Las escuelas, las fábricas, las cárceles y las alternativas

Escrito por: Luis Miguel Alvarado Dorry

En pleno siglo XXI las escuelas se siguen organizando y construyendo como las del siglo anterior puntualizando que, les niñes y jóvenes, tienen muchas características diferentes a la de los siglos anteriores, más, por las implicaciones tecnológicas y el acceso a la información.

En la actualidad, se ha pospuesto la fecha de inicio del ciclo escolar en México que, generalmente, era en el mes de agosto, sin embargo, por la actual coyuntura es tentativo iniciar en el mes de septiembre, si es que el semáforo de salud lo permite, es decir, que esté y permanezca en color verde, según el secretario de educación en México, el economista Esteban Moctezuma Barragán.

Al iniciar un nuevo ciclo escolar, al mismo tiempo, llevar consigo los obstáculos y problemas a las que se enfrentaron les docentes en todo el país a partir de marzo pasado por la propagación del coronavirus COVID-19, es decir, docentes que no sabían usar determinadas plataformas digitales-virtuales, docentes que no sabían usar las redes sociales y, lo más cruel, docentes que fueron excluidos y que excluyeron a muches de sus estudiantes al momento de mandar tareas y/o de realizar una clase de manera digital-virtual por no tener acceso a internet o a algún dispositivo electrónico; docentes y familias que, de sus dineros, contrataron con alguna empresa conectividad a internet o bien datos de telefonía celular, ganando el mismo salario precario e indigno.

En este contexto, es inherente repensar la escuela desde sus lenguajes, organización, estructura e infraestructura, con el hito de empezar a construir procesos de transformación al respecto, una transformación en la que todes quepan, en las que todes, estén, en las que todes construyan corresponsabilidades y humanidades con les otres.

Los lenguajes, las estructuras e infraestructuras de las escuelas, por lo general, son muy parecidas entre sí y, similares al de una fábrica y/o al “panóptico” de Bentham (Foucault, 2008, págs. 88-89), en este marco, iré haciendo una analogía entre estas.

 

Estructura

Todos los años en el nivel básico (preescolar, primaria y secundaria) en el mes de febrero se esperan a les estudiantes y sus familias para recibir sus documentos de preinscripción, posterior a ello, al término de cada ciclo escolar las familias “inscriben” a sus hijes al grado correspondiente.

Al inicio de cada ciclo escolar les docentes tienen dos semanas para «diagnosticar» al grupo de estudiantes que le tocó atender, este diagnóstico se basa, por lo general, en la aplicación de una prueba o examen de los contenidos del grado anterior, en este sentido, se van etiquetando y clasificando a les estudiantes como meras materias primas, quienes son “buenos”, “regulares” o “malos”, quiénes manejan mejores los contenidos y quiénes no, ante esto, no quiero decir que los conocimientos previos no son importantes a la hora del proceso dialéctico de enseñanza-aprendizaje, al contrario, son muy importantes, sin embargo, la aplicación de este examen cerca de conocer las experiencias de la vida cotidiana de les estudiantes como persona y sujeto integral, solo indica y se reduce a la parte cognitiva.

Desde la perspectiva fabril, les obreres, al llegar las materias primas a la fábrica se encargan de revisarlas minuciosamente y separarlas entre “buenos”, “regulares” y “malos”; mientras que al ingresar  en las prisiones, les reos, son evaluades según los delitos cometidos y su peligrosidad, son separades y ubicades como “máxima peligrosidad”, “peligrosidad moderada” y “peligrosidad mínima”.

Al inicio de cada ciclo escolar las familias se ven obligadas a firmar el “reglamento” de la escuela y el de salón (este a veces son construidas por docentes y estudiantes), los cuales, controlan, vigilan y miden el comportamiento de todes les estudiantes, asimismo es un pretexto para estigmatizar y castigar por las reglas infringidas; castigos que van desde una llamada de atención (amenazas), ubicarlos en la ya famosa “silla de reflexión”, suspensiones y se han dado casos que, hasta gritos, golpes y expulsión definitiva; si el reglamento se lleva a cabo por les estudiantes, son reconocides premiándoles con puntos en sus calificaciones y con su “carta de buena conducta” con el hito de disciplinarles, usualmente, más de une se resisten a la opresión, esta disciplina originada por el reglamento más que liberar el pensamiento y expresiones de emociones de les estudiantes, trata de homogeneizar a todes para el mayor control posible a partir de la obediencia generada por el modelo premios-castigos.

