Méjico: Mujeres en la Revolución Mexicana; reflexión entre dos dimensiones, de la inclusión a la violencia.

Por Brian Martínez

Recordando que México había quedado debilitado en deudas por guerras ocasionadas por bandos liberales, entre los que se pugnó el poder, el autor James Cockroft expone que “el estado demócrata-burgués mexicano dejó paso a otro oligárquico-dictatorial, dirigido por Porfirio Díaz, héroe de guerra y de origen mestizo” [ CITATION Coc01 \l 2058 ].

Es a partir de este momento que comenzó lo que se le considera  el Porfiriato que va del año 1876 a 1911, un tiempo, visto desde hoy, bastante largo para que un presidente se mantenga en dicho puesto gubernamental, un periodo de treinta y cinco años en comparación con los actuales seis años de duración del ciclo presidencial.

Según Cockroft, Díaz administró el país como una reserva capitalista para sus amigos mexicanos y extranjeros: (…) Desarrolló las comunicaciones, la electrificación, los transportes, la industria, y la agricultura comercial mediante concesiones a intereses comerciales extranjeros y nacionales y al uso de mano de obra asalariada y forzada. Una fuerza de policía rural, los “rurales”, patrullaba el país, al tiempo que un ejército fuerte aplastaba las huelgas. La censura y los calabozos silenciaban a los disidentes [CITATION Coc01 \p 103 \n \t \l 2058 ].

Si bien, se ha pensado bajo la cultura general y el sentido común, por llamarlo de algún modo, que Porfirio Díaz ha sido uno de los mejores presidentes de México al modernizar e impulsar tecnológica, industrial y económicamente al país, no es gratuito, dialogando con el autor, pensar que bajo esta censura, aplastamiento, represión y explotación a las clases bajas y populares, se comenzaría a gestar un sentimiento o necesidad de un cambio, ya sea de mandos, dinámicas de trabajo o del sistema en general.

Hacia finales del porfiriato fue surgiendo un importante proletariado industrial con creciente conciencia de clase. Docenas de huelgas industriales mineras y ferroviarias se produjeron entre 1906 y 1908. La mayor parte incluía tanto a hombres como a mujeres, y casi todas eran animadas por el ilegal Partido Liberal Mexicano (PLM), cuyos objetivos revolucionarios incluían derechos iguales para las mujeres[CITATION Coc01 \p 103 \l 2058 ].

Es complejo este proceso, puesto que Díaz, astuto, supo manejar el poder militar, político y social de tal modo que se mantuvo tanto tiempo al mando del país, logrando aplastar dichas huelgas generales y cualquier otro movimiento que se opusiera a su régimen; sin embargo, también se comenta que

Aunque aplastadas con gran costo de vidas humanas, las huelgas debilitaron las pretensiones de legitimidad del régimen de Díaz. Además, en 1906-1908, el PLM organizó revueltas armadas en varios estados. Luchadores experimentados de aquellas acciones armadas infructuosas desempeñaron un papel de primer orden en las victorias militares que arrojaron a Díaz del poder en 1910-1911[CITATION Coc01 \p 103 \n \y \t \l 2058 ].

No son exclusivas las movilizaciones populares de parte de éstos; parafraseando al autor antes mencionado, en el sur en el estado de Morelos, el agricultor Emiliano Zapata y un grupo de revolucionarios contestaron al llamado de guerra del PLM del que Ricardo Flores Magón era presidente gritando “¡Tierra y Libertad!”, mientras que en el norte había movilizaciones organizadas por Francisco “Pancho Villa”. Posteriormente con la intención de derrocar a Díaz, la política de Francisco I. Madero con una breve alianza con los dos anteriores, organizaron y sistematizaron más movilizaciones. Entre hambrunas, rupturas, combates y crisis social, económica, educativa, la revolución mexicana se desarrolló. Al respecto, Crockroft menciona que:

Las notables características de la Revolución de 1910-1920 fueron, primero, su explosiva confrontación inicial de clase que enfrentó a campesinos y proletarios, por un lado, contra grandes terratenientes y capitalistas por el otro, y segundo, sus marcadas características antiextranjeras y antimperialistas (nacionalismo). Aunque la burguesía estaba dividida, con las fracciones industrial-financieras más “modernas” intentando afirmar su hegemonía sobre las más oligárquicas y tradicionales, este conflicto entre clases privilegiadas era secundario respecto de la necesidad por parte de ambas fracciones burguesas de derrotar a los campesinos y obreros e impedir que las clases bajas vencieran definitivamente a las clases altas. En este sentido, no hubo una revolución social, sino sólo una revolución política, e incluso esta revolución política fue menos completa de lo que suele decirse [CITATION Coc01 \p 105 \l 2058 ].

