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Ecuador asegura conectividad a internet para facilitar educación virtual en pandemia

América del sur/Ecuador/Diciembre 2020/http://spanish.peopledaily.com.cn/

El Gobierno de Ecuador lanzó hoy martes el programa «Canasta Digital», a través del cual se garantiza la conectividad a internet en todo el país con la instalación de 6.900 zonas wifi y la entrega de tabletas electrónicas para facilitar la educación virtual durante la pandemia del nuevo coronavirus.

El ministro de Telecomunicaciones, Andrés Michelena, presentó el programa en un acto oficial en el que participó el presidente Lenín Moreno.

«El futuro apunta a ser virtual, habrá que acostumbrarse a esa realidad, y la única forma es tener instrumentos digitales», dijo el mandatario, tras destacar la necesidad de cerrar la brecha digital en Ecuador con un acceso equitativo a la tecnología.

«Es importante que nosotros tengamos equidad digital (…) más aún los pobres, porque sabemos que la brecha que se abre, por las condiciones socioeconómicas y por la brecha científica, puede ser inmensa», apuntó.

Como parte del programa «Canasta Digital», Moreno entregó simbólicamente dos tabletas de un total de 100.000 que el Ministerio de Telecomunicaciones entregará en una primera fase a estudiantes del sistema educativo público para facilitar la teleeducación durante la pandemia.

Por la emergencia sanitaria, Ecuador mantiene suspendidas las clases presenciales en todos sus niveles, y debido a la nueva normalidad se realizan de manera virtual a través de plataformas digitales.

La situación generó dificultades en el aprendizaje, sobre todo en los sectores más pobres del país, debido a la carencia de internet y de dispositivos para acceder a la educación virtual.

En esa línea, Moreno resaltó que «es enorme el esfuerzo que ha hecho el Ministerio de Telecomunicaciones y el Gobierno para poder equiparar oportunidades» con la entrega de tabletas y la instalación de zonas wifi.

El ministro Michelena detalló a su vez que 2.756 puntos wifi se instalarán en parques y plazas públicas, 2.535 en escuelas y 523 en edificios públicos, entre otros espacios.

Además, se implementará la «Van Móvil de Internet», vehículos que recorrerán las 24 provincias del país para llegar con servicio de internet donde no existe conectividad.

«Estos vehículos se han adaptado para tener varios usos, como educación y trámites digitales», apuntó.

De igual manera, indicó que durante este mes se distribuirán 100.000 tabletas a estudiantes de tercer año de bachillerato junto con 50.000 chips, cada uno con 5 GB (gigabytes) de datos móviles gratis.

Ecuador registró 988 nuevos casos de contagio del nuevo coronavirus (COVID-19) en las últimas 24 horas, con lo que la cifra total se elevó a 193.673 desde el inicio de la pandemia, el pasado 29 de febrero, según el reporte diario del Ministerio de Salud.

Además, la nación andina, sumó 9.052 fallecidos confirmados por el virus y 169.804 pacientes recuperados de la enfermedad en nueve meses de pandemia.

Fuente: http://spanish.peopledaily.com.cn/n3/2020/1202/c31617-9794743.html

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La deserción escolar por la pandemia amenaza el futuro de los niños en India

 Las calles repletas de niños en una barriada de Nueva Delhi en pleno horario escolar, muestran los efectos de siete meses de confinamiento en la India, una situación que se traducirá en muchos casos en el abandono de la escuela.

Con unos 250 millones de estudiantes, la reapertura oficial de los colegios esta semana en la India fue solo sobre el papel, ya que la mayor parte de sus regiones decidieron prolongar el cierre ante el continuo aumento de casos de coronavirus en el segundo país más afectado, con más de 7 millones de infecciones.

A la pobre infraestructura educativa, sobre todo en la India rural y suburbana, y una sociedad que ya hacía desertar a niñas durante su semana de menstruación o a niños durante las épocas de trabajo en los campos, se suma ahora la pérdida de un año escolar por la pandemia.

Desde el cierre de los colegios en marzo, la alternativa de clases online se convirtió en la mayoría de los casos en una quimera, tanto por la falta de acceso a internet como de dispositivos suficientes en las familias con varios hijos.

Bajo un techo de lona, junto a las obras de un puente en el capitalino Yamuna Kadhar, un maestro intenta mantener al día la formación de una veintena de jóvenes entre el ruido de las máquinas y el polvo que levantan las excavadoras.

