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La generación Z y el cambio climático

Por: José María Manzano Callejo 

Existe un amplio consenso científico en que el cambio climático plantea un riesgo tremendo para la civilización humana. Según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (PICC) de las Naciones Unidas, es inequívoco que las actividades humanas han impulsado y continúan intensificando el calentamiento global del planeta debido a la quema de combustibles fósiles y la liberación de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Como resultado, cada una de las últimas cuatro décadas ha sido sucesivamente más cálida que cualquier década anterior desde 1850. Esto está dando lugar a fenómenos climáticos más severos caracterizados por frecuentes incendios forestales, olas de calor extremas, tormentas devastadoras, inundaciones y sequías. En consecuencia, los científicos advierten a los gobiernos de todo el mundo que se debe realizar un esfuerzo concertado para limitar el calentamiento a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales para evitar que estos eventos se vuelvan más peligrosos y catastróficos. Todas las publicaciones sucesivas del PICC están enviando el mismo mensaje de urgencia y advirtiendo sobre puntos de inflexión irreversibles: el cambio climático ahora se describe como una “ebullición global” y la humanidad ha “abierto las puertas al infierno”.

El PICC enfatiza la necesidad urgente de tomar medidas climáticas y resalta la amenaza para la existencia que representa alcanzar puntos de inflexión para el bienestar humano, la salud planetaria y las economías globales. El Informe de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial 2023 identifica el “fracaso en la mitigación del cambio climático” y el “fracaso en la adaptación al cambio climático” como las dos principales amenazas globales, destacando el riesgo de la dependencia de sectores intensivos en carbono.

Dada esta incómoda realidad, se espera que los gobiernos, las industrias, la sociedad civil y los individuos tomen medidas inmediatas para responder a la crisis climática. A pesar de algunos avances logrados en la 28ª reunión de la Conferencia de las Partes (COP28) de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) sobre la transición para abandonar los combustibles fósiles y avanzar hacia la agricultura sostenible, las políticas climáticas actuales en todo el mundo no alcanzan la fuerza necesaria para abordar eficazmente la escalada de la crisis climática. La interconexión entre el cambio climático, la biodiversidad, la salud de los ecosistemas y la sociedad humana también es ampliamente reconocida y los impactos adversos del cambio climático inducido por el hombre continúan intensificándose y causando daños y pérdidas generalizados.

A pesar del consenso en la comunidad científica sobre la realidad y la importancia del cambio climático causado antropogénicamente y la abrumadora cantidad de evidencia de que el planeta se está calentando, muchas personas y organizaciones en todo el mundo todavía no apoyan los esfuerzos para mitigar las emisiones globales de GEI. En algunos casos, muchos todavía ignoran por completo la ciencia climática y sus advertencias. Esto está sucediendo en diferentes países y en diversos niveles de la sociedad, incluidos los líderes mundiales y los representantes gubernamentales. Por ejemplo, los problemas medioambientales globales son cada vez más cuestionados por conocidos líderes mundiales escépticos de la ciencia climática como el ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, que ha afirmado que el cambio climático es un engaño, y otro fuerte negacionista del cambio climático, el australiano ex primer ministro Scott Morrison. Esto tiene un impacto en la búsqueda de soluciones climáticas globales, genera controversia en torno a la ciencia climática y retrasa la acción para abordar urgentemente el cambio climático.

En la COP28 se logró un acuerdo global para acelerar la acción climática, pero su futuro depende de su implementación y compromiso efectivo en todo el mundo

Aunque en 2015, 196 países de todo el mundo se comprometieron a limitar el calentamiento global a muy por debajo de 2 °C, preferiblemente 1,5 °C, para mitigar los efectos devastadores del cambio climático en virtud del Acuerdo de París, el IPCC informó que, a pesar de progresos, el aumento de las temperaturas persiste debido a la falta de determinación política. En consecuencia, el IPCC declaró inequívocamente que el mundo tiene una ventana limitada hasta 2025 para alcanzar el pico de emisiones globales y debe reducirlas a la mitad para 2030 para tener alguna esperanza de limitar el calentamiento global a 1,5 °C. En la COP28 se logró un acuerdo global para acelerar la acción climática, pero su futuro depende de su implementación y compromiso efectivo en todo el mundo.

ANSIEDAD CLIMÁTICA

Los más jóvenes se ven especialmente afectados por las perspectivas del cambio climático a pesar de haber contribuido muy poco a la situación actual

La gente es cada vez más consciente de los peligros que plantea el cambio climático para la salud y el bienestar humanos. Este reconocimiento vital destaca las diversas formas en que el cambio climático afecta a la humanidad más allá de la salud física. Cuando las personas experimentan directamente eventos extremos, como grandes tormentas, sequías o incendios forestales, pueden afectar gravemente su estado mental y provocar trastornos de estrés postraumático. Esta comprensión subraya la urgencia de abordar el cambio climático no sólo como una cuestión ambiental, sino también como un problema complejo que afecta todos los aspectos de la vida humana. La ansiedad climática surge de una profunda preocupación por el cambio climático y sus consecuencias de gran alcance tanto para el medio ambiente natural como para la vida humana. Tal angustia puede manifestarse como pensamientos inquietantes o sentimientos abrumadores de preocupación respecto de futuros desastres climáticos y el destino continuo de la humanidad y el mundo. También puede traducirse en miedo, inseguridad, parálisis e inacción, así como sentimientos de ira, agotamiento, impotencia y tristeza. Abordar los desafíos del cambio climático y sus impactos en las generaciones futuras requiere un enfoque holístico que enfatice la necesidad de estrategias integrales para mitigar cualquier efecto adverso. Evitar la ansiedad climática pone de relieve la necesidad apremiante de actuar y buscar colectivamente soluciones de sostenibilidad para aliviar estas preocupaciones y asegurar un futuro estable para las generaciones venideras. Los más jóvenes se ven especialmente afectados por las perspectivas del cambio climático a pesar de haber contribuido muy poco a la situación actual.

