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Perú: Universitarios piden que igualdad de género forme parte de currícula en las aulas

América del Sur/Perú/14 Agosto 2016/Fuente y Autor: andina

Un grupo de estudiantes universitarios defendieron hoy la necesidad de que el tema de la igualdad de género forme parte de la currícula en las universidades y colegios a fin de desterrar el machismo en el inconsciente de la sociedad peruana.

Durante la marcha cívica»Ni una menos?, Geraldine Zapata, estudiante de la Universidad Femenina del Sagrado Corazón (Unife), señaló que se trata de una iniciativa tan importante como el curso de educación cívica en los colegios.

«Es necesario enfatizar en este aspecto debido a las cifras de asesinatos y violencia. No es un capricho, es una necesidad. Si desde niños proponemos estas ideas, creamos una generación alejada de estas taras y prejuicios?, manifestó.

Por su parte, Vanessa Gutiérrez, estudiante de la Universidad San Marcos, sostuvo que son las escuelas y las universidades las responsables de asumir su rol formador frente a la problemática social de la violencia de género.

«Las escuelas y universidades son entornos donde se ve la violencia de género. Tal vez no de forma física, pero si verbal y psicológica?, anoto.

 

Fuente de la noticia: http://www.andina.com.pe/agencia/noticia-universitarios-piden-igualdad-genero-forme-parte-curricula-las-aulas-626078.aspx

Fuente de la imagen:http://portal.andina.com.pe/EDPfotografia3/Thumbnail/2016/08/13/000370644W.jpg

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India. El efecto del desarrollo capitalista en la violencia de género: dote y feticidio femenino

Por. La Haine.
Dos importantes formas conexas de violencia contra las mujeres en India son la “muerte dotal” (o “quema de novias”) y el feticidio femenino.

Con su tumultuosa diversidad y su cultura polifacética, India tiene su propia historia de opresión de las mujeres. Los valores feudales y patriarcales se han combinado con el capitalismo (introducido con la colonización, ahora impuesto tanto por las élites gobernantes indias como por el capital occidental, representado por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial) para reforzar y mantener la opresión de las mujeres por varias vías. El resultado es que la violencia contra las mujeres ha aumentado.

A veces se presentan ciertas formas precapitalistas de violencia como rémoras del pasado, que se superarán con el desarrollo del capitalismo, la modernización o la mera educación. Visitantes de Europa y Norteamérica culpan al atraso de la cultura india. El gobierno nacional dice lo mismo. Sin embargo, pese a que gran parte de la violencia contra las mujeres adopta formas del pasado, su contenido ha cambiado. Se deriva del tipo de desarrollo capitalista que se da concretamente en este país. Dos importantes formas conexas de violencia contra las mujeres en India son la “muerte dotal” (o “quema de novias”) y el feticidio femenino. Trataremos de explicar la importancia y la función de estas dos formas en la India actual. La finalidad de este artículo no es analizar todos los aspectos de la dote, sino explicar los cambios que han afectado a esta costumbre social con el inicio del desarrollo capitalista/1.

Los orígenes de la dote

La violencia contra las mujeres en India forma parte de la violencia contra las poblaciones oprimidas, es decir, las dalits (castas “inferiores”), los trabajadores y los pueblos indígenas (adivasis).

La violencia de género también se da en el interior de las comunidades oprimidas: por eso, las mujeres llevan sobre sus espaldas una doble carga. Las formas de la violencia perpetrada contra las mujeres en India vienen determinadas por una compleja interacción de clase, casta, género y cultura. Entre otras formas de violencia contra las mujeres, la práctica de la dote –una importante costumbre social– ha causado la muerte de un gran número de mujeres. Es una de las clases de violencia más significativas que se infligen actualmente a las mujeres y últimamente ha adoptado rasgos espeluznantes. Un complejo conjunto de factores ha hecho de la “muerte dotal” un fenómeno casi común. Hemos de examinar varios procesos para empezar a comprender cómo y por qué las mujeres se enfrentan a la violencia relacionada con la dote y cómo la propia dote ha ido cambiando con el tiempo.

La dote es lo que se entrega en forma de dinero efectivo o bienes, o ambos, a la familia del novio para concertar el matrimonio y posteriormente en otras ocasiones después de la boda. Cuanto más alta sea la condición social del novio, tanto más cuantiosa será la dote solicitada. Sería difícil determinar cuándo y exactamente cómo se originó esta práctica y cuáles fueron los factores históricos concretos que hicieron que la dote fuera obligatoria en la sociedad de castas hindú, pues hay muy pocos datos disponibles y escasos registros útiles. En términos generales se produjeron dos procesos combinados en los que la dote adoptó su forma actual.

En la India precapitalista, la dote tenía que ver con el carácter jerárquico del sistema de castas. Se practicaba principalmente en las castas superiores y las castas terratenientes. Tanto la propiedad de tierras como la casta eran los parámetros del poder en la India feudal. La “hipergamia”, es decir, el enlace matrimonial de una hija con una familia de una casta superior, era un modo de forjar alianzas con familias poderosas. La dote se entregaba para compensar la diferencia de estatus entre ambas familias. Era el precio del aumento de estatus de la familia de la novia y el reconocimiento del estatus más elevado de la familia del novio.

Otro factor que intervino en la práctica de la dote fue la noción de castidad y pureza de la mujer. El hinduismo tiene normas estrictas sobre el comportamiento correcto de la mujer, encaminadas a controlar la fertilidad y sexualidad femeninas. En la India precolonial, las mujeres se consideraban propiedad de sus padres, maridos e hijos, a proteger durante la infancia, la edad fértil y la vejez. Al igual que la mayoría de religiones organizadas, el hinduismo no establece la igualdad de las mujeres, aunque ha ido cambiando con los años y acomoda en su seno varias corrientes liberales. La mujer tiene que parir un hijo varón y ser una esposa consciente de sus obligaciones y una hija sumisa. En la sociedad precapitalista, el padre estaba obligado a dar a su hija en matrimonio a la familia idónea una vez alcanzada la edad núbil. Incluso cuando el enlace se producía entre familias de estatus similar, en algunas de las castas superiores e intermedias, había cierta dote de por medio. Esto tenía que ver con el hecho de que las mujeres de las castas superiores tenían prohibido realizar un trabajo productivo, por lo que,superada cierta edad, las mujeres suponían una carga indeseada. Por tanto, la dote era el precio que percibía la familia del novio por aceptar a una hija, comprometiéndose a protegerla y a asegurar su sustento.

Del “precio de la novia” a la dote

La dote se convirtió en costumbre entre las castas superiores y medias. Las castas inferiores no solían conceder dotes; en vez de ello tenían la costumbre del “precio de la novia” o intercambio mutuo de regalos. En estas castas, la labor de las mujeres se utilizaba extensamente en el campo. Por tanto, las mujeres participaban activamente en el trabajo “productivo”. No se consideraban una carga económica. El “precio de la novia” era el reconocimiento del valor del trabajo de las mujeres y una compensación a la familia de la noviapor la pérdida de su fuerza de trabajo. La sociedad hindú de las castas bajas percibía por tanto a las mujeres como contribuyentes significativas a la economía. Esto no quiere decir que no oprimiera a las mujeres, sino únicamente que la dote no se manifestaba de la misma manera. El contexto socioeconómico en que el “precio de la novia” hizo la transición a la dote sería una indicación del cambio de condición social de la mujer a lo largo del tiempo.

La dote, aunque solo se practicaba en las castas superiores y medias de la India precapitalista, se extiende ahora rápidamente a otras castas y comunidades que en el pasado apenas la practicaban. Las prácticas contemporáneas en este terreno son cuantitativa y cualitativamente diferentes de las pautas anteriores. Mientras que la dote ha sido siempre un medio para someter a las mujeres, actualmente adopta formas violentas y crueles. Las mujeres sufren tortura por parte de su familia política para incrementar la dote, hasta el punto de que a menudo no ven otra salida que el suicidio. En muchos casos, el marido y su familia queman a la mujer viva para buscar una nueva novia y una nueva dote.