«La educación (ahora) es difícil para una familia campesina que por ejemplo tiene cuatro niños con un solo teléfono en casa (…) Además, sin conexión eléctrica, el celular tiene que cargarse repetidamente con un panel solar», por lo que durante la espera «ya habrá perdido la clase», explica a Efe el maestro, Arvind Kumar.

Además, añade, los padres deben ir también al colegio todas las semanas a recoger el material de trabajo para sus hijos, lo que implica problemas laborales por las periódicas ausencias.

El coronavirus hace que muchos niños abandonen, «quieran o no».

UN FUTURO SIN EDUCACION

Un informe del Banco Mundial publicado este mes estimó que los confinamientos en el Sur de Asia dejaron sin educación a 391 millones de estudiantes de primaria y secundaria, la mayoría de ellos en la India.

«Esto está provocando un gran número de deserciones y pérdidas sustanciales de aprendizaje, que tendrán un impacto de por vida en la productividad de una generación de estudiantes», indica el estudio, que estima que 5,5 millones de esos alumnos abandonará su educación.

Esa falta de aprendizaje puede proyectarse además en los ingresos futuros de los jóvenes, dice el Banco Mundial, con una pérdida media de 4.400 dólares a lo largo de su vida, «lo que equivale al 5 % de sus ingresos totales».

Al trasladar esta cifra a todos los niños en el Sur de Asia, la región podría perder 622.000 millones de dólares por el cierre de escuelas por la pandemia, o hasta 880.000 millones en un escenario más pesimista, estimó.

REZAGADOS

Una perspectiva que parece que se repetirá en barrios como Yamuna Khadar, donde entre sus 2.000 viviendas no hay escuela, ni baños, y el servicio de agua potable y eléctrico es ineficiente o simplemente no existe.

En esta situación, el acceso a la educación en un periodo de emergencia sanitaria es un privilegio, afirma a Efe el investigador de campo y activista por el derecho de las tierras Dev Pal.

Por una parte, una «familia no puede comprar tres o cuatro teléfonos porque debido a la COVID-19 la mayoría han perdido su trabajo» y, por otro lado, «muchos de los padres, con una pobre educación, no saben usar el teléfono inteligente», explica.

Fuente: https://es-us.noticias.yahoo.com/deserci%C3%B3n-escolar-pandemia-amenaza-futuro-091948447.html

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Estudiantes de Ecuador protestan por recorte de presupuesto a universidades

Mauricio Chiluisa, presidente nacional de la Federación Estudiantil Universitaria de Ecuador (FEUE), convocó una movilización nacional este 8 de octubre, contra medidas del gobierno nacional que afectan la educación y la salud públicas, entre otros sectores.

Los estudiantes universitarios se movilizarán ante el recorte presupuestario en las casas de estudios, dictaminado por el Ejecutivo nacional y que afecta las carreras y la permanencia de docentes, por lo que se unirán la Asociación Nacional de Educadores, docentes universitarios y estudiantes secundarios.

«El recorte presupuestario no solo a las universidades, sino a todo el sistema de educación en general ha generado problemas en el proceso de enseñanza-aprendizaje y también en garantizar el derecho fundamental que tenemos los jóvenes de acceder a la educación en igualdad de condiciones», alertó Chiluisa, reseña Prensa Latina.

Asimismo, criticó el manejo de la administración nacional de la emergencia sanitaria derivada del Covid-19, por priorizar el pago de deuda externa a acreedores mientras otros países optaron por una moratoria, así como el nuevo crédito del Fondo Monetario Internacional.

La movilización también será un espacio para homenajear a quienes estuvieron en los 11 días de paro contra disposiciones en temas económicos consideradas un paquetazo neoliberal, desarrollados del 3 al 13 de octubre de 2019 en diversas urbes de este territorio sudamericano.

Esta será una jornada pacífica, con concentraciones en universidades y ante las sedes de varias gobernaciones, en diferentes momentos del día, e incluyen la posibilidad de hacer marchas de antorchas en la tarde-noche en algunas ciudades, de acuerdo con las precisiones.

La FEUE prepara otras marchas durante el mes de octubre, con el objetivo de hacer ver al Ejecutivo que desde varios frentes la ciudadanía rechaza las medidas económicas neoliberales nocivas, principalmente, para los sectores de menos ingresos.

