Artículo: Should Charter Schools Be Pressured to Reduce Suspensions?

Autor: Michael J. Petrilli

Estados unidos/Julio de 2016/ education next

Resumen: En la Conferencia Nacional de Escuelas Charter de la semana pasada, el secretario de Educación John King retó operadores de la carta de los Estados Unidos a reconsiderar su enfoque de la disciplina y «liderar el camino en la reflexión y crecimiento profesional.» A pesar de que he frecuentemente expresado mis preocupaciones acerca de la prisa por reformar en el enfoque de la nación con la disciplina escolar. Ayudar a las escuelas autónomas a examinar y mejorar sus prácticas de disciplina es digna de elogio; haciéndolos cambiar su enfoque a través de dictados de arriba hacia abajo no lo es.

At the National Charter Schools Conference last week, Secretary of Education John King challenged U.S. charter operators to rethink their approach to discipline and “lead the way on professional reflection and growth.” Though I’ve frequently expressed my worries about the rush to reform the nation’s approach to school discipline, the secretary’s comments were measured and constructive. I was particularly struck by his insistence that there not be any “hard and fast rules or directives.” (He might want to share the speech with his own Office for Civil Rights, which could be renamed the Office for Hard and Fast Rules and Directives.)
Helping charter schools examine and improve their discipline practices is praiseworthy; making them change their approach via top-down dictates is not. (Though I’m really talking about suspensions; expulsions are a different matter, as we do need to worry about open-enrollment public schools pushing kids out.) In my view, it’s totally inappropriate for regulators—especially the feds, but also school authorizers—to get heavy-handed on the suspensions issue, for at least five reasons:
1. The school discipline data collected by the Office for Civil Rights are notoriously fishy; attaching stakes to them will make them even more so because people work to report the data they prefer rather than reality.
2. There’s a big risk that discouraging schools from suspending kids will result in more disorder in the classroom (though in-school suspensions could keep that from happening).
3. More disorder is disastrous for all kids, but especially poor children of color. They make up the vast majority of the nation’s charter school population and have not a minute to spare if they are going to have a shot at college and career readiness.
4. More disorder is expressly not what most parents want when they choose charters (or any schools, for that matter).
5. Because school discipline is so nuanced and so deeply embedded in a school’s culture and practices, it’s precisely the type of issue where charter schools are supposed to have autonomy.
There’s a reasonable case, then, for simply making suspension data transparent to the public and to parents, who can decide which schools to shun and which to patronize. But I’m worried about how it has played out in Washington, where the D.C. Public Charter School Board (DCPCSB) has asked schools to “defend” their suspension numbers. To charters that suspend a high percentage of students, that means dragging their boards in front of DCPCSB for what feels like a Star Chamber proceeding. That sure feels like an effort to change their behavior.
Why is that OK? Why not interrogate them over their curriculum choices too, or their class sizes, or their teacher evaluation systems?
As Jay Greene argued the other day, these kind of authorizer practices resemble those of the bureaucracies that have long stifled traditional public schools. It represents a peremptory attitude and impinges on autonomy and parental choice.
The students who will lose are the poor kids of color who come to school wanting to learn, follow the rules, and work hard. For decades, our big city districts have said to them, “You are not our priority.” I don’t want charter schools to do the same.
* * *
So that’s my take. But what do others think? In the coming days, we will publish reactions to Secretary King’s speech by practitioners and policy analysts involved in the charter school movement. If you’d like to sound off on charter discipline, shoot me a note. Here’s hoping for a constructive dialogue.
—Mike Petrilli
Foto: http://educationnext.org/files/ednext-blog-july16-petrilli-principal.jpg
Fuente: http://educationnext.org/should-charter-schools-be-pressured-to-reduce

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Javier Urra: “La violencia de género va a más; no es una opinión, es un diagnóstico”

ENTREVISTA | Diario.es

Javier Urra, Psilólogo forense

iaAna Mato, la mujer de Urdangarían o Ferrusola. ¿Dónde está la sociedad de mujeres para decir que esas no las representan?», censura el exdefensor del Menor y psicólogo forense, Javier Urra

«Lo que no se puede hacer es crear unas expectativas que no se pueden cumplir. No puedes educar a tu hijo en el concepto del amor Disney, felices para siempre», apunta

«Yo lo llamo sanciones y sí, por supuesto, la sanción es parte de la educación. Las normas sociales tienen un componente pedagógico», defiende Urra

A Javier Urra (Estella, 1957) se le conoce sobre todo por su etapa al frente del Defensor del Menor, pero es psícólogo forense de la Fiscalía de los juzgados de menores de Madrid en excedencia y actualmente lidera un amplio equipo de especialistas que trabaja con jóvenes agresivos con sus padres. Recientemente ha pronunciado una conferencia en el Parlamento de Navarra en la que recomendaba educar a los niños en la frustración. Aquí lo explica.

