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Eloísa Bordoli: “La escuela sola no puede”

 

Sobre los formatos curriculares homogéneos, la diversidad y la desigualdad, hablamos con la directora del Instituto de Educación de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.

En los últimos años, desde la academia y algunas organizaciones sociales se ha empezado a reivindicar y estudiar la construcción de “lo común”. Eloísa Bordoli, maestra, licenciada en Ciencias de la Educación, doctora en Ciencias Sociales y actualmente directora del Instituto de Educación de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, se ha especializado en políticas curriculares, y en particular ha estudiado últimamente las tensiones entre “lo común y los particularismos”. Bordoli considera que la educación debe trascender las demandas del mercado y ser “una apuesta a la posibilidad de construir el futuro”, y plantea que los programas curriculares deben “reconocer la diversidad sin perder de vista que hay un horizonte común que debe garantizarse”. Además, afirma que le “rechina” que se diga que la escuela reproduce la desigualdad, porque esos discursos “sólo dicen parte de la cosa”.

En su trabajo de investigación plantea como hipótesis que los diseños curriculares y las “formas escolares” homogéneas (por formas escolares se entienden los tiempos escolares, los espacios, las formas de enseñanza –en particular la del maestro dando la clase a todo el grupo–) se asociaron a “la manera legítima de comprender la construcción de lo común”. Históricamente, este proceso se ubica en la segunda mitad del siglo XIX y retoma la idea de José Pedro Barrán acerca de cómo la civilización disciplina a la barbarie: “Hay textos de Varela, inspirados en algunos de Sarmiento, en el cual plantea al niño como un bárbaro etario y al gaucho como un bárbaro salvaje, y la escuela tenía, de alguna manera, la misión de inscribirlos”, dice Bordoli, instalando la idea de que la igualdad queda asociada a la homogeneidad. La idea también tiene sus raíces en la “utopía de Comenio”, uno de los pedagogos que instauró las bases de la didáctica, que afirmaba que se puede enseñar todo a todos. “Eso llevó a determinados diseños institucionales y dispositivos de enseñanza iguales para todos. Ahí se construye una equivalencia entre lo que puede ser la ampliación utópica de horizontes integradores para los sectores más desfavorecidos pero en un patrón homogéneo. Lo universal se configura en exactamente lo mismo para todos”, explica la investigadora.

Ahora, ¿qué pasa en la actualidad, cuando emerge un conjunto de reivindicaciones que surgen desde la diversidad y los particularismos? Es entonces cuando surgen las tensiones. Sobre estas tensiones, la confusión entre diversidad y desigualdad, los planes socioeducativos focalizados y las perspectivas que han adoptado las reformas educativas en los últimos años conversamos con Bordoli.

¿Qué pasó con esa idea de homogeneidad asociada a la igualdad cuando irrumpió un conjunto de reivindicaciones a partir de la diversidad?

Eso homogéneo se ha fragmentado y ha fracasado como proyecto, además de no habilitar la posibilidad de desarrollo de las diversidades de los sujetos o de los grupos poblacionales. Entonces, se están buscando caminos de inscribir en un marco de justicia, lo que algunos autores llaman justicia curricular o justicia educativa, que habilite por un lado la distribución de los bienes culturales –que es lo que hace a la especificidad de lo educativo–, conjuntamente con el reconocimiento de las diferencias de los sujetos y de los grupos de pertenencia en los cuales cada uno de ellos se inscribe, con procesos de participación de esos sujetos en las formas de tramitación y de construcción de un lazo de filiación con la cultura. Ese es el desafío en abstracto. En concreto, uno puede pensar que en los años 90, con las reformas educativas que se fueron desarrollando en el conjunto del continente, en nuestro país esto tuvo un sesgo amortiguado o heterodoxo; lo que se buscó fue la modalidad de compensación o de focalización de determinadas políticas para aquellos que no tenían cabida en el sistema o tenían aprendizajes de baja intensidad.

¿En qué sentido fue una reforma amortiguada?

