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México: Retomará Educación Escuela para Padres

México/27 febrero 2017/Fuente: la Prensa de Monclova

Ante el creciente número de casos de menores que intentan quitarse la vida en la región, la Secretaría de Educación retomará el proyecto de Escuelas para Padres con la finalidad de atender los problemas que llevan a los estudiantes a tomar esta decisión.

Tan sólo en esta semana se presentaron 2 casos de menores que intentaron quitarse la vida consumiendo pastillas, una de preparatoria y otra de secundaria, siendo esta una situación que va en aumento en la localidad, principalmente entre los jóvenes de 12 a 14 años de edad.

Al cuestionar al Subdirección de Servicios Educativos de la Región Centro sobre lo que está pasando entre los jóvenes y la importancia de atender esta situación desde la escuela, dijo que se lleva una serie de acciones con maestros, alumnos y padres de familia con la finalidad de detectar los problemas sociales y emocionales que pudieran tener los jóvenes y atenderlos.

Mencionó que aunque no se tiene una estadística de los jóvenes que tienen problemas de conducta, emocionales o están en un estado de depresión, sin duda es una situación que se debe atender y ver que está pasando con los jóvenes que los está llevando a tomar este tipo de decisiones, por lo que se trabajará más a fondo en los diferentes programas.

Señaló que en cuanto a los docentes se tienen capacitaciones para identificar los cambios de conducta de los alumnos e saber cuándo tienen algún problema, o están en una situación que requieran apoyo y atenderlos.

“Podemos establecer programa de estudios para generar la confianza, comunicación con los alumnos y generar alternativas de objetivos de vida que pudiesen estar desapareciendo entre los jóvenes”, comentó.

Félix Alejandro Rodríguez Ramos, mencionó que en estos casos es muy importante el apoyo de los padres de familia, pero lamentablemente existen muchos casos en los que no se tiene el apoyo y esto se demuestra en las juntas o eventos de las escuelas en donde acude entre un 10 o 30 por ciento de los padres de familia.

Indicó que a través de la Subsecretaría de Educación Básica se va a reestablecer con mayor puntualidad las Escuelas para Padres, en el que se dará a conocer a los padres la importancia de su participación para desarrollar el aspecto afectivo y generar mayor confianza con sus hijos.

Fuente:http://laprensademonclova.com/portal/2017/02/27/retomara-educacion-escuela-para-padres/

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Entrevista a Samanta Biosca: “Hay mucho machaque al profesorado, parece que son responsables de todos los problemas”

17 febrero 2017/Fuente: Insugencia Magisterial

Samanta Biosca cambió el aula por las casas de los chicos. Empezó como maestra en una escuela privada “un tanto especial” en la que acogían “todos los casos que nadie quería”. Adolescentes conflictivos o niños con TDAH o Asperger fueron su día a día durante 15 años hasta que, crisis mediante, la escuela cerró. Como quería seguir esa línea de trabajo se hizo coach personal, esa figura cada vez más común en España que tutela o acompaña a un menor (o a un adulto o a toda la familia) en un proceso de búsqueda de objetivos personales, cambiar comportamientos, etc. Desde su experiencia, Biosca habla de “padres perdidos” respecto a la educación de sus hijos y cómo relacionarse con ellos.

¿Por qué dice que están perdidos los padres?

 Hemos pasado de una educación muy dirigida por los padres autoritarios a una educación totalmente permisiva sin ningún tipo de responsabilidad u obligación de los chicos. Hablamos de estos padres súper controladores, toda la responsabilidad es suya. Y esto es una hecatombe brutal porque tienes adolescentes irresponsables, sin compromiso.

Hay cantidad de información en el mundo de educación, pero los padres no se cuestionan realmente qué tipo de educación quieren dar a sus hijos. Están perdidos. Hoy prueban una cosa, mañana otra, al tercer día otra. Y te dicen: “He probado todo, pero nada funciona”. Seguramente no con la constancia necesaria para marcar ese hábito. Quieren tener autoridad, pero también ser sus colegas. Quieren ser pedagogos, pero luego sale un dictador. Hay muchas incongruencias. La escuela donde van nuestros hijos marca unas pautas, igual no estamos de acuerdo con ellas. Será importante escoger el colegio para saber qué van a enseñar a tu hijo para reforzarlo en casa. Veo a los padres que están muy perdidos y cometen errores muy tontos que son muy fáciles de rectificar. A mí también me pasa como madre. En casa del herrero, cuchillo de palo.

¿Se desentienden las familias de la educación y le dejan el marrón a los colegios? O, incluso, ¿trabajan a veces ‘contra’ los colegios?

Hay de todo. Muchos padres delegan la educación de sus hijos en el colegio, cuando no debería ser así. En el colegio se enseñan conceptos y otro tipo de cosas. Para mí la educación se enseña en casa. Entonces están los padres híper protectores que están haciendo una mala educación. Están los padres autoritarios, que están haciendo una mala educación. Creo que hay un cambio en la educación, pero como no está definido vamos todos a la deriva. Por ejemplo, cuando hablamos de valores en la familia. Le pregunto al padre qué tres valores quiere transmitirle a su hijo. Y me habla de tres sin que la madre lo sepa. Y luego le pregunto a la madre. Me da otros tres diferentes. Si el padre transmite unos valores y la madre otros ya tenemos un problema. Todas estas cosas son tonterías, pero si se hablan en casa nos marcan una línea de educación.

¿No sabemos lo que queremos?

Creo que hay una sociedad que ha perdido los valores. Por ejemplo, el éxito sin esfuerzo. Es un valor que se propaga por todas partes. Sale en la televisión. En todas partes se les vende a los chicos el éxito rápido y sin esfuerzo. Esto es un cambio social que se está produciendo y tiene consecuencias. Por ejemplo, los niños nini. ¿Qué quieren? Salir por la tele, ser famosos, ganar dinero y ya. La cultura del esfuerzo y el sacrificio que tenían nuestros padres a nivel social no la tenemos ya. En cuánto algo supone un mínimo de sacrificio, lo abandonan. Ponles un puzzle, verás lo que tardan… en descartarlo, porque requiere un esfuerzo y una concentración. También hay otros valores que están aprendiendo, que son nuevos, que están muy bien. La flexibilidad, la resiliencia.

El ejemplo de nuestros padres es la educación más importante. Lo que vemos, no lo que dicen. Algunos tienen una incongruencia total entre el discurso y la acción. “No uses tanto el móvil” y luego se sienta tres horas con la tablet. Nos tenemos que cuestionar como padres o educadores qué modelo transmitimos. “No hables mal”, pero luego el padre no respeta a su madre. Esto lo veo mucho. Faltas de respeto brutales hacia el padre o la madre y luego se le pide al chico respeto. No lo va a hacer.

