas.net/Tecnologia-aulas/Articulos/184009-El-buen-gobierno-en-la-Universidad-herramientas-y-objetivos.html

Imagen: http://s01.s3c.es/imag/_v0/260×175/3/4/9/universidadCordoba.jpg

Comparte este contenido:

Más implicación, más educación.

Por: Maria Josep Safont.

Todos y todas somos responsables, y en consecuencia, hemos de implicarnos en la educación de la ciudadanía. Por esos, valoramos y participamos de forma directa en las actividades que, de la mano de cualquier entidad, centro o grupo de personas implique dar un paso más en esa dirección. Y por eso veo reflejada la educación en esa premisa de implicación conjunta y global.

Porque en Borriana, la conjunción de equipos directivos de centros, de AMPAs, alumnado y Ayuntamiento está haciendo posible conocer e incorporar metodologías y sistemas de trabajo difíciles de imaginar hace apenas unos años. Conseguir que durante dos jornadas el IES Jaume I organice y tenga un éxito rotundo en las primeras jornadas MAOC que se celebran en nuestra tierras, y que esos nuevos sistemas de organización de centros comiencen a incorporarse a nuestros colegios e institutos, muestra el interés por responder a los nuevos tiempos y la adaptación del sistema educativo a esas necesidades.

Pero además, más de dos mil escolares han pasado por La Mercè para disfrutar de los conciertos que desde hace años acercan a través de la Banda Jove esos otros valores y conocimientos cuya transmisión facilitan las disciplinas artísticas. Y hemos seguido adelante con proyectos de aprendizaje-servicio entre alumnado y personas mayores. Y nos declaramos ciudad educadora para seguir mejorando las prestaciones y objetivos de nuestros centros. Y nuestro servicio de Atención al Desarrollo Infantil sigue siendo pionero a nivel provincial. Y tendremos, por fin, un nuevo colegio adaptado a los nuevos tiempos a partir del próximo curso. Y el próximo fin de semana, la música, la danza y las artes plásticas nos volverán a ayudar a viajar para seguir conociendo, descubriendo, para seguir jugando y disfrutando del camino del aprendizaje con El Viatge de l’Ar. En Borriana, la educación y su adaptación al siglo XXI son una prioridad, y gracias a que así lo han entendido los equipos directivos, madres, padres, instituciones públicas, docentes y servicios públicos, y muchas veces, sin ser consciente, el mismo alumnado, seguiremos avanzando en la aventura conjunta de crecer aprendiendo.

Fuente: http://www.elperiodicomediterraneo.com/noticias/opinion/mas-implicacion-mas-educacion_1069795.html

Imagen: http://www.abc.es/Media/201411/19/deberes–644×362.jpg

Comparte este contenido:

Desvertebración educativa.

Por: Saturnino Acosta.

Una única ley educativa y 17 sistemas educativos distintos, con 17 evaluaciones distintas, con 17 resultados distintos, con 17 gestiones distintas y como resultado de los 17 currículos autonómicos distintos, un mínimo de 816 asignaturas distintas en la ESO, ni hablamos ya de los libros de texto, los cuales pueden parecerse de un extremo a otro de España lo mismo que un huevo y una castaña.

Ante la posibilidad de alcanzar un pacto educativo, y tras ya muchas comparecencias en la subcomisión creada a tal efecto, parece que los medios especializados están centrando sus miras en la desvertebración educativa que sufrimos.

En apenas una semana, han salido a la palestra dos cuestiones que cuestionan la cohesión y vertebración del sistema educativo español.

La primera son los hasta ahora resultados en la PAU (Prueba de Acceso a la Universidad), próxima EBAU (Evaluación de Bachillerato para Acceso a la Universidad), que posibilitan elegir estudios universitarios.

Parece ser que una comunidad cercana, pone en tela de juicio las elevadas notas de ciertas comunidades, como Extremadura y Canarias.

Si bien es cierto que debiera existir una prueba común para un acceso común con una evaluación común, no es menos cierto que la prueba se realiza en concordancia con el desarrollo del currículo autonómico por lo que lo único demostrable que denotaría unas notas bajas, sería que el currículo no se corresponde con la prueba o viceversa, lo cual dice poco de la coordinación existente dentro de la propia comunidad o del desarrollo del currículo en las aulas con quien elabora la prueba.