Fuente: http://www.radiomundial.com.ve/article/estudiantes-de-ecuador-protestan-por-recorte-de-presupuesto-universidades

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México: Diez mil actividades culturales de la UNAM durante la pandemia

Leonardo Frías/ Gaceta UNAM

Habló el espíritu desde el primer día de confinamiento, con teatro, danza, música y ciencia. La Universidad Nacional, por medio de la Coordinación de Difusión Cultural (CDC), informó que en los primeros 150 días de distanciamiento físico por la emergencia sanitaria, el programa Cultura UNAM en Línea ha emprendido 10 mil actividades, clasificadas en 31 categorías, beneficiando a alrededor de 6 millones de personas.

Al intervenir en el programa La UNAM responde, de la televisora universitaria, Paola Morán Leyva, secretaria técnica de Vinculación de la CDC, de creadores y artistas se reconvirtió a los medios digitales 70% reveló además que la presencia en redes se incrementó para llegar casi a 11 millones de seguidores.

“Podemos hablar de que 70 por ciento de los creadores y artistas del sector cultural se reconvirtió a los medios digitales, a trabajar en línea; sin embargo, sólo 21 por ciento recibe una remuneración, porque se cree que la cultura es una cuestión gratuita. Ante esto debemos repensar cómo la promovemos, y hacer notar a los consumidores que también es una industria y así hay que verla”, mencionó.

Escena Viva, Museo del Chopo.

Por su parte, Juan Ayala Méndez, secretario técnico de Planeación y Programación, también de la CDC, indicó que aun cuando las actividades culturales se reconvirtieron en acciones digitales, la UNAM diversificó su oferta y elaboró sus contenidos con base rigurosa y científica. Paola Morán aseguró que la cultura por tener ese carácter presencial ha sido uno de los sectores más lastimados en el contexto actual.

Debido a ello, se ha abierto un espacio de reflexión crítica, mediante la Cátedra Internacional Inés Amor en Gestión Cultural, que impulsa tres proyectos de carácter analítico y académico, el cual busca “delinear un nuevo modelo de desarrollo que permita la participación de su gremio y de la sociedad en la creación de sus políticas y programas públicos”.

En tanto, Juan Ayala Méndez apuntó que toda la vasta oferta que se ha hecho a lo largo de estos meses, ha servido para replantear los usos de dicho sector.

“Las actividades culturales generan 702 mil millones de pesos, es decir 3.16 por ciento del PIB, según el Inegi en 2018. No obstante, sólo se ha destinado 1.3 por ciento del presupuesto de egresos de la Federación, y 1.07 del PIB, a estas tareas que son tan amplias y que trascienden las instituciones.”

En estos días no únicamente se han mostrado los huesos de este sector en México, los problemas evidenciados incluso antes de la pandemia, sino que gracias a que la comunidad es muy participativa, “los retos han sido más que superados con todas las condiciones de precariedad”.

Por último, Ayala Méndez confirmó que las propuestas de Cultura UNAM al aire libre, como teatro y autocinema, entre otras, se realizarán sólo con semáforo amarillo y medidas rigurosamente precautorias. Los emblemáticos foros, centros, casas, se abrirán hasta que se declare el semáforo verde, y solamente podría ocuparse 30 por ciento de su aforo.

Tocada del Miércoles, Música UNAM. Fotos: CDC.

Fuente e imagen: https://desinformemonos.org/diez-mil-actividades-culturales-de-la-unam-durante-la-pandemia/

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Reino Unido: The Preventable Trauma Of COVID Childbirth

The Preventable Trauma Of COVID Childbirth

“The baby is dead. We can’t assist you here.” By the time she heard these devastating words, the pregnant Yasmelis Casanova had endured a long and painful journey, passing through multiple COVID-19 checkpoints, to the hospital in Caracas, Venezuela. She bled for hours without treatment. When doctors at a second hospital finally operated on her, they removed her ovaries without her prior consent.

Then, she spent 20 days there almost entirely alone; due to COVID-19 restrictions, visits were banned. Venezuela’s health-care infrastructure was crumbling well before the pandemic, but the COVID-19 crisis has pushed it to the point of collapse. Many women experiencing obstetric emergencies now struggle to reach hospitals, let alone gain access to adequate care. Yet such failures can be seen far beyond Venezuela, in rich and poor countries alike.

Last month, the United Kingdom (UK)-based political website, openDemocracy released the results of a global investigation into the treatment of women in childbirth during the COVID-19 pandemic. Across 45 countries – from Canada to Cameroon, from the UK to Ecuador – we found what doctors and lawyers describe as “shocking” and “unnecessary” breaches of laws and World Health Organization (WHO) guidelines intended to protect women and babies during the pandemic.