¿Es un trabajo integral entonces, no sólo con los jóvenes?

Sí, yo los hago pasar a todos. Es verdad que hay padres que no quieren. Digo: “Empiezo con el chaval, pero vamos haciendo sesiones con todos”. Alternamos, les damos pautas. Es verdad que hay padres que te dicen que no, entonces te vas. Cuando un adolescente se ha perdido, falla, una parte puede ser responsabilidad del adolescente, pero también es de otros, no sólo suya.

Usted ha sido maestra, ahora no trabaja con ellos formalmente, pero sí mantiene contacto. ¿Están formados los docentes para tratar con adolescentes conflictivos?

No. En nuestro colegio, que sólo recibíamos casos problemáticos, sí que teníamos una formación tremenda. Teníamos formación constante. Por eso he podido derivar hacia aquí. Podíamos hablar de cualquier conflicto de trastorno, una dislexia, un TOC, un Asperger… Pero normalmente no se da esta formación al profesorado; es más, pocas veces el profesorado es receptivo a recibir esta formación. No quiero generalizar pero, por ejemplo, veo a muchos profesores formándose en tecnología, etc., que está muy bien, pero en cuanto a inteligencia emocional, poca. Además, la teoría es muy poco práctica en estos momentos. Está muy bien, pero no es lo mismo que en el aula. Al psicólogo le decíamos: “Métete en el aula ocho horas con los niños y verás si una estrategia funciona o no”. Falta experimentación. Prueba, resultado. Hay teoría, pero es poco aplicable.

Pero entiendo que adolescentes conflictivos ha habido siempre.

Sí, pero antes se cortaba más de cuajo. Yo era una TDAH tremenda. Me han expulsado de cuatro colegios. Pero cuando yo estaba en el colegio no se contemplaba el trastorno. ¿Cómo se trataba? Pues torta tras torta. Y cuando llegaba a casa, más. Había adolescentes conflictivos, sí. Pero por el miedo a las represalias se coartaba. Ahora no hay este miedo -y yo lo agradezco-, pero nos hemos pasado a: “El niño hay que protegerlo, tiene derecho a todo”. Nos hemos ido al otro lado. Y aquí se nos pierden.

¿Deberíamos preocuparnos o nos preocupamos demasiado por algo que ha pasado siempre?

Adolescentes problemáticos siempre ha habido. Pero los problemas de hoy, con toda la información que tienen, creo que son mayores. Por ejemplo, consumo de drogas, disparado. ¿Por qué? Porque el acceso es súper fácil. Porque los padres no le dan ningún tipo de importancia. “Sí, fuman porros y tal…”. Que un niño con 13 años pruebe los porros o la cerveza no lo veo un problema. Pero un consumo semanal sí es un problema. Hay una relajación con según qué temas… No hay educación de drogas, no hay educación sexual. En las escuelas no se está dando esta educación, pero es que en casa tampoco. Y se educan a través de internet, imagínate lo que les llega, sin filtros.

Ni en la escuela ni en casa. ¿A quién corresponde?

Yo creo que en casa primero. Los padres no hablan del tema porque creen que es propiciarlo. “Si no hablo de drogas no las van a probar”. Pero lo van a probar y va a ser peor. Están más informados que los padres.

Pero esto son tendencias difíciles de revertir…

Sí. Veo padres muy preocupados, pero tienen al niño delante de la televisión viendo cosas que no tocan.

¿Se preocupan más que actúan?

Exacto. Y, sobre todo, el empirismo. Probar, probar. ¿No funciona? Prueba otra cosa. Experimentar y perderle el miedo a la educación. Para llegar a un buen resultado hay que probar, corregir errores.

¿Cómo se trata con un adolescente que boicotea la clase?

Eso es el resultado de un malestar suyo, por tanto, hay que encontrar dónde está ese malestar. Si le das la opción de hacer las cosas bien, la toman. Puede ser que se pierda o que esté desmotivado. El profesor a lo mejor no puede detectarla, pero sí avisar en casa, al psicopedagogo. Nosotros aplicábamos lo que llamábamos la extinción. Ignoramos al chaval hasta que nos hable bien. Es difícil, yo creía que era inaplicable. Pero se consigue. El tiempo fuera viene muy bien, sacarlos a parte, nunca ridiculizarlos delante del grupo. Es un trabajo de chinos, pero da resultado. Ahora, es un esfuerzo tremendo por parte de todos.

Teníamos un grupo de psicopedagogía buenísimo. Algo que ha dejado de existir, hay grupos que no tienen psicopedagogo, y este refuerzo es importante. Las herramientas se van aprendiendo con la experiencia, pero el conocimiento teórico no se tiene al principio. En la universidad esto no te lo enseñan. El profesor está muy maltratado a nivel social. Te llegan los padres y te dicen: “¿Por qué has suspendido a mi hijo?”. Yo no he suspendido a tu hijo, tu hijo ha suspendido solo. “Es que no lo motivas”. Hay mucho machaque al profesorado, parece que son responsables de todos los problemas.

¿Se debería trabajar más la inteligencia emocional en las escuelas?

Todos hablamos de inteligencia emocional pero quién sabe lo que es. O cómo gestionar nuestras emociones. Esto no nos lo ha enseñado nadie. Sería una asignatura fenomenal. Toda la revolución que se está haciendo en el sistema está intentando aplicar esta inteligencia emocional. Creo, deseo y espero. Estamos en un cambio, como hubo la revolución industrial, que fue un cambio a nivel social brutal, creo que estamos en un momento parecido y por eso estamos tan perdidos. Nadie nos ha enseñado a gestionar las emociones y nos estamos dando cuenta de que es una de las partes más importantes del ser humano. El sistema educativo debe implantar la gestión de las emociones y la inteligencia emocional. Si una persona está sana emocionalmente, todo lo demás funciona.

Fuente:http://insurgenciamagisterial.com/hay-mucho-machaque-al-profesorado-parece-que-son-responsables-de-todos-los-problemas/

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El método danés para criar niños felices

Dinamarca/03 noviembre 2016/Fuente: La Prensa

Dos especialistas explican cuáles son las claves de la educación y el cuidado de los niños que han llevado a que Dinamarca lidere el ranking internacional en materia de felicidad durante más de 40 años. Una guía que ya están poniendo en práctica padres de todo el mundo.

No existe una receta exacta para asegurarle a nuestros hijos una vida feliz, pero sí hay una serie de ingredientes que tienen que estar presentes para ofrecerles las condiciones apropiadas para desarrollarse en una dirección feliz o satisfactoria.

