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Venezuela: Director de la Escuela de Educación de la UCAB “Es el peor inicio de año escolar del que tengamos referencia”

Texto: Grace Lafontant León/ Fotos: Manuel Sardá en El Ucabista

Carlos Calatrava advirtió que 4 millones de niños y jóvenes están fuera del sistema escolar. Además, prevé que siga empeorando el nivel de aprendizaje de los que asisten a clases. Para las presidenciales de 2024 anunció que la universidad presentará una propuesta de política pública con el fin de recuperar el sistema educativo.

Este lunes 2 de octubre comenzó el año escolar 2023-2024 en Venezuela. Según cifras oficiales, más de ocho millones de niños y adolescentes acudirán a clases en colegios y liceos públicos y privados. El inicio de actividades académicas ocurrirá en medio de protestas de maestros y trabajadores del sector educativo por reivindicaciones salariales, denuncias de problemas de infraestructura en buena parte de los planteles y una reforma curricular que incluye el anuncio de un plan, por parte del Ministerio de Educación, que aumenta de 200 a más de 2.000 las escuelas técnicas del país.

Carlos Calatrava, director de la Escuela de Educación de la UCAB, señaló que el nuevo período promete ser uno de los más difíciles de la historia reciente. «La educación está en emergencia. Nos estamos enfrentando al inicio de año escolar en peores condiciones de las que tenemos referencia», alertó.

Calatrava considera que la crisis educativa venezolana es endémica y se remonta a la década de 1980, cuando comenzaron a registrarse más jubilaciones que nuevos ingresos de docentes, una proporción que sigue en aumento. Señaló que tiene 26 años de experiencia y que durante ese tiempo no ha encontrado el primer año escolar que se haya comenzado en paz. «Si no es por crítica a diseños curriculares, lo es por problemas salariales (que es algo endémico), por atribuciones del Ministerio de Educación que no le corresponden y otras», dijo.

Y si bien se pudiera afirmar que cada año es complejo, denunció que esta vez las condiciones de agravamiento generales del sistema, de la escuela y la dimensión profesional de los educadores son las «peores» que se pueden registrar.

«En este inicio, estos tres factores están en una alineación casi perfecta para decirle a la sociedad venezolana: ‘no vengas, no me los traigas, aquí no hay nada qué hacer, no hay esperanza, futuro’»apuntó.

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14% de los niños y jóvenes fuera de la escuela

Descartando los 7 millones de venezolanos que migraron, 28 millones de personas habitan el territorio nacional. De esa cantidad, 11 millones tienen entre 0 y 18 años de edad, por lo que califican para asistir obligatoriamente a escuelas y liceos. Partiendo de estas cifras, Calatrava señaló que 3 millones de niños y adolescentes se encuentran excluidos del sistema educativo, y un millón adicional corresponde a los desertores.

«Esos son números calculados por la Escuela porque no tenemos acceso a fuentes oficiales (excepto el censo). Es una estimación que sacamos en función de la base poblacional del país, descontamos la migración, organizamos los grupos de edad y de ahí tomamos la población que debe asistir obligatoriamente al colegioEstos totalizan cerca de 7 millones que sí están acudiendo», dijo.

Apuntó que los datos que manejan en la Escuela indican que cerca de 14% de los jóvenes en edad escolar no asisten a ningún plantel. «No saben qué es un salón de clase, una maestra, no saben qué es hacer una tarea. Entonces, de entrada, hay una carencia importante. Y ese déficit lo reconoció el Ministerio de Educación en la Consulta Nacional por la Calidad Educativa (2014): cerca de 2,6 millones hace 9 años. Pero como no tenemos información oficial, la ONG Con la Escuela, Fe y Alegría y AVEC han contabilizado un millón de desertores. Es decir, son 4 millones en total que no están yendo a clases», puntualizó.

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Un nuevo experimento curricular

Por otra parte, Calatrava señaló que este nuevo año está marcado por la implementación -en cerca de 2.000 colegios a escala nacional- de un nueva transformación curricular de 40 horas de clase a la semana. Explicó que esta contempla que de primero a quinto año de bachillerato se estudie Física, Química, Matemática, Biología, Castellano y Literatura y Orientación vocacional. Pero además una materia que unifica Geografía, Historia y Ciudadanía. También establece que de primero a tercer año se estudia Vinculación Socio-laboral. Así, en primer año se aprende acerca de Microsoft Office; en segundo, acerca de redes sociales. Y en tercero sobre robótica. Finalmente se agrega un sexto año corresponde a prácticas profesionales.

Calatrava explicó que desde comienzos de este año el ministerio estudia la posibilidad de que las instituciones escolares sustituyan el bachillerato integral por uno de ciencia y tecnología. Este, además, con la posibilidad de que se escojan menciones específicas (el Ministerio de Educación plantea más de 30 planes de estudio de educación media técnica con 2 o 3 materias específicas a la mención). «La propuesta te hace entender que todas las escuelas tendrán al bachiller en ciencia y tecnología, pero están obligados a tener al menos una mención técnica», dijo.

Recientemente la vicepresidenta ejecutiva, Delcy Rodríguez, anunció el lanzamiento del Plan de Expansión de las Escuelas Técnicas y Profesionales, que llevaría de 292 a 2.020 los planteles de este tipo. Hasta ahora se desconocen las características del programa y su contenido curricular.

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«En Venezuela no hay calidad educativa»

No existen datos oficiales, tampoco una instancia del Ministerio de Educación que haga la medición de la calidad educativa, es decir, que constate el nivel de aprendizaje de los alumnos en colegios y liceos en todo el país.

Por eso, dijo Calatrava, desde 2019 la Escuela de Educación de la UCAB emprendió el Sistema de Evaluación de Conocimientos en Línea (Secel), estudio que a través de pruebas tomadas por los propios alumnos a través de internet ha permitido hacer un diagnóstico acerca del nivel de competencias reales de los estudiantes de educación media del país en materias fundamentales del currículo (habilidad verbal y matemáticas, entre otras), independientemente de la nota que hayan obtenido o de si fueron aprobados por sus docentes. La más reciente evaluación, correspondiente al año escolar 2021-2022, se basó en 16.000 pruebas en 17 estados. Los resultados son dramáticos.

«El Secel de 2021 nos estaba dando 9,44 sobre 20 como nota promedio de los alumnos venezolanos. El de 2022 dio 8,21 en matemáticas y 8,42 en verbal. Y ya el profesor José Javier Salas -quien lleva adelante esta investigación- dijo que para la muestra de junio de este año el promedio se ubica en 7».

El educador sostiene que tales resultados eran de esperarse en el contexto nacional.«Lo único estándar que se reconoce en el planeta sobre calidad de la educación son las notas, las calificaciones. El rendimiento sintetiza que se dieron todas las clases, asistieron todos los profesores, que la familia te apoyó y que los muchachos hicieron todas las tareas. Con eso tenemos el consenso mundial para compararnos. Esto quiere decir que en Venezuela no hay calidad educativa porque ni siquiera llegamos a 10 puntos. Nuestra medición dice que es inexistente»apuntó.

Aunque las causas de esta situación no están determinadas por el Secel, para Calatrava las razones son claras. «Todo rendimiento estudiantil es una síntesis de cumplimiento de actividades escolares, acompañamiento de la familia y calidad, elaboración y ejecución de las actividades. Pero ¿qué pasa? En el país no se están cumpliendo todos los días de clase; si vamos a la escuela no se ven todas las clases porque no tenemos todos los profesores,  y lo que nos piden hacer no los reta. Se sigue haciendo lo mismo de siempre»comentó.

