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Julio Cortázar, una conciencia educadora

Por.  Adalberto Bolaño Sandoval

El autor de Rayuela no solo dictó cátedra en la famosa universidad estadounidense de Berkeley. En Argentina fue profesor de bachillerato, titular de historia, geografía e instrucción cívica. Dictó clases en la escuela pública y en la universidad.

Julio Cortázar, después de muerto en 1984, en París, no ha dejado de publicar. Y una mirada cuidadosa de esos textos editados permiten observar a un Cortázar inesperado. Uno de ellos es el de profesor y conferenciante declarado, como lo registra el texto editado en el 2013 Clases de literatura. Berkeley, 1980 y Cartas 1937 – 1954. Con ello daba cuenta, una vez más, de su carácter de docente (o más que todo de su naturaleza de enseñante). Decíamos que Cortázar, después de su fallecimiento, continuaba publicando, y ello gracias a la labor de su primera esposa, editora, traductora y albacea Aurora Bernárdez, fallecida a finales del 2014. Poco antes de morir, Cortázar había delegado en sus amigos Saúl Yurkievich y su mujer, Gladis Anchieri, su obra sin publicar, para que decidieran sobre su edición. Yurkievich nunca estuvo de acuerdo con el nombramiento de “el albacea de Cortázar”, y se encargó de aclarar de no serlo sino la exesposa de Cortázar, Aurora Bernárdez  (vivieron juntos entre 1953 y 1967), quien cuidó dichas publicaciones.

De su labor salieron varios libros y recopilaciones: en 1985, Adiós Robinson y otras piezas breves; en 1994, Obra crítica. En 1996 se edita Imagen de John Keats, escrito entre 1951 y 1952. En el 2009, Papeles inesperados (1940-1984), edición de Aurora junto con Carlos Álvarez Garriga, y en el mismo año, Correspondencia Cortázar-Dunlop-Monrós, Cartas a los Jonquières, (2010) y cinco tomos de Cartas, en más de 3.000 páginas, que van de 1937 a 1994.

Pero también se encuentran Silvalandia (1996), una obra en colaboración de Julio Silva, dibujante e ilustrador de sus obras La vuelta al día en ochenta mundos, Último round y Divertimento (esta última escrita en 1949), junto con El examen. Otra novedad la constituye La puñalada/El tango de la vuelta, otro libro póstumo de Cortázar y el artista Pat Andrea, que había sido publicado en febrero de 1984, un día después de que fuera enterrado el autor de Rayuela, considerado un tesoro editorial perdido durante años y que ahora se recupera.

EL PROFESOR DE BACHILLERATO Y EL UNIVERSITARIO

Cuando se piensa en tan inesperada cantidad de textos recopilados, una mirada cuidadosa a las Cartas 1937 – 1954 y Clases de literatura. Berkeley, 1980 dejan ver en Cortázar una conciencia educadora. Como sus pares escritores Mario Vargas Llosa, Alejo Carpentier, José Donoso o Jorge Luis Borges, Cortázar tenía el don de la palabra fácil.

Los orígenes en la docencia de Cortázar provenían de sus estudios normalistas, en Buenos Aires, de los que egresa en 1928, a los 14 años, en la Escuela Normal de Profesores Mariano Acosta. Se gradúa, más tarde, en 1932 como Maestro, y tres años después se titularía como Profesor Normal en Letras en 1935,  en la misma escuela normalista Mariano Acosta. «Pésima, una de las peores escuelas imaginables», indicaría. Esa experiencia la trasladaría después a su cuento “La escuela de noche”, publicado en el libro Deshoras. Así, el narrador expresa críticamente: «En algún momento empecé a aflojar con elegancia, porque también a mí la escuela no me parecía tan manyada aunque llevaríamos allí seis años y medio de yugo, cuatro para recibirnos de maestros y casi tres para el profesorado en letra, aguantándonos materias tan increíbles como Sistema Nervioso, Dietética y Literatura Española…»

A los 19 años había leído Opio: diario de una desintoxicación, de Jean Cocteau, libro que los transformaría y daría pie para decidirse más rápidamente para ser escritor y adscribirse al surrealismo. En la Escuela Mariano Acosta llegó a dirigir la revista Addenda, y en 1935, a los 21 años, participa como actor del grupo de estudiantes. La Buenos Aires de entonces se encontraba en plena transformación. El Cortázar de entonces era un muchacho alegre y hablador. Lampiño, y se mantuvo así, hasta que su barba fue operada en la París de los años 60 porque quería posar como intelectual y diferente. Pero tuvo que esperar al menos 30 años más para darle otra forma y otra estampa a su cara.

Había ingresado a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires en 1935 y allí aprueba el primer año, pero, como declararía más tarde, en su casa «había muy poco dinero y yo quería ayudar a mi madre», y abandona los estudios para iniciarse como profesor. De esta manera es designado como docente en la escuela San Carlos, en Bolívar, una provincia en las afueras de Buenos Aires, de 1937 a 1939, donde se distinguió por su pedagogía viva y clara. En 1938 publica su primera colección de poemas, Presencia, con el seudónimo de Julio Denis. De ellos dirá que eran unos sonetos «muy mallarmeanos», y que para él son «felizmente olvidados».

En ese trasegar por las provincias de Buenos Aires, y ya con 25 años de edad, es trasladado a la Escuela Normal de Chivilcoy, como titular de historia, geografía e instrucción cívica hasta julio de 1944, cuando es llamado como profesor en la Universidad de Cuyo, donde le ofrecieron las cátedras de Literatura Meridional y Septentrional, dictadas entre 1944 y 1945. «Año y medio estuve en Cuyo, hasta que llegó el primer gobierno de Perón, y me marché», declaró después. Cuyo es una ciudad ubicada en el centro oeste de Argentina, en la provincia de Mendoza.

De esa dimensión de los maestros tercermundistas y de escuela pública parten sus interesantes reflexiones en la Escuela Normal de Chivilcoy: «Tengo mucho trabajo en mis nuevas horas, y aunque muy satisfecho de la Escuela y del alumnado, me veo obligado a consagrarme hasta el cansancio a la preparación de las clases». Más adelante, indica que trabaja «con un cuerpo de profesores que —salvo honrosísimas excepciones— desarrollan sus actividades dentro de un marco de mediocridad tan desoladora como exasperante». Las informaciones y quejas a sus corresponsales son constantes. Cortázar escribe desde una piel que no le disgusta pero que enfrenta de manera dolorosa algunas veces. Todo depende de la época: «Ahora que he terminado el torbellino de exámenes, regreso a la relativa paz de Buenos Aires, y entro en la semana de Navidad».

En esa época el autor argentino muestra la dimensión que todavía afrontan los maestros latinoamericanos y de países ‘en vía de desarrollo’ (realmente, todavía ¿‘tercermundistas’?): las cuitas, enredalapitas y problemas de un profesor al que se persigue, se cuestiona porque es diferente, porque no se deja mangonear, porque es objetivo y claro en sus búsquedas y propuestas. Las cartas demuestran, además, un pensamiento libre y un lector insaciable y con gran capacidad de reflexión y profundidad crítica. Acerca de una muestra de música hindú escuchada en esos años, escribe con gran humor y sarcasmo: «las voces de los cantantes son una cosa desgarrada, angustiosa; el repetirse del mismo acompañamiento termina por envolverlo a uno en un ambiente de ‘horror sagrado’; se sale de esos discos como de un pantano palúdico; pero se vuelve a ellos como el criminal al lugar del crimen —y perdón por el conato de imagen—».

