La educación necesita del compromiso de todos.

Por: Domingo Peppo.

Considero que la educación es fundamental para el crecimiento personal, es el único capital que tiene una persona para defenderse en su vida.

Cuando asumimos el gobierno, lo hicimos con el compromiso de lograr calidad educativa en todos los niveles. Sabemos que alcanzarla es un proceso que lleva tiempo, mucho esfuerzo y por sobre todo compromiso de las familias, los docentes, los estudiantes y el Estado, como responsable de ejecutar las políticas públicas que garanticen inclusión y equidad.

Nuestro objetivo es que cada chaqueño tenga las mismas oportunidades para lograr su crecimiento, y en esto la educación es la base fundamental. En un mundo cada vez más competitivo, la formación es necesaria para lograr progreso; y si no tenemos un desarrollo en calidad educativa, no vamos a tener futuro como provincia o nación.

La persona que aprende en un contexto sano es capaz de cuidar su salud y la de quienes lo rodean; le resulta más fácil conseguir empleo, e incluso generar sus propios emprendimientos; se mantiene alejada de la delincuencia y de los consumos problemáticos. La educación comprometida y consciente crea ciudadanos plenos, críticos frente a las arbitrariedades y solidarios con sus pares.

Por ello, considero que la educación es fundamental para el crecimiento personal, es el único capital que tiene una persona para defenderse en su vida.

Aquí es donde debemos preguntarnos cuál es el rol de cada uno, desde el lugar que nos toca estar, para aportar a la construcción de una sociedad formada y preparada para nuevos desafíos. Debemos tener como premisa fundamental el derecho de los niños y niñas a aprender, a estar en la escuela y formarse en el tiempo que deben hacerlo, según su edad que está marcada por los distintos ciclos educativos.

La educación no sólo es responsabilidad de los docentes, que son los que están al frente de las aulas. También tiene que ver con los valores que se inculcan en los hogares; el esfuerzo que pone cada alumno, que debe estar motivado con crecer; el aporte que hace el club, la iglesia, y las organizaciones barriales para contener a los niños y jóvenes; y sobre todo la presencia activa de un Estado que genere condiciones para que estos actores se encuentren y trabajen por el mismo objetivo.

Con ese espíritu convocamos 13 Foros Educativos durante 2016 a lo largo de todo el territorio provincial, donde nos concentramos en dar especial hincapié a temas urgentes de la actualidad: la formación en seguridad vial, concientización sobre consumos problemáticos, educación sexual, familia y cuidado del ambiente. En estos foros, todos aportaron desde su mirada pero con el mismo objetivo de que alcancemos efectivamente la calidad educativa.

Es así que llegamos a este Compromiso Educativo, en el cual llamamos a padres, docentes, alumnos y el propio Estado a ser parte activa en el proceso de educación y acompañar a los alumnos no sólo en el jardín, sino estar presentes en todos los niveles.

Como Estado, tenemos el compromiso de invertir en mantenimiento de la infraestructura escolar. Actualmente tenemos 24 obras en ejecución y la meta para este año es alcanzar 120 obras. Crearemos un fondo de infraestructura de 100 millones de pesos para refacción y mantenimiento de las escuelas. Además, nos ocuparemos de generar espacios de intercambio entre distintos niveles educativos y entre áreas de gobierno para generar políticas integrales de una manera articulada. También proyectamos incorporar nuevas currículas, para ampliar los conocimientos de los alumnos y se formen como ciudadanos activos.

Pero además reafirmaremos el compromiso con los trabajadores, defendiendo y manteniendo el nivel adquisitivo de los docentes. Reforzaremos el acompañamiento a las familias, los clubes y las entidades sociales para que continúen inculcando buenos valores en los más pequeños.

Este es el desafío que emprenderemos. Un camino que tendrá resultados a largo plazo, y marcará las bases sólidas para lograr una sociedad preparada.

Fuente: http://www.chacodiapordia.com/opinion/noticia/120233/la-educacion-necesita-del-compromiso-de-todos

Imagen: http://www.larednoticias.info/panel/archivos/1488717488_peppo(22).jpg

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el valor de una noción dialéctica de resistencia para una teoría crítica de escolarización.

América del Norte/EEUU/Octubre 2016/Henry Giroux/

Tomado de : Teorías De La Reproducción Y La Resistencia
En La Nueva Sociología De La Educación:
Un Análisis Critico∗ Henry Goroux

El valor pedagógico de la resistencia se apoya, en parte, en las conexiones que hace entre estructura y agenciamiento humano por un lado y lacultura y el proceso de autoformación por el otro.

