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Giroux en España

Por: Xavier Besalú

Podemos afirmar sin ambages que Giroux es uno de los referentes más acreditados de la llamada pedagogía crítica y que bien merece ser considerado un continuador de la pedagogía de Paulo Freire.

Este mes de mayo el pedagogo Henry A. Giroux estuvo en España. Así le presentaban sus patrocinadores: “Autor de más de 65 libros, el escritor y crítico cultural canadiense pondrá de manifiesto la necesidad de dar a la educación un papel central en la política y pondrá de relieve las relaciones entre las instituciones educativas, la cultura y la vida pública”. Esos fueron los títulos de dos de las conferencias que dio: Resistencia, transformación social y esperanza y Contra la dictadura de la ignorancia. Giroux es un pensador que se dio a conocer en España a principios de la década de los 90 del siglo pasado, especialmente a raíz de la traducción de dos de sus libros: Los profesores como intelectuales. Hacia una pedagogía crítica del aprendizaje (con una introducción de Paulo Freire, donde resaltaba su visión de la historia como posibilidad, según la cual, hombres y mujeres hacen la historia que es posible, no la historia que a ellos les gustaría hacer, ni la historia que a veces se les dice que debería hacerse) y Teoría y resistencia en educación. Una pedagogía para la oposición (con prólogo, de nuevo, de Freire). Con estos datos, creo que podemos afirmar sin ambages que Giroux es uno de los referentes más acreditados de la llamada pedagogía crítica y que bien merece ser considerado un continuador de la pedagogía de Paulo Freire. Actualmente, a sus 75 años, es profesor de la Universidad McMaster de Ontario (Canadá).

En su conferencia se mostró sumamente crítico con la presidencia de Donald Trump, obsesionado –dijo– en combatir cualquier forma de pensamiento que no sea la ignorancia y empeñado en construir un nuevo orden social, que Giroux calificó repetidamente de neofascismo. La verdad es que me sorprendió el uso tan desacomplejado que hizo de un concepto que yo utilizo con sumo cuidado pero, por otra parte, tan acorde con el pensamiento de Gramsci: el fascismo italiano se impuso no solo con la violencia y la dominación directa, sino también mediante el consentimiento y la hegemonía cultural y moral, es decir, convirtiendo un interés particular en interés general, aceptado mayoritariamente. Y ese fue su gran logro: conseguir que trabajadores y clases medias, mujeres y jóvenes, artistas y obreros, adoptaran como suyas formas de vida, comportamientos, valores y decisiones que objetivamente no eran favorables a sus intereses; es un trabajo de ingeniería que requiere la participación de una pluralidad de agencias, entre las cuales, desde luego, el sistema educativo, los medios de comunicación, las religiones institucionalizadas, los intelectuales y los líderes de opinión.

Todo lo cual enlaza como anillo al dedo con la afirmación de Giroux de entender a los docentes como intelectuales reflexivos, buenos conocedores de los problemas sociales relevantes y eslabones necesarios para la construcción de nuevos consensos y para la transformación de las sociedades. En este sentido, fue muy crítico con el proceso acelerado de proletarización del profesorado, formado con una orientación más técnica que culturalmente sólida, despojado cada día más de su autonomía, esclavizado sibilinamente por multitud de prescripciones, aplicativos, indicadores y comparaciones, y sometido a unas condiciones laborales que se van precarizando, singularmente en las universidades.

Uno de los participantes en estas conferencias-coloquio le preguntó por Finlandia: ¿Cómo explicar que una sociedad con un sistema y un entorno educativo tan eficaz, comprensivo y mundialmente reconocido y alabado como Finlandia, acoja a un partido tan extremista, el de los Auténticos Finlandeses, antieuropeo, antiinmigración extranjera, y consiga cerca de un 20% de los votos en las últimas elecciones parlamentarias? Giroux respondió, en primer término, que no solo educa el sistema escolar, y que para analizar y combatir esta deriva debería abrirse el campo y abarcar no solo las políticas educativas y culturales, sino también las políticas sociales, económicas y urbanísticas. En segundo lugar, señaló que a menudo nos fijamos exclusivamente en las estrategias organizativas y metodológicas de los centros educativos y, en cambio, el debate sobre los contenidos, sobre el currículum, prácticamente ha desaparecido. Una reflexión que viene muy a cuento en nuestro país cuando hemos entronizado, sin más matices, la innovación, centrada a menudo en el uso de las tecnologías digitales, en la disposición de los espacios o en determinadas metodologías y, en su nombre, hemos despreciado el valor y el sentido de lo culturalmente relevante, de lo socialmente necesario.

Destacó también la importancia del lenguaje, de la lucha por el significado: el fascismo empieza por las palabras, dijo. Un terreno que también habría sido colonizado por la derecha y creado las condiciones idóneas para la aceptación acrítica del aumento de las desigualdades al que estamos asistiendo. Un lenguaje, el de esta derecha que califica de neofascista, enormemente tóxico y simplificador. Tóxico, porque transmite una imagen sumamente degradante y humillante de los pobres, de los musulmanes, de los otros, en definitiva; porque estigmatiza barrios y ciudades enteras abandonadas a su suerte, de los que no cabría otra cosa que protegerse y alejarse; porque impele a los jóvenes a competir ferozmente para salir a delante, a invertir en ellos mismos porque nada deben esperar de los poderes públicos, a prescindir de los demás, a dejarse de solidaridades, porque cada uno es responsable de su suerte. Simplificador, porque todo su argumentario conduce a que no hay más alternativa que la que ellos proponen, a que no hay más que problemas estrictamente individuales, porque las cuestiones estructurales no serían sino cortinas de humo, herencia de un marxismo camuflado o de una religiosidad infantiloide…

Afirmó, en fin, que la educación es una forma de intervención en el mundo; que sin esperanza no hay resistencia posible, que la esperanza es una forma de ampliar el territorio de lo posible…

¿Cómo es posible que, tal como está el mundo, las líneas de fuerza de la pedagogía crítica no estén más presentes en el debate educativo? ¿No sería hora de priorizar algunas cuestiones para ofrecer respuestas comprensibles, alternativas viables a los problemas y dilemas de tantos educadores y docentes comprometidos?

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/05/20/giroux-en-espana/

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El docente ante la pedagogía crítica, una perspectiva hacia la calidad educativa

Por: Perla Yvette Estrada González.