Uno de los problemas que tenemos en educación tiene que ver con determinadas modas o formas de imposición de discursos regionales e internacionales, que buscan resignificar el campo de la propuesta educativa. Como señalan algunos colegas, en nuestro país tenemos una forma amortiguada de tramitar los procesos de transformación, que hizo que las reformas de los 90 no fuesen tan neoliberales como fueron en Chile, Argentina u otros países, sino que hubo un refuerzo presupuestal del Estado, una implementación de políticas particulares para aquellos sectores en desigualdad. No obstante, algunas de estas premisas permearon; por ejemplo, que el otro es el diferente y el culpable de su situación; él o su familia, por ubicarse en un contexto socioeconómico desfavorable o porque la madre tenga un bajo capital cultural, son las variables explicativas para el fracaso escolar del niño. En el esquema de los 90, ante eso hay que aplicar políticas focalizadas para compensar esas situaciones, porque era mejor que el chico estuviera en la escuela.Es lo de la frase famosa, cuando [el ex presidente del Consejo Directivo Central, Germán] Rama defiende el mensaje presupuestal de la ANEP [Administración Nacional de Educación Pública] en el Parlamento: “Va a salir más barato hacer escuelas de tiempo completo ahora que cárceles mañana”. A partir de la asunción de los gobiernos progresistas, en nuestro país en particular, pero también en la región, uno de los aspectos que aparece es que se empieza a problematizar y a visualizar esta dificultad: que es necesario mantener un horizonte universal y atender, además, las desigualdades. Allí, según las investigaciones que hemos hecho, uno podría decir que se configura un discurso híbrido que busca un Estado que se haga cargo de la responsabilidades y ofrezca garantías al derecho de la educación y que, en ese sentido, apunte a la construcción de lo común, conjugándolo con los particularismos. Hay una tensión en esa articulación discursiva. Hay una apuesta a que lo común es posible, porque la educación es un derecho que garantiza distribuciones de los bienes culturales que han sido legitimados por una comunidad particular, y las nuevas generaciones son merecedoras de apropiarse de esos bienes culturales, pero a la vez con una atención o una escucha a las necesidades más de orden particular, buscando no discriminar al otro por su condición diferente. Allí hay una tensión. Las políticas de inclusión educativa o socioeducativas impulsadas en los gobiernos progresistas no han podido resolver plenamente esto, sino que hay una sensibilidad, que es una sensibilidad histórica de inscripción de los sujetos en algo que es común, que tiene que ver con la cultura, con esos patrones de filiación del sujeto, con los otros, a la vez de atender el conjunto de diferencias que se están dando.

¿Cuál es la diferencia entre esas dos etapas?

La construcción de sentido. Las políticas tienen dos componentes: uno es de intervención frente al diagnóstico de un problema, pero el otro tiene que ver con la construcción de sentido de esa política. ¿El sentido es el reconocimiento de la diversidad del otro o la culpabilización de la situación del otro? Ahí hay una diferencia radical entre las políticas de los 90 y las que se han implementado en estos períodos. La otra diferencia sustantiva tiene que ver con los horizontes de inscripción, en clave de buscar las articulaciones que hacen a lo común pero atendiendo la pluralidad de gramáticas o la pluralidad de necesidades de los sujetos. ¿Cómo se resuelve eso en los programas educativos concretos? Es un punto que se pone en tensión, como todas las cosas del orden de lo educativo y de lo humano, no es blanco o negro. Creo que una de las claves, que también es un rasgo diferencial de estas ultimas políticas educativas que se han ido aplicando, tiene que ver con la posición o el lugar que se les otorga a los docentes. Uno podría decir, esquemáticamente, que en el modelo de los 90 el docente era alguien a quien había que capacitar, había que brindarle herramientas, porque no tenía las capacidades suficientes para enfrentarse a las nuevas realidades o no estaba actualizado desde el punto de vista didáctico o disciplinar. En estos períodos una línea estratégica que se ha seguido tiene que ver con el lugar de participación y de construcción colectiva que se le otorga al docente, que se puede analizar por dos vías de entrada. Por un lado, la UNESCO en el año 2000 se dio cuenta –y tiene que ver con lo que decía de las modas educativas– de que para reformar la educación las reformas curriculares (que fueron un patrón común en los 90) no eran suficientes. Vos podés cambiar el diseño curricular, pero después el que trabaja es el docente. Esto no quiere decir que los cambios curriculares no afecten, porque los currículums operan como norma, pero la prescripción tiene un margen, que es la mediación del docente. La UNESCO analizó esto y dijo: “El centro es la cuestión docente, entonces lo que hay que hacer es apuntar a los procesos de capacitación docente”. Ahí hubo un giro. Esa es una de las vertientes del discurso educativo en el cual se revaloriza al docente, que entró a nuestro país. Otra vía de análisis tiene que ver con la propia construcción del cuerpo docente, en su historia pedagógica y sindical, de las reivindicaciones de su figura para transformar lo educativo. Hubo muchísima experimentación pedagógica en la cual los docentes eran protagonistas, y eso es un legado hacia el que los gobiernos progresistas de nuestro país son muy sensibles, porque la mayoría de quienes están o estuvieron en la dirección vienen de allí. Entonces, se pudo implementar el Congreso de la Educación y también los consejos han sacado resoluciones en las que habilitan y estimulan la experimentación pedagógica. Hay muchísimas escuelas, también experiencias a nivel de UTU y secundaria, en las que se están alterando las formas de trabajo, ya sea de todo el dispositivo escolar, ya sea de trabajo con la comunidad, ya sea de la enseñanza en el aula. En esos tres niveles hay cambios que vienen construidos por los docentes. Esta es otra vertiente explicativa de la importancia del rol y de la participación docente en la construcción de las propias propuestas pedagógicas.