Si bien en este párrafo ya hay interpretaciones del autor, que en cierta medida comparto, éste permite vislumbrar bajo qué condiciones sociales, políticas e históricas yacían los movimientos armados, las huelgas generales y la participación activa de diferentes clases sociales.

Hablando sobre los movimientos, cada uno tenía sus específicos objetivos, que son, fundamentalmente a partir de las cuales se pueden identificar sus diferencias. Mientras que el movimiento de Emiliano Zapata, denominado después como “Radical” por el autor (p.124) demandaba el repartimiento de tierras para quienes las trabajaban, es decir los campesinos que labraban las tierras, y que habían sido despojados de ellas por terratenientes y latifundistas con leyes que favorecía a los dos últimos; el movimiento de Francisco Villa, que posteriormente iba a ser “moderado” comandado por Carranza ya en 1913-14 para después ser traicionado. Recordando que el capitalismo yacía en un desarrollo donde la mano de obra barata ya era posible y la explotación tanto de mineros, ferrocarrileros, campesinos y trabajadores asalariados –proletariado; el PLM ya en 1911 se enfocaba en motivar los movimientos populares y proletarios para una transformación sistemática contra el capitalismo, con objetivos concretos como la repartición común de las tierras, una forma de producción diferente, donde todos produzcan y todos sean dueños de los medios de producción, al respecto, dicho partido comenta:

Los liberales os invitamos a tomar la tierra, la maquinaria, los medios de trasportación y las cosas desde luego, sin esperar a que nadie os dé todo ello, sin aguardar a que una ley decrete tal cosa, porque las leyes no son hechas por los pobres sino por señores de levita, que se cuidan bien de hacer leyes en contra de su casta”[CITATION Flo11 \p 5 \l 2058 ]

Es en el mismo documento donde los intelectuales diferencian su movimiento, sus propuestas y sus objetivos de otros al comentar que:

Contra el capital, la autoridad y el clero el Partido Liberal Mexicano tiene enarbolada la bandera roja en los campos de la acción en México, donde nuestros hermanos se baten como leones, disputando la victoria a las huestes de la burguesía o sean: maderistas, reyistas, vazquistas, científicos, y tantas otras cuyo único propósito es encumbrar a un hombre a la primera magistratura del país, para hacer negocio a su sombra sin consideración alguna a la masa entera de la población de México, y reconociendo, todas ellas, como sagrado, el derecho de propiedad individual (p.2).

Entonces, bajo estas condiciones, circunstancias y objetivos se desarrollaron y actuaron dichos movimientos. Aunque no es el objetivo de este texto profundizar sobre ello, debe ser contemplado y tomado en cuenta para reflexionar los siguientes hallazgos presentados.

Inclusión de la mujer en los movimientos revolucionarios

Ya en manifiestos y el periódico Regeneración se pretendía y exhortaba a las mujeres a la participación, al respecto Crockroft menciona que “el PLM animaba a las mujeres a engrosar sus filas como miembro de pleno derecho” [CITATION Coc01 \p 116 \n \t \l 2058 ]. Se puede leer en el manifiesto del 23 de septiembre de 1911 del mismo partido al respecto

MEXICANOS: con la mano puesta en el corazón y con nuestra conciencia tranquila, os hacemos un formal y solemne llamamiento a que adoptéis, todos, hombres y mujeres los altos ideales del Partido Liberal Mexicano. Mientras haya pobres y ricos, gobernantes y gobernados, no habrá paz, ni es de desearse que la haya porque esa paz estaría fundada en la desigualdad política, económica y social, de millones de seres humanos que sufren hambre, ultrajes, prisión y muerte, mientras una pequeña minoría goza toda suerte de placeres y de libertades por no hacer nada [CITATION Flo11 \p 6 \l 2058 ].