Así lo afirma la especialista en terapia narrativa, Iben Sandahl, coautora -junto a la psicóloga Jessica Alexander- del libro que está siendo furor a nivel mundial entre los padres: El estilo danés de crianza: qué saben las personas más felices del mundo sobre criar niños seguros de sí mismos y capaces (The Danish Way of Parenting: What the Happiest People in the World Know About Raising Confident, Capable Kids).

Desde hace más de 40 años, Dinamarca se encuentra entre las sociedades más felices, según los informes anuales de la felicidad en el mundo elaborados por El Instituto de Investigación de la Felicidad (Happiness Research Institute) y la Universidad de Columbia. Mientras diversos estudios se han propuesto identificar la razón de la felicidad danesa sin hallazgos del todo contundentes, el libro de Sandahl y Alexander parece haber develado el secreto: la clave está en la crianza, aseguran.

«Lo más importante es que tu hijo crezca en un ambiente seguro y estable, con amor y cuidado a montones. Además de eso, debemos procurarles desafíos físicos, mentales y sociales», subrayan las escritoras.

En el libro, Sandahl y Alexander hacen hincapié en la necesidad de construir una potente brújula interna en los hijos para que puedan desarrollarse y convertirse en niños felices, resilientes y empáticos, que no se derrumben sin importar cuánto la vida «les tire encima».

Según señala Sandahl, el estilo pedagógico de enseñanza en Dinamarca se basa principalmente en el trabajo del especialista ruso en psicología del desarrollo Lev Vygotsky y su teoría sobre la «zona de desarrollo próximo».

«Esto implica que el niño, con el apoyo de otra persona, puede llevar adelante acciones prácticas y mentales que no puede hacer por sí solo, y de esta manera contribuye a su propio aprendizaje. Por ejemplo, cuando el niño aprende a caminar», detalla.

La autora de El estilo danés de crianza argumenta que el sostén de este proceso está vinculado con lo que pasa dentro del organismo: «La experiencia de tener éxito en algo nuevo libera endorfinas en el sistema de recompensa del niño, lo cual lleva a tener sentimientos de felicidad y satisfacción. De esta manera, hay una energía renovada para probar otras áreas nuevas e inexploradas, donde se ubicarán la próxima vez las zonas más cercanas de desarrollo», puntualiza.

De acuerdo con Sandahl, esto ayuda a que el niño desarrolle una creencia sobre su propio valor y un sentido de autoestima saludable. Sostiene que esta es la mejor manera de estimular a los niños.

«Si el niño siente que está demasiado lejos de su verdadera zona de desarrollo -por ejemplo, cuando se siente presionado o percibe un miedo que excede el nerviosismo normal de los padres- puede perder su sentido del control y su parte activa en la «zona»», grafica.

JUEGO LIBRE

El juego ayuda a desarrollar la autoestima. «Mi mejor consejo es que los padres jueguen todo lo que puedan con sus hijos. Vayan al bosque, a la playa, en el jardín de la casa y en todo tipo de lugares donde el niño se sienta feliz, pero también en aquellos lugares que brinden la oportunidad de ser curiosos, usar su imaginación y poner a prueba su zona de desarrollo próximo», subraya la psicoterapeuta danesa.

Entre los tres principales beneficios del juego libre, menciona:

* Los niños aprenden a superar el estrés y ser más resilientes. Se ponen a sí mismos a prueba para ver cuánto estrés pueden manejar y esto los hace mejores para afrontar las situaciones estresantes más tarde en la vida.

* Aprenden el autocontrol. Los niños que juegan con otros niños realmente quieren que el juego continúe, esto significa que incluso si hay niños difíciles o si las reglas tienen que ser negociadas y renegociadas, tienen que practicar el autocontrol (una valiosa herramienta para la vida) y así mantenerse en el juego.

* Están aprendiendo. En especial cuando hay niños de diferentes edades, el juego les está enseñando mucho. Esto se ha pasado por alto en muchos países: cuánto aprenden los niños por sí solos.

ESCUCHARLOS

Sandahl enfatiza que como padres también es importante «detectar» la zona de desarrollo próximo del niño. «No la zona de desarrollo en la que uno como padre quiere que el niño esté, sino aquella en la cual el niño se encuentra a sí mismo (no siempre son las mismas)», aclara.

Para lograrlo, la psicóloga sugiere escuchar las iniciativas e ideas que surgen de los niños, tales como «¡lo puedo hacer solo!», «¿puedo pasear al perro?», «vos papá sentate ahí y yo me siento acá», «mirá cómo puedo escalar», «podés apagar la luz cuando me duerma»…

«Estas afirmaciones indican una instancia activa en cuanto a probar algo nuevo, para lo cual el niño se siente listo», apunta, para luego agregar: «Hay que tratar de no interferir en esto, sino que en cambio hay que ayudar a nuestros hijos a que lo hagan de manera segura, sin involucrarlos en nuestros planes. Se debe permitir al niño creer que tiene el control, hay que mostrarles que confiamos en ellos: los chicos crecen cuando les mostramos que pensamos que pueden tener éxito».

En opinión de la psicoterapeuta, estos pequeños «tips» ayudan a promover la independencia de los niños, la cual será una herramienta para enfrentar los obstáculos que se encuentren en su camino en el futuro.
Asimismo, Sandahl dice que enseñarles a los niños a usar las palabras y expresar sus sentimientos y darles la oportunidad de aprender a lidiar con el conflicto, son otros ingredientes fundamentales en la receta para alcanzar la felicidad.

MOTIVACION Y SENTIMIENTOS

Un aspecto también crucial en la crianza de niños felices consiste en brindarles la motivación adecuada. En ese sentido, las autoras del libro aclaran que elogiar las habilidades innatas de los niños, diciéndoles por ejemplo «¡Qué inteligente que sos!», hace que se den por vencidos más fácilmente ante un problema por creer que su habilidad no depende de su trabajo.

«Los daneses se centran en motivar a los niños, elogiando el proceso y el esfuerzo en lugar de la habilidad, con expresiones como ¡Trabajaste duro y estoy orgulloso de vos! Esto fomenta la idea en los hijos de que lo importante está en el trabajo y el proceso y que, por lo tanto, la habilidad es el resultado de eso», insisten.

Por otra parte, mencionan que no se debe tratar de evitar que los niños tengan sentimientos desagradables, ya que esto solamente limita su crecimiento y madurez. Al contrario, aconsejan hablar con los hijos de sus sentimientos y explorar diferentes emociones para que así desarrollen una mayor inteligencia emocional.

Del mismo modo, sugieren cultivar la empatía, «que siempre es vital en la educación de los hijos como personas, pero más aún cuando vivimos en una sociedad que cada vez valora más el narcisismo».