De la misma manera en las fábricas, todes les obreres, deben obedecer los reglamentos impuestos por los propios patrones con el fin de homogeneizarles y acallar sus voces que, por miedos, gritan en la clandestinidad por sus condiciones de explotación a la que viven, si no se lleva a cabo el reglamento de manera estricta, son amenazades, suspendides o corrides de sus trabajos sin ninguna remuneración o finiquito; si obedecen las reglas, son remunerades como “trabajadora o trabajador del año”.

En las prisiones sucede algo similar, en el sentido que, si una o un reo infringe alguno de los puntos del reglamento, son castigades llevándoles a celdas insalubres y permanecen allí durante determinado tiempo dependiendo de la falta cometida, en la mayoría de los casos, se han presentado maltratos y golpes por parte de la autoridad del penal; si les reos llevan a cabo el reglamento los premian con la oportunidad de más visitas y, en algunos casos, en la reducción de sus condenas.

Al inicio de cada “jornada” y dependiendo del “horario” establecido, al sonido del «timbre«, chicharra y/o silbatos, les estudiantes, obreres y prisioneres, en el mismo orden, se dirigen a sus respectivas aulas y talleres para comenzar su “jornada”, de la misma manera, mediante ese sonido, indican la hora de receso, alimento, esparcimiento y fin de la jornada, así todos los días. De lo anterior, podemos observar las palabras “jornada” y “horarios” son usadas de manera frecuente en los tres sectores.

Tanto las escuelas, las fábricas y las prisiones, tienen que «rendir cuentas» o entregar resultados a la sociedad, estos resultados van dirigidos con base en la formación/producción/readaptación; en el caso de las escuelas en la formación de “buenos ciudadanos consumidores”, en las fábricas “productos de calidad” y en el caso de las prisiones “readaptación social”, desde esta perspectiva, todes son medibles y cuantificables, de esta manera se va cosificando a la humanidad.

Dentro de las escuelas, fábricas y prisiones, en su mayoría, uno de los factores importantes y estrictos es el uso diario del «uniforme», desde su propia concepción “vestido de la misma forma y color, destinado a identificar a los miembros de un grupo: uniforme deportivo; uniforme escolar” (SEP, 2012), en este sentido, en los tres espacios, el uniforme da sentido de pertenencia y, a la vez, de competencia por pertenecer a determinada escuela que es “mejor” que las otras, de la misma manera en la fabricas o empresas y, en las prisiones. Las familias en la mayoría de las escuelas y fabricas se ven obligados a comprar uniformes, en algunas fábricas les regalan el uniforme y, solo en las prisiones, otorgan de manera gratuita el uniforme en la mayoría de los casos. En este marco, se va homogeneizando a les estudiantes, empleades y recluses, es decir, a todas las sociedades.

El «pase de lista«, otro aspecto más que son similares en los tres sectores, este es indispensable para controlar, vigilar, sancionar, premiar y administrar, tanto a les docentes y estudiantes, como a les obreres y materia prima y, a les policías penitenciarios y recluses. Esta se lleva a cabo al toque (timbre, chicharras y/o silbatos) de entrada y al de la salida antes mencionado.

La «matrícula«, otro factor similar que me he percatado que existen y son muy similares en los tres sectores, cada estudiante, obrere y recluse al entrar a su respectivo sector, son matriculades y llevan ese número de matrícula por lo que tarda el nivel escolar, el trabajo y/o la condena.

También he observado que en los reclusorios es muy frecuente que se encuentran «separades hombres y mujeres«, es decir, en un área solo se encuentran puras mujeres y en otras solo hombres sin posibilidad de encuentro; en las escuelas, en principio, eran organizadas de esta forma, actualmente, algunas heredaron esta estructura, del mismo modo ha pasado en las fábricas.

Dentro de la organización del sistema educativo es muy similar al de una fábrica o empresa y, al de los reclusorios, los tres espacios son de manera jerárquica.

