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Educación superior: entre la equidad y la eficiencia

Por: Pedro Flores

A finales de mayo, el Banco Mundial (BM) dio a conocer su informe Momento Decisivo: la educación superior en América Latina y el Caribe (Ferreyra, Avitabile, Botero, Haimovich y Urzúa). Conocer este tipo de reportes es importante por al menos cuatro razones.

Primero, porque ofrecen una panorámica amplia del sector universitario al incluir indicadores de desempeño de los distintos países. Cuando uno peca de verse el ombligo y caer en el pesimismo, basta compararse con lo que hacen otros países de la región para matizar el juicio. Segundo, los informes del Banco Mundial – en algún momento, considerado el “villano favorito” de nuestras desgracias – abren posibilidades para la discusión pública y el debate. Aquellos que son propensos a explicar todo con base en el “neoliberalismo” ya tienen un pretexto para agitarse con la publicación del BM.

Tercero, las ideas vertidas por el BM sobre educación superior llegan en un momento importante para México. Como se sabe, la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) está preparando el documento de política 2030 sobre este nivel, el cual será presentado a los candidatos a la presidencia de la República en 2018. Y en cuarto y último lugar, también dentro del seno de la ANUIES, estamos discutiendo el contenido de una nueva Ley de Educación Superior.

¿Qué elementos del informe del Banco Mundial se tomarán para estos documentos de política educativa nacional? Ya veremos, mientras tanto, hagamos un breve repaso y crítica del citado documento.

¿Qué juzgo como positivo del Informe? En primer lugar, advierto que los economistas del Banco Mundial ya desarrollaron una visión más realista de la capacidad de cambio y transformación que tiene la educación superior. De esta manera, afirman que para comprender mejor la función de las universidades, hay que considerar la problemática del bachillerato, del mercado laboral y de la economía en su conjunto. “[L]os graduados de educación superior sólo pueden materializar su potencial productivo si su entorno se lo permite”. Esta perspectiva ayuda a repensar en lo que puede o no hacer la universidad en nuestros países latinoamericanos que, como observarían algunos, no experimentaron la modernidad.

Otro acierto del informe es brindar información para repensar la equidad más allá del clásico argumento pobrista. Tres datos llaman la atención del Informe. Primero, el acceso a la educación superior en la región creció notablemente del año 2000 a 2013, ya que pasó de una tasa de 18 a 28 por ciento. Es decir, más jóvenes de entre 18 y 24 años cursan actualmente una carrera universitaria. Segundo, un mayor número de jóvenes que llegaron a este nivel provienen de familias con ingresos bajos y medios. Estos jóvenes son vistos por el BM como el “estudiante nuevo”. Mientras en el año 2000, sólo 16 por ciento del estudiantado de educación superior representaba el 50 por ciento más pobre de la población, esta tasa creció a 24 por ciento en 2012. Tercero y último, aunque los ricos siguen aún teniendo más probabilidades de ingresar a la universidad que los pobres, esto se explica, en un 56 por ciento, por las tasas de graduación en el bachillerato. Dicho de otra manera, “el principal motivo por lo que es menos probable que esos jóvenes accedan a la educación superior es que no se gradúan”.

Que un joven no complete satisfactoriamente sus estudios de bachillerato puede o no estar relacionado con la pobreza económica. Esto nos impulsa a ampliar la mirada y cuestionar cómo operan los bachilleratos en un país como México en donde este nivel se volvió obligatorio desde 2012. Algunas investigaciones han mostrado que las escuelas de educación media superior imponen reglas de evaluación y acreditación tan estrictas y disfuncionales que estudiar en ellas asemeja más a una carrera de obstáculos que a un buen proceso de enseñanza-aprendizaje (véase Mendoza, D. 2016. Reprobación y deserción en el bachillerato. Elementos para la equidad y eficacia escolar, México: UIA).

El reporte del BM intuye y señala muy someramente un problema de tipo “institucional” en los subsistemas de educación de la región, pero no va a fondo y quizás no tendría porqué. Esperemos, por el contrario, que los documentos de política universitaria nacional sí elaboren tesis más originales y señalen puntualmente cómo las reglas (formales e informales) contribuyen a que nuestras universidades y bachilleratos no operen con eficiencia generando, entre otras cosas, mayor desigualdad.

¿Qué más considero como limitaciones del informe y de la visión de los economistas ligados al Banco Mundial? Contrario a la UNESCO y a las declaraciones mundiales sobre el nivel, estos autores consideran a la educación superior como un producto de mercado y no como un bien público. Es a partir de la visión utilitarista de donde parten sus interpretaciones y recomendaciones de políticas. Esto merece una amplia crítica dado el cúmulo de literatura y evidencia empírica que ha mostrado las limitaciones de promover el desarrollo educativo con base en los principios de mercado. ¿Por qué entonces insistir en ello? ¿Es una cuestión más ideológica que científica? ¿Es reflejo de la era Trump?

Los autores del informe, consideran a los estudiantes y a sus familias como meros agentes racionales tratando de maximizar sus beneficios cuando el mismo informe ofrece información sobre decisiones “irracionales” que toman los jóvenes. Por ejemplo, pese a las “baja rentabilidad” de algunas carreras y áreas del conocimiento, las personas las siguen eligiendo. Esto tendría que haber impulsado una idea más amplia y profunda de la racionalidad humana. Filósofos, economistas, analistas de políticas, e incluso Adam Smith han observado que la gente no solamente actúa siguiendo su propio interés.

Por otro lado, pese afirmar que el gasto en educación superior no es “regresivo”, sino “progresivo” debido a la creciente presencia de estudiantes pobres en la educación superior y de que el financiamiento público es clave para promover carreras de Ciencia y Tecnología, los economistas del Banco Mundial se apresuran y vuelven a proponer que los gobiernos otorguen a los jóvenes un voucher para que elijan la universidad de su predilección, como si tal decisión fuera totalmente libre. ¿Por qué los autores del informe omitieron las investigaciones empíricas (véase Carnoy) que muestran que estos esquemas de mercado no dan los resultados esperados?.

