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La universidad y la educación: Un frente de batalla para las y los revolucionarios en el siglo XXI

Por: Yuri Peña/Izquierda Diario 

Breves apuntes para entender la estrategia y las perspectivas que planteamos desde la agrupación VENCER para llevar adelante una política revolucionaria al interior de universidades y liceos, que sea anticapitalista, antiburócratica y en unidad de trabajadores y estudiantes.

Para nadie en Chile puede ser extraño hablar de la importancia política que ha tenido el movimiento estudiantil en la historia reciente del país. La revolución pingüina el 2006, las movilizaciones por educación gratuita y de calidad, y el salto a los torniquetes de les secundaries que encendieron la llama de la rebelión el 2019. Estos tres procesos se produjeron como consecuencia de la herencia de la dictadura y la crisis económica y política mundial del capitalismo, que afecta de manera particular a les estudiantes en liceos y en la educación superior, como también al conjunto de la clase trabajadora y capas medias. La educación de mercado, o también podríamos llamarla “universidad-empresa”, es producto del neoliberalismo y su forma de entender la producción y reproducción del conocimiento, que desde hace décadas viene implantándose alrededor del mundo, y acá lo implantaron en la dictadura y luego la Concertación y Piñera modificaron y continuaron profundizando el lucro con la educación. Haciendo de este derecho conquistado con lucha, sea un negocio para empresas educativas y bancos. Solo fijémonos como el estado chileno financia a bancos con el CAE y a centros de educación superior através de la beca gratuidad, ya que los sectores populares entran más a entidades privadas que públicas por la discriminación clasista que la propia educación básica y media replica desde la dictadura en adelante.

El movimiento estudiantil es un movimiento internacional

Este cambio, que es una adecuación a las necesidades del capitalismo de las universidades, ha provocado fuertes movimientos de resistencia desde les estudiantes. El más importante del siglo XX fue el de Francia, el famoso “mayo del 68”, donde ante las reformas de De Gaulle, presidente de derecha, el movimiento estudiantil de París organizaró y protagonizó jornadas revolucionarias, junto codo a codo a la clase obrera francesa. Estas movilizaciones que comenzaron en mayo se extendieron a todo el país generando una situación revolucionaria, con huelgas generales, tomas de fábricas, enfrentamientos con la policía, y la posibilidad de derrocar al presidente, en uno de los principales países imperialistas. Allí, les estudiantes pasaron del cuestionamiento de la universidad de clases, con la brutalidad neoliberal, a la crítica de la sociedad de clases.

Y en los últimos años también hemos podido ser testigos de movilizaciones estudiantiles en distintos países del mundo. Al otro lado de la cordillera, en liceos y universidades se movilizó la marea verde por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, con asambleas y tomas feministas. Las estudiantes fueron parte de ese gran movimiento feminista y parte importante del triunfo el 2018. En Brasil se movilizó también el medio estudiantil contra la elección de Bolsonaro como presidente el 2018, realizando asambleas multitudinarias compuestas por jóvenes tan diversos como nuestra misma clase, que se reunían para ver cómo enfrentar las políticas contra las mujeres, la diversidad sexual y de género, a les trabajadores que Bolsonaro proponía (y que llevó a cabo durante su mandato). En Colombia durante su rebelión popular (simultánea y más larga que la chilena) las universidades también fueron lugares de encuentro y discusión para organizar a las masas que salían a enfrentar al gobierno derechista de Duque. Y podríamos nombrar ejemplos de México, el Estado Español y otras partes del mundo donde el movimiento estudiantil ha tomado un rol activo dentro de la política nacional, y de gran impacto cada vez que emprende la lucha.

Ante esta realidad las y los revolucionarios nos enfrentamos. Ante un movimiento de masas que cada vez aumenta más y que proporcionalmente a esto se precariza, además de que a nivel mundial y nacional tiene una gran tradición de lucha. El estudiantado como sector social es grande: más de dos millones de personas en la región metropolitana. Es un medio donde pasan sectores muy importantes para el sistema productivo y reproductivo capitalista, ya que las y los profesionales que necesita salen de universidades y centros de formación técnica. En ese sentido para las y los revolucionarios es importante hacer política dentro de las estructuras educativas porque cumplen un rol económico-social de reproducción del capital. Son enclaves estratégicos desde el punto de vista de la hegemonía burguesa que tenemos que disputar, ya que la clase obrera necesita construir y ganar una nueva hegemonía para construir una sociedad socialista. Esto significa ganar posiciones dentro de liceos, centros de formación técnica y universidades (además de sindicatos, organizaciones populares, coordinaciones, etc) donde se forman y/o trabajan les trabajadores y profesionales de la sociedad futura. Pero también porque dentro de estos espacios hay contradicciones objetivas y subjetivas expuestas por Bensäid en El Segundo Aliento.

