Ecuador/ 27 de enero de 2019 / Autor: Redacción / Fuente: Yo Profesor
Desde el año 2007, Jane Hart, fundadora del The Centre for Learning and Performance Technologies (C4LPT) (Centro de Tecnologías de Aprendizaje y Rendimiento), uno de los sitios web líderes en el mundo sobre tendencias, tecnologías y herramientas de aprendizaje, ha compilado una lista anual de Herramientas principales para el aprendizaje a partir de los resultados de una encuesta abierta a profesionales educadores y de formación empresarial.
La encuesta está ahora en su 12º año, y como tal, ha servido de gran ayuda para la actualización de la lista de las 100 mejores herramientas de aprendizaje del 2018. Estas listas de herramientas principales ahora constituyen un estudio longitudinal importante e interesante no solo sobre la popularidad de las herramientas para el aprendizaje sino también sobre el comportamiento del aprendizaje.
La lista de las 100 Mejores Herramientas para el Aprendizaje del 2018 se publicó el 24 de septiembre del presente año, la cual, a continuación, se pone a su disposición una tabla interactiva que muestra la presencia de cada herramienta, su descripción de la función que realiza, así como su cambio de posición desde el año 2017.
Comparando con las 100 mejores herramientas de aprendizaje del 2017, YouTube se sigue manteniendo en primer lugar, considerada como una herramienta para la formación académica y el sistema organizacional.
RANGO
HERRAMIENTA
DESCRIPCION
CAMBIO
1.
YOUTUBE
Plataforma para compartir videos
Se mantiene
2.
POWER POINT
Software de presentación
Subió 01
3.
GOOGLE SEARCH
Buscador web
Bajó 01
4.
TWITTER
Red social pública
Subió 01
5.
LINKEDIN
Red social profesional
Subió 02
6.
GOOGLE DOCS & DRIVE
Suite de oficina basada en la nube y almacenamiento
Bajó 02
7.
WORD
Software de procesamiento de textos
Bajó 01
8.
WORDPRESS
Software para blogs y sitios web.
Subió 01
9.
SLACK
Herramienta de colaboración en equipo
Subió 03
10.
ZOOM
Herramienta de video reunión
Subió 018
11.
WIKIPEDIA
Enciclopedia colaborativa
Bajó 01
12.
WHATSAPP
Aplicación de mensajería
Subió 01
13.
DROPBOX
Almacenamiento de documentos en la nube
Subió 03
14.
FEEDLY
RSS y lector de noticias / agregador
Subió 04
15.
FACEBOOK
Red social pública
Bajó 07
16.
ONENOTE
Cuaderno digital
Subió 05
17.
EXCEL
Hoja de cálculo
Se mantiene
18.
SKYPE
Aplicación de mensajería (texto y video)
Bajó 07
19.
PREZI
Herramienta de presentación en línea
Se mantiene
20.
KAHOOT
Herramienta de respuesta en el aula.
Se mantiene
21.
TRELLO
Rastreador de proyectos de equipo
Subió 01
22.
CANVA
Herramienta de diseño gráfico
Subió 015
23.
ARTICULATE
Herramienta de autoría de e-learning
Subió 02
24.
CAMTASIA
Herramienta de screencasting
Se mantiene
25.
SNAGIT
Herramienta de captura de pantalla
Bajó 02
26.
INSTAGRAM
Red social para compartir fotos.
Subió 08
27.
MICROSOFT TEAMS
Herramienta de colaboración en equipo
Subió 052
28.
PADLET
Tablero de corcho en línea
Bajó 08
29.
PINTEREST
Herramienta de marcadores visuales
Bajó 02
30.
TED TALKS/ED
Videos inspiradores y aplicación de mezcla de videos
Subió 01
31.
COURSERA
Plataforma de cursos online
Subió 01
32.
EASYGENERATOR
Herramienta de autoría de e-learning
Subió 01
33.
ADOBE CAPTIVATE
Herramienta de autoría de e-learning
Subió 05
34.
LYNDA/LI LEARNING
Cursos en línea (también parte de LinkedIn)
Subió 015
35.
POCKET
Guardar para la herramienta posterior
Subió 012
36.
UDEMY
Cursos online
Subió 029
37.
H5P
Creador de contenido HTML5
Subió 050
38.
EVERNOTE
Cuaderno digital
Bajó 023
39.
YAMMER
Red social empresarial
Bajó 025
40.
SHAREPOINT
Plataforma de Intranet Social
Subió 01
41.
GMAIL
Cliente de correo basado en la nube
Bajó 02
42.
MOODLE
Sistema de gestión de cursos educativos
Bajó 07
43.
ADOBE PHOTOSHOP
Software de edición de imágenes
Subió 03
44.
