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«Sin filosofía en las aulas, formamos autómatas y no a personas autónomas y libres» Entrevista al filósofo Yordi Pigem

Europa/España/12 Noviembre 2016/Autora: Karen Estévez/Insurgencia Magisterial

El filósofo Jordi Pigem intenta encontrar la respuesta a una pregunta: ¿Por qué la sociedad con mayor acceso a la información es la que está rompiendo con la base de su subsistencia, la naturaleza? En esa búsqueda ha dado forma a una decena de libros, el último, publicado este año, se ha convertido en un referente dentro del mundo de la filosofía en la actualidad: Inteligencia vital. Una visión postmaterialista de la vida y la conciencia. El hombre y su relación con la ecología son su fuerte, por eso, el autor estuvo presente en dos jornadas sobre sostenibilidad y medio ambiente propuestas el pasado lunes y martes por la Universidad de La Laguna.

-Empezó siendo periodista en una publicación sobre ecología y lo dejó, ¿por qué?
“Al terminar de estudiar filosofía, entré a trabajar en el mundo del periodismo ecológico con la revista Integral, que acabé coordinando, pero, en efecto, lo dejé. Constaté que por más que divulgáramos lo que ocurría, cómo estábamos destruyendo el equilibrio ecológico, no cambiarían las cosas; de hecho, en los últimos 25 años todos los parametros ecológicos han ido a peor. Tenemos más información que nunca y, sin embargo, lo hacemos peor que nunca. Lo dejé porque quería comprender por qué la sociedad con mayor acceso a la información estaba rompiendo la base de su subsistencia: la naturaleza. Entonces volví al mundo de la filosofía”.

-¿Cuál es para usted el principal problema que debe enfrentar el hombre actual?
“El mayor problema es encontrarle sentido a la vida contemporánea, buscarle una razón a nuestra participación en el cosmos, en la realidad. Necesitamos saber que no formamos parte de un mundo mecánico, sino que cada uno es importante. Tenemos que darnos cuenta de que somos cocreadores y participantes de una realidad mucho más prodigiosa de lo que pensábamos”.

-Sus libros suelen girar en torno a la relación del ser humano y la naturaleza. ¿Existe una ruptura en esa relación?
“En el proceso de convertirnos en modernos perdimos por el camino la sensación de participación en la realidad, que sí tenían nuestros antepasados. Esta sociedad nuestra pasa de trabajar en el campo, en contacto con la naturaleza, a formar parte de un mundo donde se viene a consumir y a producir, donde las cosas pierden su sentido. Hemos perdido esa sensación de participación en el cosmos. Formamos parte de una sociedad consumista y materialista donde tenemos más que nunca y, sin embargo, el nivel de satisfacción de la gente está más bajo que nunca”.

-Cada año suenan más alto las amenazas de acabar con la asignatura de Filosofía en los institutos…
“Querer acabar con la asignatura de Filosofía en los institutos es un gran error. A este mismo sistema que nos lleva a ser materialistas y competitivos le interesa que la gente no piense por sí misma, que sea obediente y que solo se dedique a consumir. La filosofía, que es una invitación a pensar por ti mismo y tener criterio propio, es una verdadera amenaza. Retirar la filosofía es una manera de formar autómatas más que formar a personas autónomas”.

-¿Considera que a la clase política actual le hacen falta algunas clases de filosofía?
“Muchísimas clases. Lo que aquí predomina es la mentalidad materialista e individualista en la mayoría de los partidos políticos, por desgracia y en todas partes. A muchos políticos solo les interesa crecer dentro de su partido y tener más poder. Si pones eso por delante de tus ideales, te estás traicionando a ti mismo y  a la sociedad. La clase política y todos necesitamos tener la posibilidad de sentarnos y de pensar. Para eso necesitamos silencio y, en cambio, estamos en un ajetreo constante de comunicaciones y de presiones que hacen muy difícil tener un espacio para pensar”.

-¿Somos la sociedad de la información menos informada?
“Tenemos más información y menos conocimiento. Menos conocimiento y menos sabiduría. Para tener sabiduría no hace falta tener mucha información, solo hace falta tener la mirada limpia, clara. El exceso de información puede saturar e impedir que se vean las cosas con claridad. Hay una gran cantidad de información trivial que flota en los medios y en las redes, eso impide que estemos concentrados en nuestras vidas. Las nuevas tecnologías nos permiten acceder a la información como nunca antes, pero tienen un potencial deshumanizador, lo vemos en las cafeterías, cuando la gente no separa la vista de la pantalla del móvil”.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/sin-filosofia-en-las-aulas-formamos-a-automatas-y-no-a-personas-autonomas-y-libres/

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Los pensamientos más profundos de los niños, recopilados por una profe de filosofía

Por: Hector G. Barnés

Desde hace un par de décadas, Jana Mohn Lone, de la Universidad de Washington, se ha convertido en una de las mujeres que mejor entiende los pensamientos ocultos de los niños. No es psicóloga ni pediatra. Simplemente, se trata de una profesora de Filosofía que ha promovido uno de los proyectos más interesantes para acercar dicha disciplina a los más pequeños. Se trata de PLATO, una red de aprendizaje y enseñanza de la filosofía preuniversitaria que ha llegado a un gran número de colegios estadounidenses.

“Los padres a menudo no se enfrentan a las preguntas de sus hijos como si estas tuviesen el potencial para abrir líneas filosóficas de pensamiento porque tendemos a asumir, muchas veces sin pensar realmente sobre ello, que los niños no son capaces de realizar exploraciones filosóficas”, escribe la profesora en su libro ‘The Philosophical Child’ (Rowman & Littlefield). En casi todos los países, recuerda la autora, la filosofía se considera una materia solo para adultos, al contrario de lo que ocurre con otras como las matemáticas, que también son muy abstractas. Por ello estamos perdiendo un gran caudal intelectual, ya que los niños son capaces de plantear cuestiones que quizá ni siquiera los adultos se atreverían.