LA PERSECUCIÓN POLÍTICA
Pocos después, hacia 1944, en tiempos en que los militares comienzan a tener fuerza en el gobierno, Cortázar es cuestionado en el colegio, acusándosele de «escaso fervor gubernista», comunista y ateo, pues dictaba las clases de la «revolución» peronista de manera fría, «llenas de reticencias y reservas», lo cual conllevaba no apoyar al gobierno y ser socialista. Pero afortunadamente el panorama se le abre, pues es llamado a dictar unas cátedras en la Universidad de Cuyo como interino en el programa de Filosofía y Letras, en Mendoza: Literatura Francesa y de Europa Septentrional, basado en el estudio de la poesía.

Un año después, el panorama crítico por el que se saliera de la escuela secundaria se repite en la Universidad de Cuyo, pues, comenta: «he tenido en honor de que en Mendoza me califiquen de fascista, nazi, sepichista, rosista y falangista […] con tanto fundamento como podría ser la de llamarme sauce llorón». La Argentina de entonces, 1945, especialmente en los planos de la educación y la política, se llena de vituperios, persecuciones políticas, insultos en la radio, en los periódicos. Son tiempos difíciles. Y Cortázar comienza en una refriega hasta hacerse público. Por ello, llega a declarar que en la universidad «vivimos cinco días completamente sitiados, recibiendo las consabidas bombas de gases, amenazas, etc.». Es el año en que Juan Domingo Perón gana las elecciones y la persecución a los profesores y renuncias son el pan de cada día. Así, en junio de 1946, eleva carta de renuncia, en virtud de las presiones, triquiñuelas y rifirrafes: «Preferí renunciar a mis cátedras antes de verme obligado a ‘sacarme el saco’ como les pasó a tantos colegas que optaron por seguir en sus puestos», declarará más tarde.

De esa experiencia nace el primero de sus cuentos, “Casa tomada”, presentado a Jorge Luis Borges para su publicación, y quien lo aprueba inmediatamente para su revista Los anales. El cuento narra en clave neofantástica la vida de dos hermanos aburguesados que viven de la renta de sus fincas y tierras, en una provincia argentina, en una casona de sus antepasados, y que se sienten invadidos por fuerzas desconocidas, que nunca logran aparecer de manera concreta. Primero esas fuerzas se toman una parte de la casa, después, el resto, y los hermanos salen obligados por esa fuerza invasora. Desde una interpretación política, como en la política de ciertos dictadores latinoamericanos que pronuncian el «expropiésele» de manera categórica, el cuento apuntaba a ser una metáfora del despojo simulado, de una política en que el terror político se convertía en una versión de lo desconocido y neofantástico, una visión donde el terror se constituía en un misterio cotidiano.

SU MÉTODO DE ENSEÑANZA
Acerca de sus métodos de enseñanza, en el blog de Juan Botía, en un artículo titulado “Julio Cortázar: profesor” aparecido en El Espectador, se reseñan las palabras de una exestudiante del colegio de Chivilcoy, María René Miné Cura. Para ella, la importancia de Cortázar como docente «fue transmitirnos la historia y la geografía de una manera que no nos había sido revelada. Era una mirada distante de la oficial. No hacía una cronología rigurosa. Nos contó la historia cotidiana, que era la historia de la civilización. Y nos enseñó la geografía humana, que traza la relación entre la gente y la tierra. Detestaba tomar exámenes y criticaba la rigidez del sistema educativo. Tenía una cosmovisión de las cosas».

Justamente, tiene que ver con la filosofía pedagógica que expresa Cortázar en un hermoso texto titulado “Esencia y visión del maestro” (y reimpreso en Papeles inesperados), editado por los alumnos de la Escuela Normal de Chivilcoy, en la revista Argentina, en el número 31 del 20 de diciembre de 1939:

“Ser maestro significa estar en posesión de los medios conducentes a la transmisión de una civilización y una cultura; significa construir, en el espíritu y la inteligencia del niño, el panorama cultural necesario para capacitar su ser en el nivel social contemporáneo y, a la vez, estimular todo lo que en el alma infantil haya de bello, de bueno, de aspiración a la total realización”.

Acerca de esas clases de Literatura en la U. del Cuyo, Cortázar expresa: «Enseño mi literatura con gusto —aunque el nivel intelectual de aquí no sea brillante— y salgo por fin de esa odiosa cátedra secundaria que había dejado de tener todo sentido para mí […] yo vengo a quitarles cruelmente la inocencia, esa que Rimbaud defendía con tan atroces blasfemias  que hacen sonrojarse a veces a mis alumnos». Pero en realidad ese otro tiempo, ya personal, ya para la escritura que se manifestaba en algunos cuentos publicados o próximos a publicarse, pues «me divierto enormemente poniendo en orden —¡ya era tiempo!— mis ideas y sentires».

Entre ese año, 1946 y 1951, presenta libros que son rechazados: el poema dramático “Los reyes”, la novela Divertimento y la novela El examen, hasta que le publican Bestiario, su primer libro de cuentos, y desde el cual comienzan a figurar sus primeras obras maestras en el género. Tras ganar una beca en París, se marcha en 1951.

CLASES DE LITERATURA. BERKELEY, 1980
Desde 1969 Cortázar se había negado sistemáticamente a dictar conferencias o charlas en Estados Unidos por encontrarse en contra de la ‘fuga de cerebros’ y por su postura combativa del momento en contra de la «política imperialista» de ese país, posición que cambió a mediados de los setenta para cumplir con homenajes y simposios.

En Clases de literatura. Berkeley, 1980, Cortázar logra exponer su poética de la literatura de manera didáctica y popular, cómo y bajo qué parámetros escribió sus obras y cuáles eran las perspectivas experienciales y políticas tras las cuales plasmó tales trabajos. Al igual que Ítalo Calvino, quien es invitado en 1985 por la Universidad norteamericana de Harvard, para impartir la prestigiosa cátedra.


Imagen de la portada del libro ‘Julio Cortázar. Clases de literatura, Berkeley, 1980’. Foto de Carol Dunlop. Co. CGAI, Penguin Random House Grupo Editorial.

Las lecturas o conferencias hacen una revisión lúcida e inteligente de su obra: 1) de los tiempos de cuentos fantásticos y de “entretenimiento”. Sobre estos declara: «En los cuentos de Buenos Aires los personajes estaban al servicio de lo fantástico como figuras para que lo fantástico pudiera irrumpir […] [aunque] lo que verdaderamente me importaba era el mecanismo del cuento, sus elementos finalmente estéticos, su combinatoria literaria con lo que puede tener de hermoso, de maravilloso y de positivo». Y que son realmente los más recordados, los de la primera época, como “Casa tomada”, “Circe”, “Continuidad de los parques”, “La noche boca arriba” y “Carta a una señorita en París”, entre otros. 2) También hace referencia Cortázar a una época metafísica (el cuento “El perseguidor” y Rayuela), que describen tiempos del individualismo y el egoísmo de Johnny y Horacio Oliveira, para pasar, posteriormente, a la última 3), en la que busca mirar al hombre desde sus dimensiones políticas, económicas e históricas, a partir de la revolución cubana.