AUDACITY
Software de edición de audio
Bajó 014
45.
POWTOON
Herramienta explicativa animada
Bajó 016
46.
OUTLOOK
Cliente de correo electrónico (parte de Microsoft Office)
Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 27 de enero de 2019. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.
00:00:00 – España: Complubot, el conservatorio de la robótica educativa
04:00:00 – El informe de la UNESCO pone de relieve la necesidad de eliminar los obstáculos con los que se enfrentan los migrantes y las personas desplazadas para acceder a la educación (+PDF)
En nuestro portal Otras Voces en Educación (OVE) encontrará noticias, artículos, libros, videos, entrevistas y más sobre el acontecer educativo mundial cada hora.
Las modas educativas han existido siempre. Por moda educativa se entiende aquí a cualquier propuesta metodológica o recurso educativo que, en un momento dado, se cuela con furor en un determinado distrito escolar y, transcurrido un tiempo más o menos extenso, desaparece sin dejar prueba sólida alguna de haber contribuido al aprendizaje de los alumnos.
No todas las modas educativas son iguales. Hay modas “inofensivas”, ya que no implican cambios ni medidas significativas de ningún tipo, como aquella que introdujo la música de Mozart en las aulas para mejorar el rendimiento cognitivo de los alumnos. Y hay modas claramente perjudiciales, bien porque suponen un gasto sustancial de tiempo y dinero que pueden dedicarse a metodologías con eficacia probada (Busso y Pollack, 2014), bien porque pueden dificultar o impedir el aprendizaje de todo el alumnado o, como mínimo, de una parte del mismo (Carnine, 2000). Un ejemplo del primer caso, en referencia a las modas perjudiciales, es la aplicación de la teoría de las Inteligencias Múltiples en las aulas (Hodge, 2005). Mientras que un ejemplo del segundo caso es (o, quiero pensar, fue) la adopción del método global para la enseñanza inicial de la lectura (Stahl, 1999). Son estas últimas modas las que centran el contenido de este post.
Antes de continuar, conviene aclarar que el término moda educativa no es irremediablemente sinónimo de innovación educativa. Una moda educativa no se apoya en ninguna teoría válida ni está respaldada por estudios científicos que demuestren su eficacia. Habitualmente, su difusión viene de la mano de determinadas empresas o personas afines que logran popularizarla entre los responsables de la formación continua del profesorado, las autoridades educativas o los propios docentes a través de libros, publicaciones periódicas o estudios preliminares de baja calidad (Slavin, 1989). Por el contrario, una innovación educativa puede referirse a cualquier elemento novedoso que se introduce en un sistema educativo o colegio y conduce a un cambio en las ideas, prácticas, productos o servicios del mismo (Carrier, 2015). Este cambio puede estar o no respaldado por la evidencia.
¿Cómo se popularizan las modas educativas?
En el año 2017, Nathalie Carrier publicó un trabajo fruto de su tesis doctoral que tenía como objetivo determinar qué estrategias se habían utilizado para difundir siete modas educativas concretas y qué lugar ocupaba la evidencia en este fenómeno, aunque ella emplea el término innovación. Los medios que examinó para determinar cómo se difunden las modas educativas fueron revistas de divulgación educativa y comerciales, periódicos locales y blogs. Para analizar el contenido de estos medios, utilizó seis criterios de persuasión recogidos en la literatura sobre psicología social: Compatibilidad con las ideas previas, accesibilidad para su uso mediante explicaciones claras, practicidad para el trabajo en el aula, evidencia o calidad de la investigación que lo avala, credibilidad de las fuentes de las que procede la información y atractivo, referido a si la innovación resulta profesional, personalizada y/o divertida. Para ser consideradas populares, las modas analizadas tenían que cumplir al menos cuatro de un total de seis requisitos como, por ejemplo, poseer una entrada en diez blogs diferentes, contar con un hashtag en Twitter o una página en Facebook o haber sido empleadas por 10.000 individuos, 10 colegios o 5 distritos escolares.
A continuación, se presentan las conclusiones principales de su trabajo. En general, las dos estrategias más utilizadas para promocionar las modas educativas fueron, en primer lugar y a gran distancia del resto, el atractivo y en segundo lugar la credibilidad percibida, por delante de la evidencia, la practicidad, la accesibilidad y la compatibilidad. Junto a esto, los medios recurrían a un lenguaje emotivo o descriptivo, más que a uno basado en la evidencia disponible, para publicitar la moda en cuestión. Además, apenas unos pocos documentos citaban estudios de investigación sobre las modas anunciadas para determinar la efectividad de las intervenciones y ninguno de ellos describía o exploraba en profundidad dichos estudios. Más bien, el tipo de evidencia en la que se apoyaban los documentos consultados eran estudios informales, anécdotas basadas en experiencias personales o datos estadísticos generales sobre los problemas que abordaban las modas o sobre su uso.