Iniciamos por las autoridades superior de arriba hacia abajo y me centraré desde las jefaturas de sectores de nivel primaria, esta función se encarga de vigilar, sancionar, premiar y administrar el trabajo que realizan las supervisiones y estas a su vez a las direcciones de escuelas y, les directorxs vigilan-sancionan-premian y administran a les docentes por el trabajo realizado con les estudiantes, todes rinden cuentas ante su superior inmediato.

Del mismo modo las fábrica o empresas, se encuentran les jefxs de departamentos que vigilan, sanciona, premian y administran los trabajos realizados por supervisorxs de área y estos a su vez a encargade de producción, estes últimes vigilan, sanciona, premian y administran la producción de les obreres que manipulan las materias primas para la obtención de productos determinados.

Dentro de un reclusorio o cárcel, se encuentra la dirección que, al igual que les anteriores, vigila, sanciona, premia y administra a un centro penitenciario o cárcel, de manera vertical descendente, se le subordina la función de subdirección de seguridad en el centro y, a este, el de jefatura de departamento de seguridad, sigue el puesto de policías penitenciarios, por último, los que son sometides, disciplinades, normades y violentades por todes son les recluses.

Por lo tanto, los trabajos de vigilar, sancionar, premiar y administrar, puedo asegurar que las funciones en los distintas áreas educativas, fabriles y penitenciarias son muy similares.

A continuación, pondré de manera jerárquica comparando  los cargo en los tres sectores: les jefxs de sectores de educación son similares a les jefxs de departamento de producción y dirección del penal; les supervisorxs escolares son similares a las funciones de les supervisorxs de área de producción y subdirección de seguridad en el centro; les directorxs escolares con funciones similares a les encargades de producción y a la  jefatura de departamento de seguridad; les docentes con funciones similares a las de les obreres y policías penitenciarios; por último, les estudiantes con funciones similares a las materias primas y recluses esperando ser moldeades con el fin de obtener un producto final con base al perfil de egresos educativo explícito en el currículum, en el caso de las fábricas, de los manuales de productos a fabricar y, en les recluses, según el plan de readaptación social.

 

Infraestructura 

Dentro de la infraestructura también son muy similares los tres sectores, cuentan con una «entrada/salida» que, en el caso de la escuela y la fábrica, solo las abren a la hora de entrada y salida, en las prisiones solo abren las puertas para que salgan a los espacios de sus áreas correspondientes dentro de la misma prisión.

Las tres cuentan con baños, con un «área de mantenimiento y limpieza«, asimismo con áreas de «comedores«; en las escuelas, en algunas empresas (por ejemplo, Google), y en los reclusorios, cuentan con «áreas de esparcimiento» como canchas para realizar determinado deporte o gimnasios para ejercitarse.

En las escuelas se construyen «aulas» y se dividen por grados en donde trabajan les docentes y estudiantes, si estas son de organización completa y se exceden de números de estudiantes, se dividen en grupos designándoles una letra (A, B, C, etc.); de la misma manera las fábricas se construyen áreas y se dividen en secciones en donde, les obreres, trabajan con la materia prima; mientras que en los reclusorios se construyen edificios o “alas” con determinado número de celdas, también se dividen por medio de colores o por letras (A, B, C, etc,), los cuales, sirven para que les recluses vayan trabajando consigo mismo la mayoría del tiempo y vigilados por les policias.

En los tres sectores se construye un espacio donde instalan la «dirección«, ubicada en un lugar que tenga visibilidad para todos los lados, generalmente, se encuentran al lado de la puerta de entrada/salida, con el fin de tener mayor control y vigilancia de las distintas zonas, principalmente, el de las aulas donde fiscalizan el trabajo de les docentes-estudiantes, obreros-materia prima y recluses-policias.

Como podemos observar, los lenguajes, las estructuras e infraestructuras de las escuelas, de las fábricas/empresas y de las prisiones son muy similares, las cuales, en esta coyuntura del confinamiento obligatorio por el coronavirus COVID-19 se han reducido a solo un espacio llamado “hogar”, construyendo con ello como lo he denominado en uno de mis artículos publicados con anterioridad como “las nuevas cárceles” [1]. Estas similitudes no son coincidencias o neutras, sino que están cargadas de ideologías alienantes que juegan un papel muy importante en la construcción y consolidación de determinadas sociedades, desde la perspectiva neoliberal, sociedades: individualizadas, con sentido de competencia, conservadoras, autoritarias, patriarcales, neocoloniales, instrumentalizadas, cosificadas y deshumanas.

