La generación Z y el cambio climático

Por: José María Manzano Callejo 

Existe un amplio consenso científico en que el cambio climático plantea un riesgo tremendo para la civilización humana. Según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (PICC) de las Naciones Unidas, es inequívoco que las actividades humanas han impulsado y continúan intensificando el calentamiento global del planeta debido a la quema de combustibles fósiles y la liberación de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Como resultado, cada una de las últimas cuatro décadas ha sido sucesivamente más cálida que cualquier década anterior desde 1850. Esto está dando lugar a fenómenos climáticos más severos caracterizados por frecuentes incendios forestales, olas de calor extremas, tormentas devastadoras, inundaciones y sequías. En consecuencia, los científicos advierten a los gobiernos de todo el mundo que se debe realizar un esfuerzo concertado para limitar el calentamiento a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales para evitar que estos eventos se vuelvan más peligrosos y catastróficos. Todas las publicaciones sucesivas del PICC están enviando el mismo mensaje de urgencia y advirtiendo sobre puntos de inflexión irreversibles: el cambio climático ahora se describe como una “ebullición global” y la humanidad ha “abierto las puertas al infierno”.

El PICC enfatiza la necesidad urgente de tomar medidas climáticas y resalta la amenaza para la existencia que representa alcanzar puntos de inflexión para el bienestar humano, la salud planetaria y las economías globales. El Informe de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial 2023 identifica el “fracaso en la mitigación del cambio climático” y el “fracaso en la adaptación al cambio climático” como las dos principales amenazas globales, destacando el riesgo de la dependencia de sectores intensivos en carbono.

Dada esta incómoda realidad, se espera que los gobiernos, las industrias, la sociedad civil y los individuos tomen medidas inmediatas para responder a la crisis climática. A pesar de algunos avances logrados en la 28ª reunión de la Conferencia de las Partes (COP28) de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) sobre la transición para abandonar los combustibles fósiles y avanzar hacia la agricultura sostenible, las políticas climáticas actuales en todo el mundo no alcanzan la fuerza necesaria para abordar eficazmente la escalada de la crisis climática. La interconexión entre el cambio climático, la biodiversidad, la salud de los ecosistemas y la sociedad humana también es ampliamente reconocida y los impactos adversos del cambio climático inducido por el hombre continúan intensificándose y causando daños y pérdidas generalizados.

A pesar del consenso en la comunidad científica sobre la realidad y la importancia del cambio climático causado antropogénicamente y la abrumadora cantidad de evidencia de que el planeta se está calentando, muchas personas y organizaciones en todo el mundo todavía no apoyan los esfuerzos para mitigar las emisiones globales de GEI. En algunos casos, muchos todavía ignoran por completo la ciencia climática y sus advertencias. Esto está sucediendo en diferentes países y en diversos niveles de la sociedad, incluidos los líderes mundiales y los representantes gubernamentales. Por ejemplo, los problemas medioambientales globales son cada vez más cuestionados por conocidos líderes mundiales escépticos de la ciencia climática como el ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, que ha afirmado que el cambio climático es un engaño, y otro fuerte negacionista del cambio climático, el australiano ex primer ministro Scott Morrison. Esto tiene un impacto en la búsqueda de soluciones climáticas globales, genera controversia en torno a la ciencia climática y retrasa la acción para abordar urgentemente el cambio climático.

En la COP28 se logró un acuerdo global para acelerar la acción climática, pero su futuro depende de su implementación y compromiso efectivo en todo el mundo

Aunque en 2015, 196 países de todo el mundo se comprometieron a limitar el calentamiento global a muy por debajo de 2 °C, preferiblemente 1,5 °C, para mitigar los efectos devastadores del cambio climático en virtud del Acuerdo de París, el IPCC informó que, a pesar de progresos, el aumento de las temperaturas persiste debido a la falta de determinación política. En consecuencia, el IPCC declaró inequívocamente que el mundo tiene una ventana limitada hasta 2025 para alcanzar el pico de emisiones globales y debe reducirlas a la mitad para 2030 para tener alguna esperanza de limitar el calentamiento global a 1,5 °C. En la COP28 se logró un acuerdo global para acelerar la acción climática, pero su futuro depende de su implementación y compromiso efectivo en todo el mundo.

