La Ley de Urgente Consideración (LUC) es criticada por numerosos sectores sociales, que ven en ella un retroceso democrático. Los docentes llaman al paro y a la movilización a partir de una medida de similar corte, tomada por el Consejo de Educación Secundaria.
La Asociación de Docentes de Enseñanza Secundaria de Montevideo (ADES Montevideo), capital de Uruguay, está convocando para el jueves 2 de julio a un paro de 24 horas contra la Ley de Urgente Consideración (LUC) que actualmente se debate en el Congreso nacional.
Los docentes acordaron en asamblea general, el viernes pasado, convocar también a una movilización en la capital uruguaya en contra de ese paquete de medidas, criticado por numerosos sectores sociales, entre ellos el Frente Amplio.
Estos consideran que la LUC no refleja las prioridades del país y supondrá un retroceso en la economía, la educación, las empresas públicas, los sindicatos y las relaciones laborales, entre muchas otras áreas.
La decisión de llamar al paro fue motivada por la prohibición, por parte del Consejo de Educación Secundaria (CES), del uso de tapabocas con la frase “EducarNoLUCrar”. Esta limitación regirá para todos los liceos públicos y las dependencias del país.
El dirigente de ADES, Javier Iglesias, informó que el Consejo Ejecutivo de la Federación Nacional de Profesores de Educación Secundaria (Fenapes) presentará un recurso administrativo y una denuncia ante la Institución Nacional de Derechos Humanos en rechazo a la medida que tomó el CES.
En el campo de la educación, uno de los problemas que comenzó a aflorar con mayor fuerza, a partir de la forzosa virtualización que se produjo con la pandemia, es el de la desigualdad educativa.
La desigualdad educativa no es un fenómeno nuevo, ni resultado específico de las diferenciales posibilidades de acceso a la educación a distancia. Es una relación social históricamente configurada que excede a las condiciones de estudio actuales, pero que la virtualización hizo profundizar.
Hace unos días escribí un artículo en el cual relataba las historias de Felipe y Maite. Maite vive en un barrio popular de Rosario. Hasta que llegó el coronavirus, estaba estudiando en una escuela de adultos. Tiene un hijo y trabaja en un supermercado. Tanto a ella como a su hijo se les complica la posibilidad de la continuidad pedagógica. En el barrio en el que viven no hay conexión y el gasto que genera la utilización de datos con el celular es mucha plata que, con su salario, no puede pagar. Felipe vive en la ciudad de Santa Fe, estudia en la universidad, su papá es profesor y su mamá maestra. Comparten la computadora que hay en la casa o, en su defecto, utilizan el celular. Felipe está pudiendo cursar sin ningún tipo de problema sus clases, amén de las tensiones pedagógicas que genera lo virtual.
Esta es la historia de dos jóvenes, que viven en la misma provincia, en el mismo momento, pero de muy distintas formas. Si bien sus desiguales condiciones de existencia no son una novedad, la crisis sanitaria y la virtualizacion de la educación las profundizaron, a la vez que las hicieron más visibles para el conjunto de la sociedad.
Lxs personajes ficcionales de mi artículo viven en la provincia de Santa Fe. Hace unos días, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, anunció la intervención y expropiación de Vicentín, que es una de las empresas cerealeras más importantes del país y que justamente tiene su planta de producción en esa provincia. Seguramente, para muchxs de nosotrxs, antes del día en el que se dio a conocer la diversificada producción de esta corporación, el vínculo más directo, por así decirlo, con la empresa era a través de sus aceites. O por lo menos, así lo era para mí porque era el aceite que usaba mi abuela. Quizás mi abuela, como miles de consumidores de ese alimento, no advertían que cocinar con ese aceite constituye un acto social y mucho menos que esa práctica cotidiana podía tener vínculo con las desiguales condiciones de acceso al derecho de la educación. A comienzos de los años 2000, Michael Apple, uno de los pedagogos críticos más importantes de Estados Unidos, escribió un texto a partir de una anécdota personal ocurrida en un local de comidas rápidas. En esa obra reconstruye lo que ocurrió con la educación de las niñas y los niños en un país asiático donde se plantan las papas que luego, por toda una cadena de producción, devienen en las papas fritas baratas de ese local de fast food, el más conocido a nivel mundial. En ese texto, nos enseñó que comer una papa frita barata es una acción social que contiene atrás todo un conjunto de relaciones sociales desiguales en términos de clase, género y raza, que produjeron que miles de niños y niñas de ese país en Asia se quedaran sin escuela.
