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Facebook lanza biblioteca de alfabetización digital para que jóvenes desarrollen habilidades en línea

Redacción: El Comercio

Las lecciones y videos interactivos serán desarrollados con la colaboración de un equipo de jóvenes de la Universidad de Harvard

“Estamos lanzando nuestra Biblioteca de Alfabetización Digital, una colección de lecciones para ayudar a los jóvenes a pensar críticamente y compartir sus reflexiones en línea», escribió Antigone Davis, Jefa de Seguridad Global de Facebook, a través del blog de la red social.

«Hay 830 millones de jóvenes conectados alrededor del mundo, y esta biblioteca es un recurso para educadores que buscan abordar la alfabetización digital para ayudarlos a desarrollar las habilidades necesarias para disfrutar de forma segura la tecnología digital», agregó Davis.

Estas lecciones y videos interactivos, desarrollados en colaboración con el equipo de Jóvenes del Centro Berkman Klein para Internet y Sociedad en la Universidad de Harvard para educadores de jóvenes de 11 a 18 años, pueden ser descargados de forma gratuita.

Los temas estarán divididos en privacidad y reputación, exploración de identidad, seguridad y bienestar. En las lecciones se podrán escuchar las voces de jóvenes de diversos estándares socioeconómicos, etnias, geografías y niveles educativos.

Temas de la biblioteca de Facebook

(Foto: Facebook)

«Sabemos que los educadores ya administran aulas ocupadas y entornos de aprendizaje. Las lecciones se diseñaron para hacerlas lo más fácil posible de integrarlas a entornos de aprendizaje formales e informales, permitiendo a los educadores saber cuánto tiempo tomará cada lección y brindando pautas escritas para seguir en el camino «, dijo Karuna Nain, Gerente de Programas de Seguridad Global en Facebook.

«Estas lecciones funcionan bien juntas o por sí mismas, en programas después de la escuela o en casa, y pueden modificarse para incorporar las propias experiencias e ideas de los educadores», explicó Nain.
Por el momento, las 18 lecciones están en el idioma inglés. Facebook plantea lanzarlas en 45 idiomas adicionales dentro de poco.

Además, el gigante tecnológico también está «trabajando con organizaciones sin fines de lucro de todo el mundo para adoptar estas lecciones y crear otras nuevas para los educadores a nivel mundial», se lee en el blog.

Fuente: https://elcomercio.pe/tecnologia/redes-sociales/facebook-lanza-biblioteca-alfabetizacion-digital-jovenes-desarrollen-habilidades-linea-noticia-543509

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Consejos para estudiar en tiempos de apps

Redacción: El País

Concentrarse es cada vez más difícil, en especial cuando tenemos Instagram y otras redes al alcance de la mano. ¿Cómo lograrlo?

Julio, para los universitarios, es uno de esos meses en los que todo se vuelve gris y sentimos (me incluyo, porque me pasó) que nada tiene sentido, que no vamos a poder, que esto de estudiar no es para nosotros, que la cabeza se nos va a partir al medio si leemos un libro más, que aunque todos pudieron nosotros no vamos a poder. Nos cuestionamos existencialmente la elección de la carrera, queremos volver al liceo, nos insultamos a nosotros mismos por habernos inscripto en tantos exámenes, por no haber exonerado tal o cual materia, por esa convicción maldita que nos dice que si hubiéramos estudiado más durante todo el semestre, hoy no estaríamos tan tan tan estresados. Esto del estrés en julio es una cuestión de empatía entre los estudiantes. Solo ellos saben y entienden lo que se siente estar con el agua al cuello, cansados, sin dormir, y tener que seguir remándola un poco más, un examen más. Solo ellos saben de qué se trata eso de que la concentración dura poco, eso de tener que luchar contra WhatsApp, Facebook, Twitter, Instagram, Snapchat y todas las redes y aplicaciones que siempre resultan más interesantes que sentarse a estudiar.

Sin embargo, queridos estudiantes, no están solos. Todos hemos pasado por lo mismo y no es verdad eso de que no sirven para esto. Todos pudimos, ustedes también van a poder. Y en esta nota van unos consejos para poder organizar mejor el caos de los exámenes (de julio, de diciembre o de febrero, da lo mismo) y para que el celular no le gane a nuestra voluntad.

Planificá (sé realista).

«Si bien pasamos muchos años de nuestra vida estudiando, nadie nos enseña cómo hacerlo de forma efectiva», dice la psicóloga Verónica Orrico. «La mayoría de la gente cree que para salvar un examen solo hay que estudiar mucho. Sin embargo, hay otros factores que si son manejados adecuadamente, también contribuyen a mejorar el rendimiento académico», agrega. Lo primero que hay que hacer, entonces, para evitar que la ola de las materias y sus diez temas nos pase por encima, es organizarse.

Para eso, hay que ser realista y tener en cuenta el tiempo que tenemos para preparar cada materia y cada tema. «Lo primero que el alumno tiene que hacer es organizarse el material, asegurarse de que tenga todo para comenzar. Luego puede hacerse una especie de calendario, pensando cuantos días y horas necesita cada tema para prepararse. En base a eso puede decidir cuántas materias realmente pueda dar en ese período», explica Mariana Álvez, psicóloga. «Lo mejor es siempre asegurarse salvar, aunque sean solo dos materias, porque a veces nos enloquecemos estudiando y nos mareamos con tanto material en la cabeza. Vayamos a las que tengamos más posibilidades de realmente conquistar, las que nos cuestan más van a requerir de mayor tiempo de estudio y esfuerzo mental, por lo tanto tendremos que ser conscientes de comenzarlas a preparar con mucha antelación».

Más de una a la vez.

A veces no hay otra opción, tenemos dos, tres, cuatro, cinco exámenes para dar en un mismo período y todo puede parecer un caos de fotocopias, libros y materiales que nada tienen que ver unos con otros. Sin embargo, aunque pueda parecer que no, preparar más de una materia a la vez, tiene beneficios. «Incluso algunos estudios afirman que variar en los temas de estudio mejora la memoria a largo plazo», dice Orrico. Pero, para poder lograrlo, hay que intentar seguir el calendario a rajatabla y ponerse metas (concretas y realistas) para lograr cada día sin terminarlo con un lío de materias y temas en la cabeza. «Un error frecuente en los estudiantes es que dedican mucho tiempo a aprender los primeros temas y luego deben estudiar los últimos de manera rápida y superficial, e incluso dejar alguno de lado», sostiene la especialista. «Por eso, antes de empezar a preparar un examen, es conveniente hacer un cronograma o agenda, estableciendo de antemano cuánto tiempo dedicarán a cada tema y dejando por lo menos un día para el repaso».

