Escrito por: Luis Miguel Alvarado Dorry
En pleno siglo XXI las escuelas se siguen organizando y construyendo como las del siglo anterior puntualizando que, les niñes y jóvenes, tienen muchas características diferentes a la de los siglos anteriores, más, por las implicaciones tecnológicas y el acceso a la información.
En la actualidad, se ha pospuesto la fecha de inicio del ciclo escolar en México que, generalmente, era en el mes de agosto, sin embargo, por la actual coyuntura es tentativo iniciar en el mes de septiembre, si es que el semáforo de salud lo permite, es decir, que esté y permanezca en color verde, según el secretario de educación en México, el economista Esteban Moctezuma Barragán.
Al iniciar un nuevo ciclo escolar, al mismo tiempo, llevar consigo los obstáculos y problemas a las que se enfrentaron les docentes en todo el país a partir de marzo pasado por la propagación del coronavirus COVID-19, es decir, docentes que no sabían usar determinadas plataformas digitales-virtuales, docentes que no sabían usar las redes sociales y, lo más cruel, docentes que fueron excluidos y que excluyeron a muches de sus estudiantes al momento de mandar tareas y/o de realizar una clase de manera digital-virtual por no tener acceso a internet o a algún dispositivo electrónico; docentes y familias que, de sus dineros, contrataron con alguna empresa conectividad a internet o bien datos de telefonía celular, ganando el mismo salario precario e indigno.
En este contexto, es inherente repensar la escuela desde sus lenguajes, organización, estructura e infraestructura, con el hito de empezar a construir procesos de transformación al respecto, una transformación en la que todes quepan, en las que todes, estén, en las que todes construyan corresponsabilidades y humanidades con les otres.
Los lenguajes, las estructuras e infraestructuras de las escuelas, por lo general, son muy parecidas entre sí y, similares al de una fábrica y/o al “panóptico” de Bentham (Foucault, 2008, págs. 88-89), en este marco, iré haciendo una analogía entre estas.
Estructura
Todos los años en el nivel básico (preescolar, primaria y secundaria) en el mes de febrero se esperan a les estudiantes y sus familias para recibir sus documentos de preinscripción, posterior a ello, al término de cada ciclo escolar las familias “inscriben” a sus hijes al grado correspondiente.
Al inicio de cada ciclo escolar les docentes tienen dos semanas para «diagnosticar» al grupo de estudiantes que le tocó atender, este diagnóstico se basa, por lo general, en la aplicación de una prueba o examen de los contenidos del grado anterior, en este sentido, se van etiquetando y clasificando a les estudiantes como meras materias primas, quienes son “buenos”, “regulares” o “malos”, quiénes manejan mejores los contenidos y quiénes no, ante esto, no quiero decir que los conocimientos previos no son importantes a la hora del proceso dialéctico de enseñanza-aprendizaje, al contrario, son muy importantes, sin embargo, la aplicación de este examen cerca de conocer las experiencias de la vida cotidiana de les estudiantes como persona y sujeto integral, solo indica y se reduce a la parte cognitiva.
Desde la perspectiva fabril, les obreres, al llegar las materias primas a la fábrica se encargan de revisarlas minuciosamente y separarlas entre “buenos”, “regulares” y “malos”; mientras que al ingresar en las prisiones, les reos, son evaluades según los delitos cometidos y su peligrosidad, son separades y ubicades como “máxima peligrosidad”, “peligrosidad moderada” y “peligrosidad mínima”.
Al inicio de cada ciclo escolar las familias se ven obligadas a firmar el “reglamento” de la escuela y el de salón (este a veces son construidas por docentes y estudiantes), los cuales, controlan, vigilan y miden el comportamiento de todes les estudiantes, asimismo es un pretexto para estigmatizar y castigar por las reglas infringidas; castigos que van desde una llamada de atención (amenazas), ubicarlos en la ya famosa “silla de reflexión”, suspensiones y se han dado casos que, hasta gritos, golpes y expulsión definitiva; si el reglamento se lleva a cabo por les estudiantes, son reconocides premiándoles con puntos en sus calificaciones y con su “carta de buena conducta” con el hito de disciplinarles, usualmente, más de une se resisten a la opresión, esta disciplina originada por el reglamento más que liberar el pensamiento y expresiones de emociones de les estudiantes, trata de homogeneizar a todes para el mayor control posible a partir de la obediencia generada por el modelo premios-castigos.
