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Los niños y niñas mueren por desnutrición en Gaza, donde varios hospitales dejan de funcionar

La escasez de alimentos y agua en Gaza comienza a matar a los palestinos más vulnerables, los niños y niñas. Al menos seis menores han muerto en el norte de la Franja por deshidratación y desnutrición. Mientras, dos hospitales de la zona dejaron de funcionar este miércoles por falta de energía.

 

«Dos niños murieron a consecuencia de deshidratación y desnutrición» en el Complejo Médico Al Shifa, ubicado en la ciudad de Gaza, en el norte del enclave, informó el Ministerio de Sanidad de la Franja.

 

Poco antes, el hospital Kamal Adwana, también ubicado en el norte de la Franja, anunció que «cuatro niños murieron» en sus instalaciones en las últimas 24 horas debido a desnutrición y deshidratación.

 

Además, en ese hospital, otros siete niños «se encuentran en grave peligro» de muerte por las mismas razones, aseguró el Ministerio de Sanidad, que llamó a las instituciones internacionales «a tomar medidas inmediatas para prevenir una catástrofe humanitaria en el norte de la Franja».

 

El hospital Kamal Adwana, que fue asediado y atacado en diciembre pasado por el Ejército israelí, anunció este miércoles que estará «fuera de servicio a partir de hoy debido a la falta de combustible».

 

«Las operaciones quirúrgicas en el hospital se han detenido por completo», explicó, al solicitar «una intervención urgente que proporcione combustible» y permita la reanudación de los servicios.

 

De su lado, el hospital Al Awda, ubicado en la ciudad de Jabalia, también en el norte de la Franja, anunció la suspensión total de sus servicios debido a la grave escasez de combustible y suministros médicos, informó la agencia oficial de noticias palestina, Wafa.

 

Estos hospitales se unen a una larga lista de centros médicos de la Franja que ya no pueden hacer frente al colosal número de heridos y enfermos que han dejado los ataques de Israel, ya sea por la destrucción de sus instalaciones, por el corte de electricidad o agua potable, o la falta de suministros, personal y alimentos.

 

Argumentando que el grupo islamista Hamás utiliza infraestructuras civiles para realizar sus operaciones bélicas, el Ejército israelí ha atacado numerosos hospitales, incluido el Al Shifa, el más importante de toda la Franja y que ahora solo puede proveer servicios de emergencias.

 

Las fuerzas israelíes irrumpieron en Al Shifa poco después de iniciar su incursión terrestre en el enclave palestino, el año pasado, a pesar de que miles de heridos, enfermos, desplazados y personal médico se encontraban en su interior. En esa operación militar, las tropas dijeron que hallaron túneles de Hamás cerca y por debajo del centro médico.

 

Hambruna inminente

El cese de las operaciones del hospital Kamal Adwan «agrava la situación sanitaria y humanitaria de nuestro pueblo en el norte de la Franja de Gaza, que provocó el martirio de muchos pacientes por falta de atención médica y medicamentos», consideró Hamás, que gobierna de facto la Franja de Gaza, en un comunicado.

 

Además, «el martirio de los niños por desnutrición y deshidratación es un fracaso internacional para proteger a la humanidad de la criminalidad de la entidad sionista», añadió, al acusar a Israel de cometer un «crimen de genocidio y limpieza étnica» contra los palestinos.

 

Según el grupo islámico, unos 700.000 gazatíes —de una población total de más de dos millones de personas— se encuentran en el norte de la Franja, donde la crisis humanitaria es aún más grave que en el resto del enclave, por el difícil acceso para el transporte de suministros y los continuos combates.

 

Una fuente en Gaza dijo a EFE que este miércoles, por primera vez desde que estalló la guerra el 7 de octubre de 2023, un avión —aparentemente jordano— lanzó desde el aire paquetes con ayuda humanitaria cerca del hospital Indonesia, en Jabalia.

 

Representantes de varias agencias humanitarias de la ONU advirtieron ante el Consejo de Seguridad de que la hambruna es prácticamente inevitable en Gaza.

 

En 145 días de guerra, la ofensiva por aire, tierra y mar de Israel ha dejado en la Franja de Gaza 29.954 muertos, 70.325 heridos y cerca de 8.000 desaparecidos bajo los escombros y otros lugares inaccesibles.

 

Entre los muertos se cuentan más de 346 miembros del personal médico y un total de 155 instituciones de salud han sido destruidas parcial o completamente, lo que provocó el cierre de 32 hospitales y 53 centros de atención de salud de Gaza, mientras 126 ambulancias dejaron de funcionar.

 

En tanto, la tasa de ocupación de los pocos hospitales que siguen funcionando bajo mínimos es del 275%, mientras que la de las camas de cuidados intensivos es del 217%.

 

La guerra estalló tras un ataque de Hamás contra Israel que dejó unos 1.200 muertos y 250 secuestrados, de los cuales más de un centenar han sido liberados.

Fuente: http://www.correodelorinoco.gob.ve/ninos-ninas-mueren-desnutricion-en-gaza-donde-varios-hospitales-dejan-de-funcionar/

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Palestina en la educación

Hace tres meses escribí un artículo sobre “La escuela ante la barbarie”, escandalizada por lo que estaba sucediendo en Gaza y tratando de convencer que era necesario que el profesorado tratara el tema en el aula[1].