Algunas de las principales características de la dote, tal como se practica actualmente, son:

a) Extensión a todas las castas, clases y comunidades religiosas. Pese a que originalmente era una costumbre hindú, ahora también la asumen algunos grupos musulmanes y cristianos.

b) Aumento del importe de la dote. Muchos matrimonios se basan exclusivamente en la cuantía de la dote.

c) Además de la casta y la propiedad, algunos criterios que influyen en la dote que se solicita son el nivel educativo, el empleo en el sector público o en servicios administrativos, el estatuto profesional (por ejemplo, médicos, abogados o ingenieros) o la nacionalidad de un país occidental.

d) La violencia asociada a la dote adopta formas brutales. Actualmente se da en casi todos los Estados de India.

En la India precolonial, la dote, aunque era una forma de subordinación de la mujer, no estaba acompañada de semejante brutalidad a tan amplia escala. El caso es que la modernización y el desarrollo capitalista no parecen haber diluido la práctica de la dote. Una de las razones de esto es que la dote, tal como se practica en la India contemporánea, es producto de una interacción entre las formas antiguas de subyugación de las mujeres y los cambios socioeconómicos derivados de los procesos de colonización y de desarrollo capitalista bajo el colonialismo.

Colonización y marginación económica de las mujeres

En la India precolonial, el sistema de castas era básicamente una división económica y social de los distintos componentes de la sociedad hindú. Cada casta y subcasta ocupaba una posición específica en la jerarquía de castas y comportaba una ocupación correspondiente. El rango social atribuido a cada casta dependía también del poder económico, que se manifestaba en el éxito que tenía cada grupo históricamente a la hora de manipular y doblegar a los distintos elementos de la matriz social. El sistema de castas seguía una reglamentación estricta que obligaba a sus miembros y que debían respetarse plenamente para conservar la pureza y el estatus de la casta. El matrimonio, la regulación de los matrimonios mixtos, los códigos y normas sociales variaban entre las distintas castas.

La colonización introdujo el modo de producción capitalista en India, de acuerdo con las necesidades del imperialismo británico. Esto comportó varios cambios complejos y contradictorios en la economía y la sociedad. El sistema de castas ha dejado de ser la forma predominante de división social del trabajo, reduciéndose la correspondencia entre casta y ocupación. El capitalismo ha difuminado las distinciones de casta al introducir un sistema educativo distinto y diferentes actividades económicas y ofrecer nuevas vías de movilidad social y económica a los distintos grupos de castas.

La colonización afectó a las relaciones feudales y a la sociedad de castas hindú de una manera que agravó la situación de las mujeres. Por ejemplo, el sistema colonial de concesión de tierras a nombre del cabeza de familia, es decir, del hombre, dio pie al desheredamiento de las mujeres, cuando el derecho consuetudinario permitía a menudo a las mujeres ostentar la propiedad de la tierra. La economía precapitalista india estaba basada en gran medida en la tierra, la familia y la comunidad, y las mujeres desempeñaban funciones importantes en todas estas esferas. La producción casera hacía que el trabajo femenino fuera un componente importante de la economía precapitalista.

Con la introducción del capitalismo, el control de la economía dejó de estar en manos de las familias y los centros de “producción” se situaron fuera de los hogares. La mecanización se introdujo de modo selectivo, desplazando a las mujeres de los ámbitos de trabajo tradicionales y haciendo que su trabajo resultara redundante. La privatización de la propiedad familiar de tierras y de las tierras comunales, como pastos y bosques, tuvo un efecto globalmente negativo en la capacidad productiva de las mujeres. El control femenino sobre los recursos naturales decayó.

La política británica arruinó la economía rural y familiar. Por ejemplo, en la India precolonial, algunas de las principales ocupaciones de las mujeres consistían en hilar y tejer. Había especializaciones regionales de los oficios femeninos, como por ejemplo la producción de seda en Asam, la fabricación de mantas en el norte, chikan en Utar Pradesh, acolchados en Bengala, tintes en Rajastán y fabricación de alfombras en Sindhy Baluchistán. Con la colonización, la mayoría de las mujeres fueron desplazadas de sus ámbitos de producción tradicionales, al tiempo que las nuevas oportunidades económicas les estaban casi completamente vedadas. El descascarado del arroz es otro ejemplo, pues en tiempos era una de las principales ocupaciones de las mujeres en las regiones arroceras de India. En 1901 había 2,5 millones de mujeres ocupadas en el descascarado de arroz; en 1931, con la introducción de la harina de arroz, el número de mujeres dedicadas a esta actividad descendió a 131 000.

Independencia y desarrollo capitalista

Tras la conquista de la independencia continuaron estos procesos de desarrollo capitalista, que tuvieron un efecto devastador para las mujeres. “Socialismo” era el epíteto de una era poscolonial cuyas principales figuras políticas creían en la visión de una utopía fabiana, aunque se guiaban por los intereses de los campesinos acomodados y las grandes empresas industriales. La élite dirigente seguía estando formada por terratenientes, capitalistas, hindúes de casta superior y altos funcionarios. Aunque se hizo un intento de imitar una planificación al estilo soviético, el Estado subvencionó al sector privado con infraestructuras y apoyo financiero, de manera que el capital privado pudiera defenderse frente al capital occidental y poner pie firmemente en la industria pesada.

Pese a que existía una corriente favorable a la reforma social que llamaba al Estado a velar por el bienestar y elevar el nivel de vida de las masas, apenas se consiguió aliviar la pobreza, asegurar la atención sanitaria y crear puestos de trabajo. La sociedad india seguía rigiéndose por las relaciones de clase previas a la independencia, determinadas en gran medida por el régimen de castas.

Las necesidades del capital generaron contradicciones entre el proteccionismo y la liberalización, produciéndose un desplazamiento a largo plazo del primero a la segunda. El proceso de liberalización económica ya comenzó en 1960, pese a que comenzara con lentitud y avanzara a trancas y barrancas, de acuerdo con las exigencias del capital. Por otro lado, el Estado indio tuvo que mantener su fachada retórica socialista, en parte debido a los movimientos populares, en parte a causa de la dinámica política de la posición de India en el sur de Asia y del amparo que le daba la antigua Unión Soviética. En 1969 fueron nacionalizados los bancos, mientras que en la década de 1980 la liberalización económica experimentó un enorme impulso. Desde 1990, el país ha sido testigo de un desmantelamiento casi completo de los controles públicos. El capital nacional y occidental está preparado para asumir el mando, apoyándose en la fuerza del Estado indio.

Durante el periodo de “desarrollo” posterior a la independencia, un gran número de mujeres se vieron condenadas a realizar trabajos mal pagados, a destajo, en empleos informales que no están amparados por la legislación laboral y no gozan de ninguna protección pública. Pese a que las mujeres pasaron a engrosar masivamente la fuerza de trabajo, quedaron marginadas en la periferia del mercado de trabajo. La carga de trabajo de las mujeres ha aumentado, pero sus salarios no.

En los últimos años, la introducción de nuevas tecnologías en la agricultura ha llevado a muchas mujeres al paro. La racionalización y modernización de la industria textil ha eliminado numerosos puestos de trabajo que solían ocupar mujeres. Dado el creciente desempleo y el deterioro de la situación económica, el porcentaje de mujeres implicadas en actividades económicamente provechosas ha decaído. La única experiencia positiva es la que han tenido las mujeres de clase media, que han accedido a mayores grados de educación y han entrado a trabajar en gran número en el sector de los servicios.

Sanscritización

El capitalismo también introdujo otros cambios en la sociedad hindú en particular, reduciendo un poco la correspondencia entre casta y ocupación. Si bien la casta todavía determina la vida social, las relaciones de parentesco y las alianzas matrimoniales, se ha producido cierta secularización, al menos en las zonas urbanas, aunque el proceso no se ha completado ni es unívoco en absoluto. Por otro lado, se ha iniciado un proceso de “sanscritización”, que implica la hegemonía social y cultural de las castas superiores. Se trata de un intento de difuminar las divisorias entre castas superiores e inferiores, al precio de la pérdida de identidad de las castas inferiores, buscando absorber todas las costumbres, estilos de vida y legados culturales de las castas inferiores en el sistema dominante del hinduismo de casta superior.

También se trata de imitar las normas de comportamiento y las costumbres de las castas superiores por parte de los miembros de las castas inferiores, con el fin de buscar la movilidad ascendente en la escala de la estructura de castas. (Es el mismo proceso por el que la hegemonía de la “civilización” blanca se impone o es aceptada por los negros o los pueblos indígenas.)