Esta “asimetría de información” hace pensar que quizás sí sea tan mala la educación en el mundo que algunos – no sólo los “estudiantes nuevos” y pobres – no tienen la capacidad de procesar la información correctamente. Sí es para preocuparse.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/educacion-superior-entre-la-equidad-y-la-eficiencia/

 

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Colombia: Promesa de más recursos para educación frena paro

Colombia/19 junio 2017/Fuente:

En un acta de 24 puntos quedó conjurado el paro nacional de docentes, que duró un mes y cinco días. Luego de una tensa jornada en la tarde ayer entre las directivas de Fecode y la ministra de Educación, Yaneth Giha, el Gobierno se comprometió a sacar adelante el pliego de peticiones de los maestros.

Fecode hará parte de una reforma estructural del Sistema General de Participaciones (SGP), que permita disponer de más recursos para la educación, con participación del Congreso, alcaldes y gobernadores, y que le deje al país las bases para seguir avanzando en calidad educativa.

En este punto radicaba la esencia de la protesta, pues según Carlos Enrique Rivas, presidente de Fecode, entre el 2001 y el 2016 el SGP perdió 137 billones de pesos, de los cuales 63 son de educación.

En esa misma reforma el Gobierno se comprometió a continuar con la nivelación salarial de los maestros de 12 puntos por encima del aumento de los salarios de los demás servidores del Estado, acordada con Fecode en mayo del año pasado. También destinará los recursos para seguir con la implementación de la jornada única.

Nueva bonificación

Giha afirmó que, para seguir cerrando la brecha en materia salarial de los docentes, fue creada una nueva bonificación pedagógica, que será pagada, una vez al año, de forma progresiva y que asumiría el nuevo Gobierno: el próximo año recibirán un pago equivalente al 6 % de su asignación básica, en 2019 será del 11 %, y a partir del 2020 será del 15 %.

Serán creados tres grados de preescolar, para que los niños más pequeños disfruten de la gratuidad de la educación en el país. En el 2021 la cobertura de transición de amplía al 80 % , al 2022 serían los primeros grados de Jardín en colegios oficiales y en el 2024 de prejardín.

Rivas agradeció a padres de familias y estudiantes por el acompañamiento y exaltó el compromiso de todos los docentes durante los días de paro, quienes marcharon decenas de veces por las principales vías del país. “Consideramos que la jornada única debe tener los recursos suficientes para la ampliación de aulas y el transporte y la alimentación escolar. No va a ver descuento para los maestros y vamos a recuperar el tiempo”.

Contrario a lo que dijo el Gobierno durante estos días, Rivas agregó que la motivación de Fecode para salir a paro no era adquirir mejoras salariales, sino de buscar los recursos para la educación, y por eso estaban satisfechos.

“Hemos invertido mucho”

En alocución el presidente Juan Manuel Santos afirmó que desde el primer día ha estado comprometido con los docentes y que prueba de ello es la entrega de más de 7.000 becas de maestría para la Excelencia Docente.

“Más de 100 mil han recibido acompañamiento en el aula de clase para mejorar su forma de enseñar lenguaje y matemáticas (…) Les hemos entregado casi 120 mil tabletas, y hemos formado a más de 100 mil docentes en el uso de nuevas tecnologías”.

Santos agregó que con el programa Colombia Bilingüe, 950 profesores extranjeros han llegado al país para formar a 3.700 maestros en lenguas y que este año vendrán otros 500 para continuar esta labor en 370 colegios oficiales.

Según el mandatario, en los siete años de su gobierno ha invertido 212 billones de pesos para fortalecer la educación. “Casi el doble de lo que recibe cada año el gobierno nacional por impuestos”.

Santos reconoció que la implementación de la jornada única requiere más aulas modernas y bien dotadas y que por eso la meta que tiene es construir, al término de su mandato, 30.000 aulas. Agregó que han construido 10.000 y que una cifra igual están contratadas.

Contexto de la Noticia

El paro de maestros de este año fue motivado, según Fecode, por el incumplimiento del Gobierno y la desfinanciación de los fondos educativos. ¿Cuenta el Estado con los recursos suficientes?

Según José Roberto Acosta, economista y docente del Colegio de Estudios Superiores de Administración, el SGP es un compartimento legal que siempre debe tener dinero, y por eso la propuesta va acompañada con su modificación. Para Ricardo Bonilla, docente de Economía de la U. Nacional, viene una reforma al SGP, que deberá debe incluir una fórmula de reparto adicional, al menos un punto del PIB.

Fuente: http://www.elcolombiano.com/colombia/educacion/promesa-de-mas-recursos-para-educacion-frena-paro-AX6743651

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La Ley para la educación en India: estandarización y contextualización tienen que ir de la mano

India/19 junio 2017/Fuente:Educación Futura

En la lucha internacional por el acceso universal y equitativo a la educación de calidad, varios países le han apostado a políticas de estandarización para acotar intereses de grupo y garantizar mínimos educativos para todos los niños.

Sus experiencias han hecho cada vez más evidente la necesidad de forjar mecanismos que permitan ajustar ese tipo de políticas de forma efectiva, según sus distintos contextos de implementación, como requisito imprescindible para lograr su objetivo de asegurar que cada niño goce del derecho y oportunidad real de recibir una educación de calidad. Facilitar su contextualización les evitará además convertirse, como ya ha sucedido en muchos casos, en importantes obstáculos para el logro de sus propios objetivos.

En este sentido, el 16 de junio de 2016 publiqué aquí en Educación Futura un artículo relatando cómo el examen único de acceso a la educación superior en China (el Gaokao), con miras a asegurar equidad de oportunidades, ha forzado la adaptación del sistema educativo entero a una versión reducida de lo que significa la excelencia educativa. Ello ha sofocado las posibilidades para muchos sectores de recibir una educación relevante a su contexto socio-económico y cultural y ha terminado por acentuar muchas desigualdades sociales.

Hoy me gustaría contar sobre otro caso, esta vez en India, que demuestra la importancia de incorporar a las políticas públicas en materia de educación — y de cualquier área del desarrollo en realidad — más y mejores mecanismos financieros, políticos y administrativos de ajuste, que faciliten su adaptación pertinente a distintos contextos y con ello su efectividad. Se trata de la Ley sobre el derecho de los niños a la educación gratuita y obligatoria (la Ley), una norma francamente revolucionaria que ha incentivado un proceso de transformación profunda en el sistema educativo de India: un país en donde, según cifras de UNICEF de 2008, a la fecha de la promulgación de la Ley poco menos del 40% de su población era analfabeta (!), 8 millones de niños no tenían acceso a la educación, y según ASER Centre India, aquellos que sí tenían acceso mostraban al menos dos años de retraso en sus resultados de aprendizaje.