La felicidad no se alcanza intentando ser feliz. Llega al buscar la felicidad de los demás

No solo eso, sino que los niños y adolescentes atraviesan etapas complejas que los adultos suelen ignorar y que, sin embargo, pueden resultar reveladoras. “La infancia es más que una etapa de ‘adultos en formación’, y las perspectivas de los niños pueden enriquecer la forma en que entendemos el mundo”, recuerda Lone. Con el objetivo de demostrar que los niños pueden aportar más de lo que pensamos, la profesora ha recogido algunas de las mejores reflexiones que ha oído de su boca para ‘Business Insider’. Aquí están las mejores.

Felicidad: “La felicidad no se alcanza intentando ser feliz. Llega al buscar la felicidad de los demás” (8-9 años)

Un clásico del bienestar bien conocido en la teoría pero olvidado en la práctica. Como recordaba una investigación realizada por el profesor de Psicología de la Universidad de Oregón Ulrich Mayr, el altruismo contribuye a despertar los centros de placer en el cerebro. Sin embargo, incluso aquellos que hablan del egoísmo del altruismo coinciden en señalar que el camino más corto para sentirnos bien es ayudar a los demás.

Una de las lecciones que se aprenden al hacernos adultos es que la línea de separación entre nuestros sentimientos no está tan clara como pensábamos. A juzgar por esta frase, muchos niños piensan de manera semejante, y son conscientes de que no es tan fácil separar una sensación de otra. O quizá solo sea una forma sofisticada de decir “los polos opuestos se atraen”…

Imaginación: “Creo que los niños no saben muchas cosas sobre el mundo y por eso nuestra mente es más libre para imaginar cosas” (7-8 años)

Basta con comparar una novela infantil con otra destinada al público adulto para comprobar cómo las primeras suelen ser mucho más libres y imaginativas que las segundas, incluso aunque estas también sean fantásticas. A medida que nos hacemos adultos, el autocontrol y nuestra socialización provocan que lo que en el pasado era un juego termine viéndose simplemente como una herramienta para entender el mundo que nos rodea. En muchos casos, dejando la imaginación fuera de la receta.

Todo lo que está vivo morirá. Así sabemos que está vivo

Madurez: “Cuando piensas por primera vez en ello, dices ‘Oh, los mayores son maduros, porque puedes confiar en ellos’. Pero también te das cuenta de que ser fiable también significa tener tu propia opinión y ser capaz de guardar secretos. ¡Y los mayores son muy malos en eso! Sin embargo, si lo piensas bien –hasta que parezca que te va a estallar la cabeza–, te das cuenta de que no se trata de tu edad o de si eres mayor o un niño, se trata de quién eres” (9-10 años)

Una de las señales de madurez es empezar a ser responsable de su propio comportamiento. Sin embargo, cada vez es más frecuente en la ficción (sea drama o comedia) ver a adultos infantilizados, incapaces, como explica este alumno, de comportarse de manera acorde a su edad, y a niños mucho más sabios que sus progenitores. No es un síntoma casual.

Muerte: “Todo lo que está vivo morirá. Así sabemos que está vivo” (7-8 años)

Uno de los momentos más complicados en toda relación entre padres e hijos es cuando se aborda el tema de la muerte. Esta reflexión suena casi orientalista, en su aceptación de la muerte como parte esencial del ciclo de la vida. ¿Y si en realidad el ser humano mantiene, de forma natural, una relación más espontánea con la muerte y es la sociedad la que impone sus tabúes a medida que crecemos?

Animales: “Lo que pensamos sobre las criaturas más importantes para nosotros depende de nuestras preferencias. Pensamos que la gente, los perros y los gatos y otras mascotas son más importantes que los mosquitos, pero eso se debe a que nos relacionamos con ellos. Si alguien tuviese un mosquito como mascota, probablemente lo verían de otra forma”.

Habrá quien califique esta reflexión de relativista o de pensamiento blando, pero también es una pertinente reflexión sobre la flexibilidad de nuestro sistema de valores que señala hacia una conciencia animalista en desarrollo.

Niños: “La infancia no consiste simplemente en convertirse en adulto. Es un tiempo para nosotros. Lo que nos ocurre nos afecta toda nuestra vida. Eso no ocurre con los adultos. Creo que lo que experimentamos lo sentimos con mayor profundidad y permanece con nosotros”

¿Cuáles son sus novelas preferidas? ¿Y películas? ¿Y discos? ¿La noche más divertida de su vida? Probablemente, aquellas que leyó, vio, escuchó o vivió durante la infancia y la adolescencia. A pesar de la importancia que tienen esas experiencias formativas en nuestras vidas, los adultos tienden a menospreciarlas, como bien señalan los estudiantes de Lone. Un buen recuerdo de que vivimos en una sociedad más “adultocéntrica” de lo que nos gustaría pensar.

http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2016-09-29/pensamientos-filosofia-ninos_1265929/

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El Cristo cósmico: una espiritualidad del universo

Por: Leonardo Boff

Una de las búsquedas más persistentes entre los científicos que vienen generalmente de las ciencias de la Tierra y de la vida es la de la unidad del Todo. Dicen: «debemos identificar la fórmula que explica todo y así captaremos la mente de Dios». Esta búsqueda tiene como nombre la teoría de la gran unificación, o la teoría cuántica de los campos, o por el pomposo nombre de la teoría del todo. Por más esfuerzos que hayan hecho, todos acaban frustrándose o como el gran matemático Stephen Hawking, abandonando, esta pretensión, por imposible. El universo es por demás complejo para ser aprehendido por una única fórmula.

