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Lucha por la equidad de género, de la mano de la lucha de clases

Por: Marcelo Colussi

En Guatemala, luego de la Firma de Paz en 1996, alguna vez un funcionario de un organismo internacional decía con vehemencia a los consultores que estaban dando forma a un proyecto de apoyo para víctimas de la guerra, que había que posicionar “muy claramente” el tema de género. “Género, género, equidad de género por todos lados”, pedía acucioso. “Eso es lo que los financistas quieren oír”, agregaba con un nada disimulado ímpetu. Esa insistente petición (¿orden?) abría un interrogante: el tema de género como se comenzó a posicionar para la década de los 90 del pasado siglo, ¿surge enteramente de las luchas político-sociales de las mujeres, o tiene algo de artificioso?

Plantear este tema puede verse como un velado machismo que sobrevive subrepticiamente en estas líneas. La intención, sin embargo, es abrir una crítica -serena, profunda y certera- sobre mucho de lo que la llamada “cooperación internacional” impone. La opresión del género femeninoa manos del masculino (patriarcado) es una más de tantas opresiones que recorren la actual dinámica humana, al igual que la económica (diferencia de clases sociales: explotación), la étnica (léase: racismo, “razas superiores” sobre “incivilizados”), el repudio de la diversidad sexual (heteronormatividad reinante descalificadora de otras opciones), adultocentrismo, blancocentrismo, y seguramente más de algún otro etcétera. Luchar contra cualquiera de esas asimetrías no puede hacerse en forma independiente, desgajada: todas las contradicciones se anudan. Imaginemos un mundo manejado, por ejemplo, por mujeres, o por negros, donde también se da la explotación económica (a los varones, o a los blancos): solo sería cambiar de amo. Una verdadera revolución debe modificar todas las asimetrías simultáneamente.

El tema de género, indispensable en las luchas por un mundo de mayor justicia, es de capital importancia. Pero lo que ha venido impulsando ese peculiar mecanismo llamado cooperación internacional en estos últimos años puede llamar a confusión. Vale aquí aquello de “divide y reinarás”. La atomización de las luchas sociales, en vez de potenciarlas, tiende a debilitarlas: cada quien por su lado con su pequeña parcela, logra poco. La cuestión de base no es, obviamente, “mujeres versus hombres”. La actual inequidad de género es un tema social, por tanto, involucra a todos los géneros, al colectivo en su conjunto. Reivindicar a Lorena Bobbit no es el camino.

Nos inspira en esa crítica lo dicho por la feminista comunista Silvia Federici: “No es casual que aunque el capitalismo se base presuntamente en el trabajo asalariado, más de la mitad de la población mundial [amas de casa, trabajadores precarizados] no esté remunerada. La falta de salarios y el subdesarrollo son factores esenciales en la planificación capitalista, nacional e internacional. Esos son medios poderosos con los que provocar la competencia de los trabajadores en el mercado nacional e internacional y hacernos creer que nuestros intereses son diferentes y contradictorios. (…) [Las mujeres] no estamos peleando por una redistribución más equitativa del mismo trabajo. Estamos en lucha para ponerle fin a este trabajo [doméstico no remunerado], y el primer paso es ponerle precio”.

La lucha por la equidad de género, sin articularse con las otras luchas, puede resultar incluso cuestionable. En tal sentido, nos permitimos citar palabras de una incansable luchadora guatemalteca, pionera en la lucha contra el patriarcado en el país, que por razones de seguridad pide ocultar su nombre (la llamaremos simplemente “Entrevistada”). He aquí extractos de una entrevista inédita donde ella plantea estos postulados.

(…) Pregunta: En los 80, en plena guerra, la lucha contra el patriarcado ¿ya empezaba a ser un eje importante?

Entrevistada: Creo que todavía no pasaba a ser tan importante en aquel momento. Creo que hasta ahorita se está reconociendo este tema. Pero no hay que dejar de reconocer que con los comunistas, con los clásicos, es que primeramente se da a conocer la opresión de las mujeres. En su momento no se le daba toda la importancia, pero fueron mujeres comunistas las primeras que plantearon la opresión y la lucha contra el patriarcado. Hay antecedentes de mujeres que venían luchando desde la Revolución Francesa, o desde las luchas de Lenin, y las mujeres comunistas ya habían recorrido un camino, pero nunca se visibilizó ese trabajo. Quizá la única que se visibilizó, seguramente por sus aportes teóricos, fue Rosa Luxemburgo. Después Clara Zetkin, pero no fue tan evidente, más bien fue ocultada. O también Alejandra Kollontai, que hablaba de la sexualidad de un modo pionero, y fue una de las primeras mujeres que ocupó cargos del Estado. Nadia Krupskaya, la compañera de Lenin, que fue una educadora, y así hay muchas mujeres que hasta ahora empiezan a visibilizarse y que en su momento no se las consideraba, pues se decía que no era tan importante la lucha de las mujeres. A pesar de que se tenía todo ese camino recorrido de las mujeres francesas, de las inglesas, por ejemplo con su lucha por el derecho al voto, por prejuicios no se quiere saber mucho de eso. El tema del patriarcado es como con el racismo: son cosas que tenemos tan arraigadas que ni las reconocemos como problema.

(…) El machismo está muy arraigado, es muy difícil combatirlo. Cuando se analiza el patriarcado una se da cuenta que nadie va a querer perder sus privilegios. Porque los hombres, hay que decirlo, tienen más privilegios que las mujeres. Por más que digan que están de acuerdo con la lucha de las mujeres, a la hora de hacer cambios reales de actitudes, de repartir poderes, es muy difícil hacer el cambio.

Pregunta: Cambiar profundamente los patrones culturales es difícil, sin dudas. La transformación social cuesta, con el patriarcado, con el racismo, con autoritarismo. “Vos sos mujer, entonces andá y prepará la comida”. Eso lo tenemos tan incorporado que cambiarlo es cuesta arriba. ¿Qué hacemos entonces?

Entrevistada: Está complicado. Todos los mandatos que trae la sociedad implican esa dificultad, es difícil cambiarlos. Esas son las actividades de las mujeres y estas son las de los hombres; eso parece ya escrito, y por más que quieras hacer cambios de actitudes, tiene que haber una fuerza grandísima para lograrla, y no es fácil. Creo que tienen que pasar generaciones para que se extingan, con un trabajo educativo y político continuo. Por la experiencia que se ve, no es tan fácil de cambiar.

(…) El patriarcado hay que verlo con todas sus facetas: no es algo que solamente sea en la casa. También la sexualidad, el trabajo, la violencia, el trabajo doméstico fundamentalmente. Es todo eso al mismo tiempo. Hasta el año 85 para mí era tan difícil poder ir hilvanando cada una de estas nuevas experiencias que iba reflexionando, porque las iba conociendo, y a partir de los años 85 cuando comparto las reflexiones con otras mujeres que ya lo estaban pensando, se me amplió el panorama. Creo que Cuba todavía no ha logrado definir políticas públicas de mayor impacto en la transformación de las mujeres. Las mujeres han tenido acceso a la educación, y eso está muy bien, pero creo que a la cultura del patriarcado tiene todavía muy arraigada sus raíces en la población, por lo que debe seguir trabajándose. Todo el movimiento de mujeres avanzó mucho en América Latina, y son ellas quienes avanzaron en la lucha contra el patriarcado. Sin embargo, con esto de los lenguajes políticamente correctos ahora hay un retroceso en la lucha. Creo que se ha venido despolitizando el tema de género, se lo ha aguado un poco.