INVESTIGACIÓN

Una nueva investigación de la Universidad Curtin de la Dra. Diana Marinova, ha demostrado que los jóvenes australianos tienen grandes preocupaciones sobre el cambio climático, que está teniendo un impacto significativo en sus vidas y podría tener consecuencias más amplias en las próximas décadas.

Publicado en Sustainable Earth Reviews, el estudio encuestó a estudiantes universitarios australianos pertenecientes a la Generación Z (personas nacidas entre 1995 y 2010) y encontró que el cambio climático era su principal preocupación ambiental.

La ansiedad climática ve la preocupación por el cambio climático manifestada en pensamientos inquietantes, angustia abrumadora por futuros desastres climáticos y el destino continuo de la humanidad y el mundo. También puede traducirse en sentimientos de miedo, inseguridad, ira, agotamiento, impotencia y tristeza.

Dora Marinova, profesora de Sostenibilidad de Curtin, refiere que la ansiedad climática era un factor que contribuye a la sensación general de inquietud de la Generación Z hacia el futuro, que podría tener importantes ramificaciones en el futuro. «Estos jóvenes están muy preocupados y, en cierto modo, intimidados por la falta de medidas concretas para luchar contra el cambio climático», afirmó la profesora.

La Generación Z tiene serias preocupaciones que no solo afectarán su salud mental (que será algo con lo que la sociedad y el sistema de salud pública tendrán que lidiar) sino también las decisiones que toman los jóvenes: cómo gastan su dinero, si tienen familia, su elección de carrera y más.

El estudio también reveló que, a pesar de sus preocupaciones, sólo el 35 por ciento de la Generación Z participaba regularmente en el activismo climático tradicional, como la recaudación de fondos, la donación de dinero a causas nobles, el apoyo a campañas políticas o la participación en eventos como marchas o protestas.

La Dra. Diana Bogueva, describe que los encuestados utilizan regularmente las redes sociales para expresar sus inquietudes y obtener información. Por otro lado, afirma que, si bien sus actividades on line (en línea) eran importantes, es posible que la Generación Z necesite participar de otras maneras para aliviar la ansiedad climática e impulsar el cambio. La Generación Z debería considerar participar en áreas de activismo más tradicionales o convencionales, como campañas políticas, para interactuar con los responsables políticos y conectarse mejor con otras generaciones para influir en los tomadores de decisiones, acelerar la acción climática y ayudar a salvaguardar un planeta habitable para todos”, según la autora del trabajo.

La Dra. Bogueva enfatizó que no era responsabilidad exclusiva de la Generación Z resolver el cambio climático (un problema que ellos no crearon), pero tomar medidas significativas puede ayudar a aliviar los sentimientos de ansiedad e impotencia de un individuo: «esto puede incluir descubrir cómo pueden ser parte de la solución en sus vidas personales, ya sea eligiendo una carrera que tenga un impacto o ajustando los productos o alimentos que consumen, entre otras acciones».

Datos clave del estudio

1. Ansiedad climática generalizada: más del 80 % de la generación Z australiana encuestada expresa preocupación y ansiedad significativas por el cambio climático, lo que afecta su salud mental y sus perspectivas futuras.

2. Participación limitada en el activismo tradicional: a pesar de los altos niveles de preocupación, solo el 35% de la Generación Z participa en el activismo climático tradicional, y muchos prefieren las redes sociales como plataforma de promoción.

3. Llamado a un activismo diverso y acción personal: Los investigadores abogan por la participación de la Generación Z en una gama más amplia de activismo y cambios en el estilo de vida personal para combatir la ansiedad climática y contribuir a la acción climática.

Por último, compartir esta reflexión irónica de Mark Twain: «El paraíso lo prefiero por el clima, el infierno por la compañía”.

@JoseMariaManz18

Fuente: https://www.nuevatribuna.es/articulo/sostenibilidad/generacion-z-cambio-climatico/20240309172431224576.html

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El impacto del COVID-19 en la generación Z y su visión del futuro de la educación

Por: Paulette Delgado

Un estudio revela el punto de vista de la Generación Z sobre cómo el COVID-19 afecta su educación y por qué buscarán seguir su propio camino educativo.

 

Con el fin de descubrir si los estudiantes de la generación Z estaban interesados en seguir una educación universitaria tradicional al terminar el bachillerato, la Corporación de Gestión de Crédito Educativo (ECMC por sus siglas en inglés) y VICE Media lanzaron “Question The Quo». Esta encuesta involucró a más de 2200 alumnos estadounidenses entre 14 a 18 años, es decir, jóvenes que están en el bachillerato o lo van terminando. Lo interesante es que la investigación comenzó a finales de febrero del 2020, justo cuando empezaba la pandemia y terminó a mediados de mayo, cuando los alumnos llevaban más de un mes en cuarentena.