 

Después de estos tres meses, más escandalizada aún por la magnitud de la masacre, vuelvo a escribir, aunque ello implique repetirse. Porque es imprescindible no olvidar, no callar, continuar denunciando, en todos los ámbitos, y también en la escuela, en el instituto y en la Universidad. Y por ello, voy a insistir en esta idea: ”No podemos dejar que las futuras generaciones crezcan insensibles a lo que ocurre en nuestro país y en el resto del mundo. Que sean conscientes de que todas y cada una de nosotros formamos parte de esta humanidad y si queremos un futuro justo y en paz, será necesario trabajar para conseguirlo”.

 

Cada día que pasa hay más dolor, más niños y niñas masacrados, más persones inocentes asesinados, más edificios calcinados, más hambre, más sed, más injusticia y más crueldad. Y existe la tentación de terminar cansadas y angustiadas por tanta barbarie y que dejemos de mirar y de hablar de ello. Y no nos lo podemos permitir. Por ello voy a insistir en el mismo tema.

 

El filósofo alemán Theodor Adorno en 1966, en su libro ““La educación después de Auschwitz” afirmaba: “Cualquier debate sobre ideales de educación es vano e indiferente en comparación con este: que Auschwitz no se repita.[2] Y durante muchos años, generación tras generación, en la escuela, en el instituto y a veces también, en la Universidad, se cumplía esta máxima. Todos las profesoras y profesores, los maestros y maestras nos involucrábamos a fondo para hablar del horror del Holocausto, y nuestros alumnos sabían más de la segunda guerra mundial y de las barbaridades de Hitler, que de cualquier otro acontecimiento histórico.

 

Ahora, sin embargo, estamos ante otra barbarie histórica, un genocidio televisado en Gaza. Por supuesto, no es el primer holocausto que se repite. Por desgracia tenemos una larga lista de guerras y barbaridades desde que Hitler fue vencido.

 

Pero la guerra de Israel contra Palestina no es una guerra cualquiera, no hay dos ejércitos que batallan entre sí, con los “daños colaterales” que siempre aparecen. Ahora hay un ejército que bombardea a una población desarmada, que mata civiles, hombres, mujeres y niños, que destruye viviendas, Universidades, hospitales y escuelas, que deja a los dos millones de personas que vivían en Gaza sin casa, sin alimentos, sin agua y sin un lugar seguro donde cobijarse de las bombas. No es el Holocausto, pero es tan grave como él. Y, sin embargo, parece que ahora no es importante hablar de todo ello con nuestros niños/as y jóvenes.

 

Dicen, algunos, que esto es “adoctrinar”. ¿Entonces, llevamos años y años adoctrinando, por hablar del Holocausto y la necesidad de que no se repitiera?

 

Y ¿por qué es importante hablar de lo que está sucediendo en Palestina?

 

Porque el ataque de Israel abarca todos los aspectos de la vida de los habitantes de Gaza y Cisjordania y, por supuesto, llega a la educación. Las cifras del genocidio educativo son aterradoras, como lo indican datos, porque el objetivo, además de matar seres humanos, es el de destruir cultura y valores, de destruir criaturas y jóvenes y privarles de la posibilidad de la educación. A pesar de los continuos bloqueos y ataques que llevan sufriendo desde hace años, Gaza tenía un bajo índice de analfabetismo (del 0 o el 2% según las fuentes) y uno de los niveles más altos de matrícula escolar en el mundo, con un 95% de niños y niñas cursando la educación básica. Situación que va a ser imposible que continúe.

 

Los ataques israelís han dejado a 625 mil alumnos sin escuela en Gaza; 90 mil universitarios sin clase; el 60% de las escuelas y el 90% de las universidades han sido destruidas; 94 profesores universitarios han sido asesinados, así como más de 50 científicos y escritores. Sólo en los tres primeros meses del ataque murieron 4.300 estudiantes y 231 maestros/as de educación básica. Otros 7.259 estudiantes y 619 profesores resultaron heridos. Todo ello implica que miles de niños y niñas sufren traumas psicológicos, depresión, ansiedad, miedo, soledad, impotencia y, desgraciadamente, todo hace pensar que ello puede derivar en un gran deseo de venganza, en un futuro. Para muchos jóvenes palestinos, estudiar era algo más que librarse un futuro, era la única ventana abierta al mundo. Ahora solo les queda huir, si pueden, o unirse a la resistencia que, probablemente, será el futuro de muchos de ellos.[3]

 

Las personas que nos dedicamos y amamos la educación no podemos permanecer impasibles ni callados ante lo que está sucediendo en Gaza. Debemos actualizar el mandato de Adorno e informar a nuestros niños y jóvenes que, después de la segunda guerra y del genocidio perpetrado por los Nazis, se han producido muchos más holocaustos y que ahora tenemos uno ante nosotros. El hecho de ver en vivo y en directo toda la barbarie que está cayendo sobre el pueblo palestino, añadido al hecho de que nadie ha sido capaz de parar la masacre, hace más necesaria que nunca una reflexión y una explicación. Los hechos nos interpelan como educadoras y educadores y nos recuerdan nuestra obligación de educar en el conocimiento de los problemas de la humanidad, en la reflexión crítica del porqué de los acontecimientos y en la obligación moral de transmitir valores humanos y solidarios. Por ello no podemos callar, nuestra práctica educativa debe abarcar las cuestiones fundamentales del pasado y del presente.