No celular.

No alcanza solo con poner el celular en silencio, desconectar Internet o colocarlo en modo avión. Basta con tenerlo al alcance de la mano para querer revisarlo, por más que sepamos que nada nuevo sucedió allí. «Una clave para mejorar la concentración y aprovechar el tiempo de estudio es evitar las interrupciones digitales, es decir los sonidos, alertas y notificaciones del celular o la computadora. Cuando estas aparecen, atraen la atención de manera refleja y automática. Aunque no las respondamos, hay un pequeño «secuestro atencional» que resta eficiencia. «Estas distracciones pueden disminuir hasta un 50% nuestro rendimiento», explica la psicóloga Orrico. Por eso, lo mejor es dejarlo lejos del alcance de la mano o, directamente, ponerlo en otra habitación. «Los dispositivos electrónicos son seductores porque activan los centros de placer de nuestro cerebro, cuando vemos el celular, siempre hay una expectativa inconsciente de que vamos a recibir algo importante o nos va a llegar una novedad, es estar esperando siempre lo nuevo y esa especie de adrenalina es adictiva», agrega Álvez.

Exámenes viejos.

Conseguir (en varias facultades están disponibles) exámenes o parciales de años anteriores de la materia, puede ser una guía para probarnos. «Esto nos permite saber cuán preparados estamos y qué temas debemos releer y nos coloca en una situación similar a la de esta prueba. Incluso lo podemos hacer controlando el tiempo y evaluar si lo estamos administrando correctamente», dice Orrico. Sin embargo (y esto es un error común, especialmente por la falta de tiempo o por haberlo administrado mal) no podemos basar nuestro plan de estudios solamente en base a los temas que frecuentemente se preguntaron en años anteriores. Y, si no da el tiempo para estudiar a fondo todos los temas, al menos hay que intentar leerlos.

En intervalos cortos.

Si bien es cierto que en la mañana estamos más activos y más descansados, también es verdad que el horario que elijamos para sentarnos a estudiar depende de cada uno, y no hay un momento del día mejor que otro para hacerlo, como explica Álvez. Lo que sí es importante son los períodos de tiempo que le dedicamos, los que, en general, no tienen que ser muy largos. «Para aquellas personas que son dispersas y les cuesta concentrarse recomiendo que tengan varios períodos cortos de estudio. Por ejemplo, estudiar entre 20 y 25 minutos y descansar cinco. Lo importante es que no sean períodos de más de 90 minutos porque la concentración tiende a descender, los pequeños cortes para descansar son buenos para nuestra mente. Por otro lado, cuando estamos en ese período, el estudio tiene que ser intenso, basta distraerse un momento para que luego nos cueste alrededor de 15 minutos volver al nivel de concentración inicial, de acuerdo a las neurociencias». Con respecto a esto, uno de los consejos que da la especialista es que cuando nos sentemos a estudiar, tengamos todo lo que necesitamos a mano, así no perdemos tiempo ni nos distraemos en levantarnos una y otra vez a buscar lo falta.

Descanso.

Otro aspecto relevante con respecto a cómo manejamos nuestro tiempo es el que le dedicamos a descansar. Porque, por más que nos esforcemos por mantenernos despiertos todo lo que podamos y poder estudiar más tiempo, el descanso es clave en nuestro rendimiento. Para poder rendir bien es necesario dormir al menos seis horas y «nunca ir a un examen sin haber dormido», dice Orrico. Así que, por más que pienses que ese último repaso de las cuatro de la mañana nos va a salvar la vida (o la materia), no lo hagas. Dormí, descansá y que tengas éxitos.

Apps para no mirar el celular

Hemos llegado al punto tal de adicción que necesitamos que el celular se bloquee o desaparezca para no utilizarlo. De lo contrario, si sabemos que está ahí, al alcance de la mano, es inevitable chequearlo cada diez minutos, que casi siempre terminan en quince o veinte mirando el inicio de Facebook o las historias de Instagram o los nuevos tuits.
Para quienes no pueden evitar este comportamiento, hay una serie de aplicaciones que bloquean momentáneamente algunas redes.Entre las más conocidas y frecuentadas está AppBlock – No te distraigas, que ayuda a bloquear temporalmente las apps que más usás o las que más te distraen, como las de las redes sociales o los juegos. La aplicación puede conseguir bloquear a otra durante una hora y fecha concreta, que las determina el usuario.
Otra, que tiene la función de una forma un poco más interactiva (aunque justamente la idea es no interactuar con el celular) es Forest: Stay focused. «Planta una semilla en Forest. En los siguientes 30 minutos esa semilla se convertirá en un árbol. Si por el contrario, sales de la app para mirar Facebook o para ponerte a jugar, tu árbol se marchitará. Con este mecanismo tan interesante, desarrollarás tu sentido de la responsabilidad y lograrás tus objetivos», dice la descripción de la app en Google Play. Como estas, cada vez más aplicaciones tienen la función de que utilicemos menos el celular. Sin dudas, son un buen método a tener en cuenta a la hora de sentarnos a estudiar.

Fuente: https://www.elpais.com.uy/domingo/consejos-estudiar-tiempos-apps.html

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EEUU: Facebook lanza portal educativo para jóvenes

EEUU/15 de mayo de 2018/Fuente: https://aristeguinoticias.com

La nueva plataforma ofrece sugerencias sobre aspectos como la seguridad, el informe de contenido y quién puede ver lo que comparten, detalló.

Este martes Facebook lanzó un portal para jóvenes que les enseñará a navegar seguros y conocer qué datos recopila de los usuarios y cómo los utiliza.

En su blog de noticias, indicó que el portal está disponible a partir de hoy en 60 idiomas en el link: facebook.com/safety/youth.

Explicó que ahí los adolescentes encontrarán información sobre cómo sacar el máximo provecho de productos, como páginas, grupos, eventos y perfil, navegando de manera segura.

En el portal también descubrirán cuentas de adolescentes de todo el mundo sobre cómo usan la tecnología de maneras nuevas y creativas.