Acerca de sus charlas en Harvard, Cortázar se preguntaba: «¿Enseñar?» Dejo, dice en su carta a Guillermo Shavelzon, irónicamente, una imagen de «rojo», «y les demolí la metodología, las jerarquías profesor/alumno, las escalas de valores, etc. En suma, que valía la pena y me divertí». Tanto así, que en su primera charla, aclaró Cortázar: «Tienen que saber que estos cursos los estoy improvisando muy poco de que ustedes vengan aquí: no soy sistemático, no soy ni un crítico ni un teórico, de modo que a medida que se me van planteando los problemas de trabajo, busco soluciones».

Cortázar sabía narrar cuentos. En 1970 había hablado en La Habana y después originalmente publicado en la revista Casa de las Américas, en 1970, el texto “Algunos aspectos del cuento”, donde introdujo su inolvidable boutade de que «la novela gana siempre por puntos, mientras que el cuento debe ganar por knock-out». Y ello, explicaba, porque «El cuentista sabe que no puede proceder acumulativamente, que no tiene por aliado al tiempo; su único recurso es trabajar en profundidad, verticalmente, sea hacia arriba o hacia abajo del espacio literario».

En este recorrido, la mirada que Julio Cortázar  manifiesta desde la literatura y desde la educación, casi cincuenta años atrás, es contigua, interpenetrante. En primer lugar, esta época concuerda con una declaración acerca del sentido humanístico de la literatura que da Cortázar en sus Clases de literatura:

“Creo que nosotros los escritores, si algo nos está dado —dentro de lo poco que nos está dado— es colaborar en lo que podemos llamar la revolución de dentro hacia afuera; es decir, dándoles al lector el máximo de posibilidades de multiplicar su información, no solo de información intelectual sino también la psíquica […] Si algo puede hacer un escritor a través de su compromiso ideológico o político es llevar a sus lectores una literatura que valga como literatura y al mismo tiempo que contenga, cuando es el momento o cuando el escritor así lo decide, un mensaje que no sea exclusivamente literario”.

Frente a la literatura, frente a la educación, surge un Cortázar integral: nociones de bondad, nociones de belleza, nociones de una política, que confluyen en una apertura inteligente hacia el mundo; se trata de enseñar a pensar desde diferentes dimensiones: desde la educación y lo literario. Ellas convergen, y el maestro traslada hacia sus estudiantes ese diálogo fructífero: educar para ayudar a pensar, a interpretar, hacer el mundo propio y mejorarlo.

Fuente :http://revistas.elheraldo.co/latitud/julio-cortazar-una-conciencia-educadora-137819

Imagen: http://revistas.elheraldo.co/sites/default/files/2016/05/14/articulo/cortazar-sex-0.jpg

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Cuba y EEUU colaboran para preservar el museo de Hemingway

ElMundo/12 de mayo de 2016

Expertos de ambos países se han reunido en el museo de Finca Vigía de La Habana, para concretar la construcción de un local en el que almacenar y restaurar los documentos que se guardan en la casa del escritor en la isla

Hasta el momento, se han restaurado y conservado más de 2.099 páginas de documentos, más de 3.000 páginas de cartas y 170 páginas de manuscritos originales.

Expertos de Cuba y EEUU que colaboran en la preservación del legado de Ernest Hemingway se han reunido este jueves en el museo de Finca Vigía en La Habana, donde participan en la construcción de un local para almacenar y restaurar la documentación que guarda la antigua casa del escritor norteamericano en la isla.

«Este proyecto ha sido un gran avance entre cubanos y estadounidenses para mantener el legado de Ernest Hemingway», dijo a la prensa Jenny Phillips, presidenta de la Fundación Finca Vigía, una de las instituciones estadounidenses que trabajan con el museo cubano para conservar los valores que atesora.

Phillips anunció que este miércoles llegó un barco con materiales de construcción estadounidenses para el proyecto al puerto cubano del Mariel, donde radica la primera Zona Especial de Desarrollo de la isla.

El Taller, como se ha denominado al local que albergará un laboratorio con un almacén archivístico en el museo habanero, se edificará con materiales estadounidenses, convirtiéndose así en uno de los primeros proyectos de construcción en la isla que utiliza componentes del país norteamericano, desde el comienzo del embargo hace 55 años.

Por su parte, la presidenta del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural de Cuba, Gladys Collazo, ha considerado que es un «acontecimiento importante» para el patrimonio cubano esta colaboración y ha resaltado el trabajo conjunto realizado en los últimos 14 años entre el museo Ernest Hemingway y la Fundación Finca Vigía que ha permitido la digitalización de miles de documentos.

Collazo ha señalado que por intermedio de la Fundación norteamericana, en el transcurso del último año se han podido obtener fondos provenientes de donaciones realizadas por compañías de EEUU como Caterpillar, AT&T, American Express y Ford Foundation para crear el Taller. La donación de Caterpillar asciende a 500.000 dólares, según refirió el presidente y director general de esa empresa, Doug Oberhelman, integrante de la delegación estadounidense, quien dijo que la realización de este trabajo conjunto ha sido un verdadero puente cultural entre EEUU y Cuba.

La colaboración entre la Fundación Finca Vigía y el museo Hemingway ha permitido mejorar las condiciones de almacenamiento de miles de piezas de la colección de documentos y objetos que pertenecieron al escritor, ha destacado la directora del museo cubano, Ada Rosa Alfonso. Según ella, se han restaurado y conservado más de 2.099 páginas de documentos, más de 3.000 páginas de cartas, 170 páginas de manuscritos originales de Hemingway, así como fotografías, álbumes de recortes, cablegramas, sobrecubierta de libros, folletos y revistas, entre otra papelería.

La casona Finca Vigía, situada a unos 15 kilómetros del centro de La Habana, fue durante más de veinte años la residencia del escritor norteamericano y se convirtió en el Museo Ernest Hemingway después de su muerte el 2 de julio de 1961, cuando se suicidó de un disparo con una escopeta de caza en Idaho.

Ernest Hemingway pasó largas temporadas, entre 1939 y hasta poco antes de su trágica muerte, en Finca Vigía, donde incluso escribió parte de algunas de sus más famosas novelas, entre ellas, El viejo y el mar, obra muy importante para que se le concediera el premio Nobel de Literatura en 1954.

El museo conserva una colección de unos 22.000 objetos personales y documentosque pertenecieron al novelista, entre libros, trofeos de caza, discos, armas, papelería, fotos, una máquina de escribir donde solía escribir de pie y el yate El Pilar, con el que salía a pescar y navegar por el mar Caribe.