La teoría de la resistencia rechaza la idea de que las escuelas son sitios simplementeinstruccionales, no sólo politizando la noción de cultura sino analizando también las culturas escolares dentro del convulsionado terreno de la lucha y la protesta. En efecto,esto representa un nuevo contexto teórico para comprender el proceso de escolarización que ubica el conocimiento, valores y relaciones sociales educativas dentro del contexto de relaciones antagónicas y las examina dentro del interjuego de las culturas escolares dominante y subordinado.

Cuando se incorpora una teoría de la resistencia a la pedagogía radical, los elementos de la conducta de oposición en las escuelas devienen el punto focal para analizar relaciones sociales y experiencias diferentes, frecuentemente antagónicas, entre los estudiantes de la cultura dominante y subordinado. Dentro de este
modelo de análisis crítico se vuelve posible iluminar cómo los estudiantes pueden con los limitados recursos a su disposición reafirmar las dimensiones positivas de sus propias culturas e historias.

La teoría de la resistencia ilumina la complejidad de respuestas de los estudiantes a la lógica de la escolarización. En consecuencia, ilumina la necesidad de los educadores radicales de develar cómo la conducta de oposición frecuentemente emerge dentro de formas de conciencia contradictorias que no están nunca libres de la racionalidad reproductiva incluida en las relaciones sociales del capitalismo. Una pedagogía radical, entonces debe reconocer que la resistencia estudiantil en todas sus formas representa ensus manifestaciones de lucha y solidaridad que en su incompletitud (incompleteness), a la vez critican (challenge) y confirman la hegemonía capitalista. Lo que es más importante es la voluntad de los educadores radicales de buscar los intereses emancipatorios que
subyacen a tal resistencia y hacerlos visibles a los estudiantes y a otros como para que puedan ser objeto de debate y análisis político.

Una teoría de la resistencia es central para el desarrollo de una pedagogía radical por otras razones también. Ayuda a traer al foco aquellas prácticas sociales en las escuelas cuyo objetivo final es el control del proceso de aprendizaje y la capacidad para el pensamiento crítico y la acción. Por ejemplo, señala a la ideología subyacente del currículum hegemónico, a sus cuerpos de conocimiento jerárquicamente organizados, y particularmente a la manera en que este curriculum margina o descalifica el conocimiento de la clase trabajadora tanto como el conocimiento sobre la mujer y las minorías.

Másaún, la teoría de la resistencia revela la ideología que subyace en tal curriculum, con susénfasis en la apropiación del conocimiento individual más que grupal (colectivo) y cómoeste énfasis conduce a un “wedge” entre los estudiantes de las diferentes clases sociales.
Esto es particularmente evidente en las diferentes aproximaciones al conocimiento llevadas a cabo en muchas familias de clase trabajadora y clase media.

El conocimiento en la cultura de la clase trabajadora es frecuentemente construido sobre los principios de la solidaridad y el compartir, mientras que dentro de la cultura de clase media, el
conocimiento se forja en competencia individual y visto como una barrera de separación.

En resumen, la teoría de la resistencia llama la atención sobre la necesidad que tienen  los educadores radicales de descubrir (develar) los intereses ideológicos incluidos en los variados sistemas de mensajes de la escuela, particularmente aquellos encerrados en el curriculum, sistema de instrucción y modos de evaluación.

Lo que es más importante es que la teoría de la resistencia refuerza la necesidad de los educadores radicales de descifrar cómo las formas de producción cultural mostradas por los grupos subordinados, pueden ser analizados para revelar sus limitaciones y sus posibilidades para permitir un pensamiento crítico, discurso analítico y aprendizaje a través de la práctica colectiva.

Finalmente, la teoría de la resistencia sugiere que los educadores radicales deben desarrollar una relación crítica más que pragmática con los estudiantes. Esto significa que cualquier forma viable de pedagogía radical debe analizar cómo las relaciones dedominación en las escuelas se originan, cómo se sostienen y cómo los  estudiantes, en particular se relacionan con ellos. Esto implica mirar más allá de las escuelas. Esto sugiere tomar seriamente la contra-lógica que empuja a los estudiantes fuera de las escuelas, hacia las calles, los bares y la cultura subterránea (shopfloor)87.

En resumen, las bases para una nueva pedagogía radical deben ser extraídas de una comprensión teóricamente sofisticada de cómo el poder, la resistencia y el agenciarniento humano pueden devenir elementos centrales en la lucha por el pensamiento y aprendizaje
críticos.

Las escuelas no cambiarán la sociedad, pero podemos crear en ellas bolsas de resistencia que provean módulos pedagógicos para nuevas formas de aprendizaje y relaciones sociales, formas que pueden ser usadas en otras esferas más directamente involucradas en la lucha por una nueva moralidad y visión de la justicia social.