“Es un espacio para que escuches a personas de tu edad hablar con sus propias palabras de los temas que les importan en Internet”, explicó.

De acuerdo con Facebook, la nueva plataforma ofrece sugerencias sobre aspectos como la seguridad, el informe de contenido y quién puede ver lo que comparten.

La sección de consejos muestra a los jóvenes qué hacer si necesitan una pausa en las redes sociales y una guía sobre cómo aprovechar al máximo Internet.

“También estamos explorando nuevas formas de llevar estos consejos directamente a los adolescentes en Facebook. A principios de este mes empezamos a mostrar sugerencias para adolescentes en News Feed, sobre cómo controlar quién ve qué en su perfil y enlaces al Hub de prevención de acoso“, destacó.

Detalló que para construir el portal hablaron con grupos de adolescentes en el Reino Unido, Italia, Estados Unidos y Brasil; además de recibir sugerencias en eventos como el taller del Día de la Internet Más Segura en São Paulo, el foro juvenil #WeMatter en Canadá y cumbres de la Red de Seguridad Global.

Adelantó que celebrarán más mesas redondas durante los próximos meses para seguir aprendiendo de los jóvenes sobre cómo usan Facebook.

“Estamos trabajando con legisladores, expertos en privacidad, otras empresas y diseñadores de experiencia de usuario para brindar a los adolescentes las herramientas y la información que necesitan”, agregó. (NTX)

Fuente de la Noticia:

https://aristeguinoticias.com/1505/kiosko/facebook-lanza-portal-educativo-para-jovenes/

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Protege tus datos, protege tus derechos humanos: Guía en tres pasos de Amnistía

Estados Unidos/14 de Abril de 2018/amnesty.org

El presidente de Facebook, Mark Zuckerberg, declarará hoy ante el Senado de Estados Unidos, después de admitir que se podrían haber compartido indebidamente los datos de hasta 87 millones de personas con la empresa Cambridge Analytica.

El escándalo que afecta a Facebook nos ha obligado a muchos a mirar de frente la realidad de cómo se recolectan y se comparten en Internet nuestros datos personales.

El escándalo que afecta a Facebook nos ha obligado a muchos a mirar de frente la realidad de cómo se recolectan y se comparten en Internet nuestros datos personales, y ha puesto de relieve los nuevos desafíos para los derechos humanos que han aparecido en la era digital.

Así que, si te preocupa cómo se están usando tus datos personales, ¿qué puedes hacer al respecto?

Lamentablemente, es casi imposible evitar del todo la recolección de datos. Muchos de nosotros dependemos de las redes sociales e incluso si nos indigna que Facebook no haya protegido nuestros datos, puede que no queramos borrar nuestra cuenta.

Pero es posible limitar en qué medida pueden rastrearnos las empresas. He aquí nuestra guía en tres pasos a los principios básicos.

1. Comprende los riesgos

En primer lugar, es importante comprender quién está recolectando tus datos y por qué.

Google, Facebook y Twitter son las empresas que más rastrean tus datos en Internet y, si usas sus servicios, tendrán también perfiles individuales detallados sobre ti. Emplean estos perfiles para enviarte publicidad selectiva y para personalizar sus servicios con el fin de que quieras seguir usándolos.

Aunque la mayor parte de la información que compartes en privado en estas plataformas sólo es accesible para tus amistades y para las propias empresas, una configuración por defecto mala y confusa puede hacer que parte de la información se haga pública o se comparta con terceros. Aquí es donde entran en escena los “corredores de datos” y las empresas de análisis de datos.

Cambridge Analytica no es más que una de las muchas empresas dedicadas únicamente a acumular y vender datos de personas. Estas empresas recogen y combinan tanto los datos que hacemos públicos, como lo que nos “gusta” en Facebook, con cantidades ingentes de datos que producimos sin saberlo, desde nuestros registros de inscripción como votantes hasta nuestra conducta de navegación en la web. Esto les permite crear perfiles de personas cada vez más detallados.

El rastreo de datos y la creación de perfiles en Internet puede ser perfectamente legítimo, pero también conlleva riesgos para los derechos humanos. Puede ser una amenaza para los derechos de los usuarios y usuarias a la privacidad, así como a la libertad de expresión, pues el temor a ser rastreados puede provocar cambios de comportamiento en Internet. También representa un riesgo de discriminación, pues las empresas —y los gobiernos— podrían abusar fácilmente de los análisis de datos para seleccionar a personas en función de su raza, religión, género u otras características protegidas.

2. Controla tu configuración de privacidad

Ahora que conoces los riesgos, decide qué información quieres compartir en adelante en las principales plataformas. Este es el momento de comprobar la configuración de privacidad de tus cuentas en las redes sociales: ¡repasar la cantidad de datos que han acumulado puede ser muy esclarecedor!

Muchas plataformas tienen los medios para limitar el rastreo, simplemente no los activan por defecto.
Muchas plataformas tienen los medios para limitar el rastreo, simplemente no los activan por defecto. El truco es encontrar la configuración y desactivarla, si es posible.

Un buen lugar para empezar es la “Comprobación de la configuración de privacidad” de Facebook (en cualquier página de Facebook, pulsa sobre el símbolo ? y ve a Comprobación de la configuración de seguridad), donde podrás chequear quién puede ver tus publicaciones y tu perfil, y todas las aplicaciones de terceros que tienen acceso a tus datos.

Comprueba cuidadosamente la lista de aplicaciones y elimina todas las que no reconozcas. El escándalo de Cambridge Analytica se produjo por la capacidad de las aplicaciones de terceros en Facebook para acceder y compartir datos de los usuarios y usuarias.

Desde entonces Facebook se ha visto obligado a limitar hasta qué punto pueden acceder a tus datos estas aplicaciones, pero es posible que estas normas cambien y sean más permisivas de nuevo en el futuro.

También existe ahora una herramienta específica para comprobar si se han compartido tus datos con Cambridge Analytica.

Google también tiene una “Revisión de privacidad” en https://myaccount.google.com/privacycheckup. Aquí tienes la opción de borrar información que ya se ha recogido y de impedir que Google guarde información sobre datos como tu historial de búsquedas, el de ubicaciones y tu actividad de voz y audio.