El drama salarial de los docentes

Calatrava denunció que la situación salarial de los profesores es caótica. En Suramérica, explicó, el salario base de los docentes se ubica desde los 3.000 dólares en Chile hasta los 130 bolívares en Venezuela (menos de 4 dólares al mes). Y, tomando en cuenta los ingresos por país,  expuso que el salario que un docente en Venezuela debería estar cerca de 950 dólares mensuales. 

Recordó que quien tiene la potestad para hacer un cambio es el Ministerio de Educación con las contrataciones colectivas que mantiene con federaciones y sindicatos. Dijo que 80% de las escuelas son del Estado (bien sean nacionales, municipales, estadales o distritales) y, consecuentemente, 80% de los docentes dependen del salario base de 130 bolívares.

«Por mucho que des tu vida por educar, que esta sea tu vocación, tu lugar en el mundo es estar en una escuela enseñando, dónde está ese pedacito que menciona la Constitución acerca de que la sociedad reconocerá lo necesario de su vocación para el desarrollo social», dijo.

Calatrava hizo un llamado a la sociedad civil y el empresariado para que apoyen a los docentes de escuelas públicas con gestos de solidaridad; propuso a los supermercados que creen una caja para maestros, y que las clínicas y las aseguradoras también ofrezcan precios solidarios a los maestros.

«Las grandes consecuencias de jubilación por incapacidad de los maestros son problemas en la columna, problemas de cuerdas vocales o problemas mentales. ¿Dónde están las medidas remediativas solidarias sostenidas por la empresa privada? ¿Dónde está tu presupuesto por medio de responsabilidad social como centro de salud para atender foniatría, traumatología y salud mental del maestro? Y ¿dónde está el sentido de gratitud de padres y familias?», dijo.

Acompañar y transformar: las propuestas de la UCAB

Pero no todo es diagnóstico. Al menos no en la UCAB. El profesor Carlos Calatrava explicó que la escuela que dirige viene emprendiendo acciones no solo para entender la crisis educativa, sino para tratar de paliarla y superarla.

Como ejemplo mencionó el trabajo de acompañamiento de los docentes que se viene realizando para el mejoramiento de sus estrategias de enseñanza y evaluativas, a través de cursos de capacitación y consultorías a instituciones.

«Hemos tenido un impacto suficiente delimitado a la educación privada, pero necesitamos abrir e irradiar nuestra acción a 80% de las escuelas. Independientemente de que buena parte de esta acción la hemos hecho en escuelas privadas o subvencionadas, sabemos que los profesores también trabajan en escuelas nacionales y lo que aprenden con nosotros lo pueden replicar allí también», dijo.

Mencionó asimismo la iniciativa pedagógica EducabTV, proyecto social que nació durante la pandemia para complementar la formación a distancia de los alumnos de bachillerato y que funciona a través del canal de Youtube de la Escuela, Educación UCAB, que cuenta con más de 4.000 suscriptores.

A través de la plataforma, profesores y estudiantes de la Escuela de Educación de la UCAB dictan teleclases a alumnos de bachillerato en asignaturas como habilidad verbal (en alianza con la escuela de Letras), matemáticas, física, química e inglés. Las sesiones  quedan guardadas en el canal y están disponibles de forma gratuita para toda la población. Además, cuentan con un Aula Virtual con recursos y actividades complementarias. «Es un programa de acompañamiento al muchacho de media. Y, al estar en línea, tiene amplitud nacional», añadió Calatrava.

Para los meses que siguen, la Escuela de Educación  también espera seguir adelante con el programa Contigo al Futuro, que tiene que ver con la promoción de los estudios en el área de pedagogía en colegios de Caracas (específicamente para estudiantes de 4to y 5to año). «Queremos que esto sirva para enamorar a la gente y que venga a estudiar Educación en la UCAB. Está elaborado por nosotros y lo llevan adelante profesores y alumnos. Tiene que ser un programa permanente», dijo.

Adelantó que la Escuela tiene pautado dar a conocer los resultados del Secel correspondientes al año escolar 2022-2023 durante la Feria del Libro del Oeste de Caracas en noviembre. Dijo que han tenido acercamientos con representantes del Ministerio de Educación para que conozcan lo que se ha hecho en la UCAB en esta materia, aunque aún no se ha mantenido alguna reunión.

Para las elecciones presidenciales previstas para 2024, Calatrava indicó que la universidad presentará una Propuesta de Educación al País, proyecto con políticas públicas para la recuperación del sistema educativo nacional que, espera, pueda ser de utilidad para los candidatos que participen en la contienda y para los actores de la sociedad civil.

«Queremos decirle a Venezuela cómo y hacia dónde deben dirigirse las políticas educativas. Y que sirva de filtro para frenar demagogia y populismo; además, para que el país tenga un referente concreto, con metas y acciones para reconstruir el sistema educativo. Lo estamos trabajando con nuestros alumnos, queremos que de las clases salgan las acciones. El documento tiene diagnóstico país, sustento conceptual y nos ajustamos a la educación de calidad y venezolanizamos las metas», concluyó.

https://www.elnacional.com/venezuela/director-de-la-escuela-de-educacion-de-la-ucab-es-el-peor-inicio-de-ano-escolar-del-que-tengamos-referencia/

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Informe de Milenio: Los problemas de empleo, educación y salud en Bolivia se han mantenido aún después de la pandemia

La situación social de Bolivia es el nombre de la investigación presentada esta semana.

La caída de los ingresos de las familias, la mayor informalización del empleo, “la debacle” de la calidad educativa y el colapso del sistema de salud se han mantenido, e incluso se extendieron después de controlada la pandemia por covid-19, son algunas revelaciones del estudio denominado La situación social de Bolivia, de la Fundación Milenio.

Las secuelas de la pandemia, según el informe, permanecen y causan un deterioro evidente en las condiciones de vida de la ciudadanía; se identifican como causas: la fragilidad de la economía y una menor capacidad de creación de empleo.

“Bolivia ha dado muestras de debilidades y falencias crónicas en materia de protección social, y tanto más por cuanto el aumento incesante de la informalidad determina que un elevado porcentaje de la población esté indefensa frente a la inseguridad económica, la precariedad de los empleos y los riesgos de salud, de vejez y otros”, afirma el documento.

Por su parte, el director ejecutivo de Milenio, Henry Oporto, sostuvo: “El estudio muestra un panorama social preocupante, que contradice el relato político oficial de muchos logros socioeconómicos. Los datos y evidencias que aporta dejan en claro que la mejora de algunos indicadores, en los años anteriores a la pandemia, no han sido genuinos ni sostenibles porque no se asentaron en el fortalecimiento de las capacidades humanas de las personas; es decir en una mejor educación y formación laboral, mayor protección sanitaria y puestos de trabajo más seguros, formales y mejor remunerados”.

De acuerdo con el informe la caída de los ingresos laborales, durante el primer trimestre de este año, fue de 12%, en promedio, respecto del nivel de ingresos previos a la pandemia. Además, apunta a un incremento de la brecha salarial de género.

El estudio identifica como el impacto de más largo plazo la pérdida de capital humano, derivada de las consecuencias sanitarias, pero también de la precarización del mercado laboral y del rezago y la pérdida de aprendizajes de los estudiantes, que no se han podido recuperar en los últimos dos años.