De la misma manera en las fábricas, todes les obreres, deben obedecer los reglamentos impuestos por los propios patrones con el fin de homogeneizarles y acallar sus voces que, por miedos, gritan en la clandestinidad por sus condiciones de explotación a la que viven, si no se lleva a cabo el reglamento de manera estricta, son amenazades, suspendides o corrides de sus trabajos sin ninguna remuneración o finiquito; si obedecen las reglas, son remunerades como “trabajadora o trabajador del año”.
En las prisiones sucede algo similar, en el sentido que, si una o un reo infringe alguno de los puntos del reglamento, son castigades llevándoles a celdas insalubres y permanecen allí durante determinado tiempo dependiendo de la falta cometida, en la mayoría de los casos, se han presentado maltratos y golpes por parte de la autoridad del penal; si les reos llevan a cabo el reglamento los premian con la oportunidad de más visitas y, en algunos casos, en la reducción de sus condenas.
Al inicio de cada “jornada” y dependiendo del “horario” establecido, al sonido del «timbre«, chicharra y/o silbatos, les estudiantes, obreres y prisioneres, en el mismo orden, se dirigen a sus respectivas aulas y talleres para comenzar su “jornada”, de la misma manera, mediante ese sonido, indican la hora de receso, alimento, esparcimiento y fin de la jornada, así todos los días. De lo anterior, podemos observar las palabras “jornada” y “horarios” son usadas de manera frecuente en los tres sectores.
Tanto las escuelas, las fábricas y las prisiones, tienen que «rendir cuentas» o entregar resultados a la sociedad, estos resultados van dirigidos con base en la formación/producción/readaptación; en el caso de las escuelas en la formación de “buenos ciudadanos consumidores”, en las fábricas “productos de calidad” y en el caso de las prisiones “readaptación social”, desde esta perspectiva, todes son medibles y cuantificables, de esta manera se va cosificando a la humanidad.
Dentro de las escuelas, fábricas y prisiones, en su mayoría, uno de los factores importantes y estrictos es el uso diario del «uniforme», desde su propia concepción “vestido de la misma forma y color, destinado a identificar a los miembros de un grupo: uniforme deportivo; uniforme escolar” (SEP, 2012), en este sentido, en los tres espacios, el uniforme da sentido de pertenencia y, a la vez, de competencia por pertenecer a determinada escuela que es “mejor” que las otras, de la misma manera en la fabricas o empresas y, en las prisiones. Las familias en la mayoría de las escuelas y fabricas se ven obligados a comprar uniformes, en algunas fábricas les regalan el uniforme y, solo en las prisiones, otorgan de manera gratuita el uniforme en la mayoría de los casos. En este marco, se va homogeneizando a les estudiantes, empleades y recluses, es decir, a todas las sociedades.
El «pase de lista«, otro aspecto más que son similares en los tres sectores, este es indispensable para controlar, vigilar, sancionar, premiar y administrar, tanto a les docentes y estudiantes, como a les obreres y materia prima y, a les policías penitenciarios y recluses. Esta se lleva a cabo al toque (timbre, chicharras y/o silbatos) de entrada y al de la salida antes mencionado.
La «matrícula«, otro factor similar que me he percatado que existen y son muy similares en los tres sectores, cada estudiante, obrere y recluse al entrar a su respectivo sector, son matriculades y llevan ese número de matrícula por lo que tarda el nivel escolar, el trabajo y/o la condena.
También he observado que en los reclusorios es muy frecuente que se encuentran «separades hombres y mujeres«, es decir, en un área solo se encuentran puras mujeres y en otras solo hombres sin posibilidad de encuentro; en las escuelas, en principio, eran organizadas de esta forma, actualmente, algunas heredaron esta estructura, del mismo modo ha pasado en las fábricas.
Dentro de la organización del sistema educativo es muy similar al de una fábrica o empresa y, al de los reclusorios, los tres espacios son de manera jerárquica.
Iniciamos por las autoridades superior de arriba hacia abajo y me centraré desde las jefaturas de sectores de nivel primaria, esta función se encarga de vigilar, sancionar, premiar y administrar el trabajo que realizan las supervisiones y estas a su vez a las direcciones de escuelas y, les directorxs vigilan-sancionan-premian y administran a les docentes por el trabajo realizado con les estudiantes, todes rinden cuentas ante su superior inmediato.
Del mismo modo las fábrica o empresas, se encuentran les jefxs de departamentos que vigilan, sanciona, premian y administran los trabajos realizados por supervisorxs de área y estos a su vez a encargade de producción, estes últimes vigilan, sanciona, premian y administran la producción de les obreres que manipulan las materias primas para la obtención de productos determinados.