La información sobre un determinado método educativo puede sonar convincente al mostrarse adornada con historias y anécdotas emotivas o referencias a fuentes afines creíbles. Pero, a la vez, esta información puede no estar corroborada sino simplemente basada en argumentos incorrectos y rudimentarios. Por esta razón, la autora recomendaba a los docentes estar alerta ante las influencias y sesgos que pueden producir las estrategias usadas para difundir las modas educativas. Junto a esto, les aconsejaba ser prudentes y formular preguntas críticas sobre dichas modas como, por ejemplo, qué estudios cuestionan su eficacia o, al menos, cuestionan los inconvenientes potenciales de la misma. Para terminar, Carrier sentenciaba que las estrategias detectadas a través de su trabajo de investigación pueden conducir a la difusión de modas ineficaces, inútiles e incluso perjudiciales para los alumnos.
En 1989, Robert E. Slavin describía las etapas por las que pasan las modas educativas hasta popularizarse dentro de la comunidad educativa. A modo de resumen, este investigador situaba como primera etapa la publicación de un método concreto en un libro, publicación periódica popular o evento educativo, seguida por la presentación de resultados preliminares y prometedores, aunque frecuentemente con pruebas muy deficientes. A pesar de ello, el método se expande entre algunos distritos escolares, más tarde entre otros colegios entusiastas de la innovación para hacerlo más tarde entre los responsables de la formación del profesorado, inspectores de educación, etc. Por último, el método termina expandiéndose rápidamente al resto de colegios a través de breves talleres impartidos o bien por los propios creadores del método o bien por formadores profesionales o bien por personal del centro formado ex profeso para ello. Desafortunadamente, solamente cuando el programa ya está de moda y muchos profesores lo están aplicando en sus aulas, comienzan a hacerse evaluaciones rigurosas de su eficacia. De hecho, para cuando comienzan a publicarse estudios de calidad y revisiones, con resultados a menudo negativos, ya es tarde. También ocurre con frecuencia que, a estas alturas, el interés por el método ya ha disminuido y es otra moda la que ha comenzado a despertar entusiasmo entre el profesorado.
¿Qué se puede hacer para evitar que las modas educativas se cuelen en los colegios?
La forma de frenar este péndulo, este ir y venir de las modas educativas, sostiene Slavin (1989), es cambiar las reglas del juego bajo las que las innovaciones educativas son elegidas, implementadas, evaluadas e institucionalizadas. El autor afirma que la comunidad educativa tiene que demandar evaluaciones rigurosas sobre las propuestas educativas que se ofertan antes de adoptarlas. También subraya la necesidad de reemplazar los cursos y talleres de formación breves por otros más extensos que incluyan un seguimiento a medio y largo plazo para comprobar si una determinada propuesta educativa está funcionando o no. Este seguimiento, esta evaluación de la eficacia de la propuesta, ha de incluir grupo experimental y control, con medidas de pre y postest (a poder ser estandarizadas) y garantizando que la aplicación de la propuesta en el aula se ha evaluado bajo condiciones reales y durante períodos de tiempo realistas. Además, sería recomendable que esta evaluación se hicieran primero a pequeña escala y después a gran escala.
Ya en el año 2006, Ben Goldacre, científico y divulgador, advertía de la necesidad de dotar al profesorado de las herramientas y autonomía suficientes para juzgar críticamente si un método educativo dispone o no de pruebas suficientes y válidas para su implementación en las aulas, lo cual favorecería que los docentes dejaran de depender de las injerencias externas (opiniones de expertos, ideologías de uno y otro color, etc.). Sin embargo, son varias las señales que ponen de relieve que aún estamos lejos de este objetivo. Por poner solamente algunos ejemplos, los profesores tanto en formación como en activo, dentro y fuera de nuestro país, albergan hoy en día un elevado número de ideas erróneas sobre teorías y métodos educativos (Cunningham, Perry, Stanovich & Stanovich, 2004; Dekker, Lee, Howard-Jones, & Jolles, 2012; Echegaray-Bengoa & Soriano-Ferrer, 2015; Ferrero, Garaizar, & Vadillo, 2016; Fuentes & Risso, 2015; Tardif, Doudin, & Meylan, 2015; Washburn, Mulcahy, Musante, & Joshi, 2017). Además, consultan más revistas divulgativas que científicas (Ferrero et al., 2016), a las que por cierto consideran menos fiables, accesibles y útiles que los talleres y cursos de formación (Landrum, Cook, Tankersley & Fitzgerald, 2002). Por último, la formación que reciben los estudiantes de educación en métodos de investigación, estadística, búsqueda en bases de datos o lectura de artículos científicos es insuficiente (Ferrero, 2018) y puede impedir que los futuros maestros puedan beneficiarse de los avances científicos en materia educativa.
