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La guerra está dejando «un impacto devastador» en los niños del Líbano, dice UNICEF

La guerra en el Líbano está dejando «un impacto devastador» en los niños del país, que sufrirán durante mucho tiempo por las heridas físicas, pero también por «las profundas cicatrices emocionales», señaló este jueves en un comunicado la directora ejecutiva de la Organización de la ONU para la infancia (UNICEF), Catherine Russell.

Desde que el 4 de octubre Israel comenzó la invasión del sur del país, un niño ha muerto cada día y diez han quedado heridos por los bombardeos continuados. Y desde octubre del año pasado, durante meses de ataques esporádicos, ha habido ya 166 niños muertos y más de 1.100 heridos.

La violencia y el caos que la guerra ha traído, con desplazamientos masivos y escuelas cerradas -es decir, sin espacios seguros-, están dejando en la infancia un paisaje de miedos y ansiedades que se traducen en agresiones, dificultades para dormir, pesadillas, pérdida de apetito o jaquecas, advierte la organización.

«Estos problemas sanitarios y psicológicos traerán consecuencias que pueden durar toda una vida», advierte el comunicado.

Y aunque UNICEF ha asistido a 9.600 niños o cuidadores con ayuda sicológica de emergencia en el terreno y ha propiciado también apoyo comunitario para otros tantos, «la verdadera curación solo puede empezar cuando termine la violencia (porque) lo que los niños libaneses necesitan es un alto el fuego inmediato y duradero para empezar a recuperarse del trauma de la guerra», concluye la organización.

La guerra está dejando «un impacto devastador» en los niños del Líbano, dice UNICEF

 

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Ataque israelí contra hospital de Gaza quema vivos a palestinos desplazados

El Ejército israelí atacó el hospital de Al-Aqsa donde se encontraban refugiados al menos un millón de palestinos desplazados. El ataque dejó al menos cuatro muertos y más de 40 heridos, entre los que se encuentran personas quemadas tras un incendio causado por el bombardeo. El Ejército de Israel, como es habitual, dijo que estaba atacando un centro de comando de Hamás. Nuestros corresponsales en Jerusalén para Israel y los Territorios Palestinos, Federico Cué Barberena y Janira Gómez Muñoz, ampliaron la información sobre la situación en la Franja de Gaza y los últimos ataques entre Israel y Hezbolá.

https://www.france24.com/es/video/20241014-informe-desde-jerusal%C3%A9n-ataque-israel%C3%AD-contra-hospital-de-gaza-quema-vivos-a-palestinos-desplazados

 

 

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14 páginas de nombres de bebés palestinos asesinados

Las autoridades gazatíes hacían público el pasado domingo un documento de 649 páginas recogiendo las 34.000 víctimas identificadas de la masacre israelí. Un tercio de ellas son niños y niñas.

 

Las autoridades palestinas publicaban el domingo 15 de septiembre la lista de las víctimas mortales de la ofensiva israelí que se cierne sobre Gaza desde el pasado 7 de octubre. Un total de 649 páginas en las que figuran los nombres de las más de 34.000 personas asesinadas por el ejército sionista que el Ministerio de Salud gazatí ha podido identificar. El número es inferior a las casi 42.000 bajas confirmadas y queda lejos de la estimación de 186.000 muertos que incluía la revista científica The Lancet en un artículo publicado el pasado junio.

 

Publicada en la cuenta de Telegram del Ministerio, la lista se detiene a finales de agosto, siendo testigo, con sus primeras 14 páginas completas de nombres de bebés asesinados en casi un año de masacre en la Franja, del alcance letal de la ofensiva, que se ha cebado particularmente en la infancia, siendo un tercio de las personas asesinadas niñas y niños, según las autoridades gazatíes.

 

A pesar de la dificultad para mantener un registro de las muertes en un territorio devastado por los bombardeos y en el que el sistema hospitalario ha colapsado, actores como el equipo de investigación Airwas, identificaba una correspondencia notable entre las cifras oficiales distribuidas por el ministerio y los reportes en las redes de los habitantes en Gaza.

The first 14 pages are under 1 year olds.

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The first 14 pages are under 1 year olds.

The first 14 pages are under 1 year olds. https://t.co/SkALMIL0M2

 

— Dr Prital Patel (@prital_) September 16, 2024

 

“Las primeras 14 páginas son de menores de un año, las primeras 14 páginas son de menores de un año”, repetía en las redes sociales la científica experta en salud pública Prital Patel, recogiendo el documento. “Los funcionarios de Biden han pasado casi un año intentándonos convencer de que la masacre de bebés forma parte del derecho a Israel a defenderse”, clamaba por su parte la académica Assal Rad.

 

Y es que, según señalaban ayer lunes en una rueda de prensa conjunta en Ginebra, varios expertos de Naciones Unidas, los días de impunidad para Israel pueden estar llegando a su fin. “Creo que es inevitable que Israel se convierta en un estado paria frente a su continuo, imparable y humillante asalto a las Naciones Unidas, por encima de millones de palestinos”, decía Francesca Albanese, una de las expertas convocadas por el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Estas voces críticas han puesto en cuestión la continuidad de la membresía del estado sionista en las Naciones Unidas.

 

Ajeno a la conmoción causada en la comunidad internacional por lo que se ha definido como un “genocidio de niños”, Israel asesinaba a 35 palestinos en Gaza solo ayer, mientras bloquea el 83% de la ayuda alimentaria destinada a la Franja, donde medio millón de personas están expuestas a la hambruna. Al mismo tiempo, personas refugiadas en las costas, en los alrededores de Deir al-Balah y Khan Younis, han visto estos días cómo la subida de la marea mojaba sus tiendas, suponiendo un nuevo desafío ante un nuevo invierno que se acerca sin que ceje el genocidio.

 

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/palestina/14-paginas-nombres-bebes-palestinos-asesinados

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“Ya no estudiamos”. Los niños de Gaza pierden la escuela, ya que la guerra de Israel interrumpe un año de educación

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Carteles multicolores, banderines blancos y banderas palestinas de papel decoran una tienda de campaña en Deir al-Balah, en el centro de Gaza. Mochilas escolares llenas de ropa, pequeñas almohadas y mantas con motivos florales están esparcidas por el suelo.

