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Sudáfrica: Enseñanza de calidad low-cost en un barrio desfavorecido

Sudáfrica/12 de Junio de 2017/ABC.es

La escuela Jeppe Park Primary abrió en enero de 2016 en una de comunidades más desatendidas de Johannesburgo.

“El otro día me contaron una anécdota: esta es una comunidad conflictiva y hay un traficante de drogas en la esquina. Uno de los nuestros se acerca a él y le comenta que esto es una escuela, que quizá no debería trapichear aquí. El hombre se excusa diciendo que tiene que vender drogas para poder mandar a su hijo al colegio”, lo cuenta Melanie Smuts, CEO y fundadora de Streetlight Schools, al diario ABC. En esta dura realidad de una de las comunidades más desatendidas de Johannesburgo (Jeppestown), dos emprendedoras -un tanto soñadoras- han creado una escuela puntera, sin ánimo de lucro, low-cost y con enseñanza de calidad basada en dos de los mejores sistemas educativos del mundo (el neozelandés y el finlandés). El modelo se centra en la investigación, la colaboración, la exploración, la relevancia y el uso de la tecnología para enseñar y aprender.

Un rayo de esperanza para los más necesitados

Streetlight Schools nace en 2013 con el objetivo de ofrecer educación de calidad a aquellos que más lo necesitan. Por eso su primera escuela, Jeppe Park Primary, se encuentra en este barrio marginal. Su directora de estudios, Heidi L. Augestad, nos cuenta cómo se gestó la idea: “Me di cuenta que tanto aquí como en Noruega (su país natal), rebajamos las expectativas cuando se trata de personas pobres. No hay inversión porque la gente pobre ‘no lo necesita’ y eso mismo se extrapola a la educación”. Esta experimentada profesora opina que, precisamente estos, son los que más necesitan una educación de calidad, con una buena metodología y con muy buenos profesores. Poco le importa que sus alumnos vengan sin ningún tipo de experiencia académica ni de entrenamiento social. “Algunos no habían cogido nunca un lápiz (literalmente), ni habían hecho nunca un dibujo, ni hablaban inglés” añade Smuts mientras muestra, orgullosa, las redacciones de sus alumnos colgadas en la pared.

“En áreas pobres se construyen escuelas en contenedores, y no se invierte en patios de recreo. En este barrio viven tantos niños como en el centro de la ciudad y aquí no hay ningún patio para ellos”, se queja Augestad. Esta escuela, que sí dispone de una zona de recreo, está ubicada en una antigua fábrica de zapatos abandonada, como tantos otros edificios, tras el fin del Apairtheid. Un grupo de arquitectos e interioristas han convertido un espacio totalmente diáfano en un lugar único e innovador, low-cost y sostenible usando materiales reciclados y reutilizando elementos que han ido rescatando del mismo barrio. De hecho, se trata de la primera escuela del país eco-friendly en conseguir la distinción Green Star SA.

Los alumnos de la escuela Jeppe Park Primary en su recreo, tras la valla otros niños jugando al fútbol en el parque.
Los alumnos de la escuela Jeppe Park Primary en su recreo, tras la valla otros niños jugando al fútbol en el parque.– Alba Amorós

Según Smuts, una escuela tiene que ser parte de la comunidad a la que sirve: tiene que saber qué preocupa a las familias, tiene que conocer sus limitaciones y sus posibilidades. Estas instalaciones escolares, los uniformes, la alimentación, los servicios sociales y el multilingüismo están diseñados para trabajar dentro del marco de Jeppestown.

Un cambio radical en el aprendizaje

En Jeppe Park Primary, reconocida como escuela desde enero de 2016 y que ya cuenta con 130 alumnos, se desvinculan del sistema educativo clásico y precario de Sudáfrica, con maestros desbordados y poco formados que dependen del aprendizaje mecánico y de estilos de enseñanza tradicionales. Un sistema que favorece que muchos estudiantes no estén cumpliendo con los estándares globales de alfabetización. “Entre el 60-70% de los alumnos de la escuela pública no son capaces de leer ni de contar”, dice Smuts. Y continúa: “los sistemas de educación tradicionales son muy jerárquicos, incluso autoritarios y matan, en muchos casos, la curiosidad y la creatividad del alumno.”

Para Smuts la educación debe ser flexible, responsable, sensible, debe ser creativa y crítica. “Es mucho más que un trabajo académico, se trata de cómo eres como persona, tiene que basarse en tus valores y habilidades, en cómo ves el mundo y como te involucras. Tiene que ser relevante”. Por eso su sistema no se basa en un profesor diciendo a los chicos qué hacer y cómo hacerlo si no que se trata de un profesor guiando al alumno para que se abra al mundo y entienda su rol en él.

Entre el 60-70% de los estudiantes que están en la escuela pública no son capaces de leer ni de contarMelanie Smuts

“El objetivo de este proyecto es demostrar que se puede diseñar un sistema moderno, exitoso e innovador usando los mismos recursos que el resto de escuelas y pretende demostrar también las grandes cosas que se pueden hacer en este país”, cuenta la abogada.

¿Qué es el método Workshop?

La metodología Workshop (taller) pone el foco en el contexto y al alumno, en el centro. Es un modelo estandarizado con una estructura básica de lecciones que facilita el aprendizaje minimizando el tiempo de instrucción del profesor y maximizando el tiempo dedicado al aprendizaje activo por parte del alumno. “Este método se basa en desarrollar habilidades sociales y motivar al alumno a que quiera aprender,” apunta la directora.