Twitter no cuenta aún con una revisión de privacidad, pero puedes acceder a la página principal de Privacidad y Seguridad en: https://twitter.com/settings/safetyy comprobar también la lista de aplicaciones que tienen acceso a tu cuenta en: https://twitter.com/settings/applications

3. Usa herramientas para proteger tu privacidad fáciles de usar

Controlar la cantidad de datos que Facebook, Google y Twitter guardan sobre ti es importante, pero eso no les va a impedir ni a ellas ni a otras empresas rastrearte entre bastidores. Por tanto, el siguiente paso es empezar a usar servicios en línea que incorporan características de privacidad.

Puede que creas que tu historial de búsquedas no cuenta como datos personales, pero las empresas lo usan para entender muchas cosas sobre ti.
DuckDuckGo es un motor de búsqueda que te permite buscar en Internet de forma anónima. Puede que creas que tu historial de búsquedas no cuenta como datos personales, pero las empresas lo usan para entender muchas cosas sobre ti, desde tus inquietudes médicas hasta tus trayectos diarios.

DuckDuckGo no guarda ni comparte ninguna información personal cuando lo usas. Cuando pulsas en un enlace a través de DuckDuckGo, el sitio al que te dirige no sabe qué palabras has tecleado para encontrarlo.

Privacy Badger es una aplicación desarrollada por la Electronic Frontier Foundation (EFF) que impide que te rastreen terceros cuando navegas en Internet. Puede impedir que Facebook y Google te rastreen cuando no estás en sus sitios web y también bloquea muchos de los anuncios y corredores de datos que te rastrean en secreto.

También puedes cambiar de navegador. Dos alternativas que vale la pena tener en cuenta son Brave y Firefox. Brave es bueno bloqueando anuncios y rastreadores por defecto, mientras que para Firefox tienes que activar manualmente la “protección contra rastreo”.

Si quieres bucear en los detalles técnicos sobre cómo funciona el rastreo y qué puedes hacer al respecto, el proyecto Yo y mi sombra de Tactical Tech tiene montones de consejos pormenorizados sobre cómo averiguar qué datos personales se están recolectando y cómo controlar tus datos.

Por último, estos consejos sólo se refieren a la gestión de datos en Internet: también deberías seguir estas seis buenas prácticas básicas para proteger tu privacidad en línea: https://www.amnesty.org/es/latest/campaigns/2016/10/really-practical-ways-to-protect-your-privacy-online/

Fuente: https://www.amnesty.org/es/latest/news/2018/04/protect-your-data-protect-your-human-rights-amnestys-3-step-guide/

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La era de los gobernautas

Por: Lucas Malaspina

China va a elaborar un ranking de ciudadanos según su historial crediticio, que habilitará una navegación jerarquizada de Internet. Estados Unidos volteó la neutralidad de la red, lo que significa un poco lo mismo pero con la segmentación en manos privadas. Cambiemos cruza los datos de la Anses con los de Google y Facebook y sale a tocar timbres en el escarpado conurbano bonaerense con un 70% de efectividad. El descalabro generado por el descubrimiento de la operación Cambridge Analytica explica por qué los algoritmos se guardan bajo siete llaves y todos niegan utilizarlos para fines electorales. Lo privado desaparece y el capitalismo se engulle la democracia. Las guerras del futuro van a ser por los datos.

Durante la última contienda electoral se confirmó que Cambiemos está operando entrecruzamiento de informaciónelectoral con datos socioeconómicos a gran escala. El equipo de campaña manejado por el jefe de gabinete de Vidal, Federico Salvai, combinó los resultados de una detallada encuesta producida por la consultora ecuatoriana Informe Confidencial (ligada a Durán Barba) junto con las estadísticas de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec, por un lado, y con los resultados de las PASO, por el otro. Así geolocalizaron el voto y las preferencias de los votantes de cada barrio de la provincia. Del maridaje entre big datamicro-targeting y presupuesto público parece surgir una ingeniería de las opiniones que ni siquiera Joseph Goebbels hubiera soñado.

Desde el entorno de la gobernadora Vidal negaron que se haya aplicado big data. Dicen que solo incursionaron en el campo de la “microsegmentación”, aunque admitieron la búsqueda de “canales de contactación”, por ejemplo Facebook, donde los usuarios habrían recibido mensajes específicos según su ubicación. En cambio, los asesores de 1País -así se llamó el massismo en las últimas elecciones- fueron más aventurados: “La big data nos permite buscar la mayor porosidad posible. Ya no se trata de la información de un grupo, sino de un individuo”.

Ricardo Rodríguez, uno de los encargados de organizar los timbreos superprofesionalizados del oficialismo, afirmó que dividieron Lanús en siete zonas que fueron rastrilladas por cuatro equipos de treinta personas. Rodríguez se jactó de su efectividad: “Siete de cada diez personas que nos atienden en el timbreo terminan apoyando la gestión”. Los coordinadores de estas cuadrillas fueron habilitados a un acceso parcial (es decir, limitado al territorio que cubrieron) al resultado del entrecruzamiento de datos geolocalizado para implementar mejor el mensaje electoral.

En este marco, a nadie puede sorprender el giro posdemocrático de la Secretaría de Medios, que pidió a la Anses acceso a su base de datos. La publicidad de Google o Facebook (corporaciones que no pagan impuestos en el país, pero sí acceden a contratos estatales millonarios) permite trackear usuarios una vez que entran a tu negocio o cargar planillas con mails o números de teléfono para afinar la llegada de los anuncios. El límite en el uso de la información estatal solamente parece estar en los escrúpulos de los mismos funcionarios que mienten en sus declaraciones al fisco.

carnaval posdemocrático

A finales del siglo pasado, la caída del Muro de Berlín, presentada como la victoria de la democracia capitalista sobre la dictadura comunista, prometía la protección de las libertades individuales bajo el paraguas de la vida privada, contrapuesta a una esfera pública donde triunfaba siempre la fuerza de gravedad de las mayorías. Pero esas épocas terminaron. En la posdemocracia el desarrollo de Internet y la apropiación de una enorme base de datos personales por parte de un grupo cada vez más concentrado de corporaciones, abona lo que Juan Carlos Monedero describe como “el intento de desplazar la política a un lugar neutral, para así proclamar la muerte del antagonismo político” (Nueva Sociedad, 2012).

