El Gran Reseteo y la Agenda 2030

Por: Jorge Salazar García

Pocos creen que el Capitalismo se encuentra en crisis irreversible. Algunos lo niegan convenientemente mientras aprovechan las ventajas que el mercado les ofrece. Sin embargo, el surgimiento de planes para rescatarlo con el Nuevo Orden Mundial, el Neoliberalismo, la Agenda 2030 y el Gran Reseteo evidencian su agotamiento. Algunos agoreros visualizaron el declive, pero negaron su esencia  autodestructiva culpando a sus víctimas. Por ejemplo, Friedrich Hayek en su obra “Camino de Servidumbre” (1944) señaló a los trabajadores y al Estado como obstructores del modelo. La inflación y recesión económica son resultado del intervencionismo Estatal debido a que el “poder nefasto de los sindicatos” le lleva a aumentar salarios y prestaciones (gasto social) socavando la base sacrosanta del capitalismo: la acumulación privada. Ergo, los gobiernos debían controlar los sindicatos y privilegiar la estabilidad monetaria a cualquier costo. Por esa razón el Estado debería estar al servicio del mercado y fomentar una sociedad híper-individualista. De lo contrario, ni la libertad económica, política ni los valores “democráticos” y morales advendrían, afirmaba.

Desde entonces, los E.U.A. se enfocaron a desmantelar los Estados Nación transformándolos en Estados gerenciales al gusto de las oligarquías. Terminada la gran guerra (1945), el imperio decidió “vender” su modelo, sobre todo a los países del bloque socialista y tercermundistas, originando la Guerra Fría sostenida contra la URSS. La caída del muro de Berlín (1989) proporcionó el pretexto perfecto para imponer su Nuevo Orden Mundial unipolar. Naturalmente siempre ofreciendo la zanahoria de buscar el bien común acompañada del garrote.

Su primer laboratorio fue Chile. Instituirlo implicó un sangriento golpe militar (1973); le siguió Inglaterra, donde apoyando a Margaret Thatcher (1979), que destruyó el sindicalismo; después, en casa, colocaron a un pelele en la presidencia, Ronald Reagan (era actor) y, en México impusieron al banquero Miguel De la Madrid (1982-88). En ninguno de los países mencionados se generó una sociedad próspera, libre, democrática ni segura con su modelo, pues, este resultó un total fiasco. En los Estados donde se aplicó radicalmente, el atraso social, los fraudes electorales, el crimen, la pérdida de valores y el rompimiento del tejido, sentaron sus bases. Fue, eso sí, sumamente lucrativo para los inversionistas, para quienes el sistema continúa siendo exitoso. Como lo afirmó el premio nobel de economía (2001), Joseph Stiglitz: los capitalistas “Perfeccionan habilidades para quitarle el dinero a la gente sin contribuir al progreso social. Crean riqueza arriba pero también crean miseria abajo. Cambiar eso implicaría el suicidio dado que la esencia del Sistema es esa: apropiarse de la riqueza social. Actualmente, no obstante que sus promotores son ya dueños de bosques, minas, recurso energéticos, playas, infraestructura, industrias, bancos, etcétera, la tasa de acumulación de capital sigue en declive. Demasiada depredación, pobreza e inequidad, finalmente, afectan las ganancias.

De eso se percató la élite de Davos (lugar de placer dónde se reúnen anualmente los beneficiarios del modelo; Salinas, Slim y Zedillo incluidos). Allí se expresan autocríticas y derraman una que otra lágrima de cocodrilo por el daño causado al Mundo. Nada de aceptar culpas o enmendar el camino. Actualmente continúan manteniendo la economía en recesión económica permanente y el planeta al borde del colapso por la sobre-explotación depredadora que le impusieron.