 

La educación por la paz, la educación por los derechos humanos, la educación para la convivencia… son todos ellos mandatos de nuestro sistema educativo y están presente en todos los currículums. Pero, ¿cómo educar para la paz y la defensa de los derechos humanos, si nuestros jóvenes ven cada día como se conculcan estos derechos en Palestina, con el beneplácito de los países “democráticos”, como Estados Unidos y la Unión Europea?

 

Nuestro deber es explicarles que los valores de inhumanidad de que hace gala Israel no deben ser normalizados ni olvidados. Nuestro deber es explicar la historia de los dos países y el conflicto que ha llevado a esta barbarie. Y, sobre todo, es imprescindible que sean solidarios y sensibles ante el dolor humano de niños/as y jóvenes como ellos y ellas.

 

Y sí, hay que explicarles que las guerras no son justas, que siempre son por intereses de una minoría, pero que siempre pagan la gran mayoría de los que tienen menos dinero y menos poder. Hay que explicarles que Europa está cayendo en el error de ser parcial porque sigue los mandatos de EEUU y que España continúa vendiendo y comprando armas a Israel, que servirán para continuar matando y masacrando a personas civiles.

 

Debemos reflexionar conjuntamente con nuestros alumnos y alumnas sobre el papel de la tecnología, muy positiva para algunos asuntos, pero totalmente letal cuando se usa para matar. ¿Por qué ese culto a la tecnología al servicio de la muerte y el dolor? ¿Por qué esta admiración ante la IA que ayuda a lanzar a diario centenares de bombas inteligentes en aviones supersónicos? ¿Es este el futuro que nos espera? ¿Deberíamos hacer algo para impedirlo? Y debemos debatir con ellos y ellas por qué un pequeño país en el Occidente de Asia, Israel, que solo cuenta con nueve millones de habitantes, puede matar, destruir, aplastar a los palestinos con total impunidad. Por qué Europa sanciona a Putin por la invasión de Ucrania, pero apoya a Israel en su invasión de Gaza y Cisjordania. Por qué Europa, que reaccionó y se escandalizó con la barbarie de los nazis, ahora está impasible ante esta nueva barbarie. Por qué el mundo occidental está tan preocupado por la emergencia climática y se olvida que las guerras y la destrucción que conllevan, además de las víctimas humanas, son lo más anti-ecológico que existe. Y también deberíamos reflexionar sobre el futuro que les espera a todos estos niños/as y jóvenes, que han visto morir a sus padres o hermanos, que han perdido piernas o brazos y que han visto sus casas convertidas en cenizas. Cómo será posible superar las secuelas físicas y psíquicas y cómo podrán vivir sin odiar con fuerza a sus verdugos.

 

Todas estas preguntas deberían formar parte de nuestras actividades pedagógicas en el aula, si nos creemos, de verdad, que la educación tiene que desempeñar un papel importante en la formación de los futuros ciudadanos y ciudadanas, despertando su conciencia crítica para que sean capaces de implicarse en la construcción de un futuro mejor.

 

Finalmente, y no menos importante, es señalar que a pesar de toda la censura son miles y miles las persones que en todo el mundo han salido a la calle para reclamar el fin de este genocidio que Israel está infringiendo a los palestinos. Que, en todas partes del mundo, se han organizado actos de protesta contra este genocidio y en solidaridad con el pueblo palestino. Y que ellos y ellas pueden también participar, yendo a las protestas, pintando murales, haciendo vídeos, visitando a las compañeras (en Barcelona) que están en huelga de hambre, escribiendo cartas a nuestros presidentes para que den apoyo a las denuncias Internacionales que se están haciendo en distintos países, para que deje de comprar y vender armes a Israel. Y pueden también hacer boicot a los productos de Israel (McDonald’s, por ejemplo).

 

Y termino con lo que ya dije hace tres meses: Es importante que los chicos y chicas salgan del Instituto y la Universidad con la convicción de que es necesario luchar contra todo tipo de violencias y que hay que defender los derechos humanos, que no se acostumbren a que las guerras y las masacres son normales, que no terminen insensibles ante el dolor ajeno y que sean capaces de indignarse ante las injusticias y ante la violencia. Que se sientan solidarios con las personas que sufren y tengan ganas de implicarse en detener todo tipo de agresiones, guerras y violencias.

 

Éste debería ser el mandato ético de todas las personas implicadas en la educación. Porque no se trata de educar para que el día de mañana nuestros alumnos y alumnas se “adapten” lo mejor posible a un mundo injusto, violento y lleno de injusticias y desigualdades, sino para que tengan información y conocimientos que les permitan entender cómo funciona el mundo y tengan elementos y voluntad de mejorarlo.