La realidad que durante años a aquejado al sistema educativo a nivel internacional no ha sido distinta, por el contrario, cada vez existen muestras e indicadores que permiten visualizar el estancamiento de la educación, en pocos lugares se intenta proponer algo diferente para afrontar esta terrible problemática que por demás está decirlo, es alarmante.
En el instituto Mclaren, se lleva a cabo investigación y propuestas sobre la pedagogía crítica y lo que pretende alcanzar y lograr para todos en un bien común y hacia una postura socialista.
La pedagogía crítica como alternativa, tiene una visión de futuro la cual consiste en establecer por medio del trabajo y el estudio un bien común entre los centros escolares y la comunidad, entre los maestros, los alumnos y los padres de familia, para resolver distintas problemáticas de cada una de las sociedades y sus contextos.
En una entrevista realizada por internet, el Doctor Luis Bonilla entrevistó a uno de los grandes iniciadores de la pedagogía crítica, al cuestionar a Mclaren sobre los desafíos para defender la educación pública sosteniendo que es un derecho para todos, Mclaren sostiene que los desafíos son verdaderamente grades y profundos, que se necesita tener resistencia con una visión que permita mostrar a la educación como una luz al final del túnel, que se necesita con urgencia volver á Marx, y que la pedagogía crítica se visualice como un movimiento social trasnacional.
Con una postura dialéctica, Mclaren sostiene que no se necesita poner al socialismo frente al capitalismo, que es fundamental ver y analizar ambas posturas para poder conocer y proponer la pedagogía crítica, pues el capitalismo no puede ver nada más que eso, es imposible para los capitalistas salir de ese contexto, por lo cual sostiene que no es que sean malas personas, incluso a conocido excelentes personas que verdaderamente están preocupadas por la educación y efectivamente quieren participar para proponer y realizar grandes cambios, sin embargo su realidad y contexto no se los permiten.
Maclaren, afirma que la educación debería ser entonces ese alivio al sufrimiento innecesario que logre entonces cambiar esas estructuras de represión, para lo cual se necesita que los maestros sean autónomos y con alternativas de cambio.
Por su parte Ramírez sostiene que en las universidades, existe una gran producción científica, pues es donde emerge debido su realidad, sus docentes y sus estudiantes. Esta producción científica se encuentra en un 80%.
Sin embargo en cuanto a las universidades es importante centrarse y ubicarse en dos de sus necesidades, la transformación y la investigación, visualizar, valorar e identificar qué está pasando en estos dos escenarios y cómo pueden ser mejorados.
En cuanto a la transformación es interesante analizar desde qué postura se quiere definir este término pues no todos lo comprenden igual, para algunos transformar es simplemente quitar lo que no sirve, para otros, transformar implicaría cambiar lo académico de cada una de las universidades. Sin embargo la transformación debe de tomar lo que ya hay, lo que ya existe para de ahí partir, y construir.
Ramírez, plantea cuatro cuestionamientos sobre la trasformación en las universidades, que dan pie a una buena discusión y un gran debate sobre estas preguntas son:
¿Qué se está enseñando en las universidades?
¿Cómo se está enseñando en las universidades?
¿Quién está enseñando?
¿Se cuentan con los recursos necesarios?
Cada una de las interrogantes es una oportunidad para abordar de manera reflexiva y crítica cuestionamientos sobre la realidad de las universidades de América Latina. Yo me ubicaría en el tercer cuestionamiento ¿Quién está enseñando?, es ahí en donde yo veo una gran oportunidad en cuanto a la educación de calidad, se necesita estar bien atentos en los docentes que están frente a grupos de cualquiera de los niveles educativos, pues como tutores se tiene una gran responsabilidad de los aprendizajes, de la atención y el cuidado de cada estudiante, de brindarles las oportunidades necesarias, de satisfacer sus necesidades cognitivas, y lo más importante de acompañar cada uno de los procesos de los alumnos, es necesario entonces que ahí se encienda un foco de alerta y de esperanza, ¿qué docentes están enseñando? Y bajo que estrategias, herramientas, valores, y actitudes.
Para la enseñanza cuenta mucho la formación la profesión, los ideales, las motivaciones, el entorno, las experiencias y las vivencias de cada uno de los profesores, pues, sin duda alguna esto es lo que lo caracteriza como sujeto, más allá de su rol, le da una verdadera identidad.
Cuando Mclaren menciona que el docente debe crear propuestas y alternativas desarrollando su creatividad, compromete grandemente a cada uno de los profesores pues no se trata de cumplir solo su rol, o ser muy profesional se tendrá que ir más allá y visualizar el entorno y el contexto en el cual se encuentran sus estudiantes así como la comunidad que les rodea, por ello es importante que el docente cuente, construya y potencie cada una de las capacidades a las que Mclaren hace referencia.
Qué se espera entonces de los docentes pasivos, que carecen de motivaciones, aspiraciones, e ideales, que se han acostumbrado o los acostumbraron a ver con solo una mirada y hacia una sola dirección, ¿acaso no es alarmante que estos docentes estén enseñando?, es una de las tantas realidades que han frenado la calidad educativa en cada uno de los países, lo cual es verdaderamente lamentable.
Sin embargo no se trata solo de señalar a los docentes que ya no tienen estas características porque su rol los ha rebasado, ni de aplaudir a aquellos que si las tienen y tratan diariamente de hacer algo diferente que abone a la calidad educativa, se trata de preocuparse verdaderamente por apoyar a los docentes, que sientan ese acompañamiento, esa confianza y esa credibilidad de que efectivamente se espera algo mejor en ellos, se trata de poner el ejemplo, los medio, la disposición y la motivación para despertar en ellos la consciencia del compromiso, la responsabilidad y la autonomía para tener esa creatividad que les permita visualizar una educación posible
Ramírez, argumenta que la mayoría de los docentes investigadores emigran de algunas universidades en busca de mejores oportunidades que mejoren sus salarios, y, ante esto algunos docentes también no pueden radicar en otros países pues no podrían sostenerse familiarmente en el extranjero, este es un hecho lamentable pues los que se quedan en su país pierden la intención de seguir su pasión por las limitaciones que van encontrando, y los que logran emigrar ayudan a otro país que no es el suyo a crecer y progresar, si todo se comprendiera en un fin común, si verdaderamente se centrarán las miradas en una sola hacia el final del túnel como menciona Mclaren todo sería diferente y la educación sería parte fundamental de esa diferencia.
Ante esto Mclaren propone tres ideas fundamentales para comenzar a realizar estos cambios:
Núcleo común.- En el cual los padres y los maestros sean trabajadores de la educación para sus propias comunidades, es decir que la misma educación resuelva esos pequeños problemas inmediatos y todos se beneficien de ellos.
La evaluación de los conocimientos tendría que ser diferente.
Las corrientes de creatividad deberían de traer trabajo para realizar verdaderos cambios estructurales que permitan romper con estas posturas comunistas con paciencia, compromiso, trabajo e ideales comunes.
Mclaren pide con esto a los maestros no desesperarse y tener muy claros los ideales, las convicciones y las visiones sobre la educación que queremos, porque los cambios serán lentos a largo plazo y tal vez varios de nosotros no los veamos, sin embargo mantengamos la mirada en esa luz al final del túnel.