Pregunta: ¿Por qué decís “despolitizado”?

EntrevistadaPorque ya todo el tema de género entró en una cierta moda, un planteamiento vinculado a la cooperación internacional, que fue tornándolo desideologizado, despolitizado. Se lo desvinculó de la lucha de clases, y así perdió toda su fuerza como lucha. Si en Cuba, con una revolución triunfante, cuesta ir haciendo los cambios necesarios, en un contexto como aquí, en Guatemala, de derecha, cuesta mucho más. ¡Cuánto nos costó a nosotras, las mujeres, el reconocimiento de la existencia de violencia en Guatemala! Eso era algo que se tenía por normal. Con toda nuestra lucha empezaron a cambiar un poco las cosas. Empezó a cambiar un poco el marco legal, y así lo empezaron a aprobar una serie de partidos, y en el tiempo, con las Conferencias de las Mujeres organizadas por la ONU, fue que se empezó a reconocer la violencia. Ahora están las leyes, pero su aplicación así como se hace es muy deficiente todavía. Todavía a las mujeres se las manipula, se las excluye; se las hace estar más interesadas en ver la tecnología o la moda, y eso impide que las mujeres estén pensando en tomar conciencia de que son objetos, de que las ven como objetos. La violencia real sigue existiendo, el golpe, la violencia económica, psicológica, y también política.

Pregunta: Desde el 96, cuando se firma la paz, todo se empieza a inundar de cooperación internacional. Fue una avalancha de dólares y euros. Hasta se “puso de moda” el tema de género. ¿Qué opinás de todo eso?

EntrevistadaCreo que desde allí viene la despolitización. Con esa avalancha de dinero cualquiera hacía su grupo sin ningún objetivo estratégico, para conseguir algunos fondos, solamente hablando de equidad de género como una cierta moda que se había instalado. Era un chantaje. Para nosotras fue fundamental tener a la URNG, [Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, unión de los cuatro grupos guerrilleros existentes en ese entonces] porque íbamos luchando dentro de ese marco, al tener la unidad con las otras organizaciones. Teníamos muy claro cuáles eran los lineamientos dentro de ese marco. Como no dependíamos de la cooperación internacional, no teníamos la presión de responder a su agenda. El tema de la organización que propiciábamos estaba más enfocado en las necesidades y la educación formal y no formal de las compañeras, ya que coordinamos con IGER [Instituto Guatemalteco de Educación Radiofónica] la educación primaria y secundaria para mujeres, y lo informal iba acompañado de lo formal. En un inicio nos criticaron, porque las mujeres estábamos haciendo lo tradicional, porque dábamos costura, dábamos cocina, pero eso era lo que las mujeres querían. Pero por otra parte, y esto es lo importante, estas mujeres también estaban recibiendo la escuela primaria, y además había trabajo ideológico a través de los cursos que se daban. Con el partido diseñábamos los contenidos, sin dejar de tener en cuenta el contexto nacional e internacional, las condiciones de la fábrica, las condiciones laborales, las relaciones familiares, cuestiones de sexualidad, cuestiones de violencia. Fue una de las experiencias más significativas para nosotras, tener esa participación de las mujeres de sectores populares. (…) Después empezó la represión, principalmente en las fábricas. También el neoliberalismo iba avanzando, entonces iban desplazando las fábricas nacionales. En ese período de auge de las luchas y de la organización sindical fue que aprovechamos para darles herramientas para se pudieran defender.

Pregunta: Ya pasaron años trabajándose los temas de género, por lo que puede ser pertinente esta pregunta: la cooperación ¿sirve para impulsar cambios o puede funcionar como un freno en las luchas sociales?

EntrevistadaSiempre he pensado que sí, funciona como freno. Nunca se ha logrado hacer una agenda de negociación real entre la cooperación y los movimientos sociales, más del movimiento de mujeres Es una forma de control. Dan el dinero para los proyectos, pero te la pasás haciendo foros, reuniones, mientras te están controlando, y después hay que entregar un informe de qué es lo que se hace, quiénes son los participantes. En realidad es como un control dentro de la población –como una CIA metida adentro–. Allí está ese control, por todas partes. Los grupos de solidaridad con que trabajábamos no te pedían eso. En cambio hoy te dan un almuerzo y tenés que llevar los listados de todos los asistentes; es un control permanente, y además te ponen la agenda. Siempre tiene que estar alguien de la cooperación en cada inauguración, porque tienen que mostrar que financian las actividades. Todo eso le quita autonomía a las organizaciones, y a veces se termina priorizando solo lo de género pero solo en este marco que te fijan, y la cooperación no te permite el trabajo de clase, porque lo de etnia lo hace como parte de la cultura, pero controlado. La cooperación te dice qué se puede tocar y qué no. El tema de lucha de clases salió de escena.

(…) Hoy se habla de género pero no de clase, y antes hay clase pero no género. A nosotros nos tocó hacer esa articulación. Con el movimiento sindical nosotras articulamos las demandas de género con las de clase, así como también lo de etnia. Pero no nos dio tiempo para hacer todo lo que pretendíamos. Estábamos ante temas difíciles de tratar, de visibilizar. Queríamos hacer entender que el acoso sexual no solo se da por el empresario, sino que se da por los compañeros trabajadores también. Chocábamos ahí contra prejuicios, por eso tuvimos que ponernos a pensar y trabajar para que los compañeros se dieran cuenta del asunto.

Pregunta: El tema del patriarcado, ¿te parece que está suficientemente abordado en el campo del movimiento comunista, o ves un déficit allí?

EntrevistadaCambiar el patriarcado es difícil, complicado. Para los hombres es un asunto difícil, porque no quieren perder privilegios. ¿Quién quiere perderlos? Y cambiar el patriarcado es cambiar relaciones de poder. Por supuesto, para los hombres es cómodo seguir manteniendo sus cuotas de poder. No es tan sencillo cambiar eso por decreto.

Fuente e imagen tomadas de: https://rebelion.org/lucha-por-la-equidad-de-genero-de-la-mano-de-la-lucha-de-clases/

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Opinión: Lo que una mujer en la política nos enseña sobre sexismo

Por: Sofía García-Bullé

 

Un incidente aislado se convirtió en un estudio de caso para reflexionar cómo abordamos y educamos sobre el tema del sexismo.

Un evento inapropiado el pasado 21 de julio inició una reacción en cadena que hizo historia en materia de visibilización del sexismo y la reflexión acerca de soluciones reales para combatirlo.

Fuentes sostienen que el congresista republicano Ted Yoho agredió verbalmente dos veces a su colega demócrata Alexandria Ocasio-Cortez en las afueras del capitolio estadounidense, la primera cuando ella entraba para emitir su voto y la segunda cuando salía.

Fue en esta segunda ocasión que Yoho presuntamente se refirió a Ocasio-Cortez con un lenguaje soez, denigratorio y de índole sexual. No podemos repetir en este medio las palabras exactas que el legislador por el estado de Florida utilizó, tampoco las usaron dentro la Casa de Representantes para referirse al incidente, este es el punto ciego del problema.

Cuando ni los medios, ni las personas con conexión directa al suceso de agresión sexista son capaces de describirla en su totalidad, la responsabilidad recae una vez más en la persona afectada, en este caso Ocasio-Cortez. Ella realizó un discurso histórico sobre la incidencia cultural de la violencia contra las mujeres tan solo un día después de que Yoho intentara justificar su presunto uso de tal violencia.

