Psicología inversa en niños: cómo usarla en su educación

Psicología inversa en niños: cómo usarla en su educación

El razonamiento con nuestros hijos no siempre es tarea fácil

Ángel Rull

Las rabietas de los más pequeños desbordan a los padres.

La psicología inversa es aquella técnica que busca que logremos algo de la otra persona pidiéndole todo lo contrario. Parece una técnica sencilla, es muy conocida pero no sabemos si realmente es útil y aplicable. Resulta, de hecho, contradictorio, el que alguien vaya a hacer lo opuesto a lo requerido. Sin embargo, hay que tener en cuenta que existen multitud de casos y contextos donde sí podemos llevarla a cabo, como es el caso de los niños pequeños.

Nuestra educación hacia los hijos busca basarse en el razonamiento y en la comprensión, no solo en modelos más autoritarios que llevan años dejándose de usar. Queremos que entiendan los motivos de pedirles algo o la importancia que tiene cumplir con determinadas tareas, pero el razonamiento que nosotros usamos puede volverse en contra o no ser siempre efectivo. En esos casos, ¿qué herramientas podría usar sin caer en el típico «porque lo digo yo»? La psicología inversa resulta aquí muy útil.

Di lo contrario

Los niños son especialmente contrarios a seguir las normas, especialmente en diferentes momentos de su crecimiento, donde la negación y la desobediencia parecen ser su modo de vida. Es una parte indispensable de su identidad y sirve para reafirmar su independencia, aunque puede generarnos a nosotros numerosas frustraciones. Pero llevar a cabo lo mejor que podamos su educación suele necesitar que nos hagan caso y que estén dispuestos a seguir una serie de reglas. Es en esos casos donde, además del razonamiento o el consenso, tenemos que usar herramientas como la psicología inversa. Una forma de lograr que acaben haciendo lo que nosotros buscamos.

Esta técnica puede parecer un arma que nos lleva a manipular a nuestros hijos para que siempre estemos contentos. Sin embargo, si la usamos en momentos puntuales o cuando otras estrategias ya no funcionen, puede tener beneficios para todas las partes, generando siempre emociones positivas. Es en su puntualidad y en no usarse como método principal cuando no hay riesgos.

Teniendo en cuenta los siguientes puntos podemos usar la psicología inversa en la educación de nuestros hijos:

1. Gestiona tus propias emociones

Nuestro hijo se relaciona con nosotros y nos produce una serie de sensaciones y sentimientos, que se relacionan a su vez con lo que nosotros sentíamos antes. Desbordarnos, tomarnos las cosas como algo personal y una rigidez en el control nos llevarán a una mala gestión de la situación, con consecuencias negativas para las dos partes.

2. Valida sus necesidades

Antes de llevar a cabo una orden, ten en cuenta las necesidades reales de tu hijo. Si quieres que esté callado y quieto en un momento determinado, tienes que preguntarte si es a lo que tu hijo le viene bien. Igual en ese instante necesita saltar y desfogarse.

3. Valora más alternativas

Es importante tener en cuenta que no solo podría existir una opción válida. ¿Quieres que deje de saltar en el sofá? La opción correcta no solo podría ser que se sentara, podrías saltar tú con él en el suelo.

4. Psicología inversa con cabeza

Una vez que hemos gestionado todos los puntos anteriores y siempre que sea absolutamente imprescindible, podemos usar la psicología inversa de forma positiva. No será nuestra primera opción y debemos ser conscientes de que tiene que haber un verdadero beneficio. En ese caso, dile a tu hijo lo contrario a lo que esperas que haga.

La educación de un hijo es una tarea que puede ser complicada en multitud de puntos del camino, con cosas más destacables o con puntos más pequeños y del día a día. Tenemos que usar multitud de recursos y debemos buscar el máximo beneficio en su educación. Técnicas como la psicología inversa, siempre que la usemos de forma correcta, puntual y justificada, pueden ayudarnos en todo el proceso.

Ángel Rull, psicólogo.