El estudio, que oficialmente se presentó el jueves en La Paz, fue realizado por los especialistas: José Gabriel Espinoza, Ernesto Yáñez, Guillermo Aponte y Patricia Philco-Lima, bajo la coordinación de Henry Oporto. Su producción contó con el apoyo y la participación de la Red Procosi.

https://eldeber.com.bo/pais/informe-de-milenio-los-problemas-de-empleo-educacion-y-salud-en-bolivia-se-han-mantenido-aun-despues_337566

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La educación alternativa en Bolivia

Por: Noel Aguirre Ledezma

Con seguridad alguien preguntará, ¿a qué nos referimos por Educación Alternativa? En principio, téngase en cuenta que sus orígenes se encuentran en la educación previa a la colonia, en la “educación natural”; también es parte de las luchas sociales por el derecho a la educación, por ejemplo: escuelas indigenales, Escuela Ayllu de Warisata y propuestas planteadas para transformar el mundo escolarizado desde las organizaciones sociales, comunitarias e indígenas.

La Educación Alternativa (EA), además de un enfoque, según la Constitución Política del Estado (CPE) y la Ley de la Educación 070 es un subsistema del Sistema Educativo del Estado Plurinacional que determina: “El Estado y la sociedad tienen tuición plena sobre el sistema educativo, que comprende la educación regular, la alternativa y especial, y la educación superior…” La EA es una estrategia fundamental para hacer efectivos mandatos como: “Toda persona tiene derecho a recibir educación…” (CPE, art. 17), la educación boliviana “es única, diversa y plural…” (Ley 070, art. 3) o “el Estado, a través del sistema educativo, promoverá la creación y organización de programas educativos a distancia y populares no escolarizados, con el objetivo de elevar el nivel cultural y desarrollar la conciencia plurinacional del pueblo.” (CPE, art. 90) En resumen, la EA es parte de la construcción de un Estado que garantiza el derecho a la educación, es la expresión de la pluralidad de la educación y está llamada a hacer efectiva la educación no escolarizada, además de dar respuestas a las expectativas del pueblo.

La estructura organizativa de la EA comprende las áreas de Educación de Personas Jóvenes y Adultas (EPJA) y Educación Permanente (EP). A su vez, la EPJA desarrolla procesos de formación humanística, técnica y humanística-técnica, mientras que la EP trabaja en la formación de líderes comunitarios, educación técnica comunitaria y fortalecimiento de organizaciones populares y sociales. Los niveles de formación de la EPJA abarcan la primaria y junto a ella la alfabetización y posalfabetización, y la educación secundaria; mientras que la educación técnica puede ser a nivel de técnico básico, auxiliar y medio. Cuenta con dos programas, el Centro Plurinacional de Educación Alternativa a Distancia (Cepead) que ofrece formación a bolivianos que viven más allá de nuestras fronteras y el Sistema Plurinacional de Certificación de Competencias (SPCC) que reconoce capacidades aprendidas en la vida diaria, trabajo y acciones comunitarias. La EA está en permanente adecuación de sus propuestas en función de las expectativas de la población.

En estos tiempos, al igual que el conjunto del sistema educativo, la EA está retada a reafirmar su naturaleza y enfoques, así como a repensar sus horizontes sabiendo leer las lecciones y experiencias de su historia. La EA definitivamente tiene que dejar de ser sustitutiva y remedial a los resultados de los otros subsistemas, tiene que afirmarse en el mandato que le señala la Ley 070, artículo 17, al referirse a sus objetivos: “Democratizar el acceso y permanencia a una educación adecuada en lo cultural y relevante en lo social…” Tiene que ser de veras: Alternativa, una opción de calidad, con pertinencia y relevancia propia a su naturaleza. La EA tiene que consolidarse como Educación Popular y Comunitaria, porque es una educación transformadora y liberadora comprometida con los movimientos sociales, populares e indígenas y por sus metodologías participativas y dialógicas. Tiene que ser inclusiva, porque reconoce la diversidad y se adecúa a las expectativas de la población. Tiene que ser una educación a lo largo y ancho de la vida, lo que supone adecuar su propuesta pedagógica, curricular y de gestión a la diversidad de edad y los distintos grupos poblacionales. Con prioridad tiene que ser una educación productiva vinculada al territorio, centros de producción, cultura y formas de organización sociales. Tiene que generalizar el reconocimiento y homologación de saberes y conocimientos desarrollados en la vida diaria. Decididamente tiene apartarse de la educación escolarizada y aproximarse más a la educación no escolarizada, popular, permanente y comunitaria. La EA tiene que construir la educación en, de y para la vida.

https://www.la-razon.com/voces/2023/09/01/la-educacion-alternativa-en-bolivia/

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México: Pobreza, crecimiento y redistribución. El papel de la educación

Por: Félix Vélez
Para complementar el crecimiento y la reducción en la pobreza con políticas redistributivas eficaces es la hora de elevar la calidad de la educación a todos niveles. De lo contrario, los resultados recientemente publicados en reducción de la pobreza, tendrán un alcance relativamente limitado.

Francois Bourgignon i sostiene que no siempre el crecimiento económico beneficia a los pobres. Se pueden constatar casos en que el ingreso de los pobres disminuyó a pesar del crecimiento de la economía. Normalmente, con el crecimiento sí tiene lugar una reducción, la cual puede ser mucho más rápida si se ve acompañada de medidas de redistribución. La pregunta es cómo crecer y cómo redistribuir.

En México la inversión en infraestructura física tuvo un impacto muy positivo sobre el crecimiento de la economía por décadasdurante el tendido de las principales vías ferroviarias en el Porfiriatoii con la construcción de carreteras a partir de los años veinte, la electrificación y el despliegue de telefonía (ahora telecomunicaciones) en el siglo pasado y hasta la fecha. Dicha inversión tuvo un efecto positivo sobre la acumulación de capital privado, al beneficiarse de externalidades positivas. Una empresa se beneficia de estar bien comunicada y conectada.

Actualmente, agregar un carril más a la autopista de la Ciudad de México a Cuernavaca –por poner un ejemplo– tiene algún impacto sobre sus usuarios, pero no es comparable al que se dio cuando se terminó la original el 18 de noviembre de 1952 y más aún cuando se inauguró la libre el 11 de noviembre de 1927. No es comparable el efecto sobre el crecimiento del ingreso de que por fin se comuniquen dos localidades importantes, con el de reducir el tiempo de traslado en horas pico.

Lo anterior no implica que todo México esté comunicado por carretera –para seguir con el ejemplo– pero ciertamente hay avances innegables en la obra caminera. Y así con otros ámbitos de capital físico. Pero el capital también abarca al capital humano, de nuevo existe un largo camino recorrido: en 1920 el alfabetismo era de 30 por ciento, en 1970 de 70 por ciento y en 2020 de 95 por ciento. Incluso con el saldo negativo del COVID –en el largo plazo el avance cuantitativo es claro.

El reto ahora es cualitativo y tiene un importante impacto sobre la igualación de oportunidades y la reducción de la desigualdad. En realidad lo ha sido por bastante tiempo y los resultados de algunas mediciones –como la prueba PISA– no son alentadores. Brindar capital humano a los pobres es brindarles riqueza. Después de todo, la tierra ya se repartió en México.

Por consiguiente, para complementar el crecimiento y la reducción en la pobreza con políticas redistributivas eficaces es la hora de elevar la calidad de la educación a todos niveles. De lo contrario, los resultados recientemente publicados en reducción de la pobreza, tendrán un alcance relativamente limitado. El crecimiento del gasto social dentro del gasto público, en un contexto de envejecimiento de la población, de elevados subsidios a las llamadas empresas productivas del estado (como PEMEX, que de productiva tiene poco) y de crecientes pagos de servicio de la deuda pública se antoja insostenible. Y no es lo mismo redistribuir ingreso que riqueza.