 

Notas

[1] Cañadell, Rosa: “La escuela ante la barbarie” Diario de la Educación . 8 noviembre 2023. https://eldiariodelaeducacion.com/2023/11/08/la-escuela-ante-la-barbarie/

[2] Theodor Adorno, “La educación después de Auschwitz”, en Consignas, Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1973.

[3] Vega, Renán. “La educación después del genocidio de Gaza” . Rebelión. 05/02/2024. https://rebelion.org/la-educacion-despues-del-genocidio-de-gaza/

Fuente: https://www.elviejotopo.com/topoexpress/palestina-en-la-educacion/

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“Israel” destruyó la mayoría de las escuelas de la Franja de Gaza

De acuerdo con la ONU, aproximadamente 30 por ciento de esos inmuebles recibieron bombardeos directos de las fuerzas enemigas.

 

La ocupación israelí bombardeó de manera directa 30 por ciento de las escuelas de la Franja de Gaza, según denunció el portavoz del secretario general de las Naciones Unidas, Stéphane Dujarric.

 

De acuerdo con el vocero, desde el inicio de la Batalla Diluvio de Al-Aqsa, 162 edificios escolares de los 563 que existen en la Franja, recibieron las bombas sionistas. De ellos 26 están completamente destruidos.

 

En esas escuelas estudiaban unos 175 mil alumnos y trabajan más de seis mil 500 maestros.

 

Según añadió al menos 55 por ciento de esas infraestructuras requieren una reconstrucción completa o una rehabilitación importante.

 

Asimismo, el Observatorio Euromediterráneo de Derechos Humanos documentó el asesinato deliberado de decenas de profesores universitarios, maestros de todos los niveles y miles de estudiantes de Gaza.

 

El Observatorio explicó que el “ejército” enemigo lanzó además ataques específicos contra figuras académicas, científicas e intelectuales, mientras decenas de ellos murieron en los bombardeos a sus hogares.

 

Hace 131 días «Israel» ataca todos los aspectos de la vida de los palestinos de la Franja de Gaza, en un esfuerzo por desplazarlo y exterminarlo.

Fuente: https://espanol.almayadeen.net/noticias/politica/1819896/-israel–destruy%C3%B3-la-mayor%C3%ADa-de-las-escuelas-de-la-franja-de

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Unicef: al menos 17.000 niños subsisten sin familia en Gaza

niñas no acompañados o separados de sus familias es una desgarradora historia de pérdida y dolor.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) calculó este viernes que al menos 17.000 niños en la Franja de Gaza subsisten sin padres o separados de sus vínculos filiales durante la agresión de las fuerzas de ocupación de Israel.

Unicef calcula que en la Franja de Gaza hay al menos 17.000 niños y niñas no acompañados o separados de sus familias. Cada uno de ellos y ellas es una desgarradora historia de pérdida y dolor», acotó el ente.

El director de Comunicaciones de la Unicef de la Franja de Gaza, Jonathan Crakes, declaró que los infantes “muestran síntomas como niveles extremadamente altos de ansiedad constante y pérdida de apetito, no pueden dormir y entran en pánico cada vez que escuchan el sonido de los bombardeos”.

El funcionario también refirió que el organismo registraba que antes de los ataques de las fuerzas de ocupación de Israel, al menos 500.000 niños requerían soporte de salud mental, psicológica y social en la región de la Franja de Gaza.

Asimismo, en estos momentos se considera que la mayoría de los menores son los que están necesitando de ayuda psicológica, considerando que son aproximadamente un millón de niños los que habitan en esa región palestina.

De acuerdo con las autoridades palestinas, más de 27.000 personas han sido asesinadas por las fuerzas de ocupación de Israel desde el 7 de octubre de 2023, siendo la mayoría mujeres y menores.

fuente: https://www.telesurtv.net/news/unicef-calcula-que-menos-ninos-subsisten-sin-familia-gaza–20240202-0023.html

 

 

 

 

 

 

 

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El conflicto en Gaza aviva el debate sobre la libertad de expresión en las universidades de EEUU

En Estados Unidos, la libertad de expresión siempre ha sido uno de los pilares de los derechos constitucionales en el país. En la actualidad, el alcance de este derecho es parte de un debate sobre las regulaciones al discurso en campus universitarios que ha provocado hasta la renuncia de dos presidentas de sendas prestigiosas instituciones.

 

El conflicto entre Israel y Hamás ha sido clave en la discusión sobre libertad de expresión en las universidades, donde sus líderes han luchado por definir la línea donde el discurso político cruza el acoso y la discriminación, y los estudiantes judíos y árabes expresan su preocupación de que sus universidades están haciendo muy poco para protegerlos.

 

La cuestión ocupó un lugar central en diciembre cuando las entonces presidentas de la Universidad de Harvard, Claudine Gay, y de la Universidad de Pensilvania, Liz Magill, testificaron en una audiencia en el Congreso sobre el antisemitismo en la universidad.

 

Durante la audiencia, la congresista republicana Elise Stefanik cuestionó a Gay si “¿el llamar al genocidio de judíos viola las reglas de Harvard sobre bullying y acoso?”, a lo que la académica respondió: “Puede ser, pero depende del contexto”.