La Ley representa el primer instrumento legal en el país que ha logrado hacer del acceso equitativo a la educación de calidad un derecho jurídicamente vinculante y lo ha llevado a nivel constitucional. Con ese fin, hace obligatorias la educación primaria y secundaria. Obliga al Estado a garantizar escuelas vecinales para todos los niños, es decir, a máximo 1 kilómetro de distancia en el caso de las primarias y 3 kilómetros en el caso de secundarias. Exige a todas las escuelas que reserven una cuarta parte de sus lugares para niños desfavorecidos con el acuerdo de que el Estado les reembolsará el equivalente a sus cuotas de matriculación. Prohíbe rechazar la admisión a cualquier niño y no permite ni la reprobación ni la expulsión de éstos hasta que terminen su educación básica. Más aún, la Ley establece que las escuelas tienen que formar comités de gestión y que entre sus miembros tiene que estar representado un porcentaje equivalente al de los niños 2 desfavorecidos incorporados y que al menos la mitad deben ser mujeres.

Finalmente, pero crucial, la Ley exige a las escuelas privadas contar con un reconocimiento oficial (o permiso) que sólo les será entregado, o en su caso renovado, a condición de que cumplan con una serie de requisitos de calidad relativos a mínimos en horas de instrucción anuales (200-220 días, 800-1000 horas), infraestructura escolar (patio, biblioteca, bebederos, baños separados, barda, etc.), cualificaciones de los maestros, radios (número de niños por maestro), entre otros. Conseguir el reconocimiento oficial exige a las escuelas el cumplimiento de estos estándares de calidad estipulados en la Ley. Operar sin dicho reconocimiento las hace susceptibles primero de multas y, si persisten, de ser cerradas.

Buena parte de los principios de la Ley, además de ser vanguardistas al buscar la inclusión de los grupos menos privilegiados a un sistema educativo que los ha excluido sistemáticamente, están respaldados por sólidas investigaciones educativas respecto a los facilitadores de la calidad y de la equidad. Se sabe, por ejemplo, que entre menos estudiantes haya por maestro, más efectivo será el aprendizaje de los alumnos. Se ha demostrado también que la inclusión de los sectores más desfavorecidos al sistema educativo puede ayudar a reducir desigualdades en otras áreas. Existe evidencia de sobra respecto a la importancia del rol de los maestros en el proceso educativo y por ello la necesidad de que estén bien preparados. Se sabe que los grupos más desfavorecidos requieren del establecimiento de medidas diferenciadas.

Se sabe también que la participación de las comunidades es central para hacer la experiencia educativa más sensible a las necesidades locales. Sin embargo, también se sabe que dichos facilitadores de la calidad y de la equidad tienen significados e implicaciones distintos según el contexto de cada país, de cada región, de cada escuela, de cada niño, pues en cada uno de éstos ámbitos intervienen actores, relaciones de poder, recursos, condiciones ambientales, políticas, socio-económicas diferentes. Y es la forma distinta en que interactúan estos factores y actores en cada contexto la que determina la pertinencia de dichos facilitadores, y la capacidad de los agentes educativos para hacerlos efectivos. Es por ello que lograr un balance entre los mecanismos de estandarización y los de contextualización de las políticas educativas resulta tan crucial para asegurar la equidad de oportunidades en el acceso a la educación de calidad para todos los niños. En este respecto, la experiencia que India ha tenido en estos años de implementación de la Ley ha sido variada.

Por un lado, la Ley ha empujado al Estado a redoblar sus esfuerzos para mejorar el sistema educativo. Y lo ha hecho creando un sinnúmero de instituciones, programas, presupuestos especiales para tal fin. También ha servido para dificultar la operación de aquellas instituciones privadas que han venido haciendo negocio con la educación sin garantizar una oferta de calidad. Desafortunada e irónicamente, el carácter estandarizado de la Ley, su enfoque punitivo, y la falta de mecanismos suficientes para asegurar su apropiada contextualización a distintos medios también han causado la exclusión escolar de muchos de los niños a quienes ha tratado de beneficiar, esto es, los más desfavorecidos. Existen varias razones para ello: En primer lugar, las sanciones estipuladas por la Ley por falta de cumplimiento a sus criterios de calidad sólo aplican a las escuelas privadas, a pesar de que el 70% de la oferta educativa está a cargo del sector público.

Además, la Ley no contempla medidas diferenciadas entre las escuelas privadas con ánimo de lucro y aquellas organizaciones civiles sin ánimo de lucro que han venido apoyando al Estado en su obligación de asegurar el acceso a la educación a los sectores menos privilegiados. Esto ha tenido como consecuencia el cierre de muchas de estas últimas escuelas y con ello, la exclusión de miles de niños de la oportunidad educativa.

En primer lugar, porque buena parte de éstas suele padecer 3 severas presiones económicas y no cuenta con los recursos necesarios para cumplir con todos los criterios de calidad de la Ley: en cuanto a infraestructura, contratación de personal, etc. En segundo lugar, porque el éxito que muchas de estas escuelas han tenido en allegar a los niños más desfavorecidos que el Estado no había logrado atraer ha sido resultado de su capacidad de adaptarse a las condiciones de éstos y de sus familias: ofreciendo calendarios flexibles para niños migrantes, capacitando a actores locales como maestros para asegurar que la educación que imparten a los niños sea relevante al idioma y las condiciones culturales locales, etc. Para estas escuelas, ajustar el calendario escolar a las exigencias mínimas de la Ley, o contratar a maestros cualificados (que tendrían que venir de fuera de las comunidades), por ejemplo, implica renunciar a la oferta diferenciada que les ha permitido atraer y atender a estas poblaciones vulnerables.

No realizar dichos ajustes, por el contrario, les pone en riesgo de clausura. En otras palabras, para muchas de las escuelas que trabajan con grupos vulnerables el cumplir con algunos de los estándares de calidad de la Ley vulnera su capacidad de asegurar a estas poblaciones el acceso a una educación de calidad. A razón de esto último, y/o de las barreras financieras antes mencionadas, muchas escuelas del sector privado que han venido apoyando la labor de incorporar al sistema educativo a las poblaciones más desfavorecidas de India, no han podido cumplir con las estipulaciones de calidad de la Ley y, al no conseguir el reconocimiento oficial, han sido cerradas junto con decenas de miles de escuelas privadas de otra índole por todo el país.

