La crisis del hambre en África: aumentan los matrimonios infantiles, la explotación y la violencia contra las niñas

El informe ‘Más allá del hambre’, de Plan Internacional, muestra, entre otras cosas, que las mujeres y las niñas son las víctimas «invisibles» al comer menos y en último lugar. Además sufren más violencia sexual. Unas 50 millones de personas se encuentran al borde de la inanición.

La ONG ‘Plan Internacional’ ha elaborado un exhaustivo informe ‘Más allá del hambre’ en el que analiza detalladamente la crisis de pobreza por la que atraviesa gran parte de África y las devastadoras consecuencias que eso conlleva: inanición, violencia sexual contra las mujeres, explotación…

Según el informe, casi 350 millones de personas de 82 países sufren inseguridad alimentaria en la mayor crisis de hambre en décadas, que ha llevado a 50 millones de personas al borde de la inanición.

Los más jóvenes, en peligro

Más de 7.000 personas 7.158 personas de Kenia, Somalia, Etiopía, Sudán del Sur, Malí, Níger, Burkina Faso y Haití, los países con una situación más crítica, han sido encuestados y algunas de las conclusiones generales es que los niños y adolescentes están «en grave riesgo» de sufrir formas de violencia como matrimonios infantiles, explotación o violencia sexual.

«A menos que se aumente urgentemente la ayuda internacional, innumerables niñas corren el riesgo de convertirse en víctimas invisibles de esta devastadora crisis del hambre. El hambre es un problema que tiene solución, pero es necesario actuar con urgencia para evitar que esta crisis alimentaria se convierta en una hambruna en toda regla que afecte sobre todo a los niños, y especialmente a las niñas», asegura Concha López, directora general de Plan International, desde Somalia.

Las mujeres y las niñas comen menos y peor que los hombres

Además, otra de los resultados de la encuesta es que debido a las políticas sociales discriminatorias de los países señalados las niñas y las mujeres suelan comer menos que los niños y los hombres del mismo hogar y además en último lugar. Algo que afecta directamente a su salud.

Aumenta el matrimonio infantil hasta en un 51% en algunos países

Por otra parte, en Etiopía, Kenia y Somalia el matrimonio infantil ha aumentado un 51% en el último año, según los datos disponibles, ya que las familias en una situación desesperada recurren a casar a sus hijas para aliviar la presión sobre la economía familiar u obtener el pago de la dote.

La odisea para buscar agua potable se ve más reflejada también en aquellas mujeres que deciden ir a los pozos por la noche para evitar aglomeraciones. De media, recorren entre 15 y 25 km, y en Kenia y Somalia las niñas y mujeres participantes en los grupos focales explicaron que se mueven en grupo para recolectar agua y leña con el objetivo de mitigar el riesgo. El problema es que al ser mujeres se enfrentan a posible violencia sexual.

«Las mujeres van por la noche a por agua a pesar de poder sufrir violencia sexual o del peligro de animales como las hienas»

Mujer etíope

«Recorrer largas distancias de noche es muy arriesgado para nosotras, las niñas y las mujeres más jóvenes están muy expuestas a riesgos de violencia sexual, incluida la violación, y se ven amenazadas

por animales salvajes peligrosos como las hienas; sin embargo, la mayoría de las veces preferimos ir a las fuentes de agua de noche para evitar la competencia y conseguir agua», asegura una mujer etíope entrevistada en el estudio de ‘Plan Internacional’.

Aumento de embarazos no deseados

Otro de los problemas que sufren las mujeres y niñas es el aumento de embarazos no deseados, y las personas encuestadas destacan la falta de acceso a suministros de salud e higiene menstrual. Por ejemplo, en Somalia, el 30% de las niñas y mujeres encuestadas mencionó como barrera la falta de dinero para comprar productos de higiene menstrual.

Fuente: https://www.antena3.com/noticias/mundo/crisis-hambre-africa-aumentan-matrimonios-infantiles-explotacion-violencia-ninas_2023012763d3aa61f0501d0001419981.html

 

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India vende compresas ecológicas y asequibles para 336 millones de mujeres

Asia/India/04 Octubre 2018/Fuente: El país

El nuevo producto se une a la reciente eliminación de los impuestos a artículos de higiene íntima femenina y revoluciona este mercado en un país con una gestión de residuos deficiente y alta pobreza