Como se está denunciando y demostrando actualmente, durante el gobierno de Macri, Vicentín -como tantas otras empresas- fue beneficiada por el Estado de diferentes formas. Y si de capitalismo/neoliberalismo estamos hablando, y si al capitalismo estamos analizando, siempre que se beneficia un sector, a una clase, en este caso al empresariado, se lo hace en detrimento de otra. El proyecto político-económico-cultural del macrismo se sustentó en el extractivismo en todos sus sentidos y dimensiones. De la naturaleza, sí, pero sobre todo de una clase para satisfacer a otra. Vicentín sobrevivió durante muchos años a costa de un Estado que lo financió a la par que desfinanció y desmanteló programas educativos, como, por ejemplo, el Plan Conectar Igualdad que garantizaba que lxs estudiantes de todos los niveles del país y sus docentes tuvieran computadoras y formación en el uso de las mismas, de modo de generar mayores niveles de igualdad. Con Apple, podríamos decir entonces que detrás de las imposibilidades de conexión de Maite y detrás de cada bocado de los fideos Don Vicente existe un conjunto de relaciones sociales que privilegiaron el salvataje de empresarios millonarios y la ganancia empresarial, por sobre el financiamiento de la educación.
¿Qué estoy queriendo decir? Que el problema de la imposibilidad de conexión no es ni técnico, ni estrictamente educativo. Es un problema político. Y que las diferentes posibilidades de acceso a la educación en las condiciones actuales que impuso la pandemia no son una novedad, sino que expresan relaciones sociales históricamente construidas en una violenta y arrolladora desigualdad.
Y eso es lo que el asesinato de George Floyd en Estados Unidos vino también a denunciar.
Hace unos días, en una de las tantas movilizaciones que se están produciendo en todo el imperio –que nos está mostrando su fase de decadencia–, una maestra sostenía una pancarta que decía “Debería estar en casa enseñando a mis estudiantes ciencia. Sin embargo, estoy acá enseñando a la policía de Nueva York que mis estudiantes son personas”. En ese pizarrón del pueblo, sintetizó la historia de violencia y racismo hacia los afroamericanos que existe desde el origen mismo de los Estados Unidos.
Las calles y movilizaciones se han convertido en la nueva escuela de resistencia popular. Miles de jóvenes, a costa de arriesgar su vida contagiándose de covid-19, todos los días salen a las calles a combatir a un sistema que, como la pandemia ha demostrado, no da para más.
Expropiar para educar y movilizar para enseñar pueden convertirse en las prácticas educativas más necesarias de este momento histórico, para que la opresión por raza, género y/o clase no existan nunca más.
Los científicos de la Universidad Estatal Psicológica y Pedagógica de Moscú (MGPPU) formularon las cinco direcciones del proyecto Escuela del Futuro basadas en una reestructuración del ambiente.
Las cinco pautas principales son las siguientes: la transformación del principio de la educación organizada en torno a las asignaturas; la salida fuera de las fronteras de aulas y clases; vínculos flexibles entre la enseñanza obligatoria y complementaria y la toma en consideración de peculiaridades nacionales y civilizatorias, sociales y culturales en el proceso de enseñanza.
A diferencia de los modelos existentes (la Escuela china del futuro, la Escuela europea del Futuro), la estrategia de desarrollo de tal modelo está dirigida a organizar un ambiente de comunicación y actividad basado en la diversidad de comunidades de niños y adultos y tipos de actividad.
Los resultados están publicados en la revista Psicología Cultural e Histórica.Según los científicos de la MGPPU, los profesores de hoy se ocupan del diseño de una escuela nueva. La llamada Escuela del Futuro debe preparar a los alumnos para los desafíos actuales relacionados con la desintegración de los existentes institutos sociales y la formación de comunidades de nuevos tipos.
Los autores de la investigación proponen diseñar la Escuela del Futuro a partir del modelo basado en la actividad vinculado con los nombres de Lev Vigotski y Alexéi Leóntiev. Este modelo está basado en el principio «la unidad de la conciencia y la actividad» conforme a que la mentalidad y la conciencia se forman en la actividad y la conciencia regula la actividad.
Los fundamentos científicos del proyecto Escuela del Futuro los aporta en gran medida la teoría del seguidor de Lev Vigotski y Alexéi Leóntiev, un conocido psicólogo soviético y ruso, Vasili Davídov. Según su teoría, al diseñar la Escuela del Futuro, es necesario descubrir las formas diversas del pensamiento objetivo y reflexivo, la acción, el entendimiento mutuo y la comunicación de una persona que dependen del dominio de actividades diversas e interacciones en las comunidades distintas.