Tradicionalmente, se estudian cuatro años de educación superior para obtener el título pero ahora, menos del 23 % lo ven como el único camino para obtener un buen trabajo o una exitosa carrera profesional. Por el contrario, el 70 % de los encuestados están dispuestos a seguir su propio camino de aprendizaje, aunque este no incluya ir a la universidad.

Cuestionando el statu quo

Los resultados de este estudio demuestran que las nuevas generaciones comprenden la necesidad del aprendizaje a lo largo de la vida y capacitación continua en habilidades, factores que Jeremy Wheaton, presidente y CEO del Grupo ECMC, considera esenciales para el éxito ahora y en el futuro. Más de la mitad de los encuestados (61 %) aseguraron que el mejor lugar para aprender es el trabajo, pero menos de la mitad (46 %) creen que las empresas brindan oportunidades de educación formal para ayudarlos a desarrollar sus habilidades.

Entre los factores que influyen la decisión de alejarse de una educación tradicional por rutas alternas, el 64 % de los jóvenes comentaron que les preocupa cómo pagar la educación superior. Un 59 % espera que el gobierno lance algún bono o programa adicional para ayudarlos a pagar sus deudas estudiantiles. Otro 46 % está esperando que las empresas empiecen a brindar educación formal con el fin de mejorar las habilidades que necesitarán en el futuro del trabajo.

Por otro lado, un 80 % de las mejores carreras que los encuestados quieren estudiar se ofrecen a través de programas de formación profesional y técnica, por lo que para esta generación, considerar una alternativa a la universidad es viable. Además, 65 % de los encuestados comentaron que consideran una educación alternativa porque confían en su futuro personal, inclusive el 84 % considera que sus perspectivas laborales son iguales o mejores que las de sus padres.

¿Qué preocupa a la Gen Z?

El cambio climático y la deuda estudiantil son dos de los temas que más preocupan y provoca ansiedad en los jóvenes de la generación Z. Según el estudio, el 51 % considera el cambio climático como el tema más preocupante, seguido por la deuda estudiantil (48 %) y las expectativas de los demás (41 %).

Por otro lado, la encuesta preguntó a los encuestados qué era lo que les daba más esperanza sobre el futuro, y el 60 % confirmaron que su familia. Le sigue con un 55 % las metas y esperanzas que planean cumplir, junto con su habilidad de poder ganarse la vida. Lo que más desconfianza y desaliento les da  es la deuda estudiantil, ya que no creen que se pueda evitar.

La generación Z se ha caracterizado por padecer altos niveles de estrés y burnout, esto se debe, en parte, a las altas expectativas que se tienen sobre las y los integrantes de esta generación. Las expectativas que tienen sobre ellos es el tercer tema que más preocupa a esta generación.

Pero, ¿cómo define la Gen Z el “éxito”? Se les preguntó cuánto estaban de acuerdo con las siguientes afirmaciones y 87 % está de acuerdo con que “éxito” es obtener un trabajo que los apasione en los primeros cinco años de su vida laboral. Otro 67 % creen que es centrarse en lo que aman, sin importar el dinero, y un 30 % creen que lo económico es lo que define el éxito.

La pandemia los ha hecho replantear sus planes a futuro

Debido a las fechas en las que se llevaron a cabo las encuestas, está claro que el tema del COVID-19 afecta a estos resultados. Al 37 % de los jóvenes encuestados les preocupa cómo la pandemia pueda afectar su futuro, especialmente por el impacto económico que la pandemia tendrá. Se estima que los estragos del COVID-19 se sentirán hasta una década después, afectando especialmente a las generaciones que ingresarán al mercado laboral en un mundo pospandemia.

Estos factores han influido en las decisiones de carrera de esta generación. El 25 % de los encuestados está considerando cambiar sus planes sobre qué hacer después de graduarse, el 24 % retrasará sus planes de estudiar una carrera universitaria y 21 % señala que es probable que asista a una escuela técnica, en lugar de asistir a la universidad. Además, el 35 % contestó que es probable que no busquen un título de posgrado.

Para quienes siguen con sus planes de continuar sus estudios, el 74 % de los encuestados cree que una educación basada en habilidades STEM o comerciales hacen sentido y son relevantes en el mundo actual. Mientras que el 59 % considera el aprendizaje a lo largo de la vida y la capacitación continua como un tema esencial.

Clases en línea vs. presenciales

La generación Z prefiere la enseñanza presencial. Más de la mitad (58 %) de los encuestados creen que la educación sufre durante los cierres de las instituciones educativas. Mientras que al elegir entre clases presenciales, híbridas o totalmente en línea, el 36 % considera que, como están las cosas actualmente, las clases son mucho mejor presenciales, seguido muy de cerca (34 %) por la creencia que la mejor opción son las clases híbridas y el 30 % se inclina más por las clases en línea.

Estos resultados cambian cuando se les pregunta lo mismo pero considerando un escenario donde ya se haya desarrollado una vacuna; en este escenario, el 56 % considera que prefiere tener clases presenciales, seguido por un 37 % híbridas y sólo un 7 % prefiere las clases exclusivamente en línea. Pero aunque la mayoría de los encuestados se incline por las clases presenciales, ¿cómo se imaginan un regreso a las aulas pospandemia? El 39 % está de acuerdo que, de regresar a las aulas, los escritorios deberán estar apartados uno del otro y un 36 % considera que se deberían reducir los espacios sociales.