The WHO’s specific COVID-19 guidelines affirm, for example, that women should be accompanied by a person of their choice while giving birth. Yet, across Eurasia and Latin America – including in at least 15 European countries – women have been forced to give birth without companions.

Likewise, the WHO asserts that procedures like C-sections should be performed only when they are medically necessary or have the woman’s consent. Yet in 11 countries, women reported that they didn’t consent to C-sections, inductions, and episiotomies (the cutting of a woman’s vagina) that were performed on them, or said that they did not believe these procedures were medically necessary.

WHO guidelines also dictate that women receive breastfeeding support and the opportunity for skin-to-skin contact with new born babies. Yet mothers have been separated from new born babies in at least 15 countries – including at least six European countries – and prevented from breastfeeding in at least seven, even though there is no conclusive evidence that COVID-19 can be transmitted through breast milk. Doctors and health experts agree: none of this is necessary to prevent the spread of COVID-19.

Likewise, there have been multiple reports of pregnancy deaths in Africa, after transport and other lockdown restrictions prevented women from reaching hospitals. Many women in developing countries have been forced to give birth in unsanitary and unsafe conditions. Experts now warn that over the course of just six months, COVID-19 restrictions and health-service disruptions could cause up to 56,700 additional maternal deaths in low- and middle-income countries.

If this is not enough to expose the flaws in current COVID-19-prevention measures, consider how unevenly they are implemented (and lifted). In some parts of England, women can now take their partners to the pub, but not to antenatal appointments.

This reflects a long history of the “postcode lottery” dictating access to health care and other services, from in vitro fertilization clinics to domestic violence shelters. And it fits a wider global pattern of downgrading women’s rights and needs, including during childbirth. Just last year, a WHO-led study reported that 42 percent of the women interviewed by researchers in Ghana, Guinea, Myanmar, and Nigeria said they had experienced physical or verbal abuse, stigma, or discrimination in health facilities during childbirth.

In Latin America, several countries – including Argentina, Ecuador, Mexico, Uruguay, and Venezuela – have passed laws against the performance of medical procedures, such as C-sections, without informed consent. But they are very rarely enforced, and advocates report that authorities and medical staff normalise such obstetric violence.

In fact, before the pandemic, 40 percent of babies across Latin America were already being delivered by C-section, though this method poses higher risks for mother and baby. The WHO recommends a rate of around 15 percent, emphasising that C-sections should be carried out only when medically justified.

Furthermore, most African countries were already off track to meet their targets for reducing maternal and infant deaths by 2030, part of the United Nations (UN) Sustainable Development Goals (SDGs). As Jesca Nsungwa Sabiiti, Uganda’s maternal and child health commissioner, has noted, the pandemic is likely to delay achievement of the targets even further. But just as the COVID-19 crisis can impede progress, it can also spur change, by forcing governments and civil society to rethink how our health systems, economies, and societies are organised.

So far, discussions – especially among policymakers – have tended to be narrow, focused on short-term solutions. If we are to build the “equitable, resilient, and sustainable” post-COVID world that many leaders advocate, we must embrace a much more ambitious vision of what public health really means.

For example, laws protecting the vulnerable need to be enacted and enforced. Health bodies and other agencies must investigate violations and hold medical providers accountable. And governments and donors must allocate far more resources for advocacy in problematic areas such as maternal health, and for implementing a rights-based approach to medical training and service provision across the board.

The issue extends far beyond direct medical care. Today, women can be imprisoned for having miscarriages (as in El Salvador) and detained for non-payment of hospital bills after childbirth (as in Kenya). Structural inequality and discrimination based on gender, race, class, disability, and more still shapes every aspect of our lives, in rich and poor economies alike. All of these failures undermine public health.

Far too many women have felt alone, scared, and traumatised while giving birth during the pandemic. In openDemocracy’s investigation, one woman in Italy expressed her hope that policymakers and medical providers would learn from her suffering, and the suffering of those like her, so that other women wouldn’t have to endure what she did. We owe it to these women to ensure that they do.

Fuente de la información: https://theaseanpost.com/article/preventable-trauma-covid-childbirth

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Completa Uruguay reapertura de aulas presenciales en pandemia

América del sur/Uruguay/02 Julio 2020/prensa-latina.cu

El Ministerio de Educación de Uruguay abre hoy más aulas escolares en la tercera y última etapa de una reanudación docente bajo la emergencia sanitaria en el país y asistencia voluntaria de alumnos.
Con pronosticada baja concurrencia como las registradas dos anteriores fases, el 1 y el 15 de junio pasados, la secretaria general de la Federación Uruguaya de Magisterio, Elbia Pereira, reiteró la difícil situación que entraña para sus colegas profesionales.