Más de una decena de niñas y niños están sentados con las piernas cruzadas en un aula improvisada en la región costera. Sus ojos se desplazan rápidamente por una gran pizarra mientras recitan las palabras de su maestra, Oula Al Ghoul, quien anima con delicadeza a sus alumnos. El sonido de los drones israelíes resuena en el cielo, un duro recordatorio de los combates que han envuelto a Gaza durante más de 11 meses.

“Tenemos guerra, no hay escuelas… Sin embargo, los niños están ansiosos por aprender”, dijo Al Ghoul a CNN. Decidió instalar un aula rudimentaria en la misma tienda de campaña en la que vive, solo para darles a algunos estudiantes de primer grado la oportunidad de estudiar.

“Incluso los padres vienen y preguntan sobre el progreso de sus hijos en la escritura, preguntándoles si están mejorando”.

Pero su iniciativa es la excepción. Mientras los niños de Medio Oriente comienzan el nuevo semestre, los de Gaza no podrán volver a la escuela. La ofensiva israelí lanzada tras los ataques del 7 de octubre liderados por Hamas ha generado una crisis humanitaria y ha paralizado los servicios educativos en el enclave asediado.

Oula Al Ghoul, una maestra palestina, ha creado un aula improvisada para niños desplazados en Deir al-Balah, en el centro de Gaza. CNN

Al menos 45.000 alumnos de primer grado en Gaza no podrán comenzar el año escolar , según la agencia de las Naciones Unidas para la infancia, UNICEF.

“Los estudiantes de primer grado se suman a los 625.000 niños a los que ya se les ha negado un año escolar entero” y se enfrentan a la perspectiva de perder un segundo año de educación, dijo la agencia.

La campaña de bombardeos israelí ha destruido 123 escuelas y universidades en Gaza, según la Oficina de Medios Gubernamentales (GMO) de la zona. Al menos 11.500 estudiantes y 750 profesores han muerto, informó la GMO este lunes.

A principios de este año, la ONU acusó a las fuerzas israelíes de “aniquilar sistemáticamente” el sistema académico de Gaza, citando a expertos independientes, y pidió la protección de los escolares. Las FDI han dicho que los ataques contra las escuelas están dirigidos contra militantes de Hamas y han insistido en que se tomen medidas para minimizar los daños a los civiles. Hamas  ha negado que haya combatientes infiltrados en la infraestructura civil.

Muchas escuelas se han convertido en refugios improvisados, ya que cientos de miles de personas buscan refugio de los bombardeos de Israel. Varios niños palestinos dijeron a CNN que los días dedicados al estudio han sido reemplazados por una lucha por la supervivencia. Algunos pasan horas haciendo cola para recibir agua o ayuda alimentaria, ya que el asedio de Israel ha agotado los suministros. Los trabajadores humanitarios dicen que los campamentos de desplazados están abarrotados de niños que no tienen un espacio seguro para jugar.

“Aspiraba a terminar mis estudios y ayudar a mi padre a alimentar a mi familia”, dijo Raghad Ezzat Hamouda, una estudiante de literatura inglesa de 19 años desplazada en Beit Lahia, en el norte de Gaza. El viernes, dijo a CNN que se había inscrito en su curso universitario el otoño pasado, justo antes de que estallaran las hostilidades.

“La guerra destruyó todas mis ambiciones y no quedó nada”.

Israel lanzó su ofensiva militar el 7 de octubre después de que el grupo militante Hamas, que gobierna Gaza, atacara el sur de Israel. Al menos 1.200 personas murieron y más de 250 fueron secuestradas, según las autoridades israelíes.

Los ataques israelíes en Gaza han matado al menos a 41.182 palestinos y herido a más de 95.000, informó el jueves el Ministerio de Salud de la zona. CNN no puede confirmar las cifras de forma independiente.

‘No hay escuelas, no hay libros, no hay nada’

Decenas de niños palestinos con zapatos polvorientos llevan bidones vacíos en una escuela que se ha convertido en un refugio improvisado para desplazados en Deir al-Balah. El sol les pega en la cara mientras hacen cola para recoger agua para sus familias.

Imágenes de CNN tomadas desde la escuela, dirigida por la principal agencia de la ONU para la ayuda humanitaria palestina, UNRWA, muestran a niños clamando por los escasos recursos. Las moscas pululan entre las filas de desplazados, que están dispersos entre hileras de tiendas de campaña, tendederos y colchones viejos, dentro de las enormes instalaciones. La ofensiva israelí en Gaza ha desplazado a 1,9 millones de personas, según la ONU, casi toda la población.

Sajid, un joven palestino desplazado en Deir al-Balah, dijo a CNN que soñaba con convertirse en médico, antes de que la guerra interrumpiera el acceso a la educación en Gaza. CNN

“Solíamos estudiar, asistir a clases, hacer los deberes y nuestras vidas eran felices”, dijo a CNN este lunes Maryam Shtawi, una joven que se aloja en el refugio. “Debido a la guerra, nos desplazamos y ya no hay educación, nada más, no hay estudios. Nuestras vidas se han convertido en ir a buscar agua y recolectar alimentos. Quiero aprender”.

Sajid, de nueve años, dijo a CNN que debería haber comenzado el cuarto grado. “Ya no hay escuelas para aprender. Las escuelas se han convertido en refugios para personas desplazadas”, dijo. “Ahora, vamos a buscar agua y compramos cosas en el mercado. Ya no estudiamos. Si hubiera seguido en la escuela, habría crecido y me habría convertido en un médico famoso”.

No hay garantías de seguridad para quienes se refugian en las escuelas. Al menos el 70% de las escuelas gestionadas por la UNRWA han sido atacadas durante la guerra, de las cuales el 95% se utilizaban como refugios para personas desplazadas, informó la agencia el 9 de septiembre .

El miércoles, al menos 18 personas, incluido personal de UNRWA, murieron en un ataque aéreo israelí contra una escuela de la ONU convertida en refugio en el campamento de Nuseirat, en el centro de Gaza, según la Defensa Civil de Gaza y funcionarios del hospital.