Según los científicos de la MGPPU, la dirección principal de la búsqueda de un modelo eficaz de la Escuela del Futuro está vinculada con el diseño de un ambiente multifuncional de comunicación y actividad en el que hay diversas comunidades de niños y adultos.
«La escuela debe ser un espacio motivado de actividades, estar abierta para las comunidades, para los padres que no deben controlar de forma pasiva los resultados de la prestación de servicios educativos sino que deben ser participantes enérgicos de la situación social que condiciona la vida escolar. La comunidad educativa de niños y adultos no puede organizarse desde fuera, se forma premeditadamente en el sistema de comunicación y actividad de sus participantes», explica a Sputnik el doctor en Ciencias Psicológicas, presidente de la MGPPU, Vitali Rubtsov.
Según los expertos, en la nueva escuela deben aparecer pabellones especiales en vez de aulas tradicionales. Las clases las sustituirán centros y nudos de involucración de escolares en la actividad de varias comunidades virtuales de investigación y diseño. La escuela debe salir fuera de las fronteras de aulas y clases.Según los científicos, es necesario dar al niño la posibilidad de avanzar por varias trayectorias educativas. Estas trayectorias y las dificultades que experimentan los niños las debe entender el profesor y sus coetáneos. En este caso la escuela dejará de ser una institución pública cerrada y se convertirá en una comunidad educativa de personas de edad diversa; niños, padres y profesores, dirigentes y tutores que compartirán los mismos valores, objetivos e intereses.
América del sur/Brasil/25 Junio 2020/prensa-latina.cu
El gobierno de Sao Paulo anunció hoy la reanudación de las clases con presencia física a partir del 8 de septiembre, al argumentar que en esa fecha el estado estará bajo fase amarilla de flexibilización de la economía.
‘Hemos construido un plan con protocolos bien definidos de distanciamiento social, vigilancia de la salud de los estudiantes, higiene personal y ambientes escolares, para garantizar esta seguridad’, afirmó ante la prensa el gobernador João Doria.
El plan prevé un retorno general, en conjunto para todas las ciudades de la división territorial tras suspenderse las clases el 23 de marzo por la pandemia de Covid-19.
Desde el 27 de marzo de ese mes, el contenido escolar se emite a distancia (virtual).
Según la Secretaría estadual de Educación, las directrices son válidas para todo el sistema de enseñanza, desde la infantil hasta la superior.
‘Resulta importante aclarar que este protocolo no es para la red estatal, sino para el sistema educativo del estado de Sao Paulo que suman estos 13,3 millones, incluyendo lo que aquí llamamos educación suplementaria’, precisó la secretaria regional de Educación, Rossieli Soares.
Explicó que la reanudación de las clases presenciales se hará en tres etapas, con el crecimiento gradual del número de estudiantes.
La primera etapa establece un retorno de hasta un 35 por ciento del público para asegurar una distancia de 1,5 metros.
Tal distancia tiene excepciones, como la educación infantil, en los jardines, pues no hay forma de aplicar la medida entre los bebés.
Soares detalló que ‘esta regla, es fundamental, una de oro que deben cumplir todas las instituciones. Esto es válido, con alguna excepción para la educación de la primera infancia, para todos: red municipal, estatal y privadas, en todas las instituciones’.
En la segunda etapa, el 70 por ciento de los estudiantes regresan a las escuelas para las clases presenciales y en la tercera etapa, el ciento por ciento de las aulas están ocupadas.
Además de la reapertura gradual, la dirección del estado estableció una serie de protocolos. Entre ellas, la organización de las horas de entrada y salida, evitando las aglomeraciones, y preferiblemente fuera de las horas punta del transporte público.
Sao Paulo sigue siendo el epicentro de la pandemia en el país, al concentrar 13 mil 68 fallecidos y 229 mil 475 infectados de Covid-19, según el último reporte del Ministerio de Salud.
América del Sur/ Paraguay/ 23.06.2020/ Fuente: www.ip.gov.py.
El Consenso Educativo avanza en el fortalecimiento del “Plan de Educación en tiempos de pandemia”, con el análisis de la tercera parte de la “Evaluación escolar” durante la décima sesión del Aty Guazú.