Con estas citas no quiero dar a entender que fue a partir de estos discursos que algunas mujeres tomaron la iniciativa de participar en los movimientos, sino hacer notar estas impresiones públicas donde se hacía explícita la inclusión de la mujer, aun es probable pensar que dicha participación sucediera desde diferentes lugares del país, con diferentes movimientos, objetivos y con diferentes aspectos históricos-personales.

Para la autora Isabel Vázquez en su artículo periodístico en Reforma llamado De “Adelitas” a protagonistasdonde retoma palabras de las autoras Ana Lau y Carmen Ramos, hablando sobre su libro “Mujeres y revolución. 1900-1917”,

La incorporación de las mujeres al trabajo industrial a finales del siglo XIX creó las condiciones para la politización de las mujeres, y su participación en organizaciones obreras, grupos políticos y posteriormente, en el movimiento para derrocar el gobierno porfirista [CITATION Isa93 \p 1 \n \t \l 2058 ]

Cuestión compleja y, al menos para la autora y las escritoras mencionadas, “contradijo la concepción positivista de que las mujeres debían limitarse a los asuntos domésticos y al papel social de madres y esposas exclusivamente” [CITATION Isa93 \p 2 \n \y \t \l 2058 ]. Pero sí, ya para esos momentos, la participación activa indirecta o indirecta de la mujer en diferentes facciones y movimientos era un hecho, aunque no visibilizado del todo, cumplió un papel fundamental.

Por esta cuestión de no ser visible la participación de la mujer, para Isabel Vázquez, Ana Lau y Carmen Ramos, así como el Dr. Óscar Misael Hernández, y las historiadoras Mary Kay Vaughan, Jocelyn Olcott y Gabriela Cano, construir la historia contemplando esta dimensión resulta difícil, en tanto que por carencia de testimonios escritos y por otro lado, explicar tal transformación, que no era mínima [ CITATION Isa93 \l 2058 ] [ CITATION Her101 \l 2058 ].

Pese a lo anterior, sí es posible rastrear casos concretos de dicha participación y papel por parte de algunas mujeres. Al respecto Crockroft menciona que:

Las mujeres en lucha contra Díaz –especialmente periodistas- avanzaron hasta sus primeras filas. Incluían a la maestra Juana B. Gutiérrez de Mendoza y a Elisa Acuña y Rosete, del periódico Vesper (1901), cofundadoras en 1907 del grupo de la ciudad de México “Socialistas mexicanas”. Frecuentemente arrestadas, se encontraron en la cárcel con otras mujeres opositoras de Díaz, como la poeta Dolores Jiménez y Muro. Estas tres activistas fueron obligadas a huir a Estados Unidos. Fundaron un grupo feminista pro obrero, las Hijas de Cuauhtémoc. Gutiérrez de Mendoza y Acuña y Rosete se unieron posteriormente al ejército de Zapata, llegando la primera a comandante de tropa [CITATION Coc01 \p 116 \l 2058 ].

Se expone que la participación periodística no fue una tarea fácil, por esta persecución y silenciamiento efectuado por el régimen dictatorial, pero sí una tarea fundamental y de amplio valor puesto que:

Las periodistas, a través de publicaciones periódicas, manifiestos, cartas y solicitudes, tuvieron un papel muy importante antes y durante el conflicto armado (…) fueron vocero de las preocupaciones sociales de otras mujeres, y de sus ideas sobre la sociedad en que vivían [ CITATION Isa93 \l 2058 ].

La autora Samanta Alcocer retoma tres casos de participación de mujeres en la revolución y el cómo lo vivieron, en sólo una página significativa. Puesto que parafraseando a la autora, no sólo como adelitas o soldaderas fungieron las mujeres papeles activos en la revolución, sino en diferentes frentes; en aspectos de planeación estratégica; en el campo de la salud con la creación, por Elena Arizmendi (1884-1949), de la asociación de enfermeras Cruz Blanca Neutral que atendió a heridos de guerra y conflictos armados; expone el caso de María Andrea Villarreal que en el exilio hacia Estados Unidos junto con su padre fundador de la Sociedad de Obreros de Lampazos y su hermano, donde ella escribió varios artículos con visiones revolucionarias y que también llegó a criticar, desde ahí mismo al gobierno estadounidense por apoyar y respaldar al porfiriato en diferentes momentos; también se menciona que antes de su exilio, participó en movimientos armados en Coahuila entre 1906 y 1908 [ CITATION Alc18 \l 2058 ].