Referencias….
«https://www.youtube.com/watch?v=rT4

Entrevista de Luis Bonilla a Tulio Ramírez, “Educación en Venezuela

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La curiosidad es política: debemos alimentarla si esperamos cambiar el mundo

Por Eva-Maria Swidler

Cuando volví a casa hace unos meses de otro frustrante día de enseñanza, tuve una epifanía repentina que cristalizó mis emociones arremolinadas: la curiosidad es política. La ausencia, presencia, cultivo y extirpación de la curiosidad son todas las herramientas políticas de un poder casi inimaginable. También son resultados sociales con consecuencias políticas ubicuas.

Ha quedado claro para la izquierda durante mucho tiempo que los contornos del conocimiento están políticamente dibujados. En los últimos años, un interés en la política de la ignorancia también ha comenzado a tomar forma; La agnotología, como se denomina el estudio filosófico de la ignorancia, construye conexiones entre la política, la psicología y la memoria pública para describir una construcción social de ignorancia que refleja la construcción social del conocimiento. Deberíamos observar que este conocimiento básico de la agnotología es en realidad de larga data. Upton Sinclair comentó en 1934 que «es difícil lograr que un hombre entienda algo, cuando su salario depende de que él no lo entienda», argumentando directamente una teoría del punto de vista de la ignorancia.

Desafortunadamente, ni la epistemología (el campo de la filosofía que estudia cómo sabemos lo que sabemos) ni la agnotología se han involucrado de manera notable con la idea de la curiosidad, que es, después de todo, el medio por el cual la mente se compromete a conocer y ignorar. La curiosidad como concepto y fenómeno parece ser ignorada casi por completo por los académicos, un agujero abierto que condujo a mi «epifanía» de la declaración completamente obvia de que la curiosidad es política.

La curiosidad es algo así como un término general en inglés; a pesar de sus connotaciones modernas casi universalmente positivas, no es necesaria o automáticamente un bien absoluto. El rechazo de la curiosidad puede ser una opción moral, como la falta de curiosidad sobre cómo crear una bomba de neutrones o una elección respetuosa, como el mantenimiento de la privacidad. La curiosidad también puede ser una indulgencia, una mera diversión o distracción, o incluso una sed de poder. Piense en la clase de curiosidad inexpugnable de los imperialistas del siglo XIX y los buscadores de recuerdos victorianos, que buscan el conocimiento como una forma de control, o de la curiosidad codiciosa y emprendedora de los buscadores de todo tipo.

Pero sin un deseo de conocer el mundo, nunca querremos cambiarlo ni saber cómo comenzar ese proyecto. Además, sin un deseo de conocer otras mentes, otros seres y otras formas de ser, nunca construiremos comunidad, solidaridad o un mundo nuevo. Si bien el apoyo a la incuriosidad y la ignorancia puede tener una posición moral importante en contextos como la investigación militar o la prospección imperialista, como profesores, activistas o un público preocupado, también debemos abogar por el valor político y moral de ciertos tipos de curiosidad: curiosidad que, en las palabras de Michel Foucault, «evoca el cuidado que se tiene de lo que existe y de lo que podría existir».

Vivimos en un momento global altamente emocional en el que las poblaciones se alimentan de miedo, ira, ansiedad, alienación e incluso vergüenza entre los «fracasados», mientras que la curiosidad se basa fundamentalmente en la autoposesión, la apertura intelectual y la posible disposición a aceptar lo desconocido. Como todos sabemos con solo un momento de reflexión que las personas defensivas, las personas agresivas o las personas desesperadas son solo curiosas a pesar de sí mismas, es obvio que el espíritu de nuestro momento no es propicio para la curiosidad.

Estamos en un catch-22 clásico: para construir y mantener políticas, comunidades y mundos sociales alternativos, debemos perseguir una profunda curiosidad sobre otras personas, otros seres y otras formas de vida. Pero para dejar espacio a la curiosidad en nuestra sociedad, debemos hacer cambios sociales fundamentales. Mientras tanto, la curiosidad está siendo sofocada activamente como una amenaza por aquellos en el poder, activamente reprimida como una forma de autodefensa por aquellos bajo ataque cultural, y está en todas partes desplazada por la ansiedad cultural flotante.

El moldeado de la curiosidad comienza en el momento del nacimiento. Aunque hay pocas y preciosas características innatas en los humanos, la curiosidad es una de ellas. Sin embargo, fue obvio para mí hace años, como nueva madre, que a medida que los niños crecen en nuestra sociedad, pierden progresivamente la curiosidad y ceden una población adulta notablemente falsa. Aunque la dinámica familiar y los estilos parentales obviamente dan forma y, a veces, disminuyen la curiosidad, la transformación de la maravilla de los jóvenes de deslumbrante y encantada a aburrida y malhumorada se puede atribuir en gran medida a los pies de la escuela.

El aplanamiento de la curiosidad libre en las escuelas ha sido objeto de quejas durante siglos. Pero el jardín de infantes y los grados primarios inferiores solían ser relativamente libres en espíritu y diseño, dejando el aprendizaje de memoria y una gran preocupación por los estándares para los años posteriores. Los sociólogos y psicólogos solían situarse en algún lugar alrededor del cuarto grado como el momento en que los niños perdían la curiosidad, cuando el resentimiento y el hastío adquirían un alegre amor por la novedad y la exploración.