ANSIEDAD CLIMÁTICA

Los más jóvenes se ven especialmente afectados por las perspectivas del cambio climático a pesar de haber contribuido muy poco a la situación actual

La gente es cada vez más consciente de los peligros que plantea el cambio climático para la salud y el bienestar humanos. Este reconocimiento vital destaca las diversas formas en que el cambio climático afecta a la humanidad más allá de la salud física. Cuando las personas experimentan directamente eventos extremos, como grandes tormentas, sequías o incendios forestales, pueden afectar gravemente su estado mental y provocar trastornos de estrés postraumático. Esta comprensión subraya la urgencia de abordar el cambio climático no sólo como una cuestión ambiental, sino también como un problema complejo que afecta todos los aspectos de la vida humana. La ansiedad climática surge de una profunda preocupación por el cambio climático y sus consecuencias de gran alcance tanto para el medio ambiente natural como para la vida humana. Tal angustia puede manifestarse como pensamientos inquietantes o sentimientos abrumadores de preocupación respecto de futuros desastres climáticos y el destino continuo de la humanidad y el mundo. También puede traducirse en miedo, inseguridad, parálisis e inacción, así como sentimientos de ira, agotamiento, impotencia y tristeza. Abordar los desafíos del cambio climático y sus impactos en las generaciones futuras requiere un enfoque holístico que enfatice la necesidad de estrategias integrales para mitigar cualquier efecto adverso. Evitar la ansiedad climática pone de relieve la necesidad apremiante de actuar y buscar colectivamente soluciones de sostenibilidad para aliviar estas preocupaciones y asegurar un futuro estable para las generaciones venideras. Los más jóvenes se ven especialmente afectados por las perspectivas del cambio climático a pesar de haber contribuido muy poco a la situación actual.

INVESTIGACIÓN

Una nueva investigación de la Universidad Curtin de la Dra. Diana Marinova, ha demostrado que los jóvenes australianos tienen grandes preocupaciones sobre el cambio climático, que está teniendo un impacto significativo en sus vidas y podría tener consecuencias más amplias en las próximas décadas.

Publicado en Sustainable Earth Reviews, el estudio encuestó a estudiantes universitarios australianos pertenecientes a la Generación Z (personas nacidas entre 1995 y 2010) y encontró que el cambio climático era su principal preocupación ambiental.

La ansiedad climática ve la preocupación por el cambio climático manifestada en pensamientos inquietantes, angustia abrumadora por futuros desastres climáticos y el destino continuo de la humanidad y el mundo. También puede traducirse en sentimientos de miedo, inseguridad, ira, agotamiento, impotencia y tristeza.

Dora Marinova, profesora de Sostenibilidad de Curtin, refiere que la ansiedad climática era un factor que contribuye a la sensación general de inquietud de la Generación Z hacia el futuro, que podría tener importantes ramificaciones en el futuro. «Estos jóvenes están muy preocupados y, en cierto modo, intimidados por la falta de medidas concretas para luchar contra el cambio climático», afirmó la profesora.

La Generación Z tiene serias preocupaciones que no solo afectarán su salud mental (que será algo con lo que la sociedad y el sistema de salud pública tendrán que lidiar) sino también las decisiones que toman los jóvenes: cómo gastan su dinero, si tienen familia, su elección de carrera y más.

El estudio también reveló que, a pesar de sus preocupaciones, sólo el 35 por ciento de la Generación Z participaba regularmente en el activismo climático tradicional, como la recaudación de fondos, la donación de dinero a causas nobles, el apoyo a campañas políticas o la participación en eventos como marchas o protestas.

La Dra. Diana Bogueva, describe que los encuestados utilizan regularmente las redes sociales para expresar sus inquietudes y obtener información. Por otro lado, afirma que, si bien sus actividades on line (en línea) eran importantes, es posible que la Generación Z necesite participar de otras maneras para aliviar la ansiedad climática e impulsar el cambio. La Generación Z debería considerar participar en áreas de activismo más tradicionales o convencionales, como campañas políticas, para interactuar con los responsables políticos y conectarse mejor con otras generaciones para influir en los tomadores de decisiones, acelerar la acción climática y ayudar a salvaguardar un planeta habitable para todos”, según la autora del trabajo.

La Dra. Bogueva enfatizó que no era responsabilidad exclusiva de la Generación Z resolver el cambio climático (un problema que ellos no crearon), pero tomar medidas significativas puede ayudar a aliviar los sentimientos de ansiedad e impotencia de un individuo: «esto puede incluir descubrir cómo pueden ser parte de la solución en sus vidas personales, ya sea eligiendo una carrera que tenga un impacto o ajustando los productos o alimentos que consumen, entre otras acciones».

Datos clave del estudio

1. Ansiedad climática generalizada: más del 80 % de la generación Z australiana encuestada expresa preocupación y ansiedad significativas por el cambio climático, lo que afecta su salud mental y sus perspectivas futuras.

2. Participación limitada en el activismo tradicional: a pesar de los altos niveles de preocupación, solo el 35% de la Generación Z participa en el activismo climático tradicional, y muchos prefieren las redes sociales como plataforma de promoción.

3. Llamado a un activismo diverso y acción personal: Los investigadores abogan por la participación de la Generación Z en una gama más amplia de activismo y cambios en el estilo de vida personal para combatir la ansiedad climática y contribuir a la acción climática.

Por último, compartir esta reflexión irónica de Mark Twain: «El paraíso lo prefiero por el clima, el infierno por la compañía”.

@JoseMariaManz18

Fuente: https://www.nuevatribuna.es/articulo/sostenibilidad/generacion-z-cambio-climatico/20240309172431224576.html

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