Si el trabajo es «serio» y «riguroso» (por alusiones a Extremadura y a los extremeños, docentes y alumnos) dentro y fuera del aula, los resultados deben ser favorables, así que !Ole! por Extremadura, sus responsables educativos y sus docentes. La segunda son los libros de texto. El presidente de la Asociación Nacional de Editores de Libros y material de enseñanza, en su paso por la subcomisión para el pacto, se ha quejado incluso insinuado dependiendo de qué partido gobierne y el espíritu de cada comunidad, de las múltiples peticiones o presiones recibidas para incluir ésto o lo otro, y la disparidad de los libros de texto en cada comunidad.

Un pacto educativo estatal será papel mojado si las Comunidades no participan, consensúan, asumen y cumplen en los tres ámbitos de concreción educativas.

Fuente: http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/opinion/desvertebracion-educativa_1017069.html

Imagen:http://o.aolcdn.com/images/dims?thumbnail=2000%2C1000&image_uri=http%3A%2F%2Fi.huffpost.com%2Fgen%2F3237322%2Fimages%2Fn-CAOS-EDUCACION09-628×314.jpg&client=cbc79c14efcebee57402&signature=0bcc803a9cdee963fd0bb791c6c18b8a1476cdbe

Comparte este contenido:

La maraña educativa en España.

Por: Maria Elvira Roca Barea.

Cuando empezó el curso, un profesor de matemáticas que tuviera a su cargo un segundo de Bachillerato creía que su obligación era preparar a sus alumnos para pasar la reválida con la mejor nota posible. Si el docente es andaluz y enseña las llamadas Matemáticas II -que son las matemáticas difíciles, las que tienen que cursar los que va a ser ingenieros o arquitectos o físicos, por ejemplo-, una Orden de 14 de julio de 2016 hubiera evitado que le entraran ganas de cantar la marsellesa. Es un decir, porque nosotros no tenemos himno que cantar. Y se le hubieran quitado las ganas porque en fecha tan señalada se le ha hecho saber por medio de la susodicha Orden que además de Números, Álgebra, Geometría y Análisis, tiene que incluir en su programación Estadística y Probabilidad.

Iba el temario ya muy cargado, con medio curso para Números, Álgebra y Geometría, y otro medio para el Análisis, un tiempo a todas luces insuficiente, porque hay que enseñar límites, derivadas, integrales, asíntotas verticales, cálculo matricial, perpendicularidades de rectas y planos y un largo etcétera para comprender el desenvolvimiento de las borrascas o evitar que se caigan los puentes. Le añades la Estadística y la Probabilidad, y no hay forma de cuadrar el círculo.

Así las cosas, comienza el curso, organiza como puede su materia, elabora una larga y tediosa Programación, documento de más de 100 páginas que nadie lee y al que nadie hace caso, y comienza una carrera contra el tiempo que lo obliga a llevar a sus alumnos con la lengua fuera y que se detiene bruscamente el 26 de octubre cuando la reválida es suspendida sin que se sepa qué la sustituye, es más, si hay algo que la sustituye.

Durante cuatro meses nadie sabe lo que va a pasar. El 17 de febrero ese sufrido profesor de matemáticas llega a su casa dando portazos y con el café que se ha tomado en el recreo atravesado en el gaznate. El Distrito Único Universitario ha publicando las normas de la recobrada Selectividad. Ya no están incluidas ni la Estadística ni la Probabilidad. Si empezó por esa parte del programa, ¿qué hace ahora? Lleva meses dando una materia de la que sus alumnos no se van a examinar.

En mayor o menor medida todas las asignaturas se han visto afectadas por este berenjenal. Si en vez de ser andaluz, el profesor hubiera sido asturiano o aragonés, habría sufrido otras órdenes y contraórdenes, pero todas en el mismo baile de centrifugado autonómico, inseguridad jurídica y demagogia generalizada. Sale Rajoy y dice una cosa. Sale Rivera y dice otra. Sale Iglesias, y más de lo mismo. Del lado del PSOE faltan el don y el nombre. Las maldiciones de unos y otros llenan los pasillos de los institutos. ¿Y ahora qué hacemos? ¿Cómo evitamos, reducimos, paliamos el perjuicio que se hace a tantos alumnos impunemente? Pero lo peor no es el ambiente de afrenta y humillación que se mastica en la sala de profesores, lo peor es llegar a clase al día siguiente y tener que decir a los alumnos que donde dije digo, digo diego.