Si nuestra sociedad aspira a una educación basada en las mejores pruebas disponibles y no en modas que vienen y van, es fundamental mejorar la cultura científica de todos los agentes de la comunidad educativa. Mientras esto ocurre, se presentan a continuación diez señales de alerta que pueden emplear los docentes para detectar prácticas educativas sin pruebas válidas sobre su eficacia (Lilienfeld, Ammirati & David, 2012).
Diez señales de alerta para detectar prácticas pseudocientíficas
1. Falta de falsabilidad y uso excesivo de hipótesis ad hoc
La falsabilidad se refiere a la capacidad de refutar una teoría con la ayuda de la evidencia. Una forma de convertir una teoría en irrefutable es usando hipótesis ad hoc. Esto es, invocando nuevas hipótesis sobre un determinado fenómeno a los resultados obtenidos para explicar por qué no se han confirmado las predicciones de la teoría. Por ejemplo, ante la inferioridad del método global frente al alfabético en la enseñanza de la lectura, los defensores del primero podrían alegar que las tareas empleadas para medir la velocidad y precisión lectoras no son las adecuadas.
2. Falta de autocorrección
Frente a las correcciones graduales que se hacen constantemente a las afirmaciones científicas, las pseudociencias tienden a mantenerse estancadas a pesar de que cada vez haya más evidencia en contra de lo que defienden. Un ejemplo de esta falta de autocorrección se puede observar en torno a la teoría de los estilos de aprendizaje. A pesar de la cada más abundante y sólida evidencia sobre su invalidez, su uso está aún muy generalizado en las escuelas.
3. Énfasis en la confirmación
El sesgo de confirmación consiste en buscar únicamente evidencia que apoya las hipótesis propias a la vez que se ignoran o reinterpretan de forma selectiva aquellas que van en contra. Este sería el caso, por ejemplo, del método Berard, Para defender su eficacia ante múltiples problemas de aprendizaje y conducta (ver la última señal de alerta), sus creadores aportan en la web oficial diversos testimonios de clientes que afirman que el método ha cambiado sus vidas. Sin embargo, esta web no contiene ninguna mención sobre la posibilidad de que el método puede no funcionar en todos los niños.
4. Evasión de la revisión por pares
Aunque no es perfecta, la revisión por pares proporciona cierta protección frente a la investigación de baja calidad. Brevemente, ésta consiste en la revisión de los trabajos de investigación por parte de varios investigadores independientes, a menudo tres o más, antes de su publicación. Sin embargo, no todas las revistas exigen una revisión por pares para publicar un trabajo de investigación. Este es el caso, por ejemplo, de Brain Gym. Este método de gimnasia cerebral, que llegó a utilizarse en más de 80 países (Hyatt, 2007), incluye en su web oficial una pestaña con un extenso listado de estudios de investigación que supuestamente demuestran su eficacia. Sin embargo, la mayoría son estudios cualitativos. Y, entre los que son experimentales, solamente dos han sido publicados en revistas de revisión por pares.
5. Confianza excesiva en pruebas basadas en anécdotas y testimonios
La suma de anécdotas no equivale a hechos. Las anécdotas son difíciles de verificar, tienen una representatividad muy cuestionable y siempre son muy vulnerables a múltiples explicaciones alternativas. Un claro ejemplo del uso de anécdotas aisladas para defender la eficacia de una intervención la encontramos en torno al método Doman. No hay estudios empíricos válidos sobre su eficacia pero sí múltiples testimonios de usuarios particulares, normalmente familias, que defienden el “a mí me funciona” y que son presentadas por los promotores del método como pruebas irrefutables de su éxito.
6. Ausencia de conexión
La conexión se refiere a si un conjunto de afirmaciones están edificadas sobre o conectadas con afirmaciones o hallazgos previos válidos. Las pseudociencias a menudo carecen de esta conexión. Un ejemplo de ello es la idea de que las diferencias en el hemisferio dominante (cerebro izquierdo, cerebro derecho) pueden ayudar a explicar las diferencias individuales entre estudiantes. Los defensores de esta idea ignoran la gran cantidad de investigación que muestra que los dos hemisferios cerebrales siempre trabajan juntos así como que ambos hemisferios son mucho más similares que diferentes a la hora de procesar la información.
7. Afirmaciones extraordinarias
Las afirmaciones extraordinarias requieren de hechos extraordinarios. Sin embargo, muchas pseudociencias no cumplen esta premisa. Un ejemplo de ello lo encontramos en los llamados niños índigo, de los que los creadores del método Asiri (que ha aterrizado en nuestro país) hacen bandera. Según ellos, estos niños irían más allá en la evolución humana desde el punto de vista espiritual y mental. Sin embargo, no aportan ninguna prueba que demuestre esta sorprendente afirmación.