Ocasió-Cortez es concisa al explicar que su motivación no estriba en una ofensa derivada de la intención de Yoho, deja claro que ella no está ofendida, lastimada o sobajada de ninguna forma. Su discurso no es impulsado ni siquiera por el esfuerzo de su homólogo republicano para no hacerse responsable de sus actos.

Lo que la motivó fue la aceptación general por parte de sus colegas representantes del discurso de Yoho como una disculpa real y la forma de pasar la página después del incidente.  Esta aceptación reforzaba un estándar de normalización de violencia contra las mujeres no solo en los espacios de trabajo, tambien en los educativos, los familiares y los sociales, este era el punto en particular contra el que la legisladora por Nueva York se pronunció durante su discurso.

Cientos de medios se precipitaron a cubrir la noticia celebrando la respuesta contenida, inteligente, irrefutable e intensamente humana de la joven demócrata. Se centraron tanto en esto, en las palabras que ella dijo, en su valor de repetir letra por letra los insultos proferidos contra ella, que ahora el número de registros en medios de ella diciendo esas palabras es mucho mayor que el del mismo Yoho. Además de que su arrolladora respuesta le ha ayudado a construir su marca, como algunos medios han descrito. ¿Ya empezamos a ver cuál es el problema oculto en cómo vemos y relatamos las respuestas de las mujeres a las agresiones sexistas?

En casos como el de Ocasio-Cortez, las únicas personas que están nombrando y describiendo el sexismo en los términos exactos en los que es ejercido, son las mujeres que lo sufren. Medios como el New York Times, el Washington Post y el New Yorker se negaron a describir el abuso de Yoho en los términos exactos en los que fue presuntamente fue ejercido. Ni siquiera Yoho, fue capaz de repetirlo en ninguna de las ocasiones en las que ha comentado sobre el incidente, ni al momento de dirigir su discurso ante la Casa de Representantes. Fue bajo ese contexto incapacidad que su disculpa fue aceptada por sus pares en el congreso.

No podemos tomar responsabilidad por lo que no vemos ni por lo que no describimos fielmente, la manera en la que hablamos del sexismo sin hablar realmente de este, nos obstaculiza el avance hacia una sociedad con un balance de género más equilibrado.

Los ejemplos de esto dentro del rubro educativo son vastos, una estudiante descalificada de una competencia de natación por un accidente con un traje de baño, un grupo de alumnas en preparatoria sufren represalias por denunciar abuso, otro grupo de niñas de secundaria que tuvo que hacer frente al director de su escuela para detener una serie de abuso rampantes por parte de sus compañeros varones.

En cada ocasión la conversación se centra en las respuestas a los abusos, no en los abusos mismos. El discurso y acciones de quienes lo visibilizan, que casi siempre son las víctimas directas, es puesto bajo la lupa del escrutinio público por encima de las acciones que motivaron esa respuesta para empezar.

Si la invisibilización del sexismo y la normalización de las agresiones sexistas comienza desde las aulas porque ni maestros ni alumnos tienen las herramientas para llevar una conversación que nombre y describa el abuso justo como lo que es, no podemos calificar la agresión de Yoho como inconcebible, ni la defensa de Ocasio Cortés como disruptiva.

 Es imposible contar cuántas mujeres  más antes que ella se han parado en un podio a decir lo mismo, quizás con palabras menos acertadas, quizás a una audiencia menos receptiva, pero como la misma Ocasio Cortés menciona en su discurso, esto no es nuevo, y la manera en la que lo abordamos no funciona.

Quizás ya es hora de desafiar en serio la forma en la que hablamos de sexismo en espacios públicos y en el aula, quizás ya lo era desde hace mucho y Ocasio.Cortez solo vino a señalar un reloj de arena al que le hemos dado vuelta tantas veces que olvidamos por qué lo hacíamos, quizás sea momento de recordarlo.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/politica-sexismo

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Mujeres en el poder y su efectiva respuesta a la pandemia de coronavirus

ONUNOTICIAS

Liderazgo, firmeza, elocuencia y empatía por los más vulnerables están entre las de las carácterísticas de presidentas y primeras ministras que se han enfrentado con todo su ingenio al COVID-19 para proteger a su población. A pesar del éxito de las mandatarias, actualmente solo 20 de 193 países miembros de la ONU están liderados por una mujer. Noticias ONU conversó con la presidenta de la Unión Interparlamentaria sobre los retos de igualdad de género que aún enfrenta el ámbito político.

En las últimas semanas, medios de todo el mundo han publicado artículos en los que se destaca el trabajo de varias mujeres jefas de Estado durante la pandemia del coronavirus.

Países dirigidos por mandatarias como Nueva Zelanda, Islandia, Alemania, y Dinamarca, entre otros, han sido reconocidos por iniciativas que han resultado efectivas en el manejo de la crisis del COVID-19, algo que es significativo cuando se tiene en cuenta que menos del 10% de todas las naciones del mundo están lideradas por mujeres.

“Las mujeres líderes han tenido una particular disciplina, sensibilidad y capacidad de respuesta frente a esta pandemia, y por ello han podido desarrollar mejores políticas para ahora y para el futuro”, asegura Gabriela Cuevas, diputada federal mexicana y la actual presidenta de la Unión Interparlamentaria, la única organización que representa a la rama legislativa de los gobiernos en una escala mundial y promueve la cooperación.

Según Cuevas, las mujeres que están en cargos de decisión tienden a enfocarse en los bienes más esenciales como la salud y la educación, y en proteger a las personas que más lo necesitan, particularmente los niños.

“Por ejemplo, veíamos a la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, hablando de considerar como un trabajador esencial al Conejo de Pascua. Yo pienso que cuando un jefe de Estado es capaz de comunicarse incluso al nivel de los niños, es un ejemplo muy elocuente de las preocupaciones que tiene por los más vulnerables, que son a quienes más está afectando la crisis de salud, y que también probablemente afectará la crisis económica que apenas empieza”, dice.

ONU/Loey Felipe
Gabriela Cuevas Barrón, presidenta de la Unión Interparlamentaria.

Sus afirmaciones son respaldadas por los datos. Según el más reciente Mapa de las Mujeres en el Poder de la Unión Interparlamentaria y ONU mujeres, los portafolios de las mujeres en puestos políticos alrededor del mundo manejan en su mayoría las siguientes prioridades:

  1. Familia, niños, jóvenes, adultos mayores, y discapacitados
  2. Problemas sociales
  3. Medio ambiente, recursos naturales, energía
  4. Trabajo y educación
  5. Igualdad de género y cuestiones de mujeres

Se trata de temas que durante la emergencia actual son de especial motivo de preocupación para todo el mundo. El sistema de las Naciones Unidas y sus agencias, así como organizaciones a lo largo y ancho del planeta, han advertido que la pandemia de COVID-19 ha exacerbado desafíos como la desigualdad, el desempleo y han puesto en peligro los derechos humanos de los más vulnerables.

Lo que hacemos las mujeres es priorizar a aquellos que son más vulnerables.

“Yo quiero destacar que también se trata de mujeres muy preparadas, la canciller alemana Ángela Merkel, por ejemplo, no solo ha demostrado sensibilidad si no también una gran capacidad técnica. Por su misma formación es alguien que es muy buena para comunicar sobre la pandemia y sus efectos, pero también las soluciones y haciendo un llamado muy específico y claro a su población, y por eso vemos como Alemania está teniendo muy buenos resultados”, agrega Cuevas.