«Saber entender sus propias emociones es el primer paso para aprender a observar y respetar las ajenas», remarcan Sandahl y Alexander, quienes instan a los padres a que hagan razonar a los niños sobre las emociones de otros por ejemplo con preguntas como «¿Por qué creés que tu maestra se enojó hoy con vos?».

SIN ULTIMATUMS

Asimismo, las autoras destacan la importancia de evitar los ultimátums. «Poner a un niño un ultimátum coloca a los padres en una posición en la que tiene que haber un ganador y un perdedor. A nadie le gusta que le pongan un ultimátum porque es siempre una lucha de poder», explican.

«Lo que los padres no se dan cuenta -prosiguen- es que ellos son con frecuencia quienes terminan perdiendo con este método, incluso si en el momento piensan que ganaron. Pierden cercanía, porque gobernar con amenazas y miedo no genera acercamiento. Pierden respeto, porque los niños aprenden que los límites no significan nada si los padres no cumplen sus amenazas. Y, pueden perder la perspectiva al enfrascarse en las batallas en vez de en la guerra, los grandes fundamentos de la crianza».

Por el contrario, recomiendan «gobernar con respeto y no recurrir a los gritos, azotes o a avergonzar para obtener resultados. Se trata de ver a los niños como intrínsecamente buenos y en basar las reacciones hacia ellos con base en ello».

En cambio del castigo fácil, Sandahl y Alexander hablan de los beneficios de hablar con nuestros hijos cuando se portan mal sobre por qué lo hizo y cómo debería comportarse la próxima vez. «Es conveniente elegir una opción que sea más o menos igualitaria: si el niño quiere jugar, pero el padre quiere que se vaya a la cama, se puede negociar con él para jugar solo un poco y luego dormir».

SANA PRACTICA

Por último, las autoras de El estilo danés de crianza dedican un capítulo a una práctica extendida entre las familias de Dinamarca: el «hygge». Se trata de una expresión para la cual no existe una traducción exacta en otros idiomas y que consiste en dedicar un tiempo especial para compartir en familia en un ambiente cálido, acogedor, libre de discusiones, malos humores y cualquier otra situación que pueda empañar el momento.

«Hygge es un verbo y también un adjetivo, es un sentimiento y un estado mental, e incluso tiene implicancias morales. Los niños en Dinamarca crecen sabiendo cómo practicar hygge porque es visto como algo esencial para una buena vida», describen las psicoterapeutas.

«Tiene que ver con el poder de estar presentes y conectarse verdaderamente con otros, sin problemas de por medio, es enfocarse en lo que es realmente importante: estar juntos», agregan.

De acuerdo con las escritoras, sentirse conectados con otros otorga significado a la vida. «Está comprobado que aumenta los niveles de oxitocina (la hormona de la felicidad) y hace que las personas se sientan más felices», subrayan.

Existen ciertas reglas tácitas cuando comienza el momento «hygge». «Todos deben sacarse las caretas y dejar el dramatismo fuera, éste es un lugar seguro donde nadie trata ni quiere ser mejor que otro. Es un lugar para estar juntos sin la necesidad de probar nada. Cuanto más acogedor sea el lugar, mejor. Lo importante es que todos se sientan cómodos. Hay que dejar de lado el «yo» y pensar más bien en el «nosotros», puntualizan. En definitiva, la consigna es disfrutar -durante un tiempo limitado- al 100 por ciento de la compañía mutua en familia, como si nada más importase

Fuente:http://www.laprensa.com.ar/448691-El-metodo-danes-para-criar-ninos-felices-.note.aspx

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Por qué los padres deben estar alerta: Grooming, tendencia para obtener beneficios sexuales de un menor

Por: Denisse Pérez Antonio

El Grooming es un conjunto de estrategias que un adulto realiza por medio de redes sociales para ganarse la confianza de un menor con la finalidad de obtener beneficios sexuales.

Dichos beneficios van desde charlas comprometedoras, imágenes sexuales o en su caso, tener encuentros físicos. Es entonces, un asunto de seguridad que los padres deben tomar como parte del uso del internet.

Esta práctica se basa principalmente en ganarse la confianza del niño, demostrando interés o cariño. Una alerta importante es cuando el menor comienza con el uso de las redes sociales de forma sospechosa, es decir se aísla o sostiene largas conversaciones con un “amigo” en línea. El Grooming puede ser el primer paso para la pornografía infantil y la pederastia.

Según datos de una encuesta realizada ESET Latinoamérica, los jóvenes entre las edades de 11 a 15 años son los más vulnerables, sumado a la forma anónima en la que los acosadores se mueven por la red.

Algunas medidas que los padres deben tomar para evitar que sus hijos sean víctimas de esta práctica son: razonar los horarios de conexión, además de establecer reglas para el uso de la cámara web, la cual es la principal vía que se utiliza para la circulación de imágenes.

Es vital evitar proporcionar información personal, fotos y demás datos que permitan al acechador tener acceso a la víctima.

Usar el control parental en los navegadores, es decir en Google, Yahoo! y Firefox existen configuraciones que permiten a los padres a restringir el acceso a páginas pornográficas o demás accesos no permitidos para menores.

Algunos especialistas recomiendan a los padres tener acceso directo a las redes sociales de sus hijos, con lo que podrán checar los mensajes, personas y tipo de comunicación que mantienen, como una medida importante para evitar el Grooming. Esta medida no puede ser utilizada frecuentemente, por lo que es recomendable advertir a los hijos sobre los peligros y sobre todo mantener constante comunicación para denunciar algún tipo de acoso.

El Grooming es cuestión de minutos, los acosadores son hábiles y saben por dónde atacar, por lo que los padres son la pieza vital para evitar que sus hijos sean víctimas y formen parte de los números diarios que se registran.

Fuente: http://imparcialoaxaca.mx/en-la-web/cO0/por-qu%C3%A9-los-padres-deben-estar-alerta

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República Dominicana: MINERD exhorta a padres y madres vigilar y ser celosos en la formación de sus hijos

Centroamérica/República Dominicana/12 de Agosto de 2016/Fuente: Hoy Digital

El Ministerio de Educación (MINERD), a través la Dirección General de Participación Comunitaria llamó a los padres y madres del país a ser vigilantes y celosos con la formación de sus hijos, para evitar que la familia sea la generadora de muchos males sociales que afectan a la sociedad dominicana.

Bienvenido Flores Pichardo  dijo que : “En el hogar se educa y en la escuela se enseña; pero resulta que los padres de familias no tenemos tiempo para el hogar, porque tenemos problemas laborales, o estamos inmersos en otras actividades, y esto está generando problemas serios en la República Dominicana, porque como padres no hemos desempeñado el rol que nos corresponde”.