Incluso a mediados de la década de 1980, cuando las guarderías priorizaban el juego, el estudio de Barbara Carter y Martin Hughes de 1985 sobre los niños en edad preescolar descubrió que el promedio de preguntas que hicieron los niños pasó de 26 por hora en casa a dos por hora mientras estaban en preescolar. Pero ahora las «escuelas» para niños pequeños las ensayan en fonética. No es sorprendente que los niños de hoy en día, sujetos a planes de estudios planeados desde la guardería y aplastados por boletas de calificaciones desde el jardín de infantes, pierdan interés en la escuela desde el primer grado.

Mientras que las pruebas estandarizadas, la sobrepoblación y la falta de fondos tienen, sin duda, efectos particularmente tóxicos en la búsqueda de la investigación en las aulas, el anestesiamiento de la curiosidad, en la frase de Paolo Freire, ocurre en cualquier institución educativa convencional. En su libro, The Hungry Mind, Susan Engel dedica un capítulo completo, titulado «La curiosidad va a la escuela», para describir concretamente cómo incluso los maestros más cálidos y mejor intencionados que brindan abundantes situaciones de aprendizaje práctico matan la curiosidad en la búsqueda de la permanencia. «En la tarea» y cubrir el material requerido.

¿Impulsar la curiosidad es un propósito real de la escuela, o simplemente un subproducto de otras dinámicas? ¿Es la curiosidad una «casualidad» peligrosa con respecto a las jerarquías tradicionales de lo importante y lo esencial -como lo describió Foucault- para ser eliminada por los guardianes educativos del status quo que hacen cumplir ansiosamente el currículum oculto de la obediencia? ¿O la amortiguación de las búsquedas intelectuales simplemente resulta de la búsqueda de otras agendas por parte de las escuelas, con la curiosidad de no pensar en los términos capitalistas de costos de oportunidad calculados, o de presentar un obstáculo para la instrucción fluida en habilidades vocacionales o la imbuida de patriotismo que podríaestar teniendo lugar en lugar de preguntarse acerca de lo inviable? Podemos debatir, pero no se puede negar la realidad escolar esencial de las maravillas y las maravillas.

Los estudiantes aprenden rápidamente a devolver el favor del desinterés que los profesores y las escuelas conceden a sus preguntas. El clásico ensayo de Herbert Kohl » No aprenderé de ti»«Es solo una articulación de lo que todo maestro sabe, a saber, que la curiosidad puede retenerse como una señal de desaprobación, rechazo o antagonismo, y con frecuencia representa un intento de defensa; defensa del yo de acusaciones o temores de fracaso, defensa de un cultura menospreciada o atacada por contenido arrogante y hostil. De esta manera, también, la curiosidad y su ausencia es política, ya que los intentos de bombear a los niños llenos de ideas desagradables en virtud de su política, así como en virtud de su imposición jerárquica, se encuentran con la pared de teflón del aburrimiento estudiantil. De hecho, una de las características de un buen maestro es la astuta habilidad de colarse entre las grietas de la desconexión de los alumnos y despertar la curiosidad creando alianzas emocionales sutiles, mientras se mantiene a la escuela a distancia.

Lo que sucede en las escuelas es parte integrante de la cultura más amplia, y a menudo es un mero reflejo de ello. Si a la curiosidad le está yendo tan mal en entornos educativos, ¿qué le está sucediendo en el mundo en general?

En primer lugar, vemos la cooptación de la curiosidad a los efectos del poder. Justin EH Smith escribe que en nuestros tiempos, «la curiosidad es cooptada por el estado». Continúa:

Y así comienza el próximo capítulo, el último capítulo moderno, de la historia de la curiosidad. Los murales suben a los lados de edificios públicos que representan átomos, constructores de puentes, hombres en batas de laboratorio. … Ahora el estado se pone celoso de la curiosidad de los individuos, buscando no tanto para silenciarlo como simplemente para canalizarlo para los intereses del estado. Cada competencia debe tener una licencia, y cada interés y asociación oficial.

Luego, a medida que los ámbitos de la cultura y la educación se incorporan como parte del «Establecimiento», el rechazo a sentir curiosidad por ellos es una forma de política de resistencia. Cuando, por ejemplo, se aprovecha la ciencia de Shakespeare o de laboratorio para convertirse en la propiedad cultural de la élite, se genera una falta de curiosidad en los ámbitos de la cultura y el conocimiento consagrados como «intelectuales» y cómplices del poder. Observamos aquí una confirmación de que una curiosidad feliz o saludable requiere un sentido general de igualdad. Un sentimiento de inferioridad conduce al debilitamiento de la capacidad de indagar, así como a un resentimiento del reino delineado de lo socialmente «superior».

A pesar de la escasez notable de escritura académica o investigación de la curiosidad, podemos recurrir al estudio un poco más rico de la ignorancia para la comprensión de la incuriosidad. Como la curiosidad es la expresión personal y emocional de un deseo de eliminar la ignorancia, y la curiosidad es el medio necesario para llegar a un conocimiento pleno y significativo, la agnotología, el estudio filosófico de la ignorancia, está estrechamente relacionado con las consideraciones de incuriosidad. Los agnólogos describen, entre muchas categorías de clasificación, tres formas de ignorancia: un estado nativo de ignorancia, una elección selectiva para ser ignorante y una construcción activa de la ignorancia. Los dos últimos estados de ignorancia serán, deben ser, alcanzados a través de una retención o supresión de la curiosidad.

Así como los agnólogos hablan de la ignorancia voluntaria, tal vez es hora de comenzar a hablar sobre una incurrencia intencional. Cuando nos encontramos con incurrencias deliberadas, debemos considerar si puede encarnar el clasismo, el racismo, el sexismo u otras relaciones de poder, ya que aquellos llenos de rencor se niegan a aprender acerca de aquellos a quienes desprecian. La curiosidad retenida puede ser una señal de desdén social, así como un medio para crear la ignorancia conveniente que permite una evasión de responsabilidad. Sin embargo, la incursion intencional también puede incorporar una resistencia al conocimiento que ha producido el clasismo, el racismo o el sexismo. La incurrencia intencional no debe asediarse como una cuestión de rutina. Puede servir funciones personal y políticamente útiles.