Entre la respuesta de las jefas de Estado y Gobierno que han recibido elogios a nivel internacional se encuentra una actuación rápida a través de medidas para proteger a la población, incluidas el confinamiento, el rastreo de casos y el control de fronteras con apenas pocos casos de COVID-19; la comunicación clara y constante con los ciudadanos, a veces con información y conferencias de prensa exclusivas para niños; la disponibilidad de test para toda la población y el uso de las tecnologías; así como las alianzas con influenciadores digitales para promover los buenos hábitos de higiene.

“Lo que hacemos las mujeres es priorizar a aquellos que son más vulnerables y me parece que estas jefas de Estado han demostrado una gran determinación, son mujeres valientes, son mujeres inteligentes que no solamente han llegado a un cargo público si no que han demostrado un gran liderazgo, y que han logrado que su población siga los consejos del Gobierno”, expresa Gabriela Cuevas.

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ONU/Kim Haughton
La canciller alemana Ángela Merkel conversa con la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, en la Asamblea General de la ONU en 2019.

El panorama de las mujeres en la política

Actualmente solo 20 de los 193 Estados miembros de la ONU están liderados por una mujer. ONU Mujeres y la IPU aseguran que el progreso en la representación sigue siendo lento, pero hay avances: en 2005, solo ocho mujeres estaban el poder.

Más de la mitad de las mujeres jefas de Estado y de Gobierno están en Europa. Casi todos los gobiernos de los países nórdicos (Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega) están encabezados por una mujer, con la excepción de Suecia.

En las Américas, hay tres mujeres líderes, la mitad de las que estaban en el poder en 2015. La región experimentó una disminución significativa en 2017, cuando el número cayó bruscamente a uno.

Tres mujeres se desempeñan como jefas de Estado o de Gobierno en Asia (Bangladesh, Nepal, Singapur), una en África (Etiopía) y una en el Pacífico (Nueva Zelanda). Ningún país de la región de los Estados Árabes ha tenido una mujer Jefa de Estado o de Gobierno.

En cuanto a los parlamentos y gabinetes ministeriales el progreso es mayor: las mujeres ahora representan el 50% de los puestos ministeriales en 14 países, frente a nueve en 2019. Otros 16 países tienen más del 40% de ministras.

Europa y las Américas son los líderes cuando se trata de tener paridad de género en los gabinetes. En dos países, España y Finlandia, las mujeres ocupan más del 60% de los escaños ministeriales. Finlandia se destaca además como el único país que tiene paridad de género en el gabinete y una mujer jefa de Gobierno.

ONU
Sanna Marin, primera ministra de Finlandia, durante la celebración del Dïa Internacional de la Mujer en la sede de la ONU.

¿Cómo lograr la igualdad?

“Me parece que, si bien hemos alcanzado de 1995 a ahora, pasar del 11% a casi el 25% de mujeres en parlamentos en todos los países y llegar ahora casi el 20% de mujeres ministras, no podemos pensar que nos tomará otros dos siglos para tener igualdad de género. Yo creo que la única forma de tener sistemas plenamente democráticos es con la inclusión de las mujeres. Eso es lo único que le va a dar legitimidad y efectividad a nuestras instituciones”, asegura Gabriela Cuevas.

Para la presidenta de la Unión Interparlamentaria la legislación de cuotas de género es indispensable para avanzar hacia la igualad.

La única forma de tener sistemas plenamente democráticos es con la inclusión de las mujeres.

“Porque muchos países se escudan en que así es la cultura, pues necesitamos cambiar la cultura para generar igualdad, y no va a haber un cambio de cultura a menos que haya un cambio institucional, es decir, leyes de cuotas de género. Me parece fundamental que tengamos instituciones políticas, leyes, presupuestos, que nos permitan avanzar. Si esperamos a que se trate de un cambio cultural, pues probablemente tengamos que esperar siglos. Y me parece que no podemos darles esa respuesta a nuestras hijas, a nuestras nietas, a las mujeres que hoy demandan y merecen plena igualdad”, afirma.

Para Cuevas, uno de los mayores retos que enfrentan las mujeres para llegar a cargos de poder es la falta de una red de servicios para apoyarlas a tener una vida integral.

“La forma en la que  existen y viven nuestras sociedades condena a las mujeres a que sean ellas las únicas responsables del cuidado de los niños o de nuestros ancianos. O, por ejemplo, en mi país, en México, uno de cada cuatro hogares depende completamente del ingreso de una mujer. Pero no tenemos ni las guarderías ni las escuelas de tiempo completo que requerimos o no existen en muchos países derechos de propiedad para las mujeres o acceso a servicios financieros, a subsidios, apoyos e incluso en términos fiscales. Entonces creo que debemos trabajar, además de la legislación de cuotas, en generar un ambiente mucho más propicio para el involucramiento de las mujeres”, explica.

Otro factor fundamental para lograr la equidad de género tiene que ver por supuesto con la educación.

“Muchos de los estereotipos de género siguen siendo heredados por las madres, a sus hijos e hijas, o en muchos casos vemos a hombres que nunca fueron educados para la igualdad de género y que hoy se encuentran en importantes posiciones de poder. Entonces, creo que parte de la estrategia tiene que ser forzosamente trabajar en la vertiente educativa. También me parece fundamental explicarle muy claramente a la gente por qué es importante votar por mujeres”, asegura.

Mujeres que protegen mujeres

Gabriela Cuevas fue diputada federal de México apenas a los 21 años, cuando solamente el 11% de la cámara de 500 personas, estaba compuesta por mujeres. Hoy en día, después de un proceso de dos décadas, México es uno de los países donde la constitución establece que el 50% de las candidaturas debe ser obligatoriamente para las mujeres.

“Hoy en día en México es muy poca la gente que ya cuestiona por qué una mujer está en política o por qué son candidatas y cuando existen las cuotas de género, eso es forzar a los partidos políticos a que recluten, capaciten y apoyen más a las mujeres. Pero hay una segunda parte que es también una responsabilidad. Una vez que las mujeres llegamos a estos cargos de poder a una cámara de diputados o al senado, o un parlamento, es nuestra obligación ver por más y más mujeres. No podemos darnos el lujo de disfrutar el cargo, sino que tenemos la responsabilidad de utilizarlo para brindar las oportunidades a las mujeres que no han tenido la misma suerte que nosotras”, enfatiza la presidenta de la IPU.

ONU/Mark Garten
Maria Fernanda Espinosa, ex presidenta de la Asamblea General, junto a la primera ministra de Islandia y las presidentas de Estonia, Trinidad y Tobago. (izq a der)

Y es que, según los estudios, las mujeres líderes son además mucho más dedicadas a generar políticas públicas para proteger a otras mujeres, incluido en medio de la pandemia del coronavirus.

“En temas por ejemplo de violencia doméstica, en salud reproductiva, y también en entender lo difícil que es tener una vida profesional como mujer y al mismo tiempo cuidar de la familia, de los hijos de un entorno en nuestras comunidades. Entonces creo que esa sensibilidad que ellas han demostrado también las ha llevado a tomar decisiones muy importantes”.

La pandemia de COVID-19 tiene importantes dimensiones en materia de género ya que las mujeres se encuentran al frente de la respuesta, desde los hospitales hasta los hogares, donde también son más vulnerables a la violencia.