Ayuda desde luego a México la relocalización geográfica global –“nearshoring”– de las cadenas de suministro, el impacto en Norteamérica de la ley de Chips y Ciencia de Biden y la reestructuración global de la industria automotriz. Ese fue el caso cuando entró en vigencia el Tratado de Libre Comercio de América del Norte el primero de enero de 1994, pero no fue suficiente para que México dejara de ser un país de ingreso medio y pasar a ser de ingreso alto, ni lo será en esta ocasión. iii

Pero hay que pasar del qué al cómo, la econometría tiene un límite. Al respecto, los experimentos aleatorios controlados de campo se vuelven fundamentales. Esto es la evaluación de impacto de distintas acciones en materia educativa. Sólo así se puede ver qué funciona y qué no. Banerjee, Duflo y Kremer iv obtuvieron el premio nobel de economía por su contribución a la evaluación de impacto de los programas sociales.

Algunos de sus hallazgos en materia educativa: 1) proveer más libros de texto gratuito no contribuyó mayormente a mejorar el desempeño de los estudiantes, excepto el de los más destacados; 2) brindar rotafolios no tuvo efecto alguno; 3) ofrecer educación remedial para el estudiantado menos aventajado sí tuvo un impacto sustancial positivo; 4) reducir el número de estudiantes por aula no tuvo efecto, porque los de menor desempeño no se beneficiaron de convivir más de cerca con los de mayor rendimiento; 5) dividir a los grupos en grupos más pequeños, en función de los conocimientos previos adquiridos por el alumnado tiene también efecto positivo, tomar en cuenta lo que sabe el alumnado y no lo que toca según el programa; 6) pagar a las maestra un bono por no faltar a clase redujo el ausentismo y contribuyó positivamente al aprendizaje; 7) reducir el tamaño del grupo contratando maestras de asignatura –cuya permanencia dependía de su desempeño– tuvo un impacto favorable, no así cuando se trató de escuelas con magisterio sindicalizado cuya respuesta a las nuevas contrataciones fue faltar más y enseñar menos.

Desde luego que dichos experimentos son confrontados, esto es, se evalúa su “validez externa” para ver si son generalizables a otros lugares y ámbitos.

En México el presente gobierno eliminó el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE) y no existe información sobre el impacto del COVID sobre el aprendizaje, la matriculación, la eficiencia terminal. Da la impresión de que el servicio se encuentra capturado por grupos de interés –magisteriales– y que en la Secretaría de Educación Pública no hay urgencia de cambiar las cosas. Habría que agregar la baja prioridad otorgada al presupuesto de educación pública, 3.24 por ciento del PIB en 2023.

Si la calidad de educación que consumen los pobres no es prioridad para el gobierno, difícilmente se podrá crecer más en el largo plazo, reducir la pobreza de manera permanente y reducir la desigualdad.

* Félix Vélez Fernández Varela (@FelixVelez) es profesor de economía y políticas públicas en el ITAM y Experto México, ¿cómo vamos?. Ha combinado el servicio público con la academia.

i Bourguignon, Francois. (febrero 4, 2004) The Poverty – Growth – Inequality Triangle, Banco Mundial, presentado en Nueva Delhi.

iii Werner y Milo Alexis / Nearshoring, Reforma, mayo 30, 2023.d

iv Banerjee, Abihit, Duflo, Esther y Kremer, Michael. (2019) Understanding Development and Poverty, Scientific Background on the Sveriges Riksbank Prize in Economic Sciences in Memory of Alfred Nobel 2019, The Royal Swedish Academy of Sciences.

https://www.animalpolitico.com/analisis/organizaciones/mexico-como-vamos/educacion-pobreza-crecimiento-redistribucion
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Unesco: ¿Cuáles son los principales desafíos educativos en América Latina y el Caribe?

Durante la 10 ° Cumbre Líderes por la Educación, Nicolás Reyes, oficial de educación de la Unesco, explicó que la pérdida de aprendizajes, la crisis climática y el acceso a educación de calidad son algunos de los retos más urgentes en la región.

Latinoamérica se enfrenta a grandes desafíos educativos como región. De acuerdo con Nicolás Reyes, oficial del Sector Educación de la Oficina de la Unesco en Quito y representante para Bolivia, Colombia, Ecuador y Venezuela, actualmente estamos obligados a “repensar la educación, porque nos enfrentamos a nuevos desafíos como el cambio climático, desigualdades sociales y también a otros retos comunes como países”.

La reinvención del sistema educativo es fundamental para responder a estos desafíos. Durante su intervención en la 10 ° Cumbre Líderes por la Educación, Reyes explicó que se deben pensar en soluciones acordes a las crisis actuales como “el cambio climático, las tensiones democráticas y la llegada de la revolución tecnológica”.

Sobre la incursión de tecnologías como la inteligencia artificial en la educación, el experto dijo que “no hay que dejar de lado los riesgos que tiene para los niños, niñas y jóvenes, pues efectivamente la inteligencia artificial es una herramienta tecnológica que debe ser usada con cautela y cuidado”.

En medio de su intervención, el representante de la Unesco también aseguró que aún quedan muchas metas pendientes para el cumplimiento del cuarto Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) que busca a 2030 “garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad”. “Solo un tercio de las 111 metas van en la trayectoria y el ritmo adecuado, por lo que es una situación crítica”, dijo Reyes.

Ocho desafíos claves

El experto advirtió que hay ocho desafíos claves de cara al futuro educativo de la región: “acceso, inclusión y equidad; contenidos y métodos educativos innovadores y creativos; docentes con mayor formación y desarrollo; aprendizajes significativos y holísticos; la creación de una agenda educativa digital alrededor de la conectividad y la inteligencia artificial; una educación para el desarrollo sostenible y educación sobre cambio climático; y gobernanza y financiamiento de la educación”.

Frente al primer desafío, Reyes dijo que “el sector educativo y el sector salud no pueden trabajar de forma separada, pues son claves para atender emergencias como la pandemia del covid-19, pues hay “unas regiones que están más preparadas que otras”.

Aurora Vergara, Ministra de Educación
Contexto: Cumbre de Educación | Ministra Vergara defendió la reforma a la Ley 30: “Queremos garantizar la oferta educativa en todos los niveles”

Asimismo, sostuvo que el acceso, la inclusión y la equidad educativa son aspectos claves que deben ser atendidos con mayor énfasis en primera infancia, pues “solo el 18,6 % de los niños está accediendo a educación durante sus primeros años de vida y la primera infancia es la ventana de oportunidad que estructura los aprendizajes para toda la vida”.

De igual forma, según él, en educación superior las brechas son grandes, ya que “solo cinco de cada 10 jóvenes en la región, logra acceder a una institución de educación superior”.

El desarrollo de contenidos y métodos educativos acordes al contexto global es otro de los retos. “Es importante una contextualización curricular y pedagógica con autonomía de las comunidades para la construcción de currículos, porque es muy diferente lo que pasa en una región u otra”.

Por otra parte, incrementar el número de docentes calificados en las escuelas, así como reducir los indicadores de aprendizajes perdidos en Latinoamérica es crucial, ya que “el 60 % de los estudiantes de sexto grado no alcanzan el nivel mínimo de lectura y matemática”.

