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Colombia: Gran Jornada de Movilización del Magisterio en el marco del Paro Nacional 

Fuente FECODE/  La Federación Colombiana de Educadores participará con una Gran Jornada de Movilización y toma de capitales en todo el país, durante el Paro Nacional convocado por las centrales obreras y el Comando Nacional Unitario para este jueves 17 de marzo.

El magisterio colombiano se movilizará por la defensa de una educación pública de calidad, administrada y financiada por el Estado; por una salud digna para los docente y sus familias; por el pago de deudas al magisterio; por una jornada única con las condiciones adecuadas, dotación, infraestructura, respeto a la jornada laboral docente, alimentación y transporte escolar; y en contra del decreto que reforma las facultades de educación de las universidades.

De esta manera, los maestros y maestras se unen a organizaciones de sectores sociales, campesinos, transportadores, salud, indígenas, petrolero, financiero, estudiantil, entre otros, en un rechazo conjunto hacia las políticas social y económica del gobierno del presidente Juan Manuel Santos, manifestadas en las reformas tributaria y pensional; el ínfimo incremento del salario mínimo; y la prelación de los intereses de las multinacionales sobre las necesidades de las comunidades nacionales.

Si bien Fecode ratifica su respaldo al proceso de paz en La Habana, esperando la firma de un acuerdo y el mecanismo con el cual será refrendado, plantea que el gobierno demuestra incapacidad para resolver la crisis económica al pretender poner toda la carga de la misma en los hombros de la clase obrera y de los pensionados. Además, manifiesta su firme defensa del patrimonio público, por lo cual, rechaza la venta de Isagén y la privatización de empresas del Estado que tienen prevista los gobierno nacional y distrital.

En Bogotá, el Magisterio de la ciudad y de Cundinamarca se concentrarán desde las 10:00 am en la Calle 26 con carrera 30 para movilizarse de manera pacífica hasta la Plaza de Bolívar.

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Una palestina, premio a la mejor profesora del mundo

Hanan al-Hroub, ganadora de la prestigiosa distinción que otorga la Fundación Varkey, es responsable de un método lúdico, resumido en el libro ‘Jugar y aprender’, que resalta además la necesidad de combatir la violencia en el medio escolar

 

Una palestina, Hanan al-Hroub, ha ganado el premio al mejor profesor del mundo otorgado por la Fundación Varkey y dotado con un millón de dólares, una distinción anunciada por el papa Francisco en un vídeo difundido en Dubái.

«Quiero felicitar a la profesora Hanan al-Hroub por haber ganado ese prestigioso premio, debido a la importancia que otorga al juego en la educación de los niños», dijo el Papa en el vídeo difundido durante la ceremonia celebrada el domingo por la noche. «El niño tiene derecho a jugar. Una parte de la educación consiste en enseñarle cómo jugar para que aprenda jugando», agregó el Pontífice. Hanan al-Hroub recibirá el millón de dólares repartido en diez entregas.

La ceremonia tuvo lugar en presencia de jeque Mohammad ben Rached al Maktum, soberano de Dubái que patrocina a la Fundación Varkey. Hanan al-Hroub, que enseña en un liceo de Al Bireh, en Cisjordania, nació y se crió en un campo de refugiados palestinos.

 La profesora palestina desarrolló un método lúdico, que resumió en un libro ‘Jugar y aprender’, que apunta además a combatir la violencia en el medio escolar, traumatizado a menudo por las repercusiones del conflicto israelo-palestino.

En la ceremonia también intervinieron a través de sendos vídeos el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, y el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. La Fundación Varkey fue creada por Sunny Varkey, oriundo de India y residente en Dubái, presidente de la empresa GEMS dedicada a la educación.

 

Publicado originalmente en eldiariovasco.com http://www.diariovasco.com/sociedad/educacion/201603/14/palestina-premio-mejor-profesora-20160314114137-rc.html

 

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FE y Alegría cumple 50 años en Bolivia: Por Una educación inclusiva.

www.la-razon.com/Marco Fernandez/14-03-2016

Una alianza entre maestros, padres y estudiantes caracteriza a estas unidades educativas donde se comparten saberes  comprensivos.