Fuente de la Información: https://www.elperiodico.com/es/ser-feliz/20200426/psicologia-inversa-educacion-hijos-7935775

 

Comparte este contenido:

Aprender a transformar y gestionar los conflictos

Por: Pedro Uruñuela

Usemos nuestro pensamiento para llegar a acuerdos, no para reforzar el enfrentamiento.

En el último artículo publicado en este blog terminábamos preguntándonos por las competencias, habilidades y valores que hacen posible una convivencia positiva, así como por la forma de potenciar aquellas actitudes que la hacen posible. Sin duda, una de las competencias fundamentales y una actitud básica es la referente a la gestión pacífica de los conflictos.

Los conflictos son una realidad ineludible que todos nuestros alumnos y alumnas se van a encontrar numerosas veces a lo largo de su vida. Hoy los viven en sus familias, en su clase, en las relaciones con sus amigos y amigas, con sus profesores/as … Y en la sociedad nos encontramos conflictos importantes en el propio barrio o localidad, lo mismo que sucede en todo el Estado. Particular importancia tiene, desde mi punto de vista, lo que está sucediendo en Cataluña y la forma en la que se está afrontando este conflicto. Más allá de quién pueda tener la razón, no es ésta la forma adecuada de abordar un conflicto.

Como educadores nos interesa primordialmente que nuestros alumnos y alumnas aprendan y hagan propia una forma de transformación de los conflictos, que sean capaces de ver y entender los puntos de vista de la otra parte, que desarrollen un espíritu crítico ante los hechos que les toca vivir. ¿Qué competencias, habilidades y valores son

necesarios para una buena gestión de los conflictos? ¿Qué actitudes favorecen la transformación pacífica de los conflictos y son claves para el desarrollo de una buena convivencia?

En primer lugar, es necesario que nuestro alumnado aprenda a analizar los conflictos, identificar sus principales elementos y comprender los aspectos ocultos a simple vista en los mismos. Siguiendo a J. P. Lederach, el conflicto tiene lugar entre personas, que manifiestan posiciones incompatibles que son expresión de intereses y necesidades no visibles a primera vista, que responden a la pregunta de por qué se mantienen esas posiciones. Las personas expresan emociones, muestra de cómo viven ese enfrentamiento, que condicionan el desarrollo y evolución del conflicto.

En el conflicto se pone de manifiesto el problema, la incompatibilidad, la diferencia que enfrenta a las personas. Es el núcleo, el meollo, la estructura del conflicto. Y, por último, el proceso, cómo se desarrolla el conflicto y cómo las partes tratan de resolverlo, cómo se toman las decisiones y cómo se sienten sus protagonistas. Que nuestros alumnos y alumnas aprendan a analizar correctamente los conflictos implica trabajar habitualmente el estudio de éstos, para conseguir que se incorporen y automaticen las estrategias de análisis de los mismos.

En segundo lugar, es necesario revisar y modificar nuestros planteamientos y actitudes ante los conflictos, aprendidos en la familia y reforzados en nuestras relaciones más habituales. Acostumbrados a actitudes de “yo gano-tú pierdes”, e incluso de “yo pierdo-tú pierdes”, hay que avanzar hacia planteamientos en los que las dos partes ganen, lo que sólo es posible si se tienen en cuenta sus necesidades y se busca la forma de armonizarlas y poderlas atender de manera suficiente.

Es posible, en tercer lugar, trabajar con los alumnos/as los pasos que son necesarios para dar respuesta adecuada a los conflictos, pasos que hemos recogido en el acrónimo RESOLVER: Recapacitar y prepararnos para el conflicto, Expresar cómo vemos el conflicto cada una de las partes, buscar soluciones alternativas, Valorar las alternativas propuestas, Experimentar dichas alternativas y, finalmente, Revisar cómo nos va con las soluciones dadas. En definitiva, aplicar a la gestión de conflictos los pasos del método científico.

Pero, además del entrenamiento individual, es necesario dotarse, en cuarto lugar, de mecanismos y sistemas colectivos para la gestión y transformación de los conflictos. Los sistemas de mediación y las prácticas restaurativas son un buen ejemplo de ello, y sirven para reforzar y poner en práctica todo lo señalado para una buena gestión de conflictos.