El experto finalizó diciendo que “hay que equiparar el acceso tecnológico en las zonas rurales y trabajar en el concepto de ciudadanía digital. El cambio climático y herramientas alrededor del daño medioambiental, así como la financiación de la educación, son otros tres desafíos a trabajar en busca de un futuro educativo con mayor inclusión y equidad”.

https://www.semana.com/educacion/articulo/cuales-son-los-principales-desafios-educativos-en-america-latina-y-el-caribe/202358/

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El podcast, herramienta para el aprendizaje y la evaluación

Cuando uno se acerca, desde fuera, a la radio o al podcast en las aulas suele estar relacionado con los contenidos y competencias de las clases de Lengua y Literatura, centrados en las habilidad de redactar un guión, de locutarlo después, de utilizar un lenguaje adecuado… Pero este medio de comunicación puede ser una herramienta para cualquier materia, solo hay que echarle un poco de imaginación.

Es el caso de Alberto Medina quien, el curso pasado, realizó una experiencia con su alumnado de 1º de bachillerato en la materia de Biología y Geología en la que hicieron uso del podcast para hablar desde los ecosistemas hasta los sistemas de nutrición de las plantas.

“El mundo de la radio siempre me ha interesado y empecé gracias a un curso en el CEP de Málaga”, explica Medina. Eso sí, no quiere “engañar” a nadie, “hago un poco de trampa”, comenta. El curso en el que desarrolló la actuación fue el pasado, en un centro malagueño en el que tenía un aula de siete estudiantes “que son muy buenas y les gustan las nuevas tecnologías”.

En cualquier caso y, aunque admite, era “comenzar sobre seguro”, utilizó el podcast como una manera “de que el alumnado expusiera lo que estaba aprendiendo, de que pudiera afianzar el contenido”. Durante el curso pudieron realizar programas en los que hablaron de fechas importantes, del papel de la mujer en la ciencia o de la importancia de la dieta saludable (Medina era también el coordinador del programa de hábitos de vida saludable en el centro).

Más allá de los aprendizajes estrictamente curriculares, este docente de ciencias “lucha” contra esa sensación de que son solo quienes dan Lengua y literatura quienes pueden hacer uso de este instrumento, “que parece que los científicos ni leemos ni escuchamos la radio”, bromea. Para él y su alumnado supuso una buena manera de ejercitar la expresión oral, además, “se hace un trabajo de autoaceptación” cuanto chicas y chicos se graban y se escuchan después. “Es una manera de hacer que los más tímidos se expresen”.

Todo esto fue evaluado gracias a una rúbrica que Antonio Medina había desarrollado para medir el desenvolvimiento del alumnado en el uso del podcast. La rúbrica, además, era conocida por chicas y chicos “con la idea de que supieran cuáles eran los ítems que iba a utilizar durante la evaluación”, explica el profesor. Para él, el uso de este tipo de evaluación es interesante porque “cuantas más herramientas, mejor”.

Medina está contento con el resultado del trabajo de su alumnado que realizaron un programa de podcast cada mes. Durante el curso todos han ido cambiando de responsabilidad: buscar información, locutar, editar… para aprender los diferentes pasos que hay que hacer. Y, aunque al principio, él se encargó del montaje del sonido, al final, chicas y chicos se responsabilizaron de todo el proceso.

El instituto en que realizó la experiencia es un centro de compensatoria en el que no hay grandes instalaciones de radio, pero esto no fue un freno. “El único desembolso que hice fue la compra de un micro de segunda mano”, explica Medina. El alumnado participante grababa el contenido o en clase o en sus casas con sus teléfonos móviles y luego, al principio de curso esto lo hacía Medina, se realizaba la mezcla del audio con el programa gratuito Audacity.

Los programas trataban de diferentes asuntos mediambientales y se planteaban, prácticamente, como un corto informativo radiofónico. El hecho de que el trabajo con el podcast tuviera una temporalidad mensual hacía interesante poner la mirada de los temas fuera del centro, de lo que pasa en el día a día en él, para que lo que contasen chicas y chicos no caducase tan fácilmente.

Medina comenta que en el encuentro de Teachers en el que participará pretende explicar, además de los rudimentos para organizar un podcast, que pueden tratarse temas muy variados: “sostenibilidad, animalismo, feminismo… Prácticamente es un un telediario, los temas son infinitos”.

Uno de los problemas mayores que se encontró Alberto Medina cuando comenzó a pensar en el podcast como herramienta educativa fue que no existe información específica sobre cómo utilizarlo con adolescentes, sino que suelen ser contenidos muy generales.

Dio sus primeros pasitos hace tres o cuatro curso durante la celebración del EABE en Andalucía. Se trata de un encuentro de docente surgido hace más de una década a raíz del boom del uso de los blogs en las aulas. En una de sus ediciones, comenta Medina, pudo escuchar un taller sobre podcast y algún tiempo después dio con el curso del centro del profesorado de Málaga sobre ya recibió una formación algo más específica con la que ponerse en marcha.

Gracias a ambos hitos, más allá de la formación, pudo tejer una red más o menos pequeña de docentes interesados en el tema. Una red en la que se comparten saberes y trucos de manera informal, tanto en Twitter como en Telegram.

“Al final, las aulas son nuestras trincheras del conocimiento. Teniendo un móvil y el Audacity, nadie puede ponerte barreras para hacer lo que quieras”. Se trata “de tener imaginación”, explica este docente que, además de tener un micrófono, trabaja con móviles y con programas gratuitos que hay en internet.

El último paso es el de la distribución del contenido. En el caso de este docente y sus alumnos, eligieron iVoox y Spotify para hacerlo. Y aunque parece lo menos importante de todo el proceso, para Medina es también clave “para que el alumnado viera que lo que hace tiene un impacto, aunque fuera mínimo”.

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El papel de la filosofía en la revolución democrática de la educación

Por Christian Laval

Traducción de Richard Saint Jean. Revisión de Sara Oportus

De la escuela neoliberal a la educación democrática

Introducción

Partiré con una reflexión bastante fundamental de Kant sobre la educación:

“He aquí un principio del arte de la educación que los hombres, especialmente los que planean la educación, deben tener ante sus ojos: no debemos solamente educar a los niños según el estado presente de la especie humana, sino según su estado futuro, posible y mejor” (Kinder sollen nicht dem gegenwärtigen, sondern dem zukünftig möglich bessern Zustand des menschlichen Geschlechts), es decir, conforme a la Idea de humanidad y a su destino total. Este principio es de gran importancia. De ordinario, los padres educan a sus hijos sólo en vista de adaptarlos al mundo actual, aunque sea corrupto. Más bien, ellos deberían darles una mejor educación, para que un mejor estado pueda salir en el futuro»1.

Vivimos tiempos particularmente oscuros para la democracia. No solamente en países totalitarios o sometidos a regímenes o gobiernos autoritarios. Incluso en las antiguas democracias liberales y representativas las libertades públicas se ponen en cuestión. La causa más profunda de esta crisis bastante general de la democracia contiene a todas las formas de miseria social, al despojo político, al crecimiento de las desigualdades en la fase neoliberal de la organización política y económica.

Para los educadores, los tiempos son, entonces, particularmente difíciles. No solamente por su situación económica, sino también a causa de las presiones políticas que ellos sufren, las denuncias injustificadas, a veces de la violencia o de la represión del Estado.

Estos tiempos oscuros exigen una fuerte reacción de todos los que creen en la democracia, la verdadera democracia, aquella que John Dewey nos ha enseñado a comprender cómo la democracia radical. A él le importó rehacer por todos los medios el vínculo entre educación y democracia y entre filosofía, educación y democracia.