Volviendo a la idea del currículum como lo homogéneo, en tu trabajo planteás que en parte estos formatos escolares rígidos explican la dificultad para introducir innovaciones. ¿Por qué es tan difícil implementar cambios en educación?

Hay muchísimos estudios en Estados Unidos, Europa, América, acá, que muestran esto. Hay una pregunta que retoma Graciela Frigerio que es de dos historiadores de la educación norteamericanos: ¿quién reforma las reformas? Los docentes hibridizan las nuevas orientaciones, no sólo porque hay una mediación de un sujeto intérprete, que imprime según su saber profesional específico, su experiencia y su historia profesional, sino también porque la institución escolar muchas veces tiende a mimetizar el cambio, a mediar sobre el cambio. Por ejemplo, el Programa Maestros Comunitarios (PMC), que surge por una ONG, después vive por dos años un proceso de institucionalización. De ese proceso hay dos cosas que son relevantes: una, que los docentes empiezan a visualizar la importancia de ese programa y a transformarse ellos mismos en su práctica. Pero por otro lado, ¿cuál era el riesgo central? La excesiva institucionalización del programa, que se pegara tanto a la institución escolar y a sus formas, que perdiera su rasgo diferencial. El riesgo es que estos programas, que de alguna manera interpelan la gramática dura de lo escolar, no terminen siendo un programa más para aquellos chicos que presentan baja intensidad en los aprendizajes y transformándose, por esa vía, en un programa focalizado para algunos sujetos, en lugar de un programa con una capacidad de interpelar al maestro en su posición de enseñante y a la institución en su conjunto.

El PMC puede ser un ejemplo de cómo la innovación cuesta, porque si bien hay evaluaciones que indican que mejoran los aprendizajes, sigue siendo un programa focalizado que no cambia totalmente la escuela.

La razón explicativa de las autoridades es que es focalizado porque no está la plata suficiente. Pero tiene una vocación universal: el foco del problema no es el niño o su familia, el foco es la escuela y cómo la escuela puede transformarse y hacerse más hospitalaria, renovarse en función de la diversidad a la que se enfrenta. Una de las cosas que me interesa subrayar es que uno puede identificar una diversidad cultural, hay diferencias en las variaciones lingüísticas de los sujetos, y desde el punto de vista de un proyecto político cultural, que de alguna manera es lo que la escuela promueve, se puede reconocer esa diversidad y articular sin perder de vista que hay un nosotros, un horizonte común que debe garantizarse. Pero otra cosa es la desigualdad. En el mundo neoliberal, con esas frases de “hacé la tuya” y “viva la diferencia”, en realidad lo que se está ocultando es la fragmentación y la desigualdad de un neoliberalismo salvaje. Creo en apostar a que la escuela tiene la especificidad de la redistribución de los bienes culturales a todos y también es uno de los vehículos centrales para la inscripción de un nosotros plural, con diversidad, por eso digo que eso es una cuestión en tensión; es bien distinto a que cada un haga la suya, lo que refuerza la fragmentación y la desigualdad. Más allá de que uno pueda interpelar las formas muy homogéneas de lo escolar y la necesidad de que puedan modularse de modo diferente las propuestas educativas y los diseños curriculares, la escuela cumple allí un papel sustantivo, que es la construcción colectiva. Ahí no sólo se pone en juego la distribución de un conjunto de saberes específicos y desarrollo de habilidades de los sujetos, sino también la inscripción de ciertos valores éticos y políticos que hacen a lo común, que es sustantiva, y también es una misión de la escuela, en marcos de convivencia y tolerancia, atender la diversidad, pero eso la escuela lo tiene que seguir afirmando y reafirmando.