Sin embargo, investigando sobre las partículas subatómicas –más de cien– y las energías primordiales, se ha llegado a percibir que todas ellas remiten al llamado «vacío cuántico», que de vacío no tiene nada porque es la plenitud de todas las potencialidades. De ese fondo sin fondo han surgido todos los seres y todo el universo. Se representa como un vasto océano, sin márgenes, de energía y de virtualidades. Otros lo llaman “fuente originaria de los seres”, o el “abismo alimentador de todo”.

Curiosamente, uno de los mayores cosmólogos, Brian Swimme, lo denomina lo inefable y lo misterioso (The Hidden Heart of the Cosmos, 1996). Pues bien, éstas son características que las religiones atribuyen a la Realidad Última, que es llamada con mil nombres: Tao, Yavé, Alá, Olorum, Dios… El vacío grávido de energía, si no es Dios (Dios es siempre mayor), es su mejor metáfora y representación.

Lo fundamental no es la materia, sino ese vacío grávido. Ella es una de las emergencias de esa fuente originaria. Thomas Berry, el gran ecólogo/cosmólogo norteamericano, escribió: «Necesitamos sentir que estamos cargados con la misma energía que hizo surgir la Tierra, las estrellas y las galaxias. Esa misma energía hizo surgir todas las formas de vida, y la conciencia refleja de los humanos. Es la que inspira a los poetas, los pensadores y los artistas de todos los tiempos. Estamos inmersos en un océano de energía que va más allá de nuestra comprensión. Pero esa energía en última instancia nos pertenece, no por la dominación sino por la invocación» (The Great Work, 1999, 175), es decir, abriéndonos a ella.

Si es así, todo lo que existe es una emergencia de esta energía fontal: las culturas, las religiones, el propio cristianismo e incluso las figuras como Jesús, Moisés, Buda y cada uno de nosotros. Todo venía siendo gestado dentro del proceso cosmogénico en la medida en que surgían órdenes más complejos, cada vez más interiorizados e interconectados con todos los seres. Cuando se da determinado nivel de acumulación de esa energía de fondo, entonces ocurre la emergencia de los hechos históricos y de cada persona singular.

Quien vio esta gestación de Cristo en el cosmos fue el paleontólogo y místico Teilhard de Chardin (+1955), aquel que reconcilió la fe cristiana con la idea de la evolución ampliada y con la nueva cosmología. El distingue lo «crístico» de lo «cristiano». Lo crístico se presenta como un dato objetivo dentro del proceso de la evolución. Sería aquel eslabón que une todo con todo. Porque estaba dentro de ella pudo irrumpir un día en la historia en la figura de Jesús de Nazaret, aquel por quien todas las cosas tienen su existencia y consistencia, en el decir de San Pablo.

Por eso, cuando lo crístico es reconocido subjetivamente y se transforma en contenido de la conciencia de un grupo, se transforma en «cristiano». Entonces surge el cristianismo histórico, fundado en Jesús, el Cristo, encarnación de lo crístico. De aquí se deriva que sus raíces últimas no se encuentran en la Palestina del siglo primero, sino dentro del proceso de la evolución cósmica.

San Agustín escribiendo a un filósofo pagano (Epistola 102) intuyó esta verdad: «La que ahora recibe el nombre de religión cristiana existía anteriormente, y no estuvo ausente en el origen del género humano, hasta que Cristo vino en la carne; fue entonces cuando la verdadera religión, que ya existía, empezó a ser llamada cristiana».

En el budismo se hace un razonamiento parecido. Existe la budeidad (la capacidad de iluminación) que venía forjándose a lo largo del proceso evolutivo hasta que irrumpió en Sidarta Gautama que se volvió Buda. Este sólo pudo manifestarse en la persona de Gautama porque la budeidad estaba antes en el proceso evolutivo. Entonces se volvió Buda como Jesús se volvió Cristo.

Cuando esta comprensión es interiorizada hasta el punto de transformar nuestra percepción de las cosas, de la naturaleza, de la Tierra y del universo, entonces se abre el camino a una experiencia espiritual cósmica, de comunión con todo y con todos. Realizamos por esta vía espiritual lo que los científicos buscaban por la vía de la ciencia: un eslabón que unifica todo y lo atrae hacia delante.

Fuente: http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=794

Imagen: ://killuminati2012.files.wordpress.com/2009/11/jesucristo-cosmico.jpg

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Es peligroso pensar, amigo

Por: Ivan Brunet Cubillos

Cierto escándalo ha provocado un extraño ppt emanado del Ministerio de Educación donde aparece la propuesta de eliminar la asignatura de Filosofía como obligatoria en el plan común de enseñanza. Se sugiere que sus contenidos sean absorbidos por una nueva asignatura: Educación Ciudadana. Los argumentos dados desde el ministerio y apoyados, al parecer, por Educación 2020, sostienen que es una sugerencia de la comisión Engel y que, además, perseguiría un principio de Equidad en la educación al hacer esta nueva asignatura obligatoria en el currículo de la Educación Técnica.

En otras palabras: una comisión destinada a prevenir la corrupción de nuestra clase política hace sugerencias en el ámbito de la Educación, entre otras muchas sugerencias que hasta ahora son resistidas por los acusados de corrupción, pretende cambiar la asignatura de Filosofía por otra que absorberá solo una parte de sus contenidos, supongo que lo relativo a Ética y Filosofía Política, dejando fuera de sus márgenes la Lógica, la Teoría del Conocimiento, la Psicología y la Metafísica, las que serían ahora parte de un electivo.

Lo interesante y paradójico es que esta propuesta, en extremo vaga y sin fundamentos desde el mundo académico e intelectual del país, se da en los mismos días en que es removido el fiscal Arias, que pretendía llevar una investigación a fondo de la corrupción en la promulgación de la Ley de Pesca y en que el país completo debate acerca del tipo de sociedad que hemos formado, que se olvida y condena a los niños desvalidos a deshumanizarse en una institución como el Sename y a nuestros ancianos a vivir en la mendicidad producto de un sistema que ocupa los ahorros previsionales de los chilenos para aumentar la riqueza de una élite económica que compra a políticos, ministros y leyes, coimeando a todo el espectro ideológico de la clase política.