Una clase de 45 minutos de este modelo de trabajo tiene la siguiente estructura: hay una apertura con una duración de unos 2 minutos en la que se introduce el tema del día, después hay una pequeña lección por parte del profesor de unos 10-12 minutos donde éste debe asegurarse de que todo el mundo haya entendido los conceptos presentados. Para estas dos fases los alumnos se sientan en círculo. A continuación, los estudiantes tienen unos 20-25 minutos para trabajar individualmente o en grupo con los materiales aportados y los conceptos aprendidos. Cuando terminan, vuelven al círculo para presentar las conclusiones (5 minutos).

La relación, por tanto, entre el profesorado y el alumnado es de cooperación. “Facilitar este tipo de aprendizajes en los que el alumno trabaja la mayor parte del tiempo de manera independiente es un reto. Por eso una parte importante de mi trabajo es la gestión del profesorado y el dotarles de mecanismos y herramientas para que puedan llevar a cabo su trabajo de manera satisfactoria”, explica Augestad.

Actualmente la escuela cuenta con 130 alumnos (y una larga lista de espera) y nueve profesores de los cuales cuatro de ellos están altamente cualificados y los otros cinco son tutores a los que están formando para que puedan dar la misma educación de calidad que los primeros. Todos ellos igual de comprometidos según la jefa de estudios.

“Una buena escuela debe encontrar el equilibrio entre el aprendizaje de las habilidades básicas (leer, escribir y contar) y desarrollar la curiosidad a través del aprendizaje colaborativo, basado en proyectos y la instrucción”, explica la docente. La tecnología y el arte tiene mucho peso en este sistema.

Otra herramienta básica de trabajo es el uso del lenguaje positivo. Esto es evitar palabras como “no”, “fracaso” u órdenes como “siéntate” para corregir comportamientos inadecuados. “Debemos ser muy conscientes de cómo hablamos y como les miramos, tenemos que ser modelos a seguir, tenemos que ser amables, inclusivos y seguros”, explica Augestad. Un ejemplo de ello es cómo se saludan. “No basta con un simple ‘hola’, se trata de mirar a los ojos, de escuchar lo que el otro tiene que decir, es sonreír y dar un abrazo”. Se trata de cómo lidian con el comportamiento conflictivo, como celebran los buenos intentos, como afrontan el fracaso para convertirlo en algo constructivo. Todo esto forma parte del desarrollo de habilidades sociales y personales que es la base para un programa académico.

Balance exitoso

Melanie y Heidi creen haber encontrado una receta para desarrollar una buena educación basándose en la práctica. “Creo que en un país donde hay tan poca esperanza y en el que tan pocas cosas funcionan…conseguir lo que hemos logrado en solo un año y medio es esperanzador, demuestra que solo con un poco de visión y compromiso hay suficiente talento y recursos para cambiar una comunidad tan complicada como esta”, declara la fundadora de Streetlight Schools.

“Muchos alumnos llegan perdidos y, en tan solo un semestre, se han desbloqueado para convertirse en seres totalmente capaces, receptivos y comprometidos. Nosotros solo hemos dejado salir su potencial”, declara la directora de estudios a ABC. Y es que para que haya un progreso académico deben gestionar también las dificultades y retos que los alumnos traen a clase cada día: familias rotas, problemas sociales, violencia, crimen, desempleo. Los niños de Jeppestown están totalmente expuestos. «Parte de nuestro trabajo es intentar que se diviertan, que aprendan y que sean niños en definitiva,” concluye Augestad.

Fuente: http://www.abc.es/sociedad/abci-ensenanza-calidad-low-cost-barrio-desfavorecido-201706080311_noticia.html

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Menos igualdad. La privatización de la educación en América Latina

Por: Antoni Verger, Clara Fontdevila, Mauro Moschetti

Latinoamérica avanza en la privatización escolar. Se amplían las brechas educativas entre los más ricos y los más pobres, las desigualdades aumentan y se vuelve más frágil el derechos de todos a una educación de calidad.

La privatización de la educación es un fenómeno de alcance global.

Numerosos países, tanto del Norte como del Sur, han promovido medidas de privatización educativa en los últimos años. Como consecuencia, cada vez hay más niños y niñas están siendo escolarizados en instituciones privadas. En el campo educativo, la privatización no se desarrolla del mismo modo que en ciertos sectores de la economía, como la provisión de agua, de energía, en las telecomunicaciones. En efecto, la privatización educativa no supone transferir la propiedad de las escuelas públicas a manos privadas, sino en la mayor participación de agentes privados en la provisión y el financiamiento de servicios educativos. Así, la privatización en el campo de la educación es el resultado de la implementación de diversos y complejos esquemas de provisión y financiamiento mixtos que tienden a integrar al sector privado y al público, y que conllevan la redefinición de las funciones y responsabilidades tradicionalmente asumidas por el Estado.

Las acciones más habituales para promover la privatización educativa son: la creación de escuelas charter (instituciones de titularidad pública gestionadas por una entidad privada y que cuentan con financiamiento estatal); los esquemas de vouchers o bonos educativos (que se transfieren a las familias para que elijan la escuela privada o pública que más se adapte a sus preferencias educativas y que tienen como objetivo fomentar la competición entre escuelas); las subvenciones o la contratación externa de escuelas privadas por parte de los gobiernos (como las escuelas públicas de gestión privada en Argentina o las escuelas concertadas en España); los incentivos fiscales al consumo y/o la provisión de educación privada; y, en sentido más amplio, la promoción de la libre elección escolar de las familias (entre las que se encontrarían medidas de supresión de las zonas educativas como la que aprobó el gobierno de Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid en el año 2013).