 

Sus expresiones generaron una ola de críticas y peticiones de renuncia, lideradas por la misma congresista Stefanik, y terminaron en la dimisión de Gay. El caso se repitió con Magill, quien renunció a su cargo.

 

Ahora, los republicanos en la Cámara de Representantes consideran investigar a más universidad por temas que van más allá del antisemitismo. Esto, según los analistas, haría más difícil hablar abiertamente en las universidades sobre temas como el aborto, la raza y la diversidad.

 

“Muchos administradores y grupos de estudiantes, especialmente en ciertas escuelas, tienden a inclinarse hacia la izquierda, y cuando los estudiantes expresan puntos de vista diferentes, especialmente en lo que respecta a las iniciativas de diversidad, equidad e inclusión, vemos que son silenciados”, dijo a la Voz de América Alex Morey del grupo no partidista Fundación para los Derechos Individuales y la Expresión.

 

El Departamento de Educación de EEUU ha advertido repetidamente a las universidades que deben luchar contra el antisemitismo y la islamofobia en sus campus o correrían el riesgo de perder fondos federales.

 

El secretario de Educación, Miguel Cardona, dijo que la agencia ha abierto más de 40 investigaciones en colegios y universidades en respuesta a denuncias de antisemitismo e islamofobia desde los ataques del 7 de octubre en Israel, incluidos Harvard, Stanford y MIT.

 

“Algunos profesores están siendo forzados a salir, despedidos, o encuentran el ambiente para la investigación y la enseñanza tan opresivo que muchos de ellos renuncian”, dijo David Jeating del Instituto para la Libertad de Expresión.

 

Sin embargo, ante ciertos intentos conservadores de reformar más ampliamente la educación superior, la organización PEN America advierte que cualquier mejora para proteger la libertad de expresión debe surgir de las propias instituciones.

 

“Tenemos una gran preocupación cuando vemos a políticos que intentan hacer esas reformas, y en la forma en que las hemos visto en legislaciones, como órdenes de silencio educativo, que definen qué se puede y no se puede enseñar en los campus”, apuntó Kristen Shahverdian, líder del equipo de libre expresión y educación de PEN America, en declaraciones a la VOA.

 

Más allá de cómo se desarrollen las guerras políticas, las universidades pueden tomar medidas para fomentar una cultura de libertad de expresión, según el profesor de la Primera Enmienda Eugene Volokh.

 

«Creo que las universidades deberían tener más paneles o debates sobre temas como el aborto, la raza, la acción afirmativa basada en la raza, los derechos de los transexuales, la inmigración tanto legal como irregular”, agregó Volokh.

 

Esto, aseguró, ayudaría a que a que los estudiantes entiendan la importancia de escuchar puntos de vista con los que no necesariamente coinciden.

 

Mientras tanto, el miércoles pasado varios estudiantes judíos presentaron una demanda contra Harvard acusándola de convertirse en «un bastión de odio y acoso desenfrenado contra los judíos».

Fuente: https://americanomedia.com/el-conflicto-en-gaza-aviva-el-debate-sobre-la-libertad-de-expresion-en-las-universidades-de-eeuu/

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Nurit Peled-Elhanan: «La educación en Israel forma a la sociedad para que viva en el trauma perpetuo»

Nurit Peled-Elhanan, profesora y autora israelí.

Experta en educación del lenguaje, investigadora del racismo en el sistema educativo israelí y Premio Sájarov del Parlamento europeo 2011: “En Israel hay una cultura racista que deshumaniza a los palestinos”

— Un palestino y un israelí activistas por la paz: “Hamás no creó el conflicto, el conflicto creó Hamás”

La vida de Nurit Peled Elhanan está atravesada por algunos de los rasgos más trascendentales de la historia de Israel. Nieta de uno de los firmantes en 1948 de la declaración de independencia israelí –Avraham Kastnelson– e hija de un histórico general que giró hacia posiciones pacifistas –Mattiyahu Peled–, ha dedicado su vida a la docencia universitaria y es una de las voces más respetadas en su país en el análisis de la educación del lenguaje en la infancia.

Internacionalmente es conocida por sus investigaciones sobre la presencia del racismo y la propaganda en los libros de texto y el sistema educativo israelí. Premio Sájarov Libertad de Pensamiento concedido por el Parlamento europeo en 2011, entre sus libros traducidos en varios idiomas destacan ‘Palestina en los libros escolares de Israel’ y ‘La educación del Holocausto y las semióticas de la otredad en los libros de textos israelíes’.

Su padre, Mattiyahu Peled, fue amigo del primer ministro Isaac Rabin (asesinado en 1995 por un ultraderechista judío) y fundador, junto al diputado y periodista Uri Avnery, del Consejo para la Paz por el diálogo y en contra de la ocupación israelí. Fue uno de los primeros en reunirse secretamente con representantes palestinos, primero en París y posteriormente, con el propio Yaser Arafat, en Túnez.