Para aquellos que sostienen que este es un objetivo político, replicaría que tienen razón, ya que es un objetivo que apunta a lo que debería ser la base de todo aprendizaje, la lucha por una vida cualitativamente mejor para todos.

Fuente

http://ecaths1.s3.amazonaws.com/teoriaeducacion/1638494347.06%20-%20Gi…

Libro de  Teorías De La Reproducción Y La Resistencia
En La Nueva Sociología De La Educación:
Un Análisis Critico∗ Henry Goroux

Fuente Imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/aAX_cAWss-Z15PFs8Gqr-vek9Ozm2mz6VMJvTfTgCrkMO9pmFxKKGYMu1fnExefxG1oaUA=s85

 

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Libro: Socialización escolar Procesos, experiencias y trayectos

América del Sur/Ecuador/12 de Agosto de 2016/Fuente: CLACSO

René Unda Lara. Liliana Mayer. Daniel Llanos Erazo. [Coordinadores]

Nadia Hakim Fernández. Liliana Mayer. Verónica Millenaar. Claudia Jacinto. Sara Victoria Alvarado. María Camila Ospina Alvarado. María Cristina Sánchez León. Julián Loaiza. Héctor Fabio Ospina. Camilo Andrés Ramírez-López. Cecilia Carrión. Marcos Javier Luna. Andrea Bonvillani. Denise Laura Fridman. Pedro Núñez. María Verónica Di Caudo. Silvia Grinberg. Mercedes Machado. Sofía Dafunchio. Patricia Botero Gómez. [Autores de Capítulo]

Colección Grupos de Trabajo.
ISBN 978-9978-10-209-1
Editorial Universitaria Abya-Yala. CLACSO.
Quito.
Febrero de 2016

En los artículos que forman parte de este libro se despliega un conjunto de temas, problemas y debates que, en un primer momento, se hicieron presentes entre el equipo coordinador del libro y que luego fueron compartidos con los investigadores miembros del Grupo de Trabajo «Juventudes, Infancias: Políticas, Culturas e Instituciones Sociales» (GT) del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). En tal sentido, el propósito de la compilación consiste en aportar a la actualización de un área o campo que, desde sus inicios, fue y es pensado por las ciencias sociales: la escuela y los sistemas educativos. Sin embargo, en los últimos años, el campo de estudios sobre la escuela se ha diversificado y especializado, encontrando nuevos objetos de estudio y ampliando los ya existentes, al tiempo que los temas y problemas educativos se hablan y debaten por toda la sociedad.

Fuente: http://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=1079&pageNum_rs_libros=4&totalRows_rs_libros=1099

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Francia : película entre los muros .

Europa/Francia/2008/Dirigida por Laurent Cantet, con François Bégaudeau, Nassim Amrabt, Laura Baquela, Cherif Bounaïdja Rachedi, Juliette Demaille, Dalla Doucoure, Arthur Fogel, Damien Gomes.

La dialéctica es el tema de Entre los muros, la nueva y formidable película del francés Laurent Cantet. Pero no porque el film transcurra entre las paredes de un aula y con un profesor de lengua, sino porque desde su fondo y forma invita al debate, y no sólo de los temas que aborda sino de cómo esos personajes los afrontan, así como también apela a un lenguaje narrativo documental, a no actores que son alumnos y profesores en la vida real, para construir una ficción novedosa dentro de un subgénero tan trillado como el de alumnos y maestros. Precisamente, esas divergencias con el modelo habitual son producidas por la dialéctica. Es decir, por el diálogo que establece Cantet con los materiales que utiliza, y por la forma en que se los da al espectador para que éste, a su vez, elabore un nuevo diálogo con el film. Esta multiplicidad de voces en constante intercambio de ideas es la misma que ocurre dentro de un aula con los chicos.

Un ejemplo clave se da con la resolución de uno de los tantos incidentes que François Marin (François Bégaudeau), el profesor, sostiene con sus alumnos. Y que es fundamental también para la película porque desencadena otros eventos. Una discusión se va de cauce y el docente les dirá a dos chicas que determinada actitud las hace quedar como «zorras». Esto provoca un fuerte enfrentamiento, y lo interesante pasa por ver cómo los alumnos se aferran a lo dicho por el profesor para atacarlo –entienden que «zorra» es igual a «puta»–, mientras que François recurrirá a sus conocimientos lingüísticos para refutar el argumento del alumnado. En esa secuencia la dialéctica nos permitirá encontrar, de paso, la línea autoral que une a Entre los muros con las anteriores películas de Cantet: una línea que explora el poder y cómo se lo ejerce. Porque el profesor no evita ser arrogante –de hecho, los alumnos lo habían acusado de ello– a la hora de sostener su argumentación.