Lo que para Gaby Ch. representaba un panorama penoso se convirtió en una oportunidad que comparte con su hijo Kevin, quien vive con el síndrome de Down. Hasta hace un tiempo, como consecuencia de esta alteración genética, el niño no podía comunicarse con sus padres debido a que carece de la capacidad del habla. Pero ahora, con el apoyo de las profesoras del Centro de Educación Especial Madre Ascensión Nicol (ubicado en la zona 16 de Julio de El Alto), ya puede expresar sus sentimientos a través de señas.

Esta historia es una de las tantas que ha ayudado a forjar Fe y Alegría, un movimiento de educación popular integral y promoción social que aporta a la construcción de una sociedad inclusiva y equitativa, y que el 9 de mayo cumplirá 50 años de compromiso en Bolivia.

La iniciativa, que en la actualidad favorece a familias de 19 países de América Latina, el Caribe, África y Europa, comenzó en Venezuela con el sacerdote jesuita José María Vélaz, quien en 1955, durante la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez, recorría con estudiantes de la Universidad Católica Andrés Bello el barrio popular de Catia (al oeste de Caracas) para catequizar a los menores de edad. Pero pronto comprendió que eso servía de muy poco si ellos no tenían las posibilidades de salir de la pobreza, así es que emprendió una cruzada con el objetivo de crear un centro de enseñanza.

“Padre, he escuchado que usted anda buscando un local para abrir una escuela. Si pone las maestras, yo pondré la casa. Es solo un rancho grande, pero servirá”. La propuesta la hizo Abrahán Reyes, un venezolano de escasos recursos y con ocho hijos que sacrificó lo poco que había acumulado para el beneficio de cientos de niños. Y así nació esta historia.

Durante los primeros meses del emprendimiento en su país de origen, los estudiantes se sentaban en bloques de cemento, en latas de leche vacías o en sillas que traían de sus viviendas. “Era una casa muy pobre, pero extremadamente bella. A las escuelas no las hacen bonitas las paredes, los adornos, la pintura. Las hacen bellas los niños”, escribe Antonio Pérez-Esclarín en el libro que relata la vida de Vélaz, de origen chileno.

A partir de este primer paso, con dos virtudes espirituales que describen la razón de ser de la organización sin fines de lucro (fe y alegría), el jesuita, con la ayuda de la comunidad, edificó más unidades escolares en Venezuela, que después se ampliaron a otros países a través de los colegios de convenio, es decir que el Estado se encarga del pago de sueldos a los maestros, mientras que la ONG mejora la calidad de la educación, tramita ayuda externa y consigue equipamiento.

Bolivia fue la cuarta nación beneficiada con la idea, mediante siete unidades educativas en La Paz (Copacabana y Corazón de Jesús), Santa Cruz (La Merced), Cochabamba (El Salvador), Oruro (Virgen del Mar), Potosí (Fray Vicente Vernedo) y Chuquisaca (Milagrosa Loyola).

El caso de la Unidad Educativa Copacabana, ubicada en la zona de La Portada, es similar al del barrio de Catia. “Empezó en las casas de los padres de familia, ellos han hecho la primera edificación con tapial, una especie de vaciado de barro con paja”. Este esfuerzo vio sus frutos cuando comenzaron las clases, el 9 de mayo de 1966, hace 50 años.

Nercy Mamani, directora del establecimiento, relata ese pasado en el mismo lugar donde estaban las primeras aulas de Fe y Alegría en Bolivia, aunque ahora, en lugar de las paredes gruesas de adobe, hay una infraestructura grande y nueva, suficiente para acoger a más de 2.000 estudiantes en todos los turnos.

“Paz y bien, chicos”, dice la maestra al entrar a un aula. “Paz y bien, señorita directora”, responden los alumnos al ponerse de pie. Este detalle es una pequeña  muestra de una manera distinta de aprender no solo para los niños, sino también para padres de familia y los profesores.

Al igual que los demás establecimientos de Fe y Alegría en todo el territorio nacional, en el Copacabana se desarrollan actividades que promueven la seguridad y la cultura de paz. El primer ejemplo se puede apreciar en la puerta de la escuela y en los alrededores, donde 10 progenitores, uniformados con ponchillos verdes, ofrecen seguridad a los menores para que se sientan protegidos y se mantenga el orden, la limpieza y el cuidado del establecimiento, que fue inaugurado el año pasado gracias al proyecto “Bolivia cambia, Evo cumple”.