Flores Pichardo habló en esos términos al pronunciar la conferencia “Participación y Prácticas de Crianza”, organizada por la Dirección de Participación Comunitaria, en el liceo Víctor Estrella Liz (Perito), como parte del ciclo de charlas que realiza esta dependencia en las 18 Direcciones Regionales del MINERD, con representantes de las Asociaciones de Padres, Madres y Tutores de la Escuela (APMAES) de las que ya se han impartido 15.

Consideró que los padres y madres deben luchar y enfrentar una serie de males que afectan a la sociedad, entre los que citó la violencia que sacude al país, la violencia intrafamiliar y escolar, la delincuencia juvenil, así como los embarazos prematuros, y por incesto, la contaminación ambiental, y las enfermedades infecto contagiosas, flagelos, que aseguró, están generando una sociedad desequilibrada.

“Hay un círculo vicioso entre la crianza y la juventud, porque se afectan uno con otro. Hay también otro problema serio, el desacuerdo en la forma de criar los hijos, no hay forma de parar los conflictos sostenibles que se presentan entre el hijo y los padres, que deben ser los primeros en ponerse de acuerdo para no generar violencia y niños desobedientes en el hogar”, expuso el director de Participación Comunitaria.

Destacó, además, el rol de la educación por entender que “mientras más preparados estamos a nivel de educación, menos problemas y males sociales vamos a tener en la República Dominicana”, por lo cual  exhortó a los asistentes a prepararse por entender que  es la única forma de salir de la pobreza intelectual.

El poder de la palabra

Durante la actividad la consultora internacional, Gema María González, pronunció la conferencia “El poder de la palabra para evitar conductas violentas en la escuela y en la comunidad”, como parte de un proyecto de capacitación que se está desarrollando, en una primera fase, en las 18 Direcciones Regionales del MINERD.

La sicopedagoga española explicó que la conferencia ya se ha impartido en 15 Regionales y solo restan las de San Cristóbal, Mao y San Pedro de Macorís,  y que una vez finalizada esta fase se iniciará un proceso de capacitación dirigido a los padres y madres federados, para que comprendan el poder de la palabra, a fin de evitar la violencia en el país.

 

Presentador Michael Miguel

En la parte inicial el presentador de televisión, Michael Miguel, pronunció unas palabras de motivación.

“Yo felicito esta iniciativa del Ministerio de Educación y de la Dirección de Participación Comunitaria, porque todo el que ama la República Dominicana y siente por ella amor y respeto, tiene que coincidir en que estos niveles de violencia son inaceptables”, sostuvo.

El comunicador expresó que está convencido de que la República Dominicana merece un mejor presente, un mejor futuro.

Michael Miguel criticó a los medios de comunicación dominicanos, de los que afirmó son parte de ese proceso violento que vivimos en el país, porque no les interesa reseñar y destacar este tipo de actividad educativa.

En la mesa de honor acompañaron a Flores Pichardo, Francisca Suero, directora de la Regional 15; Dominga Comas, directora del Distrito Educativo 15-02;  el dirigente federado Daniel D´ Oleo, quien habló en representación de los padres y madres participantes; Salvador Rosario Heredia, Miguel Cuevas, representante del área 8 de Salud Pública; Rosario Vásquez, directora del Plan Lea del Listín Diario, y  Alba Díaz, enlace  entre  Participación Comunitaria  y  la Dirección Regional.

Fuente: http://hoy.com.do/minerd-exhorta-a-padres-y-madres-vigilar-y-ser-celosos-en-la-formacion-de-sus-hijos/

 

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La nueva «crianza distraída» o cuando miramos el móvil más que a nuestros hijos ¿a tí también te pasa?

España/ Autora: Pilar Fonseca

La imagen se repite más de lo que nos creemos o lo que es peor, más de lo que nos damos cuenta.

Niño o niña en el parque y su padre o su madre mirando atentamente el Smartphone “es un momento, nada más” o “puedo hacer las dos cosas a la vez” son las frases más oídas pero a esto los expertos lo están llamando ya “Crianza Distraída” o cuando miramos el móvil más que a nuestros hijos ¿a ti también te pasa esto?

Plazas, parques, centros comerciales, algunos incluso van caminando o conduciendo mientras van mirando su móvil. Se empiezan a denominar como “smombies” a esos transeúntes que caminan sin dejar de mirar su móvil.

De hecho, este comportamiento se ha generalizado hasta tal punto que ha empezado a ser un peligro para los propios usuarios y ciudades como Estocolmo, Amberes o Bruselas entre otras, han señalizado las vías o las zonas para que caminen esos adultos que consideran más importante dar un like que su propia seguridad al desplazarse.

Pero lo peor es que siendo como somos en general, adultos hiperconectados, esto está intoduciéndose en la crianza de nuestros propios hijos aunque parece que no nos estamos dando ni cuenta.

Nos preocupa el abuso que hacen nuestros hijos de las nuevas tecnologías, de los videojuegos de las tablets. Nos preocupa cuando ese abuso se traduce en problemas en el colegio, problemas de conducta o problemas para establecer relaciones sociales, nos preocupa porque vemos a veces que les aísla tanto de los amigos como de la familia pero no somos conscientes del uso que les damos nosotros a esas nuevas tecnologías a todos esos gadgets que nos acompañan y al final los niños están viendo adultos hiperconectados y esos adultos somos en demasiadas ocasiones sus propios padres.

La crianza de los padres distraídos

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Así han empezado ya a definirlo distintos expertos «crianza distraída» la de los padres y madres que estamos pero sin estar cuando pasamos un rato con nuestros hijos.

Porque se ha convertido en un hábito el estar pendiente casi de manera compulsiva de los avisos del móvil y este hábito o realmente este abuso, influye de forma negativa directa e indirectamente en la crianza de nuestros hijos.

Y nuestros hijos lo notan, son pequeños sí pero no son tontos y sienten que en esos momentos han perdido la conexión con sus padres por lo que seguro que antes o después y de un modo u otro van a manifestar su malestar cómo y cuándo puedan y siempre dentro de sus posibilidades dependiendo de su edad. Es fácil que sientan que físicamente sus padres están con ellos sí, pero están pendientes de otra cosa, ellos sienten que les importan menos como es lógico de entender.

Los padres somos referencia primaria de las conductas de nuestros hijos, somos su espejo, nuestro comportamiento les da pautas para desarrollar su propio comportamiento. Si ellos aprecian que de forma habitual suele haber “algo” más importante que ellos cuando estamos juntos, entenderán que ese “algo” también puede ser más importante que sus propios padres cuando tengan edad e incluso que sus propios hijos cuando ellos sean padres. Y ese “algo” ya sabemos que es en demasiadas ocasiones: el móvil, el smartphone.