Las FDI afirmaron que la escuela “fue utilizada por terroristas de Hamas para planificar y ejecutar ataques terroristas contra las tropas de las FDI y el Estado de Israel”. La UNRWA afirmó que sus empleados eran profesores. El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, describió los ataques israelíes contra las escuelas como “violaciones dramáticas del derecho internacional humanitario”.

Los niños también han sido desarraigados de un refugio a otro, dijeron sus padres a CNN. La falta de estabilidad o rutina agravará el trauma psicológico de los niños que han presenciado escenas de derramamiento de sangre, han perdido a seres queridos o han quedado huérfanos por la guerra, según UNICEF.

“La situación de los estudiantes es difícil, necesitan aprender ahora mismo… Desafortunadamente, ninguno de ellos sabe escribir. No hay escuelas, ni libros, ni nada”, dijo Mohammad Masoud, un maestro. “En lugar de estar en sus clases o en las universidades, los estudiantes venden en las calles o intentan ayudar a sus familias haciendo cola para conseguir agua o comida”.

Mientras tanto, al menos 19.000 niños han sido separados de sus padres o cuidadores, informó la ONU en agosto .

“Están literalmente caminando entre la basura”

Más al sur, en Al-Mawasi, Khan Younis, los niños corren descalzos por las calles llenas de basura, según un trabajador humanitario en la extensa ciudad costera.

Algunos buscan entre montones de desechos objetos que puedan revender, dijo Liz Allcock, jefa de protección de la ONG Ayuda Médica para Palestinos (MAP), con sede en el Reino Unido.

“Hay niños por todas partes”, dijo Allcock el viernes. Su testimonio fue transmitido a CNN por MAP. “¿Dónde más van a estar? Realmente no hay espacios seguros para que los niños jueguen.

“He visto niños sin zapatos, descalzos y entre vertederos de basura que se extienden hasta donde alcanza la vista. Literalmente están vadeando basura, plásticos, todo tipo de desechos. Es un entorno altamente peligroso”.

Niños palestinos juegan con aros de hula hula cerca de un campamento de tiendas de campaña improvisado mientras las escuelas permanecen cerradas debido a la ofensiva militar de Israel, en Deir Al-Balah, en el centro de Gaza, el 28 de abril.

Las agencias de ayuda humanitaria afirman que no pueden ofrecer protección o refugio adecuados a los niños, y citan las restricciones a la ayuda, los ataques a las zonas humanitarias designadas por Israel y las reiteradas órdenes de evacuación. En junio, la ONU añadió al Ejército de Israel a una lista mundial de infractores que han cometido violaciones contra los niños . Hamas y la Yihad Islámica Palestina también fueron añadidos a la lista, según una fuente diplomática.

“Es un caso de vulnerabilidades acumuladas que no se parecen a ningún otro lugar en el que he trabajado como humanitario”, dijo Allcock.

“Las acciones tomadas por el ejército israelí que han resultado en esta situación – la negación de ayuda adecuada, el bombardeo y los ataques aéreos contra civiles y zonas humanitarias – son una violación de todo tipo de posibles derechos del niño consagrados en el derecho internacional”.

https://cnnespanol.cnn.com/2024/09/15/ninos-de-gaza-pierden-escuela-guerra-israel-interrumpe-ano-educacion-trax

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No se puede luchar contra la guerra y el genocidio si no politizamos su tecnología

ENRIQUE DÍEZ-GUTIÉRREZ | MAURO JARQUÍN RAMÍREZ

No se puede luchar contra la guerra y el genocidio si no politizamos su tecnología

La Inteligencia Artificial (IA) ha desembarcado en las universidades públicas. Departamentos y Facultades de todo el mundo han asumido y normalizado la incorporación y el uso de la IA de origen y control privado, respondiendo de forma casi automática a las campañas de marketing de grandes empresas y start-ups con el fin de “no quedarse atrás”.

 

Aprender a utilizar esta tecnología dentro de los marcos establecidos por los proveedores privados, así como su incorporación a la docencia, se ha convertido en un imperativo para enfrentar los “retos del siglo XXI”, que prioritariamente están determinados, cada vez más, por las necesidades y demandas de los mercados.

 

Esta narrativa dominante, “eficientista” y economicista, es extensiva a las distintas formas de tecnología digital en la educación superior y ha generado tal consenso y tal urgencia que, pese a enclaves críticos relevantes al interior de las universidades, de forma general se han dejado de lado consideraciones sobre las condiciones sociales e ideológicas de la producción de dicha tecnología (ONU, 2024).

 

No se ha cuestionado que la producción de IA está enmarcada en una cosmovisión del mundo específica, ni que está condicionada por un conjunto de prioridades económicas, políticas, ideológicas y sociales que la definen y la orientan. No se ha considerado el proceso social mediante el cual el “conocimiento producido socialmente” es extraído con el fin de ampliar las bases de datos que dan vida a dicha tecnología. Con ello, tampoco se han discutido las consecuencias del enriquecimiento corporativo a costa de la expropiación de la información colectiva.

 

En el ámbito universitario, el análisis de la IA se ha sustraído de su historia y contexto. Presentada como una herramienta lista para ser utilizada, sin considerar su condición de articulación técnica condicionada históricamente y fundada en el trabajo humano. Una tecnología que generalmente la comprendemos poco y aún menos la podemos controlar (Innerarity, 2019).

 

Plantear esto resulta clave porque, pese a que la discusión en torno a la IA ocupa paulatinamente un mayor espacio en la academia, esto no ha sido suficiente para lograr una pausa, un respiro, a nivel comunitario e institucional, que permita plantear una serie de preguntas y discusiones previas a su adopción. Esto incluso en un contexto global en el cual se ha demostrado el uso de la IA en procesos tales como el engaño de masas (Piacente, 2024), la desinformación (Perotti, 2024) e incluso el genocidio (Raiss, 2024), en los cuales el interés por la acumulación ha condicionado no solo el uso de la tecnología, sino también su diseño.