Hace veinticinco años un atentado de Hamás en Jerusalén mató a la hija pequeña de Nurit Peled, de 13 años de edad. Ella prefiere no hablar de ello en esta entrevista. Hace un mes fue suspendida como profesora de la universidad David Yellen College de manera temporal, acusada por el presidente de esa institución de “justificación del acto atroz” de Hamás del pasado 7 de octubre, por citar a los filósofos Jean Paul Sartre y Frantz Fanon en un chat privado de docentes en WhatsApp, de este modo:

“’Después de tantos años en los que el cuello de los ocupados ha estado asfixiado bajo el pie de hierro y de repente tienen la oportunidad de levantar los ojos, ¿qué tipo de mirada esperabais ver allí?’ Vimos esa mirada”.

Tras tantos años ocupados, asfixiados bajo el pie de hierro, y de repente pueden levantar los ojos, ¿qué mirada esperabais ver?

Tras el anuncio de su suspensión, el abogado de Nurit Peled, Michael Sfard, publicó en The New York Times un artículo en el que denuncia “una represión sin precedentes de las voces disidentes que critican la forma en que Israel está librando su guerra”.

En una conversación con elDiario.es desde Jerusalén, ella misma lo explica así: “Sartre usó esa cita para hablar de los esclavos y [el filósofo y activista] Frantz Fanon plantea esa idea en su libro ‘Piel negra, máscara blanca’. La usaba para hablar de los negros oprimidos, yo la apliqué a los palestinos ocupados. Esa mirada que menciona es la que vimos el 7 de octubre. Las rebeliones pueden ser muy crueles, lo sabemos por la historia: muchas veces personas que sufren opresión durante tanto tiempo, cuando se rebelan, no tienen piedad”.

¿Cómo vivió los atentados del 7 de octubre?

Tengo familia en uno de los kibutz. Llamé a mi prima y hablamos mucho rato, hasta que dijo que tenía que colgar porque había disparos junto a su casa. Estuvimos escribiéndonos mensajes de texto todo el día. Permanecieron allí unas treinta horas, pero en su caso no hubo peligro porque los terroristas fueron capturados antes de que llegaran a su casa. Una vivienda cercana a ellos quedó completamente destruida.

¿Cuáles fueron sus primeros pensamientos?

No tuve miedo por mí, pero sí por lo que estaba ocurriendo. Primero, porque el Estado de Israel abandonó el sur intencionadamente. Decidieron menguar enormemente la presencia del Ejército en esa zona, que luego fue atacada por Hamás. Hace un tiempo, además, quitaron armas a las unidades de guardia de los kibutz. Las medidas adoptadas por el Gobierno hicieron posible que esto ocurriera.

Tras el 7 de octubre la sociedad israelí ha girado a la derecha, nunca habíamos vivido un ambiente de tanta tensión

¿Cómo es la atmósfera actual en Israel tras estos ataques de Hamás?

Hay gente pidiendo venganza, la mayoría ha girado a la derecha, muchos dicen que hay que matar a todos los palestinos, incluso gente de izquierdas. Los llaman nazis a todos. Pretenden ser los judíos inocentes e indefensos de la Alemania nazi atacados por enemigos de los judíos sin ningún motivo. Este es el argumento continuo, usado por el propio Gobierno, por supuesto.

Está habiendo casos de sanciones en instituciones educativas israelíes, usted misma ha experimentado esto.

Sí, escribí en un grupo cerrado de WhatsApp de profesores de la universidad donde doy clases, en el que algunos empezaron a hablar de nazis. Intervine diciendo que esto no tiene nada que ver con el nazismo, porque el nazismo es una ideología de un Estado con un Ejército que quiere eliminar y exterminar a las minorías que viven bajo su dominio. Este no es el caso aquí. No vivimos bajo el gobierno de Hamás.

Esto se parece mucho más a rebeliones, revueltas de esclavos o de gente ocupada, como casos en el pasado en Argelia o Brasil. Podemos recordar muchos lugares donde las revueltas fueron realmente muy crueles, feroces, terribles. He aquí una revuelta de personas que estuvieron oprimidas durante mucho tiempo. Eso es lo que expuse. Tras ello, me sancionaron.

Ahora la gente tiene miedo de hablar. Muchos profesores, especialmente los árabes, son sancionados o expulsados por decir determinadas cosas, incluso por rezar. Es un ambiente muy tenso que no habíamos experimentado nunca antes.

La solución es acabar con la ocupación israelí inmediatamente, dejar de oprimir a los palestinos

¿Cuál es su situación ahora en la universidad? ¿Sigue suspendida?

No. Escribí una carta dura al presidente de la universidad, también lo hizo mi abogado, especializado en derechos civiles. El presidente contestó con una carta con una severa amonestación a mi expediente, donde repitió sus acusaciones diciendo que apoyo a organizaciones terroristas. Así que le contesté informándole de que no volveré a dar clase hasta que esa carta sea destruida.

Aquí hubo alguien filtrando la conversación del chat. Hubo un empeño de tergiversación de mis palabras por parte del presidente de la universidad y hubo un ministerio de Educación pidiendo nombres, nombres, nombres. Afortunadamente varios compañeros profesores me han apoyado, se quejaron y ahora están creando un comité ético, porque empezaron a tener miedo ante tales reacciones. Este no es el Israel de antes. Para los árabes, sí. Pero para los judíos es la primera vez que las autoridades se comportan así.