Puntualizó que implica un mayor esfuerzo para atender a grupos que están subdivididos a fin cumplir con el protocolo sanitario establecido, y la dificultad de sostener el distanciamiento entre los niños, sobre todo en los más chicos.

La dirigente sindical agregó que la respuesta de las familias, en cuanto a enviar o no a los menores a las escuelas, depende de la edad de los alumnos y del invierno, ya que ‘aún estamos en contexto de pandemia’.

Al menos el presidente del Consejo Directivo (Codicen) de la Educación Pública, Robert Silva, indicó que ‘por ahora seguimos con la asistencia voluntaria, mientras esté la emergencia sanitaria, primará el derecho de los padres a elegir enviarlos o no, antes que la obligatoriedad establecida por ley’

Dijo que permanecerán cerradas las escuelas en el departamento Treinta y Tres con un preocupante brote de la pandemia que hizo subir de 12 a 84 los casos activos de contagio en el país

Respecto al fronterizo territorio Rivera con Brasil en esta jornada comenzarán las clases presenciales en las escuelas de Tiempo Completo y Aprender y las presenciales en las escuelas comunes se aplazarán hasta el 13 de julio.

Durante las dos etapas previas de vuelta a las aulas, se completó en las escuelas rurales, arrancó en educación especial media y media superior, primera infancia, liceos públicos y privados y formación técnica.

En esta tercera ronda se habilita la docencia presencial a todo el país en los distintos niveles de enseñanza con la extensión a Montevideo y el área metropolitana que se mantuvo en suspenso y donde se pondrá a prueba si llegó el momento de la nueva normalidad en la esfera social probablemente más sensible.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=377603&SEO=completa-uruguay-reapertura-de-aulas-presenciales-en-pandemia
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Educación, Protocolos y Aprendizajes Colectivos

 

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

Carecemos de teoría y práctica en materia de protocolos de actuación entre la escuela y la familia para hacer frente a una emergencia sanitaria como la que vivimos.

En marzo pasado, cuando analizaba el contexto de la contingencia sanitaria (epidemia-pandemia de la enfermedad covid-19) sugería que, en el caso de las políticas públicas educativas en México, hubo carencia de mecanismos de coordinación en las relaciones entre la Escuela y la Familia. Al respecto, escribí esto y propuse las siguientes preguntas: “…lo que se observa, hoy, es que no contamos, socialmente, con protocolos de actuación para hacer frente a este tipo de epidemias. ¿Por qué no aprendimos lo conducente de las experiencias anteriores? ¿Por qué no hemos “institucionalizado” las acciones preventivas y evitar las “remediales”? ¿Por qué carecemos de un programa de acciones preestablecidas, programadas o bien organizadas para hacer frente a estas situaciones adversas donde cada quien sepa qué hacer y cómo actuar?”

Sin embargo, sociedades como la nuestra, quizá, están relativamente preparadas ante determinadas situaciones adversas, para lo cual contamos ya, con ciertos protocolos de actuación, debido a las condiciones geográficas y naturales, esto para prevenir el desenlace y las consecuencias de algunos “desastres naturales” no previstos (y poco o nada predecibles) como ha sucedido con los sismos o huracanes.

A propósito de ello justamente, cabe mencionar que, durante el sismo reciente del pasado martes 23 de junio 2020, los protocolos de protección civil de nuestro país (ámbitos nacional y locales) mostraron su eficiencia, sentido de oportunidad y coordinación, a través de las acciones que realizaron los diferentes elementos de la estructura de participación ciudadana (más allá de la “alerta sísmica”), en la cual actuaron y actúan las instituciones (coordinadoras en lo general) y la ciudadanía (amplia participación en lo singular) de varias entidades federativas, que regularmente son afectadas por este tipo de fenómenos naturales. Es necesario reconocer esta efectiva actuación gubernamental y social, para no generar la idea de que los comentarios son siempre negativos.

No obstante, -dije en marzo pasado y ahora lo reitero-, “poco hemos trabajado a favor de las labores preventivas o de protección civil en materia de epidemias o pandemias en el ámbito educativo, específicamente en el conjunto de instituciones (actores, liderazgos y reglas) que integran el sistema escolarizado. No al menos en las necesarias acciones de coordinación que se requirieron (y se requieren) llevar a cabo entre los integrantes de la escuela y el hogar.”