“Allí están las mujeres como una mayoría en el sector salud, en sectores de la limpieza, de la agricultura, de servicios. Y por supuesto cuando hablamos de servicios esenciales, los que nos mantienen vivos al día de hoy, tienen a una mayoría de mujeres atrás. Y además de todo este servicio público que están desempeñando, pues las mujeres tienen que seguir trabajando con sus familias, con sus comunidades, cuidando de sus niños y de nuestros ancianos. Si nosotros no vemos por las necesidades de esas mujeres que están proveyendo servicios esenciales y manteniendo el tejido esencial, pues nos vamos a colapsar”, advierte Cuevas.

Además, aparte de la discriminación sistémica que de por sí las mujeres enfrentan en tiempos normales, la pandemia exacerba las injusticias.

“Por ejemplo, los temas de ingresos y seguridad laboral, la falta de seguridad social o de cobertura en los servicios de salud y todo esto afecta de manera desproporcionada a las mujeres porque la mayoría trabajan en el sector informal. Y son quienes tienen muchas veces un salario menor, o incluso no reconocido. También se están enfrentando a la violencia dentro de los hogares, lo que es una tragedia a veces muy difícil de visualizar, allí también tenemos una deuda con las mujeres más vulnerables”, explica la diputada.

Los Gobiernos y los parlamentos están llamados a redefinir las prioridades para responder a la crisis, asegura la máxima de la IPU.

“Es decir, cuáles son los servicios esenciales que necesitamos que se mantengan, cómo podemos dar un mayor apoyo financiero, si tenemos que modificar las leyes o ajustar los presupuestos, o cómo podemos también vigilar que el Gobierno tenga una correcta aplicación del presupuesto y una correcta respuesta frente a esta pandemia, y lo que no podemos perder de vista es la visión de género, entender que la voz de las mujeres debe estar presente en cada una de nuestras decisiones”.

Spotlight Initiative/Agostina Chiodi
Protesta de mujeres en las calles de Argentina contra la violencia machista.

La igualdad como parte de la democracia

Para Cuevas, aún existen resistencias importantes que quieren frenar el avance de las mujeres.

“En mi propio país, todos los días 10 mujeres en promedio son asesinadas en manera de un feminicidio, es decir, con violencia propia de género. Yo, insisto, tenemos que educar a los hombres. No podemos seguir tolerando que los hombres agredan a las mujeres porque aprendimos a alzar la voz, porque aprendimos a decir lo que queremos y a luchar por nuestros sueños”, asegura, añadiendo que mantener sociedades democráticas durante y después de la pandemia es uno de los mayores factores que influye en el avance de la equidad.

“Este miedo que tenemos al COVID-19 y que es claramente justificado por su rápida propagación y por las miles de personas que mueren todos los días, puede ser utilizado por algunos gobiernos para querer implementar medidas completamente autoritarias, restrictivas de libertades, violatorias de derechos humanos y que probablemente tengan la tentación de querer que esas medidas se implementen después de la pandemia. En la medida en que entendamos que los gobiernos democráticos son gobiernos mucho más incluyentes, mucho más equitativos donde se puede respetar mucho más a las mujeres y a los derechos humanos, también entenderemos que será fundamental defender la democracia después de esta pandemia”, explica la presidenta de la IPU.

Para Cuevas, hay mucho que se puede aprender del ejemplo que están dando algunas jefas de Estado durante la situación actual.

“Todos debemos entender que debemos votar por más mujeres, el mundo tiene más del 50% de población como mujeres, y solo 1 de cada 4 lugares de los parlamentos son para una mujer. Y si tomamos en cuenta que 1 de cada 10 jefes de Estado es una mujer, eso nos deja ver que tenemos que tomar decisiones distintas como sociedad”.

Según la presidenta, estudios realizados por la Unión Interparlamentaria y las Naciones Unidas han concluido que las mujeres en posiciones de poder hacen de las sociedades espacios mucho más seguros, propicios para la paz y el desarrollo sostenible.

“Y, por supuesto, obtienen mejores respuestas para las crisis, no sólo en términos de COVID-19, pero, por ejemplo, también lo podemos ver en temas de cambio climático. Creo que hay que aprender de su determinación, y de su capacidad para sensibilizar, priorizar a los grupos más vulnerables, y por supuesto de su liderazgo”.

Reportaje: Laura Quiñones

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Estados Unidos: El efecto que tendrán las nuevas reglas para procesar casos de acoso sexual en las escuelas

Redacción: Noticias TeleMundo

La revisión de las regulaciones dificultará los trámites y el papeleo que deben tramitar los centros educativos para denunciar el abuso y el acoso sexual recogidos, en el Título IX de la ley de educación.

Las nuevas regulaciones publicadas este miércoles por el Departamento de Educación cambiarán la forma en que las escuelas –desde preescolar hasta la secundaria– responden a denuncias de estudiantes sobre asalto y acoso sexual.

Las modificaciones exigen que los administradores investiguen los reclamos de forma más explícita y con apego a la ley, y compartan las evidencias con los estudiantes acusados y sus padres.

Las nuevas reglas, que entrarán en vigor el próximo 14 de agosto, marcan la primera vez que el Departamento de Educación ha modificado las regulaciones bajo el Título IX de la ley de equidad de género, que prohíbe la discriminación por razones de sexo en los programas y actividades de instituciones educativas, sobre el procedimiento que los centros educativos que reciben fondos federales han de seguir en aquellos casos de agresión sexual que involucran a estudiantes.

Si bien las universidades aumentaron la contratación de funcionarios asignados a casos que caen bajo el paraguas del Título IX durante la última década, las escuelas públicas no lo hicieron en la misma medida y bajo las nuevas reglas necesitarán realizar ajustes importantes en la forma en que los administradores de centros K-12 (los niveles comprendidos entre el kindergarten y el grado 12) manejan esos casos.

Prácticamente todos los estados tienen una ley que exige que los empleados escolares denuncien los casos de abuso sexual a las autoridades, pero el Título IX exige que las escuelas también respondan internamente, independientemente de la acción de la ley.

Bajo las nuevas regulaciones, después de que un estudiante informa sobre una agresión o un incidente de acoso amparados en el Título IX, la escuela debe informar a los estudiantes involucrados y a sus padres por escrito sobre las acusaciones y las pruebas que se recopilen.

La escuela también ha de otorgar al acusado al menos 10 días para responder. Si la escuela decide penalizar a un estudiante por una acusación de agresión sexual, debe notificar a la víctima por escrito, un requisito al que muchas escuelas se habían resistido.

Del mismo modo, los centros educativos deberán mantener registros escritos de las acciones tomadas en respuesta a los informes de conducta sexual inapropiada durante al menos siete años, según las reglamentaciones.

En otro cambio, la persona que investiga un caso de agresión sexual bajo el Título IX no puede ser la misma que decida si el estudiante acusado es responsable, lo que significa que las escuelas pueden necesitar contratar o capacitar a personal adicional para procesar los casos.

“Eso sería una preocupación para nosotros», según Francisco M. Negrón Jr., abogado principal de la Asociación Nacional de Juntas Escolares, porque a su juicio los directores de cada escuela se encargan de liderar la investigación y la resolución final de cada caso, a diferencia de las universidades, que pueden dedicar oficinas enteras para manejar asuntos bajo el Título IX.

Grupos nacionales de educación aún analizan las nuevas regulaciones, emitidas como parte de un documento de 2.033 páginas, y estiman que tomará tiempo comprender los cambios.