Este fenómeno que ha dejado a tantos niños sin escuela ha ocurrido de forma más frecuente en unos estados del país que en otros, pues la Ley no especifica ningún proceso para su implementación y por ello, cada estado ha gozado de cierto margen de libertad para definir los criterios para ponerla en práctica. Mientras que hay estados que han optado por evaluar los criterios de calidad de la Ley al pie de la letra, otros han sido más sensibles a la situación de las escuelas que no tienen, por alguna de las razones arriba descritas, la capacidad de cumplirlos. Así, estados como Gujarat han decidido apoyar estas escuelas y evaluarlas en función de su rendimiento y proceso de mejora según las necesidades específicas de su contexto de desarrollo.

Por el otro lado, ha crecido la tendencia de las autoridades educativas a fusionar sus escuelas para eficientar el uso de recursos y cumplir con las estipulaciones de la Ley. En el estado de Rajastán por ejemplo, se calcula la fusión de alrededor de una cuarta parte de las escuelas con sus pares aledañas. Aunque autoridades estatales han argumentado que esto ha elevado los índices de matriculación, maestros y autoridades locales han llamado la atención a los medios para denunciar cómo dicha tendencia ha estado causando, más bien, el abandono de muchos estudiantes desfavorecidos del sistema educativo: las razones que se han documentado han sido el cambio de idioma, de dieta, de población (en un país en donde barreras culturales y raciales impiden a muchas familias convivir con otros grupos), de atención (ahora hay más alumnos por maestro lo que significa una atención menos personalizada para cada uno de ellos), y, sobre todo, dificultades para el desplazamiento por las características de las rutas a los nuevos recintos, lo que ha afectado principalmente a niñas y a los más pequeños. Las resistencias a las fusiones por parte de las familias han sido muchas, en algunas escuelas se reporta la deserción de hasta el 100% de los alumnos (!) y algunas han tenido que echar para atrás la medida.

Todo lo anterior demuestra la importancia de seguir buscando cómo mejorar los mecanismos para asegurar que los legítimos objetivos de la Ley puedan ser cumplidos en sus distintos ámbitos de implementación. 4 El argumento aquí no es que no se hayan diseñado instrumentos para facilitar la contextualización de la política, sino que son insuficientes. Los estados por ejemplo, están facultados para definir estándares y normas más concretos para implementar la Ley según sus contextos locales. El problema con ello es que no todos los estados han tenido la actitud de Gujarat mencionada anteriormente, y por ello la flexibilidad no ha sido la misma para las distintas escuelas del país y en muchos estados ha prevalecido el enfoque punitivo más que cooperativo con el sector privado que trabaja con poblaciones desfavorecidas. Por el otro lado, se han aprobado presupuestos especiales para promover intervenciones diferenciadas dirigidas a grupos desfavorecidos: programas para apoyar la infraestructura, becas, capacitaciones especiales, programas puente, etc. El problema con éstos es que suelen tener un enfoque transitorio que en última instancia busca incorporar a estas poblaciones al sistema público sin realmente resolver las causas multifactoriales (malnutrición, pobreza, barreras culturales, etc) que alejaron a estas familias de la escuela en primer lugar. Además, se han creado varias instituciones tanto públicas como privadas para monitorear la implementación de la Ley y se han formado comisiones a nivel tanto local como nacional para recibir y lidiar con quejas ciudadanas.

A la Comisión Nacional para la Protección de los Derechos del Niño se le otorgaron incluso poderes judiciales especiales para resolver controversias. Ahí uno de los retos han sido las muchas lagunas legales que han permitido a varios grupos pelear su exención de responsabilidades por motivos muchas veces contrarios al espíritu de la Ley. Hace unos años, por ejemplo, las llamadas “escuelas de minorías que no reciben apoyo estatal” ganaron un amparo que les exime de reservar la cuarta parte de sus asientos para niños desfavorecidos e impide se les revoque el reconocimiento oficial. Como el concepto de “minoría” no está bien definido en la legislación, muchas escuelas han tratado de ser reconocidas con este estatus para hacerse beneficiarias de estas estipulaciones especiales. Lamentablemente, algunas de estas escuelas lo buscan porque a las familias con las que trabajan no les da la gana convivir con grupos de estratos más bajos a causa de prejuicios meramente culturales. Pero también están aquellas escuelas que argumentan que lo que el Estado les reembolsa por reemplazar al 25% de sus alumnos por niños desfavorecidos no les alcanza para mantener la calidad de sus servicios. Hay incluso quejas de que el término “escuela de minorías” incluye a minorías con gran capacidad económica para quienes no se justifican las deferencias.

En conclusión, hay mucho trabajo por hacer para refinar los mecanismos de contextualización de una Ley ambiciosa pero, en su esencia, deseable. Propuestas hay muchas desde todos los sectores del sistema: Las autoridades educativas debieron efectuar extensos y variados programas piloto antes de implementar la Ley a nivel nacional. Todavía se pueden hacer para su perfeccionamiento. También hay voces que piden a las autoridades y escuelas mismas que efectúen estudios serios y otras medidas preparatorias antes de tomar decisiones, que en casos como el de las fusiones habrían evitado, al menos en parte, el lamentable abandono escolar de tantos niños. Otros abogan por fortalecer las alianzas público-privadas y promover enfoques de apoyo (en lugar de coercitivos) como lo ha hecho Gujarat, de manera que el sistema educativo en su conjunto mejore su capacidad para atender a la diversidad de poblaciones que le componen.

A todo esto hay que añadir tres cuestiones fundamentales que se tendrían que tomar en cuenta, a mi parecer, para reforzar los mecanismos existentes y crear nuevos para contrarrestar los efectos dañinos de la estandarización, en aras de controlar los intereses de grupo y asegurar la equidad de oportunidades en el acceso a una educación de calidad. Primero, reconocer el problema: algunas políticas estandarizadas buscan dar rigidez al sistema en su capacidad de promover temas que se consideran prioritarios, como asegurar educación de calidad para todos. Pero, si su diseño no reconoce la diversidad de factores que definen el mismo significado de “calidad” en la educación y si carecen de instrumentos apropiados que garanticen la flexibilidad necesaria para su contextualización a las distintas realidades del país, de sus escuelas y agentes, dichas políticas causan inequidad. Segundo, las escuelas operan en contextos de desarrollo complejos, que si no se atienden poco pueden hacer para efectuar cambios sustanciales. Esto exige que el Estado refuerce el trabajo intersecretarial e intersectorial coordinado, pues sólo así podrá cumplir con su responsabilidad de garantizar educación de calidad para cada uno de sus niños.

