Es hora de descolonizar la ciencia

Por: Palino Betancourt Figueroa

El médico británico Ronald Ross acababa de regresar de una expedición a Sierra Leona en diciembre de 1899, cuando dio una conferencia en la Cámara de Comercio de Liverpool sobre su experiencia combatiendo la malaria, que con frecuencia mataba a colonos ingleses. En dicha conferencia indicó: “en el próximo siglo, el éxito del Imperio dependerá en gran medida del éxito del microscopio”.

Al utilizar su microscopio para identificar cómo se transmitía la malaria, se dio cuenta de que su descubrimiento prometía salvaguardar la salud de las tropas y oficiales británicos en el trópico. A su vez, esto permitiría a Gran Bretaña expandir y consolidar su dominio colonial. Las palabras de Ross también señalaron cómo se usó la ciencia para argumentar que el imperialismo estaba moralmente justificado porque reflejaba la buena voluntad británica hacia las “personas colonizadas”. Implicaba que las ideas científicas podrían emplearse para promover la salud y la higiene entre los sujetos coloniales, así el Imperio fue visto como un proyecto “benevolente y desinteresado”.

Ross, quien ganó el Premio Nobel de Medicina por su investigación sobre malaria, resumió claramente cómo los esfuerzos de los científicos británicos se entrelazaron con el intento de su país por conquistar una cuarta parte del mundo. En este sentido, Rudyard Kipling también lo describió en la oda La Carga del Hombre Blanco, que era la modernización, evangelización y educación de los aborígenes. Por ello, la ciencia en ese momento era una herramienta práctica e ideológica cuando se trataba de los imperios. La extracción de materias primas de las minas y plantaciones coloniales iba de la mano con la extracción de información científica y especímenes. Es así, que personas como Charles Darwin en el Beagle, el botánico Joseph Banks en el Endeavour o el geólogo Roderick Murchison, desarrollaron sus trabajos científicos gracias a la expansión del imperio británico, permitiendo, en algunos casos, recopilar información no solo sobre especímenes y minerales, sino también sobre la política local.

De esta manera, los avances en ciencia y tecnología durante este período impulsaron y fueron impulsados por su dominio político y económico del resto del mundo, la ciencia occidental moderna estaba indisolublemente entretejida con el colonialismo y se construyó efectivamente un sistema que explotó a millones de personas, al tiempo que ayudó a justificar y sostener esa explotación.

Como resultado, en los últimos años se ha visto un número cada vez mayor de llamados a “descolonizar la ciencia”, llegando incluso a abogar por eliminar por completo la práctica y los hallazgos de la ciencia moderna. Hacer frente a la influencia persistente del colonialismo en la ciencia es muy necesario. Pero también existe el peligro de que los intentos más extremos de hacerlo puedan ponernos en manos de los fundamentalistas religiosospolíticos (caso Venezuela) y ultranacionalistas. Por ejemplo, algunos nacionalistas indios, incluido el primer ministro actual del país, Narendra Modi, han enfatizado las glorias científicas de la antigua civilización hindú.

Los intentos de descolonizar la ciencia deben cuestionar las afirmaciones intransigentes de superioridad cultural, ya sea que provengan de ideólogos imperiales o de los representantes actuales de los gobiernos poscoloniales. Debemos encontrar una forma de eliminar las desigualdades promovidas por la ciencia moderna, asegurándonos de que sus enormes beneficios potenciales funcionen para todos, en lugar de dejar que se convierta en una herramienta para la opresión.

Los imperios prácticamente han desaparecido, pero los sesgos culturales y las desventajas que impusieron aún se mantienen.

Los imperios prácticamente han desaparecido, pero los sesgos culturales y las desventajas que impusieron aún se mantienen. Si miramos las estadísticas sobre la forma en que se lleva a cabo la investigación a nivel mundial, veremos cómo continúa la jerarquía científica creada por el colonialismo; las clasificaciones anuales que se publican de universidades tienden a favorecer a sus propias instituciones. Las revistas académicas de las diferentes ramas de la ciencia están mayoritariamente dominadas por EE. UU. y Europa. Debido a esto, la mayor parte de Asia, África y Latinoamérica se ve en un juego de convergencia con el mundo desarrollado o como dependiente de su experiencia científica y ayuda financiera.