La mayoría tiene 17 o 18 años, y con esa edad todavía creen que existe alguna racionalidad en las leyes y normas que rigen su vida, su destino, sus estudios. Para que no les parezca que viven en un país que va a la deriva, les cuentas que esto es un problema consecuencia de la falta de mayoría parlamentaria estable y que es excepcional y pronto se resolverá, aunque tú sabes que no es excepcional, que la historia de la legislación española sobre educación en las últimas décadas ha sobrepasado hace mucho los límites del disparate. Pero luego están los ojos de ese chico listo, de entendederas muy despejadas, que se sienta en la segunda fila, porque la inteligencia humana es difícil de matar y ni el más obtuso y caótico sistema educativo ha podido lograrlo. Esos ojos son un desafío acusador y hacen que te sientas culpable y no sabes por qué. Y te niegas obstinadamente a desplegar ante sus ojos tus propias heridas de profesor ofendido por la irracionalidad y la demagogia política.

Desde que con palmas y olivos recibimos la democracia, hemos tenido un estado perpetuo de zozobra que ha terminado por minar toda la confianza en nuestras leyes y en nuestras autoridades educativas. El cargo de ministro de Educación y otros afines parece que los regalaran en una rifa. Nadie pregunta a los profesores, convertidos en convidados de piedra en el tajo de su propia obra. Pedagogos a sueldo de este grupo político o de aquel, que nunca han enseñado nada, que no saben lo difícil que es meter dentro de una cabeza humana cómo se plantean y se resuelven las ecuaciones de segundo grado o a qué extraordinaria operación de pensamiento responde una metáfora, vienen a decirte cómo tienes que enseñar aquello que ellos no saben. Las modas pedagógicas se suceden una tras otra, y cuando ya creíamos que le habíamos cogido el truco a aquel absurdo de conceptos, procedimientos y actitudes, resulta que ya no vale, y ahora lo que pita es las competencias básicas y los estándares de aprendizaje. Pero tampoco, porque las competencias básicas hubo que dejar de llamarlas así, so pena de excomunión, y pasaron a ser competencias clave. ¿O era al revés? Ahora no me acuerdo.

En 1980 vino la LOECE (Ley Orgánica de Estatuto de Centros Escolares). La siguió en 1985 la LODE (Ley Orgánica del Derecho a la Educación). En 1990 apareció la LOGSE (Ley de Ordenación General del Sistema Educativo). En 1995 se promulgó la LOPEG (Ley Orgánica de la Participación, la Evaluación y el Gobierno de los Centros Escolares). Y poco después, en 2002, vimos nacer la LOCE (Ley Orgánica de Calidad de la Educación). En 2006 nació la LOE (Ley Orgánica de Educación) y en 2013 asistimos, ya sin sorpresa alguna, al parto de la LOMCE (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa). Todo con mucha mayúscula. LOECE, LODE, LOGSE, LOPEG, LOCE, LOE y LOMCE… conforman un buen lío. A éste hay que sumar la capacidad, siempre variada y creativa en su búsqueda diferencial, de emitir decretos, leyes, órdenes y contraórdenes de las comunidades autónomas. No hay brújula capaz de sobrevivir en esta vorágine. Nos agarramos al sentido común para no perdernos en la maraña legislativa que se parece tanto al maremágnum de particularismos legales tardofeudales que produce perplejidad.

La inseguridad jurídica en que vive la educación hace imposible cualquier mejora, porque lo primero que tiene que haber, en cualquier orden de la vida, si se quiere prosperar, es estabilidad. En estado de perpetua mudanza no hay tiempo para consolidar los logros ni para darse cuenta de los errores. Y no es que no haya precedentes, que los hay y muy sólidos. Los españoles se mataron en la Guerra Civil, pero no tocaron lo esencial de su sistema educativo. La Ley Moyano de 1857 estuvo en vigor durante décadas y el marco general por ella creado se mantuvo hasta la Ley General de Educación de 1970. La democracia de Cánovas, con todas sus imperfecciones, como todas las democracias, mantuvo fuera del debate político la educación de los españoles. Se ve que no era tan imperfecta. Nuestra estupenda democracia posfranquista no ha podido.