La interacción de las costumbres preexistentes con respecto a la dote entre los hindúes de casta superior, el proceso de sanscritización y los procesos económicos puestos en marcha por el capitalismo cambió totalmente la situación de las mujeres. Este cambio dio lugar a la percepción de que las mujeres son económicamente improductivas, lo que constituye la premisa fundamental que subyace a la práctica contemporánea de la dote. El consumismo y la comercialización de todos y cada uno de los aspectos de la vida son dos factores adicionales. Es la coincidencia de todos estos factores la que explica el nuevo fenómeno de la muerte dotal o la quema de novias. La muerte dotal no es una forma de violencia heredada del pasado, pese a su forma feudal, sino que su contenido hunde sus raíces en la nueva realidad económica.

Las mujeres se organizan contra la dote

El movimiento de las mujeres en India se centró en la cuestión de la dote a finales de la década de 1970. Un repentino incremento de muertes “accidentales” de mujeres llamó la atención de algunos grupos de mujeres en zonas urbanas. Muchas de estas muertes fueron suicidios; otras se debieron al hecho de que habían sido quemadas hasta morir. Las investigaciones realizadas por grupos de mujeres revelaron la espeluznante y sórdida realidad que había detrás de esas muertes.

Una ojeada a algunas estadísticas muestra la amplitud de la exposición de las mujeres a la “muerte dotal” en India. En Delhi, cada día mueren dos mujeres por quemaduras. En un hospital municipal de Bombay ingresaron 157 quemadas en seis meses (1987-1988). En Bangalore, los suicidios y las muertes dotales se duplicaron en 1984. Karnatakainformó de nueve casos de muerte dotal en 1982, 31 en 1983 y 48 en 1984. Andhra Pradesh registró 14 muertes en 1983, 27 en 1984 y 38 en 1985; Uttar Pradesh, 14 muertes en 1984 y 323 en 1985; Madhya Pradesh, 42 casos en apenas cinco meses, de junio a octubre de 1985. En Maharashtra hubo 129 casos de muerte dotal en 1984, cifra que se duplicó en 1985. De acuerdo con el registro oficial de crímenes contabilizados en las comisarías de policía, cada día mueren quemadas vivas seis mujeres tan solo en el Estado de Gujar, que encabeza la estadística de muertes dotales. Es probable que haya otros tantos casos de muertes no registradas/2.

Los grupos de mujeres se movilizaron contra esta amenaza social en la década de 1970. La campaña contra la dote llevó a lidiar casos ante los tribunales, organizar manifestaciones de protesta y boicots sociales contra las familias que daban o recibían dotes, enfrentamientos con la policía y llamamientos a los medios de comunicación a reconocer las muertes dotales como los asesinatos que eran. En Bombay, Calcuta, Delhi, Pune y Nagpur salieron a la calle mujeres de todas las edades, repartiendo panfletos a las puertas de las residencias, entregando memorandos a los organismos públicos, discutiendo en las comisarías de policía e iniciando un debate sobre la efectividad de la ley. Esta campaña antidote generó una ola de protestas que obligó al Estado a responder y al menos consiguió desacreditar la costumbre a escala social. Queda mucho más por hacer, pues todavía se asesina a mujeres a causa de la dote, pero se había dado un primer paso.

Debates en el movimiento

Durante la campaña surgieron diferentes corrientes de opinión dentro y fuera del movimiento de mujeres en torno a lo que es realmente la dote y a qué fines sirve. Esquemáticamente son las siguientes:

a. La dote representa básicamente un sistema de valores inherentes a las familias hindúes y a la estructura social hindú, que se han distorsionado a raíz de la modernización. El consumismo y la avaricia han dado lugar a la conversión de las mujeres en mercancías y han asociado las relaciones sociales con la adquisición de riqueza. Ahora es necesario sensibilizar a la población sobre esta mercantilización. Una vez logrado esto, la dote desaparecerá.

b. La transición del “precio de la novia” a la dote se debió al deterioro de la función del trabajo femenino en la economía y a la reducción de la aportación de la mujer a la economía familiar. Así, el coste de mantenimiento de las mujeres resultó mucho mayor que el valor económico que creaban. La dote surgió para compensar esta situación desigual.

c. La dote es una cantidad de dinero rotatoria: entra con el matrimonio del hijo y se utiliza para el matrimonio de la hija. Las hijas son actualmente pasivos económicos; una vez empleadas con provecho, la dote desaparecerá.

d. La dote es la manifestación de una costumbre semifeudal retrógrada, que se reproduce en un marco capitalista consumista. Con los cambios de relaciones económicas y de producción, la dote desaparecerá.

e. La dote es el tributo de la familia que da la novia a la familia que la recibe. Es una “clara manifestación de una relación hipergámica, no recíproca, asimétrica y extractiva entre 1) familias que dan y reciben a la novia, y 2) hombres y mujeres/3”.

f. La dote es una transferencia de riqueza entre familias, siendo la mujer el medio a través del cual se efectúa. Es el reconocimiento del estatus del novio, que se considera superior por el hecho de asumir la carga de una hija no deseada. Las leyes no harán que desaparezca la dote, sino que esta seguirá pagándose bajo mano. La respuesta es reclamar derechos de herencia de las mujeres.

Feticidio femenino

La percepción de que las mujeres son una carga y el sesgo patriarcal general de la sociedad de castas hindú dio lugar a una creciente preferencia por hijos varones. Se considera que el lugar de la mujer está junto a su marido, y se supone que con el matrimonio se rompen todos los lazos con la hija. De ahí que sean los hijos varones los encargados de velar por sus padres ancianos y de llevar adelante la estirpe familiar. Las escrituras hindúes también prohíben que las hijas incineren a los muertos; la pira crematoria debe encenderla el hijo mayor. Por esta razón, en algunas castas de la India precolonial –el número limitado de castas que practicaban la dote– prevaleció la costumbre del infanticidio femenino. En la sociedad actual, la expansión del sistema dotal se ha combinado con avances de la tecnología médica y la modernización capitalista para dar pie a otro crimen abyecto: el feticidio femenino.

La amniocentesis y la biopsia corial, pruebas médicas encaminadas fundamentalmente a la detección de anomalías genéticas del feto, se utilizan actualmente en India sobre todo para detectar el sexo del feto. Si este es femenino, la reacción habitual es el aborto. Así, la tecnología moderna se emplea para intensificar todavía más la discriminación de las mujeres. El feticidio femenino ha alcanzado ahora proporciones alarmantes y amenaza con seguir creciendo. Tan solo en el Estado de Gujarat, según cálculos conservadores, cada año se abortan 100 000 fetos femeninos. La mayoría de clínicas que practican abortos y de ginecólogos ofrecen la amniocentesis, no solo en las grandes urbes, sino también en ciudades pequeñas. Interrogados por activistas, los médicos reconocen abiertamente que la amniocentesis tiene efectos secundarios nocivos para la salud de las mujeres. No obstante, contrariamente a la ética médica, los facultativos han realizado pruebas de selección de sexo y abortos de fetos femeninos.

Preguntados por las activistas, han señalado sin rodeos que “prestamos un servicio que demanda la sociedad”. Los médicos, considerados los más educados y la “crema” de la sociedad india, entienden que es una manera de conseguir dinero fácil.

La gente corriente, hombres y mujeres, piensan ahora que en vez de criar a una hija y pagar una dote para su matrimonio posterior, vale más la pena gastarse un dinero en una prueba de determinación del sexo. Claro que esta prueba también la utilizan ampliamente personas de clase media educadas, deseosas de tener una familia “equilibrada”. La clase media educada se adhiere a la norma de las familias pequeñas, pero no desean familias pequeñas solo con hijas. Así, las pruebas de determinación del sexo han adquirido popularidad en todas las castas, clases sociales y grupos religiosos de India.

Hay economistas que dicen:“¿Por qué luchar contra esto? A medida que descienda la oferta de mujeres, su estatus aumentará automáticamente.” Sin embargo, en este terreno no funciona la ley de la oferta y la demanda. La proporción entre sexos en India es negativa y disminuye: a comienzos de este siglo era de 972 mujeres por 1 000 hombres y ahora es de 927 mujeres por 1 000 hombres. En zonas en que esta proporción es extremadamente negativa, por ejemplo en regiones de Rajastány Bihar, la poliandría forzosa es una forma creciente de opresión de las mujeres, que se ven forzadas a mantener relaciones sexuales con todos los miembros masculinos de la familia. A medida que siga disminuyendo la proporción, la violencia contra las mujeres –acoso, violación, etc.– irá en aumento.