Pero independientemente de las raíces del desinterés deliberado, ya pesar de su eficacia ocasional en la creación de un aislamiento de asaltos personales o culturales, el rechazo a ser curioso tiene un doble filo perturbador, creando disfunción y toxicidad al mismo tiempo que proporciona ciertos tipos de protección . Si bien podemos aplaudir la estrategia de ausencia mental y emocional de los estudiantes de escenarios perjudiciales en el aula en los que se ven forzados, o la negativa de los adultos a atender material tóxico, el éxito de esa estrategia de desconexión se desangra en el resto de la vida. Es poco probable que los niños pasen sus horas escolares en estado de desinterés obsesivo o que un adulto pueda vivir días de trabajo en un rechazo emocional impasible y, sin embargo, emerger sin cicatrices en una exploración sana y feliz y abrazar la posibilidad después de salir de la escuela o lugar de trabajo.

Nuestra curiosidad se erosiona no solo por el desinterés intencional. La curiosidad profunda requiere atención, presencia y estado de alerta. Una esfera pública significativamente viva requiere una curiosidad y una percepción activa y reconocimiento de otros seres humanos. Pero vivimos en un mundo de atención que desaparece, una falla para asistirverdaderamente– que, después de todo, requiere paciencia y espera. La atención y la curiosidad, como los opuestos de la apatía en cierto sentido, a su vez requieren esperanza. La curiosidad implica un sentido de eficacia y posibilidad personal, la creencia de que la propia curiosidad puede ser satisfecha por las propias acciones, así como la sensación de futuro. La sensación de impotencia y precariedad que hoy domina nuestro estado de ánimo desplaza y adelanta directamente la curiosidad, creando en cambio el afecto dominante del capitalismo contemporáneo: la ansiedad. Para ocupar nuestras mentes ansiosas, que no pueden asistir, reemplazamos la atención con distracción sin sentido o inactiva.

La sesión de clase la dejé desanimada hace unos meses, antes de que mi epifanía fuera una en la que los estudiantes pasaran ociosamente a través de sus dispositivos portátiles mientras algunos de nosotros sostuvimos una conversación sobre el cambio climático y el estado ecológico del planeta. Tal vez solo querían esconderse del terror del tema, pero habían tenido la misma reacción otro día cuando jugábamos con las plantas que había elegido para ir a la escuela, usando las guías urbanas de mala hierba que había traído. para identificarlos. ¿Fue esta apatía el resultado de una extinción violenta de la curiosidad de los estudiantes por parte de las instituciones educativas? ¿O un hosco y resistente rechazo a ser curioso en un programa universitario en el que realmente no querían estar? ¿O fue esto un fracaso total de la esperanza? ¿Un resentimiento reaccionario de la política del curso?

Todos tendremos que imaginarnos estos escenarios si queremos alcanzar los abismos comunicativos creados por la compulsión, la resistencia, la arrogancia, la ira, la desesperación y la ansiedad. Lo que mi epifanía me dijo es que lo primero que debemos hacer es reconocer que una curiosidad moralmente buena no es solo una preocupación intelectual y académica. También es un estado emocional y político, con una necesidad desesperada de cultivación y cuidado amoroso y tierno.

Fuente: https://truthout.org/articles/curiosity-is-political-we-must-nurture-it-if-we-hope-to-change-the-world/

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Jurjo Torres: “El debate sobre educación no sale en los grandes medios o salen anécdotas y chorradas”

Jurjo Torres comenzó a interesarse por la educación y la pedagogía en el marco de la Universidad Pontificia de Salamanca de los últimos años del franquismo y el impacto del Concilio Vaticano II y la Teología de la Liberación. Desde entonces, ha publicado casi una veintena de libros y ha favorecido e impulsado debates en el movimiento internacional de renovación pedagógica.

Jurjo Torres (Castro de Rei, Lugo, 1951) cuenta que llegó a interesarse por la educación y la pedagogía casi por casualidad, en el marco de la Universidad Pontificia de Salamanca de los últimos años del franquismo y el impacto del Concilio Vaticano II y la Teología de la Liberación. “En el 72 empiezo a militar en la Unión do Pobo Galego [partido matriz del actual BNG], y fue ese mundo de la política el que me fue enseñando y educando más la mirada para la realidad”. Desde entonces, Torres ha publicado casi una veintena de libros y ha favorecido e impulsado debates en el movimiento internacional de renovación pedagógica.

¿Qué diferencias encuentras entre esa universidad que viviste como estudiante y la universidad actual?
Aquella estaba mucho más politizada, porque era una universidad en la que ya éramos conscientes de lo que era el fascismo, de que vivíamos en una dictadura; también teníamos marcos filosóficos e ideológicos más potentes con los que comprender el pasado y analizar el presente. Los debates y asambieas eran cotidianos, incluso, a veces, un poco pedantes, ya que se recurría a obras y autores que difícilmente entendíamos. Pero eso nos educó la mirada y nos ayudó a construir otro sentido común más crítico y democrático.

Ahora, las generaciones más jóvenes tienen vacíos más fuertes, construidos lógicamente por las generaciones adultas, y están obsesionadas con otras cosas. Tienen dificultades hasta para analizar la realidad y ver. Ya están tan sesgados en la educación que recibieron que a la mayoría les cuesta mucho darse cuenta de que son parte de esos sectores más privilegiados y de la responsabilidad social que tienen con los otros, con los que llevan la peor parte.

¿Qué es o ha sido tradicionalmente la escuela?
Ten en cuenta que las primeras instituciones escolares como tal las genera la Iglesia, y las crea para una educación que es adoctrinar en la religión. Te enseñaban a leer y escribir pero la finalidad, ellos te lo decían, era que pudieses leer tú los textos sagrados sin intermediarios. Siempre digo que hasta el vocabulario más clave, más importante, del ámbito pedagógico se lo debemos a esa Iglesia: los profesores son los profetas, el magíster son los teólogos medievales, el libro de texto era la biblia, entendido aún ahora como un texto sagrado, el espacio y la disposición de un aula es igual a un iglesia… en fin, porque la finalidad era adoctrinar.

Cuando se construyen los Estados-Nación, estos se ven obligados a crear una institución que nos haga ver que somos miembros de un determinado país. De esta forma nacen los sistemas educativos, para educar en un nacionalismo en el que tu país es el mejor del mundo y todos los demás son peores, o te roban, o no saben y entonces tú vas a ayudarles colonizándolos, etc.