A partir de estas participaciones puede comprenderse la admiración con la que Ricardo Flores Magón, enRegeneración, citado por Cockroft, dignifica la participación de mujeres en la Revolución Mexicana, además de que visibiliza en cierto grado, la relación de inequidad con el hombre:

Las mujeres trabajan más que los hombres, se les paga menos, y la miseria, los malos tratos y los insultos son hoy como ayer la más amarga cosecha de toda una existencia de sacrificio (…) La servidumbre no reconoce sexos; la infamia (el capitalismo) que degrada a los hombres igualmente te degrada a ti [CITATION Coc01 \p 116-117 \l 2058 ].

Para la autora Isabel Vázquez la participación de las mujeres en la Revolución mexicana “implicó una transformación sexual y social que les permitió participar en la revuelta de una manera que va más allá de la soldadera” [CITATION Isa93 \p 1 \n \t \l 2058 ]. Aún quedan otros casos de participación de la mujer en la revolución, para lo cual invitaría a quien lee, a profundizar dichos casos en los textos presentados en la bibliografía; parafraseando, la autora Vázquez comenta algunos casos significativos de esta participación en el papel de precursoras y magonistas, en la democracia con Virginia Valdés; las Zapatistas con Amalia Ronles, Rosa Padilla Camacho y Juana Belén Jiménez y Muro, por mencionar algunas; mujeres que participaron en el movimiento villista, pese a su actitud paternalista y protectora de Villa que pretendía limitar su participación en éste [ CITATION Isa93 \l 2058 ].

Otra dimensión de las mujeres en la revolución mexicana

Ahora bien, es menester entrar a la otra dimensión planteada, sobre todo por Oscar Hernández, Mary Kay Vaughan, Jocelyn Olcott y Gabriela Cano, en el que, si bien hubo una participación activa de parte de mujeres, y una admiración a esta, yace aquella otra realidad de dominación y abuso para con las mujeres de parte de movimientos revolucionarios y federales contrarrevolucionarios [ CITATION Her101 \l 2058 ].

Para la construcción de su texto, es importante mencionar que, el autor retomó argumentos y fundamentos de las historiadoras nombradas, al igual que identificó y analizó “los testimonios de algunas mujeres que participaron en la Revolución Mexicana de diferentes formas y en distintos lugares, testimonios que fueron recopilados por algunos académicos y escritores de la región y que, para la década de los noventa, hicieron públicos” [CITATION Her101 \p 46 \l 2058 ] entre los que yacen los trabajos de Jesús Arzola (1991), Jorge Trujillo Bautista (1992), Xavier C. Perales (1993), al igual que la descripción biográfica de una revolucionaria anónima de Juan Fidel Zorrilla (1976) y testimonios desde Juana E. Olvera (2002) sobre su madre y sus experiencias relatadas sobre el movimiento armado.

En dicho texto se exponen partiendo de palabras de María Olvera, que “las mujeres eran violadas y si después querían seguir a la tropa se las llevaban para que cocinaran, lavaran la ropa y cumplieran con sus funciones sexuales sin importar con quién” [CITATION Her101 \p 46 \l 2058 ]. Es por esto que también se comenta que

cada vez que llegaban los avisos de que venían los revolucionarios, sus padres huían con ellas hacia el monte para esconderse de las hordas de soldados. No importaba cuál fuese la afiliación que estos representaran, ya que todos procedían de la misma manera: saqueaban al pueblo y violaban a las mujeres sin importar edad o condición[CITATION Her101 \p 46 \n \y \t \l 2058 ].

retomando lo que podría implicar este último testimonio, es importante señalar que debe ser contemplado como tal, como un testimonio, tampoco con la intención de desvalorizarlo, es decir, es una dimensión más sobre la práctica de los movimientos armados de la revolución, esto no quiere decir que todos se desvirtúan con éste, pero tampoco que hayan sido sagrados, ya que los acontecimientos históricos son complejos, en el que se inter-conectan muchas realidades, prácticas y acciones, algunas más visibilizadas que otras -y no por ello la historia se detiene- el punto crucial es contemplar las mayores dimensiones posibles de los complejos procesos históricos.