“Solo cinco compradoras han preguntado por ellas”, confirma el dependiente de la farmacia junto al Hospital Seva Sangh de Ghatkopar, en Bombay, una de las 3.200 boticas del país donde se comercializan las compresas Suvidha. Disponibles desde finales de mayo por solo 2,5 rupias (0,03 euros), el Ministerio de Productos Químicos y Fertilizantes anunció que estas compresas tenían un aditivo especial que las hace 100% biodegradables al reaccionar con oxígeno. Ecológico y barato, el artículo venía a revolucionar el mercado de la higiene íntima femenina en un país con una gestión de residuos deficiente y altos niveles de pobreza. Pero el desconocimiento entre la población femenina de la ciudad más poblada y educada de India ejemplifica la falta de promoción de un producto potencialmente beneficioso para millones – solo el 48% de las mujeres en la India rural tiene acceso a compresas según la encuesta gubernamental de higiene, mientras que estudios privados alertan de que el 70% no pueden costeárselas. Pero estos artículos suelen quedar ocultos por el estigma de la menstruación – el 10% de las mujeres cree que es una enfermedad.

Aunque desconocida, Suvidha ofrece una alternativa sostenible a la higiene menstrual en India; donde 336 millones de mujeres tienen el periodo y el 20% de las menores abandonan los estudios cuando empiezan a menstruar; condenándolas a la dependencia económica, los matrimonios forzados y el resto de males que asedian a la mujer en países en desarrollo. La encuesta del Gobierno indio indica que las compresas tienen una penetración del 58% entre las mujeres de 15 a 24 años. Anualmente, 12.300 millones de compresas se desechan, según datos de WaterAid India, creando 113.000 toneladas de residuos; de los que casi la mitad se vierten junto a basuras domésticas comunes. En ciudades, se llevan a vertederos donde se queman. En el medio rural, acaban en ríos y lagos o en basureros cerca de comunidades sin preparación para su tratamiento.

Las compresas Suvidha son revolucionarias aunque su efectividad genera dudas. “Es muy difícil constatar las afirmaciones sobre biodegradabilidad […] No hay país alguno con estándares que puedan certificarlo”, asegura Prathiba Singh, responsable de Agua, Saneamiento e Higiene (WASH) de UNICEF en India. Pero la especialista de la agencia de la ONU cree en la validez de Suvidha, al contrario que Arundati Muralidharan, también encargada de políticas WASH en WaterAid India: “Aún estamos por ver una compresa 100% compostable. Ponerle un aditivo nuevo no las hace biodegradables. Ni siquiera sabemos si reúnen los criterios básicos requeridos por la Oficina de Estándares Indios (BIS)”.

Tanya D. Mahajan, coordinadora de Alianza para Salud Menstrual en India, ofrece un análisis más detallado: “La lámina superior, la última capa antigoteo de plástico y el adhesivo no son biodegradables…”. También co-fundadora de Zariya, una organización que ofrece servicios a comunidades desfavorecidas, la experta subraya que alcanzar la ‘biodegradabilidad’ supone mayor inversión económica: “Los productos compostables usan materias primas alternativas que son más costosas y encarecen el producto final”. Dadas las circunstancias, sorprende el valor de ‘Suvidha’; comercializadas por un precio entre 20 y 35 veces menor al de las compresas normales.

Por ejemplo, las compresa Anandi Eco+, etiquetada como la primera 100% compostable en India, se vende a 0,5 euros cada paquete de ocho debido a la inversión extra en materiales alternativos. “Se ponen en una fosa de compost con otros desechos orgánicos y se descomponen en 180 días […] No daña la naturaleza porque no tiene plásticos ni productos químicos”, dice Jaydeep Mandal, directora de Aakar, la empresa social creadora. Pero los biodegradables también requieren métodos de segregación. “Compostar desperdicios sanitarios es pedir mucho cuando la gente es reacia a hacerlo con residuos comunes. Los ayuntamientos deberían disponer de espacios para ello”, expone Sindhu Naik, miembro de Green the Red, grupo líder en educación menstrual al sur de India. Su reflexión subraya la urgencia de políticas transversales para la higiene íntima femenina, donde convergen necesidad, sanidad y medioambiente; en vez de inventos o medidas coyunturales.

En 2011, el Gobierno indio inició el programa Freedays para subvencionar compresas en áreas rurales desfavorecidas. A las quejas de falta de calidad e inconsistencia en el suministro se unió la demanda de un sistema de gestión de la basura generada. Entonces, las agencias gubernamentales promovieron el uso de incineradores para los restos. Ni estos podían operar a 800 grados, como recomienda la Organización Mundial de la Salud para la quema de residuos sanitarios. Ni la solución tuvo en cuenta los efectos a raíz de la liberación de dioxinas nocivas y gas metano a la atmósfera. La directora en India de la ONG internacional WASH United, Nirmala Nair, subraya la falta de control sobre dichas tóxinas: “Unos expertos que dicen que no hay compresas completamente biodegradables y otros que las que se desintegran en partículas menores pueden causar muchos daños. Esto nos lleva al quid de la cuestión: no hay estandarización de los productos en India”. La experta concluye: “Ya sean compresas desechables, reutilizables o biodegradables, el Gobierno debe establecer criterios de calidad y salud que ayuden a los usuarios a entender los productos que utilizan”.

