Colombia / 2 de enero de 2018 / Autor: Simón Granja Matías / Fuente: El Tiempo
Son hombres sencillos, se levantan temprano, salen a la calle bien sea del pueblo o de la ciudad y, cruzando el frío de la madrugada, llegan a sus escuelas motivados por implementar los modelos educativos que ingeniaron con la finalidad de hacer bien su trabajo como profesores. Ellos no esperaban que esa motivación sería de un nivel tan alto que llegaría a oídos de la Fundación Varkey, una organización internacional dedicada a promover la calidad de la educación en el mundo. Mucho menos que la organización los seleccionaría entre 30.000 docentes para conformar el grupo de los 50 mejores profesores del mundo y que alguno de ellos tendría la posibilidad de llevarse el Global Teacher Prize, conocido como el Nobel de la educación.
Los tres hombres colombianos que quedaron entre los 50 mejores son: Luis Miguel Bermúdez, de Bogotá; Jhon Alexander Echeverri Acosta, de Medellín, y Carlos Enrique Sánchez Santamaría, de Contratación, Santander. En esta edición del premio, Colombia es el país de América Latina que más profesores llevará al galardón.
En la edición 2017, solo fue convocado el profesor bogotano Alexánder Rubio, y en la del 2016, la profesora Katherine Franco, de Medellín.
El Global Teacher Prize es un premio que se creó para reconocer el trabajo de un profesor que haya contribuido de manera sobresaliente a la profesión y puesto de relieve la importante función que los docentes desempeñan en la sociedad. Además, el galardón da a conocer miles de historias de heroísmo educativo que han transformado y transforman la vida de los jóvenes en todo el mundo.
La lista de los 50 profesores preseleccionados tiene representantes de 33 países. Al dar a conocer sus historias y experiencias, la Fundación Varkey espera que el público general pueda debatir sobre la relevancia del trabajo de los profesores. El ganador se anunciará en el Foro Mundial de Educación y Capacitación que tendrá lugar el domingo 18 de marzo del 2018, en Dubái. El ganador recibirá un millón de dólares para impulsar su proyecto educativo. En la edición 2017, la canadiense Maggie MacDonnell se llevó el galardón por su trabajo con comunidades nativas inuit en el ártico canadiense. Para la próxima, los siguientes tres colombianos tienen más posibilidades de llevarse el reconocimiento.
Sexo seguro
Luis Miguel Bermúdez es uno de los profesores de los que más se ha hablado este año. Recibió el Premio Gran Maestro de la Fundación Compartir – el reconocimiento más importante para docentes de Colombia– y ahora quedó nominado al Global Teacher Prize. Además, el modelo pedagógico con el que logró estos reconocimientos ha sido divulgado y se ha puesto en práctica en otros países de América Latina.
Cuando el profe Bermúdez empieza a hablar sobre su colegio y sobre su proyecto es difícil que pare. Lo apasionan. Durante siete años ha dictado la clase de Ética y Valores en el Colegio Gerardo Paredes de la localidad de Suba, en Bogotá, y ha vivido momentos difíciles –como amenazas contra su vida–, así como gratificantes –logró reducir a cero el número de embarazos a temprana edad en el plantel–.
Y es que las condiciones socioeconómicas que rodean a la institución, y que, por lo tanto, se viven dentro de ella, son difíciles. La mayoría de las familias que habitan el sector llegaron allí como desplazados, en un éxodo constante desde distintas regiones del país. El nivel educativo de los padres es bajo y sus ingresos económicos provienen, principalmente, de la informalidad.
La droga y la violencia no son ajenos al lugar. Pero el mayor problema que el profesor identificaba era la falta de educación sexual y todo lo que se deriva de esta: embarazo a temprana edad, violencia sexual y de género, abuso sexual y discriminaciones por orientación sexual. Frente a esto, durante los últimos dos años ha desarrollado una propuesta que va más allá de lo académico, pues llega a solucionar problemas de la vida de sus estudiantes, de sus familias, del colegio y de su entorno barrial.
“Me pregunté: ¿cómo construir un currículo para la educación sexual que tenga en cuenta las necesidades e intereses de los estudiantes? ¿Cómo articular los procesos educativos para disminuir el embarazo y demás problemas?”, relata el profesor, y agrega: “De ahí surgió la idea de la integración curricular de la ciudadanía sexual y el enfoque diferencial y de género”.
La propuesta empezó a implementarse en el año 2014. Se construyeron materiales propios, como unidades didácticas y evaluaciones, y se fortaleció el ejercicio de los derechos humanos, sexuales y reproductivos. “La primera estrategia fue crear espacios críticos de reflexión en la asignatura de Ética y Religión. Además, se utilizaron herramientas de investigación para reconocer las posibilidades de los estudiantes de ejercer sus derechos”, explica el profe Bermúdez.