Bien se pregunta el cineasta durante toda la película: ¿qué otra cosa que una forma de la administración del poder es el sistema educativo? Es que hay una institución, y personas que responden a ella intentando por todos los medios construir a otros seres dentro de los límites que el propio sistema plantea. Por el otro lado tenemos a los alumnos que, obligados a participar, finalmente se resisten por una simple conducta humana de autodeterminación. Esa fricción es la que Cantet registra con una cámara que se planta en una justificadísima utilización del primer plano. Estos no son los muros de una cárcel, pero el sentido es el mismo. El clima del film, a pesar de cierta ligereza y de su atmósfera por momentos distendida, es opresivo, restrictivo. Y la forma es consecuente con el fondo porque la cámara nunca se aleja del colegio; porque no le interesa mostrar la vida de esos personajes más allá de esas paredes. Pero no porque no importe «lo demás». Al contrario, cada alumno es un universo muy propio al que uno adivina en sus problemas cotidianos. Sino porque en la película la realidad externa, el afuera, ingresa sólo a través de los mecanismos administrativos de la propia institución: una charla con los padres, una junta directiva.

Entre los muros simula ser un documental, pero es una ficción. También parece ser sumamente espontánea, pero lo cierto es que Cantet trabajó con esos alumnos durante varios meses, siempre sobre la base del libro escrito por el propio Bégaudeau, docente en la vida real aunque con grandes cualidades para la actuación. Y sin embargo lo que termina generando el estilo del film es precisamente su procedimiento narrativo, propio del documental. Se podría decir que Entre los muros es un documental sobre el rodaje de una película que habla de una clase en una escuela. Siguiendo los diálogos y las discusiones dentro del aula, la cámara se mueve tratando de captar gestos, movimientos, acciones, cosas por fuera del eje de la situación. En una ficción pensada y racionalizada, la inclusión de planos de corta duración, aparentemente elegidos al azar, agrega espontaneidad y un interesante ritmo interno a las escenas.

La forma toda de este film redondea su concepto general: no hay acusaciones, ni dedos señaladores, ni demonizaciones. Y si uno lee cierto pesimismo en él, es porque nos dice que posiblemente estos docentes fueron antes esos chicos, que hoy traducen su disconformismo en su profesión. Si uno deja pasar la arrogancia de los docentes y se siente molesto ante la irreverencia de los chicos tal vez pueda descubrir cómo ha crecido, a qué lugar llegó. Precisamente, la falta de acusaciones y de voces en mayúscula es otro logro significativo de Cantet, sobre todo si tenemos en cuenta el panorama que enfrentaba: un colegio secundario en Francia es igual a una clase repleta de árabes, senegaleses, chinos, marroquíes, israelíes. El director, que por lo demás tal vez sea el autor de cine social más interesante de la actualidad, no se deja atosigar por la multiplicidad de voces e inteligentemente, cuando surge un comentario político en su film, deja que sea de los propios chicos. Así, las diferencias raciales y religiosas aparecen a través de una discusión sobre fútbol, un tatuaje o una pertenencia cultural. En ese contexto los docentes no tienen nada interesante para agregar. En cierta forma quieren comprender, pero a la vez se sienten alejados, impotentes ante un mundo que se les presenta inabarcable. Cantet usa el subgénero de profesores y alumnos, pero esquiva sabiamente las «voces autorizadas», las «enseñanzas de vida» y los adultos piolas encaminando a adolescentes descarriados. Lo documental permite leer –otra vez la dialéctica– la superficie de los géneros para reelaborarla.

En definitiva, a través de los tira y afloje de alumnos y profesores, pero también entre docentes y docentes y entre estos y los directivos, se impone una realidad: no hay romanticismo posible en la docencia. Cantet no dice que no lo haya habido alguna vez, pero con sus recursos administrativos, con sus rutinas, con sus frustraciones, enseñar se revela decididamente como un trabajo más. Cuando la educación deja de parecerse a una instrucción universal humana para convertirse en un recurso utilitario para conseguir un puesto en una oficina, o en una fábrica, ya no hay romanticismo posible en la imagen del profesor. ¿Y qué clase de profesional puede gestar a su vez un profesional frustrado? Pero no, no confundamos; una cosa son las lecturas que uno hace de una película y otra las conclusiones cerradas. Entre los muros habla de todo esto, pero no dice qué está bien y qué está mal. Despliega, en cambio, un estado de las cosas. Como bien lo dice desde su propia forma: se trata tan sólo de poner la cámara –el ojo– y registrar –observar–; luego, decodificar. Claro, la dialéctica.

Enlace: https://youtu.be/g7E6XwEgWFY

Imagen: http://www.incaatv.gov.ar/wp-content/uploads/2011/07/Entre-los-muros.jpg

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