Un fenómeno en expansión en América Latina

América Latina es la región del planeta donde la privatización educativa ha avanzado de forma más pronunciada y constante en las últimas décadas. Los países latinoamericanos se destacan no sólo por tener la tasa de escolarización primaria privada más elevada del mundo, sino por mostrar además un crecimiento sostenido excepcional de la oferta privada desde la década de 1990 (Gráfico 1). En el nivel de educación secundaria, América Latina también encabeza el ranking de regiones con mayor participación privada, pero en este caso comparte posición con los países del África Subsahariana (Gráfico 2).

GRÁFICO 1. Porcentaje de alumnos matriculados en instituciones privadas de nivel primario por regiones. 1990-2014

Menos igualdad. La privatización de la educación en América Latina

Fuente: Adaptado de la información del Instituto de Estadística de UNESCO (2016).

Nota: UNESCO considera instituciones privadas a aquellas que no son operadas por una agencia o autoridad pública sino que están controladas y gestionadas, ya sea con o sin fines de lucro, por alguna organización no gubernamental (por ejemplo, instituciones religiosas, sindicatos, empresas, fundaciones, o agencias extranjeras), o a aquellas cuya junta de gobierno está compuesta principalmente por miembros que no han sido seleccionados por un organismo público.

GRÁFICO 2. Porcentaje de alumnos matriculados en instituciones privadas de nivel secundario por regiones. 1998-2014

Menos igualdad. La privatización de la educación en América Latina

Fuente: Adaptado de la información del Instituto de Estadística de UNESCO (2016).

 

A pesar de su magnitud, el fenómeno de la privatización educativa en América Latina ha sido por lo general poco estudiado desde una perspectiva regional. Dicha aproximación es, sin embargo, relevante dado que los motivos y factores que desencadenan la privatización de los sistemas educativos varían ampliamente país por país. En un estudio reciente, hemos mapeado la distintas manifestaciones y procesos de privatización educativa que coexisten en la región, en base al análisis de la multiplicidad de condicionantes sociopolíticos, institucionales, demográficos e históricos que intervienen en cada caso. Concretamente, identificamos siete trayectorias muy diferentes hacia la privatización educativa que nos muestran que las tendencias a la privatización responden a causas, orígenes y mecanismos muy distintos.

1. Privatización educativa como parte de la reforma estructural del Estado.

Chile es el país de la región donde ha cristalizado de forma más clara un proceso de privatización educativa fuertemente imbricado en un proceso más amplio de reforma estructural del Estado bajo los preceptos del neoliberalismo. En este país, la reforma educativa de los años ochenta redefinió drásticamente el rol del Estado en materia educativa y fomentó la elección escolar y el rol del sector privado mediante un sistema universal de vouchers. Dicha reforma fue impulsada en el contexto de una dictadura militar, lo cual dificultó que se pudieran articular resistencias efectivas ante unos cambios educativos tan drásticos y controvertidos.

2. Privatización educativa como reforma incremental.

En cambio, en países con un sistema educativo muy descentralizado, como Colombia y Brasil, la privatización se ha producido de forma incremental y como resultado del efecto acumulativo de una serie de reformas educativas acotadas y aparentemente aisladas, típicamente adoptadas a nivel subnacional. La política de “Colegios en Concesión” en Colombia – una variante adaptada de la modalidad charter popularizada en Estados Unidos desde la década de 1990 – constituye un emergente paradigmático de este tipo de avance incremental. En ambos países, factores políticos y socio-económicos de carácter extraeducativo (como la emergencia de una nueva clase media con mayor capacidad de consumo de educación privada) también han alimentado dichos procesos incrementales de privatización educativa.

3. Privatización “por defecto”.

En países como Perú, República Dominicana y Jamaica, el crecimiento del sector privado se explica por la pasividad y/o por la limitada capacidad de respuesta del Estado ante una creciente demanda educativa. En estos casos, la privatización se produce, en cierta manera, “por defecto” más que como consecuencia de políticas proactivas, y se canaliza a menudo a través de la expansión de las llamadas “escuelas privadas de bajo coste”, que cuentan con condiciones educativas e infraestructurales muy precarias, y están dirigidas principalmente a familias de bajos ingresos.

4. Alianzas público-privadas históricas.

En Argentina y, en cierta manera, en República Dominicana, la creciente presencia de provisión educativa no-estatal es el resultado de una relación de cooperación estable y de carácter histórico entre el Estado y la Iglesia, de características similares a las que encontramos en países europeos como España, Holanda y Bélgica. Este tipo de alianzas entre el sector público y el privado – inicialmente religioso y crecientemente laico – se encuentran intrínsecamente vinculadas a la instauración de los sistemas educativos nacionales y a la necesidad de ampliar la cobertura escolar de la manera más económica posible.