La reunión virtual congregó a autoridades del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) y a 60 miembros del Consenso Educativo donde participan representantes de los gremios de docentes, estudiantes y padres de familia. El encuentro estuvo presidido por el ministro Eduardo Petta.
De esta manera, cada sector expuso sus recomendaciones respecto a los métodos de evaluación escolar, coincidiendo en la necesidad de ser flexibles, teniendo en cuenta las distintas realidades que se presentan en cada localidad a nivel país.
En la ocasión, presentaron sus propuestas de evaluación escolar el SINADI (Sindicato Nacional de Directores de Instituciones Educativas de Gestión Oficial del Paraguay), ADP-SN (Agremiación de Docentes del Paraguay – Sindicato Nacional) y FEDAPY (Federación Nacional de Asociaciones de Padres de la Escuela Pública del Paraguay).
El ministro Petta expresó que «lo que se busca es llegar a un consenso, tener un plan flexible no rígido», teniendo en cuenta que la intención es mantener el espacio de debate todo el año, de modo a realizar cambios sobre la hoja de ruta si así fuese necesario en los próximos meses.
Así también, se estableció el cronograma de temas a desarrollar en las siguientes reuniones; para este miércoles 24 de junio, se analizará la “Contención: estudiantes, padres y docentes – Impacto de la pandemia”.
En tanto, el viernes 26 se debatirá acerca de las “Propuestas y sugerencias al plan de retorno”; mientras que el lunes 29, se harán las “Presentaciones de observaciones y ajustes al Plan educativo en tiempos de pandemia”.
Para el lunes 6 de julio, se prevé la “Presentación de todas las propuestas consolidadas por el MEC” que fueron abordadas y acordadas a lo largo de las sucesivas reuniones virtuales.
El Consenso Educativo está conformado por representantes de organizaciones gremiales, docentes, estudiantes, padres de familia y organismos consultivos vinculados al MEC. Cada sesión virtual es transmitida en forma simultánea a través del perfil de Facebook del MEC, de modo a involucrar también en el proceso de diálogo a la ciudadanía en general.
Fuente de la noticia:https://www.ip.gov.py/ip/apuntan-a-flexibilizar-evaluacion-escolar-teniendo-en-cuenta-las-distintas-realidades-en-cada-localidad-del-pais/
Por Enrique J. Díez Gutiérrez y Katherine G. Espinoza | La crisis sanitaria provocada por el COVID-19 obligó a la suspensión de la educación presencial en numerosos países, entre ellos España. Ante esta situación sobrevenida, las administraciones educativas establecieron una serie de medidas e instrucciones de cara a finalizar el curso actual y comenzar el siguiente curso escolar 2020/2021.
A raíz de los debates y la confrontación de posiciones que supuso buena parte de esas políticas educativas adoptadas durante el tiempo de confinamiento, decidimos realizar una investigación a partir de una encuesta a la que han respondido 3.400 familias y estudiantes de toda España durante los meses de marzo y abril de 2020. Queríamos saber la visión de una parte de la comunidad educativa que se suele tener en cuenta mucho menos de lo que sería necesario.
Uno de los primeros resultados de esta investigación, titulada “Educar y Evaluar en tiempos de coronavirus”, muestra que se quiere un retorno a las clases para el próximo curso escolar, no en turnos alternos como se propone por algunas administraciones educativas, sino con más profesorado y menos alumnado por aula, para poder hacer una enseñanza más personalizada y atender a la diversidad, respetando además la distancia social mientras sigan los efectos de la crisis del coronavirus, pero recuperando la cercanía personal y la convivencia emocional.
Nivel de acuerdo con la acepción “A partir del próximo curso escolar debería haber más profesores y profesoras y menos alumnos y alumnas por aula para resguardar la atención personalidad y respetar la diversidad”
De los resultados se extraen cinco ideas fundamentales: 1) la brecha digital se suma y amplifica la brecha social, aumentando la desigualdad en épocas de crisis; 2) las tecnologías, que han sido un aliado esencial en la crisis, no son una alternativa a la relación educativa presencial, pero son una herramienta cada vez más enriquecedora para apoyar el proceso de enseñanza-aprendizaje; 3) es necesario repensar el actual currículum enciclopédico para discriminar lo prescindible de lo imprescindible y priorizar los contenidos relevantes; 4) evaluar no es calificar, es entender cómo ha sido el proceso de aprendizaje para ayudar a cada alumno y alumna a seguir mejorando y al profesorado cómo apoyarles, y 5) es necesario que una de las prioridades educativas sea también “cuidar a las personas” y primar su bienestar integral, para “que nadie se quede atrás”.