En balance estratégico del movimiento estudiantil según Bënsaid

La contradicción principal de las universidades ilustra la contradicción fundamental de la sociedad capitalista, dice Bënsaid: desarrollar las fuerzas productivas perpetuando las relaciones de producción (explotación). Entre el nivel requerido por el desarrollo de las fuerzas productivas y el nivel de formación que exige: formar simultáneamente una mano de obra adaptada a las necesidades de la economía capitalista y formarla -o domesticarla- con fuerte ideología burguesa. A su vez la burguesía no puede desarrollar hasta el final tales fuerzas productivas por poner en peligro las bases de su propia dominación, o sea el control y la planificación de la producción. El Estado y las empresas educativas aumentan cada vez más matrículas, pero con carreras cada vez más precarias para aumentar sus ganancias con el negocio educativo, pero también para obtener mayor mano de obra barata y sobrecalificada.

Pero el acceso a la universidad en la mayoría de los países se ha diversificado sobre todo a mediados del siglo pasado. Ya no es solo una clase la que tiene acceso, sino que este se ha extendido a las capas medias y cada vez más a la clase obrera con becas como la gratuidad -Chile- o educación pública gratuita (Argentina por ejemplo). Por lo que allí conviven distintas clases sociales que como sabemos, tienen intereses contradictorios. Otro punto objetivo que hace a las universidades un sector revulsivo es que vienen siendo víctimas de reformas educativas en el marco de reajustes presupuestarios llevados por distintos gobiernos a nivel mundial, donde se ha terminado devaluando la formación, bajando el financiamiento, se ha acrecentado el autoritarismo y los métodos retrógrados de enseñanza.

Los aspectos subjetivos que podemos encontrar son la fuerte cohesión y politización del movimiento estudiantil. Tanto en universidades como en liceos. Esto sigue una lógica de desarrollo desigual y combinado porque hay algunos establecimientos que por su propia historia estos aspectos se han potenciado, como los liceos emblemáticos de Santiago o universidades como la UChile, Usach y Utem. Además, los liceos suelen ser el eslabón débil o más abandonado por la burocracia socialdemócrata, lo que potencia las movilizaciones sin control político de los partidos reformistas, o sea movilizaciones independientes como hemos visto en Chile con secundaries luchando contra la violencia machista en los liceos y contra la precariedad. En universidades se ha dado el fenómeno de sobrepasar las directrices oficiales de los dirigentes, como el 2011, aunque como los partidos reformistas tienen mayor peso lograron redirigir hacia la institucionalidad las demandas del 2011 y sacar la lucha de clases como método para conquistarla.

Por lo que para Bënsaid el movimiento estudiantil se puede caracterizar como una vanguardia táctica, dentro de una estrategia de revolución obrera y socialista, ya que con sus movilizaciones y métodos de organización (donde se mantiene una tradición de asambleas, lucha política, centros de estudiantes y federaciones) pueden adelantarse y mostrar un ejemplo de combatividad y radicalidad al movimiento obrero. Así como pasó en el mayo del 68 francés, y en otra envergadura en Chile luego de la revolución pingüina, el 2011 y el salto a los torniquetes e inicio de la rebelión el 2019, donde se registraron aumento en el número de huelgas. [1]

Para las y los revolucionarios que peleamos por el socialismo con una estrategia marxista donde el rol dirigente lo cumple la clase trabajadora, es muy importante considerar otros sectores a los cuales hegemonizar políticamente. En este caso a les estudiantes, que en la lucha de clases y en los momentos insurreccionales por la toma del poder por la clase obrera necesita tener de aliados a sectores amplios de estudiantes. Esta alianza creemos que se construye en la misma lucha, codo a codo por nuestras demandas.

El movimiento estudiantil para conquistar sus demandas tiene que aliarse con la clase que puede imponer a los empresarios y sus políticos las demandas que decidimos democráticamente. La respuestas que dan los políticos de siempre, los gobiernos y el Estado, es que para nuestras demandas “no hay plata”, “hay que tener responsabilidad fiscal”. Pero podemos ver claramente que solo hay plata para los que nos explotan y saquean los recursos naturales, los empresarios. Todas las conquistas para la clase trabajadora y para el pueblo pobre ha sido con los métodos de la lucha de clases. Tenemos que afectar el saqueo y la explotación que desde hace siglos mantienen los burgueses para conquistar aunque sean las demandas más mínimas (es cosa de revisar las últimas movilizaciones secundarias y universitarias en Chile).