Tercero, la negociación equitativa entre los distintos agentes que intervienen en la realidad educativa y el 5 reconocimiento de su responsabilidad compartida en el proceso son cruciales no sólo por cuestiones de justicia sino porque la atención integral de las problemáticas educativas exige evitar respuestas reduccionistas que, como dice Amartya Sen “no resuelven el problema, y sólo lo evaden”. Lo anterior es relevante para los procesos de reforma que están en curso en todos los países y para aquellos que se avecinan con el impulso de la agenda global para el desarrollo sustentable 2030. Es relevante por ello para México, pues la implementación de la recién aprobada reforma educativa va a requerir de serios esfuerzos de adaptación para efectivamente asegurar el acceso a la educación de calidad a todos los niños mexicanos.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-ley-para-la-educacion-en-india-estandarizacion-y-contextualizacion-tienen-que-ir-de-la-mano/

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Uruguay: Acuerdan $ 50 millones más para la educación

Uruguay/19 junio 2017/Fuente: El País

La nueva partida será destinada para reducir inequidades.

El presidente del Codicen, Wilson Netto, planteó ayer la necesidad de fortalecer los equipos de dirección de los centros educativos. Para ello dijo que solicitaba $ 50 millones. Las autoridades del Ministerio de Economía estuvieron de acuerdo. Pero luego de tres horas de negociación colectiva, y dos cuartos intermedios, los presentes en la reunión tripartita acordaron, por pedido de los sindicatos de docentes, que esa partida se destine para subsanar inequidades.

Fue la reunión más larga de todas las que se desarrollaron ayer en la sede del Ministerio de Trabajo. Aun así, el tiempo no fue suficiente y habrá un nuevo encuentro el próximo martes a las 10 de la mañana, el mismo día en que el Poder Ejecutivo pretende entregar el proyecto de Rendición de Cuentas al Parlamento —según dijeron sus representantes en la mesa.

Estuvieron presentes seis delegados de los sindicatos docentes, dos jerarcas del MEF, un asesor de la OPP, dos autoridades de la cartera de Trabajo, el presidente del Codicen y sus asesores. Entre todos combinaron que el aumento salarial (tal cual fue fijado en el artículo 4 del convenio de 2015) se contemple en su totalidad y que las partidas por remuneraciones se ajusten en base a la inflación.

El Poder Ejecutivo, según un resumen al que accedió El País, estudiará la extensión de los abonos docentes; darles internet gratuito a los maestros y profesores para que puedan trabajar en su casa; y que haya alguna atención especial para los funcionarios víctimas de violencia doméstica.

La última de estas propuestas surgió luego de que el MEF no aprobara la extensión del régimen de licencia por lactancia, que tienen las maestras, a otros funcionarios de la educación.

Con estos temas a estudio, es de esperar que el martes se confirme algún otro incremento presupuestal para el rubro.

El Ejecutivo había propuesto un aumento de US$ 62 millones de dólares para ANEP y Udelar, lo que hace que, junto a la devolución del dinero que se le había quitado a la educación en la Rendición de Cuentas pasada, la inversión en enseñanza representará el 5% del PIB.

Los sindicatos de docentes, al igual que la propuesta programática del Frente Amplio, apuntan a alcanzar los seis puntos del PIB para la educación al término del quinquenio. Como el presupuesto del año electoral repite al año siguiente, el punto que aún resta aumentar deberá concretarse en 2019. A la fecha esa cifra significa más de US$ 500 millones —y el PIB sigue en aumento.

La dificultad de aumentar un punto en un solo año queda clara si se tiene en cuenta una perspectiva histórica. En los últimos once años la financiación a la educación pública ha crecido 1,37 puntos porcentuales, y eso que se trató de una de las mejores evoluciones de la historia para el sector.

Aun considerando la renuncia fiscal —aquello que el Estado deja de recaudar por concepto de exoneración de impuestos— como una inversión en educación, la aguja apenas se mueve. En los once años analizados, pasó del 0,41% al 0,45%.

Dado que el gobierno aún no tiene asegurada la mayoría parlamentaria para la Rendición de Cuentas, pretende que el martes quede firmado un preacuerdo con los docentes.

Fuente: http://www.elpais.com.uy/informacion/acuerdan-millones-mas-presupuesto-educacion.html

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Universidad Georgetown de Estados Unidos señala que Educación superior nacional de Paraguay padece “obsolescencia y es disfuncional”

Paraguay/19 junio 2017/Fuente: Ultima Hora

Que el sistema educativo de nivel superior en Paraguay está obsoleto y es disfuncional a las reales necesidades del país, es casi lo primero que se lee en la introducción del documento que la Universidad Georgetown, de Estados Unidos, presentó al Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) en el marco de un acuerdo de cooperación interinstitucional.

Ese convenio, suscrito en julio de 2016, se concretó con el objetivo de establecer las bases para el diseño y desarrollo de propuestas de programas y proyectos orientados a fortalecer la educación superior paraguaya. Es así que el mencionado informe contiene, a su vez, un plan de trabajo donde se bajan los lineamientos para transformar el sistema y asegurar la calidad de la formación, la investigación, servicios y gestión de las universidades e institutos superiores del país.

Especialistas de esa prestigiosa universidad –con asiento en Washington– desentrañaron el drama general del sistema educativo mediante entrevistas con rectores de universidades y directores de institutos superiores, públicos y privados; autoridades del Consejo Nacional de Educación Superior (Cones), de la Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior (Aneaes), del Viceministerio de Educación Superior del MEC, el Ministerio de Salud Pública (MSP), la Itaipú Binacional, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), entre otros.

“El sistema que sustenta la educación superior en su conjunto adolece de obsolescencia y es disfuncional, lo que le impide satisfacer las necesidades de la sociedad paraguaya; y lo que es más grave, las crónicas falencias están conduciendo a la eclosión del sistema en el mediano plazo”, señala el capítulo sobre la comprensión preliminar de los problemas y es donde desentrañan los puntos claves del declive de la educación superior local (ver infografía).