 

Las otras voces

Existen educaciones que se han venido construyendo a partir de la relación armoniosa humano-naturaleza, del contexto y de les participantes del proceso educativo (docentes, familias, estudiantes, etc.), educaciones que se reinventan cada día, es decir, no son programas acabados y rígidos, sino que, en constante construcción en distintas partes de México, América Latina y del mundo.

Puedo mencionar algunas construidas en mi país como la del movimiento del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el Proyecto Educativo Alternativo (PEA) construida por docentes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), el Proyecto Comunitario para la Escuela (PCE) construida por docentes pertenecientes a la Asamblea Estatal Democrática de la sección 40 del SNTE-CNTE, estas tres en el estado de Chiapas, el Plan de Transformación de la Educación de Oaxaca (PTEO) construida por docentes de la CNTE de Oaxaca, El Centro Sindical de Investigación e Innovación Educativa (CSIIE) de Michoacán, El Programa Nacional Alternativo de Educación y Cultura del Programa de Democrático de Educación y Cultura para el Estado de Michoacán (PNAEC-PDECEM) estas dos últimas construidas por la CNTE de Michoacán y el Proyecto de Educación Crítica de Baja California construida por docentes de la CNTE junto con docentes y egresados del Instituto McLaren de Pedagogía Crítica.

Otras que, por la actual coyuntura, fue inherente el establecimiento de alianzas con el fin de trascender y transformarse, en donde se han venido consolidando como una escuela-taller alternativa y popular, organizando conversatorios, debates y conferencias virtuales contrahegemónicas para la formación de pensamiento crítico humanizante, me refiero a la alianza del Centro Internacional de Investigaciones “Otras Voces en Educación” (CII-OVE) de Venezuela, la Cooperativa de Educadores e Investigadores Populares Histórica (CEIP-H) de Argentina y el Centro Internacional de Pensamiento Crítico “Eduardo del Rio (Rius)”.

Todos estos proyectos educativos construidos desde las bases magisteriales en conjunto con estudiantes y familias, con un acumulado teórico e histórico desde las perspectivas críticas latinoamericanas, fundamentadas desde Simón Rodríguez, José Martí, José Carlos Mariátegui, Paulo Freire, Marco Raúl Mejía Jiménez, Luis Bonilla-Molina, Sergio Quiroz Miranda, Peter McLaren, Henry Giroux, Michael Apple, Luis Huerta, Rigoberto Martínez Escárcega, Teresita Garduño, María Shirley Dos Santos entre otres no menos importantes y, que nos han servido como bases epistemológicas para la construcción de esa otra educación.

Por lo anterior, al ser develadas y reflexionadas las similitudes de las escuelas con los otros dos sectores, las pedagogías críticas y educaciones populares tienen el compromiso con la humanidad para ir repensando la escuela en su lenguaje, estructura e infraestructura, con el hito de construir una escuela/educación diferente en estos tiempos tan necesarios, una que enseñe a pensar en libertad, una que sea justa, democrática, creativa, que sea crítica, que se construya entre todes les que participan en el proceso, con respeto a la diversidad, otredad, feminista, humana, humanizante y que desarrolle integralmente las diversas capacidades de les estudiantes.

 

Referencias

Foucault, M. (2008). Nacimiento de la biopolítica: curso en el Collage de Francia: 1978-1979. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

SEP. (2012). Academia mexicana de la lengua. Diccionario escolar. Ciudad de México: SEP.