Fuente: http://www.elmundo.es/cultura/2016/05/12/5734516ee5fdeac25c8b45bb.html

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Libro y Película. La Ladrona de Libros

La ladrona de libros” Reseña de una película de Brian Percivel sobre un libro de Markus Zusak, USA – Alemania 20th Century Fox, 2013.

Autora de la Reseña: Carolina Urtasun. Universidad Nacional de La Plata. Argentina

Entre otras cosas, escribo para que no suceda lo que temo; para que lo que me hiere no sea; para alejar al Malo. Se ha dicho que el poeta es el gran terapeuta. En este sentido, el quehacer poético implicaría exorcizar, conjurar y, además, reparar. Escribir un poema es reparar la herida fundamental, la desgarradura. Porque todos estamos heridos.
Alejandra Pizarnik

Podemos decir que la historia de Liesel es una historia de pérdidas. Cada hito de la historia está marcado por una negación, una falta hacia ella y eso hace que la película tenga una carga emocional muy fuerte. Pero también podemos decir que el relato tiene sus ganancias. Son esos momentos en que, a pesar de la oscuridad que la rodea, Liesel encuentra cabos de los que sostenerse, que le permiten construir una trama para seguir adelante. Uno de esos cabos son los libros. En medio del conmocionante contexto de guerra en el que vive, la protagonista desarrolla relaciones clave con personas que le ayudan a conseguir libros para leer y con quienes comparte el placer de la lectura.“La ladrona de libros”, película de Brian Percivel basada en una novela de Zusak, cuenta la historia de una niña alemana, Liesel, a quien sus padres dejan en adopción antes de huir de la Alemania nazi tiempo antes de la Segunda Guerra Mundial. Liesel es acogida por una pareja de mediana edad, con la que aprende a convivir y a leer. El primer día de clases en la escuela sus compañeros se burlan de ella porque, en lugar de su nombre, escribe apenas unas grandes cruces en el pizarrón. Sin embargo, su padre adoptivo fomenta su pasión por los libros: le lee antes de dormir y pinta en las paredes del sótano de la casa un gran abecedario para que Liesel escriba todas las palabras que va conociendo. Cuando Liesel aprende a leer, y la relación con su padre adoptivo se hace más profunda, se suma un integrante al seno familiar: Max, un joven judío escapado de la Noche de los Cristales Rotos (Noviembre de 1938), a quien los padres adoptivos de Liesel deciden refugiar en el sótano, y de quien la niña se hace íntima amiga.

La familia que acoge a Liesel procura sobrevivir en esa sociedad y responder formalmente a las autoridades. Como bien se sabe, la sociedad civil alemana no era homogénea respecto a su postura sobre el régimen, como tampoco ajena a él. En aquella época, el nazismo pretendió ejercer una influencia muy grande sobre las personas, en especial sobre los más jóvenes, convocándolos a vivir por y para el Führer (líder), haciendo que las familias perdieran autoridad y autonomía frente a la formación de los hijos1.

En la película pueden verse algunas características de esta educación destinada a los jóvenes. En primer lugar, vemos la escuela, como toda la ciudad, con banderas rojas con la esvástica en las paredes. Dentro del aula, vemos el cuadro de Hitler colgado por encima del pizarrón. A su lado, una gran lámina con imágenes de rostros dibujados desde distintos ángulos que remiten a las “ciencias raciales”. En otro momento, vemos el coro de niños de la escuela, con sus camperas pardas y una esvástica sobre tela roja en el brazo, cantando una canción en alusión al pueblo alemán. En la misma secuencia, Rudy -vecino y amigo de Liesel- es castigado por sus padres porque quiere ser como el corredor de carreras negro Jesse Owen, sin embargo, soldados de la SS lo incorporan al equipo “ario” de promesas deportivas.

Asimismo, los jóvenes participan en un acto oficial de quema de libros. En esa escena, un compañero de la escuela pone a prueba a Liesel y a su amigo Rudy, desafiándolos a ejercitar la lealtad al Führer quemando libros en la hoguera que ocupa el centro de una plaza.

Hacia el final de la escena, cuando en la plaza ya no queda nadie la protagonista inquieta se acerca a la pila ardiente y trata de rescatar un libro humeante. Mientras tanto es observada desde un auto por la esposa del alcalde que la mira sin decir nada y se retira velozmente. Liesel queda expuesta pero establecerá con esa mujer una complicidad inesperada. La esposa del alcalde le abre a Liesel las puertas de su casa y de su biblioteca. Le habilita el acceso a una colección amplia, propia de una familia rica y poderosa del pueblo, donde Liesel puede dejarse llevar por las lecturas y la esposa del alcalde recordar a su hijo muerto en la guerra. En la tranquilidad de esa biblioteca, la relación entre ellas se hace más cercana; pero el alcalde no consentirá ese vínculo y expulsará a Liesel de la casa y del acceso a los libros. Sin embargo, la protagonista persistirá en su deseo lector de modo clandestino y comenzará a robar los libros ingresando por una ventana de la casa señorial.

Los libros robados son compartidos con Max en largas jornadas de lecturas furtivas en el sótano de su casa. Liesel ofrece a su refugiado amigo un mundo de descripciones, viajes e historias que lo alimentan y le dan fuerzas para sobrellevar sus propias pérdidas. De allí surge una escena clave para pensar la película en términos pedagógicos. Max regala a Liesel el libro “Mi Lucha” de Hitler con las hojas pintadas de blanco y una inscripción en hebreo que dice: “escribe”. Lo hace para que ella pueda transformarlo su propio cuaderno de historias. Un acto clandestino que da espacio a la producción de la propia palabra escrita. Una sugerencia amorosa y transgresora para que Liesel escriba en un idioma prohibido una historia también prohibida.

Hacia el final de la película, la ciudad es bombardeada convirtiendo a todos los edificios y casas en escombros. Los padres adoptivos de Liesel y sus vecinos mueren pero ella logra sobrevivir porque se encontraba en el sótano escribiendo en el cuaderno que Max le regaló. En la última toma, se muestra a Liesel ya como una escritora consagrada en un lujoso departamento capitalino. Esa escena refuerza una mirada individual sobre la “salvación” que poco invita a pensar en la liberación (y en la lectura) en términos más colectivos. En este sentido, la película se apoya de alguna manera en una tradición liberal de relatos sobre los totalitarismos que reivindica la fortaleza personal de ciertos individuos que logran oponerse a un régimen que niega su autonomía. En este sentido no contribuye a profundizar la reflexión en términos sociales más amplios que den cuenta del lugar de la “lectura” como un terreno de disputa donde más que “individuos vs régimen” hay distintos sectores sociales en pugna, donde unos colaboran, otros callan y sólo algunos resisten.

En síntesis, la película relata la historia de una niña que sobrevive al nazismo y a la guerra leyendo; una “ladrona de libros” que se convierte en una reconocida escritora en su adultez. Es una historia de transformación en la que, como dice Pizarnik en la cita que da comienzo a esta reseña, la protagonista logra reparar su herida. Los personajes muestran en la película una mirada hacia el otro que supera el temor por el castigo propio. Frente al horror del régimen, la guerra y la educación de los jóvenes en ese sistema, aparecen la construcción de relaciones personales, la lectura de libros -literatura principalmente- y la escritura de la propia historia como prácticas que ayudan a liberar y liberarse, re-construirse, re-vivir la experiencia.