A eso suman que los diversos actores educativos “coinciden y reconocen los desafíos y las necesidades de cambios y mejoras del sistema”. Pero “no afloró una percepción compartida sobre las causas de origen que impactan en la educación ni un acuerdo sobre las posibles soluciones”.

Desfasaje. Resalta el documento la imperiosa necesidad de una coordinación transversal entre el MEC, mediante su viceministerio, con el Cones y la Aneaes, debido a que existe inconexión entre estas entidades reguladoras.

Refuerzan, en ese marco, el hecho de que el Ministerio de Salud Pública tenga “mayor injerencia” en los procesos de control de calidad de las carreras del área de la salud.

“La situación de las carreras de salud es apremiante dada la sobreabundancia de programas afines y la mala calidad educativa de muchas de ellas, lo que acarrea un alto riesgo para la salud de la población y la integridad de las personas, lo que requiere una mejor coordinación del Viceministerio de Educación Superior, el Cones y la Aneaes con el Ministerio de Salud Pública”, indica otra parte del informe.

El plan de trabajo del Programa de Asistencia Técnica para la Actualización y Proyección de la Educación Superior del Paraguay, impulsado por la Georgetown y el MEC, busca crear un modelo de recolección de datos para comprender la calidad de las instituciones superiores. En suma, se unificarán y filtrarán los datos catastrales, que el Cones –a la fecha– recopila y coteja en una sola plataforma virtual.

Fuente noticia: http://www.ultimahora.com/georgetown-educacion-superior-nacional-padece-obsolescencia-y-es-disfuncional-n1091816.html

Fuente imagen: http://3.bp.blogspot.com/-yxQwa5SOWNE/Vf115L-cAtI/AAAAAAAAAGg/HKgOoEtof-c/s1600/dt.common.streams.StreamServer.jp

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Hay vida e innovación más allá del neoliberalismo

Por: Jaume Carbonell

Hay textos, como los que se comentan, que hacen un discurso radicalmente antipedagógico y conservador de la escuela, identificando de manera simplista toda innovación educativa con el pensamiento neoliberal.

No hay duda que el neoliberalismo penetra con fuerza en la educación. Los postulados de Hayek y Friedman -por citar a dos de sus principales teóricos- encontraron un sólido acomodo en las políticas de R.Reagan y M.Thatcher en la década de los 80. A partir de ahí fue extendiéndose como una mancha de aceite tanto en Europa como en Latinoamérica, fusionándose con el pensamiento conservador y penetrando en los programas y gobiernos socialdemócratas, bajo el amparo de la globalización y diversas instituciones internacionales. La premisa nuclear se repite en todas partes: menos Estado y más mercado, lo que supone desactivar las políticas e inversiones públicas en beneficio de la desregulación y de los diversos procesos directos y encubiertos de privatización. Así, el derecho a una educación de calidad para toda la población se convierte en un bien de consumo de acceso diferenciado en función de la clase social. De ese modo el sistema educativo, investida de una renovada conceptualización y fraseología tan atractiva como engañosa, se supedita unidimensionalmente a los intereses del mercado -para ser más precisos, a las necesidades de un sistema del nuevo capitalismo rentista cada vez más injusto y voraz- en prejuicio de la necesaria transformación social y del desarrollo integral de los seres humanos.

Los libros de P.Carrera y E.Luque “Nos quieren más tontos” (La escuela según la economía neoliberal, Madrid, El Viejo Topo, 2016); y de C.Fernández Liria, O.García Fernández y E.Galindo “Escuela o barbarie” (entre el neoliberalismo salvaje y el delirio de la izquierda (Madrid, Akal, 2017), explican con toda suerte de argumentos cómo opera el discurso neoliberal en el sistema educativo, con algunos elementos novedosos e incisivos y novedosos –sobre todo los relativos al lugar de los organismos internacionales y a la situación de la universidad- y otros ya muy manudos y mejor contados. Pero el motivo de elegir estas dos obras no es para comentar, matizar o dialogar en torno a las esencias del neoliberalismo, sino para poner de relieve su rechazo radical y delirante (eso sí lo es y no lo que le atribuyen a la izquierda como señala el subtítulo del segundo)  a la pedagogía, y su discurso profundamente conservador en torno a la escuela: algo que reconoce sin tapujos el segundo: la escuela pública debe cambiar lo menos posible. “No cabe otra opción que la de estar contra el futuro, contra los retos, contra los desafíos”.

La tesis de estos autores es tan simplista como contundente: toda la innovación educativa está inspirada y controlada por el neoliberalismo. Y sostiene que el progresismo pedagógico y la izquierda le siguen el juego (también las trayectorias de los autores parten de posiciones políticas, que no educativas y pedagógicas, de izquierda.  Los palos se los reparten, entre otros, A.Garzón y E.Díez, de Izquierda Unida,  por su texto “La educación que necesitamos” y el Foro de Sevilla -un amplia plataforma de actores sociales y educativos comprometidos con la defensa de la escuela pública-  por su “Documento de Bases para una nueva Ley de Educación”, porque estiman que, con sus apuestas metodológicas y democráticas, flirtean y caen en los tentáculos del Dios Mercado que todo lo engulle.