8. Falacia ad antequitem
Consiste en apelar a la antigüedad, al “se ha hecho siempre”, para defender la validez de una práctica concreta. Esto sucede en muchas escuelas de educación infantil de nuestro país que llevan décadas empleando el método Doman y el método patterning (del mismo autor) en las aulas. Otro ejemplo claro es el uso de ciertas pruebas proyectivas, como el dibujo de la figura humana, en el ámbito de la psicología escolar a pesar de la falta de pruebas sobre su validez.
9. Uso de un lenguaje hipertécnico
Dentro de la comunidad científica, con frecuencia es preciso introducir nuevos términos para describir un hallazgo reciente. Sin embargo, desde el campo de las pseudociencias, se hace un abuso de la jerga técnica para dotar de mayor credibilidad a sus afirmaciones. Por ejemplo, los partidarios de las terapias auditivas, como el método Tomatis o Berard, recurren a menudo a un lenguaje hipertécnico, con expresiones como “hipersensibilidad al sonido” o “interferencia con un procesamiento eficiente de las señales sonoras” a la hora de describir los problemas que supuestamente remedian.
10. Ausencia de condiciones límite
En contra de lo que hacen los científicos, los defensores de prácticas pseudocientíficas no definen los límites de las prácticas que defienden. Esto es, no especifican en qué casos es o no eficaz una intervención. De hecho, defienden su uso para un abanico excesivamente amplio de condiciones. Este es el caso por ejemplo del método Irlen, cuyos promotores defienden su utilidad para innumerables problemáticas tanto físicas (por ejemplo, confort y sensibilidad a la luz) como psicológicas (por ejemplo, atención y concentración).
Nota: Aunque para cada alerta se han aportado uno o dos ejemplos concretos, prácticamente todos ellos podría utilizarse para ejemplificar muchas de las diez alertas.
Referencias:
Busso, D. S., & Pollack, C. (2014). No brain left behind: Consequences of neuroscience discourse for education. Learning, Media and Technology, 1-19. doi:10.1080/17439884.2014.908908
Carnine, D. (2000). Why education experts resist effective practices (and what it would take to make education more like medicine). Recuperado de http://www.wrightslaw.com/info/teach.profession.carnine.pdf
Carrier, N. (2017). How educational ideas catch on: The promotion of popular education innovations and the role of evidence. Educational Research, 59, 228-240.
Carrier, N. (2015). What catches on? The role of evidence in the promotion and evaluation of educational innovations (tesis doctoral). Universidad de Toronto, Ontario, Canadá.
Cunningham, A. E., Perry, K. E., Stanovich, K. E., & Stanovich, P. J. (2004). Disciplinary knowledge of k-3 teachers and their knowledge calibration in the domain of early literacy. Annals of Dyslexia, 54,139-167.
Dekker, S., Lee, N. C., Howard-Jones, P., & Jolles, J. (2012). Neuromyths in education: Prevalence and predictors of misconceptions among teachers. Frontiers in Psychology, 3, 429.
Echegaray-Bengoa, J., & Soriano-Ferrer, M. (2016). Conocimientos de los maestros acerca de la dislexia del desarrollo: Implicaciones educativas. Aula Abierta, 44, 63-69.
Ferrero, M. ¿Qué saben los estudiantes de educación sobre métodos de investigación? Un estudio de los programas docentes españoles (en preparación).
Ferrero, M., Garaizar, P., & Vadillo, M. A. (2016). Neuromyths in education: Prevalence among Spanish teachers and an exploration of cross-cultural variation. Frontiers in Human Neuroscience, 10, 496.
Fuentes, A., & Riso, A. (2015). Evaluación de conocimientos y actitudes sobre neuromitos en futuros/as maestros/as. Revista de Estudios de Investigación en Psicología y Educación, 6, 193-198.
Goldacre, B. (2006). Brain Gym – Name & Shame [Blog post]. Recuperado de http://www.badscience.net/2006/03/the-brain-drain/
Hodge, E. E. (2005). A best-evidence synthesis of the relationship of multiple intelligence instructional approaches and student achievement indicators in secondary school classrooms (tesis doctoral). Universidad Cedarville , Ohio, Estados Unidos.
Hyatt, K. J. (2007). Brain Gym®: Building stronger brains or wishful thinking? Remedial and Special Education, 28, 117-124.
Landrum, T. J., Cook, B. G., Tankersley, M., & Fitzgerald, S. (2002). Teacher perceptions of the trustworthiness, usability, and accessibility of information from different sources. Remedial and Special Education, 23, 42-48.