Economía, salud y medioambiente

Las expertas coinciden en que el encarecimiento de la higiene íntima femenina ecológica hace que las consumidoras no aprecien el valor de las compresas biodegradables, más caras que las de los competidores. Recientemente, la batalla por hacer que estos artículos fuesen económicamente asequibles tuvo un punto de inflexión. A finales de julio, el Gobierno de India eliminó la tasa sobre compresas y tampones, que gravaba estos productos con un 12% del impuesto sobre bienes y servicios. Aunque la decisión fue bien recibida, activistas y empresarias critican que el Gobierno elimine el impuesto sobre la comercialización mientras que su producción sigue sujeta a un fuerte gravamen, de hasta el 28%. Una carga que no solo consideran sexista sino también una forma de desincentivar la participación en un mercado ya monopolizado.

“Hay que analizar los impuestos de las compresas desde la perspectiva de las consumidoras. ¿Tendrán más opciones de compra? También hay que preguntarse si otros emprendedores podrán entrar en el mercado”, explica Arundati Muralidharan, que concluye: “Se deben establecer ‘impuestos relativos’ o incentivos a los materiales primarios ecológicos además de aplicar mayor gravamen a los no compostables”. Según la experta de WaterAid, esto ayudaría a otros emprendedores a entrar en un mercado donde solo los grandes fabricantes pueden ofrecer compresas a 2 rupias (25 céntimos de euro) ya que se benefician de la economía de gran escala.

La hegemonía de pocas y poderosas empresas crea monopolios, pero también previene una mayor y mejor información de las consumidoras sobre los materiales usados. “Actualmente, no hay una guía estricta para la manufactura y venta de compresas, por lo que los fabricantes no tienen que dar a conocer los materiales y productos químicos usados”, explica Jaydeep Mandal. Ninguno de los elementos que componen el coctel químico usado en la fabricación de compresas son revelados por su estatus de productos médicos. Las activistas, al contrario de su mala publicidad, recomiendan los beneficios de los productos reusables para la higiene íntima femenina.

Las alternativas reusables

“Las compresas de tela reusables son la mejor alternativa en India. No hay que convencer a las mujeres de su uso ya que están acostumbradas a los paños como absorbentes menstruales”, explica Nirmala Nair. Su gran ventaja es que duran hasta 75 lavados (equivalente a 75 desechables) y ofrecen una alternativa no agresiva y no residual; siempre y cuando las usuarias tengan acceso a la luz solar y agua limpia para su mantenimiento. El principal obstáculo, según Nirmala, es la percepción generada acerca de este producto: “El discurso de los últimos años lleva a la conclusión errónea de que las compresas industriales son higiénicas y las de tela no. Hay que educar en la importancia del lavado y secado de estas últimas para su uso adecuado”.

Otra opción es la copa menstrual. Aunque supone un alto coste inicial en India (12,5 euros), duran una década; siendo una inversión rentable a partir del segundo año. “Yo la uso desde 2014. No es la opción más cómoda para quien tiene problemas con la inserción de artefactos y requiere entornos limpios para su vaciado cada 6-12 horas”, detalla Shradha Shreejaya, defensora de los reusables. La experta medioambiental del Foro Asia-Pacífico para Mujeres, Derecho y Desarrollo (APWLD), no obstante, previene de la existencia de copas baratas fabricadas en China que pueden ser tóxicas. El principal problema al que se enfrenta este producto es, como afirma Pratibha Singh, “el uso minúsculo que tiene en India, lo que requeriría campañas masivas de concienciación para informar de sus beneficios”.

En un tema como la menstruación, ocultado durante mucho tiempo por el tabú que representa en India, la implicación de entes públicos y privados, incluido Bollywood, aumenta la competición en el mercado y augura un futuro esperanzador. “Quizá, el aumento de la penetración de mercado y la competitividad no solo ayude a reducir costes de producción, sino a impulsar la innovación empresarial para cubrir los estándares de salud, higiene y medioambientales demandados por los consumidores”, resume Arundati Muralidharan.