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Mattiyahu Peled, padre de Nurit, junto a Yaser Arafat en Túnez en 1983, con Uri Avnery, Mahmoud Abbas, Yarcov Arnon e Issam Sartawi, quien sería asesinado tres meses después.

El Gobierno israelí presume de ser una democracia…

Teníamos una libertad de expresión completa, los judíos. No era adecuadamente usada porque hay mucha autocensura, entre los periodistas también. Pero para los palestinos esto nunca fue una democracia.

Ha investigado y escrito sobre la educación en las escuelas y universidades israelíes.

La educación en Israel es terriblemente racista. Todo el discurso lo es. El planteamiento es el siguiente: ¿Eres judío? Sí o no. Y si lo eres, ¿eres judío etíope, sefardí o asquenazí? Esto va acompañado de una educación sobre el Holocausto muy traumatizante y agresiva desde los tres años, para que los niños vivan ese trauma y crean que hay otro holocausto a la vuelta de la esquina que van a perpetrar los árabes en vez de los alemanes. Los libros escolares realmente enfatizan esto todo el tiempo.

Así se crea un nacionalismo que desemboca con mucha gente adolescente dispuesta a matar a cualquier palestino de cualquier edad, porque creen que son los nuevos nazis que nos van a exterminar. Esta educación se puede definir como abuso infantil, porque educa a los niños en el trauma perpetuo. En el Día del Holocausto, con tres años de edad, les muestran las fotografías más horribles y horripilantes, y después tienen pesadillas, mojan la cama. Llegan a creer que todo el que no es judío es un nazi en potencia.

Esta educación explica que haya tanta gente que dice “matémoslos a todos”, porque le tienen miedo a cualquiera, a todos.

En Israel se educa a la sociedad para que crea que va a haber otro Holocausto, esta vez perpetrado por los árabes

Ha habido, antes del 7 de octubre y también después, protestas contra Netanyahu por diferentes razones.

La mayoría de las manifestaciones eran contra sus planes para modificar el sistema judicial por completo como si esto fuera una dictadura. Tras el 7 de octubre, la gente quiere volver a su vida de antes, ignorando a los palestinos, ignorando la ocupación y la pobreza. Pero algunos empiezan a darse cuenta de que estas son cuestiones que no se pueden ignorar. Ahora las protestas se centran en pedirle que traiga de vuelta a los secuestrados.

¿Cree que puede aumentar el porcentaje de gente en su país en contra de la vía militar y de la ocupación?

De momento no, no lo creo. Hay un lavado de cerebro en la sociedad, a través de la educación y la propaganda. No hay mucha gente que sepa algo de lo que pasa en los territorios ocupados, tampoco les interesa. Y tienen miedo, viven con miedo.

Usted defiende la educación como un modo de cambiar esto en el futuro.

A los niños y adolescentes en la escuela nadie les enseña a negarse, se les enseña a respetar la autoridad. El día de los atentados de Hamás, como el Ejército no estaba allí, muchos padres y abuelos cogieron sus armas y se fueron al sur a salvar gente. Realmente lucharon contra Hamás. Pero esas mismas personas no van a la casa de Netanyahu a protestar. De algún modo, son muy obedientes.

Se debería enseñar a los jóvenes a no confiar, a cuestionar a la autoridad, a pensar por sí mismos. Pero no se hace. En realidad no se hace en ningún lugar del mundo, porque las escuelas terminan actuando como herramientas para producir ciudadanos leales al Estado.

Aquí hay un Estado ocupante y un pueblo ocupado y denunciarlo no es ser antisemita

¿Cuál cree que será el futuro de Gaza y de los palestinos de allí?

Su situación ya es peor que antes del siete de octubre. Es terrible, pero este Gobierno de Israel todavía está gobernando y la gente no hace nada para derrocarlo. Es un Gobierno de criminales, fundamentalistas y racistas. Y no veo a nadie expulsándolos.

Pero incluso si pensamos quiénes son los políticos que pueden reemplazarlos, vemos que hablan el mismo lenguaje. Por ejemplo, Benny Gantz, uno de los líderes de la oposición [quien dirigió una ofensiva militar contra Gaza en 2014], se vanaglorió en 2019 de haber llevado Gaza “a la Edad de Piedra”. Ese fue su discurso de campaña, así es como esperaba ser elegido.

Creo que hay un objetivo: matar a palestinos y tomar el territorio. Todo lo que puedan. Muchos hablan ya de instalar colonias en Gaza.

¿Cómo analiza la reacción de la comunidad internacional?

Como siempre, no hacen nada. En Europa y en Estados Unidos se benefician de esta guerra y de la ocupación muchas empresas, muchas industrias.

No tienen ningún interés en detener esto. Sólo dicen palabras. Y también hay mucho racismo. Está, además, la culpa ante los judíos y el miedo a que les llamen antisemitas.

Si fuera una líder política, ¿qué pasos propondría?