Al preguntarles qué tan de acuerdo estaban con la dificultad y desventajas de la educación en línea, el 39 % está de acuerdo que el material en línea es menos desafiante, mientras que un 34 %  acordaron lo opuesto, señalan que las clases online son más difíciles y sólo el 20 % afirmó consideran que es lo mismo.

Por último, el 43 % creen que debido a la pandemia, aumentará la insistencia en la educación en el hogar posibilidad que esta generación no ve con buenos ojos ya que el 50 % cree que la cuarentena sólo ha aumentado a la desigualdad ya que no todos los alumnos tienen el mismo acceso a las tecnologías necesarias para aprender a distancia.

Está claro que la pandemia ha afectado a la generación Z y los ha llevado a replantear sus planes sobre qué hacer al graduarse de preparatoria. Además, temas como el costo de la universidad y la incertidumbre, siguen empujando a los alumnos a considerar entrar a trabajar o estudiar una carrera técnica o entrar a algún programa de formación profesional. Aún así, la encuesta se realizó durante la cuarentena por lo que sería interesante ver si cambian de opinión una vez que vuelvan a abrir las universidades.

 

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/impacto-covid19-gen-z

 

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¿Cómo desarrollar el pensamiento crítico en alumnos de la Generación Z?

Por: Rubí Román Salgado

“El pensamiento crítico no es una actividad espontánea. Primero se deben construir las ideas y ese es el mayor desafío”.

Los reportes especializados más recientes en innovación educativa resaltan la necesidad de desarrollar en mayor medida las competencias transversales de los estudiantes con el fin de lograr su eficiente incorporación laboral en un mundo cambiante y volátil. Así lo explicó la Dra. Patricia Caratozzolo en nuestro webinar del mes de marzo 2020.

En este webinar, Patricia nos compartió algunas sugerencias para desarrollar la creatividad y el pensamiento crítico en grupos mayoritariamente de la Generación Z (individuos menores de 24 años que se encuentran iniciando su preparación universitaria). También presentó los resultados de su trabajo de investigación que realizó en el Tec de Monterrey para atacar los siguientes problemas en los estudiantes de esta institución:

  1. La reducción del vocabulario activo de los estudiantes

  2. La inseguridad en la comunicación oral y escrita

  3. La dificultad para el desarrollo del pensamiento crítico

Para hacer frente a estas problemáticas, se identificaron las mejores actividades y dinámicas para promover la lectoescritura en los jóvenes, los mecanismos que permiten el desarrollo de la riqueza léxica, así como también se hizo una selección y evaluación de un plan de mejora de la competencia del pensamiento crítico.

El pensamiento está hecho de palabras. Si los estudiantes manejan en su día a día tan solo 300 palabras, ese pensamiento será pobre y débil; si les pides una argumentación no podrán sostenerla”.

La mayoría de los docentes limita su enseñanza en el desarrollo de las competencias disciplinares de su materia, mientras que las competencias transversales como la flexibilidad cognitiva, la creatividad y el pensamiento crítico, suelen quedarse relegadas al criterio de cada escuela y de cada profesor. Esto representa un enorme riesgo, porque son muy pocos los docentes que tienen una preparación continua en técnicas didácticas de enseñanza-aprendizaje adaptadas a las generaciones actuales.

A continuación, les compartimos algunas características de los jóvenes de la generación Z de acuerdo con la investigadora Patricia Caratozzolo. Para conocer los resultados completos del estudio consulta el video de la sesión en cualquier momento.

Características de la Gen Z

  • Se entretienen con plataformas visuales pasivas (YouTube, Instagram)

  • Leen solo breves textos pre-digeridos

  • No ejercitan la concentración por periodos largos

  • Prefieren no realizar esfuerzos cognitivos

  • Las redes sociales estimulan solo relaciones virtuales

  • Escriben mensajes de texto cortos en WhatsApp

  • Expresan opiniones a través de memes y emojis

El desarrollo de las competencias transversales para los jóvenes de entre 15 y 25 años representa una dificultad especial debido a que, es el período en el cual se están preparando fuertemente en sus competencias disciplinares: primero, decidiendo qué carrera elegir durante la preparatoria, luego, descubriendo sus propias áreas de interés entre las materias de la currícula universitaria y finalmente, especializándose en diplomados y cursos de posgrado.

La doctora Caratozzolo considera que cada generación de estudiantes tiene sus características y sus diferencias en los procesos de aprendizaje, por lo cual los profesores deben estar preparados para utilizar diferentes enfoques dependiendo si estamos frente a un grupo perteneciente a la Generación Y (Millennials), Generación Z (post-millennials) o incluso a la nueva Generación T (táctil). Revive el webinar completo aquí.

La Dra. Patricia Caratozzolo (pcaratozzolo@tec.mx) es profesora e investigadora del Departamento de Mecatrónica de la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tecnológico de Monterrey campus Santa Fe. Es Líder de proyectos en Innovación Educativa y Senior Member de la IEEE (la mayor organización de ingenieros del mundo). Es miembro de IAS, PES, Women in Engineering Association y de la International Association for Continuing Engineering Education.