Lilienfeld, S. O., Ammirati, R., and David, M. (2012). Distinguishing science from pseudoscience in school psychology: science and scientific thinking as safeguards against human error. Journal of School Psychology, 50, 7-36.
Tardif, E., Doudin, P-A., & Meylan, N. (2015). Neuromyths among teachers and student teachers. Mind, Brain and Education, 9, 50-59.
Slavin, R. E. (1989). PET and the pendulum: Faddism in education and how to stop it. Phi Delta Kappan, 752–758
Stahl, S. A. (1999). Why innovations come and go (and mostly go): The case of whole language. Educational Researcher, 28, 13-22.
Washburn, E. K., Mulcahy, C.A., Musante, G., Joshi, R. M. (2017). Novice teachers’ knowledge of reading-related disabilities and dyslexia. Learning Disabilities: A Contemporary Journal, 15, 169-191.
Argentina – Estados Unidos / 18 de noviembre de 2018 / Autor: Ignacio Corral / Fuente: Filo News
La implementación de la plataforma digital de educación de Facebook, Summit Learning, generó protestas en los EEUU por parte de padres y alumnos. ¿Por qué?¿Se puede aplicar en Argentina? Alejandro Artopoulos, director del Centro de Innovación Pedagógica de la Universidad de San Andrés, explica el fenómeno.
¿Qué es Summit Learning?
Summit Learning es una plataforma gratuita digital de educación de enseñanza básica desarrollada por Facebook con el objetivo de competir en el mercado educativo contra los otros grandes de la industria como Google o Microsoft.
Sin embargo, la compañía de Mark Zuckerberg pretende darle un valor agregado a su propio producto a través de ciertas metodologías que generaron críticas y protestas por parte de padres y alumnos.
La creación de este proyecto surge a partir de una política desarrollada por Barack Obama en el año 2013 con el objetivo de conectar las escuelas públicas de los Estados Unidos a Internet. En tres años consiguió aumentar aproximadamente esa cifra de un 30% a un 70%, un contexto ideal para la expansión de plataformas de enseñanza para la educación básica en el país.
Summit Learning se orienta a innovar dentro de un marco de una pedagogía tradicional denominada “enseñanza basada en proyectos”. Esto automatiza procesos y genera un aumento excesivo en la cantidad de tarea para el hogar de los alumnos y, al mismo tiempo, prescinde de la profesionalización de la enseñanza docente.
¿Por qué genera críticas?
El conflicto más importante se basa en el método utilizado por la plataforma, el “aprendizaje personalizado”. Este proceso vincula al alumno con el docente exclusivamente a través de la interfaz digital, y esa “personalización” es generada por los algoritmos de la plataforma.
La “uberización” de la educación a la que hace referencia Alejandro Artopoulos se focaliza en la sistematización de la rutina del trabajo docente al omitir el lugar necesario en la conexión y la improvisación de métodos de enseñanza que puedan adaptarse a los hechos del mundo cotidiano y a las inquietudes espontáneas de los alumnos.
Los propios estudiantes estadounidenses presentan críticas al proyecto por la propensión a la distracción después de permanecer una excesiva cantidad de tiempo frente a la computadora, por la falta de orientación hacia los alumnos de parte de los docentes y por la tendencia a «enseñarse a uno mismo» a través del uso de la interfaz digital.
Este sistema, además, excluye el vínculo “cara a cara” que está más orientado al trabajo colaborativo que triunfa en programas adoptados por países ejemplares en educación como Finlandia.
¿Qué pasa en Argentina?
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (el distrito más avanzado del país en la implementación de tecnologías en este sector) compró Schoology, una plataforma comercial de enseñanza básica digital que presenta grandes dificultades en su aplicación en las escuelas públicas porteñas debido a la falta de conectividad de las mismas.
Por otra parte, en su concepción original, el programa “Conectar Igualdad”tuvo la intención de llevar adelante la conectividad en las escuelas públicas. Sin embargo, nuevamente la falta de infraestructura técnica fue el factor condicionante.
Para desarrollar un proyecto con estas características, es necesaria en cada escuela una conexión a Internet similar a la que tiene una Pyme de aproximadamente 1000 empleados, lo que eleva los costos de cualquier instalación de fibra óptica.
Una de las consideraciones que destaca Artopoulos como un error del ejecutivo de la Ciudad de Buenos Aires es la creación de una red “cerrada” gestionada por el propio gobierno que puede ser más propensa a fallas de seguridadinformática graves.
¿Existen alternativas?
Existen otros proyectos digitales que alternan entre las actividades individuales de los alumnos en la interfaz y la relación interpresonal entre los estudiantes y los docentes.
