La deuda universitaria en Chile que asfixia a los estudiantes y beneficia a los bancos

Por: Meritxell Freixas Martorell

Los estudios de grado en los centros públicos cuestan entre 20.000 y 50.000 euros por lo que los jóvenes tienen que recurrir a un préstamo bancario con el aval del Estado.

El día que Belén Pérez acudió al recinto universitario para firmar el crédito que le permitiría tener acceso a los estudios superiores no lo podía creer. Fue en 2010 cuando, después de comer y acompañada de sus compañeras de carrera, ingresó al edificio y se encontró con una enorme carpa por la que desfilaban miles de personas. “Tenías que tomar un número y te asignaban un banco, entonces tenías que hacer la cola al banco que te tocaba”, recuerda la joven.

Belén tiene 26 años y hace dos se licenció en Ortodoncia en la Universidad Autónoma de Chile, de titularidad privada. Es una de las muchas estudiantes que tuvieron que endeudarse para poder acceder a la universidad. Una realidad que han vivido varias generaciones de jóvenes del país suramericano, uno de los más caros para la educación superior, según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), y el más privatizado de América Latina. En la región, las universidades públicas o estatales son gratuitas o bien, el pago de aranceles es muy inferior al chileno. Por eso, la alternativa para los estudiantes chilenos es aceptar un crédito que fue pensado especialmente para ellos.

El Crédito con Aval del Estado (CAE) se puso en marcha durante el primer gobierno de Michelle Bachelet (2006-2010), pero fue ideado en el gobierno de su predecesor, Ricardo Lagos. Se diferencia de otros créditos porque el aval del estudiante es siempre el Estado. Inicialmente, el CAE se vendió como una fórmula para dar acceso y masificar la educación superior, que había quedado restringida a las clases más acomodadas tras los 17 años de dictadura de Augusto Pinochet y su feroz privatización de derechos básicos. Después de la poca popularidad de otros mecanismos de financiación educativa, el CAE se presentó a los jóvenes como un crédito de fácil acceso que entregaba la posibilidad de tener un futuro abierto y lleno de oportunidades, sobre todo para aquellos que eran la primera generación de la familia que entraba a la universidad.

Este mes, Belén ha pagado su primera cuota del CAE. Después de 18 meses, ha llegado al final del llamado “período de gracia”, una especie de concesión temporal que dan los bancos para que los jóvenes encuentren un trabajo después de graduarse que les permita enfrentar la deuda. Una vez superado este plazo, ya no hay excusas y cada mes, puntualmente, los estudiantes deben abonar sus tasas. La dentista, por ejemplo, paga entre 172.000 y 220.000 pesos chilenos mensuales (entre 230 y 300 euros) al banco que financió su crédito. Tendrá que hacerlo los próximos 20 años. Su carrera es de las más caras del país –le cuestan, en total, casi 57.000 euros, incluyendo los aranceles anuales y la matrícula que se paga cada año– y, además, ella la cursó en una universidad privada. La misma licenciatura en una universidad pública saldría por unos 46.000 euros.

Fotografía: Daniel Labbe

Aunque el caso de Belén puede que sea extremo, lo cierto es que cualquier grado en Chile tiene costos elevadísimos en Chile. Por ejemplo, la carrera de Biología en un centro público cuesta unos 23.000 euros, mientras que la equivalente a un grado de Maestro de Educación Infantil oscila alrededor de los 22.000 euros. Unos costes que se asumen con muchas dificultades económicas ya que en Chile el sueldo mínimo es la mitad que en España.

Asumir la deuda implica quedar totalmente amarrado por años a los dictámenes de los bancos, que antes de entregar el crédito se han encargado de averiguar todo sobre el postulante: su barrio, el colegio del que procede, los empleos y remuneraciones de sus padres, la carrera que quieren estudiar y dónde.