Tomando el Segundo Aliento de Bënsaid podemos plantear esquemáticamente las siguientes tesis:

Enraizados en la contradicción de la universidad los estudiantes masivamente están disponibles y movilizables. Ante la dimisión de las direcciones obreras, eso les permite jugar un papel de vanguardia en determinadas coyunturas precisas. Sin embargo, los estudiantes no pueden responder por sí mismos a los problemas que afrontan, son incapaces de una línea independiente del movimiento obrero.

La contradicción que sufre el movimiento estudiantil no puede pues encontrar solución más que en su lucha al lado del movimiento obrero bajo la dirección de éste. Todavía hace falta que haya lucha y acuerdo sobre los objetivos de la lucha, esto que no es el caso en lo inmediato, sabiendo lo que son las direcciones obreras y los esfuerzos que hacen para escamotear la lucha de clases.

De hecho podemos distinguir la vanguardia táctica, la que en un momento dado ocupa de hecho los puestos avanzados de la lucha revolucionaria, de la vanguardia estratégica, la que abarca el conjunto de la lucha de clases y trabaja por la revolución en una lucha prolongada; la segunda sólo puede apoyarse en la fuerza motriz de la revolución: el proletariado.

Esa contradicción del movimiento estudiantil es real y objetiva. Ninguna solución mágica, ninguna huida adelante puede resolverla. La única solución reside en la construcción de una organización revolucionaria, en su implantación en el medio obrero, en su capacidad de asumir la dirección estratégica de la lucha.

Es por esto que como trotskistas apostamos a construir un partido socialista y revolucionario de la clase obrera internacionalista dentro de liceos y universidades, ya que tenemos que conquistar, preparar y ordenar las fuerzas para momentos álgidos de la lucha de clases, donde nos enfrentaremos a las burocracias estudiantiles y sindicales, a reformistas, a la policía, a la derecha y a todo el Estado burgués.. Es una tarea estratégica el construir una corriente militante diversa y joven dentro de estos espacios si es que lo pensamos en la necesidad de construir un nuevo estado (obrero) y nuevos modos de producción, además de que desde aquí se puede catalizar la necesaria revolución cultural que necesita la clase obrera en el socialismo.

Por la situación concreta de Chile, el movimiento estudiantil ha mostrado ser uno de los más convulsivos y combativos del planeta, llevando la vanguardia en relación al movimiento obrero. Por lo que no podemos dudar que en un ascenso próximo de lucha de clases les estudiantes cumplamos un rol fundamental, tanto para debilitar la batalla si es que los reformistas o la derecha dirigen al movimiento estudiantil, o para fortalecerla. Nosotres desde VENCER apostamos a fortalecerla con asambleas de base, uniéndonos con trabajadorxs y profesorxs de nuestros lugares de estudio, por lo que es un objetivo concreto ganar peso, influencia y dirección en estos tres sectores. Para, como decíamos, unir las luchas de estudiantes y la clase trabajadora contra la política de las distintas burocracias reformistas que es separarlas. Si nos organizamos en común podremos golpear como un solo puño al sistema y derribarlo.

 

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Buscan rediseñar plan de educación en Filipinas

Prensa Latina
El presidente de Filipinas, Ferdinand Marcos Jr., respaldó hoy la propuesta de rediseñar el plan educativo para equipar a los estudiantes con las habilidades requeridas por diferentes industrias y abordar la falta de coincidencia

En un comunicado, la secretaria de prensa, Trixie Cruz-Angeles, informó que durante la reunión semanal del gabinete se plantearon preocupaciones sobre las habilidades y competencias de los trabajadores y la forma en que Filipinas produce sus graduados.

Entre las sugerencias para abordar estos problemas se incluyó una reforma del plan de estudios actual, ya que el aumento de la automatización representa una amenaza para muchos puestos de trabajo, dijo Cruz-Ángeles.

El presidente orientó a su gabinete mejorar las habilidades y el conocimiento de la educación básica para preparar a los estudiantes a medida que buscan un mayor nivel de aprendizaje.

Eso es exactamente lo que está sucediendo, la carencia de habilidades y conocimientos. Es por eso que tenemos que mirar el plan de estudios. Y no solo el de la Autoridad de Educación Técnica y Desarrollo de Habilidades, sino incluso el de nuestros diplomados, señaló Marcos.