Mediante esta estrategia se pudo evidenciar una disminución significativa en el embarazo adolescente y en los problemas de convivencia por violencia sexual o discriminación. “En un punto llegamos a tener hasta ocho niñas embarazadas en un salón de clases. Este año tenemos cero en toda la institución educativa”, asegura el docente, emocionado al recordar el logro.
El futuro en la naturaleza
El viaje a Dubái, en la península arábiga, será el primer viaje internacional del profesor Jhon Alexánder Echeverri Acosta. Está nervioso, pero también emocionado. La razón por la que la Fundación Varkey, entidad que organiza el Global Teacher Prize, eligió a este paisa de 33 años nacido en Envigado es porque ha ido más allá de incentivar a sus estudiantes a esforzarse en los estudios. El profesor ha buscado la participación de los padres y de las comunidades alrededor de los tres colegios en los que enseña la búsqueda de soluciones para los problemas medioambientales y sociales que se presentan.
“Este es un trabajo colectivo. Esa nominación no es mía. Yo lo he podido dar a conocer por la ayuda de ellos”, cuenta el maestro.
Echeverri no tiene padres maestros como muchos grandes educadores; pero su hermano gemelo y su otra hermana sí lo son. Según él, la razón de que los tres se hayan vinculado al mundo de la educación es porque siempre fueron muy aplicados, siempre quisieron aprender más, y de ahí se deriva el interés por transmitir esos conocimientos. Y desde pequeño siempre procuró encontrar soluciones, por eso promueve la investigación.
En las instituciones educativas El Salado, El Comercio e Indecap, en Envigado –donde Echeverri enseña ciencias– ha implementado varios proyectos de investigación con impacto positivo en las comunidades circundantes. Los entornos sociales y económicos de estas instituciones tampoco son fáciles. La mayoría de la población se identifica en estrato dos, y es frecuente que haya hogares disfuncionales, madres solteras, pobreza…
“Afortunadamente, cuento con estudiantes que quieren ayudar a la comunidad, que son propositivos y proactivos para mejorar las problemáticas que se están viviendo en la comunidad”, dice Echeverri, y explica: “Tenemos proyectos que ayudan a disminuir la contaminación del aire, a hacer ecomaceteros y ecoladrillos. Y tenemos un noticiero institucional ambiental y uno que ayuda a divulgar competencias ciudadanas, lectu-ra… Desde hace 10 años empecé con estos proyectos”, asegura orgulloso.
Entre estos está un sistema de purificación del aire por medio de huertas hidropónicas con paneles solares. Inventaron, el profesor y sus estudiantes, un sistema de control de plagas y repelentes. “Este año construimos máquinas trituradoras de material reciclable para hacer macetas y ladrillos”, cuenta Echeverri, emocionado.
No olvidemos el pasado
Contratación, en Santander, tiene poco más de 3.800 habitantes, menos de los que tenía hace 10 años, cuando eran más de 5.200. En el pueblo, la tendencia es irse; pero Carlos Enrique Sánchez Santamaría, profesor de Computación y Comunicaciones en el Instituto Técnico Industrial San Juan Bosco, quiere revertir esa situación y generar sentido de apropiación.
Este pueblo fue uno de los tres lazaretos para recibir a los enfermos de lepra, y aunque ya hayan pasado más de 60 años desde que se demostró que dicha enfermedad no es contagiosa, el estigma aún pesa sobre el mal y, por lo tanto, sobre Contratación.
A sus 53 años, el profesor Carlos, quien fue criado y logró crecer en Contratación, ha visto pasar la historia del pueblo ante sus ojos y se ha dado cuenta de que es necesario fortalecer la memoria histórica del lugar y motivar a los contrateños para que se sientan orgullosos de su tierra.
Lo que buscaron el profesor y sus estudiantes fue acabar con el estigma de la enfermedad, decirle a la gente que la lepra no es contagiosa, que pueden hablar con los enfermos sin que pase nada.
“Empezamos a compartir la memoria de Contratación usando las tecnologías: hicimos blogs, movimos las redes sociales. Luego, creamos un canal de televisión y un periódico”, cuenta al maestro. Pero ahí no se quedó el proyecto, siguió creciendo. El profesor y los estudiantes se cuestionaron qué más podrían hacer, y decidieron imaginarse a Contratación en el futuro. “Queremos que sea el primer parque histórico cultural del mundo en homenaje al enfermo de la lepra”.
Fuente de la Noticia:
http://www.eltiempo.com/vida/educacion/tres-profesores-colombianos-nominados-al-global-teacher-prize-2018-166382