¿Cuáles serían los riesgos de los programas focalizados? Uno de los que se mencionan, por ejemplo respecto de Propuesta 2016 en secundaria, es el de la estigmatización de los colectivos a los que están dirigidos.

Esa es una de las críticas centrales sobre el riesgo de construir planes curriculares a medida. ¿La educación tiene que ser funcional a las demandas del mercado, a las demandas de la sociedad, o la educación debe trascender y habilitar las posibilidades de tránsito en lo que el chico quiera? La educación no puede ser medida en un horizonte pequeñito e inmediato, sino que tiene que ser una apuesta a la posibilidad de construir el futuro. Si vos diseñás un currículum a medida, la medida se va a reproducir; vos tenés que apostar a más. Hay algo del saber que es inconmensurable; uno debe apostar a que eso se desarrolle y potencie en el futuro, si no se cae en un funcionalismo y en reproducir los esquemas que ya están establecidos. Cuando uno lo piensa en el diseño concreto de programas, ahí se genera también una tensión. Es bueno pensar cuestiones que sean articulables. Por ejemplo, módulos que apunten al desarrollo cultural amplio del sujeto, ciudadano y político, de convivencia con lo diverso y con los otros, y módulos más particulares, en función de los distintos medios o situaciones en las cuales los sujetos se encuentran. Allí hay una cuestión que tiene una resolución del orden técnico, en la articulación de un diseño curricular particular, pero que trasciende lo técnico, porque implica una toma de decisión política y pedagógica sobre qué es a lo que el sujeto tiene derecho, qué es lo que el Estado debe garantizar como posibilidad de desarrollo y de crecimiento de los otros, y de movilidad. Hay una primera definición que es pedagógica y que es política, en el sentido de qué sociedad nos imaginamos, pero también después va a tener operativamente cuestiones más técnicas de cómo eso se puede articular, qué tiempos, qué espacios comunes puede haber, cuáles diferenciales; eso tiene una traducción después en lo que se llama la nomenclatura y la gramática de lo curricular.

Los porcentajes de deserción en educación media superior interpelan también lo curricular, en el sentido de por qué es que abandonan. Una sensibilidad contra la desigualdad puede también motivar la modificación de esos estándares.

Evidentemente, eso es una alerta. Más que amarilla, es una luz roja sobre lo que nos está pasando. Eso interpela al formato que la propia institución secundaria ofrece y también a los propios docentes en sus formas de enseñar. Uno podría decir: “La responsabilidad es de los ni-ni, que no quieren trabajar ni estudiar”. No, la responsabilidad es de todos nosotros, del Estado, de los docentes, las autoridades, los profesionales que trabajamos en estos temas, de toda la ciudadanía, es un problema de todos. Indudablemente, allí hay un cuello de botella que es bien importante para nuestra educación y en el cual hay que poner especial atención a las formas de los dispositivos institucionales, curriculares y también a la forma de enseñar. Lo que no quiere decir que porque están en determinado lugar yo les tengo que dar otra cosa: ‘Porque son de contexto vulnerable tienen que tener un programa de menor calidad, o menos tiempo, o más lúdico…’. No necesariamente es así. ¿Por qué no buscar los cambios institucionales que habiliten el tránsito de los sujetos por las distintas manifestaciones de la cultura?

El tema es cómo.