5. Privatización por la vía del desastre.

Las situaciones de emergencia humanitaria y social, resultantes tanto de desastres naturales como de conflictos armados, constituyen un terreno fértil para la adopción de reformas educativas de naturaleza drástica, las cuales, en situación de estabilidad y deliberación democrática, encontrarían más dificultades para prosperar. Tales dinámicas de privatización por la vía del desastre se han dado en países afectados por conflictos armados – como ha sido el caso de numerosos países centroamericanos en las últimas décadas – o por desastres naturales. En Haití, por ejemplo, después del terremoto del año 2010, se consolidó y expandió la provisión educativa privada en el marco del proceso de reconstrucción del país y en un contexto de notable influencia de organismos internacionales y agentes externos.

6. Privatización latente.

Encontramos también países como Uruguay, en los que históricamente el sector privado ha jugado un rol marginal, pero en los que se identifica un proceso de privatización latente. En este país se detecta un giro discursivo políticamente transversal, y una incipiente cooperación público-privada en forma de propuestas legislativas e iniciativas experimentales (como, por ejemplo, mediante la adopción de un esquema de vouchers con carácter de prueba piloto) con las que se podría promover la expansión de la educativa privada en los próximos años.

7. Contención de la privatización.

Finalmente, cabría destacar que, en contra de la tendencia generalizada en Latinoamérica, la matrícula privada ha experimentado un estancamiento y ligero retroceso en algunos países durante las últimas décadas. En Bolivia, por ejemplo, este proceso de contención de la privatización se explica por cambios en las dinámicas de oferta y demanda educativas. En este país andino, la relativa retracción de la provisión privada se da en un contexto de creciente regulación estatal sobre el sector, y una cierta pérdida de la ventaja comparativa de las instituciones privadas frente a la creciente inversión educativa y modernización del sector público.

La creciente presencia del sector privado en los sistemas educativos de Latinoamérica responde a una realidad muy diversa y con particularidades nacionales muy marcadas. El desarrollo de un amplio abanico de trayectorias de privatización educativa en la región se comprende sólo a la luz de una serie de especificidades (políticas, socioeconómicas e institucionales) que, en la mayoría de países, tienen un carácter marcadamente endógeno (es decir, que no se encuentra necesariamente vinculado a condicionalidades externas). Ahora bien, independientemente de sus causas y orígenes, ¿por qué debería de preocuparnos el fenómeno de la privatización educativa?

Los efectos de la privatización

Las políticas de privatización suelen generar fuertes controversias y disputas políticas.

Los defensores de la privatización educativa, sostienen que las políticas a favor de la privatización son una vía para extender la libertad de elección escolar de las familias, tornar más eficiente el sistema educativo, o incluso incrementar la equidad en educación. El ampliamente difundido documento El papel y el impacto de las asociaciones público-privadas en la educación (The Role and Impact of Public-Private Partnerships in Education) del Banco Mundial expresa de forma clara esta perspectiva. Sin embargo, un conjunto importante de actores, entre los que destacan organizaciones docentes y de la sociedad civil, plantea serios reparos a estas políticas, ya que suponen un desafío a la concepción de la educación como un derecho humano y un bien social. A su vez, la evidencia proveniente de la investigación académica muestra que los riesgos y efectos perversos ligados a la privatización superan ampliamente las virtudes que se le atribuyen y que, por lo demás, no han sido rigurosamente contrastadas.

La misma OCDE publicó en el año 2009 una revisión de la literatura académica sobre las políticas de mercado en educación en la que advierte que dichas políticas promueven mayores niveles de segregación escolar y de desigualdad educativa, mientras que los efectos sobre las mejoras en el aprendizaje no son para nada significativos. Similares resultados se desprenden de un análisis bibliométrico reciente sobre esta misma temática. Según pone de relieve este informe, los estudios académicos sobre los efectos de la privatización educativa publicados en las dos últimas décadas reportan con mucha más frecuencia efectos negativos que positivos. Ahora bien, el impacto de la privatización varía en función de diferentes dimensiones y aspectos del sistema educativo (satisfacción del profesorado, niveles de aprendizaje del alumnado, segregación escolar, eficiencia, etc.). La privatización educativa no es necesariamente negativa en relación a todos estos aspectos ni al mismo nivel. Como se refleja en el Gráfico 3, sus efectos son especialmente perjudiciales en relación a aspectos como la equidad educativa, la inclusión y la diversidad en la composición de las escuelas.

GRÁFICO 3

Menos igualdad. La privatización de la educación en América Latina

Fuente: Verger, A., Fontdevila, C., Rogan, R. & Gurney, T. Evidence-Based Policy and the Education Privatization Debate: Analysing the Politics of Knowledge Production and Mobilization through Bibliographic Coupling.

 

La competición entre escuelas impulsada por las políticas pro-privatización se traduce frecuentemente en un aumento de la discriminación educativa y de la segregación escolar. Esto se debe a que una práctica habitual – y casi naturalizada – en el sector educativo privado consiste en seleccionar al alumnado en base a criterios que no son precisamente de equidad. Así, las escuelas privadas, especialmente cuando están sujetas a presiones competitivas, tienden a “filtrar” a aquellos estudiantes percibidos como negativos para la imagen de la escuela o como menos hábiles académicamente (en general, estudiantes de clase trabajadora, minorías étnicas, o con necesidades educativas especiales). Asimismo, cuando se otorga mayor capacidad de elección a las familias, ésta deriva en muchas ocasiones en el abandono del sector público por parte de la clase media, lo cual pone en entredicho la diversidad socio-cultural de los centros educativos y amplifica las diferencias entre grupos sociales.