 

La pausa propuesta podría ser útil para superar los marcos interpretativos que se nos han impuesto en torno al desarrollo y el uso de tecnología digital en educación, los cuales aluden a los lugares comunes -aunque no por ello irrelevantes- respecto a los potenciales sesgos (sexo-genéricos, étnicos, de clase, etc.) en los resultados de la IA generativa, así como un potencial uso no ético de la misma, expresado, por ejemplo, en el fraude académico. Las condiciones sociales de la producción y distribución de dicha tecnología, donde confluye la explotación laboral, el impacto ambiental, la “caja negra” de sus algoritmos y el control de un reducido conjunto de megaempresas corporativas sobre sus condiciones de producción y uso, deben ser discutidas, porque la IA está afectando procesos fundamentales de la vida en común, tanto al interior de las Universidades, como fuera de ellas.

 

En este momento, resulta importante cuestionarnos la posibilidad de que, tal vez, la IA sea “una forma sofisticada de controlar las actividades y modificar las subjetividades de las personas a fin de incrementar las ganancias económicas” (Reyes, 2023) y de consolidar formas de opresión, y no únicamente una herramienta que el mundo de la ciencia ha desarrollado para “hacer nuestra vida más fácil” por medio de encargarse de tareas repetitivas y que consumen demasiado tiempo.

 

Genocidio en Palestina asistido por IA

 

Un ejemplo del nivel de impunidad epistémica que ha logrado la IA, así como de sus mecanismos de funcionamiento y del poder de las compañías proveedoras, es la invisibilidad de la cual ha gozado su uso respecto al genocidio palestino.

 

Como ha sido documentado, la IA ha tenido un papel relevante en el apartheid y el genocidio contra el pueblo palestino (Mhajne, 2023; Abraham, 2024; Gould et al., 2024). En mayo de 2021, el periódico The Jerusalem Post publicaba que la escalada de las fuerzas militares israelíes contra Hamás, denominada “Operation Guardian of the Walls”, era la primera guerra guiada por IA (Ahronheim, 2021). Los militares israelíes habían establecido una IA que centralizaba todos los datos sobre los grupos armados en Gaza, en un sistema que establecía los ataques a efectuar.

 

En 2023 Amnistía Internacional publicó el informe “Apartheid automatizado: cómo se fragmenta, segrega y controla a la población palestina mediante el reconocimiento facial”. En este, explicaba que tales instrumentos tecnológicos han sido usados para violar los derechos humanos y potenciar la guerra. Así, el apartheid de Palestina y la represión en Gaza se habían convertido en un «laboratorio» en el que experimentar con este tipo de prácticas (Amnistía Internacional, 2023; López, 2024).

 

Posteriormente, en abril de 2024, las revistas israelíes +972 Magazine y Local Call publicaron un reportaje sobre Lavender, una IA que opera a través de un avanzado sistema estadístico, el cual ha “asistido” los bombardeos israelíes en Gaza, con poca supervisión humana y un alto nivel de permisividad de personas asesinadas (Abraham, 2024) con lo cual ha mostrado una “tasa de error” muy alta que ha terminado con la vida de miles de personas y destruido infraestructura básica. Dicho programa se ha articulado con otras formas de IA para impulsar el actual genocidio del ejército israelí en la Franja de Gaza.

 

Resulta problemático que, pese al conocimiento público del uso bélico de la IA cada vez más extendido, así como a un generalizado rechazo de la campaña bélica israelí en medios universitarios del mundo, la discusión política global sobre la importancia de la tecnología y su rol se encuentre evidentemente desatendida. Esto contrasta con episodios históricos previos, donde una parte relevante del movimiento estudiantil desarrolló una crítica no únicamente a la violencia sobre los pueblos, el neocolonialismo y la guerra, sino también a las condiciones tecnológicas de su realización. En cierta medida, esto puede responder al nivel de integración que la tecnología digital ha logrado en nuestra vida cotidiana, con lo cual se ha despojado de todo vestigio de política, lucha o proceso social subyacente a su producción.

 

Protesta social y universidades. De Vietnam a Palestina

 

La brutalidad del ataque israelí sobre la población palestina, la sistemática violación de derechos humanos y los niveles de masacre continuada de población indefensa, generaron que la indignación mostrada a nivel global mediante movilizaciones masivas se expresara también en los campus universitarios.

 

El asesinato de más de 36.000 palestinos hasta el mes de abril de 2024, entre ellos más de 14.500 niños y niñas, así como la destrucción de cientos de escuelas y todas las universidades (Red Universitaria por Palestina, 2024), la devastación de viviendas, infraestructuras sanitarias, mezquitas y lugares patrimoniales palestinos, provocó el estallido de una “revuelta universitaria”. Manifestaciones, movilizaciones, tomas de campus, denuncias públicas, exigencias de suspensión de acuerdos y colaboración en investigaciones con el régimen israelí a los rectorados y autoridades académicas, jornadas de discusión y debate público en la calle y en las aulas, etc., fueron parte del abanico de estrategias y planes de acción definidos para intervenir políticamente en el debate sobre la situación palestina, y buscar así frenar la avanzada bélica de muerte y sufrimiento.

 

La irrupción del activismo universitario se extendió paulatinamente en distintas partes del mundo, con una participación importante también en Estados Unidos, donde a comienzos de mayo casi 3.000 estudiantes y personal académico de 61 campus habían sido detenidos (Rubin et al., 2024). En España, la policía irrumpió violentamente en los campus para desalojar acampadas universitarias, pese a que distintas universidades respaldaban institucionalmente las propuestas estudiantiles. En México, también colectivos estudiantiles, con su epicentro en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), decidieron organizar acampadas por Palestina, además de foros informativos y de discusión con la participación de la academia, estudiantes y otros integrantes de las comunidades universitarias.

 

A la luz de la revuelta universitaria estadounidense, que tomaba lugar también en otras partes del mundo, un periodista del New York Times apuntó que tal situación podía “evocar los fantasmas de 1968” (Blow, 2024) refiriéndose a la protesta estudiantil contra la guerra de Vietnam. Una lectura que fue compartida en otros medios y espacios de debate, identificando paralelismos entre el activismo universitario contra la masacre del pueblo palestino y el movimiento estudiantil contra la intervención estadounidense en Vietnam (Helmore, 2024; Rees, 2024).