Pero hay aspectos de la vida común que un país que se respete no puede estar cambiando cada vez que cambia un Gobierno, como la política exterior, por ejemplo. Por eso van a ir el Rey y el presidente a Cuba, porque las relaciones entre España y la isla caribeña tienen que estar por encima de los vaivenes políticos, de los cambios de régimen y hasta de las ideas de los gobernantes. Las democracias occidentales no se consolidaron hasta que no se atinó a definir con precisión la Función Pública, que nació para darle estabilidad al Estado, como la propia palabra indica. Con las elecciones y los cambios de Gobierno, la cosa pública quedó convertida en un mecanismo enloquecido donde unos entraban y otros salían, según el partido que ganaba, generando una enorme inseguridad en la vida social. Pues bien, esta democracia posracional tiene que entender que la educación debe absolutamente quedar fuera del régimen de las cesantías.

Fuente: http://www.elmundo.es/opinion/2017/04/26/58ff7fbae2704eab738b45dc.html

Imagen: http://e00-elmundo.uecdn.es/assets/multimedia/imagenes/2017/04/25/14931394840540.jpg

Comparte este contenido:

La revolución del calendario escolar.

Por: Pilar Álvarez.

Alex se pasó la semana de vacaciones con los abuelos, jugando con los amigos, a ratos con la tablet. Miranda se fue con sus hermanos y sus padres a Aranda de Duero, a ver también a la abuela, que le prepara unas meriendas “riquísimas”. Sentados en el pupitre de su colegio, les cuesta echar la vista atrás. No recuerdan si aquello fue en noviembre, en febrero, en Semana Santa… Lo que Miranda tiene muy claro es que visitó Almería, su ciudad favorita, en verano. Los dos alumnos de 5º de Primaria, de los más listos de su clase, apenas han reparado en un cambio que han tenido este año y que sitúan sus vacaciones en el colegio Antonio Mendoza, un edificio lleno de escaleras y dibujos coloridos del centro de Santander, más cerca de lo que hace Europa que de lo que ocurre en el resto de España.

Cantabria se ha convertido en este curso en la Galia educativa, un pequeño punto en el mapa patrio que ha revolucionado el calendario escolar, el tiempo de descanso y de trabajo de los alumnos. Es en un laboratorio de ideas que todos miran de reojo. A saber: una semana de vacaciones cada dos meses de clase, salvo en verano. Supone ampliar el puente de los Santos de noviembre y recuperar la antigua semana blanca de febrero.

 La idea parece tan simple como la han vivido estos dos chicos que hablan sentados en sus pupitres del centro público santanderino, que comparte patio con otros dos colegios. Pero no lo es. Es el primer paso de un cambio que han barajado otras regiones como Madrid o Cataluña -con las competencias educativas transferidas, el modelo horario corresponde a cada comunidad- y que el Gobierno de Cantabria espera mantener el curso que viene de nuevo para todos sus estudiantes, desde infantil a bachillerato, acortando un poco más las vacaciones estivales.

 El calendario se implantó con polémica, porque los padres se enteraron del cambio el pasado junio por la prensa. Casi un año después, un informe del consejo escolar cántabro en el que han participado familias, alumnos, profesores, expertos, Ayuntamientos y Gobierno regional detectaba disfunciones como que a los profesores se les ha ido la mano con los deberes y los exámenes, o que la conciliación es la gran cuenta pendiente.

 El problema de conciliar

Los padres de Miranda trabajan en el sector sanitario y, como los profesores, lo tienen fácil para coger vacaciones. Alex tiene la suerte de vivir cerca de sus abuelos, que siempre echan una mano con estas cosas. Pero su situación no es la habitual. Desde las confederaciones de padres de la escuela pública y la concertada se ha denunciado que la oferta de ocio para los chicos esos días era insuficiente y además tenía un coste.

El consejero de Educación, Ramón Ruiz, sostiene que los problemas de horarios laborales para atender a los hijos “no es algo que deba solucionar solo la Administración educativa”. Asegura que se ha hecho un esfuerzo para organizar campamentos y talleres y que 17 de los 100 ayuntamientos cántabros – los de los municipios más grandes- están colaborando ya con servicios municipales para esos periodos.

En el Antonio Mendoza de Santander, los alumnos sin beca debían pagar unos 65 euros semanales por comedor y actividades. “En noviembre se ofertó gratis y casi no vinieron familias pero el comedor y los monitores hubo que pagarlo igual. En febrero, la consejería reunió a los directores y se decidió poner un precio”, explica en su despacho la directora del colegio, María José Paz, una convencida de la nueva fórmula. Asegura que ha sido beneficiosa para los alumnos, sobre todo en infantil. Marta Lanza, que tiene dos hijos en el centro, no los llevó al colegio en vacaciones. Ella pidió días en noviembre para atender a sus hijos y su marido en febrero. “Los padres solemos ser reacios al cambio, pero si me dicen que es mejor para mi hijo, por supuesto que lo acepto”, valora. ¿Lo es?