De acuerdo con la secretaria de prensa, el mandatario presidió la reunión de este martes vía teleconferencia, ya que aun se encuentra en aislamiento tras dar positivo por Covid-19.

mgt/nvo

https://www.prensa-latina.cu/2022/07/12/buscan-redisenar-plan-de-educacion-en-filipinas

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Ministerio y CCAA tienen año y medio para certificar a 560.000 docentes en su competencia digital

Por:

España tiene hasta el tercer trimestre de 2024 para acreditar la competencia digital docente dentro del marco publicado el pasado mes de mayo. Hablamos con Julio Albalad, director del Intef, sobre cómo se hará ese proceso de acreditación y formación para que 560.000 docentes de todo el país puedan tener algún tipo de certificado que, a la postre, podría valerles de cara a las oposiciones, los traslados o el acceso a determinados puestos.

La Comisión Europea tiene unos plazos «cortos». Para finales de 2024 España debe poder justificar una buena cantidad de capital que aporta Europa para el Fondo de Recuperación y Resiliencia que está vinculado a la formación del profesorado en competencias digitales.

La pandemia ha sido la gran excusa para que España (aunque no solo) intente un nuevo empujón en la digitalización de las aulas. Después de las enormes dificultades de todo tipo que vivieron docentes y estudiantes para conectarse y seguir las clases con «normalidad» de marzo a junio de 2020, el Ministerio ha puesto sobre la mesa una enorme cantidad de capital para que haya equipos informáticos suficientes (a pesar de los muchos retrasos habidos) y, al mismo tiempo, ha adquirido un compromiso con la Comisión para certificar al 80 % de todo el profesorado (de la pública y la concertada y privada: unos 560.000 docentes) antes de que termine 2024.

Hablamos con Julio Albalad, director del Intef y uno de los máximos responsables del documento que en el mes de mayo se aprobó y en el cuál se define, paso a paso, el Marco de Competencias Digitales Docentes (que Albalad asegura que es pionero en Europa, puesto que España es el primer estado que desarrolla el marco europeo). Un extenso y pormenorizado documento que establece tres niveles (parecidos a los del marco europeo de las lenguas) que servirá, eventualmente, de guía para saber en dónde se encuentra cada quién y hasta dónde puede aspirar en su formación.

Desde un nivel A1 hasta un C2, pasando por las B. Un viaje a lo largo de diferentes grados de formación y dedicación, de evaluación y demostración de unas competencias que deberían llevar a buena parte del profesorado hacia la mejora de sus competencias en el uso de las tecnologías digitales y, por ende, a la enseñanza del estudiantado.

Según explica Albalad, la certificación se llevará a cabo de diferentes maneras, dependiendo del nivel de cada quien, ya que supondrá diferentes perspectivas.

Acreditación

Una de las preguntas clave, si la certificación no es obligatoria, como no lo es tener claro en qué nivel del marco se está, ni estar en el marco siquiera, es cómo se va a conseguir un objetivo tan ambicioso en tan poco tiempo. Albalad tiene parte de la respuesta: «Más allá de que queramos que el docente se forme, también incentivamos a que se acredite esa competencia digital». Es decir, las administraciones están pensando un sistema de incentivos. «No lo hemos desarrollado, pero la idea sería poder utilizarlo en el concurso de traslados, en relación con la interinidad, para acceder a según qué puestos».

A pesar de los incentivos, no será fácil. Esta semana, según cuenta a este periódico, se publicará en el BOE el acuerdo definitivo que supondrá el pistoletazo de salida para que las comunidades autónomas y el propio Ministerio puedan desarrollar los diferentes procesos de acreditación e incentivo. Esa publicación les dará un año para desarrollar esa acreditación, pero el objetivo, confirma Albalad, es que a finales de este año «antes de final de año, tengamos la norma aprobada» («nosotros trabajamos con un borrador y las comunidades autónomas también», asegura).

En cualquier caso, la acreditación dependerá del nivel en que cada cual crea encontrase. Los iniciales (A1 y A2), explica el responsable del Intef, se acreditarán, principalmente, mediante los estudios universitarios conducentes a los títulos de Magisterio o de Secundaria. Se está negociando con Universidades, con la CRUE y la Conferencia de Decanas y Decanos de Educación, así como con las autonomías, que tienen competencias en estas áreas también. La idea sería que las universidades  pudieran, por ejemplo, certificar que mediante sus grados y másteres se obtiene, por ejemplo, de 80 % de alguna o algunas áreas de las dispuestas en el marco.

Esto forma parte, no tanto del proceso de acreditación hasta 2024, sino de la segunda fase, pensada para hacer de este sistema algo sostenible en el tiempo más allá de los fondos europeos que marcan ahora los esfuerzos.