O sea, se pretende hacer electiva la reflexión acerca de los temas fundamentales de la vida, que no son tratados por otra asignatura, para combatir una corrupción que por otro lado cuenta con la protección del Estado a través de sus leyes y sus estructuras burocráticas de poder. A lo menos sospechoso.

También se apela al principio de Equidad, y esto es el peor de los argumentos: se elimina algo que solo tenían unos pocos para que todos tengan un poco de lo mismo, pero en un nivel inferior. Sería tan absurdo como eliminar las pensiones sobre los $500.000 y hacerlas todas de $150.000, para que haya equidad. Empobrecer más nuestra ya pobre educación bajo el principio de la equidad es un sofisma carente de respeto a la inteligencia del país.

Si se quiere realmente equidad y si realmente inspira esta agenda educativa el afán de perfeccionar el desarrollo moral e intelectual de niños y jóvenes debería enseñarse a pensar y filosofar desde la educación básica, como lo hacen los colegios donde asisten los hijos de las élites política y económica, los que son educados para mandar, heredar y dirigir las posiciones de sus progenitores.

¿Los que están detrás de este diseño tienen a sus hijos en la educación pública? Sin investigar el tema mi apuesta va a que sus hijos estudian en colegios particulares pagados donde sus propuestas son descartadas a priori y debe provocar regocijo al saber que el Estado y sus políticas no son una competencia para ellos y que cada día se programa más la distancia entre una educación hecha para hegemonizar y otra programada para gente destinada a obedecer sin pensar.

Por otra parte, tiempo atrás se preguntaba en qué están los filósofos chilenos en una época de crisis moral y sistémica como la nuestra. La respuesta venía a decirnos que los doctos de la filosofía están investigando y leyendo textos de otros filósofos, por lo general europeos o estadounidenses, y publicando papers que pocos leen, con un lenguaje sin muchas sutilezas retóricas, en un estilo académico seco, llenos de citas y bibliografías extensas como desiertos en revistas especializadas con ‘puntajes’ de acuerdo a su indexación. La extensa masa humana se queda afuera del banquete filosófico de la academia.

Así, la Filosofía universitaria en la época del mercado totalizador se transforma en ejercicio de lectura, comentarios y análisis de las mismas. Lo que en sí no podemos decir que sea bueno o malo. La Filosofía como ejercicio hermenéutico es una necesidad del pensamiento.

Lo empobrecedor del pensamiento es la reclusión en sí mismo, en total abstracción del ser que somos en lo inmediato. De ahí la grandeza de Marx, Nietzsche, Darwin y Freud: somos seres naturales que necesitan trabajar para vivir, que necesitan del otro desde antes de la gestación hasta que se deshacen de sus huesos; seres sintientes, pensantes, sentipensantes que son dominados por sus instintos y emociones, por sus deseos inconscientes; seres sexuados y deseosos de dominio sobre otros, aunque la consciencia y sus desarrollos morales los conflictúen en nuestra cabeza. Seres de carne y hueso, “existentes”, donde parece concluir la evolución inconsciente y comenzar la evolución consciente de la naturaleza.

Una Filosofía recluida y exiliada del Ágora se hace sustancial para el normal funcionamiento del mercado. Se subvenciona el trabajo bibliotecario-filosófico y se diluye el impacto que el análisis filosófico puede tener sobre los acontecimientos del mundo histórico en el que fluimos operacionalmente.

Hemos creado una sociedad trastornada de acuerdo a los principios y valores guías de la Razón: Libertad, Igualdad y Fraternidad.

Parece triunfar el egoísmo en su versión más atávica y reptiliana: ataca, coge y corre, aunque el mercado y sus luces disfrazan de modo más civilizado y cristiano estos procesos de depredación como estrategia de sobrevivencia.

En este marco contextual, en este escenario teórico, el pensar el pensamiento y luego publicar en revistas especializadas textos que esperan ser citados en otros textos de esa u otra revista, es el ejercicio propio reservado a una elite intelectual que parece no reflejar directamente ni interpretar las más profundas necesidades del ‘existente’ de nuestros días, de nuestros días históricos. Nos hace falta otra filosofía también, otras disposiciones del pensamiento.

El principal filósofo vivo que tenemos es un biólogo, el principal, tal vez, de los que nos han dejado, un biólogo y místico meditador ebrio de Budismo. Si se busca el Conocimiento, la Episteme, la Complejidad se hace la nueva estrategia del pensamiento: es necesaria información de los otros campos del conocimiento para sistematizar el nuevo contexto histórico y poder intervenir operacionalmente en los acontecimientos, crear o provocar agendas o sucesos cuyo poder simbólico sirva para llegar a cierto Orden que confiera mayor estatus a los valores de la Razón.

La Libertad, la Igualdad (o Equidad, mucho mejor conceptuada) y la Fraternidad (solidaridad, empatía, consideración, respeto y cuidado por el prójimo) son las Ideas-Fuerza que mueven el desarrollo de la Consciencia desde que desacralizamos los mitos y descubrimos la poderosa herramienta de transformación interna y externa que es el Logos.

Somos el animal que conversa y que en el conversar crea su mundo y su sentido. La Filosofía es, en tanto su esencia es la pregunta por el ser en sus distintas manifestaciones, la síntesis del pensamiento humano. La Filosofía es el concepto singular de las filosofías o reflexiones profundas que ha desarrollado la humanidad. Son tan filósofos Tales como Pitágoras, Lao Tse como Bertrand Russell, Nagarjuna como Nietzsche, Siddhartha como Maturana. Privarnos de esta genial capacidad de abrir mundos, crear culturas, crear sentidos, es hacernos programadamente carentes de la riqueza del espíritu humano, es simplemente programar a la sociedad a someterse acríticamente a las normas exclusivas del mercado.