 

No obstante, entre otros elementos contextuales, es posible identificar una diferencia fundamental entre ambas experiencias: el lugar que ocupa en la crítica a la campaña bélica la problematización de sus condiciones tecnológicas de desarrollo. En este ámbito, ha sido posible ver cómo, pese al uso sistemático de tecnología de punta por parte del ejército israelí, persiste una clara ausencia de discusión en torno al papel que ha jugado, en este caso, la IA. Un caso significativo si consideramos que al menos una parte de las protestas estudiantiles respecto a Vietnam se centraron en la tecnología usada para su desarrollo.

 

Si la campaña bélica de Israel es la primera guerra asistida por IA, la guerra de Vietnam fue la primera guerra en la historia asistida por eletronic data. Tal como explica Fisher (1988) hacia 1968, Estados Unidos había instalado computadoras en Saigón, con data procedente de Vietnam del Sur, el cual iba a ser utilizado para analizar cada faceta de la guerra mediante la cuantificación de procesos diversos, con lo cual se podían hacer análisis y recomendaciones bélicas. Esta inclusión de computadoras también en el ámbito bélico se llevaba a cabo en un contexto en el cual la burocratización de la sociedad estadounidense iba de la mano con la incorporación de tecnologías para la gestión y el control, una tendencia que paulatinamente se consolidaba también en la universidad.

 

Los efectos de la guerra contribuyeron a agudizar el malestar causado por la tecnificación y burocratización de la sociedad y las universidades, un proceso al cual los estudiantes críticamente se referían como La Máquina. La problematización de dicha metáfora de funcionamiento de la sociedad condujo a que en las universidades los estudiantes se rebelaran contra las técnicas que alcanzaban cada vez mayor presencia. Así, los estudiantes optaron por quemar las tarjetas perforadas -un instrumento muy utilizado en el momento para organizar procesos administrativos- tanto de matrícula como de reclutamiento, en protestas contra la guerra en Vietnam (Lubar, 1992). Grupos de estudiantes organizados gritaban “¡Paremos la máquina de guerra!”. Otros, de los cuales algunos derivaron en la consolidación del movimiento hippie, simplemente no querían formar parte de dicha máquina, y optaban por renunciar a la vida en la sociedad moderna. Otros más denunciaban: “¡Nuestras vidas están manipuladas por máquinas IBM” (Lubar, 1992, p. 54).

 

La tecnología se comprendía poco a poco en tanto una expresión del control que sometía tanto a la universidad como a los pueblos y estaba vigente en el proceso colonial. Mueller (2021) recuerda cómo, mientras la rebelión estudiantil contra la guerra en Vietnam crecía, también lo hacían las acciones contra las computadoras ubicadas en los campus, tanto a nivel discursivo como en términos de acción directa. Explica que Old Mole, una publicación estudiantil de Cambridge, Massachusetts, escribió en un artículo de 1969, titulado Let’s smash MIT: “El MIT no es un centro de investigación científica y social al servicio de la humanidad. Es parte de la maquinaria de guerra de EE.UU.”. Lo anterior estaba acompañado de actos como ocupaciones y tomas de centros, incendios o ataques físicos a centros de computación, tal como sucedió en Syracuse University, University of Wisconsin, NYU o Stanford.

 

Sectores importantes del movimiento estudiantil contra la guerra de Vietnam, consideraron importante el análisis y la acción frente a una técnica y tecnología que posibilitaba la opresión y habilitaba procesos como el colonialismo y el militarismo. Plantearon en llevar la discusión más allá de los resultados de la guerra, y desarrollaron una crítica práctica en torno a los medios tecnológicos de despliegue bélico, la cual al día de hoy resulta tanto pertinente como necesaria.

 

Politizar la tecnología en las universidades

 

Luchar contra la guerra y el genocidio desde las universidades requiere discutir profundamente no solo sus resultados sino también su aristas tecnológicas. Más aún, responder a las necesidades vitales del siglo XXI, conlleva que el sistema educativo sea un espacio de reflexión crítica y conocimiento sobre la tecnología en nuestra vida cotidiana, y no únicamente un espacio adaptativo respecto a los intereses de quienes la controlan.

 

Por su lado, la universidad pública no puede ser un espacio pasivo de conquista para una novedad tecnológica y sus compañías desarrolladoras. Es preciso superar el fetichismo tecnológico de ver en la IA esencialmente una herramienta disponible para utilizarla a placer, y con ello avanzar hacia consideraciones relevantes sobre los efectos de su producción, su distribución y su consumo en nuestra vida cotidiana y en el trabajo que realizamos día con día en las universidades.

 

La tecnología digital -y paulatinamente la IA- ha logrado un status de naturalidad, normalidad y habitualidad y se ha consolidado como una parte inherente e indispensable del entorno y la acción humana a tal punto que es difícil marcar límites respecto al acto de usarla, o terminar siendo usados por quienes la controlan. Se ha convertido en un enclave a menudo invisible de generación de ganancias, reproducción ideológica y creación de condiciones de ordenamiento social.

 

De forma acrítica, cursos, cátedras y capacitaciones en IA, así como en competencias digitales se ofrecen y se establecen continuamente. La academia, profesoras y profesores nos afanamos por incorporar la última novedad en su campo de investigación y docente, adoptando un discurso de modernización revestido de innovación para “adaptar la universidad al siglo XXI”. Las instituciones de educación superior invitan a docentes y estudiantes a formarse y profesionalizarse en el uso de herramientas de IA, sin un cuestionamiento ni un debate sistemático sobre el sentido y la finalidad de dicha tecnología. Cada vez se ofertan más cursos de actualización tecnológica en mercancías educativas (software o hardware) cuya utilidad educativa aún no resulta clara, pero que son impulsadas por campañas publicitarias fundadas en un discurso que ha logrado llegar al sentido común en el sector educativo.

 

Consideramos que, frente a una coyuntura de expansión corporativa en la política y educación globales, resulta un imperativo la politización de la tecnología en nuestras universidades, así como la creación de un debate amplio en torno a su finalidad y su sentido, lo cual debe conducirnos a plantear, entre otras cosas, también el control democrático y transparente y su regulación pública y abierta. No se trata de maquillar ese control con organismos o regulaciones paliativas como la reciente Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial (AESIA), cuya misión de vigilar la aplicación de esta tecnología y sus efectos en empresas e instituciones públicas, como se puede hacer con los alimentos o los medicamentos, supuestamente serviría para “avanzar hacia una IA confiable y ética”. Tenemos que caminar hacia una discusión plural que nos conduzca, en un primer momento, a una mayor transparencia en la implantación de la IA y hacia su auditoría (Castillo, 2024).