Además de estos estudios, también se plantea la posibilidad de realizar convocatorias cada cierto tiempo para que las personas interesadas acudan a certificar sus conocimientos de los niveles inferiores. También se está pensando en fórmulas de formación permanente del profesorado, muy modulares y que ofrezcan suficiente flexibilidad para que las curse el profesorado y así vaya certificando.

El paso siguiente, el nivel B (1 y 2) exigiría evaluaciones diferentes. Se podrían mantener las pruebas de acreditación con preguntas aleatorias, pero aquí ya no se podría cumplir solo con los títulos universitarios. Esto es así porque el nivel B ya requiere un uso dentro del aula, autónomo, de las tecnologías digitales. Por eso habría que presentar otro tipo de prueba.  «Tengo que comprobar que el docente lo aplica en el aula; necesito una muestra, una evidencia de que lo ha hecho en el aula», explica Albalad. Sí se mantendría la formación desde el Intef o los centros del profesorado de las comunidades autónomas, «en la que se incluyera esa puesta en práctica».

Por último, el nivel C, correspondiente a quienes tienen un conocimiento mayor (lo que podríamos denominar como coordinadora o coordinador TIC), tendrían otro proceso de acreditación. El proceso podría pasar por la presencia de una tercera persona en el aula para comprobar cómo se trabaja con las tecnologías digitales; se atendería también a las publicaciones que pudiera haber hecho el o la docente, a la formación que haya realizado.

En cualquier caso, aclara el director del Intef, «el marco no está hecho para que el camino del docente sea empiezo en el A1 y acabo en un C1». La lógica, más alla de saber en dónde está cada quién, es conocer los pasos para que la mayor parte esté en el nibel B, el intermedio.

Inventivos

Esta seguramente es una de las partes primordiales para el profesorado. Tanto el Ministerio, vía Intef, como las administraciones autonómicas se están planteando una serie de incentivos para empujar al profesorado a que se acredite dentro del Marco de competencias digitales.

Aunque no afirma con rotundidad cuáles serán esos incentivos, sí da algunas pinceladas de por dónde podrían ir los tiros: para los concursos de traslados y para las oposiciones; para los procesos de estabilización de plantilla o para acceder «a puestos específicos, como un coordinador TIC», comenta o, como el caso de los «asesores técnicos docentes», profesionales de la educación que, como él mismo, trabajan para las administraciones (central o autonómicas). «Podría ser una manera de animar a la gente para que saque la acreditación».

Y es que este proceso se la juega a pocas más cartas, puesto que no es obligatorio para el profesorado y sí para el Estado (por aquello de justificar una parte de los fondos de recuperación y resiliencia).

Usos de la tecnología

La pandemia, y principalmente el confinamiento, han sido, como se decía más arriba, un importante acicate para las industrias de la tecnología y para que las administraciones se pongan las pilas en algunas cuestiones. Una de ellas es precisamente esta de la formación del profesorado. Durante décadas los programas de implementación de las TIC han pasado, principalmente, por la compra de dispositivos a los que, en mayor o menor medida, el profesorado intentaba sacarles partido, con más o menos acierto. Ahora, con el Marco sobre la mesa, al menos, hay unos estándares que todo el mundo conoce y un camino por el que transitar.

Entre las preocupaciones de este documento se encuentran, en buena medida, temas relacionados con la propiedad intelectual pero, también, con el buen uso de las tecnologías. El documento pone el foco en el trabajo del profesorado para conseguir ciertos niveles, pero también apunta a qué se debe trabajar con el alumnado. Y el buen uso está ahí.

La pandemia también nos enseñó a todos, y al profesorado muy particularmente, los problemas que acarrea una conexión prácticamente 24/7 con su alumnado y las familias. El derecho a la desconexión flota por sobre el marco de competencias en algunos puntos, como aquel en el que se habla de la posibilidad de realizar labores de orientación mediante herramientas digitales. Algo que recuerda a ese horario extendido del confinamiento.

Albalad asegura que lo que se pretende con el marco es ese buen uso de las tecnologías. Primero, asumido por el profesorado y, después, transmitido por este, al alumnado. El derecho a la desconexión estaría ahí presente.

También, en lo relativo a la protección de docentes y chicas y chicos; la protección de sus datos personales que, también por mor de la pandemia y el confinamiento, han provocado que cientos de millones hayan sido monitorizados por empresas tecnológicas de toda condición. Al menos, así se desprendía de uno de los últimos informes de Human Rigths Watch de hace algunas semanas.