En los pasillos relucientes de la escuela, Ros Chamby y Óscar Huanca informan a la directora que las clases transcurrieron con normalidad. Se trata de dos estudiantes que cursan 6° de primaria y que pasaron talleres sobre cultura de paz en la Defensoría del Pueblo, para ser designados defensores de los estudiantes, lo que les da la potestad para recibir denuncias sobre bullying e informar de estos hechos a los padres o a los maestros. Como parte de la cultura de inclusión que promueve esta ONG, 200 niños que tienen alguna discapacidad embellecen las aulas de los cursos de la escuela de La Portada, para lo cual los maestros tienen un currículo que se acomoda a estas circunstancias y se dan charlas a padres e hijos para que tomen conciencia de esta realidad. Además, los papás se están organizando para impulsar un grupo de autoayuda mediante el cual compartirán experiencias y hallarán soluciones a sus problemas.

El sacerdote Rafael García, director nacional de Fe y Alegría, explica que la entidad se encarga de la enseñanza regular para personas con capacidades diferentes, lleva adelante un programa intercultural bilingüe, dirige institutos técnicos superiores y maneja un plan de inserción laboral, que beneficia a aproximadamente 240.000 familias y 182.000 estudiantes en 456 unidades educativas. “Es un modelo educativo que viene de grandes pensadores, como Paulo Freire (uno de los más influyentes teóricos de la educación en el siglo XX), una educación crítica, emprendedora y autodidacta. Ya no existe el maestro que lo sabe todo y el alumno que va a aprender, sino que se deben compartir saberes”.

En la urbe alteña, Kevin forma parte de los más de 110 estudiantes con otras capacidades que pasan clases en inicial, primaria y formación técnica.

“Sabemos que solo con educación tendremos los avances que quisiéramos, entonces, debemos  hacer fuerza entre la familia y el equipo de rehabilitación para alcanzar el desarrollo integral”, sostiene la hermana Beatriz Huallata, directora del Centro de Educación Especial Madre Ascensión Nicol.

“Lo peor que pueden hacer los padres de niños con discapacidad es dejarlos encerrados en la casa, porque ellos, como toda persona, tienen derecho a la educación, a tener una mejor calidad de vida y derecho al trabajo”, reflexiona la religiosa.

En ese marco, Adrián Pérez, técnico en inclusión laboral, menciona que la unidad educativa cuenta con talleres de formación en carpintería, repostería y artesanía, con el objetivo de que los chicos, cuando crezcan, puedan conseguir un empleo digno, como lo hicieron este año cuatro jóvenes en empresas de La Paz y El Alto.

“Desde que se incorporó aquí, mi hija ha mejorado”, expresa Gema Q., quien llegó desde Santa Cruz para buscar un mejor futuro para Marcia. Con el apoyo de las educadoras, la niña ya puede decir sus primeras palabras. “Para mí es un logro, porque ya está hablando, ya no la ven como un fenómeno, como pasa mucho en nuestra sociedad”.

Es el momento del recreo en el centro educativo, así es que Kevin y Marcia salen al patio para jugar y compartir con sus compañeros y maestras. “No es fácil inscribir a nuestros hijos en estos centros, pero Fe y Alegría está dando un color muy hermoso a las personas discapacitadas. Nos sentimos muy apoyados y agradecidos con ellos”, manifiesta Gaby, quien está convencida de que con mucha fe y alegría se puede conseguir infinidad de logros. Y más aún cuando se cumplen los 50.

Luchador de la educación

“Actualmente cumplo con mi juramento, con mi trabajo en Fe y Alegría, dándoles educación de calidad a nuestros alumnos y alumnas para liberarlos de la pobreza a través de una educación de calidad que les abra un futuro digno, para una vida digna y propia de seres humanos e hijos de Dios. Trabajamos con los más pobres del país, o por lo menos con gente muy pobre. Estamos allí donde termina el asfalto, allí donde la ciudad pierde su nombre”.

El sacerdote jesuita Fernando Cardenal resumió de esa manera la misión de Fe y Alegría en un texto que tituló Testamento. El 20 de febrero de este año, este religioso nicaragüense que dedicó gran parte de su vida a la enseñanza de los menores de edad más necesitados de su país, falleció.

Nacido en 1934 en Granada (Nicaragua), Cardenal fue ordenado sacerdote jesuita en 1967, a partir de lo cual ejerció como catedrático de Filosofía y fue fundador de la Comisión Nicaragüense de Derechos Humanos en 1977.