Fuente e Imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/pensamiento-critico-generacion-z

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Entrevista a Silvia Barrera Ibáñez: “No se puede dar un dispositivo conectado a Internet sin normas ni límites”

Por: Jennifer Tejada

¿Cuándo dar a los niños y niñas su primer teléfono móvil? ¿Cómo les afecta la ‘cultura del like’? ¿De qué forma pueden controlar los padres a sus hijos en la Red? Estos son algunos temas de los que hemos tratado con Silvia Barrera, inspectora de policía, experta en cibercrimen y autora de ‘Nuestros hijos en la red: 50 cosas que debemos saber para una buena prevención digital’.

“Lo primero que pensamos es: ‘Las desgracias solo le pasan a otros’… hasta que pasan”, afirma la inspectora de policía y experta en cibercrimen Silvia Barrera Ibáñez. Con un máster en Seguridad Informática y años de experiencia como jefa del grupo de investigación en redes sociales de la Policía y del grupo forense digital de la Unidad de Investigación Tecnológica, ha plasmado todos sus conocimientos en un libro: ‘Nuestros Hijos en la red: 50 cosas que debemos saber para una buena prevención digital’. En él analiza los riesgos y las consecuencias a las que se enfrentan los jóvenes cuando hacen un uso inapropiado de Internet y ofrece pautas básicas a los padres para evitar situaciones de adicción, estafas económicas, robo de datos o acoso, entre otros.

Pregunta: En su libro recoge 50 cosas que deben saber las familias para que sus hijos hagan un uso responsable de dispositivos electrónicos conectados a la red. ¿Cuáles destacaría de entre todas ellas y por qué?

Respuesta: Es difícil destacar alguna, cada una tiene su parcela de importancia. Es importante saber que a partir de una determinada edad, no es aconsejable prohibir a nuestros hijos que estén en la Red. Es el mundo en el que les ha tocado vivir y debemos conocer su cibermundo; que se manejen bien con la tecnología no implica que conozcan sus riesgos o que tengan herramientas de control. No deberían proporcionar un dispositivo conectado a Internet sin normas ni límites establecidos previamente y una supervisión de la navegación.

Y por último, como padres, debemos conocer los riesgos y enseñarles a navegar de la forma más segura posible porque no podemos exigirles ciertas precauciones cuando nadie se los han enseñado.

Niñas haciéndose un selfie - Silvia barrera

P: La generación Z está creciendo inmersa en la cultura del ‘like’ y de las correcciones físicas en fotos gracias a filtros de aplicaciones como Snapchat. Esto afectará su autoestima y su percepción de la realidad en el futuro. ¿Qué otras consecuencias reales se empiezan a ver a raíz de estas prácticas?

R: Lo primero que te pregunta un menor cuando le enseñas las redes sociales es cuántos seguidores tienes. Si tienes muchos, se sorprenden y te admiran porque entonces eres alguien ‘guay’ o importante. Por ello, cualquier comportamiento que contribuya a hacerles tan ‘guay’ como tú será seguir a referentes ¿Cuáles? Los que escuchen en el cole o con sus amigos que pueden no ser los más aconsejables.

Esto puede generar conductas imitativas, en cualquier sentido. Si los referentes (las personas a las que siguen) que escogen no son positivos, tendremos niños hipersexualizados, muy preocupados por su imagen, dependientes del móvil y del feedback que reciben de desconocidos. Pueden estar sobreexponiendo su identidad digital al tener mucha actividad virtual: publicando imágenes, vídeos o comentarios.

Además, corren el riesgo de volverse dependientes de un sistema de gratificación rápida y con poco esfuerzo; imitan conductas violentas, agresivas o contenido sexual típicas de adultos o generando relaciones afectivas tempranas bajo un control mutuo por medio del móvil.

P: El cibermundo puede ser vertiginoso y alberga una lista larga de riesgos: sexting, vishing, botnets, child grooming… ¿Cómo pueden los padres controlar y educar para que los jóvenes sepan actuar ante estas situaciones?

R: Huyo de los anglicismos ahora tan de moda para poner nombre a conductas nocivas y, en otros casos delictivas, que muy pocos padres conocen.

También es aconsejable estar pendientes de sus hábitos a la hora de navegar y controlar sus reacciones emocionales y comportamientos poco habituales que puedan poner de manifiesto la existencia de situaciones de acoso, u otros problemas como dependencias, insomnio, retraimiento, excesivo recelo en el cuidado de su privacidad, etc.

adolescentes con sus teléfonos móviles

P: ¿Qué responsabilidad tienen las familias cuando sus hijos acosan a otros? ¿Qué pueden hacer?¿Realmente sirven de algo los controles parentales? ¿Son protección suficiente?

Hay que advertirles antes de facilitarles un móvil que este tipo de conductas tienen consecuencias, entre ellas castigos. Y, por supuesto, no justificar ni tolerar estos comportamientos.

Los controles parentales, bien configurados, son un medio, un plus más, para limitar de forma técnica los posibles riesgos y controlar parte de su navegación pero no son infalibles ni debemos delegar toda nuestra supervisión en ellos. Deben ir acompañados de más medidas de control. Además, tenemos que tener en cuenta que habrá hijos que traten de evadir (y encontrarán cómo) este tipo de controles.

Es aconsejable estar pendientes de sus hábitos a la hora de navegar y controlar sus reacciones emocionales y comportamientos poco habituales”

P: Cabe la posibilidad de que muchas familias consideren que estos peligros en la red son cosa de otros y que a sus hijos no les pasará. ¿Podría relatar un caso real que le haya dejado huella?