Mario Riorda, consultor experto en comunicación política, denominó “gobernautas” a los ejecutores de esta pospolítica: para estar a la altura de la época los gobernantes deben garantizarse equipos capaces de analizar datos a gran escala, incluyendo una necesaria escucha activa de las redes sociales. Los riesgos son múltiples: la hipertrofia, puesto que en nuestra actividad digital todo el tiempo estamos votando, eligiendo y calificando; y la adulteración, porque la capacidad de monitorear y analizar lo que se desea y se piensa solo está al alcance de las grandes empresas (y del Estado). Lo importante es que se ha roto la intermediación entre la vida privada y la pública: el 99% se vuelve transparente para el 1%. Las audiencias microfragmentadas y traslúcidas son un sujeto que ya no puede ser pensado como el portador de la “soberanía popular”.

Estamos a las puertas de un mundo donde las personas pueden calificarnos y ser calificadas en cada interacción social que realicen. Y en el que las puntuaciones, a la vez, influyen sobre el estándar de vida. Es el caso del “Sesame Credit”, que por ahora funciona con adscripción voluntaria pero a partir de 2020 será obligatoria. El “Aviso del Consejo de Estado sobre la emisión del esquema de planificación para la construcción de un Sistema de Crédito Social (2014-2020)”, emitido por los peces gordos de la República Popular China el 14 de junio de 2014, podría inspirar muchos relatos distópicos. ¿De qué se trata?

la obediencia gamificada

El Sesame Credit se presenta como un medio para perfeccionar la “economía de mercado socialista” y fortalecer la gobernabilidad. El comportamiento de cada ciudadano y persona jurídica en China serán calificados, indizados y rankeados por el Estado posmaoísta, independientemente de su voluntad. Hasta aquí tiene similitudes con la norteamericana Peeple: se trata de una app muy polémica que permite puntuar a las personas en los planos personal, profesional y sentimental.

Una de las razones que justifican el Social Score es que el gobierno no posee estudios de mercado sobre la confiabilidad crediticia de los ciudadanos. Para implementarlo, de hecho, precisa de Alibaba, una suerte de Amazon chino que ya cuenta con gran cantidad de información para valorar a los usuarios orientales. En una absurda comparación con la Argentina amarilla, podríamos decir que es como si Macri intentara medir la confianza económica de los habitantes mediante una base de datos fundada en MercadoLibre (lo cual no sería del desagrado de su dueño Marcos Galperín, quien anunció la intención de competir con las entidades bancarias y ya implementó cambios en esa dirección).

En Estados Unidos y también en la Argentina, de hecho, se aplican modelos de credit scoring para determinar quién puede recibir un préstamo, a qué tasa de interés y con qué límites de crédito. El llamado Sistema de Crédito Social a construirse en China establece “una puntuación que oscila entre 350 y 950 puntos. Alibaba explicó sucintamente qué factores se tomarán en cuenta. El primero es el historial de crédito. Por ejemplo, ¿el ciudadano paga su factura de electricidad o teléfono a tiempo? Luego, está “la capacidad del usuario para cumplir con sus obligaciones contractuales”, según leemos en sus directrices. El tercer factor refiere a características personales como el número de teléfono móvil y la dirección. Y es la cuarta categoría, el comportamiento y las preferencias, “donde se vuelve interesante”, según Rachel Bostman, autora de Who Can You Trust? How Technology Brought Us Together and Why It Might Drive Us Apart (New York, 2017). Los puntos que cada persona tenga, al igual que en Black Mirror, tendrán que ver con lo que sus amigos dicen y hacen, más allá de su propio contacto con ellos. Una versión moderna y estatizada del “dime con quién andas y te diré quién eres“.

La oscuridad del mecanismo es fuente de desconfianzas. Según Bostman, Alibaba “no divulga el ‘algoritmo complejo’ que utiliza para calcular el número”. Los ciudadanos que otorgaron sus datos a la versión roja de MercadoLibre no lo hicieron con el fin de que el Estado evalúe sus gustos o preferencias sino en el libre ejercicio de su derecho a comerciar. Una vez procesada esa información, el Partido Comunista ahora se decide a fisgonear a gran escala para clasificarlos. Si Wung se compró una patineta o si Cheng recibió una mala puntuación porque el comprador de su auto lo acusa de haberlo defraudado, será interpretado con el fin de inhibir o promover a las personas. “Alguien que juega videojuegos durante diez horas al día, por ejemplo, sería considerado una persona inactiva”, dice Li Yingyun, director de Tecnología de Sesame.

Los números que determinan el éxito laboral o académico y hasta condicionan la vida emocional y sexual, son usufructuados por una compañía que se asegura su reproducción ayudando a que el Estado nos vea y nos juzgue todo el tiempo a través de nuestros teléfonos celulares. En este nuevo tipo de gobierno el capitalismo se contrapone a la privacidad. Como decía Mark Fisher, autor de Realismo capitalista (Londres, 2009), se viene el “estalinismo de mercado”.

Los puntajes más altos del Sesame Credit ya se han convertido en un símbolo de status, con casi cien mil personas alardeando sobre sus puntajes en Weibo (el Twitter chino) a los pocos meses de su lanzamiento. Suena delirante, pero el Partido Comunista utilizará el puntaje de un ciudadano para afectar sus probabilidades de obtener una cita o matrimonio. Es que cuanto mayor sea su calificación en Sesame, más prominente es su perfil de citas en Baihe (la plataforma nacional de matchmaking, similar a Tinder o Happn). Un alto rankeo en Sesame Credit no solo servirá para obtener mejores préstamos, sino que además permitirá hallar mejores trabajos y avanzar en los trámites burocráticos. Un bajo rankeo hará que su Internet sea más lenta y una seria limitación para sobrevivir y desarrollarse académica o profesionalmente. En las últimos semanas, el Banco Popular de China demoró las licencias a las ocho compañías que estaban implementando estas tecnologías, pero la idea de lanzar el Sistema de Crédito Social en 2020 se mantiene sin cambios.

occidente y la compañía

Es necesario volver a mirar Occidente a la luz de esta enorme transformación política que impulsa Xi Jinping . Parece tranquilizador marcar algunas distancias superficiales con el modelo chino, pero son muchas las asombrosas coincidencias. Compañías como Amazon, Google, Facebook, Apple, IBM, y más atrás Netflix o Spotify van en la misma dirección.