No es la Filosofía que necesitamos esa sepultada en papers, lejos de los acontecimientos ‘existenciales’, vitales. La Filosofía debe incitarnos a ‘pensar’ más que a divagar. La Filosofía en este momento de decadencia de un paradigma construido durante tres milenios, es una necesidad del Espíritu: de nuestra esencia sentipensante.

Necesitamos de la Filosofía tanto como de la Ciencia, del Arte, la cultura física, la Consciencia. Necesitamos Filosofía porque nuestra esencia es la ‘conversación’. Somos el animal que conversa y a través de la conversación formamos mundos, formamos el mundo en el que vivimos. A esta esencia apuntaba Heráclito y a partir de ahí se le ha llamado Logos. Logos es ‘recoger’, seleccionar y dar sentido, a través del lenguaje, de la conversación, a la naturaleza circundante, a nuestro lugar en el Cosmos. Dejar de pensar es someterse a una estructura negadora de nuestra esencia, alienarse y transformarse en una pieza más de un entramado técnico-económico. Ahí sí: el Hombre ha Muerto.

El problema fundamental de nuestra educación, de nuestra ‘mala’ educación, no se circunscribe principalmente a una falta de recursos e inversión en el desarrollo del Conocimiento, cosa evidente, sino que aún más profundamente a la carencia de una Paideia, de un modelo de hombre digno que se quiera formar.

Desde que irrumpió como una marea totalizadora el ‘pensamiento’ neoliberal y se impuso violentamente en nuestra sociedad, el conocimiento se hizo un lujo. Se mercantilizó. Sometió a la academia. Para sobrevivir había que hacerse funcional al sistema.

El modelo neoliberal no requiere filosofía, aborrece del pensamiento crítico, no tolera la divergencia, hace que las palabras vayan perdiendo su significado, que la conversación se haga irrelevante, salvo para negociar, en el sentido mercantil de ‘negociar’. Negación del Ocio: de la reflexión, del autoconocimiento, del Arte, de la Ciencia que no vende a las exigencias de un complejo técnico-farmacéutico-militar dominante. No se requiere seres críticos, conversaciones cuestionadoras.

El pensamiento, la cultura, son suplantadas por el espectáculo, por la explosión de estímulos audiovisuales que llenan de ruido la mente, que silencian el espíritu, la esencia nuestra, lo inasible, ininteligible y sentido profundamente que se materializa en el habla, la escritura, la lectura, el diálogo, en los besos y abrazos y la risa y las lágrimas.

El neoliberalismo entendido como mercantilización y depredación de la vida y sus recursos es una negación del proceso de desarrollo moral, intelectual y emocional del ser humano. Por eso es que corrompe todo lo que invade: negocios, política, religión, salud, educación.

Por eso, por esa carencia de proyecto digno de persona que resulta funcional al sistema neoliberal, depredador y corruptor, en Chile ‘No’ tenemos Educación de calidad: no hay formación humana, no hay un sistema que tenga como objetivo desarrollar las potencialidades del ser humano, sino que hay un sistema que agobia a niños y jóvenes mientras afuera son bombardeados de estímulos distractivos, hipnóticos e idiotizadores (recluidos en sí mismos –en algún sentido similar al aislamiento de la filosofía y la cultura en la academia de mercado–). No hay un ideal humano inspirador, dignificador, esencializador, sino su opuesto: la producción en masa de empleados alienados y consumidores temerosos de perder su celular y su empleo.

El Ágora de la filosofía hoy en Chile es el aula e Internet: ahí parece transcurrir más que nada la conversación de la sociedad hoy. Tanto el aula como la plataforma electrónica tienen sus códigos conversacionales.

Hoy, con la explosión de la información en la palma de la mano, el pensamiento filosófico tiene que adaptar su lenguaje y formato al momento que vivimos: debe entregar las herramientas apropiadas a un pensamiento que se haga operativo positivamente en el desarrollo de la sociedad.

El pensamiento filosófico se ha manifestado en distintos programas de pensamiento de acuerdo a época, idioma y lugar. Nació la filosofía de la mano de la poesía con Jenófanes, Parménides, Heráclito y otros. Después se hizo Diálogo, debate en la plaza pública, texto, conversación al caminar, elaboraciones lógicas y experiencias místicas, ensayo, tratado, novela… la plasticidad del pensamiento y nuevas estrategias operativas en coherencia al ‘dónde’ y ‘cuándo’ se exige pensar: buscar la respuesta apropiada a la pregunta correcta.

El ‘Hoy’ nuestro exige al pensar operar para salvar la consciencia, para desarrollar un nuevo paradigma que posibilite el máximo de cooperación y armonía entre los seres humanos.

Se trata de elevar la conversación bajo el supuesto de que estamos en peligro, que el grave peligro que afrontamos somos nosotros mismos: nuestra estupidez o estrechez epistemológica que corrompe la conversación con las mentiras, las falacias, los dogmas, las creencias mesiánicas y la voluntad de poder.

A todo nivel institucional la corrupción de la conversación lleva a toda otra corrupción y así se termina por no creer lo que se escucha y no decir lo que realmente se piensa y se cree. La esencia de la Incomunicación operando entre las instituciones y los ciudadanos. La filosofía tiene un rol fundamental al momento de llevar la conversación, la comunicación y el entendimiento a un nivel que facilite el desarrollo armónico de la sociedad y entre las distintas sociedades.

Como asignatura de aula es la gran privilegiada con el deber de ocupar nuestro Logos en la búsqueda de respuestas y sentido a las grandes interrogantes de la existencia humana, provocar conversaciones que alimenten el desarrollo espiritual en valores y capacidades argumentativas. Sacar la filosofía bajo cualquier pretexto es despreciar el valor del Logos, es jibarizar la sociedad con fines económicos basados en el actual modelo depredador, extractivista y banalizador de la existencia humana.