El mundo no es Disney. Es una advertencia suya. ¿A quién va dirigida?

 Hay muchos padres que piensan que el mundo es Disney, que le piden a la vida lo que la vida no puede dar. Por supuesto, hay gente que está viviendo situaciones terribles, desahucios, pobreza extrema, exclusión social. La vida no es justa, así que pongámonos a hacer cosas. Lo que no se puede hacer es crear unas expectativas que no se pueden cumplir. No puedes educar a tu hijo en el concepto del amor Disney, felices para siempre. ¿Qué pasará con él si un día su relación se rompe ¿Cómo podrá seguir adelante? Hay que ser realista, aprender a disfrutar de las cosas más insignificantes y a afrontar el dolor, porque la vida está llena de ambos.

¿Cómo prescindir de modelos tan presentes en la sociedad?

Ahora hemos abierto la piscina en el centro. Las chicas, jovencísimas y monísimas en la mayoría, vienen rechistando: “Urra, no quiero ir a la piscina”. Tengo cartucheras, tengo pelos, tengo estrías… Esto es un verdadero problema en nuestra sociedad. No estamos avanzando nada en esto. Y no me refiero solo al aspecto físico. Lo que quiero decir es que, después de tanto tiempo, ¿cuántos alumnos varones tiene la Escuela de Enfermería de Navarra? Poquísimos. ¿Cuántos profesores varones trabajan en el ciclo de educación de cero a tres? Poquísimos. Seguimos teniendo una sociedad en la que la mujer educa más y la mujer se ocupa más del dependiente, por poner dos ejemplos. La mujer ha dado un giro, porque trabaja fuera de casa y es más independiente, pero no ha dejado de ejercer el papel tradicional, ahora abarca los dos ámbitos, se desdobla, hace el doble. ¿Por qué? Porque en este país la mujer aún no ha hecho una verdadera revolución. Y las jóvenes están viviendo esa dualidad, siguen esclavas del modelo físico imperante y aspiran al mismo tiempo a ser mujeres libres e independientes. Pero tampoco es fácil para ellas encontrar un modelo social que cumpla esos parámetros.

¿En quién está pensando?

Podemos dar varios nombres: Ana Mato, que baja un día al garaje de casa, se encuentra un Jaguar allí y ni se da cuenta. La mujer de Urdangarín, que firmaba todo lo que le ponían y no se enteraba de nada. O la Ferrusola, que a mí me tiene enamorado, que su hijo compraba Ferraris a plazos y ella dice que no tienen ni cinco. ¿Pero dónde está esa sociedad de mujeres para decir que estas señoras no las representan? ¿Cómo aguantan la sociedad de mujeres sin explotar contra estos mensajes?

¿Quiere decir que la propia mujer es corresponsable de la existencia del machismo?

En parte, sí. A la mujer le falta el último paso de su revolución. Existe una gran lucha de poder entre hombres y mujeres, también entre los jóvenes. A veces, las mujeres son profundamente agresivas en lo verbal y los hombres son profundamente agresivos en lo físico. Y esto no se está corrigiendo. La violencia de género entre los jóvenes va a mas. Y esto no es una opinión, es un diagnóstico.

¿Cuáles son las causas?

Varias. Para empezar, ha desaparecido el inhibidor que era el pecado. La sensación de culpa se ha diluido, lo cual no está ni bien ni mal, salvo porque tienes que tener otros complementos, llámese moral, conciencia, ética… Y hay muchos jóvenes que no han adquirido estos complementos. Eso por una parte. Por otra parte, el problemón radica en qué es amar. Amar es volcarte en otra persona para que sea feliz la otra persona. Pero muchos jóvenes piensan que si quieren a una chica, ella tiene que quererles en reciprocidad. Muchas jóvenes me dicen que se acuestan con su pareja pero sin querer hacerlo, y explican que es porque, si no es con ellas, su pareja se acostará con otras personas. La violencia de género es un planteamiento vital, el producto de una educación, no un estado mental transitorio.