Dentro de un reclusorio o cárcel, se encuentra la dirección que, al igual que les anteriores, vigila, sanciona, premia y administra a un centro penitenciario o cárcel, de manera vertical descendente, se le subordina la función de subdirección de seguridad en el centro y, a este, el de jefatura de departamento de seguridad, sigue el puesto de policías penitenciarios, por último, los que son sometides, disciplinades, normades y violentades por todes son les recluses.
Por lo tanto, los trabajos de vigilar, sancionar, premiar y administrar, puedo asegurar que las funciones en los distintas áreas educativas, fabriles y penitenciarias son muy similares.
A continuación, pondré de manera jerárquica comparando los cargo en los tres sectores: les jefxs de sectores de educación son similares a les jefxs de departamento de producción y dirección del penal; les supervisorxs escolares son similares a las funciones de les supervisorxs de área de producción y subdirección de seguridad en el centro; les directorxs escolares con funciones similares a les encargades de producción y a la jefatura de departamento de seguridad; les docentes con funciones similares a las de les obreres y policías penitenciarios; por último, les estudiantes con funciones similares a las materias primas y recluses esperando ser moldeades con el fin de obtener un producto final con base al perfil de egresos educativo explícito en el currículum, en el caso de las fábricas, de los manuales de productos a fabricar y, en les recluses, según el plan de readaptación social.
Infraestructura
Dentro de la infraestructura también son muy similares los tres sectores, cuentan con una «entrada/salida» que, en el caso de la escuela y la fábrica, solo las abren a la hora de entrada y salida, en las prisiones solo abren las puertas para que salgan a los espacios de sus áreas correspondientes dentro de la misma prisión.
Las tres cuentan con baños, con un «área de mantenimiento y limpieza«, asimismo con áreas de «comedores«; en las escuelas, en algunas empresas (por ejemplo, Google), y en los reclusorios, cuentan con «áreas de esparcimiento» como canchas para realizar determinado deporte o gimnasios para ejercitarse.
En las escuelas se construyen «aulas» y se dividen por grados en donde trabajan les docentes y estudiantes, si estas son de organización completa y se exceden de números de estudiantes, se dividen en grupos designándoles una letra (A, B, C, etc.); de la misma manera las fábricas se construyen áreas y se dividen en secciones en donde, les obreres, trabajan con la materia prima; mientras que en los reclusorios se construyen edificios o “alas” con determinado número de celdas, también se dividen por medio de colores o por letras (A, B, C, etc,), los cuales, sirven para que les recluses vayan trabajando consigo mismo la mayoría del tiempo y vigilados por les policias.
En los tres sectores se construye un espacio donde instalan la «dirección«, ubicada en un lugar que tenga visibilidad para todos los lados, generalmente, se encuentran al lado de la puerta de entrada/salida, con el fin de tener mayor control y vigilancia de las distintas zonas, principalmente, el de las aulas donde fiscalizan el trabajo de les docentes-estudiantes, obreros-materia prima y recluses-policias.
Como podemos observar, los lenguajes, las estructuras e infraestructuras de las escuelas, de las fábricas/empresas y de las prisiones son muy similares, las cuales, en esta coyuntura del confinamiento obligatorio por el coronavirus COVID-19 se han reducido a solo un espacio llamado “hogar”, construyendo con ello como lo he denominado en uno de mis artículos publicados con anterioridad como “las nuevas cárceles” [1]. Estas similitudes no son coincidencias o neutras, sino que están cargadas de ideologías alienantes que juegan un papel muy importante en la construcción y consolidación de determinadas sociedades, desde la perspectiva neoliberal, sociedades: individualizadas, con sentido de competencia, conservadoras, autoritarias, patriarcales, neocoloniales, instrumentalizadas, cosificadas y deshumanas.
Las otras voces
Existen educaciones que se han venido construyendo a partir de la relación armoniosa humano-naturaleza, del contexto y de les participantes del proceso educativo (docentes, familias, estudiantes, etc.), educaciones que se reinventan cada día, es decir, no son programas acabados y rígidos, sino que, en constante construcción en distintas partes de México, América Latina y del mundo.
Puedo mencionar algunas construidas en mi país como la del movimiento del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el Proyecto Educativo Alternativo (PEA) construida por docentes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), el Proyecto Comunitario para la Escuela (PCE) construida por docentes pertenecientes a la Asamblea Estatal Democrática de la sección 40 del SNTE-CNTE, estas tres en el estado de Chiapas, el Plan de Transformación de la Educación de Oaxaca (PTEO) construida por docentes de la CNTE de Oaxaca, El Centro Sindical de Investigación e Innovación Educativa (CSIIE) de Michoacán, El Programa Nacional Alternativo de Educación y Cultura del Programa de Democrático de Educación y Cultura para el Estado de Michoacán (PNAEC-PDECEM) estas dos últimas construidas por la CNTE de Michoacán y el Proyecto de Educación Crítica de Baja California construida por docentes de la CNTE junto con docentes y egresados del Instituto McLaren de Pedagogía Crítica.