Efectos en estudiantes y familias

Los efectos del CAE tuvieron un impacto casi inmediato en los estudiantes y sus familias. La tasa de interés, cuyo importe se suma al costo total de los grados, estuvo varios años al 6%, lo que provocó un sobreendeudamiento importante que complicó las opciones de pago de la deuda. Poco a poco se fue engordando una lista de morosos que no ha parado de crecer hasta hoy.

Según los últimos datos de la Comisión Ingresa, administradora del sistema de créditos para estudios superiores, hay más de 874.000 beneficiarios del CAE, de los cuales 397.000 están estudiando. De éstos, 151.000 están morosos, es decir, cerca del 40% del total, y arrastran una mochila que les afecta en muchos otros aspectos: desde la imposibilidad de acceder a una línea de teléfono u obtener su devolución de los impuestos hasta alquilar una vivienda.

“La impopularidad del CAE se intensificó cuando los primeros egresados tuvieron que empezar a pagarlo, porque cuando firmaron el crédito tenían 18 o 20 años y no tenían tanta claridad de lo que significaba”, explica Camila Rojas, exlíder del movimiento estudiantil y hoy diputada en el Congreso por la coalición de izquierda Frente Amplio.

“En el colegio nos dieron una pincelada sobre el sistema de becas y del crédito, pero en general uno lo tiene que aprender por las suyas”, indica Belén. La dentista reconoce que cuando le tocó firmar el CAE, después de dos horas de cola, leyó “lo poco y nada que se entiende” y que quedó con la sensación de recibir “un premio de consuelo” por no haber podido acceder a una beca.

Rojas señala como el descontento por la deuda se sumó a una crisis más profunda del sistema educativo que hasta hoy denuncia el movimiento estudiantil. “Se puso en cuestión la calidad de las carreras y que existiera una masa de universitarios que además de endeudados, luego tenían muchas dificultades para encontrar trabajo”, dice.

Las grandes manifestaciones estudiantiles de 2011 hicieron reaccionar al presidente de la época, Sebastián Piñera, quien llamó a un consenso con la oposición e ingresó un proyecto de ley que rebajó el interés del 6% al 2%. Sin embargo, la reducción no llegó por un gesto de “buena voluntad” de los bancos, sino porque el Estado decidió costear el 4% de los intereses de los estudiantes a través de recursos de sus arcas fiscales. “Esa política tuvo un impacto relevante para los endeudados porque, efectivamente, bajaba el interés, sin embargo, para el Estado la carga es muy importante y el banco sigue recibiendo el dinero”, lamenta Camila Rojas.

La diputada, que hoy preside la comisión investigadora del CAE en el Parlamento, creada para indagar si el beneficio de los bancos ha sido en detrimento de los estudiantes y qué respuesta ha dado el Estado ante eso, comenta que le han llegado denuncias de que no todos los bancos aplicaron la baja de interés del mismo modo. “Algunos en vez de bajar al 2% bajaron en un 2%, quedando el interés al 4%”, detalla. Por eso, desde la instancia que lidera se ha propuesto esclarecer las responsabilidades políticas y administrativas del crédito, que sospecha que podría tener cláusulas abusivas e ilegales.

El beneficio de los bancos

Uno de los consensos que se ha instalado con fuerza entre los actores sociales y políticos del país es sacar a los bancos de la educación. Es una idea que hoy se defiende desde la derecha hasta la izquierda y el centro del abanico político en Chile. Después de más de una década, las autoridades y representantes se han dado cuenta de que las entidades bancarias han sido los principales beneficiarios de una política que ha exprimido las arcas fiscales del Estado.

Según el estudio Endeudar para gobernar y mercantilizar: El caso del CAE, de la Fundación Sol, que investiga y analiza temas sobre trabajo, sindicalismo y educación, en el país suramericano la implementación del CAE logró cumplir con la promesa inicial de aumentar el acceso a la educación superior, pero el 70% del incremento se concentró solo en 20 centros educativos. La mayoría de ellos pertenecen a cuatro grandes grupos educativos privados y, además, varios están siendo investigados por lucrar con las utilidades que, según establece la ley, debieran ser reinvertidas en las universidades.