Terminar con la ocupación. Inmediatamente. Que salgan de ahí todos, que dejen de oprimir. Que se vayan. Si los palestinos quieren una democracia laica, como dicen muchos de ellos, creo que ese camino sería el mejor. Un Estado para todos.

Israel es un régimen colonial y de apartheid que ha desarrollado una cultura de racismo en nombre del judaísmo

Su familia es bastante conocida en Israel. ¿Cómo es ser la hija de un general que se convirtió en activista por la paz?

Mi padre era muy grande. Fue el primero en dar ese paso hacia la lucha por la paz. Acudió disfrazado de mujer para encontrarse con Arafat. Yo conocí al hombre que hizo su disfraz en París.

Mi abuelo era un hombre de izquierdas también. Era miembro de una organización muy clandestina de intelectuales alemanes llamada Pacto de Paz, que defendía un Estado binacional. Él tenía que haber sido el ministro de Sanidad, lo fue en el Gobierno pre-Israel, pero fue castigado por el primer ministro Ben Gurion y enviado como embajador a Suecia hasta que murió.

En cuanto a mi padre, todo lo que hizo por Palestina lo hizo por Israel, porque él creía que lo mejor para nosotros sería la paz, con un Estado palestino. Aprendió árabe, estudió la cultura árabe, porque creía que si nos conocemos podemos vivir juntos. Recibió amenazas, pagó un precio alto por ello. Pero nunca se arrepintió.

¿Cómo es vivir con un punto de vista minoritario en Israel?

No es fácil. Se me respeta por mi faceta como docente y especialista en educación del lenguaje en la infancia, soy considerada una de las principales investigadoras de ello. Para mí son muy importantes mis alumnos: aprenden, y una vez que aprendes no puedes desaprender. Llevo haciendo esto desde hace más de 30 años. Todo el mundo sabe quién soy aquí, cómo pienso.

Ahora bien, mis libros sobre racismo son completamente ignorados aquí. Han sido traducidos a seis idiomas, se venden en muchos países, se usan en universidades extranjeras, también en las universidades palestinas, donde no me invitarían a hablar debido a la campaña BDS [boicot a Israel] pero sí estudian mi libro. Pero aquí, ni una mención. Es la faceta que se ignora en mi país, no se brinda cuando publico un libro. Pero yo hago lo que creo que debo hacer.

Hay una etnocracia en la que un grupo pequeño de judíos domina a los demás: a los árabes, pero también a otros judíos

¿Qué pueden hacer las sociedades civiles del mundo ante lo que está pasando en Israel y Palestina?

Apoyar. La causa palestina está bastante silenciada en toda Europa y en todo el mundo occidental. Es importante conocer la historia de Palestina y también de las personas que apoyan a los palestinos aquí en Israel. Eso es muy importante. Y no dejarse llevar por la narrativa del victimismo: los judíos no son víctimas aquí. Aquí hay un Estado ocupante y un pueblo ocupado. Estar en contra de esta ocupación no es ser antisemita.

Hablaba antes del racismo en el seno de Israel, más allá del que hay contra los palestinos.

Aquí a los judíos etíopes prácticamente se les obliga a reconvertirse al judaísmo, incluida la circuncisión, incluso a la edad de los setenta. También se les obliga a que se cambien el nombre por uno judío. Nadie habla de esto. Aquí hay judíos que no pueden practicar su propia cultura, sus costumbres religiosas. Esto hay que saberlo. Este tipo de régimen, que no es solo un régimen colonial de colonos, sino también un régimen de apartheid, es muy racista.

Es una etnocracia en la que una etnia, un grupo muy pequeño de judíos, domina a todos los demás grupos, a los árabes pero también a los otros judíos. Los judíos árabes fueron traídos a Israel para reemplazar a los judíos exterminados en Europa, porque se necesitaba población judía para tener una mayoría en el Estado. Fueron traídos por motivos meramente demográficos, como los etíopes después. Nadie los quería tal como son. Así que tuvieron que renunciar a su cultura, su idioma, su música, sus costumbres religiosas, sus nombres, todo. Y el trato que reciben es racista.

Hay diferentes niveles, por decirlo así…

Los ciudadanos palestinos son discriminados por la ley. Hay alrededor de 65 leyes racistas en Israel contra ciudadanos palestinos. Los judíos etíopes, que viven en lo que se llama colonialismo interno, son discriminados socialmente. La policía los maltrata. Por el color de la piel. Hay escalafones. Luego están los judíos árabes, que llevan aquí cuatro generaciones y todavía son discriminados. La gente debería saberlo.

El racismo no se detiene en los checkpoints israelíes. Continúa en nuestra sociedad, en la sociedad judía. Esa pretensión de Israel de presentarse como un país occidental, ¿qué significa? No somos occidentales en nada. Aquí se desarrolló una cultura de poder, de racismo y de crueldad en nombre del judaísmo. Pero eso no es judaísmo en absoluto. Esto debería saberse y deberían dejar de deshumanizar a los palestinos, que son la parte débil de la ecuación.

Fuente: https://www.eldiario.es/internacional/nurit-peled-academica-israeli-educacion-israel-forma-sociedad-viva-trauma-perpetuo_128_10713143.html

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