El Gran Reinicio

De todo echan mano para lavarse la cara. Esa es la función, por ejemplo, del economista Klaus Schwab, fundador (1971) del Foro Económico Mundial. En 1973, este señor, junto con la Organización Internacional para la Cooperación Público-Privada diseñó el plan de rescate del Capitalismo. En ese mismo año perfiló su seudoteoría “Stakeholder Capitalism” (de las partes interesadas), afinada en 1979. También escribió el libro “Covid-19, El Gran Reinicio” (2020) donde reporta que la pandemia exhibió la insostenibilidad del antiguo sistema y advirtió que el quebranto de la cohesión social, la falta de igualdad de oportunidades y la  exclusión, “podrían acarrear la desintegración social y el colapso político”. Al respecto, su fiel aliado Antonio Guterres (Secretario General de la ONU), el 3 de junio 2020, expresó: “El Gran Reinicio es un reconocimiento de que esta tragedia humana debe ser una llamada de atención. Debemos construir economías y sociedades más equitativas

Obviamente el Gran Reinicio significa “borrón y cuenta nueva”. Puesto en marcha en 2015 con la agenda 2030, su propósito es reconfigurar el sistema sin reconocer que el problema de fondo es el Capitalismo, como lo hizo alguna vez el astrofísico inglés Stephen Hawking. Sólo lo reacomodan a las nuevas condiciones que imponen al mundo la 4ª revolución industrial, el calentamiento global y la disminución de reservas de combustibles fósiles. Gracias a ese garlito pretenden seguir sustituyendo gobierno por gerentes de sus negocios y globalizar el recetario del Consenso de Washington (1989), contando con la complicidad de los organismos internacionales (BM, OMS, FMI, OCDE, ONU…), comandados por el Departamento del Tesoro Norteamericano. Este año (2022), designaron a sus nuevos chivos expiatorios: la pandemia, la guerra en Ucrania, la recesión económica y el cambio climático.

Agenda 2030.

La propuesta para “humanizar” el capitalismo se formalizó en la ONU el 2015.  Allí se presentó la “Agenda para el Desarrollo Sostenible” con el propósito de poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas de las personas en 15 años. Evidentemente, dicha propuesta, provino de ¡los mismos verdugos! y aunque fue aprobada por unanimidad no todas las naciones la firmaron. Quienes sí lo hicieron, se obligaron a cumplir los 17 Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS) contemplados. Al ser Enrique Peña Nieto uno de los signatarios del documento, tales Objetivos (combatir la pobreza, cero hambre, salud y bienestar, educación de calidad, igualdad de género, reducción de las desigualdades, etc.) fueron incorporados al Proyecto Alternativo de Nación de AMLO. Tatiana Clouthier mencionó, como un motivo de su renuncia, bloqueos a la Secretaría de Economía para cumplir con la Agenda. (https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/development-agenda/).

Stakeholder Capitalism.

Ahora vuelven a pregonar que existen tres tipos de capitalismo (¿malo, malísimo y pésimo?): el de las partes interesadas (stakeholder capitalism), el de Estado y el de accionistas. La meta del tercero es aumentar los beneficios a los inversionistas. En el segundo, la rectoría de la economía recae en el Estado. El nombre del primero lo acuñó Schwab desde 1973 cuando logró convocar a 1000 compañías a las cuales, expropiando el término “Estado de Bienestar” después pidió procurar, además de su ganancias, beneficios ambientales, sociales, pagar impuestos, cero tolerancia a la corrupción, servir a sus clientes, respetar la competencia y los derechos humanos. Reunidas de nueva cuenta el 24 de septiembre de 2020, las trasnacionales dieron otro empujón a la Agenda 2030. Gustosos, el príncipe de Gales, socios de las grandes empresas telefónicas, cerveceras, farmacéuticas, alimentaria, financieras, petroleras (Ignacio Galán de Iberdrola), automovilísticas, embotelladoras (CocoCola)…, y la fundación Schwab ratificaron el acuerdo.

¿Cómo les va…?