Protección de datos

Albalad asegura que en aquel tiempo, los esfuerzos del Ministerio fueron en la senda de proteger la intimidad de la comunidad educativa. Que los convenios que se firmaron entonces vigilaban que los datos de las personas fueran opacos, no solo para las empresas suministradoras de servicios, sino para la propia administración también.

«La protección de datos está en el documento del marco y queremos que sea algo que los docentes interioricen», afirma el máximo responsable del Intef. Albalad cree que una acción importante que pueden realizar desde el instituto de tecnología educativa es el de asesorar al profesorado sobre los pros y contras de utilizar determinadas herramientas con el alumnado.

«Hay muchas aplicaciones gratuitas que el docente usa con su buena intención», comenta. Por eso «valoramos la posibilidad de crear un grupo que se dedicase a evaluar esas aplicaciones», de cara a facilitar al profesorado el no leerse las 300 páginas de las normas de confidencialidad y uso de los datos de cada empresa en un intento por saber si se cumple la normativa europea de protección de datos. «No para decirle al docente que no lo use, sino para decirle que los datos en cierta aplicación van a acabar en California para estar a disposición de la empresa tal».

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/2022/07/05/ministerio-y-ccaa-tienen-ano-y-medio-para-certificar-a-560-000-docentes-en-su-competencia-digital/

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Libro(PDF): Educación y nueva Constitución. Repensar lo educativo

Reseña: CLACSO

*Disponible sólo en versión digital

En este libro se presenta un conjunto de ensayos y/o investigaciones que discuten diversos aspectos centrales de la relación entre educación y la nueva constitución. El fin de este texto es contribuir teórica y empíricamente con la toma de decisiones de las y los 105 integrantes de la Convención Constitucional chilena. Al mismo tiempo, el acceso libre del libro digital permitirá popularizar el conocimiento y alfabetizar a las comunidades sobre el acceso a la educación y sus cambios.

Autor:  Marcela Romero Jeldres. Solange Tenorio Eitel. [Editoras]

Editorial/Edición: CLACSO. Fondo Editorial UMCE. Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación.

Año de publicación: 2022

País (es): Argentina. Chile

ISBN: 978-956-6143-10-9

Idioma: Español

Descarga: Educación y nueva Constitución. Repensar lo educativo

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=2513&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1650

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Maestros y maestras rurales

Por: Tahira Vargas García 

Las dificultades de salud que presenta gran parte del personal docente no se resuelven en su totalidad con los seguros de salud.

El 30 de junio se celebró el día del maestro y la maestra. La mayor parte del personal docente que se encuentra en las aulas son mujeres.

Continuamente se hacen análisis de los problemas de calidad en la educación dominicana con una mirada muchas veces acusatoria exclusiva hacia ellos/ellas. Si bien es cierto que el personal docente y directivo de los centros educativos tiene una alta responsabilidad en la calidad de la educación, hay cuotas fundamentales en los Distritos Educativos, las Regionales y del Ministerio de Educación.

Hay que reconocer que se han mejorado las condiciones socioeconómicas de maestros y maestras con la aprobación del 4% para la educación, y se ha incrementado sus salarios, aun así, se encuentra una gran parte que continúa viviendo en condiciones de vulnerabilidad y precariedad, sobre todo quienes trabajan en las comunidades rurales más lejanas y aisladas.

No cuentan muchas veces con medios de transporte y se trasladan pidiendo “bolas” para llegar a la comunidad donde muchas veces tienen que instalarse por varios días viviendo en las mismas condiciones de pobreza y desabastecimiento de servicios de estas comunidades.

El esfuerzo y la labor del docente en comunidades rurales de nuestro país deben de ser reconocidos

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Las dificultades de salud que presenta gran parte del personal docente no se resuelven en su totalidad con los seguros de salud y muchas veces se hacen recolectas en las comunidades para cubrir casos de tratamiento de cáncer, algunas cirugías o tratamientos de alto costo. Se presentan casos de maestros/as que han muerto por falta de recursos para una diálisis o para una intervención quirúrgica de emergencia.

En distintas comunidades rurales, se encuentra continuamente a maestros y maestras que reciben una precaria pensión que no suple sus necesidades básicas ni la de su familia. Logran sobrevivir muchas veces por la solidaridad y apoyo que reciben en las comunidades donde residen que reconocen su aporte social.

El currículo que deben desarrollar estos maestros y maestras en las escuelas es el mismo de una escuela urbana, urbano-marginal o en un colegio privado de estratos medios y altos. A pesar de las precarias condiciones para desarrollar su labor educativa y de su calidad de vida.

