La cultura influye más que la genética en la evolución humana

Según investigadores estadounidenses, la cultura ayuda a los humanos a adaptarse a su entorno y a superar los desafíos mejor y más rápido que la genética: el conocimiento se transfiere de forma más flexible y dinámica que los genes. Vivimos un cambio evolutivo, en el cual gradualmente la herencia cultural va ganando espacio sobre la herencia genética.

Científicos de la Universidad de Maine, en Estados Unidos, afirman en un nuevo estudio que la cultura impulsa la evolución humana más que la genética. El conocimiento y las prácticas culturales posibilitan avances más eficientes y rápidos en la adaptación al entorno: la herencia cultural pasa de generación en generación con mayor flexibilidad que la herencia genética.

De acuerdo a una nota de prensa, la humanidad vive un proceso de transición evolutiva: poco a poco, factores como el conocimiento, las habilidades adquiridas o las prácticas culturales van teniendo una mayor influencia que los genes como motores de la evolución humana. El estudio fue publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B.

Los especialistas también concluyeron que la transferencia de conocimiento es más rápida y flexible que la herencia genética, porque no se circunscribe únicamente a la información de los genes transmitida de padres a hijos: también incluye a la información del entorno, las aportaciones de otras personas, los productos culturales y las experiencias vividas.

Más culturales y menos genéticos

Para los expertos, que realizaron una extensa y exhaustiva revisión de investigaciones y teorías referidas a la evolución humana, el ser humano es único gracias a ese desarrollo «mixto» que combina la evolución cultural y genética. Sin embargo, creen que existe un cambio paulatino: de manera gradual, somos cada vez más «culturales» y menos «genéticos».

Aunque existen diferentes razones para esta transición, los investigadores sostienen que un punto clave son las ventajas que posee la cultura  sobre los genes como medio de transferencia de información: no es necesario esperar a que pase una generación para aprovechar los cambios evolutivos, porque los mismos pueden capitalizarse de inmediato en forma de nuevos conocimientos, habilidades, experiencias o prácticas.

Tampoco existe una estructura rígida de transmisión como en la herencia genética. Mientras los genes transfieren información de forma «vertical» y solamente de padres a hijos, o en forma indirecta también de generaciones previas, la cultura y el conocimiento admiten la incorporación de novedades y avances por parte de personas sin lazos sanguíneos, especialistas y educadores o directamente experiencias que enriquecen al ser humano. Es una evolución «horizontal» y dinámica.

La evolución intangible

Aunque la cultura ha moldeado a la humanidad desde tiempos inmemoriales, generalmente ha sido menospreciada como factor evolutivo frente a la herencia genética. Quizás se deba a que la evolución genética es más fácil de apreciar, identificar y medir: las similitudes físicas entre padres e hijos o el incremento en el tamaño del cerebro son evidentes. Por el contrario, el enriquecimiento simbólico que producen las prácticas culturales conforma un patrimonio «intangible» que no es tan sencillo cuantificar.

En el mismo sentido, el estudio remarca la trascendencia del aprendizaje social y compartido. Según los expertos, se observa a lo largo de la historia de la humanidad que los grupos organizados logran avances más significativos que los individuos aislados. La vida cooperativa y el aprendizaje entre pares permiten una evolución sostenida en el tiempo, logrando una adaptación más rica a los desafíos que ofrece un entorno siempre cambiante.

Los científicos estadounidenses creen que existen «marcas» de evolución cultural que no tienen correlato a nivel genético y que están modificando el desarrollo humano, como por ejemplo las identidades culturales o regionales, el sentido de pertenencia a grupos sociales cada vez más diversificados o, incluso, los impactos de las nuevas tecnologías en los hábitos y las costumbres.

En consecuencia, sostienen que avanzamos hacia patrones de evolución cultural con apoyo genético: nos convertimos poco a poco en seres más dominados por la transmisión cultural que por la genética.

Referencia

Long-term gene–culture coevolution and the human evolutionary transition. Waring Timothy M. and Wood Zachary T. Proceedings of the Royal Society B (2021).DOI:https://doi.org/10.1098/rspb.2021.0538

Foto: Chris Lawton en Unsplash.