¿Cuáles son los demonios más temidos a combatir de esta innovación educativa? He aquí algunos de ellos tal como son formulados  y que, con mayor o menor énfasis, están presentes en los dos libros. 1. El olvido de los contendidos y la degradación del conocimiento y la cultura que han dejado de considerarse útiles para pasar a ser “rarezas” minoritarias: “el saber y el conocimiento se han convertido en algo obsoleto”.  Es lo que definen como la escuela de la ignorancia que no hace otra cosa que descender de manera imparable el nivel educativo. Recomiendo acudir al libro de C.Baudelot y R.Establet “El nivel educativo sube”  (Madrid, Morata, 1998), y a un montón de investigaciones y evidencias actuales para refutar esta afirmación tan falsa como extendida. 2. La insistencia en negar la importancia que se le concede al método, como si éste no tuviera nada que ver con lo que se enseña y aprende para afianzar mejor la adquisición del conocimiento. Ambas obras són pródigas en disociaciones nada dialécticas. Y aquí la palma se lo lleva el Aprendizaje Basado en Proyectos. “Nuestra tesis es que el ABP no es un método más sino “el método” de la escuela neoliberal….. Es el aprendizaje-servicio, o la reconversión de la escuela en el supermercado de las empresas”. Y la colaboración y cooperación que ello conlleva no es más que un subterfugio (mecanismo)  para el adiestramiento  de destrezas y habilidades para llegar a ser más productivos en el mercado de trabajo en clave competitiva El segundo libro le dedica un capítulo entero). 3. El aprendizaje a lo largo de la vida. Es cierto que muchos organismos internacionales y empresas lo pregonan a bombo y platillo para ir recalificando la mano de obra ¡Y no es conveniente que así sea aunque bajo nuevos supuestos formativos! Además,  esta formación permanente o aprendizaje ininterrumpido es también un derecho histórico por el que han luchado ininterrumpidamente las clases populares y una necesidad actual para el empoderamiento cultural y político de la ciudadanía. El reto es su grado de equidad para que llegue a toda la población. 4. La supeditación exclusiva al mercado. Es obvio que la educación adquiere una dimensión cultural, social y humanamente más amplia, pero aquí la pregunta pertinente es: ¿No hay que formar también para el trabajo, para empoderar a los futuros trabajadores en otras lógicas productivas ligadas a la economía social colaborativa y al desarrollo sostenible? El 15-M, precisamente, afianzó y propagó estas nuevas formas de trabajo más cooperativas y horizontales. ¿Y acaso no es lo que han planteado históricamente los socialistas utópicos, los anarquistas y los marxistas, ciertamente con fracasos llamativos pero también con algunas experiencias solidariamente exitosas y transformadoras, lamentablemente demasiado efímeras por circunstancias que ahora no vienen al caso?  5. La participación democrática de la comunidad.  Se parte de una visión muy estatalista y centralizada, ignorando el peso determinante de los municipios y otros procesos comunitarios, de mayor proximidad, en la transformación social y política. Por eso se considera que los procesos de amplia participación democrática, con el concurso de diversos actores sociales, constituyen vías abiertas al modelo de gestión empresarial. Y 6. El desprecio absoluto hacia la pedagogía y, sobre todo, hacia  los pedagogos, considerados los causantes de todos los males y desgracias educativas, como si todos ellos fueran clónicos, cortados por el mismo patrón. Porque, más allá del debate que se plantea acerca de su carácter científico, algún aporte teórico habrá que reconocerlos cuando hay sectores del profesorado que dicen alimentarse del saber de algunos pedagogos -aunque sean pocos- y reclaman una mayor relación teoría-práctica, a pesar de las Facultades de Educación que, en efecto, requieren una reconversión radical (aunque algunos de estos autores preferirían su extinción sin más).

Es evidente, tal como se critica desde los propios sectores innovadores que apuestan tanto por la renovación de métodos y contenidos como por una escuela pública más democrática y equitativa, que bajo el paraguas de la innovación se cobijan discursos y prácticas muy heterogéneas, algunas muy elitistas, de una gran banalidad o movidas por un activismo sin ton ni son. También lo es que el capitalismo, en sus distintas fases y versiones, siempre ha mostrado una gran capacidad a la hora de apropiarse, tergiversar  y vaciar de contendido muchas conceptualizaciones y avances educativos y pedagógicos, algunos de carácter inequívocamente revolucionarios. Pero los autores de estas obras eluden, consciente o inconscientemente, los grandes relatos pedagógicos que han cuestionando  el sentido,  la función y la gramática de la escuela, y el qué y el cómo de lo que en  ella se enseña, introduciendo un conocimiento más sólido, democrático, actualizado y emancipador. Relatos que no están pensando en el mercado sino en la vida, no en una masa de productores anónimos sino en la formación de sujetos libres y críticos. Pongamos que hablamos de los Freinet, Dewey -de quien se hace una lectura muy restrictiva-, Freire y Milani. De sus múltiples seguidores anónimos y de otros muchos maestros que, por caminos diversos, no solo resisten, descodifican, desmontan y neutralizan los embates del neoliberalismo, sino que construyen con muchísimo esfuerzo -sí, porque las pedagogías innovadoras lo requieren más que las tradicionales y conservadoras- una escuela pública, más pegada a la realidad y donde todo el alumnado sin exclusión aprenda más y mejor. En cierto modo, se conecta con la mejor tradición de la II República, algo que también se reivindica en el segundo libre, aunque se ignora que la firme apuesta por la educación pública, -como así lo atestiguan numerosos textos, experiencias y testimonios- fue siempre de la mano de la renovación pedagógica y de la formación del profesorado. Por ello se habla de la edad de oro de la pedagogía.

Hasta aquí algunas pinceladas, conscientes que por razones de espacio no abordamos otras cuestiones: algunas muy bien tratadas y otras igualmente simplistas. No obstante, sería conveniente que alguien que dispusiera de tiempo y humor -no es mi caso- pudiera responder con otro libro a la cantidad de simplificaciones, inexactitudes y delirios, con argumentos y evidencias contrastadas, más allá de las experiencias y anécdotas personales. Lo tendría fácil para rebatir el conjunto de argumentos tan endebles de esta otra izquierda que en el terreno educativo y pedagógico propone un discurso muy trasnochado y conservador.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2017/06/14/hay-vida-e-innovacion-mas-alla-del-neoliberalismo/

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Brasil: La guerra se cuela en las escuelas de Río de Janeiro

Brasil/19 junio 2017/Fuente: El País

Decenas de miles de niños estudian cercados por tiroteos.

Este año solo hubo siete días de paz en los que ningún colegio tuvo que cerrar.

Desde su pupitre, Renan, de 13 años, no consigue enumerar más de tres países sin trabarse –“Brasil, eh… Argentina, México, ehhh….”–, pero recita de carrerilla nueve tipos de armas: “Snipe, Ak-47, 7.65, AR-15, Bazuca, calibre .50, calibre 12, Glock, ametralladora giratoria…” En la clase de al lado, Guilherme, de 14 años, es capaz además de imitar el sonido de los tiros: la ráfaga interrumpida del AK-47, el eco seco de la pistola, el estruendo de un lanzagranadas. “Es lo que oímos todos los días”, se justifican. Los dos, chicos negros y pobres, son alumnos de una escuela municipal de Río de Janeiro enclavada en un complejo de favelas dividido por un río fétido, una línea de tren y la guerra entre tres facciones de narcotraficantes, a 36 kilómetros del Cristo Redentor.