Mark Zuckerberg, el amo y señor de los territorios de Facebook, Instagram y ahora también WhatsApp, sostiene que la privacidad ya no es más una norma social. Según la teórica y activista italiana Tiziana Terranova, autora de Network Culture. Politics for the Information Age, “la mayoría de los usuarios habituales de Internet están sujetos al poder de algoritmos como el PageRank de Google (que clasifica los resultados de nuestras búsquedas) o el EdgeRank de Facebook (que automáticamente decide en qué orden recibimos las novedades en nuestro muro de noticias)”. Adam Mosseri, el jefe del News Feed en Facebook, anunció a principios de 2018 uncambio en el Edge Rank que priorizará a partir de ahora el contenido de las personas y, para poder ver con frecuencia contenidos de páginas, será necesario avisarlo específicamente a la aplicación. Una de las razones es el intento de revertir la crisis de la compañía tras haber sido vehículo de la injerencia de Rusia en las elecciones estadounidenses.

Para el CEO de Google, Eric Schmidt, “si tienes algo que no quieres que nadie sepa, quizás no deberías hacerlo en primer lugar”. Alexander Nix, de la firma de datos Cambridge Analytica, famosa por sus campañas por el Brexit y Trump, se jacta de que su compañía “perfiló la personalidad de cada adulto en los Estados Unidos”. Es comprensible entonces el grado de optimismo de los CEO y su esperanza en el Big Data. Para el economista jefe de Google, Hal Varian (autor de manuales con los que se aprende microeconomía desde hace treinta años), la resistencia a la pérdida de privacidad no será un problema porque “las ventajas en términos de conveniencia, seguridad y servicios serán gigantes”.

Al igual que en The Circle, la película protagonizada por Emma Watson y Tom Hanks, observamos que mas allá del accionar gubernamental (inevitablemente patente en el caso chino), es la ideología del valle de silicio la que se vanagloria de construir una gran KGB omnipresente y universal en base al e-commerce y la Big Data. Fisher también describió la lógica que este fenómeno lleva inscripta al decir que “nos encontramos integrados en un sistema de control cuyo único mandato son nuestros deseos y preferencias que vuelven, no como los propios, sino como las preferencias y deseos del gran Otro”.

“La civilización es el progreso hacia una sociedad de privacidad”, escribió en 1943 Ayn Rand, una de las escritoras de cabecera de Mauricio Macri. Sin embargo, ya en 1984 el jurista Richard Posner publicó su “teoría económica de la privacidad”: para él, la privacidad obstaculiza el capitalismo al interrumpir el libre flujo de información y generar ineficiencia bursátil. Posner planteó que “la gente no debería, en términos económicos en ningún caso, tener derecho a ocultar hechos materiales sobre sí mismos”.

Históricamente el surgimiento de la estadística social tiene que ver con objetivos demográficos, sanitarios o de planificación económica. Y está a cargo exclusivamente del Estado. En la actualidad las grandes corporaciones parecen estar tomando el liderazgo en la capacidad de recopilar estadísticas sociales y de nombrar al mundo (o a los objetos del mundo) en torno a los que gira nuestra acción. Por ejemplo, Uber está proveyendo datos para planificar la obra pública de infraestructura urbana. Por otra parte, el capitalismo siempre recogió datos rentables de sus trabajadores de manera compulsiva, pero solo recientemente con la proliferación de tecnologías inteligentes que disuelven mutuamente la vida privada en la pública, con el desarrollo del “Internet de las cosas”, nos encontramos ante un sistema que penetra mucho más allá del trabajo, agregando una dimensión de creación de valor no remunerado a nuestras actividades personales.

algoritmos para un mundo sin secretos

A fines de 2001, Google estaba considerando silenciosamente un cambio en el sistema de votación que permitiera a los usuarios impactar de manera transparente la clasificación de sus resultados de búsqueda. La cofundadora de SiteLab, Dana Todd, calificó el enfoque como un refuerzo de la “consciencia del usuario”, pero la función transparente nunca llegó al mercado. Según Google, la recolección masiva de datos funciona mejor de forma encubierta e indirecta. Un intercambio activo -como con un cuestionario o una encuesta de servicio al cliente, por ejemplo- revela la labor que implica alimentar un algoritmo mágico. Ernesto Calvo, profesor en el Departamento de Gobierno y Política de la Universidad de Maryland y autor de Anatomía política de Twitter en Argentina, dice que, si intuimos la orientación de quien pregunta, estamos predispuestos a tergiversar nuestra respuesta a fin de provocar una “disonancia cognitiva”. Google se previene de nuestras artimañas proponiéndonos sistemática y subrepticiamente regalar información sobre sus movimientos a través del espacio físico (Maps), futuros anticipados (Calendar) y métricas del uso diario de Internet (Chrome).

Este data entry tan continuo como invisible se volvió rápidamente estratégico en el modelo comercial de Google así como para Amazon, que comenzó a monetizar desde 2003 datos de usuarios utilizando un amplio conjunto de historiales de compras individuales para alimentar algoritmos que construyeran índices de similitud entre los diversos artículos y herramientas, y al mismo tiempo construir perfiles de los consumidores. Fueron así pioneros de la publicidad digital, aprovechando los metadatos a través de un complejo sistema de recomendaciones. Amazon no automatizó el trabajo de un empleado minorista sino que simplemente legó el laburo del empleado a los propios consumidores, quienes lo realizan en el acto mismo deconsumir. De este trabajo oculto e impago nos habla el marketing 2.0 -como sin querer queriendo- cuando conceptualiza a los prosumers (el consumidor productor).

El progresismo ha abordado el asunto escasamente, en general desde programas más bien conservadores. Es el caso de la propuesta de Bernie Sanders que sugiere atacar la existencia de este tipo de monopolios. Una cooperativa local podría hacer una app para vencer a Uber, pero no podría construir un auto sin conductor: esto requiere una inversión masiva y una infraestructura para recolectar y analizar todos los datos. Uno puede, por supuesto, crear también cooperativas de propiedad de datos, pero es poco probable que se escale hasta competir con Google o Amazon.