¿Suelen aplicarse estas pautas de actuación en la transformación de los conflictos diarios? Lamentablemente, no. Y lo mismo sucede respecto de otros conflictos importantes, como puede ser el que estamos viviendo en Cataluña en el último año. Tomando éste como referencia, me gustaría enumerar alguno de los planteamientos que más me han llamado la atención en este tema, que pueden ser también signo de lo que nos sucede habitualmente en otro tipo de conflictos. La enseñanza de la manera de gestionar los conflictos que tratamos de proponer a nuestros alumnos y alumnas puede ser también de aplicación a esta situación:

• Ha predominado un enfoque reactivo, de renuncia a iniciativas para gestionar el conflicto, para limitarse a “reaccionar” ante lo que pasaba, especialmente por parte del gobierno central. Desde este enfoque, se ha recurrido al uso de la violencia en sus diversas formas, olvidando lo que ya decía Bakunin, que “un problema resuelto a la fuerza sigue siendo un problema”.

• Se ha enfocado la relación y el enfrentamiento desde un planteamiento de “yo gano, tú pierdes”, y ello por ambas partes. Desde la toma de decisiones de forma unilateral, al margen de toda norma y reglamento, hasta la proclamación de la eliminación y descabezamiento de la otra parte. Es necesario otro planteamiento, muy claro, de “yo gano, tú ganas”, en la que ambas partes puedan reconocer sus legítimos intereses y necesidades, buscando el máximo acuerdo que sea posible a través del diálogo, y llegando como mínimo al “mini-ganar” por ambas partes, haciendo política democrática.

• Es necesario asumir y respetar la diferencia y buscar los elementos mínimos e imprescindibles para una convivencia pacífica. Es necesario reconocer la legitimidad de cada una de las partes respecto a sus posiciones y planteamientos y buscar la parte de verdad que pueda haber en ellos. Esto implica renunciar a los juicios de valor sobre la otra parte, a las descalificaciones y búsqueda de intenciones ocultas en el otro, y, sobre todo, renunciar a “echar leña al fuego”.

• Las emociones son otro punto clave para evitar o relajar la polarización. La situación política y social que vivimos está muy cargada de emociones que llevan a un cierto bloqueo racional. Además, se pone de manifiesto la tendencia a pensar no solo que nuestras ideas y creencias son mejores que las de los demás y por lo tanto las suyas están equivocadas, sino a despreciar al otro por no darse cuenta de ello.

• La falta de reflexión es otro de los elementos que alimentan la polarización. La podemos vivir en una discusión “en directo”, pero se evidencia de manera contundente en la inmediatez en escribir o responder a un tuit. En este sentido vale la pena darle la vuelta a un dicho popular “piensa mal y acertarás” y transformarlo en “piensa más y acertarás”.

En las relaciones personales y también en las sociales debemos insistir en la búsqueda del acuerdo por encima de la acentuación de las diferencias, el reconocimiento de la otra parte sobre el menosprecio o la marginación de esta, la renuncia a la fuerza y el recurso a la palabra y al diálogo sobre el abuso de poder o la violencia. Y es que es esto lo que más nos cuesta: aceptar que las personas y los grupos son muy diferentes, que sus posiciones y pensamientos son también legítimos y que sólo desde la pluralidad y el respeto a la diferencia es desde donde puede construirse la convivencia.
La violencia no nos lleva a nada. Más bien nos lleva a dificultar más las cosas. Usemos la palabra, usemos el diálogo y, así, no tendremos que darle una vez más la razón a nuestro gran poeta Antonio Machado cuando nos decía que “en España, de diez cabezas nueve embisten y una piensa”. Usemos nuestro pensamiento para llegar a acuerdos, no para reforzar el enfrentamiento.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/convivenciayeducacionenvalores/2018/05/29/aprender-a-transformar-y-gestionar-los-conflictos/

Comparte este contenido:

Entrevista a Eva Bach: “La educación emocional se aprende por contagio”

26 Marzo 2017/Fuente y Autor:Tiching

El Blog de Educación y TIC “Tiching” entrevistó a Eva Bach, profesora, formadora y experta en inteligencia emocional y comunicación, para hablar sobre el tema de educación emocional… ¡pero de los propios docentes!