El esfuerzo y la labor del docente en comunidades rurales de nuestro país deben de ser reconocidos no solo con el día del maestro sino en todo momento. Tienen la responsabilidad de formar a nuestras nuevas generaciones en medio de dificultades, precariedades y acompañarles en los procesos de cambio social y cultural de la que son protagonistas.

Este articulo fue publicado originalmente en el periódico HOY

Fuente: https://acento.com.do/opinion/maestros-y-maestras-rurales-9078657.html

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Mundo: Naciones Unidas advierte de que un tercio de las mujeres en países en desarrollo dan a luz en la adolescencia

Mundo/08-07-2022/Autor(a) y Fuente: www.metro.pr

El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) ha advertido este miércoles de que un tercio de las mujeres en los países en desarrollo dan a luz en la adolescencia, un tendencia que se agudiza más en los grupos de población más pobres.

Casi un tercio de las mujeres en los países en desarrollo en los últimos 50 años tuvieron su primer bebé cuando aún eran adolescentes, según muestra un informe publicado recientemente por el organismo, en el que se detalla que casi la mitad de esas nuevas madres tenían 17 años o menos.

Las desigualdades de género y de ingresos se destacan como puntos clave para impulsar los embarazos adolescentes al aumentar las tasas de matrimonio infantil, mantener a las niñas fuera de la escuela, restringir sus aspiraciones profesionales y limitar la atención médica y la información sobre sexo seguro y consensuado.

«Cuando casi un tercio de todas las mujeres en los países en desarrollo se están convirtiendo en madres durante la adolescencia, está claro que el mundo les está fallando a las adolescentes», ha sostenido la directora del UNFPA, Natalia Kanem.

«Los embarazos repetidos que vemos entre las madres adolescentes son una clara señal de que necesitan desesperadamente información y servicios de salud sexual y reproductiva», ha agregado Kanem en un comunicado.

Esta cuestión lleva a que se dificulte la continuidad en la escuela de muchas adolescentes, dejando además a «decenas de millones aún más vulnerables» al matrimonio infantil y al embarazo precoz.

Y es que según el informe, la mayoría de los nacimientos de niñas menores de 18 años en 54 países en desarrollo tienen lugar dentro de un matrimonio o unión . Aunque más de la mitad de esos embarazos se clasificaron como «intencionados», la capacidad de las jóvenes para decidir si tener hijos puede verse «gravemente limitada».

UNFPA ha recordado que, incluso en contextos donde la maternidad adolescente se considera aceptable y planificada, «puede tener repercusiones graves y a largo plazo, especialmente cuando los sistemas de atención de la salud no garantizan atención e información sexual y reproductiva accesibles para este grupo de edad vulnerable».

«Las complicaciones en el embarazo y el parto son la principal causa de muerte entre las niñas de 15 a 19 años», ha detallado la organización.

Según los datos del informe, los nacimientos de adolescentes representan el 16 por ciento del total de los nacimientos en el mundo. Asimismo, UNFPA ha señalado que las mujeres que comenzaron a tener hijos en la adolescencia tuvieron casi cinco nacimientos cuando llegaron a los 40 años, implicando una carga desigual con el progenitor en el cuidado de los hijos y el consecuente desgasto mental para la madre.

Fuente e Imagen: https://www.metro.pr/noticias/2022/07/06/naciones-unidas-advierte-de-que-un-tercio-de-las-mujeres-en-paises-en-desarrollo-dan-a-luz-en-la-adolescencia/

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El fin del PNPC

Por: Miguel Ángel Casillas

Como ya lo habían anticipado desde el año pasado, hace unos días, el gobierno federal anunció el fin del Programa Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC). En el futuro, el Sistema nacional de evaluación y acreditación que dependerá de la SEP, cuando funcione y tenga claros sus lineamientos, será quien determine la calidad y la acreditación de los programas de posgrado. En palabras del subsecretario de educación superior, esa evaluación, a diferencia del periodo neoliberal, dejará de ser punitiva, mercantilizada y competitiva, será un medio para la mejora continua y no un fin en sí misma.

A mediados de los años ochenta del siglo pasado dio inicio una época de crecimiento desregulado del posgrado, en ocasiones se ofrecían programas sin cuerpos docentes especializados o sin las instalaciones y los recursos indispensables; muchos de los programas eran fuentes de recursos autofinanciables para las instituciones y una posibilidad de un ingreso extraordinario para sus profesores, en una época de graves devaluaciones y penurias económicas. También a finales del siglo XX fue evidente la importancia estratégica de este nivel, tanto para formar a los cuadros especializados de las empresas públicas y privadas, como para la ampliación del número de académicos y científicos que reclamaba la expansión de la educación superior y su revaloración como herramienta indispensable para salir del subdesarrollo e incorporar a México a la sociedad del conocimiento.