Pero las expertas piden un paso al frente del Gobierno, para que defienda a un sector de la población largamente ignorado. “Las campañas educativas tienen que ser cohesivas y centradas en las usuarias. Es muy peligroso que la higiene menstrual se use de forma electoralista, como se ha hecho con programas públicos”, critica Narmila Nair. Mientras que Shradha Shreejaya exige un cambio de modelo: “No queremos obsequios de planes temporales, sino un sistema público de sanidad entorno a la menstruación que facilite el acceso a instalaciones y productos sanitarios, así como medios para el uso y desecho de materiales”. La activista sentencia: “No importa cuánto esfuerzo dedicamos a educación y sensibilización, sino hay infraestructuras gubernamentales para ayudar a las mujeres ante un tema tan serio”. En India, la escasez de higiene menstrual causa el 70% de todas las enfermedades reproductivas, afectando también a la mortalidad materna.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/09/20/planeta_futuro/1537450295_084254.html

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Una de cada diez niñas en África subsahariana falta a la escuela durante su período menstrual

Africa/Africa Subhariana/GemReport

En países de todo el mundo, la higiene menstrual y las instalaciones de saneamiento inadecuadas están causando que las niñas pierdan clases. En toda África, un estudio de 2016 de Human Rights Watch estimó que una de cada diez niñas africanas faltó a la escuela durante la menstruación. Sin embargo, muchos países de la región todavía no están haciendo lo suficiente para abordar el problema, con una clara falta de esfuerzo para proporcionar inodoros de un solo sexo. Con la inscripción tardía, muchas niñas llegan al final de la escuela primaria hasta bien entrada la pubertad. Sin embargo, nuestra última revisión de género descubrió que solo 9 de los 44 países con datos contaban con instalaciones de un solo sexo en más del 75% de las escuelas primarias.En Benin y las Comoras, solo el 4% de las escuelas proporcionó acceso a inodoros de un solo sexo.

DIGNIDAD

En algunos casos, la historia llega a las noticias, con historias devastadoras de niños que caen en letrinas de pozo en Sudáfrica , escuelas cerradas por falta de higiene en Uganda o estudiantes avergonzados por sus maestros por menstruar en India .

Un simple cambio obvio podría implicar el suministro de productos gratuitos de higiene menstrual como planea hacer Nueva York . Esta idea también está siendo implementada por el gobierno de AAP en Nueva Delhi y el esquema ShePad en Kerala, que abarca 300 escuelas. Desde 2011, el gobierno de Kenia también ha estado presupuestando alrededor de $ 3 millones por año para distribuir compresas sanitarias gratuitas en escuelas de comunidades de bajos ingresos. En el Reino Unido, las protestas sobre la «pobreza de período » comenzaron a fines del año pasado cuando surgieron informes de niñas en Leeds que faltaban a la escuela porque no podían pagar los productos de higiene menstrual.

Algunas formas de rendición de cuentas pueden ayudar a garantizar que se proporcionen instalaciones adecuadas de saneamiento. Por ejemplo, las regulaciones que requieren instalaciones sanitarias separadas para niños y niñas pueden ayudar.Sin embargo, un análisis de las regulaciones en 71 sistemas educativos por el Informe GEM 2017/8 mostró que solo el 61% de ellos requirió instalaciones separadas por sexo en las escuelas públicas y el 66% en las escuelas privadas. Se debe hacer mucho más para avanzar en la igualdad a fin de garantizar a las niñas la dignidad que merecen.

reglamentos escolares

Sin embargo, incluso las regulaciones por sí solas no son suficientes para garantizar que haya instalaciones disponibles. Aunque las instalaciones de saneamiento están incluidas en las leyes de Bangladesh, una encuesta reveló que el 41% de las niñas de entre 11 y 17 años faltaban tres días de escuela por mes debido a la falta de atención sanitaria adecuada, incluida la falta de cubos de basura, jabón y agua. Mientras tanto, Human Rights Watch también descubrió que las niñas en Haití se iban a casa a cambiar los materiales que usaban para manejar su menstruación, lo que les hacía perder la escuela.

Las inspecciones escolares pueden ayudar a asegurar que las escuelas cumplan con las regulaciones. Sin embargo, las inspecciones no siempre consideran los problemas de género como fue el caso en Bangladesh, por ejemplo, donde las instalaciones de saneamiento separadas por sexo solo se evalúan ocasionalmente.

Se consideró esperar hasta mayo 28 º para poner en marcha este blog, que es el  Día de la Higiene menstrual, pero los períodos vienen una vez al mes, no una vez al año. El hecho de que se invisibilice  la menstruación es lo que le permite seguir siendo una barrera para los derechos de las niñas, incluida la educación.

Fuente: https://gemreportunesco.wordpress.com/2018/04/24/one-in-ten-girls-in-sub-saharan-africa-miss-school-during-their-period/

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