¿Por qué es importante trabajar las emociones también en el aula?

Las emociones son el motor de la persona. Cuando los alumnos están bloqueados o superados emocionalmente, también suelen estarlo para el aprendizaje. Las neurociencias han corroborado que las emociones son tan importantes como la razón para la salud y el equilibrio personal y social. Mentes privilegiadas sin inteligencia emocional pueden arruinar su vida y la de los demás. ¿De qué nos sirve saber mucho si no sabemos hacer un uso inteligente y ético de lo que sabemos? ¿De qué nos sirve el conocimiento si no sabemos ponerlo al servicio de una vida mejor? Conocimiento y emociones no son una disyuntiva. Tan necesario es ser competente intelectualmente como emocionalmente.

Cada vez más trabajamos las emociones con nuestros alumnos, pero ¿descuidamos las de los docentes? ¿Por qué?

Esta pregunta tiene que ver con el para qué de la educación emocional. ¿Para qué queremos educación emocional? Si es para que los alumnos no molesten en clase y no ocasionen conflictos, la educación emocional será solo para ellos. Si es para promover un crecimiento integral sano, crear climas favorables al aprendizaje, mejorar las relaciones, contagiar entusiasmo…, entonces nos implica a todos. Deja de ser un proceso unidireccional y pasa a ser multidireccional. Además, ser adulto no siempre es sinónimo de madurez emocional. Hay muchos adultos manejados por emociones no resueltas de su infancia y adolescencia, sin ser conscientes de ello. Y hay un gran miedo a descubrirlo y a lo que puede acarrear este descubrimiento. El miedo a conectar con la propia realidad emocional genera grandes resistencias.

¿Se puede enseñar educación emocional sin tenerla uno mismo?

Enseñamos educación emocional queramos o no. Todos la hemos recibido y todos la transmitimos, ya que se da por ósmosis o contagio, aunque no haya un propósito intencionado o formal. Si nuestras actitudes y hábitos emocionales son sanos, transmitimos una educación emocional sana. Y si no lo son, transmitimos una educación emocional insana. Pero siempre hay transmisión emocional. Y el primer requisito indispensable para que sea sana es la autoconciencia emocional del educador. Es la que evita que nuestras emociones nos manejen a ciegas y que las proyectemos también a ciegas sobre los alumnos y sobre los otros.

¿Se ha dado herramientas formativas a los profesores en este sentido?

En la formación inicial del profesorado hay voces y propuestas varias en esta línea, pero que yo sepa no hay nada reglamentado al respecto aún. En la formación permanente, ha habido una oferta amplia y específica de formaciones de educación emocional, pero desde hace unos cursos ha disminuido bruscamente o se ha visto paralizada por los recortes. Hay una dificultad añadida, y es que a veces, cuando por fin se implanta alguna iniciativa, se reduce a una herramienta de prevención y resolución de conflictos o de psicopatologías. Y es una pena, porque la educación emocional tiene un sentido mucho más amplio y bello: atender y entender el propio corazón para atender y entender el de los alumnos.

¿En qué situaciones los docentes pueden ver vulneradas sus emociones?

Las situaciones que me plantean más a menudo en formaciones son: indisciplina, comportamientos agresivos, desmotivación y falta de atención de los alumnos; conflictos con las familias, con otros profesores y/o con el equipo directivo, inadaptación al centro, situaciones de pérdida y duelo, problemas con directrices administrativas, situaciones de hiper-responsabilidad o hiper-exigencia, falta de reconocimiento social…

¿Por qué es importante que los educadores sepan gestionar sus emociones?

Una de las tareas de los educadores es nutrir y preservar la autoestima del alumno, así como favorecer su proceso de socialización. Para educar y corregir con determinación y tacto a la vez, sin ridiculizar, menospreciar ni herir, necesitamos competencia emocional. Por otra parte, un educador atormentado o superado emocionalmente difícilmente podrá transmitir alegría, entusiasmo, confianza y otras actitudes vitales y educativas indispensables para un buen crecimiento y aprendizaje.