Podemos pensar quizás que reflexionar en una educación democrática en estos tiempos tan oscuros para la democracia es una curiosa paradoja, o una tentativa a contratiempo.

La crítica de lo que existe o la crítica de las reformas de inspiración neoliberal son necesarias pero insuficientes, porque ellas son reactivas, defensivas. Sin embargo, es conveniente mantener el rumbo del futuro, mantenerse en una lógica de transformación y de revolución. Nada es más importante que hacer las proposiciones ofensivas a fin de no soportar la agenda de los enemigos de la democracia. Y porque se trata de preparar el futuro de las nuevas generaciones, como lo pensaba Kant.

Propuestas ofensivas, ¿en qué dirección? Para repensar y refundar la educación sobre las bases realmente democráticas. Y para eso debemos rehacer colectivamente, pero de una forma nueva, lo que hizo John Dewey hace un poco más de un siglo cuando escribió este monumento del pensamiento, que continúa siendo su obra maestra, Democracia y Educación de 1916.

Revolución escolar

La revolución escolar que debemos pensar ahora es un componente de una revolución democrática más general. Necesitamos una revolución democrática y no solamente una defensa de las instituciones existentes. Y esta revolución, sabemos hoy en día que ella debe ser democrática, social y ecológica. La magnitud de las desigualdades comparables a aquella de finales del siglo XIX, la irracionalidad total del gobierno, de las sociedades por el lucro y la competencia, el colapso del clima y de la biodiversidad, todos estos fenómenos están ligados. Ante las amenazas que pesan sobre los ecosistemas de los que los seres humanos forman parte, no son solamente los modos de consumo o de trabajo que deben cambiar, sino los valores colectivos, la forma de las relaciones sociales, las instituciones políticas.

Es, por tanto, en la perspectiva de esta ruptura que debemos considerar el contenido de la indispensable revolución escolar. Yo diría incluso que es en el posneoliberalismo, en el poscapitalismo que debemos imaginar la educación democrática.

Es tiempo de preguntarnos cómo la escuela y la universidad van a formar individuos que serán mañana capaces de asegurar el control de su destino y la responsabilidad del mundo, una educación para abrir un futuro deseable y devolver una tierra habitable.

Podemos enunciar el sentido general de la transformación deseable: avanzar hacia una sociedad que, en todos los ámbitos, ampliará las capacidades políticas de sus miembros, asegurará su igualdad social y garantizará el respeto de los entornos de vida. Imaginar lo que debería ser la institución de la educación en una democracia social y ecológica del siglo XXI, tal es la tarea colectiva a la que aquí se trata de contribuir.

Criticar los objetivos de la educación neoliberal

El primer gran problema para nosotros hoy es la finalidad social y política de la educación. Hoy la finalidad es la economía. Esta es la razón última de la educación neoliberal. Y todos los cálculos en términos de inversión y de beneficio están ahí para sostener este significado central de la educación hoy en día: la finalidad neoliberal de la educación es la adaptación de los sistemas educativos a los imperativos económicos, y más precisamente, a la lógica de la economía de mercado.

El neoliberalismo escolar es el primado de la economía, según un discurso falsamente democrático, en realidad a la vez utilitario y malthusiano. Los saberes serían demasiado abstractos y muy alejados de la “vida real” (es decir, de la vida profesional), sería apropiado centrar los aprendizajes sobre la adquisición de las competencias útiles para la sociedad, en relación lo más que posible con las empresas. Dicho de otro modo, la concepción utilitarista de los estudios y el objetivo de la empleabilidad sería la vía democrática por excelencia. Un nuevo maltusianismo escolar vergonzoso se ha impuesto poco a poco, el de las “competencias” y los “fundamentos básicos”, lo cual está vinculado al productivismo dominante.

De hecho, en el discurso oficial sobre la educación, es cada vez menos cuestión de “espíritu crítico” o de la “educación del ciudadano” y de cada vez más de “capital humano” y la “cultura de la empresa”, de las “competencias”, de “skills”. La educación es cada vez más considerada como un bien mayormente privado, supeditado a un discurso económico estandarizado; el alumno y el estudiante son vistos como “recursos humanos”, de la pura y simple fuerza de trabajo. El objetivo de la eficacia económica triunfa sobre el de la emancipación humana. En suma, la escuela, como el hospital y como la mayoría de los servicios públicos, está sometida a la lógica invasora de la rentabilidad y la competitividad a la que se han dedicado los responsables políticos de derecha como de izquierda.

Desde finales del último tercio del siglo XX, la problemática neoliberal se ha ido imponiendo poco a poco en el campo escolar a nivel mundial, según “un nuevo orden educativo mundial”. Esto ha representado un viraje muy importante. Por supuesto, las finalidades económicas nunca estuvieron completamente ausentes de los períodos anteriores, pero durante mucho tiempo la educación tenía por finalidad la construcción del Estado nación. La finalidad era política, y más o menos democrática, según los casos. Hemos fabricado la nación por la escuela, reproduciendo para una buena parte de la sociedad, según un dualismo social muy firme, con la escuela de las élites y la escuela de las masas.

El giro neoliberal a finales del siglo XX corresponde, por tanto, a un momento muy particular: el Estado está él mismo comprometido en la competencia económica generalizada que caracteriza la mundialización económica. Y es por eso que la finalidad de la educación cambia al beneficio de la economía. En una palabra, la producción de capital humano se vuelve más importante que la formación del ciudadano nacional. De ahí el carácter central de las “competencias”.

En realidad, en la mayoría de los casos, estamos ante una fórmula de compromiso, donde las dimensiones económicas (como la primacía de las «competencias») y las dimensiones patrimoniales y nacionales, incluso las dimensiones nacionalistas y autoritarias, en casos cada vez más numerosos, en la medida en que el neoliberalismo ofrece una cara cada vez más estatista, autoritaria y brutal.

La transformación de esta escuela, ampliamente sujeta a los imperativos económicos es acompañada de una cierta despolitización de la cuestión escolar, de una tecnificación de los problemas y de las “soluciones”.

Necesitamos, por lo tanto, repolitizar la cuestión de los fines de la escuela y, por eso, ir en a contracorriente de todos los discursos que quieren abstraer la escuela de la sociedad y quieren ver en las crisis de la institución una cuestión de métodos y contenidos pedagógicos, incluso de gestión burocrática. Pero es conveniente igualmente de oponerse a la repolitización reaccionaria a la que estamos asistiendo hoy. Un discurso conservador quisiera obstruir la crisis de la escuela con métodos autoritarios, referencias patrióticas, una disciplina “a la antigua” combinada a veces con un cientificismo “neuronal” como lo hemos visto un poco en todas partes en el mundo.

Democracia social, ecológica, cosmopolita

La gran pregunta, y que no es nueva, es aquella que ha inspirado a numerosos pensadores de la educación, notablemente a numerosos socialistas desde el siglo XIX, es la de saber lo que es la educación para la democracia.

Pero, ¿qué es una democracia radical hoy día y qué reclama ella de la educación? La democracia designa para nosotros la característica de una sociedad en la que el principio del autogobierno es extendido a todas las instituciones territoriales y productivas, a todas las actividades colectivas, ya sean económicas, culturales, asociativas, educativas. La democracia así entendida supone la capacidad de los ciudadanos para reflexionar sobre las instituciones deseables, su poder colectivo para cambiarlas si no les convienen más. En una palabra, la democracia es para nosotros el sinónimo del poder instituyente de los ciudadanos y de los productores, lo que no va sin la auto- reflexividad en el seno de todas las instituciones de la sociedad, ya sean políticas o económicas.