Tal es el caso del paquete de productos de Google, GSuit for Education, que contempla un equilibrio entre las tareas individuales y las tareas colaborativas en clase a través de la optimización y simplificación de las actividades.
Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 18 de noviembre de 2018. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.
00:00:00 – España: La epidemia de las faltas de ortografía escala hasta la universidad (+Video)
03:00:00 – El Observatorio Pedagógico del Valle de México (@OPVM_) apoya la candidatura de Luis Bonilla-Molina (@Luis_Bonilla_M) a la Secretaria Ejecutiva de #CLACSO2018
23:00:00 – V semana de las Pedagogías de la Universidad de Chile / Transformar la escuela en un lugar diverso, seguro y tolerante: las conclusiones del Foro en torno a la educación no sexista y los desafíos de género
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Estados Unidos / 28 de octubre de 2018 / Autor: Redacción / Fuente: Economía Hoy
Los adolescentes gastan tres cuartas partes de su consumo de video entre Netflix y YouTube; además de que Instagram ha ocupado el lugar de Snapchat como la red social más usada por este grupo demográfico en Estados Unidos, según un estudio de la consultora Piper Jaffray.
La encuesta anual estudia las tendencias en el consumo de adolescentes con una edad promedio de 16 años y revela cuales son sus actividades, canales de compra y marcas favoritas.
Según Piper Jaffray, Instagram y otras aplicaciones basadas en imágenes están a la cabeza en cuanto a uso entre adolescentes. Con un 85% de preferencia, Instagram ya está por encima de Snapchat, que obtuvo un 84%, y ambas están muy por encima de Twitter (47%) y Facebook (36%).
Los adolescentes pasan el 38% de su consumo diario de video en Netflix, una caída respecto a la encuesta que la firma realizó la primavera pasada, cuando el porcentaje para Netflix era de 39%. La segunda plataforma preferida para los encuestados fue YouTube, con un 33% del tiempo diario, que duplica al tiempo que pasan viendo televisión por cable o satélite (16%).
Argentina / 26 de agosto de 2018 / Autor: Daniel Gigena / Fuente: La Nación
Las protestas que acompañan la huelga docente universitaria, iniciada a comienzos de este mes, adoptaron diversas formas, que incluyeron el dictado de clases en la vía pública, caminatas por los barrios donde se encuentran las sedes universitarias, abrazos a los edificios donde se desarrolla la educación superior libre y gratuita, tomas simbólicas de edificios y marchas.
En la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires , docentes y estudiantes denunciaron el pasado 15 que hace más de 130 días que no hay servicio de gas. Lucas Tavolaro Ortiz, presidente del Centro de Estudiantes de Ciencias Exactas y Naturales (Cecen), cuestionó que no había gas en el Pabellón 2 de Exactas y que tanto el Rectorado de la UBA como Metrogas y el Gobierno hacían oídos sordos al reclamo. El decano de esa facultad, Juan Carlos Reboreda, dijo a los representantes de docentes y estudiantes que la ciencia y la facultad estaban en crisis.
En distintas universidades nacionales se procura realizar actividades creativas para protestar en el marco de un paro activo. A la profesora Mónica Cragnolini, especialista en la obra de Friedrich Nietzsche y profesora regular de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires desde hace décadas, la policía de la ciudad le hizo un acta contravencional el pasado viernes por dictar una clase en la calle Puán, frente a la facultad donde da clases. Por ese motivo, ayer a la tarde hubo un acto de repudio del que participaron profesores y estudiantes de esa universidad. Desde que se conoció esa noticia, personalidades de la cultura y la educación manifestaron su repudio por ese hecho, al que calificaron como un acto de intimidación. Con esa acción, las clases en la vía pública se multiplicaron: en la Facultad de Psicología, Medicina y Ciencias Sociales de la UBA los claustros salieron a la calle. El viernes, las clases públicas de la UBA se dictarán en la Plaza de Mayo. Si bien en algunas facultades docentes y estudiantes no adhirieron al paro, como en el caso de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UBA, en todas las aulas se exhibieron pancartas y banderas con reclamos en defensa de la educación pública.
Como parte de las protestas, docentes y estudiantes de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS) organizaron caminatas desde la sede de la universidad hasta la estación del ferrocarril Lemos. Del mismo modo, este viernes docentes y estudiantes de la Universidad Nacional de José C. Paz convocan a marchar hasta la estación de ferrocarril de José C. Paz. Durante la marcha, conversarán con los vecinos y repartirán volantes en los que se explicitan los reclamos. También docentes y estudiantes de universidades de las provincias, como la Universidad Nacional de Jujuy y la Universidad Nacional de Tucumán, hicieron oír sus reclamos en las plazas de las ciudades, en carpas públicas y en redes sociales. Y por medio de Twitter y Facebook, egresados de universidades nacionales de distintas carreras hicieron circular testimonios en primera persona con los hashtags #laEducaciónNoSeVendeSeDefiende y #UniversidadEnPeligro, en los que contaban su experiencia como alumnos y docentes.