[1]. http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/345322

Fuente: El autor escribe para OVE

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Coronavirus, llave de la Caja de Pandora

Por: Rodolfo Bueno

Como traídas por el aguaje, llegaron las consecuencias del coronavirus: en todo el mundo hubo cierre de fábricas y empresas; se vio afectado el transporte y el turismo, así como los mercados bursátiles y de materias primas; se cerraron las fronteras, los lugares de esparcimiento y estudio; los hospitales se abarrotaron y es patética la escasez de instrumentos médicos y medicinas. La Organización Mundial de la Salud pronostica que esta epidemia traerá consecuencias desastrosas para la economía mundial, porque perturbará el comercio y el turismo, principales motores económicos del planeta, algo para lo que nadie se ha preparado. Es que este mal golpea no sólo a la salud pública sino también a todo el sector productivo, impidiéndole cualquier crecimiento y elevando las pérdidas globales a muchos billones de dólares.

Moody’s Analytics publicó que la propagación del coronavirus podría convertirse en un ‘cisne negro’, peor que el de la crisis financiera del 2008. Kristalina Georgieva, Directora del FMI, informó que el coronavirus es un grave riesgo para el crecimiento económico mundial. Expertos del Banco Alemán estiman que el PIB de EEUU podría caer un 13% y el banco de inversión Goldman Sachs advierte que la economía estadounidense se podría contraer en un 24% para el segundo trimestre del 2020.

La situación se semeja a una guerra mundial sin visos de un final cercano. Están en juego millones de vidas de seres humanos y para enfrentar el problema se hace evidente la desorganización y la falta de coordinación de algunos estados, que más bien han decretado un zafarrancho de tipo, sálvese como puedan.

Pasa que la globalización funciona de maravillas y es factor de expansión cuando todo es lindo y hay paz, entonces la economía crece y entre las empresas y los países existe una conexión profunda, pero ante la actual situación, cuando el coronavirus golpea la economía mundial, cuando se paraliza la circulación de bienes y personas, cuando se vive bajo un estado de sitio universal, todo falla y se vislumbra un colapso global cargado de problemas irresolubles, lo que es el fin de la globalización, tal como se la conoce.

La pandemia no se hubiera convertido en este duro golpe de no ser por las condiciones sociales reinantes antes de su llegada, cuando en el sistema económico, generado por la globalización, se había acumulado los grandes desbalances que provocaron la actual inestabilidad social y política, pues la fase capitalista neoliberal había tocado fondo; en otras palabras, de no ser el coronavirus, la crisis hubiera estallado por algún otro pretexto. Falta por saber si en este mundo habrá un núcleo humano capaz de imponer una sociedad superior a la actual, que instaure el principio de equidad natural.

Noam Chomsky sostiene que el modelo capitalista neoliberal colapsa necesariamente porque no tiene medios ni valores morales para afrontar los problemas que conlleva la crisis, lo que se comprueba cuando no puede sustentar un sistema de salud endeble. No hay todavía un análisis profundo de las consecuencias de esta crisis, aunque es evidente que por su magnitud supera ya a la crisis financiera del 2008. Tampoco es posible prever los cambios sociales que se den cuando se apacigüen los males actuales, por lo que todo lo que se diga es mera especulación basada más en la intuición y en los buenos deseos que en la ciencia.

Se vaticina que el mundo financiero de la zona euro se verá profundamente afectado en las áreas de importaciones y exportaciones, además, por una fuerte caída del sector industrial. Esta zona, que desde antes crecía débilmente, se encamina ahora hacía una recesión más profunda y se evidencia que la Unión Europea, UE, modelo de una integración ideal, está condenada a desaparecer si no se sustenta en nuevos principios solidarios, que den paso a una colaboración mutua que permita superar problemas, no como ahora, cuando son incapaces de la asistencia común, porque es un bochorno que Italia debiera ser auxiliada por Rusia, China, Cuba y Venezuela -países que ellos, junto con EEUU, sancionaron-, pues la UE no respondió a sus peticiones de ayuda. La UE debe morir, ya sus dirigentes no cogen el toro por los cuernos y su existencia no tiene sentido si no cambia sus oxidadas y arcaicas estructuras. ¿Qué pensar si Alemania prohíbe vender mascarillas a Italia? Que olvidó lo que le pasó hace 75 años, cuando quedó arruinada por la guerra y el mundo la ayudó.