Para más inri, a menudo se habla del feticidio femenino como una medida de control de la población. El gobierno indio está recibiendo actualmente enormes presiones por parte del Fondo Monetario Internacional y de los países occidentales de cuya ayuda depende para que aplique medidas de control demográfico. Los argumentos a favor de tolerar el feticidio femenino ganan terreno porque el aborto de fetos femeninos reduce la población de dos maneras: menos niños y menos futuras madres. De este modo, el gobierno indio elude la cuestión crucial de la distribución de recursos y se preocupa más de limitar el crecimiento demográfico que de abordar cuestiones fundamentales como el desempleo, la sanidad y la reforma agraria. Los gobiernos occidentales tienen sus propios motivos para cerrar los ojos ante las pautas de consumo que profundizan la divisoria entre países pobres y ricos.

Para corregir estos desequilibrios, para mejorar la vida de las mujeres, para asegurar que estas puedan vivir con dignidad y con las necesidades básicas de la vida cubiertas, nuestras luchas no pueden limitarse a la escala local. Las fuerzas a que nos enfrentamos son globales. El “nuevo orden mundial” exige nuevas respuestas y una acción política más creativa, capaz de abarcar a las mujeres de todos los rincones del planeta.

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Notas

1/Entre las fuentes en que se basa este artículo, además de las que se citan en las siguientes notas al pie, cabe señalar: V.1. Pavlov, HistoricalPremisesforIndia’sTransition to capitalism (1973); André Béteille, Caste, Class and Power (1971); C.J. Fuller, TheCamphorFlames (1992); AmiyaKumarBagchi, ThePoliticalEconomy of Underdevelopment (1982); Romilla Thapar, India, vol. 1 (1966); VeenaPooncha (ed.), UnderstandingViolence (Bombay: Research Centre forWomen’sStudies, 1992); GovindKelkar, “ViolenceagainstWomen” en NirojSinha (ed.), Women and Violence (Nueva Delhi: Vikas, 1989); VibhutiPatel, Towards a Feminist Critique of Theories of Violence (enero de 1985); NeeraDesaiy MaitheyiKrisnaraj, Women and Society (Nueva Delhi: Ajanta, 1987); y MadhuKishwar, Dowrycalculations, Manushi n.º 78 (Nueva Delhi, 1993). Agradecemos la ayuda deMoly Jacob, sin cuya ayuda este artículo no habría sido mecanografiado ni terminado.

2/NandhiGhandiy NanditaShah, Theissues at Stake (1992).

3/Maria Mies, Patriarchy and Accumulationon a WorldScale (Londres: ZedBooks, 1981), citado en Gandhi and Shah, op.cit.

PennyDuggan, HeatherDashner (eds.), Women’sLives in the New Global Economy (Amsterdam, IIRF/IIRE). Traducción de Viento Sur

Texto completo en: http://www.lahaine.org/india-el-efecto-del-desarrollo

Imagen: http://i0.wp.com/otrasvoceseneducacion.org/wp-content/uploads/2016/07/8-73.jpg?resize=290%2C290

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Bolivia y Haití encabezan cifras de violencia contra niñas y adolescentes en la región

Bolivia/painasiete.bo/20 de Julio de 2016

Un informe de la CEPAL y UNICEF advierte que la violencia contra niñas y adolescentes es muy poco denunciada.

ANF / La Paz

Bolivia y Haití figuran como los países con los mayores índices de violencia contra niñas y adolescentes según un estudio global actualizado a mayo 2016 por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

El informe denominado «Niñas y adolescentes en América Latina y el Caribe. Deudas de Igualdad” revisa los indicadores de educación, salud, maternidad y violencia en la población infantil y adolescente de la región.

Advierte que en América Latina y el Caribe se corre el riego de «afianzar en edades tempranas la naturalización de hechos de alta gravedad y con consecuencias irreversibles, como el feminicidio”.

El estudio realiza una revisión de datos estadísticos disponibles desde el 2003 hasta el 2014, y señala que, aunque una de las principales fuentes de información es la recopilación de estadísticas oficiales de denuncias, registradas en los servicios sociales, policía y hospitales, la violencia contra niñas y adolescentes «es muy poco denunciada, por lo que las cifras disponibles en los países de la región permiten dar cuenta únicamente de la punta del iceberg del real problema”.

Destaca que el 2014 la Organización Panamericana de la Salud (OPS) reportó que el porcentaje de mujeres de 15 a 19 años que declaraba haber sido víctima de violencia física «oscilaba entre 43% en el Estado Plurinacional de Bolivia y 10% en Jamaica, respectivamente”.

Según el estudio, la declaración sobre violencia física era superior a la de violencia sexual contra niñas y adolescentes, «la cual llegaba como máximo a 11% de las mujeres de este tramo etario en Haití y el Estado Plurinacional de Bolivia”.

En todos los países de América Latina y el Caribe, la información disponible muestra una fuerte asociación entre ser víctima de violencia física y sexual y la temprana unión conyugal de las mujeres, «la incidencia de ambos fenómenos es declarada en mayor grado por quienes tuvieron uniones antes de los 20 años”.

El informe subraya que además de la alta incidencia al interior de la familia, la escuela y los espacios públicos son lugares de exposición de las niñas y adolescentes a la violencia por su condición de mujeres.

En la escuela, «los niños varones sufren más robos y son más insultados, amenazados y agredidos físicamente… Sin embargo, las niñas y adolescentes están más expuestas a la violencia sexual y otras formas de violencia física”.

En los espacios públicos, las calles, las plazas, los parques y el transporte público son cada vez más riesgosos. Con base en información de las áreas metropolitanas de Bogotá, Ciudad de México, Lima y Santiago, el informe señala que «seis de cada diez mujeres, especialmente jóvenes y adolescentes, han sufrido actos de abuso o acoso sexual en el espacio público”.

En toda la región los datos disponibles muestran un escenario de alta incidencia de todas las formas de violencia física, sexual y psicológica, que se inicia tempranamente al interior del hogar y se extiende hasta la edad adulta.

El estudio advierte sobre «los enormes retos que tienen los países de América Latina y el Caribe para cimentar una cultura de igualdad y respeto que logre erradicar la violencia… por lo que urge generar políticas públicas en diversos planos, interviniendo frontalmente sobre la aceptación cultural de estas prácticas”.

Una medida que considera esencial es proteger a las niñas y adolescentes del matrimonio infantil y las uniones tempranas «por sus múltiples implicancias para su salud y su alta correlación con el padecimiento de violencia física y sexual”.

Fuente:http://www.paginasiete.bo/sociedad/2016/7/18/bolivia-haiti-encabezan-cifras-violencia-contra-ninas-adolescentes-region-103248.html

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Situación de la mujer en Venezuela: entre avances y retrocesos

Por: Gelnda González

Las mujeres venezolanas han modificado sus características sociodemográficas en los últimos decenios: estudian más que los hombres, ahora son principalmente jóvenes-adultas, han acentuado su carácter tempranamente urbano y han reducido a la mitad el número promedio de hijos que tienen durante su vida fértil. Sin embargo, a pesar de los avances, persiste -entre otras-  la inequidad en la remuneración y siguen sufriendo por la violencia de género. Los datos muestran que cada vez son más los hogares cuyo jefe de familia es una mujer, situación que acompañada de falta de empoderamiento y  productividad  ha llevado a padecer una crisis que hace a las féminas más pobres. 

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El 8 de marzo se conoce como el Día Internacional de la Mujer, día en el cual se  conmemora un terrible suceso ocurrido en 1911 cuando más de 140 trabajadoras perdieron la vida a causa de un incendio en una fábrica en Nueva York. La  fecha, avalada por las Naciones Unidas, conmemora no solo el trágico incidente, sino también los esfuerzos de la mujer por alcanzar igualdad con el hombre y lograr mayor participación en todos los ámbitos de la sociedad.

En Venezuela, la historia de las mujeres combina la acción política y experiencias de postergación e invisibilidad. Siendo activas en las luchas por la independencia, el accidentado proceso político, caracterizado hasta 1958 por dictaduras y represión, impulsó a grupos femeninos a la acción rebelde y con frecuencia clandestina.