Autoridad, competencia y confianza son los tres pilares básicos de la educación, según sus libros. ¿Cómo asentarse en esos tres pilares?

Primero, siendo adulto. Los padres, a veces, lo quieren hacer tan bien, tan bien, que se hiperexcitan. Un niño tiene temperamento, que se hereda, carácter (improntas) y personalidad (que se elabora). Los padres deben tener autoridad, y ese concepto hoy se ha diluido. En una manifestación, los policías temen a los manifestantes. En una clase, el profesor teme al alumno. Los padres deben tener autoridad, y ese concepto hoy se ha diluido. En una manifestación, los policías temen a los manifestantes. En una clase, el profesor teme al alumno.

Según este planteamiento, ¿cree que hay que recuperar el antiguo concepto de la autoridad paterna?

Hay que recuperar el concepto de autoridad. No el antiguo concepto de autoridad paterna, que tiene muchas connotaciones negativas. No. Pongo un ejemplo. Yo doy muchas clases a jóvenes. Soy consciente del afecto que me tienen y de la relación de complicidad que se establece. Pero, por ejemplo, no me hablan mientras tienen las manos en los bolsillos. ¿A mí me importa que me hablen con las manos en los bolsillos? No, pero es significativo si lo hacen o no. Yo soy el profesor y ellos los alumnos. Ni se come chicle, ni se sientan mal, ni hablan durante la clase. Tiene que haber una distancia entre profesor y alumno, lo mismo que entre padres e hijos. Los padres no son amigos de sus hijos. Cuando todo falle, ahí encontrará el hijo a sus padres. Si eso es amistad, perfecto, pero si yo tengo que decirle a un hijo que algo no se lo voy a admitir, se lo digo y no se lo admito. ¿Qué voy a generarle un disgusto y un conflicto? Sin duda. Como cuando le llevé a vacunar. ¿Le gustó? No. Pero le va bien. El adulto tiene un criterio, unas formas y una actitud que conforman su auctóritas. Eso es lo que hay que recuperar.

¿Quiere decir que el criterio del padre debe imponerse siempre al del hijo?

No. Quiero decir que el padre tiene su criterio, lo expone y abre el debate. Quiero decir que hay que educar a los hijos en la duda, en la incertidumbre, en el cuestionamiento de las verdades que hasta hace un tiempo se tomaban por absolutas. Hay que educar a los hijos en la frustración, por supuesto.

¿Dónde queda entonces la tendencia de educación para el éxito que está tan de moda?

Lo primero que hay que preguntarse es qué es el éxito. Yo creo que el éxito es decir “mereció la pena” en el momento en que vas a morir y miras hacia atrás, hacia lo que has hecho en la vida. El problema es que muchos padres tienen otro concepto de éxito, un concepto encontrado con el de la frustración. Hay muchos padres que quieren ganarse el afecto de sus hijos y terminan siendo chantajeados por ellos. Sin embargo, yo defiendo que un padre tiene perfecto derecho a llegar a casa un día y pedirle a su hijo que le traiga las zapatillas. Y eso no significa que le esté tratando como a un esclavo. Un padre tiene que decirle a un niño que, de los cinco euros que le dan de paga a la semana, cuántos quiere dedicar a otros niños que no tienen lo que él sí disfruta. Y el niño dirá: ninguno. Vale, pero, el padre le estará dando la opción de ser generoso. Yo creo que a un niño hay que llevarle al hospital a ver a un familiar enfermo, o a visitar a la abuela con Alzheimer. Todo esto es educar en el éxito, educar en el tú, no en el yo. Esto es decirle a un hijo, tú eres importante, pero todo lo demás también. Con este tipo de educación se consiguen grandes avances sociales.

¿Por ejemplo?

Por ejemplo, cuando un niño observa en su clase un maltrato, ¿cómo reacciona? Si está recibiendo una educación basada en el yo, seguramente permanecerá ajeno a la situación de maltrato, indiferente. Sin embargo, un niño educado en el tú se sentirá cómplice del maltrato si no interviene para detenerlo, porque le importará lo que le está ocurriendo al niño maltratado.

¿Es partidario de castigar a los niños como parte de su educación?