Claro. El cómo me parece que pasa, por un lado, en tener claro que son sujetos de derecho y que son sujetos iguales. Hay un filósofo francés, Jacques Rancière, que plantea como premisa que las inteligencias son iguales. Obviamente, esta es una formulación hipotética, que implica cómo me ubico yo ante el otro. Yo, docente, frente a la alteridad del otro; yo, institución educativa, frente a la diversidad de las alteridades de las comunidades en las cuales me inscribo para trabajar. Partiendo de esa premisa, el segundo paso es cómo podemos transformarnos, los dispositivos institucionales, los dispositivos curriculares, para poder albergar y hacer hospitalario el tránsito por las diferentes manifestaciones culturales que la educación tiene la obligación de redistribuir a todos por igual.

¿La escuela acrecienta la desigualdad?

Lo que hace la escuela pública es marcar un horizonte de inscripción de los sujetos, y por lo tanto fomenta e incrementa los procesos igualitarios. Uno puede discutir cómo mejorar o cómo promover mayores horizontes de integración o de igualdad a través de la escuela, pero la institución escolar, en esa utopía decimonónica de “los que han pasado juntos por los bancos de la escuela, no importando raza, sexo, diferenciación de clases sociales”, sigue estando presente en nuestra escuela pública. Quizás aquello de Florencio Sánchez, de “m’hijo el dotor”, la escuela como el vehículo de movilidad social, hoy no se puede visualizar tan claramente como hace unas décadas. Sin duda que hay, sobre todo a nivel de educación media y de enseñanza secundaria, cosas para modificar de forma de lograr que el total de los chiquilines terminen la educación. Lo que sucede es que todo pasa por la escuela. La culpa en este nivel siempre la tienen la madre y la escuela. Me parece que hay circuitos más complejos. Los dispositivos de enseñanza pueden y deben modificarse para que los chiquilines puedan transitar en instituciones más hospitalarias, en las cuales circulen el saber y las formas de convivencia. Es necesario que haya procesos de modificación y de actualización para que se garanticen las formas de distribución de la cultura; eso sí, siempre con participación de los actores y viendo que la escuela sola no puede. La escuela es un componente sustantivo en un entramado social mucho más complejo, que tiene que ver con otras inscripciones del mundo laboral, de los jóvenes en otros ámbitos, en otros circuitos culturales, en otras formas de participación. Me parece que se ha avanzado mucho, pero igualmente queda mucho para seguir haciendo allí. Lo que me rechina es eso de que la escuela reproduce las desigualdades. Es una afirmación muy fuerte. Quizás aquella escuela que se pensaba que era el motor del progreso y que iba a habilitar la movilidad social hoy no se visualiza con tanta fuerza, pero no sólo por la escuela: hay otras cuestiones del tejido social y del tejido cultural que no coadyuvan. Hay que preguntarse más integralmente qué lugar ocupa la escuela, qué posibilidades tiene y qué restricciones. Estos discursos, que se naturalizan, ¿qué habilitan? Habilitan propuestas educativas que son subvencionadas por el Estado, que indirectamente, por exoneraciones, por ley de mecenazgo, invierte en ellas, pero aparecen como de gestión privada. Entonces, crece ese sentido común de que lo privado es mejor que lo público. Sobre eso hay dos cosas que me parecen sustantivas. Una es que el Estado, de alguna manera, somos todos, y todos podemos participar en torno a eso. Y, por otro lado, la forma más transparente de elección de los docentes y los dispositivos las brinda el Estado: es el único que tiene concursos. Donde hay concursos para el ascenso es en el Estado, donde hay carrera docente es en las instituciones público-estatales, donde hay discusiones abiertas en las que pueden participar todos en torno a las formas curriculares es el Estado. Me asusta la instalación de esos discursos que, en definitiva, están ocultando o dicen sólo una parte de la cosa. Cuando uno dice una parte no es la verdad, sino que es una falsedad.