El 76% de las personas participantes rechazan el seguir haciendo exámenes sobre nueva materia durante el confinamiento
La labor de compensación educativa que realiza la educación pública de forma presencial se ve radicalmente reducida y recortada en tiempos de confinamiento. A la brecha digital (familias sin recursos tecnológicos ni conexión: un 38% manifestaban tener dificultades para seguir el curso académico) se le suman otras muchas brechas que aumentan la desigualdad y amplifican la falta de oportunidades para los sectores más vulnerables: la brecha de las condiciones materiales y de espacios adecuados para trabajar en el hogar, la brecha de capital cultural y de formación del entorno familiar, la brecha económica de la precariedad o el paro o la brecha emocional que supone el impacto de la crisis y el estrés de todas sus consecuencias vividas en confinamiento. Muchas brechas que la escuela intentaba amortiguar y compensar presencialmente, pero que ahora se han visto multiplicadas en la soledad del confinamiento.
Una segunda conclusión es destacar el valor de la educación ‘online’ como una herramienta complementaria a la educación presencial pero no sustitutoria de ésta. El contacto, la relación directa, la comunicación, la interacción, la convivencia y la emoción son claves y esenciales en el proceso de enseñanza y aprendizaje en el periodo escolar de la vida. La fría interacción de una pantalla, nada tiene que ver con la calidez emocional de un encuentro. Sabiendo que la capacidad de autorregulación para mantener la motivación y ser constante en continuar una educación a distancia es reducida, sobre todo en estudiantes de menores edades, pues las evidencias muestran que incluso entre población más adulta menos del 5% de los inscritos completan los cursos online abiertos y masivos ofrecidos por Universidades como Harvard y el MIT.
Una tercera conclusión es la demanda (67,3%) de centrarse en los conocimientos necesarios y fundamentales, en esta situación excepcional, en vez de seguir avanzando en el temario. Esto nos puede llevar a replantear los actuales currículums enciclopédicos que la LOMCE y las editoriales han impuesto en la dinámica escolar y aprender a discriminar lo prescindible de lo imprescindible en los contenidos, priorizando aquellos realmente relevantes. Ya no solo en un momento de crisis, sino como replanteamiento general en la educación.
Una cuarta conclusión es apostar por una evaluación para el aprendizaje y la mejora. El 76% de las personas participantes rechazan el seguir haciendo exámenes sobre nueva materia durante el confinamiento y el 65,4% apoyan claramente un modelo de evaluación «continua, formativa e integradora» en positivo, es decir, donde se tenga en cuenta la valoración de los trimestres presenciales, o se valoren las tareas realizadas en confinamiento en todo caso para mejorar la nota (73%), no penalizando en cualquier caso al alumnado en esta situación tan anómala. Y se centre en el diagnóstico de las dificultades de cara a orientar la acción educativa y la atención a la diversidad de cara al inicio del curso siguiente.
Finalmente, los resultados apuestan claramente por iniciar el curso planificando medidas de apoyo y refuerzo (85%) a partir del diagnóstico de las dificultades que han tenido; que se desarrollen actividades dedicadas a abordar pedagógica y emocionalmente la situación vivida (89%) como también se resalta en otras investigaciones; así como una reducción del número de alumnado por clase y el aumento consiguiente de profesorado (81%: 76% completamente de acuerdo y 15% de acuerdo). Está claro, por tanto, que hay una abrumadora mayoría de familias y estudiantes que, frente a la intención del Ministerio de Educación y de las Comunidades Autónomas de un sistema mixto que combine la escolaridad presencial con la ‘online’, la comunidad educativa reclama más recursos para cambiar el modelo educativo con una orientación más comprehensiva e inclusiva.
Obligar a hacer la mitad del curso escolar en casa, además, supone dificultar la conciliación de las familias con su vida laboral, aumentar la tensión de convertir a las familias en tutores y orientadores escolares, sin tener formación ni recursos para ello, o no contribuir a paliar la brecha social y cultural que la escuela contribuye a compensar en cierta medida. Esto parece obedecer no a criterios pedagógicos, sino a prioridades economicistas derivadas del recorte de 9.000 millones de euros que los últimos gobiernos han aplicado a la educación.