António Costa, Primer Ministro de Portugal, rechaza la postura de Holanda sobre las medidas que se deben tomar para superar la crisis económica y social, creada por el coronavirus, y la califica de repugnante. Para Pedro Sánchez, Presidente de España, la UE no está a la altura de las circunstancias y es inexistente como sujeto, porque le falta el sentimiento de solidaridad y ha tomado medidas muy tibias, lo que genera dudas de su legitimidad y demuestra que esa entidad, como tal, no existe y es sólo un conglomerado de gobiernos que ante una situación tan difícil como la actual no tiene capacidad para dar respuesta y plantea, lo que es muy lamentable, que cada país resuelva sus problemas como pueda.

Dice: “Hay dos bloques dentro de la UE: uno liderado por España, Francia e Italia, que pide medidas contundentes y conjuntas para afrontar la crisis, y otro, en el que están Alemania, Holanda y Austria, que insiste en un sálvese quien pueda. Europa debe ponerse en pie, si me permiten la expresión, una suerte de economía de guerra y promover la resistencia, y luego la reconstrucción y la recuperación europea”.

Esta pandemia plantea a los gobiernos de Occidente un enorme dilema: ¿para resolver este tipo de problemas se debe o no revisar las bases del sistema político por el que se rigen en la actualidad? -pues China, Rusia y Cuba demostraron tener un mecanismo de seguridad social más efectivo sin que necesariamente comulguen con los principios de la pseudo democracia europea-, más que nada porque, tal como van las cosas, los gobiernos de la UE y EEUU se enfrentarán a la disminución del consumo y las exportaciones, a la ruina de los servicios públicos y a un incremento gigantesco del desempleo, prácticamente, a un inevitable colapso económico, por lo que, en el plano social se podría dar un cambio ideológico del paradigma político, pragmático y total.

Soluciones reales hay, podrían la UE y EEUU, por ejemplo, eliminar el rearme de la OTAN, para con esos 400 mil millones de dólares incrementar los sueldos de los profesionales de la salud y de los sectores menos favorecidos de la sociedad, pero ¿quién le pone la cascabel al gato? La actual crisis debería abrir una oportunidad para el cambio, todo depende de cómo se desarrollen los acontecimientos y eso depende de lo bien que se organicen los sectores populares de la sociedad; caso contrario, la respuesta la da Pompeo con su oratoria belicosa de palo y más palo y mayor represión para los pobres y débiles.

Pese a que el Presidente Trump pretende ocultar los conflictos antagónicos que vive la sociedad de Estados Unidos, el coronavirus le obligará bajar del pedestal, enfrentar las graves dificultades de su país y tratar del inmenso desnivel en los ingresos, la inseguridad social, la pobreza, el abandono de la vejez, para que su sociedad no se sumerja en un verdadero caos. Sus habitantes, preocupados por la posible escasez de mercancías, empezaron desordenadamente a adquirir productos no perecederos y de primera necesidad, inclusive oro, armas y municiones, como si se prepararan para el peor escenario posible.

Por ahora, el gobierno de Trump, para paliar los estragos de la pandemia, promulgó la ley CARES, “que aportará un alivio muy necesario a las personas, las familias y las empresas”, y que consiste en la emisión de dos billones de dólares, un poco más del 10% de PIB de EEUU, para ser invertidos en hospitales y servidores de la salud; en la distribución de suministros esenciales; en el desarrollo de vacunas; en asistencia a comunidades estatales, locales y tribales y en ayudas a las empresas afectadas por la pandemia; además, establece la suspensión del pago de impuestos.

Suena bonito y por lo fácil parecería ser la solución ideal para todo el mundo. Sin embargo, surgen preguntas: ¿Por qué los demás países no siguen el buen ejemplo? Así, Colombia, Brasil, Rusia, la UE… con problemas similares, los podrían resolver de un sólo toque, emitiendo dinero por la libre, para luego bailar la sandunga. ¿Quién les impide aplicar un remedio sacado del arte de birlibirloque? ¿Será que tal vez el FMI lo prohíbe con el cuento de que podría desatarse una hiperinflación como la que por llevar a cabo actos semejantes se dio en la República de Weimar? ¿Por qué no se lo impide a EEUU? ¿Es que acaso estos dos billones de dólares, emitidos por EEUU, se disuelven taimadamente dentro de la economía mundial? En este caso, hasta los muertos de hambre de cualquier país miserable estarían subsidiando a la economía más poderosa del planeta, que, con razón, llama parasitaria el Presidente Putin.