Además, y a pesar de que las políticas de privatización resultan en ocasiones en un aumento general del rendimiento educativo del alumnado en el sector privado respecto al público, estos resultados se tienden a neutralizar cuando la comparación se hace teniendo en cuenta el estatus socioeconómico del alumnado. Los grupos socialmente desfavorecidos se ven perjudicados por las políticas de privatización, especialmente a raíz de las dinámicas de discriminación y segregación escolar que se le asocian, o de la desigualdad de recursos de las escuelas en función del tipo de alumnado con el que cuentan (si bien es cierto que dinámicas de segmentación de la oferta escolar y de recursos educativos se pueden dar también en el seno del mismo sector público).

Adicionalmente, la privatización tiende a afectar directamente las condiciones laborales y los derechos del personal docente, lo cual se advierte especialmente en el caso de las llamadas “escuelas privadas de bajo coste” que crecen a un ritmo vertiginoso en países de Asia, África y América Latina, aunque no exclusivamente. Si bien los centros de gestión privada pueden resultar más eficientes en términos económicos en comparación con los centros públicos, la contrapartida de la eficiencia se encuentra a menudo en la precarización en las condiciones laborales del personal docente. Esta precarización, a su vez, repercute en mayores niveles de rotación del profesorado y en una menor autonomía de los docentes en el ámbito pedagógico y/o curricular, lo cual tiende a desincentivar la innovación a nivel de aula.

En definitiva, mientras que los supuestos beneficios de la privatización educativa en términos de eficiencia y mejoras en el rendimiento educativo no han sido rigurosamente demostrados, la evidencia disponible pone de relieve que la privatización tiende a socavar la equidad educativa y la función de cohesión social que debería desempeñar la escuela. Comprender las causas de la privatización y sus diversas manifestaciones es un primer paso a la hora de articular respuestas y políticas con las que favorecer la mejora de la educación pública y el fortalecimiento de los sistemas educativos.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2017/05/31/contrapuntos/1496241832_077401.html

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United States: School vouchers don’t just undermine public schools, they undermine our democracy

United States / June 5, 2017 /Latimes

Reseña: El presidente Trump quiere desviar miles de millones de dólares de las escuelas públicas para financiar los vales para escuelas privadas y religiosas. Es una mala idea para los niños, la educación pública y nuestra democracia.

President  Trump wants to siphon billions of dollars from public schools to fund private and religious school vouchers. It’s an idea that’s bad for kids, public education and our democracy.

Today, vouchers are used by less than 1% of the nation’s students. Trump and his Education secretary, Betsy DeVos, want to change that. Trump’s new budget proposal would make historic cuts to federal education spending, while diverting $1 billion into voucher programs — a “down payment” on his oft-repeated $20-billion voucher pledge. We believe the president’s plan would deal a terrible blow to public schools and to the 90% of America’s children who attend them, while doing almost nothing to benefit children who receive vouchers.

Although our organizations have sparred and disagreed over the years, such is the danger to public schooling posed by Trump’s embrace of vouchers that we are speaking out together on this issue. The Trump-DeVos effort to push vouchers, or something equivalent through tax credits, threatens the promise and purpose of America’s great equalizer, public education.

At a time when low-income children make up the majority of public school students, we as a country must do more to support families, teachers, administrators and public schools. Trump’s plan would do the opposite.

Public schools have never fully recovered from the Great Recession. Research, common sense and our collective experiences working with children, families and schools tell us that we must invest in, not cut back, public education. That means providing high-quality preschool for kids, and the social, health and mental health services they need. It means making sure students are reading at grade level by the end of third grade; that they have powerful learning opportunities, including career and technical training that can prepare them for college and work; and that they are guided by well-supported teachers and other education specialists. It means addressing the federal government’s deep underfunding of special education and building a culture of collaboration among teachers, administrators, parents and communities.

The Trump-DeVos budget and voucher plans, while still lacking in details, would eliminate more than 20 education initiatives, including after-school and summer programs, career and technical education, teacher professional development and funding to lower class size. Public money would go instead to schools that lack the accountability and civil rights protections of public schools. DeVos alarmingly fueled these concerns during a congressional hearing last week, when she repeatedly declined to say the Department of Education would withhold vouchers from schools that discriminate, including against LGBT students or students with disabilities. She similarly sidestepped questions about accountability.

We believe taxpayer money should support schools that are accountable to voters, open to all, nondenominational and transparent about students’ progress. Such schools — district and charter public schools — are part of what unites us as a country.

Champions of an essentially unregulated, free-market approach to K-12 education, including DeVos, counter that theirs is a better path to helping students in need. But the facts show that where vouchers have been put into practice on a meaningful scale, they hurt student learning.

Administration officials have suggested what amounts to a “back door” way to increase the reach of vouchers: tax credits for corporations and the rich who contribute to third-party voucher funds. The nation’s School Superintendents Assn. looked at states where such credits are already in place and found that, in some cases, the donors have been able to make a profit off the backs of taxpayers and ultimately kids. And what Carey calls the “shell game” of moving money through these funds makes it difficult to account for how the money is spent.

The Trump administration’s perverse priorities are increasingly clear: Impose the biggest cuts to federal education funding in memory and slash support to poor children and families by cutting Medicaid, food stamps and other programs, all while cutting taxes for the rich. It is an agenda that betrays millions of families seeking a better life, and one at odds with what this country stands for. Public schools are a fundamental engine of opportunity in this country. We will stand together to defend them.