Ficha técnica

Título: La Ladrona de Libros
Título original: The Book Thief
Dirección: Brian Percival
País: USA – Alemania
Año: 2013
Duración: 131 min
Género: Drama, Bélico
Estreno: 10/01/2014
Reparto:  Geoffrey Rush, Emily Watson, Nico Liersch, Joachim Paul Assböck, Sandra Nedeleff, Kirsten Block, Matthias Matschke, Roger Allam, Sophie Nélisse, Oliver Stokowski
Adaptación: Michael Petroni
Fotografía: Florian Balhaus
Música: John Williams
Producción: Karen Rosenfelt
Producción ejecutiva: Redmond Morris
Basada en una novela de Markus Zusak.

 Cita sugerida: Urtasun, C. (2014). [Reseña de la película La ladrona de libros, sobre un libro de Markus Zusak de Percivel, B.]. Archivos de Ciencias de la Educación, (8). Recuperado de http://www.archivosdeciencias.fahce.unlp.edu.ar/article/view/Archivos08a17
Notas

1 Michaud, E. (1996) “’Soldados de una idea’. Los jóvenes bajo el Tercer Reich”, en Levi, Giovanni; Schmitt, Jean-Claude (Dir.) Historia de los jóvenes, II. La Edad Contemporánea, Madrid, Taurus.

Fuente de la Reseña:

http://www.archivosdeciencias.fahce.unlp.edu.ar/article/view/Archivos08a17/html_44

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El profesor afgano que reparte libros a los niños que no pueden ir al cole

Saber Hosseini ha conseguido recaudar dinero para comprar libros que se fabrican en la frontera con Irán para que los niños de las aldeas puedan recibir una educación mínima

Afganistán/22 abril 2016/Autor: El Confidencial/ Fuente: http://www.elconfidencial.com/

Saber Hosseini entrega libros a los niños que no pueden ir al colegio. Y lo hace de modo especial y determinado: cada fin de semana y los días de fiesta se desplaza a casa de los chicos en bicicleta.

El profesor prepara la cesta y coge carretera y manta hacia las áreas más remotas del país, por caminos de tierra no transitables en coche. Ha ideado una manera de permitir a los niños de las zonas rurales el acceso a un sistema educativo que de otro modo sería inaccesible. «Cuando les doy los libros puedo ver la alegría y entusiasmo en sus caras. Para mí es una gran inspiración sóo poder comprobar la felicidad que les produce el poder aprender».

Hosseini es un maestro de Bamiyan, la capital de la provincia situada en el centro de Afganistán, una zona muy pobre y montañosa con calles empinadas e inaccesibles. Aquí, la mayoría de las escuelas fueron destruidas durante la guerra, las que quedan en pie son pocas y están lejos de las aldeas. La consecuencia es una baja tasa de alfabetización de los niños con respecto a los adultos.

La idea surgió hace seis meses, después de que varios colegas del gremio le ayudaran a recaudar el dinero suficiente para la compra de 200 libros. Hasta el momento, esta cifra ha ascendido a 3.500 y no ha sido fácil. Para comprarlos tienen que llegar hasta la frontera con Irán porque Afganistán fabrica libros en cantidades muy limitadas.

Cada vez que se para a hablar de Cultura, Hosseini habla de paz: «Los talibanes usan las bicicletas para realizar atentados. Nosotros queremos sustituir esta imagen de violencia por la educación».
Fuente de la Noticia:
Leer más:  Vídeo: El profesor afgano que reparte libros a los niños que no pueden ir al cole. Noticias de Virales  http://goo.gl/0rI0M2

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Venezuela: Cervantes se apropia del Aula Magna

Ucvnoticias/22 de abril de 2016/Por: Ingird Uzcategui

 

El caballero de la triste figura, irrumpe bajo las Nubes de Calder  en medio de un espectáculo delirante, que cautiva, enamora y encumbra a las artes  escénicas venezolanas como las mejores  de América Latina.

Para conmemorar los 400 años de la muerte de Miguel de Cervantes Saavedra, la embajada de España en Venezuela, durante el mes de abril  preparó una  agenda de actividades en la que destaca El hombre de La Mancha, un espectáculo escénico musical, estrenado originalmente en Broadway hace 50 años,  traducido en 10 lenguas y presentado en miles de  funciones alrededor del mundo.

Desde este viernes 22 de abril,  cuando se cumple el cuarto centenario de la desaparición física de Cervantes, irrumpe en el Aula Magna un Quijote a la venezolana,  con un elenco de actores reconocidos en la escena nacional e internacional y  quienes recibieron este  jueves el aplauso de pie de la prensa nacional, invitada  a la primera presentación.

El hombre de La Mancha, es un texto original de Dale Wasserman, con música de Mitch Leigh y temas musicales con letras compuestas por Joe Darion.

El montaje adaptado por el productor y director general Djamil Jassir,  además de traducirse en función del público venezolano, reveló el director que se añadieron algunos personajes con la intención de imprimirle a la obra,  el humor característico venezolano y un matiz local, sin alterar la esencia, ni el concepto,  ni la reflexión propuesta dentro de la obra.

“COMENCEMOS A VER LA VIDA COMO LO MARAVILLOSA QUE ES”

La propuesta tiene  como personaje  central a don Miguel de Cervantes Saavedra y trata de unas horas cruciales en su vida. Después de hundirse totalmente en sus carreras de dramaturgo, poeta y cobrador de impuestos para el gobierno, Cervantes es arrojado a un calabozo para ser juzgado por la Inquisición a causa de sus ofensas contra la iglesia.

Es sujeto a un juicio por sus compañeros de prisión. Este grupo está compuesto por ladrones, asesinos y cortesanas que pretenden confiscar sus pertenencias. Uno de sus patrimonios es el manuscrito incompleto de una novela llamada Don Quijote y para salvaguardarlo,  Cervantes ofrece su defensa en forma representación.

Los reclusos convienen y de esta forma,  se introduce el espectáculo. La celda se transforma y surge la historia del Caballero de la Triste Figura con la participación de los prisioneros en otros papeles.

Don Quijote y Sancho salen al camino para revivir la época de la caballería, combatir el mal hasta  la batalla con los molinos de viento que al principio Don Quijote confunde con gigantes, pero luego le  achaca  a su enemigo, el oscuro Encantador, con quien un día se encontrará en mortal combate.

Posteriormente, se dirigen a una posada que a los ojos del ilustre caballero es un castillo. Aldonza, la moza de esa hostería es, además prostituta del lugar. Desde su llegada al mesón, Don Quijote la mira como su sueño ideal y promete que le servirá de ahí en adelante. Ella se molesta porque él no la reconoce como realmente es.