Fotografía: Movimiento Deuda Educativa

“El CAE tiene una incidencia muy importante en el aumento exponencial de las matrículas de estas instituciones privadas, lo que refuerza la idea de que el sistema de educación superior se mercantiliza y el sector público se hace más pequeño, con un índice de matrículas del 15%”, expone Marco Kremerman, uno de los autores del estudio.

El documento también revela que para hacer este negocio aún más atractivo para las entidades financieras, el Estado se comprometió a subsidiar a los bancos a través de un sistema de compra de créditos con sobreprecio. Pese a que inicialmente se comprometieron a comprar cada año el 25% de los créditos entregados, con un sobreprecio del 6%, entre 2006 y 2017, la administración recompró el doble de los créditos comprometidos con un sobreprecio de 26,1%, es decir, 4,3 veces más que lo que se requería.

Sacar a los bancos

A pesar de que en su último gobierno, la expresidenta Michelle Bachelet instauró un sistema de gratuidad para el 60% del alumnado más pobre, el CAE hoy representa el 26,5% del presupuesto de la partida destinada a Educación Superior, 24 puntos más que en 2006, y ha comprometido recursos para 2018 por 549.630 millones de pesos (casi 750.000 euros).

Para los que no pueden acceder a la gratuidad, la ex mandataria también propuso crear un nuevo Crédito Estatal de Educación Superior (Cepes) que excluía a la banca y se adaptaba al sueldo que reciben los profesionales más jóvenes. Sin embargo, dejó fuera dos aspectos innegociables para el movimiento estudiantil: salir del sistema de crédito y condonar la deuda a quienes quedaron atados al CAE.

La propuesta de Bachelet no alcanzó a avanzar y Piñera la retiró apenas llegó a su segundo gobierno en 2018. El presidente ha presentado ahora otro proyecto de ley -también basado en el crédito- para crear el llamado Sistema Único de Créditos (SUC), un mecanismo administrado por el Estado y sin intervención de la banca que establece en un 10% del salario el pago máximo que deberá hacer cada estudiante una vez haya finalizado sus estudios y tenga ingresos. El crédito tendrá una tasa de interés del 2% anual y la deuda se condonará a los 15 años de pago.

“Va a ser un sistema que lo va a administrar el Estado y, de esa forma, vamos a evitar muchos de los problemas que generó la participación del sistema financiero en el actual CAE (…) El sistema que estamos proponiendo pone fin a muchas y discriminatorias diferencias que existen hoy en día”, aseguró Piñera.

Sin embargo, la iniciativa no ha dejado satisfechos a los estudiantes, que critican que no se haga cargo del problema de los morosos y que no condone la deuda. “Eliminar el CAE es eliminar un problema para futuros estudiantes, pero no para los morosos actuales o para los que finalizarán sus estudios dentro de dos años y que habrán cursado el 80% con CAE. Ellos van a seguir siendo deudores y morosos”, lamenta Marco Kremerman.

La deuda educativa carga sobre las espaldas de un país con unas tasas de endeudamiento que, en general, ya son muy elevadas. Las cifras estratosféricas que enfrentan los jóvenes que quieren formarse han hecho de la demanda por una educación gratuita y de calidad la principal bandera del movimiento estudiantil, que persistentemente no ha dejado de presionar para que los gobiernos les den una respuesta. Al final, lo que reclaman no es que se garantice el acceso a la educación, sino que se garantice el derecho.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/06/18/la-deuda-universitaria-en-chile-que-asfixia-a-los-estudiantes-y-beneficia-a-los-bancos/

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España: Estudiantes hipotecados de por vida por unos créditos trampa

Europa/España/31 Mayo 2018/Fuente: El país

Miles de universitarios pidieron préstamos entre 2007 y 2011 para pagar sus máster y ahora no los pueden devolver por la precariedad laboral

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Educación: las propuestas de los presidenciables

Por: Lev M. Velasquéz Barriga

La semana anterior, los candidatos presidenciales de las tres grandes coaliciones electorales tuvieron la oportunidad de ahondar en sus propuestas educativas; dos decidieron hacerlo frente a los organismos empresariales articulados por Mexicanos Primero en el foro 10 por la educación, y uno solo encarando a las diversas expresiones del magisterio; es decir, a la comunidad de aprendizajes que vive cotidianamente en carne y hueso las condiciones del sistema nacional de educación. Los temas que se desprenden son varios, pero voy a recuperar tres que considero los principales agravios de la reforma educativa: evaluación contra los derechos de los maestros, modelo educativo para la explotación laboral y privatización escolar.