Yo lo llamo sanciones y sí, por supuesto, la sanción es parte de la educación. Las normas sociales tienen un componente pedagógico. En este país, sin embargo, tenemos miedo a establecer normas de autoridad porque venimos de años de imposición y de autoritarismo. Pero yo creo que tenemos que quitarnos de encima esos complejos. Hay que enseñar el respeto a las normas desde la autóritas: yo no puedo decirle a un chaval que no haga botellón mientras voy puesto de coca, no puedo decirle que no robe si yo soy un corrupto. Hay que saber respetar la autoridad, sin duda. Y esto no significa que los chicos tengan que aprender a respetar al jefe porque es jefe. Al revés, tienen que aprender a respetar a quien merece ese respeto. Yo tuve chicos en la Fiscalía que me decían “yo creo que a mis padres no les importo nada, porque nunca me riñen, haga lo que haga”. Eso sí es el problema. Los hijos, aunque lo nieguen y se enfrenten a ello, necesitan que el adulto les ponga los límites y las normas. La idea del prohibido prohibir de mayo del 68 no funciona. Hay que inculcar normas, y eso no significa que no se eduque a los hijos en libertad y en autonomía.

Fuente: http://www.eldiario.es/norte/navarra/violencia-genero-opinion-diagnostico-educacion-menores_0_520748229.html

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La educación necesita disciplina.

Asia/Kuwait/25.04.2016/Autor:Talal Al-Ghannam/Fuente:http://news.kuwaittimes.net/

Bueno querida mañana y honorables hermanos y hermanas. El artículo de hoy es un poco diferente a las anteriores, que abordaron en su mayoría malas acciones en lugares públicos, algunos de los cuales están asociados con el departamento de tráfico. El título de este artículo «Necesidades Educativas Discípulos ‘ha estado en mi mente durante mucho tiempo, y quería dedicar tiempo y esfuerzo para hacer frente a ella en lugar de escribir un párrafo o dos al respecto adecuada.

Creo que el título del artículo lo dice todo, y cualquier persona que lee el título sería para asegurarse de tener una idea acerca de lo que voy a estar hablando aquí. El nombre del Ministerio de Educación en árabe se traduce literalmente como «Ministerio de discípulo.» No veo por qué los funcionarios no tomarían en serio el asunto y cambiar el nombre a ser la disciplina y el Ministerio de Educación en lugar de educación por sí sola.

Hoy en día, escucho tantos incidentes y malas acciones que tienen lugar en diferentes escuelas del gobierno para nuestros hijos por algunos de los profesores que se supone que son un buen ejemplo a seguir por los estudiantes y otros. En lo personal, mis pequeños niños me siguen diciendo todos los días: «Papá, quiero contarte algo que sucedió en la escuela.» «Ya Allah lo que ahora» contesto?. Ellos responden diciendo que uno de los maestros les gritó y les contaron a pie por el cubo de la basura como castigo. Algunos maestros también llamar a los estudiantes los nombres de todos los animales en el universo. Algunos también amenazan a los más pequeños si no traer un proyecto o hacer la tarea. Así, después de esto, se puede esperar que los niños les gusta la escuela?

Los maestros que no toleran, ser amable y atento con los niños deben quedarse en casa o ir a buscar el asesoramiento de un psicólogo porque nuestros hijos son nuestro futuro. También he oído algunos pequeños repiten los insultos de vez en cuando. Cuando se les preguntó por qué dicen estas palabras, ellos responden diciendo que ellos escucharon de los maestros, creyendo que los que tiene que haber buenas palabras porque creen que los maestros siempre dicen cosas buenas y respetables.

Por último, en los años setenta y ochenta del siglo pasado, los maestros eran como ángeles. Utilizaron a golpearnos cuando lo hicimos mal, y nuestros padres nunca se opusieron. En su lugar, le decían los maestros y el director para disciplinarnos. Así que, ahora que llevaban el fruto de su disciplina para nosotros, y esto se puede ver, obviamente, en nuestra relación con ellos. Mientras que hoy en día, muchos de los profesores temen que los jóvenes estudiantes, ya que pueden ser sometidos a interrogatorio o demandados por los padres. Muchos jóvenes estudiantes ahora saben muy bien cómo castigar a los maestros si no les dan buenas marcas a través de la quema de neumáticos de sus coches o incluso dañar sus vehículos. Muchos maestros ahora aparcar su vehículo en áreas cercanas y están caminando a la escuela por miedo a eso. Esto es algo que me dijeron personalmente por un profesor expatriado.

Hasta el próximo artículo Insha’Allah.

Fuente: http://news.kuwaittimes.net/website/education-needs-discipline/

Imagen: http://news.kuwaittimes.net/website/wp-content/uploads/2015/08/Ghannam.jpg

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