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Liderazgo, firmeza, elocuencia y empatía por los más vulnerables están entre las de las carácterísticas de presidentas y primeras ministras que se han enfrentado con todo su ingenio al COVID-19 para proteger a su población. A pesar del éxito de las mandatarias, actualmente solo 20 de 193 países miembros de la ONU están liderados por una mujer. Noticias ONU conversó con la presidenta de la Unión Interparlamentaria sobre los retos de igualdad de género que aún enfrenta el ámbito político.
En las últimas semanas, medios de todo el mundo han publicado artículos en los que se destaca el trabajo de varias mujeres jefas de Estado durante la pandemia del coronavirus.
Países dirigidos por mandatarias como Nueva Zelanda, Islandia, Alemania, y Dinamarca, entre otros, han sido reconocidos por iniciativas que han resultado efectivas en el manejo de la crisis del COVID-19, algo que es significativo cuando se tiene en cuenta que menos del 10% de todas las naciones del mundo están lideradas por mujeres.
“Las mujeres líderes han tenido una particular disciplina, sensibilidad y capacidad de respuesta frente a esta pandemia, y por ello han podido desarrollar mejores políticas para ahora y para el futuro”, asegura Gabriela Cuevas, diputada federal mexicana y la actual presidenta de la Unión Interparlamentaria, la única organización que representa a la rama legislativa de los gobiernos en una escala mundial y promueve la cooperación.
Según Cuevas, las mujeres que están en cargos de decisión tienden a enfocarse en los bienes más esenciales como la salud y la educación, y en proteger a las personas que más lo necesitan, particularmente los niños.
“Por ejemplo, veíamos a la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, hablando de considerar como un trabajador esencial al Conejo de Pascua. Yo pienso que cuando un jefe de Estado es capaz de comunicarse incluso al nivel de los niños, es un ejemplo muy elocuente de las preocupaciones que tiene por los más vulnerables, que son a quienes más está afectando la crisis de salud, y que también probablemente afectará la crisis económica que apenas empieza”, dice.
Sus afirmaciones son respaldadas por los datos. Según el más reciente Mapa de las Mujeres en el Poder de la Unión Interparlamentaria y ONU mujeres, los portafolios de las mujeres en puestos políticos alrededor del mundo manejan en su mayoría las siguientes prioridades:
- Familia, niños, jóvenes, adultos mayores, y discapacitados
- Problemas sociales
- Medio ambiente, recursos naturales, energía
- Trabajo y educación
- Igualdad de género y cuestiones de mujeres
Se trata de temas que durante la emergencia actual son de especial motivo de preocupación para todo el mundo. El sistema de las Naciones Unidas y sus agencias, así como organizaciones a lo largo y ancho del planeta, han advertido que la pandemia de COVID-19 ha exacerbado desafíos como la desigualdad, el desempleo y han puesto en peligro los derechos humanos de los más vulnerables.
Lo que hacemos las mujeres es priorizar a aquellos que son más vulnerables.
“Yo quiero destacar que también se trata de mujeres muy preparadas, la canciller alemana Ángela Merkel, por ejemplo, no solo ha demostrado sensibilidad si no también una gran capacidad técnica. Por su misma formación es alguien que es muy buena para comunicar sobre la pandemia y sus efectos, pero también las soluciones y haciendo un llamado muy específico y claro a su población, y por eso vemos como Alemania está teniendo muy buenos resultados”, agrega Cuevas.
Entre la respuesta de las jefas de Estado y Gobierno que han recibido elogios a nivel internacional se encuentra una actuación rápida a través de medidas para proteger a la población, incluidas el confinamiento, el rastreo de casos y el control de fronteras con apenas pocos casos de COVID-19; la comunicación clara y constante con los ciudadanos, a veces con información y conferencias de prensa exclusivas para niños; la disponibilidad de test para toda la población y el uso de las tecnologías; así como las alianzas con influenciadores digitales para promover los buenos hábitos de higiene.
“Lo que hacemos las mujeres es priorizar a aquellos que son más vulnerables y me parece que estas jefas de Estado han demostrado una gran determinación, son mujeres valientes, son mujeres inteligentes que no solamente han llegado a un cargo público si no que han demostrado un gran liderazgo, y que han logrado que su población siga los consejos del Gobierno”, expresa Gabriela Cuevas.
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El panorama de las mujeres en la política
Actualmente solo 20 de los 193 Estados miembros de la ONU están liderados por una mujer. ONU Mujeres y la IPU aseguran que el progreso en la representación sigue siendo lento, pero hay avances: en 2005, solo ocho mujeres estaban el poder.
Más de la mitad de las mujeres jefas de Estado y de Gobierno están en Europa. Casi todos los gobiernos de los países nórdicos (Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega) están encabezados por una mujer, con la excepción de Suecia.