Su aporte a la construcción de las instituciones políticas y sociales del país fue innegable. Sus organizaciones surgieron antes que los partidos que dieron estabilidad al sistema político y sus propuestas fueron tempranamente incorporadas al quehacer estatal.

Según proyecciones del INE  en 2050  las mujeres dominarán el cuadro demográfico venezolano al sumar 20,3 millones de un total poblacional de 40,5 millones.

No obstante, las venezolanas obtuvieron el derecho a voto sólo en 1947, tras años de reivindicación. Su ascenso a posiciones de poder se apoya en su temprana articulación, en la emergencia, constitución y consolidación del modelo democrático partidista y en el aumento de la calidad y cuantía de su formación, por su incorporación masiva al sistema educativo.

Actualmente, no solamente la mujer venezolana estudia más que el hombre sino que gradualmente está asumiendo más obligaciones que, tradicionalmente, se le asignaban al género masculino, entre ellas la jefatura del hogar. Según el último censo, para el 2011 el 39% de los hogares dependía principalmente de una mujer. Hace diez años, esta cifra se ubicaba en 29% y hace 20 años, en 24%, con lo que se observa una tendencia creciente en las jefaturas femeninas del hogar.

La especialista en el área, Rosa Paredes, ha realizado diversos estudios demostrando que, a diferencia de los hombres, la mujer debe ocuparse de responsabilidades domésticas, administración del hogar, la atención de la familia y labores comunitarias, además de participar actividades remuneradas para poder subsistir. En consecuencia, “las mujeres viven la pobreza con mayores desventajas”.

LA FEMINIZACIÓN DE LA POBREZA: UNA AMENAZA

njuv

En los últimos decenios las mujeres venezolanas han modificado en forma apreciable sus características sociodemográficas: ahora son principalmente jóvenes-adultas (en vez de jóvenes, como en los años 50), en casi el 40% de los hogares venezolanos la cabeza jefe de familia es la mujer,  han acentuado su carácter tempranamente urbano y han reducido a la mitad el número promedio de hijos que tienen durante su vida fértil (tenían 6 hace cuatro décadas, aunque este perfil presenta diferencias según sectores).

No obstante, el fenómeno de la pobreza las persigue.  Al respecto, en una entrevista publicada en un medio digital, la economista y miembro fundadora del Centro de Estudios de la Mujer de la Universidad Central de Venezuela (CEM-UCV), Adicea Castillo, explicó que el término feminización de la pobreza se originó en la sociología norteamericana en la década de los 70, a raíz de la industrialización de la economía.

“En EE.UU no se protegían todas las garantías del trabajo y los sociólogos de allá determinaron en sus estudios que había un alto porcentaje de mujeres y niños pobres. Luego ese fenómeno pasó a los países subdesarrollados, donde se acentuó con la crisis del endeudamiento de los 80 que arrancó por México y luego se expandió por toda Latinoamérica”. 

Las mujeres venezolanas son más proclives al matrimonio. El INE registró 102.077 matrimonios frente a los 30.660 divorcios en 2012, el último año de registro.

Agrega que luego de los años 30 es que las mujeres empiezan a ingresar a las universidades, pero igual se sostenía la tesis de que la mujer era para cuidar el hogar y el hombre para mantenerla.

“Así llegamos a los 50, cuando se registraba 30% de alfabetización, y a partir del período democrático cuando el país empieza a producir automóviles es que se le da empleos, pero los que eran muy mal pagados.

Luego en los 80 la mujer se incorpora al magisterio y a los sindicatos, pero igual son menos favorecidas en términos económicos, pues estaba ligada al área de los servicios, relató Castillo. Y así llegan a la década de los 90 ocupando más de 60% de los cupos en las universidades y casi 63% de los estudios de postgrado.

No obstante, en el siglo XXI la feminización de la pobreza persiste en el país. A juicio de la la experta, no bastó que a partir de 2004 con el boom petrolero se crearan las misiones, pues al  “no acompañarse de políticas sociales que ayudaran al empoderamiento y a la productividad, hoy las madres, en su mayoría, están padeciendo una crisis que las hace más pobres”.

Venezuela reporta la tasa de embarazo adolescente más alta de Suramérica y la tercera de Latinoamérica, precedida por Nicaragua y República Dominicana.

En relación a la mortalidad materna infantil, los datos presentados por el INE-2012 indican que ocurren 72 muertes por cada 100.000, lo que representa un aumento de 23% con respecto a 1990.

“Estas cifras no han podido bajarlas y lo peor del caso es que hay un porcentaje, pequeño pero importante, de madres pre adolescentes de 10, 11 y 13 años, que indudablemente aumentan los casos de pobreza. Es un círculo vicioso. Muchas no se controlan, se practican abortos. Se mueren luego de ocho meses hospitalizadas por una infección y, las que se salvan, regresan al barrio a mantener un muchacho sin el apoyo de los padres. Ya cuando tienen 20 años tienen cinco hijos, no están preparadas y tienen que hacer trabajos informales que no les generan ingresos para salir adelante”, explicó Castillo.

19% de las mujeres embarazadas en Venezuela cuenta con menos de 18 años. En 2000 esta cifra era de apenas, 10%. La edad promedio de iniciación sexual es de 15 años, uno menos que en el resto de la región.

La crisis actual, destaca la investigadora, agudiza todos estos problemas que ya existían, por lo que afirma que hay un retroceso en la condiciones y calidad de vida de las venezolanas, que se pasan los días en una cola buscando comida. “Y eso dice que aquí hay hambre y pobreza”.

Los datos de los informes oficiales no han sido renovados desde hace más de tres años. Sin embargo, los especialistas del área señalan que la tendencia sigue en aumento y la situación difícilmente cambiará de no tomarse las medidas necesarias.

 

INEQUIDADES: MAYOR NIVEL EDUCATIVO MENOR REMUNERACIÓN

Las mujeres dominan los salones de clase venezolanos. La tasa de atención por grupo, por edad y sexo, entre 2003 a 2013 son dominadas por las mujeres en edad escolar entre 0 a 16 años, según el INE.

Sin embargo, las investigaciones indican que, a pesar de dominar los indicadores de estudios, persiste la brecha salarial entre géneros en Venezuela.

Las cifras revelan que la mayor participación de la mujer en el sistema educativo no ha disminuido la inequidad de género en la remuneración justa, aún cuando la brecha se incrementa a menor escolaridad.

Un estudio reflejado por el Observatorio Venezolano de los Derechos Humanos de las Mujeres denuncia que las féminas reciben el 82% del salario de los hombres.

Los datos del INE muestran que las trabajadoras perciben ingresos más bajos por la misma labor. Reciben una remuneración promedio inferior a la de los hombres en más de 18%, lo cual se relaciona con el desplazamiento de la fuerza de trabajo femenina al sector informal de la economía.

Sin embargo, la brecha es constante: mujeres con educación básica aprobada ganan 30% menos que los hombres en el mismo rango, aunque la diferencia logra acortarse a 17% cuando hay nivel universitario.

Hay 2.942 mujeres presas en Venezuela, lo que representa el 6% de la población reclusa del país (51.256 personas), según datos de la Observatorio Venezolano de Prisiones (OPV) que denuncia desigualdad de género. Solo hay una cárcel femenina  y muchas mujeres se encuentran en anexos de cárceles para hombres. La OPV denuncia que a las féminas no se les permite la visita conyugal.

Por otra parte, también existe una diferencia entre ambos sexos en cuanto a la dedicación exclusiva al hogar: un grupo de 3.071.881 de mujeres contra apenas 64.000 hombres. Este factor ha mermado la oportunidad de las mujeres de ingresar al mercado laboral y por tanto lograr cierta autonomía económica.

LA VIOLENCIA DE GÉNERO, OTRO FLAGELO

La ONU definió a la violencia de género como “cualquier acción o conducta basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como privado”. 

Los estudios indican que una mujer pasa en promedio siete años de su vida en pareja aguantando violencia antes de atreverse a denunciar este hecho, y cuando lo hace es porque se ha dado cuenta de que su vida está en peligro.

Mercedes Muñoz, presidenta de la Asociación Venezolana para una Educación Sexual Alternativa(AVESA) señaló que “por cada caso denunciado,10 permanecen ocultos”.