Algunos académicos han identificado estas tendencias como evidencia de la persistente “dominación intelectual” y las han calificado como una forma de “neocolonialismo“. Varios esfuerzos bien intencionados por cerrar esta brecha han tratado de ir más allá de los legados del colonialismo. Por ejemplo, la colaboración científica entre países puede ser una forma fructífera de compartir habilidades y conocimientos, y aprender de los conocimientos intelectuales de los demás. Pero cuando una parte del mundo económicamente más débil colabora casi exclusivamente con socios científicos muy fuertes, puede tomar la forma de dependencia, si no de subordinación.

En algunos casos, el papel más común de los científicos en países subdesarrollados fue la recolección de datos y el trabajo de campo, mientras que los colaboradores extranjeros aportaron una cantidad significativa de la ciencia analítica. Esto fue tratado en un estudio en el 2003, sobre colaboraciones internacionales de unos 48 países en desarrollo, sugiriendo que los científicos locales con demasiada frecuencia llevaban a cabo “trabajo de campo en su propio país para los investigadores extranjeros” y del 60 al 70% de los científicos de los países desarrollados, no reconocieron a sus colaboradores en los países más pobres como coautores en sus reportes.

Para finalmente dejar atrás el bagaje del colonialismo, las colaboraciones científicas deben ser más simétricas y estar basadas en mayores grados de respeto mutuo. Necesitamos descolonizar la ciencia reconociendo los verdaderos logros y el potencial de nuestros científicos. Deberíamos cuestionarnos si la ciencia ha hecho lo suficiente para disipar los prejuicios modernos basados en conceptos de raza, género, clase y nacionalidad.

Fuente: http://efectococuyo.com/opinion/es-hora-de-descolonizar-la-ciencia

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Informe GEM: La mayoría de los manuales escolares no aborda de manera integral conceptos cruciales para el desarrollo sostenible

El Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (Informe GEM) ha producido un amplio análisis sobre los materiales didácticos y sus contenidos referentes a las temáticas de desarrollo sostenible, cómo estrategia de monitoreo del cumplimiento de la meta 4.7 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible por parte de los países.

“Los manuales escolares no solo transmiten conocimientos, sino también valores sociales e identidades políticas, así como una perspectiva de la historia y el mundo. Los docentes y los alumnos confían en que los manuales escolares constituyen fuentes de información fidedignas y objetivas, y asumen que son veraces y equilibrados y reposan en las conclusiones científicas y prácticas pedagógicas más recientes”, señala la publicación. Pese a la importancia que se da a estos materiales, la investigación concluye que en muchos países los manuales “no abordan aún de manera integral, clara y justa ciertos conceptos cruciales para la cohesión social, la estabilidad política y el futuro del planeta, entre ellos la igualdad entre hombres y mujeres, los derechos humanos, la protección ambiental, la paz y la no violencia, y la diversidad cultural.”
Para realizar este análisis, fueron reunidos datos de manuales de la educación secundaria de historia, educación cívica y ciudadana, estudios sociales y geografía. Las fuentes principales fueron los materiales recopilados por el Instituto Georg Eckert de Investigación Internacional sobre Manuales Escolares de Alemania.

Aunque reconozca la complejidad de los procesos de cambios y perfeccionamiento de estos materiales didácticos en cada país – debido a los distintos intereses políticos entre grupos dominantes y minorías, conflictos históricos, o a influencias religiosas o nacionalistas -, la iniciativa recomienda que los gobiernos hagan esfuerzos para revisar estos manuales y ajustarlos a las disposiciones de la nueva agenda de desarrollo sostenible. “Las directrices relacionadas explícitamente con cuestiones ambientales, la paz y la ciudadanía mundial, el desarrollo sostenible, los derechos humanos y la igualdad de género deben incorporarse en los procesos de examen de los manuales escolares”.