En las Américas, hay tres mujeres líderes, la mitad de las que estaban en el poder en 2015. La región experimentó una disminución significativa en 2017, cuando el número cayó bruscamente a uno.
Tres mujeres se desempeñan como jefas de Estado o de Gobierno en Asia (Bangladesh, Nepal, Singapur), una en África (Etiopía) y una en el Pacífico (Nueva Zelanda). Ningún país de la región de los Estados Árabes ha tenido una mujer Jefa de Estado o de Gobierno.
En cuanto a los parlamentos y gabinetes ministeriales el progreso es mayor: las mujeres ahora representan el 50% de los puestos ministeriales en 14 países, frente a nueve en 2019. Otros 16 países tienen más del 40% de ministras.
Europa y las Américas son los líderes cuando se trata de tener paridad de género en los gabinetes. En dos países, España y Finlandia, las mujeres ocupan más del 60% de los escaños ministeriales. Finlandia se destaca además como el único país que tiene paridad de género en el gabinete y una mujer jefa de Gobierno.
¿Cómo lograr la igualdad?
“Me parece que, si bien hemos alcanzado de 1995 a ahora, pasar del 11% a casi el 25% de mujeres en parlamentos en todos los países y llegar ahora casi el 20% de mujeres ministras, no podemos pensar que nos tomará otros dos siglos para tener igualdad de género. Yo creo que la única forma de tener sistemas plenamente democráticos es con la inclusión de las mujeres. Eso es lo único que le va a dar legitimidad y efectividad a nuestras instituciones”, asegura Gabriela Cuevas.
Para la presidenta de la Unión Interparlamentaria la legislación de cuotas de género es indispensable para avanzar hacia la igualad.
La única forma de tener sistemas plenamente democráticos es con la inclusión de las mujeres.
“Porque muchos países se escudan en que así es la cultura, pues necesitamos cambiar la cultura para generar igualdad, y no va a haber un cambio de cultura a menos que haya un cambio institucional, es decir, leyes de cuotas de género. Me parece fundamental que tengamos instituciones políticas, leyes, presupuestos, que nos permitan avanzar. Si esperamos a que se trate de un cambio cultural, pues probablemente tengamos que esperar siglos. Y me parece que no podemos darles esa respuesta a nuestras hijas, a nuestras nietas, a las mujeres que hoy demandan y merecen plena igualdad”, afirma.
Para Cuevas, uno de los mayores retos que enfrentan las mujeres para llegar a cargos de poder es la falta de una red de servicios para apoyarlas a tener una vida integral.
“La forma en la que existen y viven nuestras sociedades condena a las mujeres a que sean ellas las únicas responsables del cuidado de los niños o de nuestros ancianos. O, por ejemplo, en mi país, en México, uno de cada cuatro hogares depende completamente del ingreso de una mujer. Pero no tenemos ni las guarderías ni las escuelas de tiempo completo que requerimos o no existen en muchos países derechos de propiedad para las mujeres o acceso a servicios financieros, a subsidios, apoyos e incluso en términos fiscales. Entonces creo que debemos trabajar, además de la legislación de cuotas, en generar un ambiente mucho más propicio para el involucramiento de las mujeres”, explica.
Otro factor fundamental para lograr la equidad de género tiene que ver por supuesto con la educación.
“Muchos de los estereotipos de género siguen siendo heredados por las madres, a sus hijos e hijas, o en muchos casos vemos a hombres que nunca fueron educados para la igualdad de género y que hoy se encuentran en importantes posiciones de poder. Entonces, creo que parte de la estrategia tiene que ser forzosamente trabajar en la vertiente educativa. También me parece fundamental explicarle muy claramente a la gente por qué es importante votar por mujeres”, asegura.
Mujeres que protegen mujeres
Gabriela Cuevas fue diputada federal de México apenas a los 21 años, cuando solamente el 11% de la cámara de 500 personas, estaba compuesta por mujeres. Hoy en día, después de un proceso de dos décadas, México es uno de los países donde la constitución establece que el 50% de las candidaturas debe ser obligatoriamente para las mujeres.
“Hoy en día en México es muy poca la gente que ya cuestiona por qué una mujer está en política o por qué son candidatas y cuando existen las cuotas de género, eso es forzar a los partidos políticos a que recluten, capaciten y apoyen más a las mujeres. Pero hay una segunda parte que es también una responsabilidad. Una vez que las mujeres llegamos a estos cargos de poder a una cámara de diputados o al senado, o un parlamento, es nuestra obligación ver por más y más mujeres. No podemos darnos el lujo de disfrutar el cargo, sino que tenemos la responsabilidad de utilizarlo para brindar las oportunidades a las mujeres que no han tenido la misma suerte que nosotras”, enfatiza la presidenta de la IPU.
Y es que, según los estudios, las mujeres líderes son además mucho más dedicadas a generar políticas públicas para proteger a otras mujeres, incluido en medio de la pandemia del coronavirus.