Este problema obedece en gran parte a la escasa información que tienen las mujeres sobre sus derechos y la protección que le brindan las leyes, lo que hace más difícil su erradicación.

A pesar de los avances que ha habido en cuanto a la preservación de los derechos de la mujer dentro de la sociedad venezolana, “la violencia del hogar ha ido aumentando, pasando desde una cachetada a un jalón de cabello, tirarle un plato encima, amenazarla con una pistola y darle un tiro”.

El Observatorio Venezolano de los Derechos Humanos de las Mujeres, a través de varias de sus integrantes, proporcionó información que permite estimar que diariamente son asesinadas cuatro (4) mujeres.

Hay coincidencia en el criterio de que ha habido un aumento significativo de la violencia mortal contra las mujeres, que es en parte producto del crecimiento de la violencia contextual en el país.

El informe “Feminicidio: Un Problema Global”, que analizó los datos de asesinatos de mujeres a escala mundial desde 2004 hasta 2009, informa que Venezuela se ubica entre los países donde se registran de 3 a 6 muertes violentas por cada 100.000 mujeres lo cual se considera elevado.

Este informe señala que los porcentajes de feminicidios son mayores en países caracterizados por altos niveles de violencia, y en ellos las mujeres “son atacadas en la esfera pública y los asesinatos son perpetrados en un clima general de indiferencia e impunidad”, características que según la fuente son aplicables a Venezuela.

La investigadora y docente de la UCV, Evangelina García Prince, en un estudio realizado en 2013 y publicado por el Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales (ILDIS), señala que entre las causas estructurales de la violencia de género se hallan, “con sentido casi universal”,  las siguientes:

  • La desigualdad que produce relaciones de poder disimétricas y da lugar a una cultura de géneros dominante, cuyo Ethos privilegia al hombre y los valores masculinos ligados a la violencia.
  • Patrones de control masculino de la sexualidad femenina
  • Ideologías culturales en general.
  • Ideologías de género.
  • Doctrinas sobre lo privado.
  • Modelos o patrones de resolución de conflictos.
  • Indiferencia o ineficiencia de los poderes del Estado en sus actuaciones frente a la violencia.

Como posibles soluciones para abordar una problemática con causas tan complejas, la mayoría de los investigadores y expertos hablan de estrategias multidisciplinarias y conjuntas que involucren la participación tanto  de la sociedad civil como de los poderes públicos.

Fuentes consultadas:

Crónica Uno

http://www.larazon

Tomado de: http://ucvnoticias.ucv.ve/?page_id=46997

Imagen: https://www.google.com/search?q=situacion+de+la+mujer+en+latinoamerica&espv=2&biw=1366&bih=667&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwj8xsvd5vDNAhWKuB4KHWuIC5wQ_AUIBygC#imgrc=_8ppxWXm6psYcM%3A

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Luchar contra la violencia de género pasa por la educación.

     Juan Carlos Vasquez.

Europa/España/Fuente:http://letralia.com/

Irse, rehacerse con la probabilidad de un sueño, con todas las disposiciones enfrentarse al cambio que surge como una necesidad imperiosa.

Basada en hechos reales, Patricia C. Beltrán nos narra la historia de Valentina. Nos introduce en su mundo exponiendo la fragilidad, los secretos, el tránsito como desgaste a través de muchas geografías donde el agitado juego de la vida abre el problema. Una premonición, ese sueño recurrente en que la protagonista enloquecía: convertirse en Saturno, tragarse a sus hijos, le arrancaba las piernas y los brazos a mordiscos. Como en una de las pinturas negras de Goya. Un anuncio que definiría parte de su futuro.

El fiel reflejo de la nada: una novela que transgrede la ilusión, que avanza con los sutiles deseos de una joven esperanzada que descubre una cruenta realidad de la manera más violenta.

Mis lectores me trasmiten que el final del libro les causa impacto, conmoción.

Partiendo de un entorno familiar sensato, apacible y solidario, de una vida divertida. Entre amistades y relaciones prueba los deseos y llega un mensaje, un consejo, cuanto más sensible, cercano, por las características de la voz, y se abre el mundo como un abanico de posibilidades. Una idea que ejerce un poder absoluto, una entonación que desde el momento exacto dirigirá la búsqueda incansable.

Todas las distancias posibles con esas cargas añadidas de los recuerdos, de la familia. Una experimentación inevitable y laberíntica que la hace percibir sorprendiéndose “al viajar” las magnificencias de la historia que no conocía, con esa latente y visible vulnerabilidad de estar sola, desprotegida, en un tiempo diferente que concluyo y empezó con Sébastien, deteniéndose abruptamente después de un arduo recorrido.

Me la jugué en un brutal empujón y noté cómo salían sus hombros y deslizaba después el resto del cuerpo. Ya estaba aquí.

Despertar feliz, entre dos realidades totalmente opuestas, finalmente y después de tanto coger un cuchillo, defenderse. Ver más allá de la ventana y centrar una luz casi imperceptible, un flujo continuo que en su grandiosidad le muestra un nuevo mundo, el verdadero.

Me desplomé en el suelo. Algo viscoso corrió hasta mi ojo derecho y probé el dulce y caliente sabor de la sangre. Con la valentía del cobarde, remató mi cuerpo inerte con su puño letal.

Entre el racismo y la intolerancia del establismento una violencia física y psicológica que termina afincándose en la vida de Valentina, infringiéndole culpas que pertenecen a su agresor, Sébastien. Una actitud que progresa silente ante la indefensión creando un vínculo traumático del que ella lucha por desatarse una y otra vez.

Ya no siente necesidad de ver o vivir más cosas de las ya vividas. Con Sébastien nace una contradicción reflejada en su hijo. Una historia donde intervienen personajes de todo tipo. Desde la candidez más plena hasta los sucesos más perturbadores. Situaciones que la narradora describe de una manera ágil, directa, por medio de una tensión gradual y sistemática que va en aumento.

—Tu novela El fiel reflejo de la nada nos adentra en la complejidad de las uniones afectivas. ¿Cómo se inicia tu relación con Valentina?

—Mi relación con Valentina se inicia hace aproximadamente una década, cuando yo vivía en Madrid. Mi compañero de piso y yo buscábamos a alguien para que ocupase la habitación que nos quedaba libre y apareció ella. Conectamos enseguida y la relación entre nosotras se fue estrechando hasta convertirse en una buena amistad.

—¿Cuándo y por qué te decides a plasmar su historia?

—Valentina solía contarme anécdotas sobre su vida que me hacían pensar en cómo era posible que en una única persona se condensaran tantas aventuras y batallas, la mayoría con carácter surrealista. Sin embargo, en aquella época Valentina no había comenzado aún su descenso a los infiernos. Fue años después de venirme a vivir a Galicia cuando ella me fue revelando pequeños episodios de su vida, pero no fui consciente del drama que había padecido hasta que le pedí que me contase su historia.

—¿Cual parte del libro prefieres, ya sea por la conexión cíclica de la historia o por la construcción de una escena?

—Hacia la mitad, el libro sufre un giro drástico tanto en forma como en fondo; creo que a partir de ese momento el lector experimenta una necesidad de protección respecto a la protagonista, no puede separarse de ella, grita “¡NO!” sin cesar, pero Valentina hace caso omiso y se precipita hacia el vacío en caída libre. Lo que me trasmiten los lectores es que, llegados ese punto, no pueden parar de leer hasta conocer el desenlace final de la historia.

—Como escritora, ¿qué es lo que más le interesó saber de Valentina?

—Pienso que lo mismo que al resto de las personas que han leído el libro: saber el porqué. Esa es la pregunta que todos tenemos en la cabeza y a la que puso voz Leonor, un personaje de inmenso valor en la novela. A día de hoy, no tengo la respuesta.

—Todos los escritores tienen un proceso. ¿Cuál es el tuyo?

—Necesito tener muy claro qué es lo que voy a contar. Realizo esquemas sobre la trama capítulo a capítulo, hago un análisis de los personajes, sitúo los lugares de la historia y elijo el punto de vista narrativo. Tiendo a escribir de un modo muy cinematográfico; es decir: creo las escenas como si fueran a ser plasmadas en una película. Además, dedico mucho tiempo a las revisiones del texto.

—Las secuelas psicológicas y los problemas de salud mental que ocasiona la violencia de género en Valentina fueron irreparables, acepta reiteradamente volver con su agresor.