 El largo verano

 No existe investigación suficiente para poder afirmar si el modelo cántabro es mejor para los resultados académicos de los alumnos. El consejero de Educación, Ramón Ruiz, asegura que ha habido mejoras en la convivencia. Y está probado que favorece su descanso. “La idea es más que buena pese a que se ha tomado demasiado rápido”, considera Rafael Feito, doctor en Sociología de la Complutense. “Las investigaciones apuntan incluso a pausas más largas, intercaladas a lo largo del curso”, añade este especialista que alerta sobre los efectos negativos de unas vacaciones de verano extensas en las que los alumnos olvidan conocimientos.

 Por la innovación

 El paso dado por Cantabria, que el curso que viene quiere repetirlo, tiene otro punto fuerte, según sus partidarios: la innovación educativa. “Este modelo implica un cambio de chip a la hora de acometer tareas educativas”, explica Javier Argos presidente de la comisión del Consejo Escolar que ha investigado este asunto. “Si cambiamos los tiempos, habrá que cambiar los espacios y las formas de enseñar a los chavales”, apunta Javier Ramírez, director del colegio Pablo Picasso de Laredo, uno de los representantes sindicales que más defendió el cambio. “Tenemos que encaminarnos a una enseñanza no tanto memorística sino que los alumnos aprendan a investigar”, añade. El esfuerzo, sobre todo, recae en los profesores, los mismos que en muchos casos este curso han tirado de más exámenes y más deberes en las cinco evaluaciones de los chicos cántabros.

“El profesor todavía no se atreve a dar una opinión cualitativa sin poner un examen. Pero eso hay que superarlo. Si tienes 18 alumnos, con lo que has visto puedes emitir una opinión”, considera Silvino Corada, director del instituto Santa Clara de Santander, situado muy cerca del colegio Antonio Mendoza. “Nos falta aún el 80% del desarrollo del calendario: replantear los exámenes, revisar las actividades… Si lo terminamos bien, el modelo va a ser mucho mejor para todos”

Fuente: http://politica.elpais.com/politica/2017/05/12/actualidad/1494611037_653438.html

Imagen: http://ep02.epimg.net/politica/imagenes/2017/05/12/actualidad/1494611037_653438_1494671042_noticia_fotograma.jpg

Comparte este contenido:

Hay que combatir el absentismo escolar.

Por: Francisco J. Lopez Rodriguez.

El absentismo escolar en España roza el 30%, el doble que en países de la Ocde. Tres de cada diez alumnos faltan un día o más a la semana sin justificar sus ausencias. Las comunidades que están en el grupo con más elevados índices de absentismo son: Andalucía (25,9%), Canarias (27,5%), Murcia (27,1%) y Extremadura (25,6%). Y son precisamente las que peores resultados académicos muestran. En las que tienen mejores notas, por contra, el absentismo es menor, ocurre con Castilla y León (16,9%) y Navarra (18,2%).

España es líder de la Unión Europea en fracaso escolar, con una tasa del 21,9% de jóvenes entre 18 y 24 años que han abandonado prematuramente el sistema educativo, habiendo completado como mucho el primer ciclo de secundaria. Este porcentaje duplica la media comunitaria (11,1%) y está todavía muy lejos del objetivo para España de reducir el abandono escolar al 15% de aquí a 2020, según la oficina estadística de la UE, Eurostat. Junto con España, los países de la UE con mayor tasa de fracaso escolar son Malta (20,4%), Rumanía (18,1%), Portugal (17,4%) e Italia (15%). En el extremo contrario, las menores proporciones de abandono escolar prematuro se registran en Croacia (5,4%), República Checa (5,5%) y Lituania (5,9%). Entre los grandes países de la UE, las tasas de abandono escolar oscilan entre el 8,5% de Francia, el 9,5% de Alemania y el 11,8% de Reino Unido.

Faltar a clase está directamente relacionado con el abandono escolar y el bajo rendimiento académico. Hablamos muchas veces de fracaso escolar. Ahora bien, nos hemos preguntado, ¿cómo combatimos el fracaso escolar en las etapas educativas obligatorias y, en especial, en la ESO y en FP?