Ninguno de los tres abanderados negó la importancia de las evaluaciones, ni la atención a la formación de los educadores, aunque para tal efecto sólo Andrés Manuel López Obrador dijo que fortalecería las escuelas normales y la Universidad Pedagógica Nacional; a diferencia de los otros, se manifestó por una evaluación que no vulnere los derechos de los docentes, incluso por la cancelación de la reforma educativa, lo cual no significa la abrogación total, pero sí detener sus efectos laborales y administrativos, que han tenido como consecuencia docentes cesados y presos políticos.

La agenda pedagógica de los organismos multinacionales con el inglés, las tecnologías digitales y el desarrollo socioemocional como las tres habilidades para potenciar el trabajo en el capitalismo de siglo XXI, que transita de la producción fabril a la producción automatizada y digital, permea en las propuestas difundidas por los tres candidatos, como si el más urgente problema que la educación debe atender de la sociedad fuera educar en las necesidades laborales de las empresas. En tal caso, Meade y Anaya no dejaron ver ninguna posibilidad de ruptura con esa ruta hacia las nuevas formas de explotación humana; Obrador, por su parte, abre una puerta a la inclusión de las propuestas alternativas de educación que han sido creación auténtica de los maestros democráticos y que, en sentido opuesto a los grupos de poder, colocan en el centro tres planos indispensables de la formación: el desarrollo humano, la democratización del país y el buen vivir.

Por lo que respecta a la dimensión privatizadora de la escuela, los candidatos de las coaliciones Todos por México y Por México al Frente se mostraron en favor de los modelos de endeudamiento y privatización por medio de los certificados de infraestructura educativa nacional (CIEN); Anaya fue más allá al proponer favorecer a las escuelas privadas con estímulos fiscales. Por su parte, el abanderado de Juntos Haremos Historia proclama en su decálogo a la educación como un derecho y no un privilegio, por tanto, la necesidad de fortalecer su carácter público, gratuito, de calidad, además de la suspensión de las cuotas que pagan los padres de familia.

Quiero resaltar una peligrosa coincidencia. Los tres candidatos se muestran en favor de la descentralización educativa y la autonomía presupuestaria; ambos elementos constituyen el último escaño para desresponsabilizar al Estado del financiamiento de la educación que antes había pasado por traspolar responsabilidades de la Federación a las entidades, de ahí a los municipios y ahora directamente al centro escolar. La administración escolar descentralizada es una propuesta de la OCDE para focalizar los recursos públicos, esto es lo que la reforma mexicana llamó escuela al centro, que tiene como objetivo reducir la capacidad de atención excluyendo a las escuelas indígenas, rurales, comunitarias y periféricas de las ciudades.

La autonomía presupuestaria, es decir, la entrega de recursos económicos para el ejercicio directo en la escuelas, es el primer paso hacia los centros educativos concesionados, subvencionados o concertados, según sea el nombre que aparezca en las reformas educativas neoliberales en el mundo. Un grupo de negociantes de la educación, activos en México como consultores desde hace años en nombre de la sociedad civil en las instituciones educativas y los consejos de participación social, terminaría siendo el administrador de la escuela semiprivada con financiamiento estatal.