—Sí. Creo que las heridas, sobre todo psicológicas, se traducen en una inseguridad que la lleva a regresar una y otra vez al punto de partida. Pero el papel de su hijo es crucial en la decisión de Valentina: no hará nada que pueda alejarlo de él.

—¿Qué lo que más te conmovió de este caso?

—Sin duda, el instinto maternal de Valentina, el amor por su hijo. Cuando Sébastien se lleva a Diego a París sin el consentimiento de su madre, la capacidad de reacción de ella es brutal. Valentina ha sido, es y será una gran madre.

Desgraciadamente, creo que hay muchos más Sébastien en el mundo de los que a todos nos gustaría.

—Es un caso real, pero tu mirada no es periodística. ¿Dónde ubicas la principal diferencia entre el tratamiento que hace un periodista y el que puede darle un escritor?

—Supongo que la diferencia radica, principalmente, en la implicación emocional del autor. Aunque el germen de este libro se encuentra en un relato de unas diez páginas, siempre tuve claro que tarde o temprano de aquí saldría una novela; no me planteé la crónica periodística en ningún caso. Mi objetivo era emocionar con la historia de Valentina.

—Con esta temática, la novela dispara uno de los recursos más fuertes que es el interrogar al espectador, imbuirlo en una reflexión profunda.

—Así es. Mis lectores me trasmiten que el final del libro les causa impacto, conmoción. En primer lugar, el desenlace es ese y no otro porque se corresponde estrictamente con la vida de la protagonista. Otro final no hubiera sido otra cosa que maquillar la realidad que nos azota día tras día.

—A pesar de las penurias a las que Valentina se ve expuesta, hay personajes como Axel, Leonor o los chicos que la rescatan de la calle. Éstos invitan a esperanzarse a pesar de la intolerancia y violencia de Sébastien. ¿Albergas optimismo, alguna posibilidad real de cambio dentro de la sociedad?

—Desgraciadamente, creo que hay muchos más Sébastien en el mundo de los que a todos nos gustaría. Creo que la prevención a la hora de luchar contra la violencia de género pasa, en primer grado, por la educación. Por ejemplo, hay muchas chicas jóvenes que asumen el machismo como condición natural y esto es realmente dramático y triste. La problemática hay que atajarla desde abajo, desde los cimientos.

—¿Tienes algún nuevo proyecto entre manos?

—Acabo de terminar con la documentación de mi próxima novela. Se trata de una historia de amor ambientada entre Galicia y Estados Unidos.

Fuente: http://letralia.com/entrevistas/2016/06/26/patricia-c-beltran-luchar-contra-la-violencia-de-genero-pasa-por-la-educacion/

Imagen: http://letralia.com/wp-content/uploads/2016/06/reflejo.jpg

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Entrevista a Alejandra Rodriguez:»La Universidad no está exenta de la violencia de género»

19 Junio 2016/Fuente: La Haine/Autor: Mario Hernández

Mario Hernández (M.H).: Con Alejandra, Consejera de la Facultad de Ciencias Sociales. Hace unos días atrás, previamente a la movilización del viernes bajo la consigna “Nos queremos vivas, a todas” se produjo un intento de secuestro en la plaza Houssay, donde están las facultades de Medicina, Ciencias Económicas y Sociales, un hecho que no fue una novedad, recordemos que en la Facultad de Ciencias Económicas hay una estudiante desaparecida desde hace más de diez años: Florencia Penacchi. Y recordemos también que hace unos años tuvimos una situación muy delicada en la sede de la Facultad de Psicología en la calle Hipólito Yrigoyen en el barrio de Once, y luego hubo denuncias también en el IUNA por este tipo de situaciones. También en la Facultad de Ciencias Sociales en la calle Santiago del Estero, se han sucedido una serie de hechos de violencia y acoso contra las estudiantes que me gustaría que nos comentes.

-A.: Efectivamente, lo que estás enumerando son hechos que atraviesan a la Universidad de Buenos Aires y como manifestamos desde nuestra organización y en cada facultad donde intervenimos, la Universidad no está exenta de la violencia de género sino que es un ámbito más donde se reproducen estas prácticas que afectan cotidianamente al conjunto de las mujeres.

Como bien dijiste, en la Facultad de Psicología tenemos el antecedente de hace algunos años cuando hubo una red de trata operando en el barrio de Once, es una manera que tienen de accionar, merodean facultades, colegios, lugares donde hay una gran concentración de estudiantes mujeres. En la facultad de Psicología en esa oportunidad fueron las estudiantes y docentes las que se organizaron para denunciar el accionar de la red de trata, se movilizaron a la comisaría, lograron incluso que se traslade del cargo al comisario que estaba aparentemente implicado, también denunciando las responsabilidades políticas del Estado, porque sabemos que las redes de trata operan en complicidad y con el amparo de distintos sectores del Estado como la justicia, la policía y el poder político.

En Sociales el año pasado tuvimos una situación similar, varias compañeras a partir de una estudiante que hizo una publicación en los grupos de la facultad en Facebook contando cómo un tipo se le acercó a las 11:00 de la noche, cuando salía de la facultad y le propuso un trabajo de promotora, algo muy extraño; a partir de esa publicación otras compañeras comentaron que habían pasado por la misma situación y ese es el modus operandi de una red de trata, un tipo, de noche, merodeando el barrio de Constitución ofreciendo trabajos de mucho dinero para lo que significaba la tarea, incluso a una compañera este tipo llegó a forcejearla intentando meterla en el auto. Ahí también fuimos los estudiantes los que nos movilizamos para hacer llegar a las autoridades la situación.

Esto nos trae a este caso que pasó en Plaza Houssay. La estudiante de Medicina relata en un audio, cómo un tipo la agarró amenazándola de muerte, la intentó meter en un auto y gracias a alguien que pasó por ahí que distrajo al hombre, pudo escaparse y salir corriendo a pedir ayuda.

Somos las estudiantes las que sufrimos este tipo de situaciones y estamos totalmente desprotegidas por los responsables que son las autoridades de las facultades, que son quienes deberían ocuparse de que los estudiantes cursemos en condiciones, de que los trabajadores también y proteger la integridad física de cada uno de los y las compañeras que asistimos a las distintas facultades.

La policía consume, fomenta, ampara y permite que las redes de trata funcionen como un kiosquito más

-M.H.: Frente a estos hechos, ¿qué actitud han adoptado las autoridades de la Universidad, las fuerzas de seguridad? Porque en el caso de Florencia Penacchi incluso en algún momento se involucró a un personaje que después apareció en una foto con el actual Presidente de la Nación y su señora en Cancún. Situación que nunca se aclaró, me estoy refiriendo a Martins, siendo que Florencia Penacchi también era empleada del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

-A.: Vengo de la Facultad de Sociales, donde tuvimos un intercambio con las autoridades sobre otro caso de violencia que ocurrió allí. Pero concretamente sobre este caso de las redes de trata operando sobre Plaza Houssay, las autoridades de Medicina, de Económicas y de la UBA en general, no dieron ningún tipo de respuesta, de hecho es una de las exigencias que marcamos constantemente cuando surge algún caso de violencia donde hay alguna compañera que sufre algún tipo de ataque. Las autoridades deben garantizar la integridad de las personas que asisten a las casas de estudios, sin embargo, hacen oídos sordos y no ofrecen ningún tipo de salida.

Esto de la seguridad es interesante plantearlo, porque nosotros no creemos que la solución sea más policía, de hecho la policía como institución son los que consumen, fomentan, amparan y permiten que las redes de trata funcionen como si fuesen un kiosquito más. Muchos de los prostíbulos donde hay pruebas de que hay mujeres víctimas de la explotación sexual a partir de las redes de trata, funcionan con la complicidad del Gobierno de la Ciudad, de la Policía y sectores judiciales. Los Centros de estudiantes de Económicas y Medicina que están dirigidos por la Franja Morada, que es el sector político que dirige la UBA, fue a pedir más policía, pero nosotros entendemos que esa no es la salida porque son los mismos sectores implicados.

-M.H.: ¿Qué proponen?

-A.: Lo que nosotros remarcamos es que el Consejo Superior a partir de lo que fue la primera movilización de “Ni una menos”, en el Rectorado se aprobó un Protocolo de intervención en casos de violencia de género. Esto pasó a fines del año pasado y hasta hoy no fue implementado.