¿En qué repercute en el entorno del aula?

Un educador sin conciencia ni competencia emocional proyecta hacia afuera sus emociones no resueltas (hacia los alumnos, las familias, los compañeros, el mundo…) y esto suele repercutir negativamente en la autoestima del alumno, en el clima de grupo y en el aprendizaje. Una investigación llevada a cabo por la UNESCO en Chile, en 1998, puso de relieve que el clima emocional de aula es más determinante que todo el resto de los factores de enseñanza-aprendizaje (contenidos, recursos, metodología, ratio, etc.). Y uno de los ingredientes básicos del clima de aula son las actitudes y emociones de los educadores.

¿Hay docentes que tienen miedo a sentir su parte más emocional por sentirse vulnerables al hacerlo? ¿Por miedo a perder “el control de la clase”?

Les ocurre a algunos docentes. Y es un malentendido. Conectar con las emociones no significa exponerse emocionalmente. Atender las dimensiones emocionales no significa dejarse llevar por nuestras emociones ni tener que expresar y compartir todo lo que sentimos con todo el mundo y en todo momento. Necesitamos conciencia emocional propia: ser capaces de reconocer e identificar lo que sentimos. Pero también saber regularlo y comunicarlo adecuadamente. Podemos sentir cualquier cosa, pero no hacer o decir cualquier cosa con lo que sentimos. Además de la escucha y la empatía, para conectar con los alumnos y descifrar sus señales emocionales, nos hace falta asertividad, una competencia socioemocional básica que consiste en preguntarnos qué es conveniente decir y qué no, y cómo, cuándo, dónde y a quién.

¿Qué tres pautas daría a los profesores que se ven sobrepasados en las aulas?

Para empezar, que miren hacia adentro de sí mismos y no solo hacia fuera.  En segundo lugar, que se pregunten qué dice sobre ellos lo que les ocurre, con qué asuntos personales no resueltos los puede estar confrontando, qué nuevos retos o pasos de evolución personal le puede estar exigiendo. Y por último, y muy importante, que se pregunten para qué educan. Qué es lo que les mueve. Como dice Xavier Melgarejo, “Ser maestro en un honor porque trabajamos con el tesoro de la nación. La gente que no quiera a los niños, que no quiera enseñar, que se dedique a otra cosa”.

¿Qué prevención o qué técnicas pueden utilizar para aumentar su bienestar en el entorno de trabajo? ¿Ha de ser un trabajo individual o de equipo docente?

Técnicas hay muchas y de tipologías muy diversas (narrativas, gráficas, simbólicas, artísticas, corporales, teatrales, experimentales o vivenciales, terapéuticas…). De lo que se trata es de que conozcamos y experimentos la mayor variedad posible y que cada uno construyamos nuestra propia caja de herramientas emocionales, con las que mejor se adapten a nuestras necesidades, estilo emocional y a cada momento, situación y emoción concreta. Este sería un trabajo de tipo más individual. Habría otro de equipo docente, orientado a fomentar la cohesión y el buen clima de grupo, con técnicas de expresión de afecto, reconocimiento, escucha, empatía, así como con un entrenamiento más o menos formal en habilidades sociales, de comunicación y de relación.

¿Cómo conseguir dar espacio, tiempo y relevancia a un aspecto que sigue sin tenerse en cuenta en el mundo “más allá del aula”?

La mejor forma es aumentando el número de maestros y de padres y madres que se implican en su propio crecimiento personal, ya que somos quienes educamos a los adultos del futuro. Hay que seguir realizando una tarea rigurosa y persistente de sensibilización para favorecer una nueva conciencia individual y social. Es una tarea apasionante y personalmente soy optimista. Es cierto que queda un gran camino por recorrer aún, pero también es mucho lo que hemos avanzado desde que empezamos en esto, en la década de los 90.