¡Cuídanos Dios de EEUU!, que del coronavirus me cuido yo.

Fuente: https://rebelion.org/coronavirus-llave-de-la-caja-de-pandora-2/

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Poor Wages Send a Third of US Manufacturing Workers to Welfare Lines in Order to Pay for Food, Healthcare, Data Show

América del Norte/EEUU/Mayo 2016/Autor: Angelo Young/ Fuente: International Business Times

Resumen: Empleos de manufactura, en los Estados Unidos, solían ser una vía para la clase media estadounidense, que no podían  sumergirse en la comodidad proporcionada por títulos de educación superior. Pero ahora para muchos expertos, los estadounidenses que trabajan necesitan algún tipo de asistencia pública, debido a que sus salarios no cubren sus gastos básicos.

U.S. manufacturing jobs used to be a path to the middle class for Americans who couldn’t or didn’t dive into the comfort provided by higher education degrees. But now many skilled, working Americans need some form of public assistance because their wages don’t pay for basic living expenses.

Just over 2 million supervised manufacturing workers, or about a third of the total, need food stamps, Medicaid, tax credits for the poor or other forms of publicly subsided assistance while they work on goods that can carry the tag “Made in the U.S.A.,” according to research of official government wage and welfare data relased Tuesday by the University of California, Berkeley.

The cost of these benefits to the U.S. taxpayer? From 2009 to 2013, federal and state governments subsidized the low manufacturing wages paid by the private sector to the tune of $10.2 million per year.

Oregon led the nation on the number of manufacturing workers – 1 in 4 – that needed food stamps during that period of time, while 1 in 5 factory workers in Mississippi and Illinois needed healthcare assistance for both adults (Medicaid) and children (CHIP). Taking into account all major social welfare, including the earned income tax credit and temporary assistance to needy families (TANF), Mississippi topped the list, followed by Georgia, California and Texas.

“In decades past, production workers employed in manufacturing earned wages significantly higher than the U.S. average, but by 2013 the typical manufacturing production worker made 7.7 percent below the median wage for all occupations,” said the paper by a team headed by Ken Jacobs, chair of the UC Berkeley Center for Labor Research and Education.

The research aimed to extend an already well-established national debate on wages paid in the service industry, which are often juxtaposed to the factory work that lifted millions of Americans out of poverty for much of the 20th century. The research comes as U.S. workers overall are experiencing one of the lowest paces of wage growth on record. Seven years after the U.S. government declared an end to the longest period of economic contraction since the Great Depression, workers have yet to experience the kind of wage-growth recovery that would be considered normal for the country.

The research, conducted by the National Employment Law Project, a non-profit labor-advocacy group that regularly monitors official government data for trends, found that the median wage for non-supervisory manufacturing jobs was $15.66 an hour in 2013, with a fourth of them making $11.91 an hour thanks to the massive rise of dependence on temporary workers, who cost less because they tend to not to receive the same benefits as their full-time, directly employed co-workers.

These jobs including cabinetmaking, drilling, metalworking and dozens of other non-supervisory manufacturing jobs that once played a role in growing the number of middle class consumers who earned enough to buy the goods they were making, leading to a virtuous cycle of supply and demand for nationally produced goods.

The research has a fairly low bar for counting a manufacturing worker, largely because the U.S. manufacturing industry has incorporated so many temporary non-full-time workers that in order to count all manufacturing workers the research had to include those working at least 10 hours a week because of lack of demand for their labor.

However, nearly a third of permanent factory workers and almost half of temp factory workers in the study worked at least 35 hours a week and 45 weeks out of the year also needed one or more of the public safety net programs. So for hundreds of thousands of America’s factory workers, even working at near full time isn’t enough.

Fuente de la noticia: http://readersupportednews.org/news-section2/318-66/36840-poor-wages-send-a-third-of-us-manufacturing-workers-to-welfare-lines-in-order-to-pay-for-food-healthcare-data-show

Fuente de la imagen: http://readersupportednews.org/images/stories/article_imgs20/021023-worker-051216.jpg

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