Posteriormente, el autor comenta y expone que:

Las historiadoras y antropólogas feministas han planteado que, al menos en el contexto de la Revolución Mexicana, las mujeres más que desempeñarse como adelitas o soldaderas, participaron como “ayudantes” de los hombres pues, sin ellas, la revolución no hubiera sido posible, incluso, que podría afirmarse que desempeñaban una serie de trabajos que, por supuesto, estaban anclados en una división sexual y jerarquía masculina [CITATION Her101 \p 47 \l 2058 ].

Sobre las adelitas y soldaderas, es claro que bajo la cultura popular contemporánea se ha generado un símbolo de participación de la mujer en la historia mexicana, y como una construcción simbólica del compañerismo como participantes desde todas las minorías, proletariado, campesinos, hombres, niños y mujeres; sin embargo, el autor Hernández vierte una reflexión, significativa

Por supuesto, la exaltación de las adelitas o soldaderas, a pesar del reconocimiento de su heroísmo y valentía en el campo de batalla, al igual que los hombres, no significaba la emancipación de la dominación masculina: por ello, cuando en el cancionero mexicano se le recuerda, el hombre revolucionario resalta que ella es de su propiedad, al grado de que si se va con otro, la buscaría por tierra o por mar; al mismo tiempo se evidencia la debilidad de los hombres en la ausencia de las mujeres [CITATION Her101 \p 47 \l 2058 ].

Al respecto, también se comenta que había acciones encaminadas a mantener dicha imagen de heroísmo, si bien para las adelitas o soldaderas, sobre todo para la imagen del hombre revolucionario, retomando el testimonio de Antonia Álvarez se dice que

En tiempos de la revolución las soldaderas parían y nosotras les amarrábamos el ombligo con pita o con un paliacate; con un cerillo quemábamos las puntas del ixtle y ya quedaba amarrado el ombligo del chiquillo; a las veinticuatro horas estaban montadas en los caballos bien orquestadas [CITATION Her101 \p 47 \n \y \t \l 2058 ]

En suma, después argumenta el autor, “se trataba de proteger no sólo la imagen de los hombres, sino también de contribuir a la reproducción social de los hombres y la revolución” (pág.47). Nuevamente, aún hay más casos y relatos donde se puede evidenciar el abuso, la violación y la superposición simbólica del patriarcado sobre la mujer; sin embargo, por cuestiones de tiempo, espacio y metas concretas mencionadas en la introducción, es necesario avanzar a las reflexiones, no sin antes exponer tres conclusiones que el autor asume sobre la historia de las mujeres en la revolución.

En primera instancia, parafraseando el texto, se concluye que es necesario hacer visible a la mujer en la historia y la cultura; secundariamente menciona que deben ser tomadas como testigos pero también como protagonistas mismas de la historia, en este caso, en la Revolución Mexicana, puesto que finalmente, mientras luchaban en compañerismo con movimientos armados legitimando sus movimientos pero también cuestionando y redifiniendo, fueron transformándose a sí mismas, rehaciéndose como reses siciohistóricas y políticas, en roles establecidos (y cabría decir por mi parte que hoy siguen en lucha); como última reflexión se pregunta, y para esto sí me permito citar “¿la revolución mexicana les hizo justicia a las mujeres en todos los sentidos o solamente ha sido un privilegio masculino que continúa relegándolas y traicionando los principios de igualdad en todos sus sentidos y en todas las regiones…?” [CITATION Her101 \p 48 \l 2058 ].

Por último, para dignificar, pese a las vejaciones cometidas, la participación protagonista y significativa de la mujer en la historia, me permito mencionar el caso de una anónima revolucionaria quien, después de una redada de federales donde murió un revolucionario de su comunidad llamado Donato Tejada, la mujer salió a la calle, con el peligro de recibir una o más balas, gritó:

“Ahora sí, cabrones, se acabaron los huevos de Bustamante¡, si hubiera más como Donato Tejada no estarían vivos”. Acto seguido un soldado le dijo: “Quítese, vieja, que me la quiebro”, y ella respondió: “Sí, dispáreme, diga que tuvo el valor de matar a una vieja” [CITATION Her101 \p 48 \n \y \t \l 2058 ].