A continuación, compartimos algunos de los hallazgos de este análisis sobre los contenidos de los manuales escolares (documento completo aquí):

Énfasis en el medio ambiente
“A pesar de que en más de la mitad de los marcos curriculares no se menciona aún el cambio climático, tal como demuestra el Informe GEM de 2016, en los últimos 40 años se ha dado más cabida al medio ambiente en los manuales de la enseñanza secundaria. El porcentaje de manuales que hablan de la protección o el daño ambiental en el periodo desde 2000 (50%) es más del doble de aquel del periodo de 1970 a 1979 (20%). En América Latina y el Caribe, el 80% de los manuales escolares tratan el tema del medio ambiente desde el año 2000, en comparación con el 32% en África Septentrional y Asia Occidental (Bromley et al., 2016; Bromley et al., 2011).”

“Aunque los manuales se centran cada vez más en el medio ambiente, algunos rechazan ciertas conclusiones científicas sobre el cambio climático. A otros se les critica la manera en que describen la relación entre el daño ambiental y la actividad humana. En Alemania, los manuales escolares vinculan explícitamente las cuestiones ambientales mundiales, la escasez de recursos y los conflictos. La inmensa mayoría (73%) de los 49 manuales de educación cívica y geografía utilizados en 2015 aborda la relación entre el estrés ambiental y los conflictos. A los habitantes de los países en desarrollo se les presenta como responsables del estrés ambiental que sufren, y se les considera incapaces de solucionar sus problemas ambientales o relacionados con los conflictos. En algunos casos se mencionan el cambio climático y las emisiones de carbono, pero no se tratan asuntos como las intervenciones de las multinacionales o los patrones de consumo en los países más ricos.”

“Algunos manuales de los Estados Unidos no contienen pruebas exactas y científicas en relación con el medio ambiente y el cambio climático. Cuatro manuales de ciencias de sexto curso publicados en 2007 o 2008, empleados en California, indicaban que los seres humanos podrían estar influyendo en el cambio climático, pero precisaban que se trataba de una cuestión sobre la que no todos los científicos estaban de acuerdo (Román y Busch, 2016). (…) Los manuales no solo ponen en duda las causas del cambio climático, sino que hacen hincapié en sus efectos positivos y tildan los negativos de inciertos”.

Ciudadanía mundial
“La educación para la ciudadanía mundial tiene por finalidad inculcar a los alumnos la idea de pertenecer no solo a su propio país, sino a entidades transnacionales y mundiales más amplias, y mostrarles las dificultades a las que se enfrentan. Incluye principios mundiales como los derechos humanos, la democracia y la justicia social (Davies, 2006). Los países han ido incorporando cada vez más contenido sobre la ciudadanía mundial en los programas de estudio, a fin de preparar a los ciudadanos para un mundo interconectado, pero la inclusión sigue siendo baja. Durante el periodo entre 2000 y 2008, en todo el mundo, en el 25% de los manuales se mencionaba la ciudadanía mundial, en comparación con el 13% en los años ochenta. En América Latina y el Caribe tuvo lugar el mayor incremento, ya que de un 20% de manuales en los que se hablaba de ciudadanía mundial en los años ochenta, se pasó a un 50% en el primer decenio de este siglo (Bromley et al., 2016).”

Educación en derechos humanos
“El refuerzo de la educación en materia de derechos humanos desde 1970 puede apreciarse en la frecuencia con la que se han citado los derechos humanos y documentos internacionales sobre derechos humanos en los manuales de estudios sociales de secundaria. Mientras que en el 28% de los manuales del periodo entre 1970 y 1979 se dedicaba un texto a analizar la situación de los derechos humanos, esta cifra subió al 50% en el periodo entre 2000 y 2011. Este incremento fue mayor en el África Subsahariana, donde el porcentaje pasó del 15% al 60%; por su parte, donde menos se aborda la cuestión es en el África Septentrional y Asia Occidental (un 36%, en comparación con un 14% anteriormente) (Bromley et al., 2016)”.

Valorar la diversidad
“Un nuevo análisis para el Informe GEM demuestra que a pesar de que ha habido ciertos progresos, en muchas partes del mundo todavía se aborda poco la diversidad, tal como reflejan los porcentajes de manuales escolares que mencionan a los grupos siguientes como titulares de derechos: inmigrantes y refugiados; personas discapacitadas; personas lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros e intersexuales (LGBTI); y otras minorías étnicas, culturales, religiosas y lingüísticas (Bromley et al., 2016).”