 

Politizar la tecnología implica, también, discutir las condiciones sociales y los actores implicados en su producción. Esto nos remite a pugnar por cambios en los mecanismos de toma de decisiones y formas de gobernanza que alteren la tradicional distribución de poderes en esa toma de decisiones (Subirats, 2016). Politizar la tecnología es tener acceso público y democrático para auditar sus algoritmos y tener capacidad de impedir que se sigan utilizando si reproducen discriminaciones, vulneran los derechos humanos o se utilizan para fines bélicos o genocidios como el de Gaza. Politizar la tecnología es decidir para qué la queremos, cómo utilizarla, y al servicio de qué fines sociales y políticos. En definitiva, esto se vincula a la apuesta por un control social y democrático, orientado al bien común, de una tecnología que actualmente está condicionando nuestra forma de pensar, relacionarnos, actuar, estudiar y construir el mundo que habitamos.

 

Mauro Rafael Jarquín Ramírez es profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México y Enrique Javier Díez Gutiérrez de la Universidad de León (España).

 

Referencias:

 

Abraham, Y. (2024, abril 5). Lavender & Where’s Daddy: How Israel Used AI to Form Kill Lists & Bomb Palestinians in Their Homes. Democracy Now. https://bit.ly/3Rl9O8l

 

Amnistía Internacional (2023, mayo 2). Apartheid automatizado: Cómo se fragmenta, segrega y controla a la población palestina en los TPO mediante el reconocimiento facial. Amnistía Internacional. https://bit.ly/3RrqqLB

 

Blow, Ch. M. (2024, abril 24). The Ghost of the 1968 Antiwar Movement Has Returned. The New York Times. https://bit.ly/45kccC4

 

Castillo, C. del (2024, junio 19). La Agencia de Supervisión de la Inteligencia Artificial echa a andar entre quejas por dar de lado a la sociedad civil. El Diario.es https://acortar.link/pg2kQn

 

Fisher, D. (1988). Computers, electronic data and the Vietnam War, Archivaria, 26, 18-32.

 

Gould, L., Arentze, L. & Holjtink, M. (2024, mayo 2). Gaza war: artificial intelligence is changing the speed of targeting and scale of civilian harm in unprecedented ways, The Conversation, https://acortar.link/g3gUxX

 

Helmore, E. (2024, abril 29). Echoes of Vietnam era as pro-Palestinian student protests roil US campuses. The Guardian. https://bit.ly/3VBXseA

 

Innerarity, D. (2019, marzo 11). Lo digital es lo político. La Vanguardia. https://bit.ly/3VoM4RQ

 

López, V. (2024). Israel usa la inteligencia artificial como arma para afianzar el «apartheid» en Gaza. Público. https://acortar.link/Jbq0GW

 

Lubar, S. (1992). Do not fold, spindle or mutilate: A cultural history of the Punch Card, Journal of American Culture, 15(4), 43-55.

 

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Raiss, A. (2024, junio 6). ‘Digital kill chains’: The dark side of tech in warfare. The Cradle. https://bit.ly/3yXQPdP

 

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Subirats, J. (2016). Internet y democracia. Politizar la transformación tecnológica. Gaceta Sindical, 27, 61-72.

https://vientosur.info/inteligencia-artificial-y-universidades-no-se-puede-luchar-contra-la-guerra-y-el-genocidio-si-no-politizamos-su-tecnologia/

 

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Mensaje desde la Universidad de Birzeit a las estudiantes que se levantan contra el genocidio palestino

Mensaje desde la Universidad de Birzeit a las estudiantes que se levantan contra el genocidio palestino

La Universidad de Birzeit, Palestina, muestra su apoyo a las movilizaciones universitarias y nos presenta un ejemplo de la violencia israelí contra las universidades palestinas, en un afán de aniquilarlas.

 

Queridas compañeras,

 

En plena escalada de la Intifada [que en castellano significa revuelta] estudiantil en diferentes lugares del mundo, hay algunos datos que os puede interesar conocer sobre las estudiantes palestinas:El movimiento estudiantil palestino siempre ha estado implicado en la resistencia, a veces incluso dirigiéndola. Hablamos de la resistencia en todas sus formas, no sólo contra la hegemonía y la opresión sionistas, sino también contra todo tipo de opresión y supremacía en el mundo.

 

Israel lleva atacando a los estudiantes palestinos desde su creación hasta hoy. (ESTO NO COMENZÓ EL 7 DE OCTUBRE). Miles de estudiantes palestinos han sido asesinados y decenas de miles han sido detenidos desde 1967. Solo de la Universidad de Birzeit, desde donde os hablamos, hay ahora mismo más de 200 estudiantes encarcelados en prisiones sionistas.

 

En Gaza, 90.000 estudiantes se ven privadas del derecho a la educación porque Israel ha destruido deliberadamente todas las universidades de la Franja. Además, la mayoría de las escuelas de Gaza también han sido destruidas y más de 6.000 estudiantes han sido asesinadas.

 

En Cisjordania, además del asesinato y arresto de los estudiantes, Israel está haciendo imposible que puedan llegar a sus universidades, ya que el ejército de ocupación ha desplegado más de 800 checkpoints que segregan ciudades y pueblos.

 

En la Universidad de Birzeit, como en tantas otras del mundo (quizá como vayáis a hacer vosotras), las estudiantes también han plantado sus tiendas de campaña, pero nadie se queda en estas tiendas por la noche. La razón es muy simple: porque saben que los soldados israelíes invadirán la universidad en cualquier momento.

 

Los estudiantes de Cisjordania que organizan manifestaciones o participan en cualquier tipo de organización social o política son ahora perseguidos, tanto por Israel como por la Autoridad Palestina.

 

Veros luchando junto a nosotras contra la opresión y por la justicia nos da esperanza, no sólo para las estudiantes palestinas presas en las cárceles de Cisjordania y bajo los escombros de Gaza, sino también para un futuro mejor en un mundo con justicia y dignidad para todas.