Fuente: https://educacion.ladiaria.com.uy/articulo/2019/1/con-la-investigadora-eloisa-bordoli-la-escuela-sola-no-puede/

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Libro: Calidad educativa. Historia de una política para la desigualdad (PDF)

México/ Autor: Sebastián Plá Pérez / Fuente: IISUE UNAM

A diferencia de lo que se acostumbra afirmar, la calidad educativa no garantiza la equidad y la igualdad. Por el contrario, produce nuevas desigualdades educativas y sociales. Estas desigualdades son generadas por un grupo de expertos que, gracias a su conocimiento especializado, llevan a cabo políticas educativas que promueven la inclusión diferencial como sinónimo de justicia social; es decir,una sociedad en la que todos quepan, siempre y cuando ocupen un lugar jeráquico según el desempeño individual de cada uno dentro de los sistemas educativos. Para sostener esta tesis, el autor hace un recorrido histórico del concepto de calidad educativa desde los años sesenta del siglo XX hasta la actualidad. La narración entrelaza los discursos globales, regionales y nacionales y pone especial atención en los expertos como actores protagónicos en la producción de la calidad educativa en México y América Latina. La investigación, basada en un exhaustivo trabajo documental, recupera las dimensiones histórica y política de la calidad de la educación para problematizar un concepto naturalizado por su uso y abuso en los discursos y las políticas educativas contemporáneas; problematizar la calidad educativa es poner en discusión los fines de la educación, debate relegado pero indispensable en toda sociedad democrática.

Link para la descarga:

http://132.248.192.241/~editorial/wp-content/uploads/2018/11/Calidad-educativa.pdf

Fuente de la Reseña:

http://www.iisue.unam.mx/libros/?dd-product=calidad-educativa-historia-de-una-politica-para-la-desigualdad

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México: Inciden la pobreza y desigualdad en el proceso educativo: Mauricio Rodríguez

México / 25 de febrero de 2018 / Autor: Benito Olivares / Fuente: Infórmate

Ante diputados de la Asamblea Legislativa, (ALDF), el Secretario de Educación Pública de la Ciudad de México, Mauricio Rodríguez Alonso, destacó que el tema educativo es un derecho que debe ser accesible para todos y que las acciones emprendidas por la dependencia son igualitarias y sin tendencias políticas.

Acudió a la Comisión de Educación de la ALDF, que preside la diputada Gabriela Berenice Oliva Martínez, (PRI), en el desglose del Cuarto Informe de Gobierno.

Resaltó que la educación en la Ciudad de México es un proceso continuo en el que la pobreza y la desigualdad no pueden ser obstáculos. Esta es una oportunidad para reflexionar sobre los alcances que se han tenido.

La instrucción inicial es la estimulación cognitiva de cero a 3 años que despierta el desarrollo cerebral, motiva ciertas actividades y constituye el crecimiento al ser personas adultas, por lo que es fundamental poner especial interés en la capacitación de trabajadores docentes de los Centros de Atención y Cuidado Infantil.

El funcionario aseveró que la secretaría está trabajando de la mano con docentes, investigadores, funcionarios y organizaciones de la sociedad civil en la integración de un Modelo de Atención Educativa para la primera infancia.

En cuanto a los objetivos estratégicos refirió que son indicadores sobre el cuidado, capacitación de padres, madres o tutores como intermediarios del proceso de desarrollo de los menores, infraestructura adecuada para los centros comunitarios y planes de estudio para licenciatura inicial y certificar al personal que trabaja en acciones de cuidado, asistencia y educación de los niños de la Ciudad de México y subrayó que este modelo estará listo a finales de noviembre.

Respecto de la educación básica dijo que la condición socioeconómica impacta mayoritariamente en el desarrollo de los infantes. Por ejemplo, destacó, se tiene una cobertura del 100 por ciento a nivel primaria, sin embargo en el ciclo 2015- 2016 abandonaron sus estudios 11 mil 500 niñas y niños, que es una realidad de la pobreza y desigualdad, aseveró.

Es importante trabajar para atacar la desigualdad y la pobreza a través de la construcción de una agenda social con políticas públicas que incidan en erradicar esta problemática.

Al hablar sobre el Programa SaludArte, el secretario enfatizó cuatro derechos primordiales: alimentación, educación, salud y sano esparcimiento. Este esquema es la contribución para el desarrollo social del país con modelos de educación complementaria que se desarrolla en 120 escuelas primarias ubicadas en zonas de alta marginación.

La cobertura en educación secundaria es universal en la Ciudad de México, no obstante durante el ciclo 2015-2016 solo 86 por ciento, es decir, 84 mil 148 estudiantes concluyeron este nivel educativo; más de 20 mil 200 adolescentes abandonaron la escuela y más de 31 mil 800 reprobaron el grado que cursaban.