Comprendemos entonces el rol central de la educación en una sociedad que hace del autogobierno su principio general. Ella no debe solamente «socializar» los jóvenes, como lo dice la sociología, debería, además, darles el deseo y los medios para participar en el desarrollo de reglas colectivas, de comprometerse en la discusión y la toma de decisión en común. Una sociedad realmente democrática es específica en que la institución social y política se refleja conscientemente como resultado de un colectivo instituyente. La tarea de la educación democrática es, por lo tanto, no solamente hacer sentir a cada individuo que es miembro de un grupo hacia el que tiene obligaciones, sino también enseñarle a convertirse en un participante activo a la determinación colectiva de las reglas de la vida en común y más generalmente, un participante activo en la vida social y cultural, en su renovación, en su creatividad. Y podemos añadir: un ser plenamente responsable del mundo en el que va a vivir.

La gran pregunta práctica es saber lo que debe ser “la experiencia democrática” en la escuela. Hacer la experiencia de la democracia en la escuela es hacer la experiencia de la inteligencia colectiva con relación al actuar en común, es aprender a cuestionar los saberes y el mundo en conjunto y abrir las vías a sus transformaciones. En una palabra, ella debe ayudar en la formación de “mentalidades democráticas”, según la fórmula de Paulo Freire.

La originalidad de una educación democrática, por consiguiente, es permitir a los alumnos y estudiantes hacer la experiencia de la autonomía individual y del autogobierno colectivo. Esto no es una cuestión de doctrina, sino de práctica pedagógica y de organización institucional: “todo proceso de educación que no visualiza desarrollar al máximo la actividad propia de los alumnos es malo”, señala a justo título, Castoriadis2.

La educación como bien común

Ha llegado el momento de pasar de movilizaciones defensivas a proposiciones ofensivas. Los movimientos de resistencia a las reformas neoliberales en el campo escolar y universitario, y ellos han sido numerosos en todo el mundo desde al menos dos décadas, ellos mismos han sentado, además, el principio básico de una alternativa a la privatización y la sumisión a los imperativos capitalistas: el conocimiento es común, él no debe estar reservado ni a una élite, ni ser objeto de ninguna forma de “cerco” por dinero o lugar de residencia.

Más allá de los motivos iniciales de las movilizaciones, el sentido de todos estos movimientos descansa sobre “el principio de los principios” según el cual “la educación es un bien común, no una mercancía”.

La pregunta es precisamente saber qué implica tal exigencia. ¿Cuáles son sus condiciones y sus implicaciones concretas, sobre los contenidos escolares, sobre la pedagogía, sobre la arquitectura institucional?

Antes cómo debemos entender este tipo de proposición que hemos escuchado en todo el mundo: la educación como “bien común”. Hacer de la educación, de la cultura o de la salud, y de otras áreas de la vida humana y social, un «bien común» remite a una visión política directamente contraria a la concepción propietaria dominante de estas áreas y de estas actividades, dimensión que no se entiende jamás cuando hablamos de “capital humano” o de “capital de salud”. Decir que la educación es un “bien común”, es decir, que ella es inapropiable, que ningún individuo, ningún grupo, ningún Estado no se puede decir ni hacerse el propietario. Ella pertenece a todos por principio. Pero este “bien común” educativo puede encontrar consistencia únicamente en una institución con características muy particulares. Para que la educación sea verdaderamente un “bien común”, hace falta que la institución educativa ella misma sea concebida como un común, es decir, como un espacio institucional a la vez autogobernado por los co-participantes a la actividad educativa, y regido por el derecho de uso ejercido por una colectividad sobre los recursos educativos producidos, mantenidos y puestos a disposición por esta institución.

El primer tema se refiere a la condición primordial de la educación democrática: defender la libertad del pensamiento, cuya traducción institucional se llama las libertades académicas. La escuela debe estar enteramente emancipada de los poderes que hasta ahora han buscado subyugarla e instrumentalizarla, ya sean las religiones, los gobiernos, las empresas capitalistas. En este sentido, toda la educación, desde el jardín de infancia hasta la universidad, debe regirse por la regla absoluta de la libertad de la mente, condición de todo conocimiento racional, y para ello, ella debe ser integrada en una institución independiente de los poderes que hemos llamado la Universidad Democrática.

La educación democrática exige la más completa libertad de pensamiento con respecto a los poderes organizados en la sociedad, sean estos religiosos, partidistas, económicos, ideológicos y estatales. La educación democrática es ante todo una educación libre. Esta es la condición absoluta. Su primera máxima es heredera de la Ilustración: «Sapere aude», Atrévete a usar tu entendimiento, como pide Kant en el opúsculo ¿Qué es la Ilustración?, en 1784. La prohibición de usar la razón equivale a la privación de libertad por sumisión a las mentiras, supersticiones y, más generalmente, a la «dirección de otros».

La educación libre debe ser con respecto a la religión, pero también a los gobiernos y a las empresas.

La “economía del conocimiento” no introdujo más libertad, sino más control en nombre de la finalización productiva de las actividades del conocimiento. Cuanto más se ha integrado la educación en la lógica económica, menos libertad han tenido los profesores e investigadores para elegir sus temas de investigación y el contenido de su enseñanza. Las condiciones de trabajo en el ámbito docente y sus libertades se han deteriorado poco a poco al imponerse una “gestión” de tipo empresarial, que ha burocratizado considerablemente su profesión. El alargamiento del tiempo de trabajo, el aumento y multiplicación de tareas, la presión recurrente de la evaluación y la competencia entre establecimientos y, en la educación superior, los laboratorios para la obtención de créditos han reducido lo que debería ser la condición fundamental de una profesión del conocimiento, la verdadera autonomía.

Se debe extraer una lección para una escuela verdaderamente libre: los contenidos de la enseñanza supone siempre una distancia justa con la realidad económica y social y nunca debe responder a los imperativos de eficacia inmediata. Condorcet dio el principio: “el objetivo de la educación ya no puede ser consagrar las opiniones establecidas, sino, por el contrario, someterlas al libre examen de las sucesivas generaciones, cada vez más ilustradas”3. Asimismo, la escuela debe ser concebida como una institución de contrapoder frente a todos los poderes sociales, económicos, religiosos o políticos dominantes que buscan en la sociedad imponer sus intereses y sus ficciones.

El rol de la filosofía en la enseñanza

Dos roles: promover la libertad de pensamiento y redefinir una nueva coherencia antropológica.

El primer papel de la filosofía es de preservar la independencia de la institución escolar de las intrusiones de los poderes. Se hace un contrasentido sobre la idea republicana en materia de educación al identificarla a su control por el Estado. Condorcet creía en la legitimidad de las sociedades cultas, las únicas, a su juicio, capaces de adecuar la educación a las “verdades más probables” de una época: “Es la única manera de asegurar que la educación se regulará sobre el progreso sucesivo de las ilustraciones, y no en interés de las clases poderosas de la sociedad y privarlas de la esperanza de obtener del prejuicio, lo que la ley les niega”4. Kant se hacía una idea republicana de la universidad. En la introducción de la primera sección del Conflicto de las facultades (1794), Kant define la Universidad como “una especie de república culta” (das gemeine Wesen) compuesta por todos los “profesores públicos” nombrados en los diferentes sectores científicos. Esta república debería poseer su autonomía porque “sólo los eruditos pueden juzgar a los eruditos como tales”. La Universidad formaría así un «cuerpo de eruditos» junto al cual podrían existir «eruditos libres» que no pertenecen a este cuerpo, pero que constituyen ciertas corporaciones libres, llamadas academias o sociedades científicas, o bien que viven en «el estado de naturaleza del conocimiento» y se ocupan como aficionados de la ampliación o difusión del conocimiento.