Los femicidios son el eslabón final de una larga cadena que parte desde el propio Estado

-M.H.: Dejando de lado que apañaron y cubrieron a un violento, como el decano de Ciencias Económicas, denunciado por su mujer y que luego tuvo que renunciar, lo que es de resaltar es un avance importante en la conciencia, la valentía de parte de las mujeres. La movilización del viernes pasado fue una demostración cabal de eso. Pero desde el lugar de las autoridades nacionales, se ve una actitud parecida a la de las autoridades universitarias, porque el presupuesto con el que cuenta el Consejo Nacional de la Mujer es ridículo, el 0,0055%, o sea 4,50 pesos por mujer, por otro lado, la Ley de patrocinio jurídico gratuito que propuso el senador Abal Medina y fue aprobada por unanimidad en noviembre del año pasado, jamás se implementó. Esto sabiendo que la denuncia en la comisaría es el inicio de un oneroso proceso judicial que debe ser costeado por la propia víctima que ya se encuentra en un estado de vulnerabilidad.

Otro proyecto que tampoco avanza es la llamada Ley “Brisa”, que prevé una asignación para los hijos de las mujeres asesinadas. Así podríamos seguir. Veremos si Fabiana Túñez, responsable del Consejo Nacional de la Mujer, presenta como dice, un Plan nacional contra la violencia de género y marca una tendencia para empezar a concretar algunas de estas cuestiones. Porque claramente se ha avanzado en concientización y valentía pero en el terreno concreto no se ha avanzado y los femicidios han aumentado, 225 el año pasado y en lo que va de éste ya se relevaron 235, esto deja en claro que desde el punto de vista concreto no se está a la altura de las circunstancias.

-A.: La movilización del año pasado del 3 de junio fue una reacción popular ante un flagelo social que sufren las mujeres constantemente. La movilización puso en agenda los reclamos de las mujeres. Del año pasado a éste, ni el gobierno anterior y mucho menos éste dieron una salida a esta problemática. Miles y miles nos movilizamos en todo el país y, efectivamente, los casos aumentaron, se visibilizó aun más y los femicidios son moneda corriente. Y queremos remarcar que los femicidios son el eslabón final de una larga cadena que parte desde el propio Estado. Y hay que remarcar las responsabilidades políticas, y cuando hablamos del Estado hablamos de cada una de sus instituciones y sus representantes, no es una cuestión de un gobierno sino que reproducen una lógica de relación cultural que necesita tener a las mujeres con la cabeza gacha y por eso en la Universidad pasa lo mismo.

Esto de las leyes es un punto importante, hay distintas leyes presentadas por distintos sectores políticos, que algunas tienen más limitaciones que otras. Hoy en día, por ejemplo, la Comisión de la Cámara de Diputados que debería tratar proyectos que tienen que ver con la violencia hacia la mujer o cualquier reclamo de las mujeres, que es la Comisión de mujer, niñez, adolescencia y familia no funciona, estamos a mitad de año y la comisión no se ha reunido nunca. Y está presidida por Julián Dindart, que fue asignado por el bloque del radicalismo y avalado por todos los sectores políticos, que es conocido porque cuando fue Ministro de salud de la provincia de Corrientes estuvo en contra del aborto no punible en dos casos de niñas que habían sido violadas y habían quedado embarazadas, eso entre otras declaraciones homofóbicas. Ese personaje es quien encabeza la Comisión de mujer en la Cámara de Diputados.

-M.H.: Además una Comisión de mujer presidida por un hombre y con estos antecedentes es algo bastante raro. Ya que tocaste el tema del aborto, no quiero dejar pasar el caso de Belén, la chica tucumana, porque es un caso que ilustra la criminalización del aborto y la falta de una perspectiva de género en los fallos judiciales. Porque como mencionaste, el otro eslabón importante es la justicia, una justicia misógina y machista.

-A.: No solo es misógina, machista y patriarcal, sino que es clasista, porque la justicia opera para un sector social en particular, Belén es el nombre ficticio de una joven tucumana que hace dos años llegó al hospital de Clínicas de Avellaneda de la Provincia de Tucumán con una hemorragia interna y en vez de recibir la asistencia que necesitaba porque se estaba desangrando, fue acusada de matar a su hijo, le pusieron un feto en la cara al que nunca se le hizo un ADN para saber si era de ella.

Es un caso que tiene una serie de irregularidades, ella sufrió maltratos de todo tipo, esto sucedió hace dos años, bajo el gobierno de Alperovich, y durante ese tiempo Belén esperó su condena presa, a diferencia de otros casos como, por ejemplo, el de Marita Verón, donde todos los acusados esperaron su condena en libertad y encima después fueron absueltos en primera instancia. Belén estuvo en una cárcel durante dos años y hoy el gobierno de Juan Manzur y la justicia tucumana decidieron darle ocho años más simplemente por tener un aborto espontáneo, que ni ella sabía que lo tenía. Es un caso, como bien dijiste, de criminalización del aborto pero hacia un sector en particular, es la regimentación, el disciplinamiento y la criminalización de las mujeres pobres, jóvenes y trabajadoras.

Hoy el aborto para muchos sectores es un tema polémico que quizás no habría que debatir, pero el aborto es una realidad y cientos de mujeres jóvenes y niñas mueren por realizarse abortos clandestinos. Insisto en el tema del sector social, porque la mujer que tiene los recursos puede acceder a una clínica privada y practicarse un aborto en condiciones óptimas, las que no pueden hacerlo se mueren. Es una pelea de las organizaciones de mujeres y que particularmente nosotras venimos dando hace años, el proyecto que presenta la Campaña nacional por el aborto que lleva diez años siendo presentado constantemente para que por lo menos se discuta, ha sido cajoneado por todos los gobiernos que pasaron.

Además, en cuanto a lo de la justicia, otro caso reciente es el de una niña wichí en Salta, de doce años que padece un cuadro de desnutrición, retraso mental, que fue violada por 8 personas, quedó embarazada y la justicia y el Estado de Salta le negaron el aborto no punible, incluso incumpliendo el fallo F.A.L de la Corte Suprema que establece el aborto no punible y lo único necesario era la declaración de una mujer para poder practicárselo y que no sea penalizada.

Provincias como Tucumán y Salta incumplen este fallo y tienen protocolos restrictivos, por ejemplo, en Tucumán hay un protocolo que establece que solo la mujer que fue víctima o algún pariente muy cercano son los únicos que pueden efectivamente hacer el pedido del aborto, pero en un plazo de doce semanas.

Este caso es significativo también porque esta niña fue violada en noviembre del año pasado y esto está saliendo a la luz ahora, se le negó el aborto no punible, se le practicó una cesárea porque el feto tenía malformaciones craneanas, incluso con el riesgo de que afecte su vida porque tiene una afección pulmonar. Los propios médicos dijeron que no tenía ninguna posibilidad de vida. Esto también demuestra como la justicia actúa para un sector en concreto y que criminaliza y regimenta a las mujeres trabajadoras constantemente.

-M.H.: ¿Querés agregar algo más?

-A.: Sí, en relación a Julián Dindart, quien preside la Comisión de mujer de la Cámara de Diputados, nosotras desde el FIT y el PO, con nuestra diputada por la provincia de Mendoza que es Soledad Sosa, hicimos un pedido al Presidente de la Cámara de Diputados para que se lo remueva de su cargo porque entendemos que un tipo con estas características, que está totalmente en contra de los intereses de las mujeres, no puede presidir esa Comisión.

Ese pedido no fue escuchado y es por eso que esa Comisión hoy no se reúne y no discute estas problemáticas. Mientras que en la segunda movilización por “Ni una menos”, en su primer aniversario, fuimos nuevamente miles y miles de trabajadoras y trabajadores, mujeres, niñas y hombres que salimos a la calle porque entendemos que motivos nos sobran.

Nosotros, si bien damos la batalla institucional, en las facultades, en el Congreso, en los distintos ámbitos, entendemos que la única forma de que los reclamos de las mujeres se lleven adelante o de conseguir las conquistas que estamos reclamando va a ser a partir de la organización independiente de las mujeres, del Estado y la Iglesia que son los principales responsables en todo caso de violencia de género.

Fuente de la entrevista: http://www.lahaine.org/mm_ss_mundo.php/la-universidad-no-esta-exenta
Fuente de la imagen:
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