Con la victoria de la revolución sandinista en el país centroamericano, aceptó el cargo de coordinador nacional de la Cruzada Nacional de Alfabetización, desde donde ayudó a reducir en cinco meses el analfabetismo, del 51% al 12,9%, con la colaboración de 80.000 jóvenes, algo loable tomando en cuenta que por entonces Nicaragua tenía apenas tres millones de habitantes.

Junto a su hermano Ernesto, Fernando Cardenal fue uno de los cuatro sacerdotes que fueron expulsados por las autoridades del Vaticano, en 1984, durante el papado de Juan Pablo II, por su decisión de participar en política como militante activo del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

“Quiero luchar por la liberación de los pobres, luchar por la justicia”, escribió para justificar el cargo gubernamental que asumió.

Después de haber sido readmitido en 1996, Cardenal fue designado director nacional de Fe y Alegría de Nicaragua, cargo que ocupó desde 1999 hasta su fallecimiento, el 20 de febrero. Su ejemplo de lucha por la educación es solo una muestra de la labor de la comunidad de Fe y Alegría

Fuente de al imagen destacada: www.feyalegria.org

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Encrucijadas de la educación

Texto para la 30 Semana de la Educación, Fundación Santillana

La escolarización no es una constante histórica, sino la forma en que las sociedades modernas han institucionalizado el aprendizaje y la educación. Estos continuarán mientras exista la especie humana, pero aquella está históricamente datada: es relativamente reciente y podríamos estar asistiendo a su crisis.

Un primer elemento de cambio es la globalización, veloz en la economía y otras esferas producto de las decisiones individuales y lenta en la política y otros ámbitos dependientes de la voluntad colectiva. Justamente ese desfase es un desafío para la escuela, que debería contribuir hoy la conciencia de que somos una comunidad global, la humana, de la misma manera en que antes lo hizo a escala nacional. Sin embargo, parece que dividir se le diera mejor que unir, y asistimos a menudo tanto a su instrumentalización con fines de diferenciación nacional como a su incapacidad de unificar la ciudadanía en un contexto social de multiculturalidad.

La globalización, además, altera las condiciones del mercado laboral, lo que para los trabajadores de los países más ricos implica una nueva competencia, particularmente del trabajo siempre más barato pero cada vez más cualificado de los países pobres, que a medio y largo plazo sólo cabe afrontar con una mayor cualificación, es decir, con más educación. Incluido el imperativo añadido del manejo de la lingua franca, desafortunadamente convertido hoy en fuente de desacuerdos y conflictos.

* * *

A esto se une hoy la digitalización, que supone una ruptura radical con la ecología de la información, la comunicación y el aprendizaje constituida en torno al libro y la imprenta. En la escuela, este ecosistema gira alrededor del libro de texto, que encarna el programa, proporciona base al profesor, guía al alumno y da estructura a la clase, y en torno a la organización espacio-temporal del aula. Pero asistimos al desarrollo de una nueva ecología en la que a lo preexistente se añaden ahora dispositivos portátiles siempre conectados, los nuevos medios digitales, los servicios de redes sociales, las comunidades en línea, etc., todo lo cual acaba con el monopolio comunicativo del profesor, los condicionamientos espacio temporales del grupo y la secuencia informativa pautada del texto impreso.

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La digitalización también hace sentir sus efectos, de manera especial, más allá de la escuela, en el mundo del trabajo al que conduce y para el que esta prepara. En particular, permea todos los procesos productivos, refuerza la globalización (sobre todo porque favorece la escalabilidad de la producción cultural y la externalización de las tareas cualificadas) y absorbe una importante proporción de los antiguos empleos de clase media, cuyas funciones son transferidas a los ordenadores y a la red. Un efecto secundario de esto es la polarización del mercado de trabajo, por el crecimiento más rápido de los empleos más y menos cualificados en detrimento de los intermedios, y, lo que supone una polarización de la sociedad misma.

Aunque identifiquemos la idea con Taylor, Ford, Stajanov y otros nombres y procesos epónimos del sigo XX, lo cierto es que la primera mercancía producida en serie, en el doble sentido del término (producción serial y productos idénticos) fue el libro debido a la imprenta de tipos móviles, así como que el primer escenario ubicuo de una actividad en serie fue el aula escolar. La escuela pudo inspirarse inicialmente en los conventos o los cuarteles, pero pronto se convirtió en la prefiguración de la fábrica a la que irían a parar la mayoría de los escolares. El problema es que hoy dicha fábrica está dejando de existir, ante todo en las economías más avanzadas, mientras que el aula sigue siendo esencialmente la misma, socializando al alumnado en unas relaciones sociales que no son ya las que lo esperan en el mundo adulto, incluido el mundo laboral, en el que el reproche de que la escuela no educa en la iniciativa, ni en la responsabilidad, ni para el trabajo en equipo se ha está convirtiendo ya en un clamor.