Lo que refleja esta investigación, en definitiva, es que esta crisis sí puede ser una oportunidad si se decide, por fin, destinar los recursos públicos al bien común para poder desarrollar una educación personalizada presencial y cercana, atenta al desarrollo de cada estudiante, con retroalimentación constante y donde se puede atender a la diversidad de una forma realmente inclusiva, poniendo en marcha las medidas individualizadas necesarias nada más detectar las posibles dificultades de cada alumno o alumna.
La comunidad educativa pide a los responsables políticos que miren hacia el futuro y replanteen de una vez por todas el modelo de escolaridad “hacinada”, heredado de la época industrial, perpetuado con la única finalidad de concentrar y ahorrar costes en educación, en lo que siempre se debería haber concebido como una inversión. Necesitamos políticas educativas que apuesten por plasmar presupuestariamente la viabilidad real de la educación inclusiva que proclaman en los discursos. Esto pasa por destinar en España el 7% del PIB a la educación pública e inclusiva, como llevan haciendo tanto tiempo los países más avanzados educativamente, para “que realmente nadie quede atrás”.
No se pueden seguir priorizando las razones económicas en vez de las educativas. Un plan de reconstrucción de este país necesita cambiar radicalmente de prioridades. Y la educación es el futuro de un país. No solo el presente, sino sobre todo el futuro.
Fuente del artículo: https://www.nuevatribuna.es/articulo/sociedad/bajar-ratioescolar-educacioninclusiva-opinion-familias-estudiantes-educacion/20200622173107176379.html
América del Sur/ 23.06.2020/Por: Hergit Llenas/ Fuente: eltiempolatino.com.
El progreso de las naciones depende de la educación, y esta a su vez, de las instituciones que la gobiernan. Dichas instituciones no sólo deben preocuparse de lo relativo al conocimiento, sino que —también— deberían atender la parte espiritual, que incluye normas y valores humanitarios tales como la solidaridad y la diversidad, entre otros elementos que son esenciales para la enseñanza.
La solidaridad y la diversidad deberían ser una parte fundamental de la educación que los niños reciben, a fin de que alcancemos una mayor integración social en nuestras comunidades. Eso implicaría «cultivar la tolerancia, el amor, la fraternidad, la igualdad, la compasión, la comprensión, el sacrificio, la humildad y el compromiso activo con la justicia», como mencionara hace 26 años la Comunidad Baha’i durante el Comité Preparatorio para la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social.
Desde entonces, no ha sido mucho lo que hemos avanzado en términos de lograr una sociedad donde se fomente y aprecie la vital importancia de las distintas culturas y religiones que cohabitan dentro de las numerosas naciones del planeta; y en particular, en el seno de Estados Unidos.
Sin embargo, y a la luz de los atroces acontecimientos recientes, donde ha quedado en evidencia la brutalidad y la fuerza excesiva impuesta por unos pocos sobre muchos, es menester lograr que la unidad y la diversidad se conviertan en un proyecto global que contribuya a la integración social, la justicia y la unidad entre los seres humanos. Eso debería ser un renglón obligatorio en la educación escolar.
Para promulgar e implementar una campaña que se enfoque en la diversidad, se debe asimismo hacer uso de las artes y de los medios de comunicación, ya sea a través de la televisión, murales, películas, redes sociales, carteles, boletines, podcast y música. De manera que el mensaje llegue a los hogares, a las escuelas, a los espacios de trabajo y a las calles.
Ya sabemos que los medios de comunicación ejercen una influencia poderosa sobre cómo percibimos la realidad. Por eso, los medios, en colaboración con las escuelas, tienen que actuar como agentes de cambio social. «En la actualidad, gran parte de la atención informativa (y la historia) se centran en las diferencias, aparentemente insuperables, que dividen a los pueblos y naciones, y es muy poca la atención que se fija en los testimonios que prueban que tales diferencias pueden ser superadas», añade el comunicado.
Así, urge replantearse el discurso actual y empezar a diseminar otro, que explore fundamentos como la esperanza, el amor y la solidaridad para desarticular los mitos, las programaciones y los códigos que inflaman los estereotipos basados en la religión, la cultura, el género, la raza, la clase social, la nacionalidad y la etnicidad. Convendría, pues, que se implementen nuevas políticas educativas que empujen este cambio de percepción.
Pero antes, y para alcanzar esta meta, primero hay que enfocarse en el clima institucional y en la naturaleza misma de la formación de los docentes.
Fuente de la noticia: http://eltiempolatino.com/news/2020/jun/18/opinion-un-renglon-obligatorio-en-la-educacion-esc/
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