Conclusión

Como reflexiones finales, me parece que este texto puede pensarse como una construcción algo incompleta en tanto que su discusión puede abrir más brechas de investigación y debería presentar más argumentos, más textos, más testimonios, sin embargo, es difícil en tanto a la poca información hallada en fuentes cercanas a las proporcionadas por mi entorno y en un momento corto; puede hasta pensarse incluso, que la construcción de este texto podría ser –o es- algo arbitraria en su sentido de querer problematizar los movimientos revolucionarios o quizá hasta desvirtuar, hasta cierto punto; mas es importante, que mi objetivo no es, sino el de explorar sobre la inclusión de la mujer en los movimientos revolucionarios y la implicación de esta relación entre hombres y mujeres en la práctica.

Ya varios proceso socio-históricos nos podrían hacer pensar que entre discurso y acción hay abismales contradicciones; podría pensarse que esta es una más, sin embargo, la cuestión, más allá de desvirtuar un movimiento u otro, o desvalorizar o dignificar la participación activa, social-política-cultural e histórica de las personas, mi intención es vislumbrar la complejidad de los proceso históricos y que en ellos pueden identificarse varias dimensiones, que en un primer momento se contradicen, pero contemplando éstas como parte del proceso, sin justificarlo, es el papel necesario de reflexionar la historia, y repensar el quehacer político, histórico, social y cultural de lo que hoy somos; es no olvidar que los actos son complejos, e invita a no generalizar o sacralizar los movimientos que si bien, la mayoría tenían objetivos y planteamientos concretos, estaban compuestos por personas que finalmente podrían cometer errores; o bien, conscientes o inconscientes, sí oprimieron, sí violentaron y sí defendían una causa mientras reprimían otra.

Nuevamente, insisto, este texto debe tomarse, no más allá que un ejercicio de reflexión que partió de una breve exploración y revisión de al menos cinco textos, y que su discusión o aceptación quizá, antes, merite una lectura más profunda de las fuentes aquí consultadas, y también de otras que puedan complejizar aún más el diálogo. Al menos, por el momento, externo este escrito, con la finalidad no de definir, sino de abrir un diálogo, sino con otras personas, al menos conmigo mismo, que me permitirá seguir aprendiendo y complejizando mis reflexiones para repensarme como un ser social, con las implicaciones políticas, culturales, simbólicas y prácticas necesarias a desarrollar.

Bibliografía

Alcocer, S. (20 de noviembre de 2018). Ellas vivieron la Revolución. Reforma.

Cockroft, J. (2001). Capítulo 3: De la dictadura a la revolución, 1880-192. En J. Cockroft, La esperanza de México(págs. 103-137). México: Siglo XXI editores.

Flores Magón, R., & Rivera, L. (1911). Manifiesto del 23 de septiembre de 1911. Los Ángeles, California.

Hernández, O. M. (Ener-Mar de 2010). Mujeres, masculinidad y revolución en Tamaulipas.

Fuente de la Información: https://www.somoselmedio.com/2019/08/18/mujeres-en-la-revolucion-mexicana-reflexion-entre-dos-dimensiones-de-la-inclusion-a-la-violencia/

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Alemania: After Outrage, German University Reluctantly Cancels Mandatory Anti-Israel Course

Europa/Alemania/19 de Agosto de 2016/Autora:

RESUMEN: Una universidad alemana ha cancelado un curso sobre «La situación social de los jóvenes en Palestina» que durante la última década ha presentado falsamente a Israel como una sociedad deshumanizada culpable de la limpieza étnica, el genocidio, la tortura, y el robo de órganos palestinos. Durante al menos un año, la Universidad de Ciencias Aplicadas y Arte (alemán acrónimo HAWK) en la ciudad de Alemania de Hildesheim se había negado a hacer frente a las críticas que rodean el campo, insistiendo hasta hace poco que las acusaciones de antisemitismo eran «injustificada e insostenible».La evaluación determinó que el material del curso apenas se refiere a las cuestiones relacionadas con la materia objeto de la pretendida por supuesto, y que la mayoría de los textos no se ajustaba a las normas académicas, incluso mínimos, pero en cambio se toma de extrema izquierda y sitios web de extrema derecha. Destacando un texto en particular, el experto señaló que según los informes, excepto para el material de los círculos neonazis, que había encontrado casi nunca una lista similar de las reivindicaciones demonizar a Israel.

A German university has cancelled a course on “The Social Situation of Young People in Palestine” that for the past decade has falsely presented Israel as a dehumanized society guilty of ethnic cleansing, genocide, torture, and stealing Palestinian organs.