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En términos más amplios, la globalización, la digitalización, las nuevas formas de organización del trabajo y otros procesos paralelos configuran hoy un mundo de cambio acelerado que desborda a la institución. La escuela tuvo su momento de gloria mientras el cambio social y cultural fue demasiado rápido para ser fácilmente asumido por una generación y transmitido por ella misma a la siguiente, es decir, para que los adultos en general pudieran ocuparse eficazmente de la socialización de las generaciones no adultas; y mientras fue lo bastante lento como para que una sección especializada de los adultos, la profesión docente, pudiera, en consonancia, dedicar su vida a la socialización de las generaciones siguientes sobre la base de lo aprendido en al inicio de su carrera profesional. Pero la aceleración del cambio se lleva hoy por delante a la profesión docente por los mismos motivos y de la misma manera que se llevó en su día a los padres.

La escuela seguirá ahí, porque la educación va a seguir socializada, al igual que la familia también sigue, porque la reproducción biológica siguió y sigue siendo privada. Pero así como la familia se vio forzada a convivir con la ciudad y hubo de recurrir a la escuela, esta se ve abocada a coexistir con el nuevo entorno informacional y habrá de integrarse en una nueva ecología de la educación y el aprendizaje.

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Un factor particularmente agudo de la crisis escolar es el incumplimiento de su promesa igualitaria. A pesar de que la universalización de la oferta ha sido notablemente efectiva, elevando el suelo mínimo de la educación para todos y abriendo asimismo las oportunidades de acceso a los sucesivos niveles del sistema, las desigualdades sociales siguen pesando, y mucho. Lo sigue haciendo la clase social, aunque lo haga más ubicua y más eficazmente a través del capital cultural que del económico. Lo hacen las diferencias culturales o étnicas, como está patente en el fracaso de la escolarización del pueblo gitano y la vulnerabilidad de sectores muy amplios de la inmigración. Es difícil saber qué resultados hemos logrado en materia de integración efectiva de los alumnos con discapacidades, lo cual ya es en sí bastante preocupante. No sólo no las hemos superado, sino que vemos ampliarse desigualdades de recursos y de resultados ligadas al territorio, en particular a la ecología de las grandes conurbaciones y a las diferencias de recursos entre las comunidades autónomas. La única fractura que  se ha visto alterada de forma radical ha sido la de género, donde, si todavía subsisten algunos reductos privilegiados de difícil acceso para las mujeres, la tónica es hoy ya la de un gap inverso, es decir, la de la desventaja generalizada de los varones –desventaja educativa que, ciertamente, no se refleja como tal en el mercado de trabajo ni en la esfera doméstica y familiar, donde todavía campea el patriarcado.

En la segunda mitad del siglo XX la escuela encarnó el mito de la meritocracia. Viejo sueño, desde Sócrates, de los profesores, el ideal meritocrático cobró especial fuerza con las reformas comprehensivas del sistema escolar y las profecías sobre una sociedad post-industrial, tecnotrónica, de cuello blanco, del conocimiento… De poco sirvieron advertencias preclaras como las de M. Young o P. Bourdieu, hasta que las sucesivas crisis económicas y la polarización social actual han desvelado los fantasmas del subempleo, la sobrecualificación y la burbuja universitaria. Más temprano que tarde, si la sociedad aspira a una mayor igualdad en las condiciones y oportunidades de vida habrá de atacar directamente su distribución a través de los salarios, la riqueza, los servicios públicos o la protección social, en vez de confiarlo al supuesto caminos de rosas de las recurrentes reformas educativas.

