Mundo: Moda nupcial contra el matrimonio infantil

Save the Children y Barcelona Bridal Fashion Week suman fuerzas contra el matrimonio infantil. Más de 22.000 niñas mueren en todo el mundo a causa de los embarazos y los partos derivados de esta problemática.

Las niñas del mundo entero tienen derecho a vivir la mejor de las infancias, a jugar, a sentirse seguras y a soñar con qué quieren ser de mayores. Pero cada día, millones de niñas ven incumplidos sus derechos y se convierten en adultas antes de tiempo porque son obligadas a casarse. El matrimonio infantil es una de las principales amenazas para la educación, la salud y la seguridad de la infancia en todo el mundo. Niñas de tan solo nueve o diez años son obligadas a casarse con hombres, con frecuencia, mucho mayores, en muchos países de África y Asia.

Cada año, más de 22.000 niñas mueren en todo el mundo a causa de los embarazos y los partos derivados del matrimonio infantil. Concretamente, en África Occidental y Central, que cuenta con la tasa más alta de matrimonio infantil en el mundo, se producen casi la mitad (9.600) de todas las muertes estimadas relacionadas con el matrimonio infantil. Esto son 26 muertes al día.
Aunque en los últimos 25 años se han evitado casi 80 millones de matrimonios infantiles en todo el mundo, los avances se habían estancado incluso antes de la pandemia del COVID-19, que no ha hecho más que agravar las desigualdades que impulsan el matrimonio infantil. Con el cierre de las escuelas, los servicios de salud bajo presión o cerrados y un mayor número de familias empujadas a la pobreza, las mujeres y las niñas se enfrentan a un mayor riesgo de violencia. Y las predicciones no son muy esperanzadoras: se espera que otros 10 millones de niñas se casen de aquí a 2030.

El matrimonio infantil en Mauritania

Esta semana está teniendo lugar la Barcelona Bridal Fashion Week (BBFW), el evento líder en moda nupcial, y como viene haciendo desde hace un tiempo el salón colabora con Save the Children para luchar contra el matrimonio infantil. En la edición de este año, la BBFW centra sus esfuerzos solidarios en uno de nuestros proyectos contra el matrimonio infantil en Mauritania que busca empoderar a las niñas a través de la educación. El matrimonio debería ser un sueño para cualquier mujer, no una pesadilla.

En este país situado en el noroeste de África, el matrimonio infantil se sitúa como una de las principales causas de la deserción de las niñas del sistema educativo, el embarazo precoz, la mortalidad durante el parto y la violencia conyugal. Esta situación es todavía más alarmante entre la población refugiada. “El matrimonio de las niñas es consecuencia de la superposición de diferentes factores de vulnerabilidad, como la falta de recursos económicos, las normas de género, culturales y sociales, y la falta de un sistema de protección y servicios de base”, explica Michela Ranieri, experta en política exterior de Save the Children.

Mauritania cuenta con una población donde el 51,8% son mujeres y el 48,2% hombres. Su población es joven: más del 61% tiene menos de 25 años. El grupo compuesto de madres con sus hijos e hijas forman un 66% de la población total. A pesar de los avances logrados en el contexto de la protección de la infancia en el país, los niños y niñas continúan sufriendo violencia, abuso, abandono, discriminación y explotación.

Fuente: https://www.elperiodico.com/es/internacional/20220422/moda-nupcial-matrimonio-infantil-13552972

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La inocencia interrumpida.

Por: Carolina Vásquez Araya.


Las consecuencias de un embarazo temprano repercuten por el resto de la vida.

Los embarazos en niñas y adolescentes –de entre 9 y 18 años- cuyas cifras alarmantes se mantienen al alza en todos nuestros países, constituyen una de las más graves patologias sociales y la segunda causa de muerte en ese grupo etario. Dada la visión estrecha y patriarcal de quienes establecen la pertinencia de las políticas públicas, así como de sociedades cuyos marcos valóricos manifiestan una fuerte influencia de doctrinas religiosas, este sector de la población es uno de los más desatendidos y, por lo tanto, carente de palancas políticas para hacer valer sus derechos. Una de las principales causas de la vulnerabilidad en la cual se desarrolla la infancia es la preeminencia de la absoluta autoridad de los adultos en su entorno y, consecuentemente, la total indefensión de la niñez.

La inmensa mayoría de mujeres adultas –si no la totalidad- aun cuando muchas intenten negarlo, hemos sufrido el impacto de un sistema cuyas normas marginan a niñas y mujeres como si fuera una ley de la naturaleza. Los acosos y agresiones sexuales, tanto dentro del hogar como en el vecindario, en las calles o en la escuela, han sido una constante de abrumadora incidencia al punto de transformarse en una especie de maldición inevitable para esta mitad de la población. De tales agresiones, una de las más graves consecuencias son los embarazos en una etapa precoz del desarrollo.

Las instituciones encargadas de salvaguardar la seguridad de este importante segmento, sin embargo, han sido incapaces de protegerlas; ya sea por falta de políticas públicas o, simplemente, nulo interés por la integridad de un sector caracterizado por su escaso poder de incidencia política. Cautivas en un sistema que las castiga por su condición de niñas, las condena a embarazos, partos y maternidades para los cuales no están preparadas física ni psicológicamente, con riesgo de muerte y el desafío de afrontar una marginación familiar y social cuyo impacto les causará aislamiento, pobreza, pérdida de autoestima, patologías físicas y emocionales irreversibles y un sinnúmero de amenazas contra su normal desarrollo de vida.

A pesar del trabajo de algunas organizaciones preocupadas por hacer de este sensible tema un motivo de acción, resulta evidente la ausencia de mecanismos de protección para evitar los abusos y las consecuencias devastadoras de tales agresiones. Las sociedades aún son incapaces de captar las dimensiones de su responsabilidad en un problema de tal trascendencia y se hacen a un lado cuando se plantea la urgente necesidad de establecer parámetros legales –como el derecho al aborto y a la oportuna educación sexual y reproductiva- frente a esta terrible pandemia de embarazos tempranos,
todos ellos resultado de violaciones.

Una niña no es un juguete sexual ni un objeto a disposición de los hombres de su entorno, pero miles de ellas terminan por perder su inocencia de golpe en una de las formas más crueles imaginables y sus victimarios –la mayoría de veces personas “de confianza”, como padres, hermanos, tíos, pastores y sacerdotes, maestros y vecinos- las transforman en sus esclavas sexuales bajo amenaza, sin la mínima posibilidad de defenderse. Es de preguntarse ¿en dónde están las instancias supuestas a protegerlas?

¿En dónde la justicia, los sistemas de educación y salud, en dónde sus familias? El drama persiste y las cifras aumentan a diario; las niñas desaparecen en redes de trata o sus cadáveres son desechados como basura en cualquier barranco, sin que a la sociedad eso le sea motivo suficiente para reaccionar.

Los derechos de la niñez continúan como tema pendiente.

Fuente e imagen: https://insurgenciamagisterial.com/la-inocencia-interrumpida/

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