“El porcentaje de inclusión de los derechos de los inmigrantes y los refugiados ha aumentado constantemente entre 1970-1979 y 1990-1999, ya que pasó del 1% al 14%, pero no avanzó más en el periodo entre 2000 y 2011. Donde más se trata la cuestión es en América Latina y el Caribe y en Europa y América de Norte, donde uno de cada cinco manuales mencionan los derechos de los inmigrantes y los refugiados (Bromley et al., 2016).”

“Los derechos de las personas discapacitadas se mencionan únicamente en un 9% de los manuales de estudios sociales de secundaria, porcentaje que aumentó lentamente a partir de un nivel muy bajo del 2% en el periodo entre 1970 y 1979. En todo el mundo, las personas discapacitadas tienen poca cabida en los manuales escolares, lo que perpetúa su invisibilidad y desventaja.”

“Se han visto progresos en algunos manuales en lo que respecta a la inclusión de información o imágenes de personas discapacitadas. Un manual mexicano contiene una ilustración inspiradora de la discapacidad, que muestra un grupo mixto de niños con y sin discapacidad jugando baloncesto”.

“Los derechos de las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros e intersexuales (LGBTI) figuran en solo el 3% de los manuales de estudios sociales de secundaria, sin que se haya registrado prácticamente ningún cambio desde los setenta. Donde más se abordan los derechos del colectivo LGBTI es en América Latina y el Caribe (20%), seguido por Europa y América del Norte (10%). En África Subsahariana y Septentrional y Asia Occidental, en menos del 5% de los manuales se reconoce el colectivo LGBTI (Bromley et al., 2016). La poca inclusión de esta cuestión se corresponde con conclusiones anteriores de que las escuelas no están incorporando con éxito elementos vinculados a la diversidad sexual en sus planes de estudio (Banks, 2009; Terra y Bromley, 2012). De 548 manuales de estudios sociales de secundaria, solo el 3% expone la discriminación contra individuos del colectivo LGBTI (Terra y Bromley, 2012).”

Género
“El análisis para el Informe GEM arroja que el contenido relativo a la igualdad de género ha aumentado en los manuales de todo el mundo. El porcentaje de manuales en los que se mencionan los derechos de las mujeres se incrementó del 15% en el periodo entre 1946 y 1969 al 37% en el de 2000 a 2011, mientras que las veces en que se abordó la discriminación contra las mujeres pasó del 16% al 38%. Las tasas más altas de inclusión de los derechos de las mujeres en los manuales escolares se encuentran en Europa y América del Norte (43%), y después en el África Subsahariana. Los manuales de África Septentrional y Asia Occidental cuentan con las menores tasas de inclusión, que se sitúan aproximadamente en un 14% (Bromley et al., 2016).”

“Un amplio número de estudios en países como Argelia, España, Francia, el Pakistán, Uganda y Zimbabwe ha señalado la invisibilidad de las mujeres en la enseñanza y los materiales de aprendizaje, y la manera en que ello mantiene la condición marginal de las mujeres en la sociedad”.

Prevenir los conflictos y la violencia
“Los manuales escolares de historia pueden poner de relieve la diversidad social, cultural y étnica, y promover el respeto mutuo y la tolerancia. Al incluir mensajes explícitos e implícitos de paz, inclusión y reconciliación, la descripción histórica escogida puede reducir las divisiones sociales y contribuir a promover la paz y la no violencia. Por el contrario, los manuales inexactos y desequilibrados pueden dar lugar a menosprecio, conflicto y violencia, mediante el fomento de un nacionalismo estrecho, sesgos políticos y religiosos, la fuerza física y la militarización, y la propaganda (Greaney, 2006)”.

Fuente Informe: https://orei.campanaderechoeducacion.org/post_materiales/informe-gem-mayoria-de-los-manuales-escolares-no-aborda-de-manera-integral-conceptos-cruciales-para-el-desarrollo-sostenible

Foto: Tomás Munita

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