Jonah Edelman is chief executive of Stand for Children, which advocates for quality public education. Randi Weingarten is president of the American Federation of Teachers.

Link: http://www.latimes.com/opinion/op-ed/la-oe-edelman-weingarten-school-vouchers-20170531-story.html

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Puerto Rico: Educación reduce a 167 la lista de escuelas que serán cerradas

Centro  América/Puerto Rico/03 Junio 2017/Fuente: El nuevo día

La lista de escuelas públicas que serán cerradas, a partir de agosto, se redujo a 167, según confirmó hoy el Departamento de Educación.

A inicios de este mes, la agencia hizo públicas sus intenciones de cerrar 179 planteles, con miras a identificar ahorros que, según la secretaria del Departamento de Educación,  Julia Keleher, podrían ascender a más de $7 millones. Sin embargo, tras un proceso de evaluación, determinó sacar a 12 planteles de la lista.

Según informó la titular de Educación en un comunicado de prensa, la determinación fue notificada a los planteles que se libraron de la clausura para que avisen a sus respectivos consejos escolares y portavoces comunitarios.

“Nos sentimos satisfechos con el proceso. Hemos aprendido mucho en el camino, pero, sobre todo, nos hemos convencido de que esta es la manera correcta de ejecutar procesos de esta índole y magnitud: a través del diálogo y la comunicación efectiva. Llegamos en enero; en cinco meses hemos realizado grandes ajustes de forma organizada y transparente. Todo lo realizado era necesario, pues hay que ajustar el tamaño del Departamento, según el Plan para Puerto Rico y los requisitos de la Junta de Control Fiscal”, aseguró Keleher, en declaraciones escritas.

La primera cifra que se manejó fue de 370 escuelas.

La funcionaria informó que “este proceso continuará el próximo año escolar”.

“Esta vez, comenzaremos entre septiembre y octubre solicitándole a las escuelas que se incluyan en la lista de posibles planteles a ser consolidados, que realicen su plan de acción o propuestas reales y con tiempo suficiente para que puedan ofrecer ideas factibles que nos brinden la oportunidad de optimizar el sistema educativo”, agregó.

Después de que Keleher anunciara los recintos que iban a ser cerrados, varias protestas conformadas por alumnos, padres e incluso profesores se desarrollaron a lo largo de la Isla. Sin embargo, pese a las peticiones y argumentos de los grupos, la decisión del Departamento de Educación ha sido firme.

Fuente: http://www.elnuevodia.com/noticias/locales/nota/educacionreducea167lalistadeescuelasaserconsolidadas-2326578/

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Para una educación incluyente, una infraestructura con el mismo adjetivo.

Por: Pablo Velázquez.

Las escuelas en México adolecen de una infraestructura educativa lista para incluir a todas y todos los alumnos. El espacio físico de una escuela no son simplemente las paredes y los pisos del inmueble; debe fomentar en sí mismo la presencia, el aprendizaje y la participación de las personas. Si usted visita una escuela en México observará que salvo raras excepciones le falta algo a la infraestructura o equipamiento. Si los alumnos tienen pupitres, puede ser que los sanitarios se encuentren en malas condiciones. Si la escuela tiene pupitres y sanitarios, es probable que sus paredes, techos o vidrios necesiten mantenimiento. Si usted encuentra una escuela que tenga pupitres, sanitarios e instalaciones adecuadas, es casi seguro que le falte una biblioteca o algún área recreativa.

No es un problema nuevo y ha persistido durante varias décadas. Entre los retos que más enfrentan los estudiantes en términos de infraestructura educativa para la inclusión se encuentran:

Accesibilidad: La primer barrera para que alumnos y maestros estén en la escuela es la distancia y el camino para llegar a ella. No todas las niñas y niños cuentan con un centro escolar ubicado a una distancia razonable o con mecanismos de traslado para facilitar su llegada. En 2013, más de 40,000 estudiantes de educación básica tardaban más de dos horas en llegar a su escuela (SEP/INEGI, 2013). Esto es particularmente difícil para las niñas, quienes ven limitadas sus posibilidades de acudir a la escuela cuando ésta se encuentra lejos (UNGEI, 2014).

Servicios básicos: Una segunda barrera para estar, aprender y participar en la escuela se encuentra en la falta de servicios básicos.

Existen al menos 81 mil escuelas en México que carecen de algún servicio básico: luz, agua, sanitarios, drenaje. Más grave aún, en 2,248 escuelas públicas las niñas, niños y jóvenes no encuentran ninguno de estos servicios. NINGUNO. Si niñas y niños acuden a un inmueble que no cuenta con sanitario, la probabilidad de abandono aumenta, especialmente en niñas (Adukia, 2016).

Condiciones adecuadas para personas en condición de discapacidad: Hoy en día, sólo 1 de 4 inmuebles públicos escolares cuenta con rampas de acceso para personas en condición de discapacidad móvil.

¿Cuántas escuelas cuentan con letreros para personas con discapacidad visual o herramientas para personas con discapacidad auditiva? Sobre esto y otras necesidades, ni siquiera tenemos datos. No se logrará el cometido de la inclusión plena de las personas en condición de discapacidad si no se cambian las condiciones materiales de las escuelas (UNICEF, 2013).