Fuente de la entrevista: http://webdelmaestrocmf.com/portal/un-educador-sin-conciencia-ni-competencia-emocional-proyecta-sus-emociones-no-resueltas/

Fuente de la imagen: http://webdelmaestrocmf.com/inicio/wp-content/uploads/2016/06/1-4.jpg

Comparte este contenido:

Uruguay: «Los niños que saben gestionar sus emociones trabajan mejor y son más felices»

América del Sur/Uruguay/05 Marzo 2017/Fuente: elperiodico/Autor: PARETS DEL VALLÈS

La Escola Nostra Senyora de Montserrat de Parets es pionera en la población en el trabajo de la educación emocional con sus alumnos. Tanto es así que ahora el proyecto pasará a formar parte de la formación académica de 30 directores que estas haciendo un postgrado de directores de excelencia en la Universidad de Montevideo.

El pasado sábado, vía Skype, tuvo lugar la primera de las videoconferencias con una representación de estos treinta directores de escuelas de Uruguay, seleccionados por la directora del postgrado, la Dra. Lidia Barboza Norbit, representante de la Universidad de Montevideo.

El centro inició su plan para trabajar la educación emocional hace cinco años y después de dos años trabajando para formar al profesorado, se puso manos a la obra.

“Tenemos destinado dentro del currículum de los alumnos una sesión mensual que los niños ya saben cuando es. Allí trabajamos de forma muy lúdica y dinámica” cuenta Virginia Espejo, psicóloga del centro.

Espejo pero, remarca la importancia de que esta competencia sea tratada de forma transversal: “No nos podemos limitar a trabajar en la hora mensual que le dedicamos, tenemos que transferirlo a otras áreas. A lo mejor es oportuno hacerlo en el patio o en el aula de matemáticas”.

La psicóloga emarca que la formación del profesorado es lo que les permite “redirigir las sesiones para trabajar distintos aspectos”.

INVESTIGACIÓN EN CURSO

Ahora, Carmen Albana Sanz, profesora del centro escolar de Parets, está realizando un trabajo de investigación para un máster en educación e investiga la importancia que tiene la Educación Emocional dentro del currículo escolar.

A pesar de no haber terminado su tesis y viendo la importancia que tiene esta investigación, la directora del posgrado le ha solicitado poder capacitar a los directores en la implementación de las competencias emocionales.

“Tenemos datos de otras investigaciones que afirman que los niños que saben gestionar sus emociones trabajan mejor y son más felices”, cuenta Espejo

Por ello se pidió la ayuda de la psicóloga del colegio y experta en Educación Emocional, Virginia Espejo, para poder participar de esta tarea y dar soporte teórico y práctico a los directores.

CINCO COMPETENCIAS ESPECÍFICAS

En el caso del centro, se trabaja a partir de la inclusión en el currículum de cino competencias específicas. “Trabajamos la conciencia emocional, la regulación emocional, la autonomía, la inteligencia interpersonal y las habilidades para la vida y el bienestar” relata Espejo.

Fuente de la noticia: http://www.elperiodico.com/es/noticias/parets/los-ninos-que-saben-gestionar-sus-emociones-trabajan-mejor-son-mas-felices-5874796

Fuente de la imagen:

http://www.fundacioncadah.org/j289eghfd7511986_uploads/TDAH%20DIFICULTAD%20EXPRESION%20EMOCIONAL.jpg

Comparte este contenido:

Libro: Plantando semillas

Plantando semillas

La práctica del mindfulness con niños

  • Autor:  Thich Nhat Hanh
  • Traducción: David González Raga y Fernando Mora
  • ISBN: 9788499884622
  • Páginas: 256
  • Editorial: Kairos

Sinopsis: . Comprende las prácticas que ha utilizado durante una década el monje budista Thich Nhat Han en su labor con niños. Es un libro repleto de actividades didácticas que pueden ayudar a niños y adultos a liberarse del estrés, aumentar la concentración y la confianza en sí mismos, enfrentarse a las emociones difíciles, mejorar la comunicación o cultivar la paz. Incluye cerca de 30 ilustraciones a todo color y un CD con canciones y ejercicios de meditación fáciles de practicar.