“En temas por ejemplo de violencia doméstica, en salud reproductiva, y también en entender lo difícil que es tener una vida profesional como mujer y al mismo tiempo cuidar de la familia, de los hijos de un entorno en nuestras comunidades. Entonces creo que esa sensibilidad que ellas han demostrado también las ha llevado a tomar decisiones muy importantes”.
La pandemia de COVID-19 tiene importantes dimensiones en materia de género ya que las mujeres se encuentran al frente de la respuesta, desde los hospitales hasta los hogares, donde también son más vulnerables a la violencia.
“Allí están las mujeres como una mayoría en el sector salud, en sectores de la limpieza, de la agricultura, de servicios. Y por supuesto cuando hablamos de servicios esenciales, los que nos mantienen vivos al día de hoy, tienen a una mayoría de mujeres atrás. Y además de todo este servicio público que están desempeñando, pues las mujeres tienen que seguir trabajando con sus familias, con sus comunidades, cuidando de sus niños y de nuestros ancianos. Si nosotros no vemos por las necesidades de esas mujeres que están proveyendo servicios esenciales y manteniendo el tejido esencial, pues nos vamos a colapsar”, advierte Cuevas.
Además, aparte de la discriminación sistémica que de por sí las mujeres enfrentan en tiempos normales, la pandemia exacerba las injusticias.
“Por ejemplo, los temas de ingresos y seguridad laboral, la falta de seguridad social o de cobertura en los servicios de salud y todo esto afecta de manera desproporcionada a las mujeres porque la mayoría trabajan en el sector informal. Y son quienes tienen muchas veces un salario menor, o incluso no reconocido. También se están enfrentando a la violencia dentro de los hogares, lo que es una tragedia a veces muy difícil de visualizar, allí también tenemos una deuda con las mujeres más vulnerables”, explica la diputada.
Los Gobiernos y los parlamentos están llamados a redefinir las prioridades para responder a la crisis, asegura la máxima de la IPU.
“Es decir, cuáles son los servicios esenciales que necesitamos que se mantengan, cómo podemos dar un mayor apoyo financiero, si tenemos que modificar las leyes o ajustar los presupuestos, o cómo podemos también vigilar que el Gobierno tenga una correcta aplicación del presupuesto y una correcta respuesta frente a esta pandemia, y lo que no podemos perder de vista es la visión de género, entender que la voz de las mujeres debe estar presente en cada una de nuestras decisiones”.
La igualdad como parte de la democracia
Para Cuevas, aún existen resistencias importantes que quieren frenar el avance de las mujeres.
“En mi propio país, todos los días 10 mujeres en promedio son asesinadas en manera de un feminicidio, es decir, con violencia propia de género. Yo, insisto, tenemos que educar a los hombres. No podemos seguir tolerando que los hombres agredan a las mujeres porque aprendimos a alzar la voz, porque aprendimos a decir lo que queremos y a luchar por nuestros sueños”, asegura, añadiendo que mantener sociedades democráticas durante y después de la pandemia es uno de los mayores factores que influye en el avance de la equidad.
“Este miedo que tenemos al COVID-19 y que es claramente justificado por su rápida propagación y por las miles de personas que mueren todos los días, puede ser utilizado por algunos gobiernos para querer implementar medidas completamente autoritarias, restrictivas de libertades, violatorias de derechos humanos y que probablemente tengan la tentación de querer que esas medidas se implementen después de la pandemia. En la medida en que entendamos que los gobiernos democráticos son gobiernos mucho más incluyentes, mucho más equitativos donde se puede respetar mucho más a las mujeres y a los derechos humanos, también entenderemos que será fundamental defender la democracia después de esta pandemia”, explica la presidenta de la IPU.
Para Cuevas, hay mucho que se puede aprender del ejemplo que están dando algunas jefas de Estado durante la situación actual.
“Todos debemos entender que debemos votar por más mujeres, el mundo tiene más del 50% de población como mujeres, y solo 1 de cada 4 lugares de los parlamentos son para una mujer. Y si tomamos en cuenta que 1 de cada 10 jefes de Estado es una mujer, eso nos deja ver que tenemos que tomar decisiones distintas como sociedad”.
Según la presidenta, estudios realizados por la Unión Interparlamentaria y las Naciones Unidas han concluido que las mujeres en posiciones de poder hacen de las sociedades espacios mucho más seguros, propicios para la paz y el desarrollo sostenible.
“Y, por supuesto, obtienen mejores respuestas para las crisis, no sólo en términos de COVID-19, pero, por ejemplo, también lo podemos ver en temas de cambio climático. Creo que hay que aprender de su determinación, y de su capacidad para sensibilizar, priorizar a los grupos más vulnerables, y por supuesto de su liderazgo”.