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La explosión primero de los viejos y luego de los nuevos medios de comunicación ha convertido la atención en un bien escaso y ha obligado a la escuela a competir por la del alumnado, batalla en gran medida perdida hasta ahora. Hoy ya no se escolariza, más allá del mínimo en la infancia, a unos pocos privilegiados o convencidos, sino largamente a todos. La obligatoriedad asegura un público cautivo y la vigencia de las credenciales en el mercado de trabajo añade un público tan forzado como renuente, pero esto no garantiza su adhesión, que decrece con cada año de permanencia, y genera una tensión que amenaza la vida ordinaria de la institución. La desescolarización en las etapas infantil y primaria, el abandono prematuro en la enseñanza secundaria y la proliferación de una oferta no reglada en la superior pueden y deben tomarse como signos y advertencias de la profunda crisis de la institución. Por paradójico que resulte, la escolarización deviene menos satisfactoria justo cuando se antoja más necesaria, pasando del status de bien incondicional al de un mal necesario. La desmotivación cunde, al aburrimiento hace estragos y familias y docentes se vuelven hacia la patologización y medicalización de las dificultades escolares.

Sin embargo, si algo falta no son las oportunidades de aprendizaje ni los recursos educativos. La disponibilidad de la información y del conocimiento es ya tal que el problema es de superabundancia. Las redes de iguales, las aplicaciones didácticas, los videojuegos y simulaciones, los medios de todo tipo ofrecen posibilidades antes insospechadas y las ponen al alcance de un público cada vez más amplio. Es difícil no reparar en lo muy parecida que resulta la nueva ecología de los medios de aprendizaje a las redes de expertos, recursos y pares propuestas en su día por Ivan Illich como alternativa a la educación institucionalizada, es decir, a la escuela.

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Se repite hasta el aburrimiento que la calidad de un sistema educativo depende de la calidad del profesorado, lo que no es sino particularizar la evidencia de que las instituciones giran en torno a las profesiones que ocupan su núcleo. Todos los grandes cambios que afectan a la escuela lo hacen especialmente a la profesión docente. La aceleración del cambio social hace saltar por los aires el plácido proyecto de estudiar unos pocos años y enseñar lo aprendido durante muchos. La proliferación de los soportes y las fuentes de conocimiento disuelve el monopolio profesional. La globalización cuestiona la tradicional formación nacionalista y etnocéntrica de los docentes. La digitalización desvaloriza la tecnología que ellos dominaban, que no era otra que la lectoescritura (y que ya no lo es tanto) y los sitúa ante una que no controlan, por primera vez en la historia en desventaja ante sus alumnos. Todo esto ayuda a explicar la paradoja de que un profesorado bien considerado, bien pagado y con unas condiciones de trabajo ventajosas se sienta permanentemente minusvalorado y hostigado.

En evolución opuesta a las necesidades y los desafíos de una situación cambiante, la formación del profesorado se ha estancado en términos absolutos y ha perdido valor relativo frente a otras profesiones; la carrera docente es cada vez más plana, desprovista de incentivos tanto intrínsecos como extrínsecos y de controles tanto internos como externos. En consonancia, la selección, herencia de los tiempos en que la educación era un bien altamente escaso, se revela cada vez más ajena a las aptitudes y actitudes necesarias para desempeñarse como educador en un aula. Una consecuencia de esto es que buena parte del profesorado no sea ya, como en su origen, una fuerza de cambio sino un elemento de resistencia ante las políticas educativas, a la vez que una poderosa corporación conservadora.

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Estos y otros cambios se traducen y se viven como una crisis institucional por la sencilla razón de que la provocan. La escuela no es otra cosa que la institucionalización de la educación, parte del proceso general de especialización funcional en que consistió la modernización. Pero su eficacia se ve hoy cuestionada: la formación del ciudadano choca con la pérdida de soberanía hacia el exterior y la fragmentación interior que trae la globalización; la formación del trabajador se ve en cuestión por la dificultad del mercado para absorber las cualificaciones medias, la insuficiencia de las cualificaciones más elevadas, la exclusión de las cualificaciones bajas, la inadecuación de la demanda y la oferta; la insistencia del igualitarismo docente en vincular la educación de forma exclusiva a la ciudadanía chirría con la pragmática de unos padres y alumnos que lo hacen progresivamente a las oportunidades de empleo; el desarrollo personal se antoja mucho más amplio que lo que la escuela puede ofrecer, forzando a las familias a una búsqueda constante de sustitutivos, complementos y alternativas; la custodia, en fin, se antoja problemática cuando proliferan o simplemente se hacen más visibles episodios de abuso o maltrato por docentes o entre discentes, que generan alarma social por más que sean anecdóticos.