Una versión preliminar de la revisión del Título IX, propuesta por el departamento en noviembre de 2018, fue el blanco de críticas de numerosas organizaciones educativas.

La Asociación Nacional de Juntas Escolares, uno de los principales grupos de presión de las escuelas públicas, envió una carta al gobierno el año pasado argumentado que la propuesta de la administración Trump «dista de las realidades de muchos edificios escolares K-12».

Funcionarios de educación de California, Wisconsin y otros estados se reunieron con funcionarios de la administración Trump en los últimos meses para objetar los cambios, según los registros federales.

Las regulaciones finales del Título IX eliminaron algunas de las medidas más controversiales que afectan a los grados K-12 y no requerirán audiencias en vivo en aquellos casos de disciplina estudiantil por agresión sexual.

Las regulaciones también aclaran cuándo se requiere que las escuelas K-12 investiguen los reclamos de los estudiantes:

Los centros deben investigar cada vez que un empleado del distrito, desde maestros a consejeros hasta conductores de autobuses, den cuentan de un asalto sexual o incidente de acoso, denunciado por el propio estudiante, un padre o un testigo.

Se requerirá que las escuelas indaguen aquellos casos que suceden en el campus o como parte de actividades escolares como excursiones, eventos deportivos o conferencias.

«Entre los muchos requisitos nuevos, nuestra nueva regulación requiere que las escuelas tengan opciones accesibles para denunciar el acoso sexual, verbalmente o por escrito, incluso por correo electrónico o por teléfono», dijo DeVos. «Cualquiera puede denunciar, incluidos los sobrevivientes, padres, amigos o transeúntes».

Sasha Pudelski, directora de defensa de AASA, la Asociación de Superintendentes Escolares, dijo que le preocupa que las regulaciones prohíban a las escuelas investigar la conducta sexual inapropiada entre estudiantes que ocurre fuera del campus y no en eventos escolares.

Si ocurre un incidente en una fiesta de la escuela secundaria durante el fin de semana, dijo Pudelski, las regulaciones «hacen que parezca que el distrito puede tomar medidas relacionadas con el consumo de alcohol o una pelea, pero si hubo una agresión sexual, estas regulaciones dicen, ‘no puedes hacer nada al respecto'».

Las regulaciones también requieren que las escuelas usen una definición más limitada sobre acoso sexual que las que contemplan las leyes de discriminación sexual laboral.

El acoso sexual bajo las nuevas reglamentaciones del Título IX es una conducta inoportuna que «una persona razonable» consideraría «tan severa, dominante y objetivamente ofensiva que efectivamente niega a una persona la igualdad de acceso» a una educación digna.

El Departamento de Educación dijo a NBC News que decidió usar una definición más específica y limitada sobre los abusos sexuales en los planteles escolares públicos para diferenciarla de los derechos protegidos bajo la Primera Enmienda.

Los defensores de derechos de las víctimas criticaron la definición porque a su parecer da pie a que los estudiantes acosados puedan ser objeto de nuevas vejaciones antes de que las escuelas puedan tomar medidas.

«Creemos que esto significaría que se exigiría a las escuelas que desestimen las denuncias de acoso sexual donde sienten que la víctima no ha sufrido lo suficiente debido a la definición limitada que el departamento está presentando», dijo Shiwali Patel, directora de justicia para estudiantes sobrevivientes del National Women’s Law Center, una organización de defensa sin fines de lucro que planea demandar al departamento por las regulaciones.

Fuente: https://www.telemundo.com/noticias/2020/05/07/el-efecto-que-tendran-las-nuevas-reglas-para-procesar-casos-de-acoso-sexual-en-las-tmna3762832

 

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América Latina: Trabajadoras de la Educación unidas frente a la pandemia

América Latina/ PrensaIE

Representantes de las Secretarías de Género, Equidad e Igualdad de las organizaciones sindicales afiliadas a la IE en América Latina fueron convocadas por la oficina regional a participar en una reunión virtual el pasado miércoles para reflexionar sobre la situación de las mujeres en general, y las docentes en particular, en tiempos del COVID-19.

Las participantes destacaron las graves condiciones de desigualdad acentuadas en el contexto de la pandemia, atravesadas, además, por el tema de género.

También coincidieron en señalar la sobrecarga de labores que han tenido las mujeres en la crisis actual. Al trabajo docente remoto, que implica un número mayor de horas de dedicación, se han sumado las responsabilidades del trabajo doméstico, del cuidado de menores y personas adultas mayores. En ocasiones, también deben atender la economía familiar ante situaciones de desempleo, o empleo informal.

Las participantes resaltaron cómo las medidas de confinamiento impulsadas por la mayoría de países han generado, asimismo, un aumento en las denuncias de violencia de género y en los índices de feminicidios. Las mujeres se ven obligadas a permanecer en sus hogares para no exponerse al contagio del nuevo coronavirus, por lo que son forzadas a convivir con sus agresores.

Brecha digital y principios rectores

Otros desafíos señalados fueron las limitaciones de acceso a recursos tecnológicos para impartir clases a distancia, algo habitual en muchos países latinoamericanos, dónde estudiantes y docentes carecen del equipo necesario y de acceso a Internet. A la brecha digital se suma la brecha generacional, con dificultades significativas para las docentes de mayor edad a la hora de asimilar las condiciones y entornos de las clases virtuales sin que se les ofrezca una formación adecuada.

Las organizaciones sindicales han desarrollado diferentes estrategias para facilitar a las docentes el acceso a recursos tecnológicos, capacitaciones y atención psicológica, entre otros. Y hacen un esfuerzo importante por alcanzar a los sectores más desfavorecidos de la sociedad en medio de la crisis.

Sonia Alesso, de CTERA, Argentina, integrante del Comité Ejecutivo de la Internacional de la Educación, aprovechó su intervención para exponer las acciones impulsadas por la IE para hacer frente a la pandemia y su impacto en el sector educativo. Los principios rectores  elaborados por la IE sobre la pandemia del COVID-19 pueden encontrarse aquí.

Fuente: https://www.ei-ie.org/spa/detail/16767/am%c3%a9rica-latina-trabajadoras-de-la-educaci%c3%b3n-unidas-frente-a-la-pandemia

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Apoyo a la igualdad de género se extiende por el globo, según nuevo estudio

Noticia/lavanguardia.com

El apoyo a la igualdad de género se ha extendido por casi todo el globo, según afirma un nuevo estudio publicado este jueves por el Pew Research Center que indica que el 94 % de los encuestados en 34 países considera importante que mujeres y hombres tengan los mismos derechos.

Sin embargo, mientras este trabajo muestra que gran parte del mundo ha empezado a abrazar la idea de la igualdad de género, al menos cuatro de cada díez encuestados por nación consideran que los hombres tienen más oportunidades en general.

Y es que el 54 % de los preguntados consideran que es más difícil para las mujeres que para los hombres obtener un trabajo muy bien pagado y el 44 % opina que les es más complicado llegar a liderar en sus comunidades.

El Pew Research Center señala que en algunos países los encuestados son más proclives a considerar que los hombres deberían tener más derecho a trabajar que las mujeres durante tiempos de crisis; como en Nigeria, donde el 63 % de las mujeres y el 78 % de los hombres están de acuerdo con esta afirmación, mientras que en India el 76 % de las mujeres y el 81 % entre hombres preguntados apoyan esta discriminación.

En este sentido, el estudio recoge que en 30 de las 34 naciones representadas en el estudio, aquellos con menos educación tienden a creer que los hombres tienen más derecho a trabajar que las mujeres.