Cada Estado y los grupos sociales dominantes siempre trataron de instrumentalizar el sistema educativo para ayudar a que los ideales de quienes estaban ocupando en ese momento el poder se hiciesen realidad. Ahora viene siendo lo mismo, cambia un gobierno de color partidario y cambia el sistema escolar. La gente se queja de que cada partido pone su sistema educativo.

Bueno, lo pone en la medida en que las diferencias con quien te precedía son muy fuertes. Así, por ejemplo, cuano llegó el PP de Aznar, un partido con un neoliberalismo brutal en sus planteamientos, no dudó en diseñar una ley educativa con la que las personas aceptasen que las medidas que iban tomando los ministerios de su gobierno eran las mejores y que no había otras alternativas mejores, que la solución a todos los problemas vendrían de la mano del neoliberalismo y de los mantras que le acompañaban: excelencia, calidad, emprendimiento, desregulación, liderazgo, etc.

¿En las últimas décadas se ha banalizado el sentido de la escuela? ¿ha habido un cambio desde los discursos de igualdad a los de excelencia?
En una sociedad neoliberal como la actual, el modelo es el ser humano empresario. El dueño de sí mismo, que diría Foucault, es un ser humano que lo que hace es invertir en sí mismo para luego, en ese mercado capitalista, intercambiar por un buen puesto laboral, por posiciones sociales, salario, consumo, etc. Es ese ser que está todo el día acumulando cosas, compitiendo con los demás, para convertirse en eso. Pero claro, en una sociedad más democrática, en un Estado de bienestar más fuerte… En una sociedad socialista, hablando claramente, más igualitaria, donde se contempla el nosotros, donde somos iguales unos a otros, lógicamente la finalidad es otra: es construir ese nosotros y educar a las personas viendo su interdependencia con los demás seres humanos, no solo de su país sino de otros pueblos y con el entorno, porque todos nos necesitamos.

En la otra sociedad no, porque, si yo me baso en la cultura del esfuerzo, mi obsesión es construirme yo, educarme yo a mí mismo y los demás no importan, allá cada uno porque cada uno es responsable de lo que hace con su vida… Lógicamente, mi mirada no va a ir a las necesidades de los otros sino a ver cómo monto negocios que me puedan dar beneficio personal.

En tu departamento habéis realizado varias investigaciones sobre el contenido de los libros de texto, ¿qué habéis encontrado? ¿qué aportan los libros de texto a ese sistema educativo actual?
La primera obra en la que traté esta cuestión creo que fue un artículo, a finales de los ochenta. Construí el primer cuadro con los contenidos, el tipo de mundo que presentaban los libros de texto comercializados en aquella época y ya diferenciaba entre “voces presentes y voces ausentes”. Y puedes ver cómo, a lo largo de estos años, las voces presentes apenas han variado, pero las ausentes sí lo han hecho mucho. En cada revisión me doy cuenta de más colectivos que nunca son representados ni sobre los que se reflexiona, pero que sí están escolarizados en nuestras aulas, o podrían estarlo.

Esto significa que yo también voy aprendiendo, dándome cuenta y cuestionando mi propio sentido común, que me impedía ver que, dentro de un aula, las familias no son solo heterosexuales, y así con todo, que existen diversas sexualidades, distintas religiones.

Todos los años descubrimos cosas. Recuerdo que hace años me metía con mis compañeras mujeres, porque, según los libros de texto, no tenían clítoris. En los libros de texto hasta hace tres o cuatro años no aparecía, y ahora aparece en 3º de la ESO, con estudiantes de 15 años, pero con expresiones curiosas como “órgano eréctil”, sin más explicaciones, sin aclarar sus funciones en la reproducción de la especie humana; se oculta en qué grado es o no placentero, etc. Pero, claro, tienes que tener en cuenta que la inmensa mayoría de las editoriales de libros de textos pertenecen a organizaciones religiosas católicas.

Mucha gente se queja del libro de religión, ¡pero si es donde menos problema hay! Por lo menos es ya visible. El problema viene cuando coges el libro de literatura y, llegando a diciembre, te aparecen los villancicos, pero no los medievales, que tienen un valor y una importancia, no, no, la horterada de letra del burrito y les piden que lo memoricen y reciten.

En definitiva, aún a día de hoy nos sale, en los estudios que realizamos todos los años que los libros de texto son clasistas, racistas, sexistas, edadistas, homófobos, militaristas y católicos. Puede haber un pequeño cambio con respecto a cuando los empecé a analizar en los 80, pero en líneas generales siguen siendo así, y se explica porque la mayoría de las editoriales pertenecen a grupos religiosos. Y los grupos laicos, como Anaya —aunque compró Bruño, que es un grupo religioso— y PRISA, que es el grupo Santillana, el problema que tienen es que quieren vender libros al alumnado de las clases medias y altas. Esos que están escolarizados en colegios privados y concertados religiosos católicos y, por lo tanto, o incorporas esos contenidos a los libros o, de lo contrario, no los van a comprar.

¿Cómo explicas que una asignatura como Educación para la Ciudadanía fuese tan debatida incluso criticada y nadie, o pocos, ni a derecha ni a izquierda, al menos en la política representativa, haya cuestionado la actual asignatura de Educación Financiera?
La sociedad neoliberal ya no habla de ciudadanía, habla de clientes, y el cliente tiene derecho a cosas en función de su tarjeta de crédito, nada más. A pesar de que el programa de Educación para la Ciudadanía era bastante timorato, al menos educaba en que somos personas interdependientes y en que, si nos organizamos, alcanzamos derechos; pero, claro, ahora con, esta educación individualista en la que cada uno tiene que resolver sus propios problemas y nos convertimos en clientes, lo común deja de tener sentido.

Además de conformar un homo economicus, un homo consumus, un homo numéricus —porque estamos en una sociedad donde todo se cuantifica, se trata de construir la sociedad big data, donde los datos ya gobiernan el mundo— hay otra cuestión clave como es la conformación del homo debitor, el ser humano endeudado. La educación financiera es acostumbrar al ser humano a moverse en el mundo de las finanzas que hay, pero sin cuestionarse el modelo económico dominante, el capitalismo financiero y el neoliberalismo.