Otras que, por la actual coyuntura, fue inherente el establecimiento de alianzas con el fin de trascender y transformarse, en donde se han venido consolidando como una escuela-taller alternativa y popular, organizando conversatorios, debates y conferencias virtuales contrahegemónicas para la formación de pensamiento crítico humanizante, me refiero a la alianza del Centro Internacional de Investigaciones “Otras Voces en Educación” (CII-OVE) de Venezuela, la Cooperativa de Educadores e Investigadores Populares Histórica (CEIP-H) de Argentina y el Centro Internacional de Pensamiento Crítico “Eduardo del Rio (Rius)”.
Todos estos proyectos educativos construidos desde las bases magisteriales en conjunto con estudiantes y familias, con un acumulado teórico e histórico desde las perspectivas críticas latinoamericanas, fundamentadas desde Simón Rodríguez, José Martí, José Carlos Mariátegui, Paulo Freire, Marco Raúl Mejía Jiménez, Luis Bonilla-Molina, Sergio Quiroz Miranda, Peter McLaren, Henry Giroux, Michael Apple, Luis Huerta, Rigoberto Martínez Escárcega, Teresita Garduño, María Shirley Dos Santos entre otres no menos importantes y, que nos han servido como bases epistemológicas para la construcción de esa otra educación.
Por lo anterior, al ser develadas y reflexionadas las similitudes de las escuelas con los otros dos sectores, las pedagogías críticas y educaciones populares tienen el compromiso con la humanidad para ir repensando la escuela en su lenguaje, estructura e infraestructura, con el hito de construir una escuela/educación diferente en estos tiempos tan necesarios, una que enseñe a pensar en libertad, una que sea justa, democrática, creativa, que sea crítica, que se construya entre todes les que participan en el proceso, con respeto a la diversidad, otredad, feminista, humana, humanizante y que desarrolle integralmente las diversas capacidades de les estudiantes.
Referencias
Foucault, M. (2008). Nacimiento de la biopolítica: curso en el Collage de Francia: 1978-1979. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
SEP. (2012). Academia mexicana de la lengua. Diccionario escolar. Ciudad de México: SEP.
[1]. http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/345322
Fuente: El autor escribe para OVE
El artículo es interesante pero en lo personal me estorba un tanto en la lectura el hecho de sustituir las vocales de un género específico por la letra “e” considero que la inclusión puede darse desde la reeducación en todos nuestros aspectos. Ahora en cuanto a contenido comparto esta comparación en algunos aspectos como las semejanzas mencionadas pero creo fielmente que la disciplina forma individuos responsables, quizás la forma de hacerse no sea la correcta pero el reglamento escolar persigue desde mi punto de vista disciplinar a jóvenes al menos en len nivel secundaria, llevar un uniforme puesto no solo identifica a qué institución perteneces si no que permite al menos desde lo exterior “homogeneizar” a los chicos y más que traer consecuencias negativas desde lo personal me salvo de la exclusión si no hubiera existido un uniforme cuando yo fui estudiante más de un compañero y hasta el maestro me hubieran dejado a un lado por no llevar la ropa de marca o calzado a la moda, Mexico es un país que aún aprende a ser responsable con lo que dice y con lo que hace. La disciplina marca límites para aprender aún en las escuelas “alternativas” que se han formado como las de caracol del EZLN hay un reglamento que seguir y las del PEA que un proyecto ambicioso se tropieza mucho por no tener lineamientos claros. Es cierto que la comparación entre la escuela, la fábrica y el reclusorio no es agradable y no nos gustaría estar ahí en este sistema capitalista es lo que corresponde. Para dejar de ser reclusorios de niños y fábrica de obreros la escuela tendría que convertirse en su totalidad y dejar de pensar en el sistema capitalista y permitir que existiera total libertad para lo que se quiere aprender y como se quiere aprender, aún con ello la disciplina tendría que estar presente aún Maria Montessori en su pedagogía defendía la disciplina. Resulta entonces que en nuestras escuelas confundimos muchas veces el ser autoritario con el hecho de inculcar disciplina. La escuela debería permitir crecer a los individuos en ambientes planeados según el contexto sin importar los intereses nacionales o globales, enfocarse a lo próximo para que los niños pudieran ver o sentir la necesidad de aprender y colaborar en su crecimiento para entonces como decía María Montessori “ser dueño de sí y poder tomar decisiones respecto a una línea de conducta”.