Sin embargo algo muy bueno ha brotado explosivamente a partir de este exabrupto ministerial que pretende incentivar la falta de pensamiento. Desde el mundo académico y cultural, y también desde el mundo ciudadano, hastiado de la corrupción, de las mentiras, de la incoherencia entre el discurso político y sus retóricas artificiosas que trivializan la conversación al hacer todo lo contrario de los principios que predican, ha emergido una defensa aplastante de la filosofía como parte esencial del desarrollo humano que debe fomentar una verdadera educación, de la cual se pretende alejarnos constantemente bajo el sometimiento ideológico a una élite corrupta, codiciosa y tacaña que se aferra a su poder desde todos sus medios.

La sociedad comienza a despertar de un letargo programado por la clase hegemónica con el fin de someter ‘pacíficamente’ a los ciudadanos a través del miedo y la alienación. Se ha despejado ya toda duda al respecto, ya queda claro de qué es continuidad este sistema. Ya no se trata de quemar los libros, como lo hacía la dictadura para prevenir el peligro de que la gente piense. Eso quedó obsoleto: ahora se hacen reformas educacionales.

Fuente: http://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2016/08/29/es-peligroso-pensar-amigo/

Fuente de la imagen: http://hombre.starmedia.com/interesante/cosas-que-gente-que-sobrepiensa-cosas-esta-harta-pensar.html

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Otra escuela es posible

Por: Rafael Narbona

Hace unos días, encontré por casualidad mis notas de séptimo de EGB. En una sola evaluación, suspendía siete de diez materias. En Lengua Castellana y Literatura, obtenía un “Muy deficiente”, una calificación que se repetía en Matemáticas, Ciencias Naturales y Pretecnología. En esas fechas, yo tenía 13 años y era un chaval rebelde, indisciplinado, ferozmente inadaptado y reacio a cualquier forma de autoridad. Corría el año 1976 y estudiaba en un colegio de curas. Podría atribuir los mediocres resultados al sistema educativo de la España tardofranquista, pero mentiría. Simplemente, odiaba la escuela. Cuando años más tarde, me convertí en profesor de filosofía, descubrí que mi odio no había desaparecido y que la escuela sólo era una estructura opresiva concebida para matar el espíritu. Algunos se preguntarán por qué he ejercido la enseñanza durante dos décadas. Podría responder con cinismo, alegando que necesitaba el dinero, pero no sería sincero. Me gustaba el contacto con los jóvenes y disfrutaba enseñando. Eso sí, hice todo lo posible por desviarme de las consignas de la Administración, evitando los exámenes y propiciando los debates, la lectura y el inconformismo. No sé si conseguí gran cosa, pero al menos experimenté la sensación de actuar como un piloto de combate que decide arrojar sus bombas sobre el Estado mayor que le ha enviado a masacrar a la población civil.
La educación en el hogar (homeschooling o homeschool) surgió como una alternativa a la escuela tradicional, represiva y normalizadora. Su filosofía es no imponer nada al niño, respetando su curiosidad espontánea por saber y conocer. La educación en el hogar mantiene un estrecho parentesco con la vocación pedagógica del anarquismo. Al igual que Rousseau, los anarquistas entienden que el hombre nace libre, pero la sociedad se precipita a encadenarlo para reducirlo a esclavitud y servidumbre. La escuela tradicional se basa en un frío racionalismo que desdeña la sensibilidad y la creatividad. Su punto de partida es el pesimismo antropológico: el ser humano es malo por naturaleza y sólo la autoridad, la disciplina y la obediencia pueden erradicar su perversidad. La pedagogía libertaria se opone a esa interpretación, pues entiende que su intención de fondo es imponer las ideas de las clases dominantes, anulando el anhelo de libertad y el pensamiento crítico. La escuela no debe ser un instrumento de represión, sino el lugar donde se hace efectiva la libertad individual y se adquiere una conciencia insobornable, que no transige con la arbitrariedad, la intolerancia y la injusticia. La inteligencia es una variable emocional y no una escala que puede medirse con un test, cuyas preguntas están orientadas a establecer el grado de adaptación a un modelo educativo y social. La Escuela Moderna de Francisco Ferrer Guardia promovía una enseñanza libre, laica y plural. Su objetivo era el desarrollo integral del niño, respetando su peculiaridad y fomentando una convivencia solidaria y libre de competitividad. Acusado de instigar la Semana Trágica de Barcelona, Ferrer Guardia fue fusilado el 13 de octubre de 1909 en el castillo de Montjuic, pese a no mantener ninguna relación con los hechos. No se le mató por conspirador, sino por encarnar la posibilidad de una enseñanza alternativa, libre de la tutela de la Iglesia católica y el Estado.
Al igual que algunos corredores de Fórmula 1, yo finalicé la EGB y el BUP con increíbles remontadas. Salvo las inevitables citas de septiembre con las matemáticas, pasé curso tras curso y entré en la universidad. En la Facultad de Filosofía, las cosas me marcharon mejor, pues mi expediente académico me permitió acceder a una beca de formación de personal investigador. Más tarde, aprobé las oposiciones de instituto con el número uno, obteniendo unas calificaciones que me situaban a milésimas del 10.  No estoy utilizando una licencia poética, sino un hecho que puede constatarse en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid de 2000. ¿Significa esto que fui un adolescente irresponsable y un joven estudioso y trabajador? En absoluto. Simplemente, me adapté al sistema por miedo a la exclusión social. Durante mis años de docente, intenté seguir el consejo de Foucault: “En la medida en que el secreto es una de las formas importantes de poder político, la revelación de lo que ocurre, la denuncia desde el interior, es algo políticamente importante”. La fórmula es buena, pero inaplicable cuando todos tus compañeros actúan como una horda que se refuerza mutuamente mediante el odio hacia el enemigo, que en este caso es el alumno. No soy un ingenuo. No creo que los alumnos sean el buen salvaje de Rousseau. Muchos llegan a la escuela con la cabeza llenas de prejuicios racistas, machistas y homófobos, casi siempre sembrados por esos padres que reclaman en exclusividad el papel de educadores. La tensión entre profesores y alumnos siempre hace más daño a los más vulnerables. He trabajado con docentes que sufrían alguna discapacidad física o que simplemente eran tímidos o inseguros. Puedo testificar que han padecido un infierno en el aula, soportando toda clase de agravios. Los alumnos con discapacidades también sufren las befas de sus compañeros o, sencillamente, un doloroso aislamiento. Recuerdo a una niña de doce o trece años con parálisis cerebral que pasaba el recreo en un rincón, sin que nadie se acercara a hablar con ella. Incluso presencié cómo dos alumnos le propinaban golpecitos en la silla de ruedas para provocarle un “gracioso” espasmo. Un sistema diabólico produce conductas diabólicas y la escuela sólo es el reflejo de una sociedad cruel, desigual y profundamente insolidaria.
La mayoría de los profesores no son conscientes de su verdadera función social o no les molesta. Las voces críticas son minoritarias y suelen acallarse mediante represalias de la Administración o cuadros de acoso laboral, a veces promovidos por sus propios compañeros. En los últimos cuatro años, la caza de brujas se ha incrementado hasta niveles insospechados, con expedientes, cambios de destino o intimidaciones verbales. La inspección y los equipos directivos han sido depurados y reemplazados, con la intención de neutralizar cualquier forma de protesta o disidencia. La crisis económica ha provocado una oleada de indignación que ha incendiado las mentes. Algunos fantasean con levantar guillotinas y descabezar a políticos y banqueros. Creo que sería más inteligente crear nuevas alternativas mediante la reflexión y la autocrítica. Los cambios –si se producen- no procederán de los profesores integrados en el sistema, sino de las escasas voces críticas que ya han puesto en marcha experiencias innovadoras. No podemos mirar al futuro con pesimismo, pues la misión del maestro consiste en transmitir esperanza, enseñado que cambiar las cosas es posible.
Fuente: http://losojosdehipatia.com.es/educacion/otra-escuela-es-posible/?utm_campaing=shareaolic&utm_medium=facebook&utm_source=socialnetwork
Fuente de la imagen: http://blogs.ua.es/tdah/page/2/
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Carmen Bohórquez: La fuerza de la Filosofía