Si hay una situación que me llegó a angustiar de forma personal, fue al poco de empezar a investigar en redes, en el año 2006. El informe que surgió de ese trabajo fue muy impactante y fue una de las primeras llamadas de atención sobre los riesgos y conductas nocivas que nos podemos encontrar en la Red.

La Fiscalía de Menores nos solicitó un informe a petición del Defensor del Menor en el que había una web con cometido apologético de la anorexia y la bulimia.

Al comprobar su contenido, vimos que había imágenes de chicas jóvenes y menores anoréxicas, con tips para perder peso muy agresivos e historias donde las chicas relataban lo mal que lo pasaban teniendo que comer. Descubrimos que este blog enlazaba a más webs y estas a su vez, a otras, llegando a identificar más de 400.

Todas ellas narraban el sufrimiento de jóvenes, muchas de ellas menores (también había algún chico) con fotos escalofriantes, tips para no comer o para no ganar peso, muy lesivos y fotos con lesiones autoinfligidas por ‘saltarse’ la disciplina “autoprometida” de no comer.

Pueden estar sobreexponiendo su identidad digital al tener mucha actividad virtual: publicando imágenes, vídeos o comentarios”

P: El teléfono móvil, ¿a partir de qué edad?

R: Depende. No hay una edad. Hay encuestas que ponen de manifiesto que es el regalo estrella de la comunión o de los Reyes por anticipado, pero los niños están conectados desde que tienen uso de razón a través de los dispositivos que hay por casa o de los padres, que se los damos para que ‘se entretengan’.

Una vez que le compramos su primera tableta o móvil, adquieren más independencia pero, hasta ese momento, ya llevan años aprendiendo en Internet y consumiendo información (y no nos hemos dado cuenta). Y, si no hemos limitado el acceso, habrá visto muchas cosas siempre que le hayan suscitado interés. Cualquier cosa.

¿La edad? Teniendo en cuenta que viven y van a seguir conectados, sería aquella en la que decidamos enseñarles a navegar, poner normas y límites y supervisar su navegación. Si prescindimos de ese paso tan importante, ya podemos dejar de darle vueltas al tema de la edad porque los riesgos y las herramientas emocionales para gestionar un problema en la Red son los mismos tengan 12, 13 o 14. Nadie nace aprendido.

R: Desde contactar con desconocidos que usan identidades de menores para conocer a otros menores con fines sexuales, hasta cargos en tarjetas bancarias al efectuar micropagos para adquirir herramientas, superpoderes, avatares mejores, subir de nivel, etc.

Los videojuegos incorporan también chats online de forma que pueden hablar e interactuar con otros. Existe el riesgo de contactar con desconocidos que pueden tratar de enviarle enlaces maliciosos a sus ordenadores para infectarlos y obtener información personal como fotos y contraseñas, etc. Pero esto son casos extremos, si hay algo que sí ocurre con más frecuencia, son las adicciones como consecuencia de no limitar el tiempo de conexión.

Con los videojuegos, “Existe el riesgo de contactar con desconocidos que pueden tratar de enviarle enlaces maliciosos a sus ordenadores para infectarlos y obtener información personal como fotos y contraseñas, etc.”

P: ¿Un último consejo para los padres?

R: Internet es una herramienta estupenda, llena de posibilidades, pero los niños no nacen aprendidos y somos los responsables de velar por su seguridad, enseñándoles a navegar. Debemos conocer y estar en su cibermundo porque son nativos digitales y la presencia en la Red es algo que no podemos evitar, tarde o temprano, querrán estar ahí, como el resto.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/silvia-barrera-dispositivo-conectado-internet-sin-normas/

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¿Redes antisociales?