Recordemos, más allá de los rasgos de una época pasada, esta idea tan importante: la educación es parte de un espacio institucional que le es propio, que tiene sus reglas, sus valores, su ética. Es, en mi opinión, Jacques Derrida quien dio plena dimensión a esta afirmación de libertad de pensamiento que ya hemos encontrado de manera limitada en Kant o Condorcet.

Para Derrida, todo maestro releva en su profesión un espacio de libertad donde todo puede ser interrogado y discutido incondicionalmente. Es lo que él llama «la universidad incondicional»: «esta universidad exige y debería verse reconocida en principio, además de lo que se llama libertad académica, una libertad incondicional de cuestionamiento y de proposición, incluso, más aún, el derecho a decir públicamente todo que exige una búsqueda, un saber y un pensamiento de la verdad5. Para Derrida, esta universidad debería ser, a partir de ahora, por las prácticas propias de sus miembros, el indispensable “lugar de resistencia crítica – y más que crítica – a todos los dogmáticos e injustos poderes de apropiación”6. Esta resistencia incondicional es suficiente para definir el espíritu de la Universidad democrática si le sumamos dos dimensiones: la universalidad de su acceso, no solamente a las generaciones más jóvenes, sino a todos los ciudadanos que deseen dedicarse al aprendizaje y a la investigación; y su carácter cosmopolita, es decir, su apertura a la cooperación de todas las naciones y a la libre circulación global del conocimiento. La Universidad así concebida es un lugar de oposición, en el sentido que la entendió Derrida: “incondicional, tal resistencia podría oponer la universidad a un gran número de poderes: a los poderes del Estado (y, por tanto, a los poderes políticos del Estado-nación y su fantasía de soberanía indivisible: en que la universidad sería de antemano no solamente cosmopolita sino universal, extendiéndose así más allá de la ciudadanía global y del estado-nación en general), a los poderes económicos (a las concentraciones de capital nacional e internacional) , a los poderes mediáticos, ideológicos, religiosos y culturales, etc., en definitiva a todos los poderes que limitan la democracia por venir”7.

El derecho a los conocimientos y el derecho político de controlar los gobernantes, a deliberar, a decidir, a actuar en común están vinculados. Esta Universidad democrática, que debe ser a la vez protegida como institución, pero extendida en principio a toda la sociedad, debe en definitiva hacer causa común con democracia directa y real, dando a todos los medios para juzgar, deliberar, proponer, decidir. No hay razón para limitar el principio de libertad incondicional solo a la educación superior, o a la enseñanza de la filosofía en la última clase de la escuela secundaria. Es toda la escuela la que debe disfrutar de esta libertad de cuestionamiento.

El segundo rol de la filosofía es contribuir a dar una nueva coherencia antropológica a la educación.

La escuela hoy en día está ordenada por dos lógicas más complementarias que contradictorias: el neoliberalismo y el viejo nacionalismo autoritario. ¿Cómo podría la democracia dar una nueva coherencia a los saberes enseñados? ¿Qué “principio educativo” para retomar la fórmula de Gramsci debe gobernar la educación? Los modelos religiosos, positivistas, productivistas del hombre, todas estas figuras antropológicas, ya no tendrán ninguna pertinencia en una sociedad democrática y ecológica. El desafío de la democracia futura es vincular el conocimiento de los hombres en sociedad y el de los procesos naturales. Para decirlo en una palabra, lo que se denomina “Antropoceno” y que algunos denominan más acertadamente “Capitaloceno”, requiere una nueva coherencia de saberes en la era de las catástrofes climáticas engendradas por el capitalismo neoliberal.

La transformación deberá llevar sobre el “espíritu” de la educación: modificar la imaginación industrialista y productivista que hacía creer que los hombres podían ser sin consecuencias sobre los ecosistemas, los “dueños y poseedores de la naturaleza”. La situación actual invita a una nueva «antropología» que subyacería la articulación razonada de la filosofía, de la historia-geografía, las ciencias sociales y de las ciencias de la vida y de la tierra. La gran novedad de tal antropología sería la importancia que ella acordaría al estudio objetivo de los diferentes sistemas sociales, culturales y económicos que componían la historia humana hasta el presente, haciendo espacio para las diversas relaciones, según las culturas y las creencias, de las sociedades con los entornos naturales. Ella haría incluso de estas relaciones de sociedades y sus entornos naturales el nuevo hilo conductor de la educación, en ruptura con las tradicionales concepciones occidentales basadas en el dominio tecnocientífico de la naturaleza concebida como reservorio de recursos disponibles, visión hoy en día por lo menos inadecuada a las cuestiones que surgirá para las nuevas generaciones. No estamos proponiendo aquí de agregar «un componente ecológico» a las enseñanzas existentes, sino que reconocer y cuestionar la especificidad de la «ontología» occidental, para retomar el concepto de Philippe Descola, en su vínculo con la organización económica capitalista, para comprender las consecuencias de su expansión en el planeta durante cinco siglos.

Toda la conciencia histórica está afectada por el capitaloceno porque la finitud es a partir de ahora la marca en lugar y en espacio de la eliminación del desarrollo de las fuerzas productivas y de la extensión de los mercados, y son todos los saberes que se han trastornado paso a paso. Ahora bien, desde este punto de vista, ya no es posible considerar la “naturaleza” exterior, como si estuviera compuesta únicamente por procesos totalmente independientes de la historia humana. Es en este espíritu que se podría reconsiderar el enlace entre las partes divididas de la cultura, entre las ciencias naturales y las ciencias del hombre, y es a esta recomposición de los saberes que se podría dedicar la filosofía en la enseñanza.

Esta conferencia fue presentada el 23 de mayo de 2023 en un Conversatorio, transmitido virtualmente, sobre «La eliminación de la filosofía y el enfoque por competencias. Experiencias en el mundo». Fue organizado por el Grupo de Investigación Filosófica de la UNMSM de Perú. Título original: «De l’école néolibérale à l’éducation démocratique: le rôle de la philosophie dans la révolution démocratique de l’éducation». Se han conservado las citas a pie de página en su idioma original.

Christian Laval es profesor emérito de Sociología, Laboratorio Sophiapol de la Universidad Paris Nanterre.

El traductor, Richard Saint Jean, es estudiante de Economía, Universidad de Buenos Aires. La correctora, Sara Oportus, es estudiante de Filosofía, Universidad de Buenos Aires.

Notas:

1 Kant, Réflexions sur l’éducation, Paris, Vrin, 1980 (1803), p. 77.

2 Cornelius Castoriadis, « Psychanalyse et politique», Le Monde morcelé, Les Carrefours du labyrinthe III, Seuil, Paris, 1990, p. 146.

3  Condorcet, Cinq mémoires sur l’instruction publique, Garnier-Flammarion, Paris, 1994, p. 86- 87.

4 Op.cit., p.170

5 Jacques Derrida, L’Université sans condition, Galilée, Paris, 2001, p. 11-12.

6 J.Derrida, ibid., p. 14.

7 J.Derrida, ibid., p. 16.

Fuente: https://rebelion.org/de-la-escuela-neoliberal-a-la-educacion-democratica-el-papel-de-la-filosofia-en-la-revolucion-democratica-de-la-educacion/

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