El modelo continúa produciendo escombros. Es eficientísimo arrasando con todo lo que tenga valor; quiebra gobiernos incapacitándolos para recuperar su soberanía en la conducción y diseño de sus políticas. Kármicamente la avaricia de las corporaciones convoca el apocalipsis hasta en su lugar de origen. El mismo gobierno yanqui se hunde con el descomunal endeudamiento ocasionado por  privilegiar a los insaciables y voraces “machuchones”. De una deuda total de 31 billones de dólares, 24 billones pertenecen a los corporativos (Dpto. del Tesoro). Esa es una de las razones del porqué los yanquis no pueden estar sin guerras, las necesitan como el aire que respiran.

¿Cambio o extinción?

Es necesario aclarar que  lo bueno de los ODS es irrefutable; lo nefasto es que, al quedar bajo el control de los codiciosos, nunca se cumplirán y perpetúan la re-victimización y marginación de los afectados. La única salida es la caída del sistema neoliberal. Es eso o el apocalipsis. Lo que venga lo construirán los rebeldes a la cultura del híper-individualismo, superficialidad y el consumismo irracional. Esa es la esperanza que anima a los europeos a sublevarse contra sus gobiernos títeres. Dos cosas son ya imparables: la desglobalización política-económica y la multipolaridad.

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Brasil: Porque 2022 realmente no puede comenzar de verdad. Desencanto por el futuro y creación de esperanza

Porque 2022 realmente no puede comenzar de verdad. Desencanto por el futuro y creación de esperanza

Leonardo Boff

Estamos a mediados de 2021, un año que no ha terminado porque Covid-19 ha cancelado la cuenta atrás para continuar con su letal labor. 2022 aún no se puede inaugurar. El caso es que el virus ha puesto de rodillas a todos los poderes, especialmente a los militaristas, ya que su arsenal de muerte se ha vuelto totalmente ineficaz.

Sin embargo, la genialidad del capitalismo, respecto a la pandemia, ha provocado que la clase capitalista transnacional se reestructure a través del Gran Reseteo, expandiendo la reciente economía digital a través de la integración de los gigantes: Microsoft, Facebook, Apple, Amazon, Google, Zoom y otros con el complejo militar-industrial-seguridad. Tal evento representa la formación de un inmenso poder, nunca antes visto. Nótese que se trata de una potencia económica de carácter capitalista y que, por tanto, cumple su propósito esencial, el de maximizar las ganancias de forma ilimitada, explotando, sin consideración, al ser humano y a la naturaleza. La acumulación no es un medio para vivir bien, sino un fin en sí mismo, es decir, la acumulación por acumulación, que es irracional.

La consecuencia de esta radicalización del capitalismo confirma lo que un sociólogo de la Universidad de California en Santa Bárbara, William I. Robinson, bien observó en un artículo reciente (ALAI 20/12/2021): “En la medida en que el mundo se liberará de la pandemia, habrá más desigualdades, conflictos, militarismo y autoritarismo y, en la misma medida, se incrementará la agitación social y el conflicto civil;  los grupos gobernantes se esforzarán por expandir el estado policial global para contener el descontento masivo, que viene de abajo”. La inteligencia artificial, de hecho, con sus miles de millones de algoritmos servirá para controlar a todas las personas y a la sociedad en su conjunto. ¿A dónde llevará este poder brutal a la humanidad?

Conociendo la lógica inexorable del sistema capitalista, Max Weber, uno de los que mejor lo analizó críticamente, poco antes de su muerte, dijo: “Lo que nos espera no es el florecimiento del otoño, nos espera una noche polar, oscura. Oscura y ardua. (Le Savant et le Politique, París 1990, pág. 194). También acuñó la expresión fuerte que golpea el corazón del capitalismo: es una “jaula de hierro” (Stahlartes Gehäuse) que no puede abrirse paso y, por ello, puede conducirnos a una gran catástrofe (ver el análisis relevante de M. Löwy,  La jaula de hierro: Max Weber y el marxismo weberiano, México 2017). Esta opinión la comparten grandes nombres como Thomas Mann, Oswald Spengler, Ferdinand Tönnies, Eric Hobsbown, entre otros.