La fiebre de idealismo del protagonista se apodera de Aldonza, quien en el intento de ponerla en práctica, es cruelmente golpeada y violada por los arrieros. De esta forma ella renuncia a él. Entonces aparece el Encantador quien reta a Don Quijote al combate, lo fuerza a mirarse en el espejo de la realidad. El Caballero de la Triste Figura se ve reflejado como un tonto y loco. Don Quijote es derrotado, pero Aldonza le ruega que se transforme nuevamente en su Caballero y retome su visión de gloria. Cuando él se convierte nuevamente en Don Quijote, cae muerto.

De vuelta al calabozo de Cervantes, los prisioneros han sido afectados profundamente por la historia y le devuelven su manuscrito. Cuando él sale para enfrentar un juicio real, los presos cantan las palabras de Cervantes El ideal de Don Quijote.

CALIDAD ACTORAL Y MUSICAL DE  PRIMERA LÍNEA

El montaje a cargo de Escenarte Producciones cuenta con la participación de un equipo conformado por 22 intérpretes, tanto de las nuevas como de expertas generaciones, dirigidos por Iraida Tapias, entre quienes se cuentan Dora Mazzone, Tania Sarabia, Natalia Román, Cayito Aponte, Rodolfo Drago, Gerardo Soto, Karl Hoffmann, Juan Carlos Gardié y Rolando Padilla, entre otros.

Tania Sarabia, interpreta a una posadera y junto a ella,  Cayito Aponte, quien en esta ficción será su esposo (el posadero). Ambos actores consagrados en las tablas, logran en escena una  complicidad  inigualable y desarrollan los acontecimientos más divertidos de la obra.

Juan Carlos Gardié, el Sancho de esta historia, logró una expresión corporal  inigualable  e inventa  un personaje  tierno, creíble, afectuoso, el mejor  amigo del Quijote.

Djamil  Jassir  participa en la pieza como Cervantes y El Quijote, personajes que de seguro lo mantienen delirante, como el hombre de la triste figura, pues además  se  desdobla en productor  y director de la obra.

Y la dama de esta  historia  no podía  ser otra que Dora Mazzone, la Aldonza, una prostituta que se encuentra en la cárcel en la que se desarrolla la historia y que inspirará la aparición de Dulcinea. Mazzone, canta, baila e inspira el amor no sólo del Quijote, sino de un público que la aplaudió de pie al término de la primera presentación.

El acompañamiento musical está a cargo de la Orquesta Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho (OSGMA), una de las agrupaciones venezolanas con más experiencia en espectáculos escénicos musicales, dirigida excepcionalmente por la joven maestra Elisa Vegas. OSGMA se presenta  en un formato de banda, con 19 músicos, casi todos de los grupos de viento y percusión.

El Hombre de la Mancha permanecerá durante una temporada de 12 presentaciones en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela (UCV) desde el 22 de abril, hasta el 18 de mayo, con funciones los días sábados a las 4:00 pm y los domingos a las 11:00 am y las 4:00 pm. Las entradas están a la venta, a precios que van desde  Bs. 850 hasta Bs. 7.200 y se  encuentran disponibles en el portal de solotickets.com y en las taquillas de Aula Magna.

Letra: El Sueño Imposible

Con fe lo imposible soñar
al mal combatir sin temor
triunfar sobre el miedo invencible
en pie soportar el dolor

Amar la pureza sin par
buscar la verdad del error
vivir con los brazos abiertos
creer en un mundo mejor

Es mi ideal
la estrella alcanzar
no importa cuan lejos
se pueda encontrar
luchar por el bien
sin dudar ni temer
y dispuesto al infierno llegar si lo dicta el deber

Y yo sé
que si logro ser fiel
a mi sueño ideal
estará mi alma en paz al llegar
de mi vida el final

Será este mundo mejor
si hubo quien despreciando el dolor
combatió hasta el último aliento

Con fe lo imposible soñar
y la estrella alcanzar

Fuente: http://ucvnoticias.ucv.ve/?p=48114

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Fernando del Paso: Sexto mexicano en recibir el Premio Cervantes

Allí va Fernando del Paso todo envuelto en una suntuosa cauda de palabras. Allí va cargado en una cultura enciclopédica que lo hace hablarnos de Bouvard y Pécuchet, Gargantúa y Pantagruel, El lazarillo de Tormes y Jonathan Swift, el barón de Charlus y Marcel Proust, Jean Genet y Gertrude Stein, Mallarmé y William Blake.

Allí va sobre los durmientes de los rieles que cubren el mundo entero enseñándonos a jugar al “¿Ahí va un tren cargado, cargado de…?” que él empaca con todos los diccionarios leídos, todos los sinónimos acumulados a lo largo del tiempo.

Allí va el sobrino nieto de Francisco del Paso y Troncoso ahora convertido en eje vial. Allí va el locutor y traductor de la BBC de Londres. Allí va el Premio Rómulo Gallegos 1982, allí va el ganador del Premio al Mejor Libro Extranjero en Francia en 1985; allí va el Premio Radio Nacional de España por el mejor programa cultural, por su Carta a Juan Rulfo, allí va el cónsul general de México en París, allí va el Premio Villaurrutia 1966, allí va el Premio Nacional de las Artes 1991, allí va el Premio Juan Rulfo 2007.

Allí va el piloto Palinuro, personaje de la Eneida, que en Virgilio cae al mar durante la tormenta; allí va el que sueña con los ojos abiertos, allí va el que se pone al servicio de sus personajes. Allí va el artesano que engarza las palabras como diamantes, allí va el escritor que ha contribuido a escribir la historia de nuestro país, allí va enfundado en sus trajes color pastel y en sus camisas de libertad, allí va libre y desenfadado, a muy buen paso, sus mejillas enrojecidas por el esfuerzo mantenido por su inexorable fidelidad a sí mismo, a su lenguaje barroco, auténtico, abigarrado, trabajoso, irritante, mágico y deslumbrador.

Lo conocí cuando Arnaldo Orfila Reynal decidió que su novela José Trigo iniciara la colección literaria de Siglo XXI Editores. Del Paso, quien comparte su segundo apellido, Morante, con Elsa Morante (la gran novelista italiana), nacido en 1935 en la Ciudad de México, artesano de sí mismo, ha producido una obra maestra que cambiaría la literatura, así como James Joyce la transformó con suUlises.

“José Trigo se comenzó a imprimir antes de que yo lo terminara de escribir, me faltaba un capítulo: el del Puente de Nonoalco-Tlatelolco, el de en medio, y ya estábamos corrigiendo galeras…” –nos cuenta Del Paso.

“Fue algo fantástico, prácticamente me lo arrebató Orfila pero qué bueno, si no me quedo diez años más escribiéndolo (…) Me angustia muchísimo escribir pero, al mismo tiempo, lo disfruto y para mí lo importante no es tanto haber escrito sino escribir. Lo que me da sentido a mí como escritor es el momento en que estoy escribiendo.”

Fernando del Paso quiso ser médico, pero al igual que Palinuro, resultó incapaz de ver sangre y eligió la poesía, la publicidad, el dibujo, la pintura, la gastronomía. Volverse escritor, diplomático, poeta, dibujante, repartidor de palabras, publicista, esposo de Socorro, padre de cuatro hijos, gourmet y maniquí lo convirtió en un personaje singular y todas estas profesiones le confieren a la envoltura humana de Del Paso un color sonrosado que le da aspecto de manzana.