En el contexto de un crecimiento desregulado del posgrado, donde proliferaban ofertas de muy dudosa calidad y con resultados educacionales muy pobres, el PNPC fue un eficaz instrumento de política pública para orientar el desarrollo de los programas y para determinar la distribución de las becas hacia los programas de mayor calidad. Legitimó sus decisiones en las evaluaciones de pares sobre la base de normas y reglas claras. En términos generales, acreditar la evaluación del PNPC garantizaba que los programas de posgrado se sostenían en núcleos académicos que constituían líneas de generación y aplicación del conocimiento, que sus profesores se distinguían por su alta calidad y reconocimiento académico, que debían tener sus programas y procedimientos públicos en sus páginas institucionales, que debían garantizar prácticas académicas rigurosas en el estudio y la producción de las tesis, que disponían de reglamentos, espacios físicos adecuados y ofrecían diversos recursos para el aprendizaje.

Muy pronto, el PNPC se fue volviendo un instrumento burocrático, cuadrado y rígido; que registraba y medía los indicadores principalmente de modo cuantitativo, que sobre valoraba la pertenencia de los profesores al Sistema Nacional de Investigadores, y que imponía una visión del posgrado que tenía como base a las ciencias naturales y a las ciencias duras. Frente a indicadores inflexibles hubo lugar para muchos absurdos y simulaciones. La acreditación de los programas, basada en la desconfianza, exigió cada vez más una exagerada documentación basada miles de evidencias.

La evolución reciente del posgrado ha dado como resultado un sistema segmentado y desigual. Por un lado, su matrícula se encuentra distribuida mayoritariamente en maestrías y especialidades principalmente del sector privado y la minoría en el nivel de doctorado. En contraste con la lógica de mercado, los posgrados de más alta calidad se encuentran en las universidades públicas y en los centros nacionales de investigación. Los posgrados profesionalizantes son mayoría en el sector privado, mientras que la mayoría de los posgrados de investigación se ubican en el sector público.

Al anunciar el fin del PNPC (https://www.youtube.com/watch?v=jMJh2GA8L8o), la directora del Conacyt explicó que será la SEP, a través del Sistema nacional de evaluación y acreditación quien acredite a los programas e instituciones; por su parte, el Conacyt distribuirá las becas de posgrado no de acuerdo con la acreditación ni la calidad de los programas, sino en las áreas prioritarias determinadas por el gobierno (salud, producción de alimentos, empresas públicas), en los programas de investigación de las instituciones de educación superior públicas (física, química, matemáticas, biología, medicina, ciencias sociales, ciencias agropecuarias, etc.), y hacia las áreas históricamente excluidas como las humanidades, las artes y las disciplinas creativas.

En el discurso se expone que esta decisión favorece a los estudiantes que solicitan la beca, que no se quiere dejar a nadie atrás ni a nadie afuera, y que se atenderán todas las solicitudes. En realidad, al entregar las becas sin intermediarios, el gobierno federal promueve un intercambio político directo con los estudiantes de posgrado con el fin de obtener lealtad hacia la 4T, como sucede ya con las becas de licenciatura y de otros niveles.

En su crítica hacia el pasado reciente, la directora del Conacy acusó que se privatizó el ejercicio de la formación de posgrados, denunció que se favorecieron áreas enfocadas al lucro. Cuestionó que en educación hay muchos posgrados de cuestionable calidad enfocados en fortalecer la mal llamada reforma educativa, es decir la privatización de la educación y que áreas como administración, finanzas, mercadotecnia y comercio internacional fueron favorecidas de manera indiscriminada, esto a costa de otras disciplinas: este fue un ataque permanente y fuerte a favor del debilitamiento de los posgrados en ciencias. De acuerdo con la directora de Conacyt el PNPC mostró una centralidad en la productividad académica, desvinculó la investigación científica de la atención de los problemas nacionales y el avance genuino del conocimiento y se convirtió en un objetivo de cuantificación productivista. Dijo que dejó de ser un tema con pertinencia nacional, con relevancia de Estado, para convertirse en un instrumento que desvirtuó lo académico y lo público.

Como ha sucedido con otros instrumentos de la política pública hacia la educación superior, el gobierno de la 4T ha decidido desaparecer el PNPC sin tener un programa que lo sustituya. Mientras, de modo arbitrario, sin reglas claras, públicas y legítimas, el Conacyt continuará distribuyendo las becas de posgrado en las áreas y en los programas que considere prioritarios.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-fin-del-pnpc/

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