Caso aparte merece la propuesta de José Antonio Meade para ampliar las escuelas de tiempo completo de 25 mil a 100 mil. El engañoso propósito debe ser leído en otro sentido, pasar de 230 mil existentes a sólo 100 mil; la tendencia actual de las escuelas de tiempo completo apunta a reducir al máximo el universo de centros escolares, agilizando la compactación de grupos, la movilidad obligatoria de los docentes, descobijando escuelas de organización incompleta y la desaparición de los dobles turnos. El modelo curricular que las rige no cambia, tal pareciera que se trata de entretener, pero no de aprender. Los docentes y directivos gestionan actividades de aprendizaje extraoficial, en muchos de los casos con personal subcontratado o a cargo de los bolsillos de los padres de familia, apuntalando así la precariedad laboral y la privatización educativa.

Finalmente, ninguno de los espacios donde los candidatos tuvieron la oportunidad para recuperar propuestas venidas desde los actores de la educación fue el más democrático. Diez por la educación estuvo secuestrado por la sociedad civil pro empresarial y el encuentro de Guelatao, que prometía ser un congreso pedagógico, terminó siendo mitin de campaña.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2018/05/16/opinion/022a2pol

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México: Secretaría de Educación invierte 12 mil mdp en obras de rehabilitación

México/Noviembre de 2017/Fuente: Am Queretaro

El programa Escuelas al CIEN invierte más de 12 mil millones de pesos en mejora y rehabilitación de planteles públicos del país, informó el director general del Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa (Inifed), Héctor Gutiérrez. Un proyecto de inversión que inició bajo propuesta del secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño.

El director general del Inifed destacó que de 2015 a noviembre de 2017, la institución autorizó la transferencia de recursos correspondiente a 13 mil 24 anticipos y 31 mil 569 estimaciones, a los institutos estatales de infraestructura física educativa.

En un comunicado de la Secretaría de Educación Pública, indicó que con el programa Escuelas al CIEN, la derrama económica a nivel nacional generó 154 mil 516 empleos de mano de obra directa, 77 mil 258 empleos en empresas formalmente constituidas, y 46 mil 354 en pequeñas y medianas empresas (Pymes), que propiciarán una mayor ocupación laboral en compañías mexicanas.

Gutiérrez de la Garza aseguró que con los recursos se dará atención a daños en muros, pisos, techos, ventanas, pintura, impermeabilización, escaleras, barandales, instalación eléctrica, bardas.

También se atenderá la rehabilitación de instalaciones hidráulicas y sanitarias, el mejoramientode muebles sanitarios, así como se canalizarán recursos para el desarrollo de mejores espacios para maestros y personal directivo y administrativo e infraestructura para la conectividad.

Fuente: http://amqueretaro.com/el-pais/mexico/2017/11/19/secretaria-educacion-invierte-12-mil-mdp-obras-rehabilitacion

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Estudiantes chilenos marchan por el fortalecimiento de la educación pública

Chile/15 de Mayo de 2017/ABYA YALA Noticias

Más de 80 mil personas en Santiago y 250 mil en todo Chile de acuerdo a la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech), fue la convocatoria que tuvo la segunda marcha estudiantil del año llevada a cabo este martes reprimido con los carros lanza agua y lanza gases, según publicaciones del periódico “El Ciudadano” de Santiago de Chile.

Fin al endeudamiento, gratuidad universal, fortalecimiento de la educación pública, marco regulatorio y fin al lucro son las disputas que mantienen en lucha a estudiantes secundarios y universitarios.

“Esta nueva movilización tiene como objetivo poner sobre la mesa la temática del endeudamiento, que en nuestro país afecta actualmente a más de 850 mil estudiantes y familias que no pueden pagar su educación y que tienen que acceder a créditos abusivos por parte del Estado y privados para desarrollarse como personas”, afirmó la presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (FEUC) y vocera de la Confech, Sofia Barahona.

Situaciones como el cierre de las universidades del Mar y Arcis también constituyen un antecedente que los estudiantes ponen sobre la mesa, en particular, para exigir un marco regulatorio, porque en los últimos 20 años van más de 20 planteles privados cerrados en Chile.

Fuente: http://abyayala.tv.bo/index.php/2017/05/10/estudiantes-chilenos-marchan-fortalecimiento-la-educacion-publica/

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