Cuando se suspendieron clases o se inició el receso escolar en marzo pasado, por ejemplo (hace más de 100 días naturales y más de 50 días hábiles, sin contar los días de Semana Santa ni de Pascua), los Consejos Técnicos Escolares (CTE), si siguiéramos un adecuado protocolo de actuación Escuela-Familia, se debieron de haber convertido en Consejos Escolares de Emergencia Sanitaria (CEES) -figura que no existe, por cierto-, para poner en acción un conjunto o paquete de medidas y actividades coordinadas, a efecto de dar continuidad a los planes y programas educativos en condiciones extraordinarias, con criterios de equidad e inclusión. Y para actuar, en forma paralela, frente a la crisis de salud pública como dispositivo preventivo y no necesariamente como acción remedial. Dicho protocolo, tristemente, no se desencadenó.

Dos meses después, a finales de mayo, el titular de la SEP, Moctezuma Barragán, indicó que hubo un protocolo de actuación para el sector educativo ¿alguien sabe de su contenido? ¿quién participó en su diseño? Sobre ese supuesto protocolo, he preguntado a directivos y docentes de escuelas de educación básica, pero nadie sabe de él. En la Unidad UPN de Querétaro, mi centro de trabajo, jamás se dio a conocer ningún protocolo proporcionado por las autoridades educativas federales o estatales.

Dentro del mencionado análisis pregunté y sugerí, así mismo, lo siguiente: Si la anterior pandemia (virus de la influenza H1N1) se registró hace más de 10 años ¿podríamos imaginar una condición de “aprendizaje comunitario”, para la siguiente década, en la cual no seamos presas de la improvisación y la incertidumbre, como si fuera una emergencia que enfrentamos, como sociedad, por primera vez? Para entonces ya habrá suficiente “experiencia colectiva” ¿O no? Ese sería el escenario deseable para dentro de una década, aproximadamente, pero eso no sucedió lamentablemente en 2020, de marzo a la fecha. No hubo, quizá, un adecuado ni significativo “aprendizaje colectivo” entre 2009 y 2020.

En ese contexto, hablé de la noción de “aprendizaje comunitario”, (así le llamé para distinguirlo del “aprendizaje social” de A. Bandura), que se refiere a los cambios que se establecen de manera colectiva con respecto a una situación, conflicto o crisis, es decir, cuando los sujetos de una comunidad “instituyen” esos cambios para hacer frente a condiciones adversas o no. Un ejemplo de “aprendizaje comunitario”, efectivo, es el que se ha mostrado durante los últimos años (incluyo a la experiencia y a los efectos producidos por el sismo de 2017), cuando los sistemas de protección civil se han desempeñado cada vez de manera más coordinada, en cantidad y en calidad de los procedimientos y las acciones.

Esto lo comento porque en varias colaboraciones anteriores, he señalado que no hemos aprendido, como sociedad, como comunidad (es decir, de manera institucional), las lecciones de la coyuntura sanitaria, por ejemplo, de la Influenza del 2009 (H1N1). Y no sólo lo digo para nuestro país (como Estado-nación), sino como conjunto de naciones, como sociedad en su conjunto, a nivel global ¿Por qué colapsan los sistemas de salud pública de países centrales, “ricos”, como en Estados Unidos? ¿Qué pasó con los sistemas de prevención y de salud pública en general de algunas naciones “centrales” o “altamente desarrolladas” como Italia, Francia o España?

Me parece, entonces, que carecemos de teoría y práctica en materia de protocolos de actuación entre la escuela y la familia para hacer frente a una emergencia sanitaria como la que vivimos; esto es, no existen dispositivos preventivos de actuación oportuna en México, entre el sistema educativo y su extensión-conexión con la sociedad civil, dicho ello, repito, en contextos de emergencia de salud pública.

Todo parece indicar que hay mucho por hacer en este punto de la gestión y el diseño de las políticas públicas educativas. Sobre todo, pienso que hace falta un mayor vínculo entre los sistemas de salud y de educación para dar respuestas más efectivas y organizadas, planificadas, en este tipo de coyunturas, donde se ponga por delante la prevención de enfermedades y la atención a la población más vulnerable, con especial énfasis en niñas, niños, jóvenes y adultos mayores.

Fuente e imagen: https://www.sdpnoticias.com/columnas/educacion-protocolos-y-aprendizajes-colectivos.html

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