Uruguay/17 de Marzo de 2018/El País
En Artigas, Cerro Largo y el eje de la Ruta 5, en cambio, sobran docentes.
La ecuación es simple: Primaria pierde cada año más maestros de los que recibe. El último año, egresaron de Magisterio 765 nuevos docentes; la mitad de los que lo habían hecho en 2001. A su vez, se jubilaron más de 700 maestros, otro tanto pidió licencia, se fue a un colegio privado o simplemente cambió de oficio. Conclusión: se tienen que recibir unos 300 estudiantes más cada año o el sistema tendrá que seguir apelando a los jubilados para satisfacer la demanda.
A menos de dos semanas del comienzo de clases, ya son 105 los maestros jubilados que se reincorporaron a sus funciones. «Y con seguridad en el correr del año, acorde surjan nuevas vacantes, se reintegrarán algunos más», reconoció el consejero Héctor Florit.
Entre Montevideo y Canelones reúnen a casi todos los maestros jubilados que están en ejercicio. A la inversa, en Artigas, Cerro Largo, y el eje de la Ruta 5 hay «sobrante» de docentes. Es que ser maestro en algunas zonas del país es un «buen negocio». La canasta básica es más económica en el norte que en la capital, entonces un maestro saca más provecho a su salario. A eso se le suma el prestigio que tiene ser docente en el interior y «que estudiar Magisterio, donde no hay muchas ofertas de educación terciaria, habilita a trabajar en un montón de lugares», explicó Florit.
Como el problema de fondo ya tiene más de un lustro, los sindicatos de maestros no tienen al asunto como una prioridad. Sí insisten en que es necesaria una solución duradera y no una medida «parche».
A diferencia de lo que sucede en la educación media, Primaria tiene a la totalidad de su plantel docente titulado. En Secundaria el porcentaje cae al 67% y en UTU al 41%; por eso estos dos consejos permiten el ejercicio de estudiantes avanzados.
El beneficio.
Hasta 2011, los maestros tenían que jubilarse al cumplir los 35 años de ejercicio profesional. Pero en aquel momento los egresos de formación docente alcanzaron su mínimo (683). Desde entonces —y «por necesidad», aclara Florit— se fue prorrogando. Hoy son necesarios los 38 años.
Pero a diferencia de otras labores, los docentes tienen un sistema de bonificación. Al maestro de una escuela urbana se le computa un año de yapa cada tres trabajados. Es decir: si ejerció 30 años reales, se le cuenta como si hubiese trabajado 40. Dicho de otro modo, un maestro puede jubilarse con tan solo 51 años de edad.
Los docentes de educación especial y de escuelas rurales (cuando no residen en esa comunidad), tienen un beneficio aún mayor: se les computa un año cada dos de trabajo. En el liceo y UTU la relación es uno cada seis; y en la UdelaR, uno cada siete.
Cuestión demográfica.
La realidad poblacional de Uruguay le viene «salvando» el pellejo a Primaria —como se dice en criollo. Es que la matrícula escolar viene en caída, porque nacen menos niños, y eso facilita que no sea necesario sumar aún más maestros.
En 2004 se había dado el pico máximo de escolares, superando los 400 mil. Y aunque en el presente la tasa de cobertura ha mejorado (el acceso a Primaria es casi universal y se incorporó Inicial), el número de estudiantes sigue a la baja.
Nada hace prever que esta tendencia cambie a corto plazo, más bien lo contrario: en 2017 hubo 4.044 nacimientos menos que el año anterior.
No solo eso: en tres décadas la esperanza de vida aumentó siete años. Hoy una mujer uruguaya —la mayoría de las maestras son mujeres— vive en promedio hasta los 80 años. Por tanto, a los 51, cuando se puede jubilar, le queda más de un tercio de vida por delante. De todas formas, Primaria realiza un examen psicofísico a cada maestro jubilado previo al inicio de cursos. «Esta prueba se repite cada año», aclaró el consejero Florit.
Esta realidad demográfica le da a Primaria cierto respiro para, a modo de «parche», reincorporar jubilados y suplir la faltante de docentes.
Fuente: https://www.elpais.com.uy/informacion/educacion/maestros-jubilados-reintegraron-cargos.html