El embarazo adolescente de diez a 14 años es otra causa de abandono escolar, toda vez que las menores ven esta situación como una forma de escapar de los problemas familiares. Por ello, se trabaja en una política de salud pública, refirió.

Con el programa piloto llamado AMOES (Programa Educativo de Inducción Digital) se privilegia la capacitación del personal docente para que adquieran las competencias y habilidades tecnológicas necesarias a efecto de desarrollar y mejorar secuencias didácticas asistidas con tecnología para las asignaturas de español, matemáticas y ciencias, a fin de tener un modelo pedagógico sólido y de calidad.
Se han entregado tres mil tabletas electrónicas a alumnos y maestros, aunque la sustancia de este programa no radica en la entrega de aparatos tecnológicos, sino su aprovechamiento con fines educativos, y se está trabajando en los contenidos.

Es necesario diseñar un programa específico para fomentar actividades para jóvenes de secundaria en las áreas deportivas, culturales y de salud sexual.

Por la problemática de violencia se refleja en las escuelas día con día en bullying, que afecta a 18 millones 781 mil 875 alumnos de primaria y secundaria, tanto públicas como privadas, lo que requiere atención urgente, a través de la implementación de acciones complejas de largo alcance.

Por lo anterior, agregó Mauricio Rodríguez, se ha iniciado la acción Aprendiendo a Convivir que incluye a todos integrantes de la comunidad educativa como agentes de cambio con la cultura de la paz, a través del Protocolo Contra la Violencia Escolar.

Por el Aula Digital, a pesar de que la ciudad se ubica 24 puntos porcentuales por encima del promedio nacional en la conectividad por entidad federativa únicamente el 63 por ciento de la población tiene acceso a internet; mientras que sólo 10 por ciento de niñas y niños de seis a once años y el 12 por ciento de la población de 12 a 17 años hace uso del servicio.

Por ello, el gobierno local busca consolidar los centros escolares como puntos de acceso a internet en beneficio de la comunidad escolar, en ese sentido el programa Aula Digital fue transferido a finales de 2015 a la Secretaria de Ciencia y Tecnología Innovación.

Este programa se dio a la tarea de instalar en 2 mil aulas públicas de primaria y secundaria con el objeto de generar las condiciones, mecanismos e instrumentos a fin de asegurar acceso a hardware y software educativo.
Este año se cuenta con más de dos mil 100 aulas digitales y se realiza una verificación y mantenimiento del equipo para su efectivo funcionamiento; se ha creado un grupo de trabajo en conjunto con Oficialía Mayor del Gobierno de la Ciudad de México, para iniciar los procesos de conectividad con fibra óptica en 200 escuelas.
También se implementará un Centro de Atención de Monitoreo del programa de Aula Digital que permitirá monitorear los niveles de conectividad y operación.
Asimismo se está concretando el convenio con el Sistema de Transporte Colectivo Metro (STCM) para la modernización y equipamiento de 26 aulas digitales que atienden diariamente a más de dos mil usuarios.
En cuanto a la educación de nivel medio superior y superior, el funcionario resaltó que una problemática no solo local, sino a nivel federal radica en que los jóvenes abandonan sus estudios por cuestiones económicas, entre otras variantes intervinientes.

En la Ciudad de México la cobertura educativa media superior es de 117 por ciento y en superior del 66 por ciento, sin embargo en 2016 de 307 mil 206 aspirantes, 51 mil 266 no se quedaron en opciones de su elección y el 68 por ciento fue ubicado en una de las primeras cinco opciones elegidas y 31 por ciento en una preferencia posterior.

Otros factores de deserción incluyen a madres jóvenes, población indígena y a jóvenes con capacidades diferentes y por otro lado los jóvenes que si tienen la oportunidad de pertenecer a una escuela tiene altos niveles de deserción en el primer año y una de las razones más frecuentes es la falta de recursos económicos.

Como parte final de su informe, Mauricio Rodríguez Alonso puntualizó que debe existir una transformación en la educación que debe ser con los maestros no contra ellos, que tenga las bases centrales de políticas públicas serias, incidir en cada tema y atacar los problemas.