Muchas investigaciones y datos señalan que la escuela pública en la actualidad se está convirtiendo en un gueto, ¿es así?
Según los últimos datos, España tiene el 69% de educación pública y el otro 31% es privada y concertada, y dices ‘bueno no está tan mal’, pero el problema es que eso es la media. Porque si vas a la media de renta de esta ciudad, igual nos sale que tú y yo somos millonarios porque aquí vive unos de los hombres más ricos del mundo [la entrevista se hizo en A Coruña]. El problema está siendo que, en las ciudades, las enseñanzas concertada y privada son muy mayoritarias y quienes están escolarizados en ellas son las clases altas y medias profesionales, e incluso mucha gente de clase humilde que hace muchos esfuerzos para pagar la concertada a sus hijos e hijas, para que vivan en unas redes que les puedan favorecer la movilidad social en el futuro.

Esto hace que mucha gente que todavía confía en la pública, por compromiso social o porque es la única a la que puede acceder, trate de moverse a la concertada en la medida en que ve que en el colegio que le corresponde a sus hijos e hijas existe un porcentaje muy alto de personas socialmente o étnicamente desfavorecidas. Existe el peligro, tristemente real, de que muchos colegios públicos puedan acabar en guetos. Esto es muy preocupante porque, si educar es aprender a vivir juntos, ¿cuándo aprenden en un colegio segregado por sexo a vivir juntos los niños y niñas? Por no hablar del componente religioso en temas de diversidad sexual, porque para ellos la heterosexualidad es la norma y el resto son patologías o vicios, y eso sigue presente en centros del Opus Dei o de Legionarios de Cristo.

Y, sin duda, influye la cuestión de las redes que puedas hacer, porque, en esta sociedad mercantil, no es solo lo que tú sepas o de lo que seas capaz, sino tus amistades, y es lo que hace que muchas familias se vayan a la concertada. Hay que darse cuenta también de que las familias cada vez tienen menos hijos y, con esta mentalidad neoliberal, cada vez son más vistos como inversiones, para que el día de mañana puedan aspirar a puestos de trabajo bien remunerados. No hay que olvidar que la defensa de la escuela pública es la apuesta por una sociedad inclusiva, democrática, en la que aprendemos a vivir todos juntos, a cooperar y a construir esperanzas, sueños y a hacerlos realidad entre todos, superando barreras y fronteras reales o imaginarias.

Relacionado con esto último, ¿no os estáis sintiendo muy solos a la hora del compromiso social con la escuela pública?
Sí, sin duda, pero es normal. Hubo una cierta aceptación de la derrota, son muchos años del PP con mayorías holgadas aquí en Galicia, con una izquierda cada vez más fragmentada, con discursos y praxis que generan confusión, y eso acaba desalentando y alejando la política. La cuestión es esa, que necesitamos mucha más organización, más debate en la comunidad educativa, saber llegar a unos mínimos deseables para el buen funcionamiento del sistema público. Si te das cuenta, el debate sobre educación no sale en los medios públicos, no está en la agenda, no sale en los grandes medios, o salen las anécdotas, las chorradas. No hay un debate sobre lo que es la buena educación. La gente te dice que está en el colegio donde se dan las mejores notas, y eso es perverso. Porque, claro, la gente se cree que eligen los colegios y no, no es así. Son los centros los que eligen a las familias, no al revés, lo tengo muy comprobado.

¿Cuáles serían las metas educativas que se tiene que plantear un maestro, desde una perspectiva emancipadora?
Creo que tiene que hacer una selección cultural y una metodología que permitan incidir en que el alumnado vea la realidad de una forma mucho más crítica, con los que se estudien alternativas, se debata, se puedan consultar textos que digan una cosa y la contraria, que entren en conflicto, que tengan que discutir para que el alumnado pueda reflexionar. Y en esto, los libros de texto no ayudan. El profesorado tiene que ser consciente de que el libro de texto genera personas dogmáticas, porque no puedes ser crítico con una sola fuente de información. Tienes que leer varias fuentes, y ahí analizar y decidir, ver qué cosas aportan, qué cosas se exageran. Eso también se aprende. Lo que se estudia en la escuela es la vida, y la vida es compleja.

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/educacion/entrevista-jurjo-torres-pedagogia-liberalizacion-ensenanza

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Libro: La vida en las Escuelas (Peter McLaren )

Una introducción a la pedagogía crítica en los fundamentos de la educación

La vida en las escuelas ofrece una rara oportunidad para los estudiantes, los educadores críticos y uno de los principales teóricos educacionales dialoguen, disientan, cuestiones y amplien sus respectivos razonamientos y acciones en torno a las cuestiones éticas relacionadas con la educación escolar y la democracia en una sociedad capitalista, patriarcal y racista. Christine Sleeter, Universidad de Wisconsin, Parkside Prólogo a la segunda edición
“Con este libro, Peter McLaren se muestra como un camarada en el camino de raclamar y construir lo que es más excelente y misterioso en los seres humanos: su habilidad para protegerse de un mundo de opresiones, su anhelo de creación y su determinación a buscar caminos que lo nutran de nuevo”. Leonardo Boff, Río de Janeiro, Brasil Prólogo a la tecera edición.
“Sin duda, La vida en las escuelas de McLaren sigue siendo fuerte de esperanza e inspiración para miles de educadores alrededor del mundo que participan en la lucha de clases dentro de las escuelas públicas”. Ramin Farahmandpur, Los Ángeles, California. Prólogo a la cuarta edición.

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Libro: El Che Guevara, Paulo Freire y la pedagogía de la revolución (Peter McLaren)

A propósito del aniversario de la siembra del Che Guevara, Otras Voces en Educación recomienda

Nº de páginas: 286 págs.

Autor: Peter McLaren

Editorial: SIGLO XXI (MEXICO)

Lengua: CASTELLANO

ISBN: 9789682323522

Reseña: Una esclarecedora reafirmación de la teoría y de la práctica revolucionarias, tan necesaria como antídoto para esta época de imperialismo de libre mercado y de la corporativización de la educación. De este modo, el autor coloca a la pedagogía revolucionaria en un plano de solidaridad con los oprimidos del capitalismo global. ¿Un libro sobre Che Guevara y Paulo Freire? Una vez más, Peter McLaren nos pide a los académicos y a los educadores que confrontemos nuestras limitaciones políticas y que imaginemos lo inimaginable: que la revolución educacional está a nuestro alcance.