Espacios para un aprendizaje integral: La escuela no es una cárcel, sino un espacio de descubrimiento, que invite a averiguar, a curiosear. A pesar de ello, en 4 de cada 10 inmuebles escolares públicos no existe ningún espacio recreativo para los estudiantes. El juego apoya el proceso para dominar las habilidades de índole más formal como el sentido de la colaboración, empatía, respeto y compartir; por tanto es indispensable contar con estos espacios (UNICEF, 2004).

La actual administración federal ha impulsado los dos programas más ambiciosos en los últimos veinte años en términos de mejora para la infraestructura escolar: Programa de la Reforma Educativa y Escuelas al CIEN. Sin embargo, para asegurar que la infraestructura contribuya a alcanzar una educación incluyente, es importante considerar cuatro aspectos:

• Un piso mínimo para todas las escuelas: Dejar de asignar claves de escuelas a espacios abiertos que no cuentan con una infraestructura mínima. No más escuelas sin baños, agua, drenaje y luz.

• Priorizar las escuelas más necesitadas: Todas las escuelas necesitan algo, pero hay algunas que necesitan más y de manera urgente. Para ello, es necesario actualizar los diagnósticos de infraestructura al finalizar cada ciclo escolar y vigilar que el recurso sea canalizado a donde más se requiere.

• Flexibilidad en las aulas de clase: Concebir la ubicación de pupitres y de espacios como medidas de control y disciplina desincentivan la participación e imaginación de los alumnos. Debemos dar libertad a los alumnos y maestros a decidir su espacio.

• Evaluar los programas de infraestructura y equipamiento escolar: Mientras sigamos impulsando nuevos programas sin evaluar el impacto que tienen en la presencia, el aprendizaje y la participación de los alumnos, seguiremos en la oscuridad para decidir qué funciona, qué debemos cambiar, y que no debe seguir consumiendo el escaso recurso público.

La mejora de la infraestructura educativa de las 229 mil escuelas públicas del país es una batalla de largo aliento. En ella, debemos involucrarnos la comunidad escolar, los docentes, las autoridades y los alumnos. Las escuelas no deben limitarse a contar con paredes y concreto; deben ser espacios para que los alumnos estén, aprendan y participen siempre. Esto no sólo es un deseo bien intencionado: es justicia elemental.

Fuente: http://www.elfinanciero.com.mx/opinion/para-una-educacion-incluyente-una-infraestructura-con-el-mismo-adjetivo.html

Imagen: http://www.elfinanciero.com.mx/files/article_main/uploads/2017/05/10/5913a9bd022ae.jpg

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South Africa’s public-private school plans require healthy scepticism

África/Liberia/ Uganda / Kenia.Mayo del  2017/Noticias/https://theconversation.com/

 

Public school systems across Africa are struggling. Some people believe that public-private partnerships are the solution to fixing ailing government education systems.

Public-private partnerships (PPPs) first took root in the form of charter schools in the US, and academies in the UK, arrangements where private entities take over the management of public schools, sometimes for profit, sometimes not. Such schools have now also sprung up in Liberia, Uganda and Kenya. Now officials in the Western Cape province are working to explore the model in South Africa: in 2015, five fee-free schools were set up as pilot “Collaboration Schools”.

The Western Cape Education Department hosted an information session in February 2017 to extol the virtues of PPPs to potential operating partners and philanthropic funders, with a view to expanding the project to 50 schools in the next few years.

Despite the project being designated a pilot, there’s already draft legislation that proposes giving the provincial education minister powers to reclassify any school as a Collaboration school.

It’s irrefutable that there are huge challenges in South Africa’s public schools. The question is whether using PPPs is the correct way to address them. A great deal of research evidence suggests that this approach should be treated with caution.

An internationally contentious system

The model that’s being proposed in the Western Cape is based on US charter schools and UK academies. Ark, one of the major organisations backing academies in the UK, and also a partner of the controversial Bridge schools, is acting as an advisor to guide the Western Cape’s arrangements.

But Bridge schools in Uganda have been ordered by the country’s courts to shut down because of poor infrastructural conditions and under-qualified teachers. In April 2017 several groups protested against the World Bank’s decision to advocate for Bridge Schools in Africa.

PPP schooling arrangements are controversial and give rise to several concerns.

The first is whether public schooling, should be directed and influenced so heavily by private parties. These parties have no public mandate that governs their actions. We know, too, that private provision of what used to be public services often exacerbates inequality – be it in the health care space or basic utilities. There’s no reason to believe the education space will be different.

Secondly, many (but not all) Charter operators enter the schooling arena because they perceive education as a new market for profit generation. Some scholars have questioned whether profit should be made in sectors such as health and education. These areas are critical to social development and directly related to basic fundamental human rights.

The argument closer to home

The proponents of PPPs offer three main arguments in support of the model being deployed in fee-free schools.

Firstly, they say schools are given more flexibility to govern and administrate according to pupils’ specific needs. They also say this model offers greater “accountability” by schools to government and parents, based primarily on something they term “Outcomes Based Assessment”. And finally, these schools, which may not legally charge fees and struggle to raise alternative funds, benefit from much needed extra resources supplied by the collaboration or philanthropic partner.

All these changes are alleged to offer improved teaching and learning – and to do so more efficiently than is currently the case.

Research evidence has contradicted these claims. A recent large-scale study compared state district, non-profit charter and for-profit charter schools across multiple states in the US. They showed learning outcomes vary broadly, with no conclusive evidence of charters of either type performing better than their public counterparts.