Debéis saber que vuestra lucha por Palestina es crucial para nosotras, pero es aún más crucial para ustedes mismas

 

Cómo Israel aniquila las universidades palestinas

En la tarde gris del 10 de enero de 2022, una furgoneta blanca sin ventanas y con matrícula palestina entró en el campus de la Universidad de Birzeit, al norte de Ramallah, en la Cisjordania ocupada. Después de cruzar la puerta este del campus, dos hombres con jeans y sudaderas con capucha salieron de la camioneta y caminaron hacia la reunión del consejo estudiantil a la que asistían las representantes elegidas por los distintos bloques estudiantiles. Entonces, de repente, las puertas traseras de la camioneta se abrieron y saltaron más soldados israelíes, éstos de las fuerzas especiales, con sus uniformes y pasamontañas. Armados con armas semiautomáticas, siguieron los pasos de los dos soldados encubiertos y comenzaron a disparar.

 

Las estudiantes corrieron e intentaron dispersarse, pero los soldados sabían exactamente a quién perseguían. Tiraron al suelo a cuatro líderes del movimiento estudiantil. Allí los sujetaron boca abajo para esposarles, les vendarles los ojos y golpearles. Otros soldados apuntaban con sus rifles al perímetro de la zona, mientras las estudiantes trataban de documentar lo que estaba ocurriendo en su campus a plena luz del día.

 

Uno de los principales líderes estudiantiles, Ismail Barghouthi, trepó la puerta para escapar. Los soldados lo atacaron y le dispararon en el muslo. Lo detuvieron, junto a otros cuatro estudiantes, y se lo llevaron en la camioneta blanca, dejando un charco de sangre en el asfalto debajo de la puerta este del campus.

 

Los cinco estudiantes fueron llevados al centro de detención militar de Ofer, en la Cisjordania ocupada, donde fueron interrogados durante horas por agentes israelíes. Tres estudiantes fueron liberados, pero Barghouthi y su compañero Mohammed Khatib fueron acusados por la justicia militar israelí porque Israel califica sus grupos estudiantiles como “asociaciones no autorizadas”. Durante su proceso, Barghouthi pasó semanas detenido y Khatib pasó cuatro meses, hasta mayo de 2022, en “detención administrativa” —que significa “encarcelado indefinidamente en una prisiones militar sin cargos ni juicio”—.

 

Barghouthi y Khatib se encuentran entre las decenas de estudiantes universitarios palestinos secuestrados y detenidos por Israel cada año en el Territorio Palestino Ocupado (TPO), por pertenecer a una de las 411 asociaciones estudiantiles que Israel ha considerado «ilegales». 5 Estaban entre los cincuenta y cuatro estudiantes palestinos encarcelados solo en 2022.

 

[Así comienza el libro de la antropóloga Maya Wind, Towers of Ivory and Steel: How Israeli Universities Deny Palestinian Freedom, en cuyo prólogo (de la también antropóloga Nadia Abu El-Haj) podemos leer lo siguiente]:

 

Durante décadas, las universidades israelíes han sido generosamente alabadas en Occidente como ejemplo de libertad. Las instituciones académicas europeas y norteamericanas mantienen colaboraciones de investigación y programas de grado conjuntos con universidades israelíes, que a menudo son nuestras únicas contrapartes académicas de este tipo en Oriente Medio. Pero, ¿y si las universidades israelíes no fuesen tan, tan libres? ¿y si, lejos de ser bastiones del pluralismo, la libertad académica y los espacios para la disidencia política abierta, lo que fuesen realmente es “cómplices de la violación de los derechos palestinos”? Pues eso es lo que ocurre. Aquí no hay “inocencia institucional” que valga.

 

Al trabajar dentro de un régimen de apartheid, los vínculos entre las universidades israelíes y el Estado tienen efectos directos sobre la segregación y el sometimiento infligidos a la población palestina. Desde 1918, estas universidades han sido una parte integral del proyecto, la construcción y el mantenimiento del estado como “hogar nacional judío”, incluido el desarrollo de tecnologías y estrategias de guerra, limpieza étnica, ocupación y asedio. No sólo se margina y discrimina a los estudiantes palestinos con ciudadanía israelí, sino que las universidades a menudo hacen el trabajo del propio Estado reprimiendo a las organizaciones estudiantiles palestinas en nombre de la “seguridad”. También financian programas académicos diseñados para capacitar a soldados y fuerzas de seguridad, no como el personal militar que se matricula para sacarse un título en un campus universitario, sino más bien como si ejército se incrusta dentro de la universidad. Esto exige que la universidad, entre otras cosas, establezca zonas de seguridad en los alojamientos del personal militar.

 

Las universidades palestinas están sometidas a un control burocrático militar: el Estado israelí determina el número de profesores y estudiantes extranjeros a los que se permite enseñar y estudiar en universidades palestinas, y los examina (por motivos políticos) antes de conceder visados. Las universidades de Gaza, la propia franja bajo asedio continuo, estaban aisladas del mundo exterior y expuestas a los bombardeos aéreos.

 

AHORA YA NO QUEDA NI UN LADRILLO DE NINGUNA DE ELLAS.

 

En toda Cisjordania, incluida Jerusalén Este, las universidades son sometidas repetidamente a cierres y redadas, sus estudiantes y profesores son detenidos y, a menudo, torturados durante su detención. Mientras tanto, la gran mayoría de los académicos israelíes y las direcciones de sus universidades guardan silencio. Para las universidades palestinas no hay defensa institucional de la libertad académica. Y en tantas décadas de ocupación, ni una sola universidad ha cortado lazos con las fuerzas militares o de seguridad israelíes, mucho menos con la industria armamentística de Israel.

 

¿VERDAD QUE LAS UNIVERSIDADES SON TEMPLOS DEL CONOCIMIENTO, LA CRÍTICA Y LA LIBERTAD, PUENTES TENDIDOS A LA COMPRENSIÓN DEL OTRO QUE NUNCA DEBEN ROMPERSE, REFUGIOS DE PAZ FELICES DONDE COMEMOS PERDICES Y ESTUDIAMOS COSAS QUE NO MATAN?