A ello se une la aparentemente irresoluble escasez de los recursos. Tal pretensión se basa en la identificación de la calidad con los insumos, así como en la explosiva combinación que provoca la expansión escolar: coste creciente del alumnado y rendimiento decreciente del profesorado. Es indiscutible que los recursos dedicados a educación podrían y deberían ser mayores, tanto más en el umbral de la sociedad del conocimiento, así como que han sufrido un serio recorte en los últimos años, vale decir en el momento más inoportuno. Pero no es menos cierto que el sistema educativo clama por ser rediseñado a fondo, por una utilización más eficiente y discriminada de los recursos y por la no confusión de estos con el engorde ilimitado de las plantillas. La mejora de la educación tiene más recorrido por la vía de la innovación tecnológica y organizativa y de la cooperación con la comunidad que por la simple fórmula de reclamar o conceder más de lo mismo, sobre todo cuando, fuera de ella, nada es ya igual.

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Inclusión a la universidad de estudiantes meritorios en situación de vulnerabilidad social

Cátedra UNESCO, Inclusión a la Educación Superior Universitaria, Universidad de Santiago de Chile

Fuente OREALC/UNESCO Chile, Marzo 2016/

La primera edición de este trabajo fue publicada por la OREALC/UNESCO Santiago para su difusión entre los asistentes a la Reunión Ministerial Educación para Todos en América Latina y el Caribe: Balance y desafíos post 2015, en el marco del Proyecto Regional de Educación para América Latina y el Caribe (PRELAC), realizada en Lima, Perú el 30 y 31 de octubre de 2014.

Bajo la premisa de que los talentos están igualmente distribuidos entre ricos y pobres, en todas las etnias y culturas, la Cátedra UNESCO de Inclusión en la Educación Superior, apoyada por la OREALC/UNESCO Santiago y en alianza con universidades comprometidas con la inclusión y la diversificación de su alumnado como factor democratizador y enriquecedor de sus instituciones, han desarrollado una serie de programas y mecanismos de acceso y permanencia en la educación superior. Las iniciativas precursoras se encuentran en el año 1992 cuando la Universidad de Santiago de Chile (USACH) otorgó una bonificación del 5% a la nota ponderada entre la prueba de selección del momento y las notas de enseñanza media a estudiantes cuyo rendimiento se inscribía en el 15% superior de su establecimiento educacional.

El año 2007 se inició el Programa Propedéutico que alcanzó a 16 universidades, con fuerte énfasis en el levantamiento de evidencias como mecanismo de inclusión, progreso y titulación a tiempo de estudiantes provenientes de contextos vulnerables. Los resultados que mostraron los jóvenes de los programas propedéuticos, aportaron las condiciones para el compromiso gubernamental y la creación el año 2014 del Programa de Acompañamiento y Acceso Efectivo (PACE) a la educación superior.

Son avances importantes que quisimos compartir con la comunidad internacional y con los más de 23 ministros y autoridades de Estado, asistentes a la Reunión Ministerial de Educación para Todos en América Latina y el Caribe realizada en Lima en 2014.

En esta segunda edición, nos complace sumar otros mecanismos de inclusión que surgen del compromiso de la Cátedra UNESCO de Inclusión en la Educación Superior, el valioso apoyo de fundaciones privadas sin fin de lucro y el apoyo de la OREALC/UNESCO Santiago.

La generación de estas alianzas constituye un aporte fundamental para el levantamiento de información relevante para el diseño de propuestas de políticas públicas tendientes a disminuir las brechas de desigualdad en la educación superior, a garantizar el derecho a una educación de calidad y a colaborar a la construcción de sociedades con mayor justicia social.

Inclusión a la universidad de estudiantes meritorios en situación de vulnerabilidad social

http://unesdoc.unesco.org/images/0024/002433/243371s.pdf

 

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Personas con discapacidad, Nicaragua, Estelí, cooperación genuina

Escuela para personas sordas y ciegas en Nicaragua, la más emprendedora de América Latina

Escuela para personas sordas y ciegas en Nicaragua, la más emprendedora de América Latina

Se trata de la Escuela de Arte, Comunicación y Televisión para Sordos y Ciegos de Estelí.

Un centro de enseñanza de oficios para jóvenes sordos y ciegos de Nicaragua recibió hoy (11/3/2016) el certificado que le acredita como ganador del primer lugar para América Latina del concurso mundial Escuela Emprendedora 2015, impulsado por la organización inglesa «Teach A Man To Fish» (Enseña a un hombre a pescar).