Por:  Carlos Mayora Re

Es frecuente hablar de “generaciones” a la hora de tratar de comprender cómo piensan y actúan los demás. Se escribe sobre las características y modos de hacer de los “Babyboomers”, Generación X, Millennials… sin embargo, esta última categoría con el paso del tiempo está dando lugar a lo que se ha dado en llamar la iGen o “Internet Generation”.
El término iGen ha sido introducido por Jean Twenge, una psicóloga norteamericana que lleva más de veinticinco años estudiando las diferencias generacionales.
Pertenecerían a la iGen (conocidos también como “Centennials”, “Postmillenials” o Generación Z) todos aquellos nacidos a partir de 1995. Aunque, más que los años de su nacimiento, lo que en verdad tienen en común estos jóvenes es que han estado utilizando la Internet y los teléfonos inteligentes prácticamente desde que tuvieron uso de razón.
Los iGens también comparten, de acuerdo con numerosos estudios, ser propensos a padecer una tasa mayor ansiedad, depresión y estrés. Por eso, ante los números de salud pública y los datos que arrojan los departamentos de bienestar estudiantil de muchas universidades, muchos se han preguntado qué tienen de diferente que los deja más expuestos que sus antecesores a padecer dichos trastornos.
Una de las posibles respuestas parece tener que ver con el tiempo que dedican a las pantallas en general y a las redes sociales en particular.
De hecho, Twenge encuentra una correlación entre la depresión, ser dueño o no de un teléfono inteligente, las horas diarias que los chicos y chicas permanecen en línea, o pasan en actividades que implican contactos personales. En un famoso estudio, la psicóloga hace intervenir otros factores como el desempleo de los padres, y no encuentra que haya correspondencia con el aumento de estas enfermedades, así como también introduce variables como la pertenencia a equipos deportivos, participar en actividades sociales, acudir a la iglesia, leer y pasar tiempo con la familia, que sí que parecen tener una importancia significativa en la reducción de la tasa de jóvenes que padecen ansiedad y depresión.
Entonces, parece válido preguntarse: ¿cómo puede influir el uso de las redes sociales en la condición descrita? Los estudios muestran cuatro factores: la contemplación del bien del otro y la constatación de la propia necesidad: apariencia, modos de diversión, popularidad… produce tristeza (envidia); las desigualdades de popularidad: likes, retuits, comentarios, exasperan a los jóvenes: mientras unos tienen demasiados… otros tienen muy pocos (avaricia); lo que los psicólogos llaman FOMO (“fear of missing out”) o miedo a perderse algo: un evento, oportunidad, información, pertenecer a un grupo, etc., produce inseguridad y ansiedad; y, por último, el acoso cibernético que los jóvenes pueden padecer en las redes en temas sociales, raciales, sexuales… que no es de los factores menos importantes.
Las buenas noticias son que los peligros de la vida “on line” puede ser balanceados con una sana vida “off line”. La respuesta no es la abstinencia, sino aprender a utilizar las redes. Se trata de sobreponerse a la paradoja por la cual las redes sociales nos hacen muy “cercanos” a los que están lejos, al mismo tiempo que nos alejan de los que están cerca: familia, amigos, colegas. El éxito está, así, en superar la contradicción de que las redes sociales incorrectamente utilizadas pueden simplemente aislarnos.

Fuente: https://www.elsalvador.com/opinion/editoriales/redes-sociales/684520/2020/#link

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Los adolescentes de minorías sexuales, cinco veces más propensos a sufrir depresión

Europa/Reino Unido/08-12-2019/Autor(a): SINC/Fuente: www.agenciasinc.es

Por: SINC

Un nuevo estudio en Reino Unido muestra cómo los jóvenes homosexuales o bisexuales tienen cinco veces más probabilidad de estar deprimidos que los heterosexuales, y dos o tres veces más de ser intimidados y victimizados.

Los adolescentes de minorías sexuales tenían menor satisfacción con la vida y autoestima que sus contrapartes heterosexuales. / Pixabay

Una nueva investigación realizada en Reino Unido revela que los adolescentes de minorías sexuales –atraídos por el mismo o ambos sexos– son más propensos a experimentar problemas de salud mental, ambientes sociales adversos y efectos de salud negativos que sus contrapartes heterosexuales.

El objetivo del estudio, publicado en The Lancet Child and Adolescent Health, fue rectificar la falta de datos actuales sobre las minorías sexuales en la Generación Z (personas nacidas entre 1995 y 2015) que han crecido en una época de avances en los derechos universales.

A pesar de los avances conseguidos, todavía existen grandes desigualdades para los adolescentes de minorías sexuales que crecen en el siglo XXI

Los autores, investigadores de la Universidad de Liverpool y del University College de Londres, analizaron información sobre casi 10.000 adolescentes –629 de minorías sexuales versus 9.256 heterosexuales– nacidos entre 2000 y 2002 que actualmente participan en el Estudio de Cohorte del Milenio (MCS).

Los expertos analizaron la salud mental (depresión, autolesión), social (victimización, intimidación) y otros datos relacionados con la salud (percepción del peso, uso de sustancias) en los jóvenes a la edad de 14 años. Además, estimaron el número de dificultades concurrentes en cada grupo.

Los investigadores encontraron que las minorías sexuales eran alrededor de cinco veces más propensas a experimentar síntomas depresivos (54 % vs 15 %) y autolesión (54 % vs 14 %).

También tenían menor satisfacción con la vida (34 % vs 10 %), menor autoestima y eran más propensos a experimentar intimidación de compañeros (27 % vs 10 %) y victimización (es decir, agresión sexual/ o acoso, 11 % vs 3 %).

Apoyo para los jóvenes

Las minorías sexuales también tenían más probabilidad de consumir cannabis (16 % vs 6 %) o alcohol (67 % vs 52 %), de percibirse a sí mismas con sobrepeso (49 % vs 33 %), y de hacer dieta para perder peso (66 % vs 44 %).

Según la autora principal, Rebekah Amos, de la Universidad de Liverpool, estas cifras “ilustran las adversidades actuales a las que se enfrentan este grupo de adolescentes”.

La investigación muestra la necesidad de mayores esfuerzos de prevención e intervención a nivel escolar, comunitario y de políticas para garantizar que los adolescentes de minorías sexuales no se enfrenten a situaciones sociales, económicas y de salud adversas de por vida.

Son necesarios más esfuerzos de prevención para que no se enfrenten a situaciones adversas de por vida

Para Ross White, psicólogo clínico y coautor del estudio, “los profesionales de salud mental, maestros, padres y jóvenes deben trabajar juntos para crear sistemas de apoyo que permitan a los jóvenes prosperar independientemente de su orientación sexual”.

De ahí que un aspecto importante será fomentar actitudes sociales que celebren la diversidad, reconozcan la humanidad común y fomenten la compasión por uno mismo y por los demás.