Por Fernando Buen Abad

Cientos de metas filosóficas (inimaginables para muchos) han sido alcanzadas por Carmen Bohórquez con el aliento de la situación revolucionaria floreciente en Venezuela. Ha logrado, por ejemplo, poner en pié por más de una década, Foros de Filosofía Internacionales que encuentran a pensadores de todo el mundo debatiendo (y aprendiendo) en las plazas públicas, las ideas revolucionarias del pueblo Venezolano. Es gestora de esa experiencia única que ha logrado desplegar durante un día, y en todo el país, la discusión de temas filosóficos para la acción inmediata.

Carmen Bohórquez ha logrado amasar prestigio intelectual planetario para el “Premio Libertador al Pensamiento Crítico” y ha conseguido ser ella misma el “alma Mater” de la “Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad” bajo la inspiración y mandato de los comandantes Fidel Castro y Hugo Chávez más el apoyo de cientos de mujeres y hombres expertos en las más diversas tareas de la ciencia, de las artes y de la política. Y eso no es todo.

Carmen es autora de uno de los estudios más sobresalientes sobre Francisco de Miranda y, con su empeño y compromiso, ha sido artífice de actos político-académicos en Venezuela -y en el mundo- para destacar el papel de Miranda en los procesos de independencia de la Patria Grande y en el valor de su vigencia. Carmen ha sido partícipe central, también, de la iniciativa presidencial que consiguió identificar al rostro del Libertador Simón Bolívar, basado en los adelantos científicos más notables y en la voluntad semiótica más soberana de Hugo Chávez.

Carmen ha escrito y publicado cuanto ensayo y cuanta declaración han sido necesarios para estimular el conocimiento de la Historia y el conocimiento de la Filosofía indispensables en la profundización de la Revolución Socialista de Venezuela y en su victoria definitiva. No es una académica “neutra”, no es una funcionaria decorativa, no es una intelectual “contemplativa”. Carmen Bohórquez es una inspiración y es un ejemplo de ética, de claridad y de trabajo. Lo saben bien quienes han colaborado con ella, sus estudiantes y sus amigos. No sobra recordar cómo ha sabido sumar los talentos de cientos de personas que son y han sido colaboradores suyos.

A Carmen Bohórquez le profesan respeto de camaradas líderes, políticos y científicos de todo el mundo, de muchos frentes y ámbitos no sólo por su inteligencia deslumbrante sino, también, por su calidad humana forjada en la militancia y en la fidelidad revolucionaria más probada y más promisoria. No tiene Carmen una mirada complaciente ni obsecuencias de ocasión. Es un torbellino crítico al que nada ni nadie se le escapa, jamás, y suele ser expresión de sus afectos el regalo fraterno de su crítica honda y serena. Eso deben recordarlo siempre sus amigos y los no tanto. En su cuerpo pequeño y en su paso pausado sólo habitan fortalezas de gigantes. Nadie se engañe.

Sólo así es posible la obra que Carmen Bohórquez ha desarrollado para la “Batalla de las Ideas” que es la praxis misma y en donde ella es un comandante fundamental y extraordinario. La mesura de sus palabras y la suavidad de sus exposiciones no es más que notificación de fuerzas en lucha que forjan el temple de una mujer entregada a transformarse, ella misma, con el vértigo de los cambios revolucionarios. Le duelen los tropiezos y le duelen los errores, le duelen los olvidos y le duelen las postergaciones… es así de tiempo completo y es de ese calibre su compromiso de lucha. Habrá que buscar mucho, realmente mucho, para encontrar una mujer que hubiere sido capaz de hacer todo lo que Carmen Bohórquez ha conquistado en el intenso período revolucionario del que ha sido forjadora y producto.