Por ejemplo, un mínimo de seis de cada diez encuestados con menos estudios de Turquía, Líbano, Kenia, Eslovaquia, Sudáfrica y Corea del Sur apoyaban esta tesis, mientras que entre los ciudadanos de estos países con más estudios, la mitad o menos estaban de acuerdo con la idea.

Pese al optimismo general, el estudio indica que en muchos países las mujeres dan más importancia a la igualdad de género que los hombres, que ellas ven con menos esperanza la posibilidad de que puedan lograr la igualdad en el futuro, y es más probable que digan que los hombres tienen mejores vidas

El estudio se ha realizado encuestando a 100 ciudadanos de cada uno de los siguientes países: Canadá, EE.UU., México, Brasil, Argentina, Túnez, Nigeria, Kenia, Sudáfrica, Líbano, Israel, India, Australia, Indonesia, Filipinas, Corea del Sur, Japón, Francia, España, Alemania, Reino Unido, Italia, Países Bajos, Suecia, Polonia, Rusia,República Checa, Hungría, Lituania, Eslovaquia, Ucrania, Bulgaria, Grecia y Turquía.

El margen de error varía dependiendo de las encuestas en cada país, y va del 1,9 % de India al 5,1 de Kenia o el 5,2 % de Vietnam.

Fuente: https://www.lavanguardia.com/vida/20200430/48848731814/apoyo-a-la-igualdad-de-genero-se-extiende-por-el-globo-segun-nuevo-estudio.html

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De lo que hablan las mujeres africanas cuando se les da voz y una cámara

Redacción: El País

La exposición fotográfica ‘Parlamento de mujeres de África’, de la AECID y la Federación Africana sobre el Arte Fotográfico (FAAP) llega a Saint Louis para suscitar el debate en torno a la igualdad.

“Nunca se me habría ocurrido cómo plasmar la violencia contra las mujeres en una imagen”, confiesa Mbaye Diouf, estudiante de último curso de la carrera de Artes y Culturas en Saint Louis (Senegal) mientras visita la muestra de fotografía Parlamento de mujeres de África, un trabajo colectivo expuesto desde el pasado 15 de febrero en la Galería Siki Rio de la ciudad.

 

“Lo que más me llama la atención es que, en realidad, para ver las desigualdades solo había que mirar alrededor”, reflexiona Diouf, de 25 años, y amateur en este arte. Ante sus ojos se exhibe un abanico de obras que, a través de diferentes técnicas artísticas, ofrecen miradas diversas, inspiradas en la realidad femenina que las rodea: la identidad, la discriminación, las violencias, las cargas de trabajo, el papel de los hombres, etcétera. “En África, en Europa y en todo el mundo, los derechos de las mujeres son violados cotidianamente. Como artistas, debemos pronunciarnos”, expone Mamadou Gomis, presidente de la FAAP.

Koukambakana Matthieu Urielle, originaria de Congo-Brazaville y asentada en Senegal desde hace cinco años, ha elegido hablar del sexismo. Con su trabajo quiere reflejar la vida cotidiana de muchas mujeres que se ven juzgadas por su forma de vestir, según comenta la artista. Para ello, utiliza el color rojo saturado y una minifalda como metáfora “accesible a todo el mundo”. “La vestimenta no hace a la persona en ningún caso”, opina, “pero el juicio que se hace a lo que llevan las mujeres es injusto y sesgado, y se hace tanto desde la familia, como en la calle o el sistema en general”.

Urielle vincula su obra a la campaña en redes sociales #balancetonporc (“denuncia a tu cerdo” en francés), que permite a las víctimas de acoso, agresión sexual o violación compartir de manera anónima su testimonio con el objetivo de sensibilizar y debatir sobre las situaciones que viven las mujeres.

EN ÁFRICA, EUROPA Y EN TODO EL MUNDO LOS DERECHOS DE LAS MUJERES SON VIOLADOS COTIDIANAMENTE. COMO ARTISTAS DEBEMOS PRONUNCIARNOS

MAMADOU GOMIS, PRESIDENTE DE LA FAAP

En la misma línea pero más centrado en el ámbito laboral es el trabajo de la senegalesa Nana Marie Helene Faye (conocida como Nan’art). A través del concepto de un pequeño zapato rojo, denuncia las dificultades de las mujeres para desenvolverse profesionalmente.

Foto del grupo participante en el taller procedentes de Senegal, Benín, Malí, Costa de Marfil y Congo-Brazaville.
Foto del grupo participante en el taller procedentes de Senegal, Benín, Malí, Costa de Marfil y Congo-Brazaville. MARTA MOREIRAS

A la fotógrafa gallega afincada en Dakar, Marta Moreiras, que ha seguido el desarrollo de cada proyecto durante el taller, le parece muy interesante la heterogeneidad de los participantes. “Hay miradas más artísticas que se concentran más sobre lo poético o estético y otras que proceden del mundo periodístico y que han hecho creaciones más documentales”, reflexiona. Es el caso de Hostilia Basséne, de 25 años, que se centró en la intimidad de una joven empresaria. Con una serie de fotos de su vida cotidiana, nos traslada a los malabarismos de esta mujer para responder a su papel de madre, esposa, trabajadora y creadora. Los roles tradicionales que ejercen las féminas.

Implicar a los hombres

“¿Y si los invirtiésemos?”, se pregunta Ismaïla Diouf. “Consideré que era importante implicar a los hombre en el discurso», afirma este fotógrafo senegalés. «Nosotros también tenemos que posicionarnos en la defensa de los derechos de las mujeres, complementar el alegato de la mujer, porque en una sociedad igualitaria todo el mundo ganaría”.

Su trabajo es uno de los más comentados. Sobre un sobrio fondo negro, se ven bien iluminados los retratos de hombres mayores vestidos con trajes tradicionales, símbolo de solemnidad y del estatus social de la persona, ejecutando tareas consideradas como femeninas: uno lavando ropa, otro pilando cebolla, otro barriendo con una escoba.

“Desde pequeño he participado en las tareas de mi casa, y sé que hay otros muchos hombres que lo hacen, aunque no lo quieran asumir en público. La sociedad no está lista para aceptar que un jefe de familia lleve a su hijo a la espalda, como hacen tradicionalmente las mujeres”, tercia.

Dice incluso que hay hombres que se han sentido ofendidos al ver su obra. “Hay una hipocresía imperante en esta sociedad, porque si ayudas a tu mujer, te ayudas a ti mismo. Incluso en la religión, que es donde a veces se escuda la gente para no reflexionar sobre estas cuestiones, se insta a compartir las labores del hogar y a apoyar a tu mujer en su trabajo en general”, declara.

Ly Lagazelle, fotógrafa marfileña residente en Marruecos, realiza un ejercicio práctico de iluminación y retrato a David Palacín, uno de los formadores del taller.
Ly Lagazelle, fotógrafa marfileña residente en Marruecos, realiza un ejercicio práctico de iluminación y retrato a David Palacín, uno de los formadores del taller. MARTA MOREIRAS

El lugar de las mujeres en la religión

Diouf explica que el tratamiento de los temas durante el taller no estuvo exento de debates, “de debates constructivos”, matiza. “La igualdad es un tema que escuece, que levanta ampollas”, afirma, comentando que una de las fotografías de Mystic Bram’s (Ibrahima Dia) fue retirada del Museo de la Mujer en Dakar, donde Parlamento de mujeres de África se expuso durante tres meses. La polémica imagen mostraba una mujer vestida de cardenal de la Iglesia católica y fue tachada de susceptible de herir sensibilidades. El resto de la serie, titulada Ñun itam! (Nosotras también)! cuestiona también el lugar de las mujeres en la religión, esta vez en la musulmana, mostrando una mujer dirigiendo la oración, algo reservado a los hombres.