 

¿VERDAD QUE NUESTRAS INSTITUCIONES SON TAN BONDADOSAS E INOCENTES QUE CUALQUIER MEDIDA DE BOICOT DEBERÍA EXCLUIRLAS?

 

 

PUES NO. NI EL DERECHO INTERNACIONAL HABLA DE NADA DE ESO NI ES ESA LA CUESTIÓN, NI EN ESTE GENOCIDIO NI EN LAS DÉCADAS PREVIAS DE OCUPACIÓN Y LIMPIEZA ÉTNICA.

 

La verdadera pregunta es: “¿Son las universidades israelíes cómplices de la violación de los derechos palestinos?”. Y la respuesta es SÍ, pero la comunidad académica internacional está reconociendo cada vez más el profundo arraigo y complicidad de las universidades israelíes con el proyecto de asentamiento y apartheid de Israel. Y está llegando a la conclusión de que seguir haciendo negocios con las universidades israelíes es intolerable.

 

A quienes se oponen a nuestro llamamiento a un boicot académico, les preguntamos:

 

¿HAY ALGÚN MOVIMIENTO DE RESISTENCIA PALESTINO QUE USTEDES RECONOZCAN O HAYAN RECONOCIDO ALGUNA VEZ COMO LEGÍTIMO?

 

Si para ustedes todo es terrorismo y el boicot es improcedente,

 

¿QUÉ DIABLOS HAY QUE HACER ENTONCES?

 

¿SEGUIR CONTANDO TROCITOS DE NIÑOS MUERTOS Y MOSTRANDO MUCHA PENITA PARA NO PERDER VOTOS?

 

MOSTRAR SOLIDARIDAD CON MILES DE SERES HUMANOS HUMILLADOS, ASESINADOS, ENCARCELADOS, TORTURADOS Y EXPULSADOS,

PERO NO HACERLO CON LOS VIVOS QUE SIGUEN RESISTIENDO ES

COMPORTARSE-COMO-SÓLO-EL-MISERABLE-HOMBRE-BLANCO-SUPREMACISTA-SABE-HACER-Y-LLEVA-HACIENDO-DURANTE-CINCO-SIGLOS.

 

Fuente: https://rebelion.org/mensaje-desde-la-universidad-de-birzeit-a-las-estudiantes-que-se-levantan-contra-el-genocidio-palestino/

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EE. UU.: estudiantes tendiendo la mano

Por: Mariano Salas

Las movilizaciones en los EE. UU. contra el genocidio en Gaza y la instalación de campamentos de estudiantes y profesores en campus, se extienden a cerca de 200 universidades[1] que empiezan a estar acompañadas en una buena cantidad de países -incluida la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)- convirtiéndose en la síntesis del escenario mundial. La importancia de este hecho es inmensa debido a que cuando los universitarios norteamericanos se levantan, “algo” va a pasar. Esto mismo sucedió en 1967 cuando se inició en las universidades el movimiento contra la guerra de Vietnam, llegando a Paris y de ahí a toda Europa y América Latina en 1968-69. Algo similar aconteció en 1985 cuando se iniciaron movilizaciones en los campus contra el apartheid en Sudáfrica, para después extenderse a Europa y muchos países más.

Esta nueva oleada de movilizaciones tiene sus características propias, como cada ejemplo de los anteriores. Uno que parece importantísimo es que el sistema político estadounidense vive su peor crisis desde la Guerra Civil en el siglo XIX, con facciones enfrentadas como nunca y que atraviesan al Partido Demócrata y al Partido Republicano. No hay que olvidar que Trump amenazó con que, si pierde las elecciones “habrá un baño de sangre”. Otro elemento, quizá el más importante, es que en los EE. UU. se vive un gran del ascenso del movimiento de masas,[2] particularmente sindical, pero no únicamente dado que la juventud blanca se ha radicalizado como se demostró en la gesta de 2020 -en plena pandemia- contra el racismo, una de las características más subyacentes del sistema de explotación yanqui. Antes, en 2016, es muy significativo tener en cuenta que Bernie Sanders, hoy senador independiente, cuando fue precandidato logró una amplísima simpatía entre esta juventud blanca que se reclamaba ¡socialista democrática![3]

El ascenso del movimiento de masas es lo que ha dividido a la clase dominante estadounidense respecto a cómo enfrentar este proceso de radicalización que experimenta su juventud y su clase trabajadora. Este ambiente en los EE. UU. muestra un desgaste ideológico y político del imperialismo acentuando la crisis de su sistema político y no existe, por ahora, alternativa pues Trump, el favorito para ganar las elecciones de noviembre, se vio obligado a declarar su apoyo a Israel y al genocidio lo cual no debe haberle redituado en sus bonos, sino al contrario, será también arrastrado por los jóvenes negándose a ver como santos a los que son solamente charlatanes y asesinos. Tampoco creerse el cuento de que hay un héroe en cada bandido o en cada hombre político de éxito.

Europa no se queda atrás pues el desgaste de los regímenes amantes de la libertad y la democracia se acentuó también debido al genocidio, provocando un profundo desprestigio de los gobiernos tanto de la OTAN como de la Unión Europea; en momentos que más necesitan apoyo para acometer contra Rusia por lo de la guerra en Ucrania. Macron, presidente de Francia, “goza” del más grande desprestigio y desconfianza entre los franceses a los que quiere llevar a la guerra. Rishi Sunak, primer ministro del Reino Unido no está mejor. Son los choznos del imperio, tiranuelos que siempre han sabido ponerse el traje inteligente para las ocasiones cretinas.


[1] Hay que agregar que las madres de los estudiantes se han organizado para apoyarlos de distintas maneras y aunque la policía las ha querido sacar de los campus, le está costando mucho trabajo. Las madres de los estudiantes han formado un movimiento al que llaman “Madres que cuidamos a los hijos de otras madres”.

[2] Para muchos el más grande desde los años ‘30 del siglo pasado en plenos efectos de la Gran Depresión.

[3] Encuestas de 2016, arrojaban que el 47 por ciento de la juventud blanca se decía socialista.

Fuente: https://lis-isl.org/2024/04/29/ee-uu-estudiantes-tendiendo-la-mano/
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