El escritor desparrama palabras. Las palabras lo tejen, lo amasan, lo hacen vivir y logran que su corazón de manzana enrojezca, madure y tome la pluma; las palabras lo obligan. Fernando es su súbdito y su amo a la vez, su verdugo y su víctima, su patria grande y su patria chica, su presa y su vertedero de demasías.

“Un día pasé por Nonoalco en camión, quise hacer un cuento porque vi a un hombre cargando sobre el hombro un pequeño ataúd y lo seguí. Escribo según la inspiración. Fíjate que el tercer capítulo de José Trigonació prácticamente de esa visión, meramente plástica; pasé un día por Nonoalco-Tlatelolco en un camión y vi esos campamentos a lo lejos y me gustaron muchísimo y un día fui especialmente a caminar por allí; observé los vagones transformados en casas con las macetas de geranios colgando, las cortinitas que les ponen, los tendederos de ropa de uno a otro vagón y me gustó muchísimo ¡es tan plástico todo eso! y eché a andar a un ferrocarrilero con una cajita blanca en el hombro y atrás una mujer que cortaba esos enormes girasoles que crecen en los baldíos y de esta imagen nació José Trigo, mi primera novela. Después iba los sábados a tomar notas y apuntes y escribí un texto que se fue haciendo inmenso y abarcó 536 páginas escritas a lo largo de siete años.”

Así de sencillo es el arranque de una novela formidable: José Trigo,que asombró e irritó a la vez. Edmundo Valadés, autor de La muerte tiene permiso, lo saludó como el mayor acontecimiento literario de México y sostuvo siempre que si algún novelista merecía el Nobel en nuestro país, ése era Del Paso.

Juan Rulfo declaró: “José Trigo es la más formidable empresa que en el territorio idiomático se haya intentado en Hispanoamérica. Es una novela barroca, sí, pero como dice Carpentier: en América Latina si no somos barrocos no somos novelistas”.mex fernando del paso, escritor

Soberbio, Fernando pasó por encima de las críticas buenas y malas con la suprema fortaleza que lo caracteriza. Para él, en México la gente se junta en gremios: zapateros, plateros, barrenderos. Y los escritores se reúnen para no sentirse tan solos. “A las personas a quienes quería que les gustara José Trigo, les gustó. Y eso me basta” –me dijo en aquella ocasión–. “Sé que el libro es muy difícil y necesita la colaboración del lector, pero así me salió. No hice otro libro. Hice José Trigo”.

Cuando pienso en Fernando del Paso me invade un sentimiento de asombro; sus novelas están infinitamente documentadas, pulidas, trabajadas, cinceladas, re-escritas, intencionadas y a la vez libres, porque él no le hace una sola concesión al lector.

Aunque en Palinuro de México no buscó el juego lingüístico, resultó otra obra monumental a la manera de Joyce.

En Palinuro de México se sumerge en la medicina, pero su Palinuro no es sólo un estudiante de medicina que acaba muriéndose en 1968, sino un hombre fascinante que abarca todos los temas de la ciencia, el amor y la cultura. Cualquiera puede escribir una novela sobre un estudiante muerto en 1968, cualquiera también puede documentar la vida de un ferrocarrilero y hacer una historia de los ferrocarriles, consultar libros técnicos sobre cómo se instalan los durmientes y los rieles, cómo se alinean las vías, cualquiera puede investigar y leer obsesivamente acerca de una huelga, pero nadie puede –como Del Paso– escribir una obra maestra en la que el tracatraca del ferrocarril punteé la tragedia ferrocarrilera, la tragedia de los sindicatos blancos, la tragedia de nuestra corrupción y la tragedia individual de un líder.

Noticias del Imperio fue una fiesta no sólo para Fernando, sino para sus múltiples lectores. Maximiliano y Carlota me llevaron de la mano del castillo de Miramar en Trieste al de Chapultepec, pasando por todos los castillos que Fernando dibuja con esmerada obsesión.

Probablemente seas una de las pocas personas que conozca el Castillo de Miramar en Trieste –me dijo Fernando–. Junto con otros visitantes pasé de la recámara nupcial de baldaquino de terciopelo rojo al pequeño salón fumador decorado a la oriental siguiendo la moda de la época: bambús, porcelanas, sedas bordadas a mano y biombos convertidos en encaje.

Durante el recorrido me acompañó Fernando del Paso en el pensamiento y descubrí que la biblioteca le rinde homenaje al liberalismo de Maximiliano, ya que los cuatro bustos de mármol que la presiden son de Dante, Shakespeare, Homero y Goethe. Pude comprobar que los libreros contienen obras de otros pensadores igualmente liberales.

Por eso, el enorme éxito en librería de Noticias del Imperio. Convertirse de la noche a la mañana en bestsellerfue para él una sorpresa, como para quienes lo seguimos de cerca.

Fernando del Paso sabe de lo que habla al considerar que Maximiliano era un poco despreciable, un déspota ilustrado en el sentido de su liberalismo pero naif porque creía que Dios le había conferido el derecho divino a gobernar. Más que condenar su despiste, me conmueve la ingenua fragilidad de Miramar y sus ilusos habitantes.

La salita Novara, réplica de la popa de la fragata Novara en la que los futuros emperadores habrían de llegar a México, condensa sus ilusiones. Todas las ventanas de Miramar, absolutamente todas, tienen vista al mar, por eso, al llegar a México, las ventanas, las terrazas, los balcones de Chapultepec dan al oleaje verde del bosque, al valle de México, al mar de ahuehuetes, una infinita playa de verdor arbolado.

Con mucha razón Maximiliano quiso llamarlo Miravalle, según lo explica Del Paso. Vestido de charro el emperador bajaba frívolo y confiado hacia su valle y gustaba de estar entre la gente. Participó en muchos encuentros con el pueblo. Carlota, más realista, intuyó que por más que les sonrieran, no los amaban y sintió miedo.

“Mira, Elena –me dijo Del Paso– sobre Maximiliano y Carlota y la intervención francesa hay la más extensa bibliografía que pueda imaginarse, entre 90 y cien volúmenes. La mayoría están en alemán, aunque muchos se han traducido al español, al inglés y al francés.

“Acudí a los periódicos de la época, el Diario Oficial del Imperio,L’Estafette, La Orquesta y L’Ére Nouvelle, dos de ellos publicados en francés en México, y uno antes de la intervención francesa. Acudí también al Ceremonial de la Corte de Maximiliano que localicé en el Archivo General de la Nación y al libro del Conde Egon Corti, quien fue quizá el primero en hacer en los años 30 un trabajo serio sobre la tragedia de Maximiliano y Carlota.

“De ese enorme caudal de material, sólo utilicé 10 por ciento, a veces ni 10 por ciento. No soy historiador y me decidí por una especie de carrera entre la imaginación y la documentación y en el caso de Maximiliano y Carlota gana la imaginación. Partes de la novela son la narración de hechos básicos e históricos desde que se planeó el imperio hasta la intervención francesa, la llegada de Maximiliano, el derrumbe del imperio, el retiro de las tropas francesas y la locura de Carlota; pero otras muchas páginas son pura imaginación o creación como debe llamársele.