“A pesar de la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo y la introducción de la orientación sexual como una característica protegida, todavía existen grandes desigualdades sociales y de salud para los adolescentes de minorías sexuales que crecen en el siglo XXI”, concluye Rebekah Amos.

Referencia bibliográfica:

‘Mental health, social adversity & health-related outcomes in sexual minority adolescents: findings from a contemporary national cohort’. The Lancet Child and Adolescent Health, noviembre de 2019. DOI.org/10.1016/S2352-4642(19)30339-6

Fuente e Imagen: https://www.agenciasinc.es/Noticias/Los-adolescentes-de-minorias-sexuales-cinco-veces-mas-propensos-a-sufrir-depresion

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Los jóvenes de hoy en día no son peores: es sólo una ilusión de nuestra memoria

Por: Agencia SINC

¿Son los millennials y a generación Z un caso perdido? ¿Menos respetuosos o inteligentes comparados con generaciones anteriores? Es todo una ilusión fruto de recuerdos sesgados, tal y como revela una investigación estadounidense.

 

Los millennials corresponden a los nacidos desde principios de los 80 hasta mediados de los 90 y a generación Z son los nacidos desde mediados de los 90 hasta mediados de los 2000.Pixabay

Si leemos las columnas de opinión de cualquier medio al azar, probablemente nos toparemos con alguna crítica más o menos velada sobre la juventud actual. “Menos respetuosos”, “menos inteligentes”, “menos emprendedores” o incluso “más vagos” son ideas que subyacen en determinados artículos y que también están presentes en el imaginario colectivo de parte de la sociedad. Pero no es algo raro, es un pensamiento que se lleva repitiendo durante siglos.

La primera conclusión a la que han llegado es que las personas más autoritarias son las más proclives a pensar que los jóvenes respetan menos a sus mayores. Para ello, midieron el nivel de autoritarismo de 1.824 adultos de Estados Unidos de entre 33 y 51 años y les preguntaron cuánto creían que los chavales de hoy en día respetaban a los adultos en comparación con cuando ellos eran jóvenes.

En una segunda prueba, en la que los científicos midieron la inteligencia de 134 participantes con diferentes cuestionarios de vocabulario, descubrieron que las personas más inteligentes pensaban que los jóvenes de hoy en día eran menos listos, algo que es completamente falso.

En cuanto a la lectura, los investigadores volvieron a encontrar una pauta similar: cuanto más leía el adulto, más creía que los chavales ya no disfrutaban con ese hábito. En este caso, los científicos encuestaron a 1.500 personas a los que se les evaluó su nivel de lectura con un test sobre una lista de autores. En ninguna de las tres pruebas los autores encontraron diferencias significativas entre hombres y mujeres.

¿Por qué las personas que sobresalen en determinados ámbitos tienden a infravalorar a los jóvenes? La culpa es de la memoria, que es caprichosa. “Objetivamente, no tenemos una memoria precisa de los rasgos, cualidades y tendencias de los niños cuando nosotros también lo éramos”, aclara Protzko. “Pensamos como niños y nuestra memoria es imperfecta”, añade.

Para nivelar estas imperfecciones, según el investigador, imponemos nuestro yo actual en los recuerdos y si actualmente somos autoritarios, tendremos un recuerdo sesgado de niños que también respetaban la autoridad cuando éramos pequeños (aunque realmente no fuera así).

Al observar a la juventud actual “estamos comparando el presente con una visión del pasado inflada artificialmente”, subraya el científico, quien atribuye este mismo patrón a las quejas que los mayores llevan haciendo de los jóvenes desde hace más de 2.500 años. De esta forma, hemos mantenido este sesgo en la percepción sobre nosotros mismos siglo tras siglo.

Además, los autores achacan a esta visión sesgada otro responsable: tendemos a apreciar las limitaciones de los demás cuando sobresalimos en algún aspecto de la vida, como serían en este caso la inteligencia, la autoridad o el disfrute con la lectura.

Los sesgos marcan cómo valoramos a los demás

Helena Matute, catedrática de Psicología Experimental en la Universidad de Deusto (Bilbao) y autora del libro Nuestra mente nos engaña  (2019), es experta en sesgos. La investigadora califica este estudio –en el que no ha participado– como “muy bien pensado y creativo”. “El resultado puede sorprender inicialmente, pero siguiendo la argumentación de los autores tiene todo el sentido del mundo”, destaca a Sinc.

Matute echa mano de un refrán para explicar por qué cuando destacamos en algún aspecto de la vida tendemos a menospreciar al resto en ese ámbito: es relativamente fácil ver los sesgos en el ojo ajeno y muy difícil verlos en nosotros mismos. Para poder preservar los recuerdos como realmente fueron, Matute aconseja utilizar métodos externos como diarios, cuadernos de notas, vídeos, fotografías o audios.

Concluida esta investigación, lo que se han propuesto los autores es analizar por qué solemos tener visiones idealizadas el pasado. “Es una tradición que se remonta a milenios, tender a pensar que la sociedad ideal ocurrió antes que la nuestra”, avanza Protzko. En definitiva, averiguar si es verdad que cualquier tiempo pasado fue mejor o también es una ilusión.

Fuente: https://www.elespectador.com/noticias/educacion/los-jovenes-de-hoy-en-dia-no-son-peores-es-solo-una-ilusion-de-nuestra-memoria-articulo-886580

 

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