Por tercera semana consecutiva, docentes de las 57 universidades nacionales están en huelga por un reclamo salarial. También solicitan del Estado nacional el envío de los fondos aprobados por el presupuesto votado por el Congreso Nacional. Antes del 6 de agosto, una de las dos federaciones más importantes de la educación superior, la Confederación Nacional de Docentes Universitarios (Conadu), convocó a un plebiscito para decidir si, luego del receso de las vacaciones de invierno, se retomarían las clases en las universidades. La mayoría de los docentes votó que no, en rechazo de la oferta del 15% hecha por el Ministerio de Educación de la Nación, a pagar en cuatro cuotas. El gremio y sus representados solicitaban un porcentaje acorde con la inflación anual, estimada para 2018 en un 30%. Ahora, tanto Conadu como Conadu Histórica, que nuclean al 90% de los docentes de las 57 universidades nacionales, proyectan una gran marcha al Palacio Pizzurno, sede del Ministerio de Educación de la Nación, para el 30 de agosto.
Después de la primera semana de paro, el lunes 13 se convocó a una reunión entre representantes de distintas federaciones y funcionarios de la Secretaría de Políticas Universitarias, a cargo de la contadora Danya Tavela. Fue la primera reunión entre gremialistas y funcionarios después de tres meses de silencio. En ese encuentro, donde se les pidió a los gremios que levantaran la huelga, la oferta ministerial no varió tanto de la propuesta ya rechazada. Se les ofreció el mismo 15% de aumento, esta vez a pagar en tres cuotas en vez de cuatro. Desde ese día, la Conadu Histórica se sumó a la huelga docente.
Aumento salarial a cuentagotas
«Hubo aumentos en alimentos, tarifazos, devaluación. Cualquier ofrecimiento que no se ajuste a la realidad volverá a ser rechazado», dijo a LA NACION Sonia Yabcovski, secretaria general de Adiungs, que integra la Conadu. El viernes próximo, representantes de Conadu y Conadu Histórica volverán a reunirse para decidir los pasos a seguir. El reclamo de los docentes no es solo salarial. También exigen que el Gobierno gire en tiempo y forma las partidas aprobadas en el presupuesto votado para este año. Según un informe del Consejo Interuniversitario Nacional, en ninguna universidad nacional se pudo emprender una sola obra de infraestructura. La Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC), como otras casas de estudio superior, tuvo problemas a la hora de pagar las facturas de electricidad. Se manifestó la semana pasada en un abrazo simbólico multitudinario a la universidad.
La paritaria docente de educación superior venció en febrero de este año y la nueva paritaria debe cubrir el lapso que va desde marzo de este año hasta marzo de 2019. «Solo nos otorgaron unilateralmente un 5% en el mes de mayo. El objetivo del Gobierno es claro: nos están bajando los sueldos. Los docentes defendemos nuestro salario y también la universidad pública, laica, gratuita, de calidad. La defendemos como un derecho que debe ser garantizado por el Estado, pero la paradoja es que ese Estado ataca a la Universidad pública, tal como ataca el sistema de Ciencia y Tecnología», señaló Rocco Carbone, profesor de la UNGS e investigador del Conicet.
Ante consultas de LA NACION, la secretaria de Políticas Universitarias indicó que «para ordenar las declaraciones», las respuestas llegarían del sector de prensa de su organismo. Desde allí se indicó que en el Ministerio de Educación de la Nación se trabaja todos los días para encontrar soluciones, a la vez que indicaron que no podían retomar el diálogo con los gremios mientras durara el paro. También comunicaron que a partir de agosto, el Gobierno sumará otro 5,8% de aumento en los sueldos docentes, a cuenta del futuro acuerdo. Con el 5% otorgado en mayo, sumado a este nuevo porcentaje y al 2,77% de la cláusula gatillo activada en febrero pasado, el aumento que se verá en la liquidación de los sueldos de agosto alcanzará un 13, 57% en lo que va del año. Ese índice aún está lejos del que reclaman los docentes. Desde el Ministerio de Educación afirmaron que las transferencias de los fondos aprobados por el presupuesto nacional ya habían sido regularizadas, aunque admitieron que hubo un periodo en que se habían atrasado cinco meses. Esas partidas no fueron ajustadas por inflación. Por último, sugirieron que se debía hacer un análisis del paro por región, por universidad, por facultad y por carrera, y que no se podía afirmar que el paro fuera total en las 57 unidades académicas.
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