 

Fuente de la reseña: http://editorialkairos.com/catalogo/plantando-semillas

Fuente de la imagen: http://editorialkairos.com/files/uploads/Plantandosemillasweb.jpg

Comparte este contenido:

Libro: Recursos para educar en emociones

Recursos para educar en emociones

  • Autores: Remedios González Barrón , Lidón Villanueva Badenes
  • Año: 2014
  • Editorial: Pirámide
  • Formato: Estándar, Papel
  • Páginas: 336
  • Edición: 01ª edición
  • I.S.B.N.: 978-84-368-3260-0

Sinopsis: Esta obra ofrece pautas tanto teóricas como prácticas que ayudan a comprender el ámbito de las emociones y sus aportaciones al desarrollo humano en general y al desarrollo infantil y juvenil en particular. Para ello, se analiza la naturaleza más teórica de las emociones, y su evaluación, se plantea la importancia de las emociones en el desarrollo de la persona y se describe su influencia en el sentimiento de bienestar en la infancia y la juventud. Finalmente, para ayudar a conocer su mundo emocional a niños y jóvenes, se realizan propuestas de actividades y juegos.  Se ofrecen diferentes programas cuya base principal se asienta en la movilización de emociones. Así, pueden encontrarse programas basados en la importancia del juego-videojuego-juguete en la infancia, programas para el desarrollo de competencias emocionales y prosociales en la infancia y adolescencia, y programas para el manejo de conductas de violencia juvenil. Todo ello centrado en acoger las emociones presentes en nuestra vida diaria y orientarlas hacia la mejora del bienestar psicológico.

 

Fuente de la reseña: http://www.edicionespiramide.es/libro.php?id=3901871

Fuente de la imagen:http://image.casadellibro.com/a/l/t0/17/9788436832617.jpg

 

Comparte este contenido:

Europa: Más de 3.000 profesores de Educación Infantil aprenden a gestionar emociones con ‘El viaje de una Sonrisa’ de SM

Telecinco.es/3 de junio de 2016/
Cerca de 3.000 profesores de Educación Infantil de toda España han asistido a los once encuentros de ‘El viaje de una Sonrisa’, una iniciativa de SM en la que se han expuesto y debatido los principales retos a los que se enfrentan los maestros de esta primera etapa educativa, centrada en la gestión de las emociones.

Así, de la mano de los expertos Mar Romera, Begoña Ibarrola y Rafael Bisquerra, referentes en materia de Educación emocional, se ha puesto de manifiesto la importancia de reconocer las emociones desde pequeños con el fin de gestionarlas correctamente.

A juicio de Mar Romera, la clave está en «tomar conciencia, regular, controlar y elegir. El trabajo de las emociones requiere un programa, un procedimiento. Hablamos de alfabetización emocional», mientras que Begoña Ibarrola ha hecho hincapié en que los aprendizajes emocionales son para toda la vida: «vosotros dais los mejores elementos para que el viaje de la vida sea feliz y puedan enfrentarse a situaciones difíciles».

descarga

En cuanto al catedrático Rafael Bisquerra, ha destacado que «la educación emocional proporciona herramientas que ayudarán a enfrentarse a diferentes situaciones de la vida» por lo que cree «necesario preparar a los alumnos para éxitos y fracasos».

La iniciativa incluye la publicación de la Banda Sonora Original del evento, inspirada en la emoción de educar de los maestros de Infantil, así como la edición de ‘La sonrisa más SonRisa’, un póster con las frases más inspiradoras de los profesores al hablar de su día a día en las aulas.

Noticia tomada de: http://www.telecinco.es/informativos/cultura/profesores-Educacion-Infantil-Sonrisa-SM_0_2188725440.html

Imagen tomada de: https://www.google.com/search?q=educaci%C3%B3n+emocional&espv=2&biw=1366&bih=667&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwi-nYjOgYvNAhWG2R4KHbpkDBgQ_AUIBigB#imgrc=aQgjO4E3bF-mWM%3A

 

Comparte este contenido: