El educador Bernardo Blejmar reflexiona acerca de la gestión escolar, la relación con las familias y los espacios de juegos.
«El principal desafío que tiene hoy la educación inicial es la inclusión de aquellos sectores más vulnerables y con menos acceso a los bienes públicos», remarca Bernardo Blejmar, licenciado en ciencias de la educación y profesor en la Universidad de San Andrés. «El nivel inicial es la base del sistema educativo, y por lo tanto la calidad y la inclusión en esta etapa son clave en el proyecto educativo», afirma el educador.
Para Blejmar, repensar la formación y el entrenamiento de los directivos y docentes frente a las nuevas realidades es la clave para mantener vivo el espíritu de liderazgo en las escuelas. «Aunque el escenario sea complejo y haya dificultades en el contexto social y económico, cambios de paradigmas, otros modelos familiares y escasa preparación para jugarle a esta complejidad; por otro lado también tenemos un escenario interesante, porque existe la libertad para crear nuevas narrativas», dice el autor del libro «Gestionar es hacer que las cosas sucedan». Entre otras publicaciones referidas al tema también participó junto a otros especialistas de «La gestión escolar, el desafío de crear contextos para hacer y estar bien».
El educador participará en Rosario del congreso nacional de nivel inicial, en el que también disertarán María de los Angeles «Chiqui» González, Laura Pitluk, Mónica Fernández Pais, Gabriela Valiño, Sonia Brunstein y Cristina Kirianovic. Organizado por Homo Sapiens Ediciones, el encuentro será el próximo 19 de mayo en el Centro de Convenciones Metropolitano (Alto Rosario).
— ¿Qué tan difícil es hoy gestionar y, así como titula uno de sus libros, «hacer que las cosas sucedan»?
—Hace un tiempo un director o un docente hacía lo que un currículum, un mandato legal e institucional definía como tal. Hoy tenemos que salir de ese tipo de corsé e investigar, probar y equivocarnos. Aunque el escenario sea complejo y haya dificultades en el contexto social y económico, cambios de paradigmas, otros modelos familiares y escasa preparación para jugarle a esta complejidad; por otro lado también tenemos un escenario interesante, porque existe la libertad de crear nuevos guiones y narrativas. Se acabaron los manuales, este es el momento para hacer que las cosas sucedan.
—¿Cómo pensar en esto y plantear nuevos objetivos, cuando la mirada está puesta siempre en los resultados?
—Los congresos y los encuentros sirven para poner en discusión algunas cuestiones culturales que no están en la agenda real. Cada político que habla dice que la educación es lo más importante pero los resultados de las encuestas no dicen eso, entonces tenemos el desafío de reinstalar el tema y ponerlo en discusión. Otro aspecto es cuidar al docente y directivo pero no sólo en la formación sino en su trayecto de vida profesional. La tarea docente desgasta y tenemos que evitar que luego de diez o quince años de ejercer la profesión, el educador se encuentre cansado y con dificultades para jugar este partido. Esto no es responsabilidad sólo del docente y directivo, también lo es de las políticas públicas y de la sociedad, los frentes de discusión y movilización son muchos, pero el ámbito de trabajo continúa siendo la escuela.
—¿Cuáles son hoy las prioridades en la gestión escolar, cómo es la relación con los docentes?
—El gran tema de la gestión hoy es transformar ideas, deseos y desafíos en actos concretos que incluyan resultados, es decir impactos transformacionales, por eso la gestión es clave porque habla del cómo y cuándo, y en eso influyen las culturas y las políticas públicas. Sin embargo, sucede que la formación, el perfil y el entrenamiento del director no tienen aun —pese a los avances—, el interés y el espacio que se le ha dado a la formación docente. Para formarse como docente son necesarios cuatro o cinco años, en cambio lo que define a un director en el sistema oficial es que tenga una cantidad de años de servicio y puntaje en algunos cursos. Esto lo habilita para dirigir, aunque este término se parece más a gobernar que a estar frente a una clase o escuela. La importancia del director en el espacio de la educación inicial radica en generar condiciones y contextos para que las cosas ocurran, no se lo puede pensar alejado del grupo y el trabajo en equipo.
—Hoy aparecen nuevos modelos de familia, quizás otro desafío para el docente dentro del jardín.
—Estas nuevas configuraciones salieron a la luz, son en general mucho más aceptadas que en otro momento, y celebro que así sea. Pero eso no quiere decir que se estemos preparados para dialogar y articularse con ellas, por lo tanto ahí tenemos un espacio desierto en la formación docente y directiva. También cambió la autoridad, porque en algún momento toda la razón estaba en la escuela, y los padres y madres sólo aceptaban las decisiones escolares. Hoy el proceso se invirtió: se sospecha de la escuela pública y en algunos espacios tienen más incidencia las familias. Ninguna de las dos cosas es buena, de todas maneras tenemos que recuperar la autoridad especialmente en el jardín, para que no haya tensión entre docentes y padres, y se recupere el diálogo.
—¿Cómo se adapta hoy el educador respecto de las prácticas lúdicas para mantener el interés y la curiosidad de los más chicos?
—La educación inicial es la etapa que mejor comprende el lugar del juego y de las emociones como parte del proceso de enseñanza y aprendizaje, con espacios y tiempos que sean lo suficientemente flexibles. El juego tiene un contexto y un significado en función de la escena que quiero plantear y quiénes estén del otro lado. En la educación es clave la experiencia de las sensaciones, las emociones y los pensamientos, algo que no está muy presente en la escuela primaria y secundaria, pero sí en el jardín. El desafío ahora es cómo recurrir a estas prácticas y en qué condiciones.
—Los juegos ahora son otros, desde muy temprana edad se respira tecnología en todos los espacios…
—El desafío es cómo entramar esas propuestas tecnológicas y al mismo tiempo lograr salir del corsé de la tecnología para disfrutar de otros tipos de juegos. La tecnología tiene esa doble vertiente: por un lado genera un alto nivel de conectividad y de conocimiento sumamente importantes, pero también es una pantalla que sirve como ocultamiento o desplazamiento de los vínculos y las relaciones entre las personas. En este sentido la tarea del docente consiste en jugar con esa tecnología, y al mismo tiempo separarla para incorporar el contacto directo.
—En el inicio escolar, el período de adaptación suele ser bastante cuestionado por los padres, ¿por qué continúa siendo necesaria esta progresiva forma de empezar?
—Es casi una condición humana, institucional y de espacios, porque uno nunca ingresa del todo y con todo a cualquier experiencia, siempre hay un intento de aclimatamiento y aprestamiento. Es bueno que exista ese transcurrir previo de entrar en la tarea concretamente, por supuesto que dependerá del contexto. No es lo mismo en la ciudad que en el campo, o lo que ocurre en una escuela en Jujuy que en Belgrano, hay distintas circunstancias de tiempo y singularidades de cada espacio e institución. Este aprendizaje de formar parte de la comunidad educativa y al mismo tiempo respetar la autonomía docente es clave para establecer ese contacto que tiene que durar mucho tiempo. Cuando algo se mantiene simplemente porque está arraigado en el sistema como la norma a cumplir, se empieza a generar una situación de descreimiento y de rechazo, eso es lo que también requerimos de un docente o director del siglo XXI: la posibilidad de tener palabra propia, proyecto propio y al mismo tiempo la flexibilidad para ir jugando con las situaciones emergentes en cada momento y particularidad.
Elogio del cuidado
Bernardo Blejmar es también licenciado en ciencias de la educación (UBA) y asesor de diferentes organismos internacionales. Junto a Laura Pitluk, Gabriel Brener y otros educadores, Blejmar participa del libro «La gestión escolar. El desafío de crear contextos para hacer y estar bien». Será uno de los disertantes invitados al congreso de nivel inicial que se realizará en Rosario en mayo próximo. El tema de su conferencia es «Elogio del cuidado como valor cotidiano».
Fuente entrevista: https://www.lacapital.com.ar/educacion/la-inclusion-es-el-principal-desafio-que-tiene-el-nivel-inicial-n1581603.html.