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De cómo los patrones educativos esclavizan o liberan: el caso de Ana

Seguimos reflexionando sobre la importancia de las herramientas de aprendizaje, esta vez de la mano de Lorena Villarroel López, educadora y escritora, especialista en Inclusión Educativa

¿Cómo puede un niño o niña ser un potencial sujeto y no solamente un objeto? Al pensar o hablar de educación la imagen que generalmente representa ese concepto es la de un maestro en posición superior, de poder, como dueño del conocimiento legitimado frente a un estudiante en posición inferior, vacío, con la necesidad de adquirir lo que su maestro puede darle. El conocimiento que trae consigo el estudiante es marginado (en la mayoría de los casos) y a través del proceso de enseñanza aprendizaje se busca formar a ese ser humano paciente, oyente y no cuestionador, que cumpla funciones y apruebe con calificaciones aceptadas, es decir una relación sujeto-objeto dentro del aula.

La educación como práctica de la dominación que hemos venido criticando, al mantener la ingenuidad de los educandos, lo que pretende, dentro de su marco ideológico, es indoctrinarlos en el sentido de su acomodación al mundo de la opresión (Freire 2005)

Es en la formación de los niños y las niñas a través de una escolarización digna donde podemos deconstruir objetos para construir sujetos, escolarización que según Peter McLaren debe estar fundamentalmente ligada a una lucha por una vida cualitativamente mejor para todos mediante la construcción de una sociedad basada en relaciones no explotadoras y en la justicia social.

No son las personas que manejan las estructuras, sino las estructuras en sí mismas las que perpetúan relaciones verticales. Parafraseando a Giroux, el conocimiento crítico como herramienta ayudaría a aclarar cómo se podría desarrollar un lenguaje y un discurso liberado de su propio legado cultural parcialmente equivocado.

A continuación se presentará el caso de Ana y su contexto educativo social, dónde se analizarán desde la pedagogía crítica los conceptos que la atraviesan desde niña hasta ser adulta, y las cotidianidades que se desarrollan naturalizando patrones en ella, esclavizándola o liberándola.

Me llamo Ana, tengo 5 años y estoy en primer grado, hoy es mi primer día de clases y tengo muchas ganas de aprender de la señorita Ketty y mis amigos en la escuela. Mi mami dice que debo portarme bien y que la escuela me va a encantar. Yo estoy segura que así será.

Conceptos:

  • Cultura: desde la familia y la razón de la elección de la escuela, en el salón de clases y el énfasis de Ana por aprender de su maestra
  • Formas culturares: Ana debe portarse bien en la escuela, ¿qué es portarse bien?

Hoy terminó mi primer trimestre y ha sido muy bonito, tengo muchos amigos y pocas amigas. La señorita Ketty me ha dicho hoy que soy la mejor estudiante de la clase. Mi mami está contenta y creo que me darán un helado de premio. ¡La escuela es hermosa!

Conceptos:

  • Discurso y Currículo oculto: formas tácitas en las que el conocimiento y la conducta son construidos.

Mientras la señorita Ketty entregaba mi libreta le ha recomendado algo a mi mami que dice es por mi bien. Las niñas debemos usar aretes, y si no los uso ya no podré jugar con mis amigos porque no van a quererme. Hoy me han perforado los oídos, el dolor es fuerte y ningún amigo ha notado mi cambio. Sólo la maestra que me repite lo hermosa que estoy mientras acaricia el contorno de mi oído.

Conceptos:

  • Currículo oculto: sexismo en el salón de clases.
  • Formas culturales: formas de actuar, vestir.
  • Prejuicio: juicio anticipado y negativo, Ana no juega con niñas.

La escuela al fin ha terminado. Los días de irme al rincón, reglazos en la mano, usar orejas de burro y repetir las tablas al fin se fueron. Sólo tendré que resistir 6 años más de colegio y estoy segura que serán diferentes.

Conceptos:

  • Cultura: dominante desde la maestra hacia Juana a través de castigos que como autoridad tiene el derecho de hacer.

 

Alicia odia la clase de mecanografía tanto como yo, a quién se le ocurre que para escribir a máquina correctamente hay que estar sentada con la espalda recta, ojos vendados, el pie derecho más adelante que el izquierdo y sin hablar, sólo porque así se aprende a ser una buena señorita secretaria, ¿y cuándo me preguntaron si eso es lo que quiero ser?

Conceptos:

  • Formas de conocimiento: la manera en que se imparte la materia
  • Hegemonía: mantenimiento de la dominación, cero importancia al pensar/sentir del ser.

 

El colegio terminó entre llantos por la despedida de mis compañeros y la alegría de saber que no veré jamás a mis maestros (eso espero). Antes de salir y ante la vergüenza de mi mamá le grité a un par de autoridades que hasta el último día me dijeron que por mi postura corporal siempre seré una señorita sin presencia. No pretendo cambiar ni mi postura ni mi pensamiento. Mi cuerpo es mi templo y mi ideología mi religión. Afortunadamente en la universidad no hay inspectores.

Conceptos:

  • Subcultura: rock
  • Ideología: forma de expresar sus ideas a las autoridades.

 

Es difícil asistir a la u, trabajar, ser madre y esposa. A veces pienso que me dejé convencer por el cuento de quedarme en la percha y me apuré, a veces creo que finalmente si cambié y enterré a mi templo y a mi religión, a veces me cuestiono qué sería de mi vida si me hubiese resistido a que me perforen los oídos, claro… era una niña y no debía revelarme contra la autoridad. Por ahora me contento con la vida que tengo y el tiempo que aprovecho mientras friego los platos un domingo, rápido y en silencio, para que mi esposo y mis hijos puedan dormir, o también el tiempo que uso hoy, ahora, mientras me termino de maquillar en el auto para llegar puntual a mi cita a la peluquería… ya era hora de ocultar estas raíces y seguir siendo rubia.

Conceptos:

  • Clase: las relaciones que gobiernan la vida de Ana, en un orden dado.
  • Formas culturales: la lucha entre lo que soy y lo que quiero ser. El blanqueamiento.

Situaciones que nos llevan a la misma pregunta de Giroux: ¿qué ha hecho esta sociedad de mí, y que yo no quiero ya ser? .

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