El certificado fue entregado por la representante para América Latina de «Teach A Man To Fish», Cristin Mozarth, en la ciudad de Estelí, sede de la Escuela de Arte, Comunicación y Televisión para Sordos y Ciegos, a unos 140 kilómetros al norte de Managua.

«El Concurso Escuela emprendedora 2015 otorga este certificado a la Escuela de Arte, Comunicación y Televisión para Sordos y Ciegos, ganadores por América Latina», dijo Mozarth durante la entrega del reconocimiento.

El premio fue entregado «en reconocimiento de la excepcional empresa escolar establecida en esta escuela y de su aporte al desarrollo de habilidades prácticas y de negocios entre los jóvenes en Nicaragua y en América Latina», explicó Mozarth.

La escuela, además de ser el único centro que enseña a jóvenes ciegos y sordos de Nicaragua a realizar videos, fotografías y reportes radiales, ideó en octubre pasado una máquina artesanal de serigrafía para sufragar sus gastos, ya que las clases son gratuitas y las imparten maestros voluntarios en un sitió que les prestan cada semana.

La máquina, que costó 100 dólares (un aparato industrial habría costado 1.500 dólares), fue clave para que «Teach A Man To Fish» reconociera la escuela como un ejemplo de emprendimiento y autosostenibilidad, según el director del centro, Famnuel Úbeda.

«Nos sentimos felices al recibir este reconocimiento como Escuela Emprendedora a nivel de la región latinoamericana, hemos iniciado sin recursos económicos, pero demostramos al mundo que es posible conseguir cambios en la sociedad», dijo a Efe Úbeda.

El centro educativo enseña actualmente a ocho niños y jóvenes con discapacidad auditiva a aprender manejo de cámaras, elaboración de guiones, diseño gráfico, redacción y fotografía, entre otras materias, para la producción de televisión.

Además de trabajar como intérpretes, los jóvenes pueden construir historias propias con técnicas de cine mudo, según su director.

Los estudiantes, con edades de entre 12 y 20 años de edad, tienen la atención de un psicólogo, un trabajador social y un médico general.

Fuente: http://www.elnuevodiario.com.ni/nacionales/387342-escuela-sordos-ciegos-nicaragua-mas-emprendedora/

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Multigrado, cooperación genuina, Nicaragua

Nicaragua: Realizan Primer Congreso Multigrado en Managua

NICARAGUA: Realizan primer congreso Multigrado en Managua

Maestros y estudiantes de los distritos I y III de Managua que forman parte de la Modalidad de Multigrado, participaron en un encuentro en el que analizaron los avances alcanzados y presentaronnuevas propuestas con el fin de fortalecer el modelo educativo y mejorar la calidad del mismo.

La modalidad de multigrado permite que el docente trabaje con dos o tres grados de primaria a la vez, con niños de diferentes edades y niveles de conocimiento. La modalidad de multigrado se desarrolla mayormente en las zonas rurales, permitiendo de esta manera que los niños y jóvenes tengan acceso a la educación.

“El encuentro tiene la finalidad de analizar y reflexionar acerca de los logros y algunas debilidades que enfrentamos, pero lo más importante es que unidos estamos creando mecanismos para mejorar la situación y de esta manera brindar un modelo educativo acorde a las condiciones de nuestros centros escolares” refirió el compañero Marvin Fonseca, Delegado del Ministerio de Educación DIII.

“El Gobierno Central a través del Ministerio de Educación (MINED) ha desarrollado una serie de estrategias metodológicas en función de capacitar a los maestros y proporcionales las herramientas necesarias para que se facilite el aprendizaje de los niños, siendo uno de los logros que hemos alcanzado a la fecha” añadió.

Los maestros por su parte, manifiestan que a pesar de ser una tarea bastante compleja, debido a que tienen que impartir clases de niveles diferentes, su objetivo principal es formar a más hombres y mujeres de bien para nuestro país.

“Es difícil a veces trabajar en multigrado porque tratamos con niños de diferentes edades y comportamientos (…) sin embargo nosotros siempre estamos innovando para que nuestros niños aprendan. Siempre estamos trabajando en función de brindarles una buena educación” finalizó LidiaLópez.

Fuente: http://www.el19digital.com/articulos/ver/titulo:39614-realizan-primer-congreso-multigrados-en-la-capital

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