El absentismo escolar tiene dos efectos muy importantes, uno, para el propio estudiante, se produce el fracaso y esto supone carecer de una formación que le va a marginar de por vida social y laboralmente y, otro, consecuencias económicas que supone un doble gasto para las administraciones. Como dato de interés, un puesto en la enseñanza pública, según estadísticas del propio Ministerio, supone 6.723 euros y en la enseñanza privada concertada, 2.879 euros. Esto significa que un alumno que repite un año cuesta al Estado el doble, y si multiplicamos por el fracaso escolar actual que hay en España asciende a unos cuantos cientos o miles de millones de euros.

En la educación tiene que intervenir como elemento esencial y requisito, sine qua non, primero, la familia. Los padres deben ser suficientemente autoritarios para supervisar y obligar que sus hijos asistan a los centros y comprueben si es así. Permitir el absentismo escolar o bien despreocuparse de escolarizar a los hijos menores de edad tiene consecuencias graves para los padres/tutores. La Fiscalía de Menores tiene capacidad para actuar si observan las deficiencias manifestadas. En ese caso, la Fiscalía, según la gravedad y circunstancias de los hechos, oficia a la Policía para que informe de los motivos del absentismo escolar y acerca de las circunstancias personales, familiares y sociales de los menores, o bien directamente cita a los padres para tomarles declaración sobre los motivos del absentismo, recordándoles su obligación de escolarizar a sus hijos como mínimo hasta los 16 años.

En segundo lugar, los centros deben tener una máxima preocupación por controlar el absentismo escolar y nada más que se produzca deben comunicarse de inmediato con los padres o tutores. Debe haber una simbiosis de tal manera que busquen entre los padres/tutores/centro una perfecta sincronización para combatir la ausencia. Los centros deben ser responsables subsidiarios, de tal modo que cualquier incidencia, que se produzca de inmediato, debe ser comunicada a las familias. Hay suficientes medios para que esto sea así ya que las aplicaciones de nuevas tecnologías permiten las comunicaciones en tiempo real.

En tercer lugar, las asociaciones de padres deben arbitrar sistemas de «policía» para supervisar aquellos lugares que frecuentan los alumnos, que saliendo del domicilio familiar se dirigen bien a parques bien a determinados establecimientos que suelen frecuentar y que, entre otras aficiones, puede ser compartir cualquier tipo de estupefacientes. Esto, en algún tiempo se hizo, y dio sus resultados cogiendo in fraganti a muchos adolescentes que se habían pirado las clases.

En cuarto lugar, las administraciones públicas, fundamentalmente los ayuntamientos a través de la policía local. Debería haber patrullas «ex profeso» para la vigilancia de aquellos estudiantes que en horario lectivo están fuera del aula. En ciudades pequeñas esto es relativamente fácil. Consta que en algunas ciudades se está aplicando.

Por otra parte, hay que empezar a reflexionar, sobre el coste educativo en España y comenzar a aplicar sanciones como, por ejemplo, no tener acceso ayudas aquellos estudiantes que no tomen interés o bien que recaiga el peso sobre las familias para que sean conscientes de la gravedad que suponer permitir el absentismo escolar.

Pedimos a todos que se reflexione sobre el enorme esfuerzo que la sociedad realiza para que cada uno de nuestros jóvenes pueda tener un puesto escolar. Por supuesto, a nadie se le puede negar, en la enseñanza obligatoria, la gratuidad, es un principio constitucional, pero sí se puede aplicar criterios de sanción porque aquellos que no estudien, que no asistan al colegio, que obstaculizan la formación de los demás, no deben tener las mismas oportunidades. Con los cientos de millones de euros que se arrojan voluntariamente a la basura podríamos mejorar la calidad de la enseñanza, incentivar al profesorado y afrontar con más éxito nuestra integración socio-laboral. La reforma educativa debe empezar por aquí, todo lo demás es pura demagogia porque a la extrema izquierda en este país no le interesa la calidad de la enseñanza, le interesa fidelizar a la juventud que no quiere estudiar para vivir del padre Estado.

Fuente: http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/hay-combatir-el-absentismo-escolar_1160102.html

Imagen: http://www.extremadura.com/uploads/pg_models/media/photo/derivative/image/37748/2-febrero-educacion-1_web_3_2.jpg

Comparte este contenido:
Page 2 of 5
1 2 3 4 5