Fuente de la Noticia:

https://www.informate.com.mx/index.php/mexico/informacion-general/39-megalopolis/234400-inciden-la-pobreza-y-desigualdad-en-el-proceso-educativo-mauricio-rodriguez.html

Fuente de la Imagen:

http://news.urban360.mx/326129/mauricio-rodriguez-alonso-nuevo-secretario-de-educacion-capitalino/

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España: Alumnos de Madrid piden un cambio por la educación y la desigualdad durante el cierre de la III Edición de Scholas Ciudadanía

España/20 de Noviembre de 2017/El Economista

Más de 300 estudiantes de 23 escuelas públicas, privadas y concertadas, de distintas confesiones religiosas y laicas de la Comunidad de Madrid han trabajado durante una semana en soluciones para acabar con estas problemáticas.

El pasado 8 de noviembre arrancaba la tercera edición de Scholas Ciudadanía en Madrid. Los estudiantes madrileños votaron centrarse en el Sistema Educativo actual, y la Desigualdad. Durante toda esta semana han estado trabajando de forma conjunta, y hoy los participantes del programa Ciudadanía de Scholas han presentado sus propuestas ante las autoridades en el acto de clausura en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales, Universidad Politécnica de Madrid.

Presidiendo el acto han estado D. José María del Corral, Director Mundial designado por el Papa Francisco, estaban D. Rafael Van Grieken, Consejero de Educación de la Comunidad de Madrid, y D. Guillermo Cisneros, Rector de la Universidad Politécnica de Madrid.

«Si la educación no cambia las cosas, la educación no sirve para nada, así que gracias chicos por demostrar que la educación les importa y que se comprometen a cambiar el mundo», les alentó José María del Corral.

Los jóvenes trabajaron divididos en la comisión de Desigualdad-Discriminación y en la de Sistema Educativo, y durante toda la semana han investigado sobre la causa y efecto de las mismas y las posibles soluciones que desde sus realidades pueden poner en marcha.

«Uno de cada cuatro jóvenes ha sufrido algún tipo de discriminación», a tenor de este dato presentaron algunas propuestas tales como «campaña de jóvenes para jóvenes» para promover entre ellos la igualdad en centros educativos públicos y privados, «espacio joven», en el que piden a la Comunidad de Madrid un lugar para realizar conciertos con fines benéficos que fomenten la música y el arte en los colegios, y multiplicar las acciones de Scholas a lo largo del curso. También presentaron como iniciativa «las cárceles educativas» para las que piden promulgar una ley que garantice a los reclusos una formación profesional con el fin de lograr una reinserción social. Como conclusión todos destacaron la deficiencia del actual sistema educativo al no reflejar las necesidades de los alumnos.

Como alternativas de cambio proponen las «tutorías entre pares», alumnos tutelando a otros alumnos y fomentando la ayuda gratuita entre ellos según sus talentos; un pactos educativo entre distintas fuerzas políticas, y también sumando a padres, docentes y estudiantes, para que se garantice una continuidad y estabilidad frente a los continuos cambios de gobierno. También pidieron una actualización constante del profesorado en innovación y metodologías y capaz de promover el desarrollo tecnológico.

«Nuestra preocupación es la educación para formar mejores personas, dar posibilidad de desarrollaros y haceros crecer, como personas y profesionalmente. Somos muchos los que intentamos contribuir a vuestra educación. Analizaremos con el mayor detenimiento las propuestas que nos habéis hecho» dijo el Consejero de Educación, Van Grieken, añadiendo al concluir: «Seguid luchando y peleando y ¡que viva Scholas Ciudadanía en la Comunidad de Madrid para los próximos años!».

Además, tanto los voluntarios que han ayudado al equipo de Scholas, como muchos de los propios alumnos han pedido espacios que permitan que la experiencia pueda tener una continuidad, para que todo el trabajo realizado no quede en saco roto después del día de hoy. Desde Scholas les animan a continuar involucrados, a seguir trabajando juntos y a mantener vivo el espíritu de esta semana en el «Post Ciudadanía de Scholas».

El acto ha concluido con la tradicional plantación del Olivo del Encuentro y la Paz.

Fuente: http://www.eleconomista.es/ecoaula/noticias/8752544/11/17/Alumnos-de-Madrid-piden-un-cambio-por-la-educacion-y-la-desigualdad-durante-el-cierre-de-la-III-Edicion-de-Scholas-Ciudadania.html

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