Trends identified in the same study showed that collaboration arrangements in school management resulted on average in a) more money per pupil being paid for administrative and management costs and b) less money per pupil being paid on instructional costs – that is, teaching and learning.

The researchers also found that, as a general trend, both for- and non-profit charters kept teacher salaries low by relying on younger, less experienced staff. They also experienced high staff turnover. Separate research has found that rapid teaching staff turnover correlates negatively and significantly with lower learning outcomes.

Such findings directly contradict the premise of efficiency that’s used to justify public-private partnerships as being superior to purely public schools.

If, in fact, instructional costs go down and management costs concomitantly go up, such arrangements could be viewed instead as a mechanism whereby private “managers” infiltrate struggling public schools and inadvertently redirect teaching salary funds towards themselves. This might not be the explicit intention, but it’s the overall net effect.

In the South Africa case, the PPP arrangement has tried to distance itself from the charter school model by insisting that PPP schools remain absolutely public. But there’s a real long-term risk of a similar shift in salary allocation like the US case, with substantial sums at play. The largest part of South Africa’s education budget, divided through equitable shares to the country’s nine provinces, goes to salaries. This is around 80% of more than R200 billion.

As has been the case in charter schools and academies, teachers in PPP schools will most likely experience decreased job security under the auspices of “accountability” as measured by standardised test performance. Such pressures to pin student test scores on teachers ignore the fact that many of the factors which determine a child’s school performance originate in the home, not the classroom.

While some PPP arrangements justify decreased job security with the claim they pay more at comparative experience levels than their public counterparts, this obfuscates the youthful staffing that automatically decreases overall salary costs. The “churn and burn” effect ensures teachers rarely stay at the school long enough to command a senior salary.

Caution needed

There’s a growing consensus that South Africa’s poorest performing schools are still under-funded. So it seems pragmatic to source extra resources from NGOs, philanthropists and private operators, especially in light of a lean and over-stretched public fiscus.

But South Africa should carefully heed the lessons learnt from charter arrangements in the US and the current Bridge debacle in Uganda. Healthy scepticism is a good idea. While the project’s individual proponents may be well-intentioned, there’s a real risk of such models laying the country’s public education coffers vulnerable to capture by private interests.

 

Fuente:

https://theconversation.com/south-africas-public-private-school-plans-require-healthy-scepticism-77335

 

Fuente Imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/hQTMjCkcLWAZt1SozxV9DbUFYa9PehOsBH5DPNdBXzFJ1nITHJXOpH-AQkVu60w7EJ21=s85

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Estados Unidos: Las escuelas públicas de Nueva York instalarán un baño adicional para alumnos transgénero

Estados Unidos/08 mayo 2017/Fuente: Univisión

Esta política de un baño neutro busca beneficar a alumnos transgénero pero también a aquellos con alguna discapacidad o condición médica. Con esta iniciativa, las escuelas públicas de la ciudad ofrecen un cuarto de baño adicional para que los estudiantes cuenten con más privacidad y no se sientan acosados por otros.

En una iniciativa que adelanta las luchas de la comunidad LGBT, las escuelas públicas de la ciudad de Nueva York deberán instalar un baño adicional o neutro para que los alumnos transgénero puedan usarlo. La política pretende beneficiar también a aquellos estudiantes con alguna discapacidad o condición médica y necesitan mayor privacidad.

Estas facilidades proveen «un espacio adicional, seguro» y no requieren un permiso especial o documentación médica, según lee el anuncio que el Departamento de Educación (DOE, por sus siglas en inglés) de la ciudad hizo este martes. La primera fase de este proyecto debe estar lista para junio de este año mientras los demás edificios tendrán estos baños para enero de 2018, señala el DOE.

«Queremos asegurarnos que todos los estudiantes tengan la privacidad adicional que necesitan y que tengan acceso a un baño que se alinee con su identidad de género», sostuvo la canciller del DOE, Carmen Fariña, al explicar que la iniciativa es parte del esfuerzo para que los alumnos tengan en la escuela un espacio de aprendizaje «seguro e inclusivo».

La iniciativa es cónsona con la guía sobre estudiantes transgénero del DOE que procura que el estudiantado se sienta seguro, independientemente de su identidad de género u orientación sexual y no se genere una cultura de bullying o rechazo que los afecte.

A través de un tuit, el capítulo de Nueva York de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles ( ACLU) felicitó a la ciudad al decir que «esta es una manera importante en la que podemos apoyar a que los estudiantes sean como son».

De cara a la instalación de estos baños y lo que supone esta iniciativa, los estudiantes y sus padres recibirán folletos e información adicional de parte del Departamento de Educación.

Esta política surge luego que en febrero pasado el presidente Donald Trump revocara la política implementada por Barack Obama que viabilizaba que los estudiantes transgéro utilizaran baños en escuelas públicas según su identidad de género y dejara entonces esa decisión en manos de cada estado y distrito escolar.

Cuando en marzo pasado la Corte Suprema se abstuvo en un caso crucial sobre el uso de baños por parte de transgéneros en una escuela secundaria, el alcalde Bill de Blasio dijo desde su cuenta de Twitter que en la ciudad de Nueva York, los estudiantes transgénero «usan el baño que les hace sentido» y que eso no iba a cambiar.

Fuente:http://www.univision.com/nueva-york/wxtv/noticias/politica-de-educacion/las-escuelas-publicas-de-nueva-york-instalaran-un-bano-adicional-para-alumnos-transgenero

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