Los más importantes, además del Gran Reseteo de los multimillonarios, son: el capitalismo verde, el eco-socialismo, el ‘bien vivir y convivir’ de los andinos, la biocivilización de diversos colectivos y del Papa Francisco, entre otros. No hay espacio aquí para detallar este tipo de proyectos, lo que hice en el libro “Covid-19: Mãe Terra contra-ataca a Humanidade” (Vozes 2020). Yo solo diría: o cambiamos el paradigma de la producción, el consumo, la convivencia y, sobre todo, la relación con la naturaleza, con respeto y cuidado, sintiéndonos parte de ella y no por encima de ella como dueños y dueños, o se cumplirá la predicción de Max Weber: de 2030 a 2050 a más tardar, podríamos ver un Armagedón ecológico-social extremadamente dañino para la vida y la Tierra.

En este sentido, mi sentimiento del mundo me dice que quien destruya el orden del capital, con su economía, política y cultura, no sería un movimiento ni una escuela de pensamiento crítico. Sería la propia Tierra, un planeta limitado que ya no soporta un proyecto de crecimiento ilimitado. El cambio climático visible, objeto de discusión y decisión (prácticamente ninguna) de la última COP de Naciones Unidas, el creciente agotamiento de los bienes y servicios naturales, fundamentales para la vida (The Earth Overshoot) y la amenaza de romper el principal de las nueve barreras al desarrollo que no se pueden deshacer a costa del colapso de la civilización son algunos indicadores de una tragedia inminente.

Un número significativo de expertos en clima dice que estamos retrasados. Con los gases de efecto invernadero ya acumulados, no podremos contener la catástrofe, sino solo, con ciencia y tecnología, mitigar sus desastrosos efectos. Pero vendrá la gran crisis irreversible. Por eso se han vuelto escépticos e incluso tecno-fatalistas.

¿Somos pesimistas resignados o, en el sentido de Nietzsche, proponentes de una “resignación heroica”?  Aprecio, como solía decir un presócrata: debemos esperar lo inesperado, porque si no lo esperamos, cuando llegue, no lo notaremos. Lo inesperado puede suceder, desde una perspectiva cuántica: el sufrimiento actual por la crisis sistémica no será en vano;  Se acumulan energías benéficas que, habiendo alcanzado cierto nivel de complejidad y acumulación, darán un salto a otro orden superior con un nuevo horizonte de esperanza para la vida y para el planeta viviente, Gaia, Madre Tierra. Paulo Freire acuñó la expresión Esperançar: no nos quedemos esperando que algún día la situación mejore, sino creamos las condiciones para que la esperanza no quede vacía, pero que -con nuestro compromiso – se haga efectiva.

Creo que este salto, con nuestra participación, podría darse y entraría dentro de las posibilidades de la historia del universo y de la Tierra: del actual caos destructivo podemos pasar a un caos generativo de una nueva forma de ser y que habita el planeta Tierra.

Esto es lo que creo y espero, reforzado por la palabra del Apocalipsis que dice: “Dios creó todas las cosas por amor, porque es el apasionado amante de la vida” (Sab 11, 26). No permitirá que terminemos tan trágicamente. Seguiremos viviendo bajo la benévola luz del sol.

Leonardo Boff, ecologista, scritore y filósofo de la liberación. Es autor de: “El doloroso nacimiento de la Madre Tierra: una sociedad de fraternidad sin fronteras y amistad social”, Voices 2021;  “Habitando la Tierra: ¿cuál es el camino hacia la hermandad universal?”  Voces 2021.

Fuente de la Información: https://www.farodiroma.it/porque-2022-realmente-no-puede-comenzar-de-verdad-desencanto-dpor-el-futuro-y-creacion-de-esperanza-leonardo-boff/

 

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