El niño no sólo crece físicamente que eso es lo más evidente, también lo hace emocionalmente y para hacerlo de forma constructiva y positiva, necesita que papá y mamá estén presentes, no sólo físicamente sino también su mente, su pensamiento, su atención, cuando están juntos.

Cuando son más pequeños necesitan jugar con sus adultos de referencia, sus modelos, sus padres y cuando van creciendo necesitan desarrollar una relación que les permita conversar con ellos y ninguna de ambas opciones: jugar o conversar con nuestros hijos, es compatible con que nuestra atención se la demos a lo que nos demanda nuestro teléfono móvil.

Reflexionar y Actuar

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Podríamos empezar por respondernos sinceramente a algunas preguntas:

  • ¿Por qué me cuesta tanto desconectarme?
  • ¿Dónde está sucediendo lo que de verdad importa en mi vida en este momento?
  • ¿Es tan urgente y tan importante lo que tienen que contarme a través del móvil como para que no puedan esperar?
  • ¿Estoy utilizando el móvil como un escudo porque pienso que no sé relacionarme con mis hijos?

Sí, algunas cuestiones son complicadas y quizás por ello sean las más importantes para que las respondamos de manera valiente y sincera, sino sólo estamos perdiendo el tiempo… otra vez.

Una vez que hemos reflexionado como adultos, hemos echado cuentas del tiempo que el móvil le roba a nuestra relación con nuestros hijos y hemos llegado a la conclusión de que ese tiempo es excesivo y no está justificado al cien por cien, tenemos que tomar medidas al respecto.

Por ejemplo, medidas concretas como apagar los móviles durante el tiempo de las comidas o dejarlos en otra habitación, al menos.

Se sabe que el tiempo de la comida se empobrece de forma muy triste cuando los adultos están pendientes del móvil y se engañan con aquello de que “pueden estar en dos sitios a la vez”.

O medidas más drásticas, como establecer el tiempo para estar con nuestros hijos libre de tecnología para todos.

No podemos olvidarnos que el ejemplo siempre lo damos los padres y que con nuestro comportamiento no dejamos ni un minuto de educar a nuestros hijos.

Fuente: http://www.bebesymas.com/ser-padres/la-nueva-crianza-distraida-o-cuando-miramos-el-movil-mas-que-a-nuestros-hijos-a-ti-tambien-te-pasa

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Bullying: sufriendo en familia

Uruguay/Autor: Leonel García

En Uruguay casi uno de cada dos alumnos padece acoso escolar.

«Mejor metelo en el grupo de la tarde. Son menos». Paola, decoradora de interiores, hizo caso y su hijo Ignacio (12) comenzó sexto año en 2015 en el turno vespertino de ese colegio de La Comercial. Pero Ignacio, sensible al punto de conmoverse mirando una película, reacio al fútbol por la violencia que genera, más afín a ver un dibujo animado que jugar al GTA, aniñado, cero agresivo, pese a sus esfuerzos no encajó entre sus pocos compañeros. Y se lo hicieron notar.

La rutina comenzaba cuando la maestra se daba vuelta para escribir al pizarrón. «Gorda boba». «Gorda puta». «Nos vamos a coger a tu mamá». «¿Así que tenés novia? También le vamos a dar». Cruel dinámica la del bullying: el agresor suele tener bajo sentido de la empatía, pero arrastra tras de sí a otros —testigos, cómplices, a veces coautores— en eso de convertir en un infierno el día a día de la víctima. En este caso, era un líder y tres lugartenientes. Ignacio, sacado, reaccionaba. Y solo eso era lo que veía la maestra. Según una investigación de 2013 de la Universidad de Montevideo (UM), en el 71% de los casos las agresiones ocurren en el salón de clases, lo que aumenta la sensación de indefensión de las víctimas. En casa, Paola sufría. ¿Hay algo peor para un padre que saber que un hijo vive un calvario y nadie parece darse cuenta? ¿Cómo evitar que se enferme toda una familia, con la angustia puesta en un chico que muchas veces pensará que el equivocado es él, que algo hizo, que lo merece? Por algo, de acuerdo a datos internacionales, solo dos de cada diez víctimas de acoso escolar cuentan lo que les pasa, dice la psicóloga Silvana Giachero, especializada en bullying y mobbing. Es una violencia que crece en el miedo y la invisibilidad, añade.

«Soy separada. El padre vive en el exterior. Quizá la no presencia de la imagen masculina no le dio eso más agresivo que tienen los niños para defenderse y que lo dejen en paz…», piensa hoy Paola. Su nombre real y el de su hijo, así como el de todas las madres y niños de esta nota, fueron alterados para no ser identificados y victimizados una vez más. «Yo lo veía triste, ojeroso, con dolor de cabeza. Venía llorando. Primero me decía que los otros niños no querían jugar con él. Y eso que yo había organizado algunas pijamadas, para integrarlo». Un día, Ignacio vino, entre culposo y afligido, con un planteo alarmante: «Mamá, creo que estoy en un problema. Partí un palo. Pasa que me lo querían meter…».

Demasiado. El intento de agresión y que el chico sintiera que, de alguna forma, él era responsable, por tranquilo, por aniñado, por distinto. Según ese mismo estudio de la UM, más allá de que un chico tímido, tranquilo, buen alumno, pequeño, nuevo en el liceo, con un algún trastorno del espectro autista (TEA) o alguna característica física peculiar (cualquiera) suele ser más pasible de estar en la mira, el 50% de los bullies no sabe por qué elige a su víctima. No hay derecho a hostigar a nadie. Paola se quejó en el colegio, cuya respuesta apuntó a Ignacio. Que era hiperactivo. Que precisaba ir al psiquiatra. Que había que darle ritalina. Que esas cosas no pasaban. Que eran cosas de niños. Que no molestara más. «Al final, la que quedaba por loca era yo».

Paola fue a plantear su situación al Consejo de Primaria. Una inspectora del área de Privados fue tajante: «Sacalo, en ese colegio hay problemas crónicos de bullying». «Pero… ¡pierde el año!» «¿Y qué importa? ¿Cuál es tu prioridad? ¿Que te lo hagan mierda?». Así hizo. Al poco tiempo, recibió una llamada de la mamá de un compañerito. «No sabés lo bien que hiciste. Los cuatro venían a casa y planificaban cómo torturarlo». Paola agradeció, entendió que esa madre tenía terror que a su hijo —que no era parte de esa barrita— le pasara lo mismo que a Ignacio… y pensó lo bien que le hubiera venido una aliada que en su momento no apareció.