Fuente: https://tendencias21.levante-emv.com/la-cultura-influye-mas-que-la-genetica-en-la-evolucion-humana.html

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¿Por qué a ninguna sociedad le «conviene» que el hombre sea libre?

Por: Zarko Pinkas

Ninguna sociedad quiere que seamos inteligentes. Esto va en contra de los fundamentos oscuros de su misma conformación del poder. Si las personas son inteligentes y críticos de sus entornos, no pueden ser explotadas, manipuladas, no pueden ser forzadas a vivir mecánicamente sin un espíritu reflexivo.

En el momento que se comienza a pensar y usar su propia inteligencia en busca del libre albedrío, te vuelves peligroso para el sistema; peligroso para esas personas que están en el poder

Ellos buscarán -los que salgan de la oscuridad impuesta-, primero crecer en su individualidad y después desarrollarse es su aspecto humano solidario. Estos hombres y mujeres libres llevarán el germen de la rebelión humanista. Amarán vivir en libertad y se convertirán en el verdadero recambio para estas sociedades sumidas en la ignorancia masificada y la falta de libertad amarrada por las cadenas de un sistema global injusto y deshumanizado.

Ninguna sociedad quiere que seas libre. Las sociedades comunistas, capitalistas y fascistas buscan amarrar al hombre, tras los barrotes de la manipulación y buscan que su inteligencia sea copiada como un clon, donde su propia visión sea destruida y sustituida por las órdenes de los poderosos; quienes están atrás de los gobiernos títeres y corporaciones que destruyen el planeta.

En el momento que se comienza a pensar y usar su propia inteligencia en busca del libre albedrío, te vuelves peligroso para el sistema; peligroso para esas personas que están en el poder; peligroso para aquellos que nos ven solo como un número estadístico y un voto para llenar sus urnas para legitimar su control humano.

Te vuelve peligroso para aquellos eruditos de quinta categoría, periodistas vendidos, profesores ideologizados y filósofos comprometidos con una visión parcializada de la realidad. Estos desean monopolizar el conocimiento y las posturas críticas, buscando encadenar nuestra vida a visiones obtusas y no evolutivas.

Al usar y desarrollar nuestra inteligencia, el individuo se convierte en una amenaza para todo tipo de opresión, explotación y manipulación social, política, cultural y económica. Y será perseguido y buscarán encasillarlo como una oveja negra o un ser extraño antisocial. El gran precio a pagar será la soledad hasta que otros vayan rompiendo las cadenas.

El punto es como no caer en la oscuridad de la ignorancia masiva que afecta a estas «sociedades líquidas» (Zygmunt Bauman). La constante búsqueda del conocimiento es vital para mantenernos apartados de las masas y de los involucionados sociales.

La inteligencia y el conocimiento son las armas de una nueva revolución, que debe frenar la ignorancia y la maldad que invade nuestro planeta. Los líderes de las grandes potencias solo quieren manipularnos para ser parte de la carne de cañón en sus luchas por el poder económico y migajas para sus aliados, que son los primeros en buscar encasillar la inteligencia crítica como un delito al mismo nivel del terrorismo.

Un hombre libre lee y vuelve a leer sabiendo que esto le ayudará a ver la luz y, de esa forma, abrazar la libertad única de convertirse en una persona inteligente, no perfecta.

Pero, con la inteligencia para darse cuenta que nos quieren convertir en esclavos y buscará el momento exacto, para crear una nueva oportunidad de una sociedad realmente justa y libre de las ideologías de odio, la lucha de clases eternas, la explotación, la desigualdad, la pobreza humana. Y, también, será consiente que esa lucha no será fácil y puede costar muchos años para la meta de una evolución humana, donde la solidaridad sea el pilar fundamental de una nueva «polis» y no el egoísmo privado de unos pocos.

Un hombre inteligente es fuego viviente, es luz para guiarse el mismo de la oscuridad que nos atrapa en noches que duran vidas completas y que solo se es libre al final de nuestros días. Ese hombre libre no puede vender su vida. Él no será un sirviente que pone la silla a un amo pues prefiere morir a convertirse en un esclavo de la estupidez global.

Fuente: https://www.visionliberal.com.ar/nota/6552-por-que-a-ninguna-sociedad-le-conviene-que-el-hombre-sea-libre/

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