Modou Diop, visitante de la muestra en el Siki Rio, comparte la opinión de la galerista de Dakar. “No me gusta que se plantee el debate sobre el papel de la mujer en la religión, me parece inapropiado: no entiendo qué se quiere transmitir”, dice. A su amigo Medoune sin embargo, la creación de Ibrahima Dia sí le transmitió un mensaje: “Creo que es algo tan improbable que una mujer dirija la oración a día de hoy en este país, que lo que traslada la fotografía es que ellas pueden hacer hasta lo más difícil, lo que se cree imposible. Y yo estoy de acuerdo”.

Las miradas de los asistentes circulan por la sala admirando la selección, que se expone por tercera vez en Senegal y que se verá en España el próximo mes de octubre, en el marco del Festival Internacional de Cine Invisible de Bilbao.

Entre las obras, hay una que quizá sorprenda más, remueva más, obligue a detenerse más tiempo: desenfocada, se percibe una niña en diferentes posiciones. Acaso la imagen no sea nítida, pero el sentimiento que transmite y la comprensión de la situación que representa sin duda lo es. “La vergüenza, el tormento y la desesperación”, dice contundente Oumou Balde en su lengua materna, el wolof. Habla de un episodio demasiado común y demasiado silenciado, en su opinión, en la sociedad senegalesa: la violación.

“Quise tratar ese tema porque en mi barrio de Guediawaye, en Dakar, pasa a menudo y no se habla. Me he inspirado de un caso real de una vecina: un tío la violaba y sus otros tíos y su tía lo sabían y no decían nada. Muchas veces la familia sofoca la situación para que no se hable, lo que supone una nueva forma de violencia hacia la joven”, denuncia apuntando también la falta de seguimiento psicológico de estas jóvenes víctimas de violación como una de las causas de que posteriormente sientan miedo y aversión hacia los hombres.

Aunque el trabajo de Balde ha creado también revuelo, ella lo defiende con orgullo, con la intención de que el tema deje de ser un tabú y se debata en la sociedad, y se muestra dispuesta a seguir trabajando en la defensa de los derechos de las mujeres.

Lo sagrado, mítico y bello

“Mientras para ellas lo importante era trasladar la frustración, la discriminación que sufren en los diferentes ámbitos de la vida y muchas veces pasan desapercibidos por sus compañeros (la pubertad, las presiones sociales, las mujeres migrantes), ellos tiraron más por ensalzar a la mujer, como ser sagrado, mítico, bello”, afirma Moreiras, encargada de trabajar con el grupo el tratamiento de los diferentes temas y la edición de las series finales que cuentan con entre 10 y 15 fotografías por artista.

Es el caso del senegalés Xaadim, con su obra La mujer árbol, o de los 100 ritmos del beninés SODOKPA que pone en valor el trabajo informal realizado por las mujeres en muchas de las capitales africanas. La congolesa Samuelle Paul Banga tuvo un sueño. Soñó una sociedad donde la educación no haga distinciones por sexo, donde hombres y mujeres compartan responsabilidades. Lo representa con un cesto, cargado de verduras, llevado por un varón; y también con los pies de un hombre y una mujer a la misma altura, subidos ambos a un taburete, el de ella calzado con maderas, para situarse a similar nivel.

MIRADAS VÍRGENES, TRABAJOS EXPLOSIVOS

Perfil de Ly Lagazelle, participante senegalesa.
Perfil de Ly Lagazelle, participante senegalesa. DAVID PALACÍN

LAURA FEAL

Para Marta Moreiras, una de las profesoras del curso que ha dado como resultado la exposición, la conclusión de este proceso de acompañamiento a mujeres y hombres fotógrafos ha sido una experiencia reveladora. “Al no haber escuela de fotografía, no se tienen muchas referencias estéticas o conceptuales, por lo que el resultado es muy potente y más si se les dan algunas herramientas, como hicimos en el taller, David Palacín y yo”. Para participar en este programa se pidió a cada participante un porfolio y una idea de proyecto que se analizó con ambos formadores.

“La tendencia inicial era realizar imágenes muy explícitas, así que nos centramos en dar referencias para tratar con delicadeza y sutileza algunas temáticas sensibles. También se trataba de hacer propuestas para invitar a pensar al espectador”, explica. “Algunas de las participantes no eran conscientes de los aspectos legales e incluso éticos que implica trabajar en esto: para tratar las violencias por ejemplo hay que ganarse el acceso y la confianza de las mujeres que las han sufrido, y eso es muy difícil, y luego hay que plantearse también hasta dónde quieres exponerlas a través de las imágenes. Los conceptos como dominio, sumisión…. Son tan abstractos y subjetivos que son difíciles de convertir en algo visual”, concluye.

“Nosotros, los occidentales, estamos sobreexpuestos al legado de los referentes de la fotografía, como Cartier Bresson y otros, por lo que para profesionalizarnos tenemos que centrarnos casi en desaprender, porque inconscientemente tiendes a imitar y, al final, tienes que ir buscando tu lenguaje y tu estética”, analiza. “Aquí nos hemos encontrado con miradas vírgenes, con apenas referencias, lo que provoca que la construcción de los discursos sea muy diferente. El resultado puede verse: son imágenes muy creativas, muy espontáneas, muy virginales. Únicas”.

Por su parte, David Palacín admira el apetito de aprender y la capacidad de los asistentes. “La evolución fue brutal. Vinieron con ganas y algunas ideas, pero les faltaba concretar los conceptos y bastante técnica. Durante cinco días trabajamos con flashes de estudio en interior y en exterior. El resultado fue de una calidad incuestionable y hoy en día les sigo y veo el impacto del taller en sus obras”, afirma. “Es una generación joven con algunas ideas que les salen de las entrañas, sobre todo las mujeres, muy motivadas y que tienen muy claro que van a hacer de la cámara su oficio”.

Para Mamadou Gomis, presidente de la FAAP, creada en 2018 y a la que ya pertenecen más de 150 fotógrafos africanos de una treintena de países, la ausencia e insuficiencia de presencia de mujeres africanas en el sector es un problema, y cree que este tipo de iniciativas sirven para apoyar su profesionalización y para poner en el debate público los temas que les interesan.

Un mensaje esperanzador como el que comparte también Ly Lagazelle con Identidad, creación que mereció la atención del joven espectador Mbaye Diouf. “En una de las fotos se ve a la mujer inmovilizada por manos diferentes, que para mí simbolizan que la violencia no la ejerce un solo hombre sino el mundo entero. En otra, las cámaras la escrutan: son los medios de comunicación, las redes sociales, la sociedad que ejerce presión sobre ella. En toda la serie, la expresión facial de la mujer transmite sufrimiento pero también tenacidad; con su aparato fotográfico en sus manos todo el tiempo, demuestra que ella también tiene una mirada sobre el mundo y que no se rendirá hasta que la dejen expresarse. La mujer no es un objeto sino sujeto activo de un combate contra las diferentes violencias que sufre”, concluye.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2020/03/10/planeta_futuro/1583852536_267608.html

 

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