Primaria le permitió dar un examen libre y no perder el año, por lo que Ignacio comenzó el liceo en otra institución. Con ayuda psicológica, ya es otro. «Recuperó la confianza. Es un niño alegre, feliz de vivir de vuelta. Me dijeron de hacerle un juicio, un agujero al colegio, pero solo quiero una entrevista para que le pidan disculpas… ¡y que me paguen el psicólogo! Y no lo quieren recibir. Yo, que pasé lo que pasé, le diría a los padres de chicos que sufren bullying que escuchen a su hijo, que no tomen como normal algo que no es normal. Si a mi hijo no lo rescataba, capaz que se suicidaba…».

Giachero, quien desde 2013 organiza congresos internacionales anuales sobre acoso escolar y laboral, realizados en el país, Argentina, Costa Rica y —este año— México, afirma que el bullying está detrás de uno de cada cinco suicidios adolescentes en Uruguay; en concreto, el 19%.

Golpe al alma.

Por bullying se entiende al acoso sistemático, repetitivo y prolongado durante un cierto período de tiempo (que algunos autores cifran en seis meses) que sufre un alumno a manos de un compañero o grupo de compañeros. Si bien no hay estadísticas sistematizadas, un estudio de la Unesco de 2011 señala que 30% de los alumnos uruguayos de sexto de Primaria sufre maltratos verbales constantes por sus pares. Esto pone al país en el cuarto lugar de América Latina, luego de Argentina, Perú y Costa Rica.

No hay distinción entre clases sociales: en el ya citado estudio de la UM, realizado en 536 alumnos de segundo de liceo de Carrasco, Unión, Prado y la zona Oeste, se indicaba que 45% de los estudiantes de contextos socioeconómico medio-alto y 42% del bajo habían sido objeto de acoso. Puede ocurrir en cualquier etapa educativa, aunque el pico se encuentra entre los 11 y los 14 años, fines de Primaria e inicios de la Secundaria. «Si bien se puede llegar a la violencia física, este acoso tiene su núcleo en la agresión psicológica. La herida es psicológica: les están pegando en su alma», dice Giachero. Y es imposible que en la familia no repercuta.

«Fue muy doloroso, hasta el día de hoy estoy afectada. Es horrible saber que tu hijo es humillado y que nadie le tira un salvavidas en el centro educativo en el que vos depositaste tu confianza», dice Susana, una trabajadora de la salud al recordar por lo que pasó Sebastián (16) en un colegio de La Blanqueada donde asistió por nueve años. En su caso ya hubo alertas tempranas de discriminación: «En la escuela no lo invitaban a determinados cumpleaños. Repartían tarjetas delante de él y a él no le daban. Pero eran casos aislados». En segundo de liceo aparecieron conductas inesperadas en casa: contestaciones violentas, puñetazos a las paredes, dificultades para dormir. En un inicio lo asociaron a los cambios hormonales de la adolescencia y a su diagnóstico de chico hiperactivo, pero pronto se supo la realidad: había un compañero de clase, al que conocía desde hacía años, lo que lo hacía más difícil de entender, que lo vivía hostigando y amenazando. Susana se guarda lo que le decían a su hijo más chico — «Me duele mucho»— pero no la respuesta del colegio: «Me dijeron que era algo difícil de controlar, que el otro era buen alumno, que lo mejor era que me llevara a Sebastián a otro lado». La víctima de bullying era la que debía irse.

Esta situación llevó a que Susana estuviera dos meses y medio ausente de su trabajo por certificación médica, que sufriera insomnio y sostuviera innumerables discusiones con su marido. Al igual que el caso anterior, tratamiento psicológico y cambio de institución mediante, Sebastián dejó esa pesadilla atrás y disfruta la seguidilla de cumpleaños de quince de su edad. «Hoy veo que el padre fue el que llevó mejor la situación, alguien tenía que mantenerse frío. Yo… todavía tengo tristeza en el alma. Hasta el día de hoy quiero ir a romper algo en el colegio». A diferencia de Paola, ella sí llevó su caso a la Justicia.

Sin respuesta.

Silvana Giachero ha tratado a numerosas víctimas de bullying a través de una técnica terapéutica conocida como EMDR, basada en el reprocesamiento de traumas psicológicos. «Lo que tienen estos niños son síndromes de estrés postraumático, una lastimadura en el aparato psíquico». Y si bien recomienda hacer la denuncia de lo que ocurre en la institución educativa —y llegar a la instancia penal de ser necesario—, admite que es raro que estas situaciones sean contempladas. «¿Es lo más adecuado sacarlos a ellos de su escuela? No, pero no podés tener a tu hijo en un lugar donde lo torturan. Muy pocos colegios reaccionan de manera correcta, se cuentan con los dedos de una mano. Por lo general, miran de costado, niegan lo que pasa y, llegado el caso, culpan más a las víctimas. En las instituciones públicas, ocurre que por más que quieran hacer algo, no tienen cómo. Por ahí encontramos que quieren hacer más y no pueden».

La familia de Mariana (16) sufrió dos veces la inacción de dos instituciones, ambas privadas y católicas. En la primera, en Sayago, su madre Leonor era maestra y conocía a las hostigadoras. Mariana era tímida, de lentes, menudita, bien hablada y respetuosa con los docentes (¡era hija de una!). Y ellas eran las «populares» que siempre encontraban una excusa para molestarla y tratarla de alcahueta. Todos los estereotipos hechos carne. En sexto, Leonor intervino: habló con la directora (su jefa), la madre de la chica más acosadora (conocida desde hacía años) y con la maestra (su compañera de trabajo). «No tuve eco. En el centro me dijeron que no tenía importancia, que ella iba a tener que saber lidiar con estas cosas a futuro, que siempre pasaron, que iba a tener que ser fuerte». Al llevarla a otro liceo, por la falta de respuesta, ella también debió buscarse otro trabajo.

En un liceo del Prado, en primero, la historia se repitió. Mariana era, además, la recién llegada. «La dejaba llorando y me iba yo llorando. Además de las burlas, sufrió el vacío. Se ve que la imagen de fragilidad despertaba algo… le hacían de todo, no la invitaban a ningún grupo, no le permitían integrarse, si se enfermaba nadie le quería pasar los apuntes. Como familia teníamos que estar muy bien parados porque… es muy difícil que tu hija te pregunte: ¿Qué tengo yo?», cuenta Leonor. La respuesta institucional no fue la esperada: «Si ella no se adapta, se va a tener que ir», le dijeron. Y se fue. Hoy está mejor, con amigos, en un lugar donde la escuchan. Pero el dolor prosigue: «Cuando uno va a un colegio a hablar de bullying, lo primero que hacen es negarlo. No existe un protocolo ni nada. En el liceo donde va mi hija, en quinto, hay un caso parecido y ofrecí ayuda. ¡Te imaginarás que me hice experta en el tema! Pero me dijeron que no, que ellos ya tienen la teoría suficiente», asegura la madre y docente.