Habrá que buscar mucho para encontrar un caso similar, en cantidad y en calidad, que sin ego y sin manipulación, con afecto y con solidaridad rigurosa convocara a cientos de filósofos, artistas y lideres sociales del mundo para hacerlos entender a Venezuela y convencerlos de imbricarse -como aprendices del pensamiento y de la lucha revolucionaria de su pueblo- en la tarea de pensar y hacer juntos. Habrá que buscar mucho para encontrar un caso similar capaz de realizar la logística descomunal que implica movilizar a un país entero en la acción de filosofar todos al calor de las agendas socialistas de la Revolución Bonita.
Habrá que buscar mucho para encontrar un caso similar empeñado sistemáticamente en estimular y premiar el pensamiento crítico de sus pares, hacerlos sentir importantes para la humanidad y trataros como, seguro en no pocos casos, jamás los han tratado en sus propios países. De esa estatura humana y militante es Carmen Bohórquez. No hay que olvidarlo. Eso se debe a la interpretación objetiva que Carmen hizo del mandato recogido de Simón Bolívar y de Francisco de Miranda y se debe también a la asimilación que hizo del mandato de Fidel y de Chávez para consolidar herramientas de conciencia capaces de demostrar la anchura intelectual de los revolucionarios y la profundidad ontológica de su ser socialista. La cosa es que Carmen Bohórquez es de esa estirpe.

Esto no es una “apología”. Difícilmente se puede sintetizar lo que en la práctica abarca tantos frentes y tantos logros. Esto no es una “apología”, no es un halago, se trata de hacer visible la fuerza y la lucha, la seriedad y la sistematicidad que suelen ser escasas en muchos frentes. No es una “apología” y eso permite ahogar en su saliva los cuchicheos de los aviesos y las detracciones de no pocos parásitos. Para decirlo suavemente. No es una “apología” porque Carmen Bohórquez no la necesita ni la aceptaría.

Todo el trabajo realizado por Carmen Bohórquez implica frentes donde la Revolución tiene abiertas “de par en par” las puertas, por ejemplo, de la investigación histórica y filosófica. Está sobre la mesa la agenda completa de la “Batalla de las Ideas” donde el pensamiento revolucionario tiene mucho por producir y divulgar, en lo mediato y en lo inmediato. La agenda de Paz y de Justicia para los pueblos, la revolución económica que ha de poner las riquezas en manos de quienes la producen, la superación definitiva del capitalismo, el estudio y actualización de la Historia que nos alimenta futuro y, en suma, todos los temas y las acciones necesarias para salvar a la humanidad de los horrores del capitalismo con la fuerza del socialismo… todas están y han estado en la obra y en la lucha de Carmen Bohórquez. En los hechos.

Fuente: http://www.telesurtv.net/bloggers/Carmen-Bohorquez-La-fuerza-de-la-Filosofia-20160826-0001.html

Imagen:4.bp.blogspot.com/_lMhMVDQ8wNc/TJkcvq6O3eI/AAAAAAAAAaA/kqASit7Hwhg/s1600/IMG_0460.jpg

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Libro: Una filosofía de la educación políticamente incómoda

Una filosofía de la educación políticamente incómoda

  • Autor: Pring Richard y Amilburu, María G. (edit.) 
  • Editorial: Narcea Ediciones
  •  9788427721562
  • Páginas: 160

Sinopsis: En los trabajos recogidos en este libro, Pring plantea una sólida defensa de la buena educación y justifica la necesidad de la reflexión filosófica para mejorar la práctica educativa, junto a un diseño de reformas legales y políticas que no adulteren los fines propios de esta tarea. La importancia de esta edición radica fundamentalmente en que es la primera vez que se presenta al público de habla española la obra de este importante pensador, comprometido además de forma activa en el área educativa.

La primera parte del libro recoge textos que analizan la naturaleza, los fines y el contexto de la educación y, concretamente, qué debería considerarse hoy “una persona educada”. En la segunda parte se argumenta a favor de la reflexión filosófica en la práctica educativa que se desarrolla en el aula, en la investigación educativa y en el diseño de las reformas políticas en este ámbito. 

La claridad expositiva, el rigor intelectual y las referencias al contexto presente que caracterizan los trabajos académicos de Pring se ponen de manifiesto en esta obra que, aunque puede resultar “políticamente incómoda” para sectores educativos excesivamente burocratizados y mercantilistas, ilumina de modo sugestivo la labor de aquellos profesores y políticos que tienen una visión más amplia de lo que constituye el éxito en la educación.

Indice:

PRESENTACIÓN. María G. Amilburu.

I. LOS FINES DE LA EDUCACIÓN
1. ¿Qué es una persona educada?
2. El contexto de la educación ¿Monasterio o mercado?
3. La Escuela Común.
4. Necesidad de una visión más amplia de la educación.
5. ¿Fue Dewey el salvador de la educación norteamericana o peor que Hitler?

II. NECESIDAD DE LA FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN EN LAS POLÍTICAS Y LAS PRÁCTICAS EDUCATIVAS
6. Políticas y prácticas educativas basadas en evidencias.
7. Los falsos dualismos de la investigación educativa.
8. Virtudes y defectos del investigador educativo.
9. Las Universidades y la formación de los futuros profesores.
10. Recuperar la educación.

 

Fuente de la reseña: http://narceaediciones.es/educacion-hoy-estudios/1113-una-filosofia-de-la-educacion-politicamente-incomoda.html?

Fuente de la imagen: http://narceaediciones.es/1193-thickbox_default/una-filosofia-de-la-educacion-politicamente-incomoda.jpg

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