“No retrato sólo a Carlota, voy mucho más lejos. Noticias del Imperioes Carlota, es Maximiliano, es Juárez, es todo lo que provocó la intervención francesa. Podría haber escrito la historia de uno solo de los personajes, quizá de Carlota, pero me fui a lo grande.

Carlota enloqueció muy joven, a los 26 años, murió 60 años después, en 1927, el año en que Al Johnson hace la primera película hablada y Charles Lindbergh atraviesa el Atlántico.

¿Cuál es la función de las palabras de Del Paso además de embrujarnos? ¿Cuál es el poder de seducción de Del Paso al resucitar la huelga ferrocarrilera, la medicina, el amor, la derrota, la muerte, la locura?

Más que ningún otro escritor, Del Paso nos enseña a convertir la lectura en una iniciación hacia la vida interior que en México tanta falta hace a nuestros representantes políticos.

Ojalá la Cámara de Diputados y el Senado se agotaran leyendo José Trigopara que ya no tuvieran fuerzas para pedir aumentos más que inmerecidos.

 Fuente: Fernando del Paso: sexto mexicano en recibir el Premio Cervantes

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España. Razones para usar el periódico en la educación

España/18 abril 2016/Autora: Berta González de Vega/ Fuente: http://www.elmundo.es/

Estudiar por proyectos, con estrategias transversales e interdisciplinares, con capacidad para incentivar el debate y el pensamiento crítico, con evaluación de asuntos que se han tratado y, a la vez, que inculque la pasión por crear, investigar y estudiar más. Esa sería la herramienta educativa soñada por los profesores, ¿no? ¿Qué tal si ya existiera? ¿Qué tal si fuera el periódico? Ahora relean la jerga de la primera frase y traduzcan: un instrumento que conecte todas las asignaturas, que fomente la pasión por aprender más, que sitúe a los alumnos en el mundo, que desarrolle la comprensión de los retos futuros. El periódico. Está claro. Lo raro es que no lo tengan los responsables de marketing de los periódicos.

Y el asunto está bastante estudiado. En los 80, sobre todo. No había nacido internet. Pero la información sigue estando ordenada en el periódico. Jerarquizada. Filtrada. Y eso también puede servir para las clases en el colegio y en el Instituto. Leer es algo que hacen los adultos y eso les puede gustar a algunos niños, siempre ha habido emulación a cosas que molan; la actualidad puede provocar debates interesantes; se puede demostrar que lo que se enseña en el aula y lo que pasa en el mundo tienen relación; se puede crear un hábito de lectura de por vida; se puede recortar, subrayar, pegar y, además, se puede enseñar claridad y concisión en el lenguaje. Los campeones de debate lo saben, es un boom y todos leen los periódicos. Varios incluso.

Cojamos el periódico de hoy, como el de cualquier día y con el propósito de no adoctrinar, algo que debería conseguir cualquier profesor sensato.  EstáOtegi y ETA en portada. Dónde está el País Vasco (Geografía) y por qué también se le llama Euskadi. Qué pasó allí durante años (Historia); ¿Se puede matar por una idea política?, Ética. Sigamos. El terremoto de Ecuador(Geografía, Ciencias, Historia, Economía), buen motivo para un debate, ¿Por qué ha habido más víctimas en Ecuador que en otros como en Japón? ¿Por qué hay zonas sísmicas? ¿Vivimos nosotros en una? Brasil y los escándalos de corrupción y cambiamos al idioma y a la historia: ¿Qué se  habla en Brasil? ¿Por qué portugués? ¿Cómo es de grande y qué población tiene?. Todos los días nos podríamos quedar con la portada. 15 minutos. Quizás hojear un poco más. Por qué ha ido el Papa a Grecia, de dónde vienen los refugiados, qué pasa en Siria. Qué ha sido la matanza de Etiopía. De dónde son la mayoría de los barcos atuneros, por qué hay sobrepesca de atún rojo, qué es el sushi.  Los que leemos el periódico a diario no nos damos cuenta de que en miles de casas no se habla de esto, no se sitúan en el mundo, no saben qué pasa más allá de su barrio. Sí, tratan de estudiar, pero no lo relacionan con la actualidad.

El periódico como arma educativa fue muy usado por Lorenzo Milani, en San Donato, donde enseñaba a niños muy pobres y vio clara la importancia de la lectura de las noticias para paliar las enormes diferencias que había entre las oportunidades que tenían los niños con más medios, que escuchaban en sus casas conversaciones enriquecedoras sobre asuntos generales, leídos muchas veces en prensa. Así que él decidió que todos los días las clases empezarían comentando el periódico. Así, motivaría a los niños a manejar bien el lenguaje, les enseñaría vocabulario y les abriría el mundo y, de paso, conseguiría que hablaran y se expresaran mejor.

En una época en la que la desigualdad se ha convertido en una gran preocupación, sobre todo en conseguir al menos que haya ascensores sociales, si algo caracteriza a las élites es que leen el periódico. Aquí, se recomienda a los estudiantes a empezar a leer el Economist si quieren hacer carrera en las relaciones internacionales. Los que están muy, muy arriba,tienen incluso a gente encargada de leerlos por ellos y de resumirles lo que creen que será de su interés en los dossieres de prensa.

Nos centramos mucho en la presencia de libros en casa como determinante del éxito escolar pero no preguntamos si los padres leen el periódico y las conclusiones podrían ser interesantes. Después de años de entrevistas, no han sido pocos los emprendedores que me han contado que tuvieron una idea leyendo el periódico, un dato demográfico, un problema que necesitaba ser solventado, un fracaso al que poner remedio. De hecho, esa es la historia de Smartick y la enseñanza de las matemáticas: los dos fundadores vieron que había una clara necesidad de que los niños no fracasaran escolarmente por culpa de esta asignatura. Lo supieron porque leyeron al principio las noticias de PISA y las matemáticas y desde ahí fueron profundizando en las razones.

Si acostumbramos a los niños a leer la prensa, se creará un hábito que durará. Parece ser que somos cada vez menos, pero seguimos siendo miles a los que nos cuesta trabajo renunciar a intentar entender el mundo a través del orden de un periódico. Desde él, por supuesto, tenemos bibliotecas e internet entero para ampliar. Pero son esas páginas con las que empiezan el día o pasan gran parte del domingo los que quieren cambiar el mundo o los que prefieren enterarse de cómo está y preservarlo así, los que, en definitiva, quieren poner la realidad que les llega en fogonazos en perspectiva. Los que quieren tener una idea ligera de su lugar en el mundo. A lo mejor, incluso alguien lee esto y se le ocurre una campaña de marketing. El periódico como recurso educativo.

(Conozco al niño de la foto. Tenía entonces 11 años. Sigue leyendo a diario el periódico. Saca buenas notas).

Fuente de la Noticia:

http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/mejoreducados/2016/04/18/razones-para-usar-el-periodico-en-la.html

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