Giachero subraya que no hay una política oficial en torno al bullying (ver nota aparte) y sostiene que las acciones de prevención deben apuntar a sensibilizar a los testigos, terceros actores además de la víctima y el victimario, para que dejen de ser funcionales a la dinámica, ya sea por miedo a sufrir lo mismo, indiferencia, por prenderse al «contagio social» de seguir al más fuerte o «por no ser buchón».

Magdalena Robaina, otra psicóloga especializada en el tema, califica al bullying como «un arte con público»: «El hostigador precisa un refuerzo social. La institución tiene que estar alineada contra esta problemática, de lo contrario se agrava el problema». Ella ha sido invitada a dar varias charlas a colegios. «Te llaman cuando hay casos puntuales y la reacción suele ser positiva. Si en un colegio te dicen acá no hay bullying, ponele la firma que hay».

Vínculos.

Cansada de que a su único hijo, Fabián (11), lo hostigaran los «bandidos» que siempre le encontraban para caerle encima —que es retraído, que es estudioso, que es chico, que le gustan los caballos, que no le gusta el fútbol— Isabel, empleada de un frigorífico, decidió cambiarlo de escuela, en Las Piedras. Eso fue el año pasado, en quinto, y fue para peor; tanto que ella y su marido fueron más de una vez a espiar al patio para evitar que lo agredieran en patota.

«Yo el año pasado falté mucho al trabajo porque lo veía muy mal. Pedí licencia». En su caso, cuenta con dolor, veía una repetición de su propia historia. «Yo llegué a repetir un año porque la gente no me aceptaba. Yo era diferente… tengo labio leporino. Pero él no tiene nada a la vista. Solo porque no le guste jugar al fútbol o prefiera estudiar… no hay derecho a que pase mal».

Este año, Fabián volvió a hacer sexto en su anterior escuela, donde lo habían corrido sus hostigadores. Algo había cambiado y para mejor. «Llamaron a un psicólogo y tocaron el tema del bullying. Lo recibieron bien, de un modo que él no esperaba», dice Isabel contenta. En la del año pasado el caso de Fabián marcó un precedente. «Eso me lo contó una maestra, fue un psicólogo a hablar y los alumnos reconocieron que estuvieron mal, que mi hijo se fue por culpa de ellos. Le mandaron una carta pidiéndole disculpas». Para él, fue tarde.

El «acá no pasa» no corre en el bullying ni sabe de contextos socioeconómicos. En centros de población más vulnerable, afirma Giachero, sí se da que el paso de la violencia psicológica a la física suele ser más rápido. Por duro que suene, un moretón puede ser «preferible» a un golpe al alma. «Si hay violencia directa, ahí es más fácil ver y frenar la situación. Cuando más invisible y sutil sea, es más complicado», dice la psicóloga. La mejor prevención, siempre, es tener el mejor vínculo padre-hijo. Estar presentes en la vida de ellos es fundamental para una detección lo más temprana posible.

Bien lo sabe Leonor, maestra y madre de una chica víctima de bullying que salió adelante, experta a la fuerza en estos temas: «Lo primero es tener mucha comunicación y un vínculo fluido. Porque muchas veces los hijos no hablan, y cuando lo hacen no se sienten apoyados. Lo otro es buscar que no se aíslen. Y tú tenés que apelar al diálogo (con la institución) siempre, aunque estés llena de rabia, aunque estén tocando a tu hijo. Es difícil, pero tenés que mostrar que con prepotencia no llegás a ningún lado».

NO HAY PERFIL; SÍ REVICTIMIZACIÓN

«Hay un falso mito del perfil de la víctima. Muchas veces de su propio entorno le dicen algo habrás hecho, sos un debilucho o defendete, hacete respetar. Eso revictimiza al chico, lo hace sentir culpable y que cuente menos», afirma la psicóloga Silvana Giachero. «La víctima piensa que es un estorbo, porque los padres se pelean y los otros hermanos son desatendidos. El bullying es una bacteria que crece y contamina, a la psiquis y a la familia. Esto puede terminar en divorcios o suicidios».

De hecho, el estudio del bullying —que existió toda la vida— comenzó a difundirse desde la década de 1970 por el suicidio de tres adolescentes en Noruega.

SIN DATOS NI PROTOCOLO A NIVEL OFICIAL

Según Martín Prats, director de Derechos Humanos del Consejo Directivo Central (Codicen), no existen en el sistema educativo algo así como un protocolo específico para actuar en casos de bullying, datos estadísticos sistematizados ni registro de casos denunciados. Lo que sí hay son programas —como Convivencia o Mediadores— que incluyen el tema de la violencia. Lo que se busca es una sensibilización del problema. «El acoso es una preocupación pero en un abordaje integral, no en establecer las cargas sobre un adolescente», afirma. Las actuaciones, agrega, dependerán de la realidad —socioeconómica o institucional— de cada centro educativo. Los colegios privados tienen una autonomía bastante amplia: «Cada uno tiene su propia política al respecto».

A QUÉ SEÑALES DE ALERTA Y CAMBIOS HAY QUE ESTAR ATENTOS

Hay varias señales de alerta que pueden indicar que un niño o niña es víctima de bullying.

— En niños chicos, cuando lloran constantemente para no ir a la escuela; en adolescentes, en un ausentismo injustificado a clases.

Somatizaciones diversas: problemas para comer y dormir. Pesadillas recurrentes. Malestares que comienzan a presentarse los domingos de noche o que obligan a los padres a ir a buscarlos al instituto. También puede presentarse un aumento en cantidad de horas de sueño, a causa de la depresión.

— Conducta irascible, hipersensible e hipervigilante en casa, como si estuvieran siempre a la defensiva, esperando un ataque. La autoestima se ve afectada.

Descenso en el rendimiento escolar. Su concentración y atención se ven afectados.

— Aislamiento notorio en la escuela o liceo: busca la cercanía de los adultos o permanece en el aula.

Presentar frecuentemente señales de agresión física (moretones, túnica o uniforme roto) o le faltan materiales, plata u otros útiles.

Aislarse socialmente, no ir a bailes, reuniones ni invitar compañeros de clase a casa.

La psicóloga Magdalena Robaina puntualiza que los «cambios en la conducta» son señales de alerta. «Si el niño dejó de socializar hay que estar atento. Pero si nunca fue a bailar o nunca iba cumpleaños, no tiene por qué ser bullying«. El ciberbullying, o acoso realizado a través de redes sociales, complicó —como si fuera necesario— la detección. «Las señales de alarma son las mismas, solo que… menos visibles», añade esta profesional. Menos visibles que una túnica rota, sin duda.

Fuente: http://www.elpais.com.uy/domingo/bullying-sufriendo-familia.html

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