En otro plano, pero en el mismo sentido, se inserta el fin de la “neutralidad de la red”. Recientemente, Donald Trump pateó el tablero y decidió revertir una medida fundamental tomada por Barack Obama en 2015. La medida garantizaba que ningún usuario ni empresa podía pagar ni cobrar para recibir un trato prioritario, descargando datos a mayor velocidad o discriminando en contra de contenidos de la competencia. Su reversión significa un nuevo capítulo en la feroz batalla entre “telcos” (gigante de las telecomunicaciones como Verizon, Comcast y AT&T) y OTT (servicios Over The Top, “los que ofrecen empresas que no controlan las redes mediante las que son distribuidos”, por ejemplo Facebook o Netflix). El cambio se presenta como una “victoria de la libertad” pero destruye la Internet entendida como “bien público”: los proveedores de la red podrán bloquear o ralentizar la velocidad de conexión en función del precio que pague el cliente o la página web que esté visitando. Habrá entonces, una Internet de primera y una Internet de segunda.

Mientras tanto, Amazon se suma a Google, Microsoft, Facebook e IBA, al salir a la cancha de los servicios en Inteligencia Artificial basados en la nube. Así, proveerá sistemas para reconocer objetos en imágenes, procesar comandos de voz y operar aplicaciones de chatbot. La revolución de la Inteligencia Artificial fue posible solo porque un puñado de compañías, de hecho, disfrutaron del estatus de cuasimonopolios. Diez mil nuevas empresas, cada una de las cuales posee una pequeña porción del imperio de datos de Google, difícilmente producirían un auto sin conductor. En vez de pugnar por la atomización de la web en clave de libre competencia, quizás el campo popular debería luchar por la democratización de los datos (en especial, el blanqueo del funcionamiento de los algoritmos con que se los procesa) y por la remuneración del silencioso trabajo digital de los prosumers. Si esperamos demasiado, quizás, como en China, ya sea muy tarde para patalear.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=240199

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Colombia: Qué es «machine learning» y porqué será tan grande como la llegada de internet

Colombia / 17 de diciembre de 2017 / Autor: Redacción / Fuente: El Espectador

El «aprendizaje automático» cambiará la forma en que vivimos (para bien o para mal).

De acuerdo con un artículo escrito por el experto en tecnología en El País de España, Enrique Martín, el aprendizaje automático o “machine learning” cambiará la forma en la que vivimos y trabajamos. De hecho, esta tecnología de aprendizaje ya está presente en nuestras vidas diarias: en el software de los teléfonos, en los carros, en softwares de mapas, incluso en el algoritmo de Facebook.

Según Israel Olalla, ingeniero español de Google, el machine learning deriva de la Inteligencia artificial y consiste en desarrollar códigos o procesos que le permita a las máquinas aprender a través de un conjunto de datos que se le entregan y que, conforme al desarrollo de la máquina, se van corrigiendo. En otras palabras, es moldear la experiencia y la manera en que un cerebro (en este caso, una máquina) la procesa.

De acuerdo con Martín, este aprendizaje está cambiando el modo en el que los humanos percibimos el mundo: se reduce el tiempo de toma de decisiones, de comunicaciones entre nosotros. “El aprendizaje automático será la tecnología que defina una era”, escribió. Incluso señala que esta tecnología crece a la par con los datos abiertos y la infraestructura de “nube” que cada vez se alimenta más con grupos de datos más grandes. De acuerdo con la International Data Corporation, 7 de cada 10 compañías del mundo tienen su información “subida” en la nube (aunque solo 3 de 10 sepan realmente cómo usar la herramienta).  Adiós a edificios con pisos dedicados a alojar abarrotados archiveros: todo se aloja en la nube. De esos datos se alimenta la máquina programada para el aprendizaje automático, y entre más información tenga, más rápido y efectivamente aprende y se corrige.

El potencial del aprendizaje automático es increíble, sobre todo para grandes empresas de tecnología como Grant o Google que al final, son quienes necesitan, financian y hacen uso del machine learning a gran escala. Según él, el aprendizaje automático reduce el tiempo en el que se crean pronósticos precisos y fiables y puede tener un impacto en la capacidad de las empresas para planificar, hacer presupuestos, identificar anomalías en grandes conjuntos de datos, etc.

Pero hay quienes se oponen a este “avance de la ciencia”, o que por lo menos son escépticos con respecto a sus efectos, y con razón. El reconocido físico Stephen Hawking tiene una idea más fatalista sobre el potencial del “machine learning”. Desde 2014 ha advertido sobre el avance de la inteligencia artificial “para evitar que de destruya la raza humana. Necesitamos encontrar una manera de identificar amenazas potencialmente antes de que tengan la oportunidad de escalar y poner en peligro a la civilización”, dijo.

En noviembre de este año reiteró su escenario apocalíptico y dijo a la revista Wired que “si la gente diseña un virus de computador, alguien diseñará una Inteligencia Artificial que se mejore y se replique a sí misma. Esto sería una nueva forma de vida que superaría a los humanos”.

Malas noticias para el señor Hawking: el aprendizaje automático que se apoya en la infraestructura de la nube es parte integral de casi todas las estrategias de tecnologías de las empresas que trabajan con datos, y no solo ha llegado a las organizaciones, cada vez se intrinca más en la vida de los seres humanos. En ese orden de ideas, un apocalipsis a lo Hawking sería una versión más interesante de esa aburridísima película, Yo Robot, en donde la inteligencia artificial se ha perfeccionado a tal punto que las máquinas esclavizan a la raza humana en venganza por ser tratadas en calidad de microondas, y la única persona capaz de detenerlas es tan humano que no se da cuenta de que es (¡oh, sorpresa!) un robot.

Puede que sea tan sencillo como lo que dice Francoi Chollet, ingeniero de aprendizaje automático de Google a El País, “la IA se ocupará de las tareas en las que los humanos no somos muy buenos, y lo harán mejor. Serán una herramienta, no la competencia». O tan preocupante como lo que dijo Elon Musk, fundador de empresas como Solar X (que entre otras cosas, también usan estas tecnologías), durante una reunión de gobernadores en Estados Unidos en junio de este año: “la inteligencia artificial representa el raro caso en el que necesitamos ser proactivos con la regulación, en vez de reactivos. Creo que, para el momento en el que estemos reaccionando, será muy tarde. La inteligencia artificial representa un riesgo fundamental para la existencia de la civilización humana”.

En algo están de acuerdo: sin importar si tememos o no, el machine learning está aquí, aprendiendo de usted, entre sus dedos, mientras lee esto en el celular.