Decenas de miles de niños en Río estudian en colegios en áreas de conflicto, dominadas por los narcos y sometidas a las frecuentes incursiones de la policía. Son barrios en guerra. Hay tiroteos casi diarios, muertos, balas perdidas y los chavales crecen aprendiendo protocolos para sobrevivir, en casa, pero también en clase. La crisis económica que atraviesa Río ha recrudecido casi todos los índices de violencia, la policía sufre con falta de recursos y el narcotráfico ha intensificado sus actividades criminales y sus disputas. El cole ya no es un lugar seguro. En los primeros 82 días lectivos de 2017, solo hubo siete días de paz en los que ninguna de las más de 1.500 escuelas municipales tuvo que cerrar sus puertas, fueron casi 120.000 niños sin cole.

Cuando el fuego cruzado sorprende a los pequeños en clase los profesores ya saben qué hacer. Todos corren hacia los pasillos y se tumban en el suelo esperando que vuelva el silencio. Fue lo que ocurrió el pasado 31 de marzo en la escuela de Renan y Guilherme cuando la policía irrumpió en la calle del colegio en pleno horario escolar. Dos traficantes fueron abatidos y después ejecutados frente al muro de la escuela y Maria Eduarda, de 13 años, que estaba en clase de educación física en el patio, no tuvo tiempo de esconderse. Varios tiros de fusil la alcanzaron mientras bebía agua y, por lo menos, uno de ellos partió del arma de un policía. “Murió delante de todos. Acababa de decirnos cuánto nos amaba. Es inhumano”, solloza Fabio, de 15 años, amigo de Maria Eduarda.

El muro del colegio, con más de 20 perforaciones de fusil, era la imagen de la barbarie. Tras casi un mes sin clase, dedicado a la atención psicológica de alumnos y profesores, la escuela volvió a su rutina y, además de recuperar el contenido atrasado, intenta borrar las marcas de la tragedia. El muro ya no es blanco y las marcas de la pericia policial que rodeó con rotulador cada impacto de tiro se han sustituido por un mural de un cielo azul en el que vuelan pájaros y peces de colores, crecen plantas y un electrocardiograma con 23 corazones intercalados recorre la pared. Uno por cada bala. Al doblar la esquina, sin embargo, sigue ahí un punto de venta de drogas protegido por adolescentes con fusiles al hombro y si se pregunta en una de las salas de aula cuántos ya han perdido un familiar por culpa de la violencia, 17 de 22 alumnos levantarán la mano.

Durante los tiroteos, los niños se agachan en el lugar más seguro, los pasillos del cole
Durante los tiroteos, los niños se agachan en el lugar más seguro, los pasillos del cole

La subdirectora de un colegio con las paredes, pizarras y puertas llenas de balazos, guarda en una bolsa de supermercado todos los casquillos encontrados en la escuela en el último año. “Gasto más en sustituir los cristales de las ventanas que en material didáctico”, lamenta y pide que ni ella ni la escuela sean identificadas por miedo a represalias. El colegio, con cerca de 500 niños de cinco a 14 años, es uno de las que se encuentran en la llamada Franja de Gaza, una calle estrecha que divide los dominios de dos facciones criminales en el complejo de favelas de Maré, ocupado temporalmente por las Fuerzas Armadas en las vísperas del Mundial de 2014. Ese territorio se disputa a tiros y los colegios, que sirven de trinchera, se desangran. “Perdemos alumnos que se pasan al narcotráfico, a otros los matan, otros se mudan con sus familias a un lugar más tranquilo y otros tienen que abandonar porque viven dos calles más allá y la facción rival no les permite atravesar”, lamenta la subdirectora.

Los tiroteos han obligado a cerrar las puertas de esta escuela 12 días en lo cinco meses que han pasado desde el comienzo del año escolar. Gabriel tiene cinco años y cuenta para el resto de la clase que cada vez que escucha un disparo se queda sin aire. “Mi madre me pone a jugar a la consola a todo volumen, así se me pasa, pero mi sueño es tener una casa lejos de aquí”, explica. Luisa, de seis años, no sabe contar hasta el número de veces que ella y toda su familia han tenido que esconderse en el baño de casa para refugiarse de las balas perdidas y Marcos recuerda que un proyectil atravesó la pared y mató a su tío de un disparo mientras dormía. Los pequeños, con nombres también ficticios, dicen que pasan las madrugadas en vela bajo la lluvia de balas. Llegan al colegio sin dormir.

Los directores de los colegios guardan los casquillos y proyectiles encontrados en sus pasillos.
Los directores de los colegios guardan los casquillos y proyectiles encontrados en sus pasillos. M.M.

“La violencia tiene un impacto terrible en su educación y acaba creando una competencia desleal con otros alumnos. Son muchos días sin clase por año, sin contar los días que se pierden cuando el tiroteo nos sorprende dentro de la escuela”, afirma la responsable. El colegio, así como el de los niños especialistas en armas, no alcanza el aprobado en el Índice de Desarrollo de la Educación Básica que mide el desempeño de las escuelas públicas en Brasil. “Ese índice no tiene en cuenta el contexto de escuelas en conflicto. Nosotros no conseguimos cumplir los contenidos, no conseguimos alfabetizar en condiciones, el aprendizaje necesita una frecuencia”, suspira la subdirectora.

A pocas calles de distancia, la favela mantiene su frenética actividad de barrio, vecinos yendo al trabajo, vendedores ambulantes anunciando su mercancía, el repartidor de gas entregando las bombonas y, en las esquinas, los jóvenes soldados del tráfico de drogas armados hasta los dientes. Es justo lo que representó un grupo de niños de 10 años de otra escuela del barrio cuando la profesora les entregó unos cuantos rollos de papel higiénico, cartones de leche y tapones de botellas para hacer una maqueta de dónde vivían. “Los niños construyeron un punto de venta de droga!”, exclama la directora de ese centro, que también pide anonimato. “Representaron hasta la cocaína dentro de bolsitas con los restos de una goma de borrar! Nos hemos habituado a esto, pero tenemos que dejar de pensar que es normal”.

Fuente: http://internacional.elpais.com/internacional/2017/06/16/america/1497616238_902747.html

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