Fuente:

https://www.elespectador.com/tecnologia/que-es-machine-learning-y-porque-sera-tan-grande-como-la-llegada-de-internet-articulo-728101

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España: El impacto de la realidad virtual en la nueva educación

España / 10 de diciembre de 2017 / Autor: Redacción / Fuente: El Periódico

La Unesco calcula que en 2025, la demanda de educación, únicamente universitaria, se va a incrementar en unos 80 millones de personas. Los expertos señalan que la única solución viable para cubrir estas necesidades pasa por asociarla a la educación digital. Ante esta previsión se están implementando y buscando soluciones basadas en las posibilidades que ofrece la tecnología y que, según fuentes de Telefónica Educación Digital, la división especializada en soluciones de e-learning de Telefónica, permiten desarrollar programas de transformación tecno-pedagógicas y avanzar hacia nuevas modalidades de capacitación. Destacar que Telefónica Educación Digital tiene más de cuatro millones de alumnos en todas sus plataformas, como Miríadax o Scolartic, y es una de las sociedades que apuestan por proporcionar nuevas herramientas de formación corporativa, educación digital para jóvenes y docentes, y educación digital en el formato de cursos a distancia.

Nuevas herramientas

Los avances tecnológicos de los últimos años han modificado el trabajo, los hábitos de consumo y de ocio, la manera de comunicarnos e informarnos y también están impactando, cada vez más, en los modelos de aprendizaje. De la impresión 3D hasta los juegos digitales pasando por los cursos on line (MOOOCs), las aplicaciones como Skype y las capacidades del big data –que permiten hacer un seguimiento de todo tipo de aspectos educativos– se ha llegado a la implementación de la realidad virtual (VR) que favorece estudiar con un menor esfuerzo, al basarse en la creación de experiencias.

Aunque ligada inicialmente a los videojuegos, la VR está siendo utilizada hoy con otros fines, entre ellos, la educación. Varias escuelas de Europa y Estados Unidos la utilizan para enseñar asignaturas como Biología y Arquitectura. Otro ejemplo es el espacio Tendencias habilitado en la página Telefónica Educación Digital donde se cuelgan experiencias, novedades y protagonistas de la innovación educativa, el talento y las nuevas necesidades formativas para la transformación digital.

Potencialidad

En noviembre de 2015 los colegios Saint John de Boston (Estados Unidos) y Wooranna Park de Melbourne (Australia) celebraron el I Intercambio Cultural de Minecraft a iniciativa de iED, una plataforma de educación inmersiva integrada por instituciones como la Universidad de Harvard, el MIT, la NASA, Intel, la ONU o la Smithsonian Institution, entre otras. Los alumnos de cada centro reprodujeron en el popular juego los lugares y monumentos más destacados de su ciudad. El día del encuentro cada alumno eligió a un colega del otro lado del océano para acompañarle en una visita turística virtual.

La idea de esta experiencia era poner de manifiesto que la VR  permite no solo juegos de niños sino experiencias educativas totales, por ejemplo, pasear por las pirámides durante su construcción acercarse a los capataces, a los trabajadores e incluso al mismo faraón y preguntarles, de viva voz, lo que se desee saber.

Todo es posible puesto que la VR ya es asequible gracias contenidos y gafas como las Cardboard de Google o las Oculus Rift impulsadas por el propio Mark Zuckenberg, presidente de Facebook.  Su progresiva e imparable entrada en las aulas asegura la revolución de la educación.

Proceso educativo

La RV necesita el soporte de técnicos que la desarrollen y faciliten, a creativos que imaginen experiencias motivadoras, y pedagogos que potencien su carácter educativo.

La pedagoga Alicia Cañellas y el técnico audiovisual Jordi Martos han fundado All VR Education. Cañellas considera que la realidad virtual será disruptiva en la educación ya que ‘Facilita a los alumnos las habilidades asociadas a tareas como explorar, comunicar, analizar, interpretar y resolver problemas’. Además, la conexión emocional que ofrece una experiencia inmersiva vivida en primera persona, aumenta la motivación y aporta un mayor impacto en los procesos de aprendizaje.

Estela González, que forma parte de la cooperativa Eduxarxa, y es especialista en innovación educativa destaca la capacidad de la VR para romper las barreras del aula. ‘Es una varita mágica con la que puedes convertir el aula en un laboratorio, en un fondo marino o transportarla a cualquier tiempo histórico’.

Cara a futuro, el reto es crear contenidos de realidad virtual que sean aliados del proceso educativo, Cañellas pide para ello la implicación del profesorado, centros e instituciones educativas. ‘Una actitud 100% abierta para un nuevo marco en que el sistema educativo adopte la práctica experiencial y aproveche las nuevas oportunidades tecnológicas al servicio de la enseñanza y el aprendizaje’.

Creación de contenidos

Baptiste Grève, creador de Unimersiv, una plataforma de experiencias virtuales donde ya se puede disfrutar de un paseo por el interior del cuerpo humano o retroceder a la época de los druidas en Stonehenge, señala lo positivo de esta tecnología dado que el cerebro humano retiene el 10% de lo que lee, el 20% de lo que oye y el 90% de lo que experimenta.

Michael Bodekaer emprendedor y creador de Labster afirma que la VR supondrá un salto cuántico. ‘Los libros y pizarras electrónicos son el mismo formato de siempre usando Internet para llegar a más estudiantes: no son innovación. La realidad virtual sí’. Desde la perspectiva de los desarrolladores de hadware ‘Puedes crear experiencias físicamente imposibles en el mundo real, envolver a la gente con tus escenarios’, explica el diseñador de Google Alex Faaborg, uno de los creadores de Cardboard, el dispositivo de realidad virtual más económico con el que la empresa del buscador quiere hacer esta tecnología accesible para todos. Los contenidos VR se publican en la app Google Expeditions bajo el clarificador lema Bring your lessons to live (Da vida a tus lecciones).

Estamos, por tanto, en los albores de una revolución educativa, un salto cuántico en palabras de Bodekaer, que reside no tanto en la tecnología sino en la decisión de millones de profesores de impulsarla dentro de sus aulas.

Fuente de la Noticia:

http://www.elperiodico.com/es/formacion/20171204/el-impacto-de-la-realidad-virtual-en-la-nueva-educacion-6461200

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