For at least a year, the University of Applied Sciences and Arts (German acronym HAWK) in the Germany city of Hildesheim had refused to deal with criticism surrounding the course, insisting until recently that accusations of anti-Semitism were “unjustified and indefensible.”

According to a detailed op-ed by Die Welt columnist Alan Posener, the course was instituted in 2006 as a mandatory counterpart to a course on “Jewish Life in Germany and Israel,” which had been offered since 2000. From its inception in 2006, the new course was taught by Ibtissam Köhler; her qualifications are unclear, since the HAWK website has no publicly accessible information on her and requests for information from German media have been rejected by the university administration as a breach of Köhler’s privacy. However, Posener noted, the university did divulge that Köhler has “Palestinian roots” but “does not know” (i.e. presumably, has not visited) Israel or the Palestinian territories. Efforts by German media to interview Köhler have so far been unsuccessful.

The official syllabus of Köhler’s course listed sessions on “The Palestinian Catastrophe/The Ethnic Cleansing of Palestine;” “Intifada I and II,” focusing on Israel’s treatment of Palestinians while largely ignoring Palestinian terrorism; “The Israeli Apartheid Wall,” which was described as an “instrument of terror;” and a session depicting Israeli society as violent and dehumanized.

The university administration approved this syllabus, even though the instructor who taught the course on Jewish Life alerted the administration repeatedly that the mandatory counterpart to her course was problematic; there were apparently also complaints from students.

When the instructor who had taught the course on Jewish Life since 2000 retired a year ago, HAWK asked Dr. Rebecca Seidler, who has a psycho-social counseling practice and teaches at Hildesheim University, if she was interested in taking over. While Seidler intended to accept the offer at first, she was dismayed when she discovered what was taught in the mandatory counterpart course. In her view, the materials used in this course “were not scholarly, but appeared to be taken from Wikipedia, from conspiracy theory blogs and other non-scientific sources.”

After Seidler’s attempts to explain her concerns to the HAWK administration were at first left unanswered and then dismissed as a reflection of her “oversensitivity,” she brought the matter to the attention of the Central Council of Jews in Germany, which contacted the Lower Saxony education ministry, which oversees HAWK. When the ministry seemed reluctant to respond, the Central Council asked an anti-Semitism expert at the Amadeu Antonio Foundation, an anti-extremism NGO, to evaluate the course material.

The evaluation found that the course material barely addressed issues relevant to the purported subject matter of the course, and that most texts did not conform to even minimal academic standards, but were instead taken from far-Left and far-Right websites. Highlighting one text in particular, the expert reportedly noted that, except for material from neo-Nazi circles, he had hardly ever encountered a similar list of claims demonizing Israel.

The Central Council submitted the evaluation to the education ministry in Lower Saxony, which responded in January of this year by demanding an explanation from HAWK. However, according to Posener, it took the university’s ethics commission six months to eventually decide that it could not find “any indication that anti-Israel or anti-Semitic contents had been propagated in an inappropriate way.” Unsurprisingly, few German commentators who wrote about this story could resist the observation that the verdict of the HAWK ethics commission seemed to suggest that there were appropriate ways to propagate anti-Semitic material.

The case attracted wider attention after the Central Council published an account of it in its weekly newspaper Jüdische Allgemeine on July 21. A week later, Israeli Foreign Ministry spokesman Emmanuel Nahshon condemned the course as “an ugly and outrageous demonstration of Jew-hatred,” adding: “This is not a university, it is a hatred factory….One would think that in Germany of all places people would understand the pernicious nature of hatred and racism under a pseudo academic guise.”

However, when Nahshon’s condemnation was reported by German media, HAWK President Christiane Dienel vented her frustration on Twitter: “Anti-Semitism accusations against HAWK – Who is really the ‘hate factory’ here?” According to Posener’s column, Dienel had said earlier that she was “sad and hurt” that her university was presented in a “wrong light,” and had emphasized that she was a “true friend of Israel” and had even given her children “Jewish names.” In her view, the “completely baseless accusations of anti-Semitism” were intended to prevent the teaching of “different views” of the conflict between the Palestinians and Israel because some people were determined to ban inconvenient material. Some of these statements by Dienel were also included in an official announcement published on July 29, where she complained that the media coverage had led to a wave of accusations against her university that were best described as a “shitstorm” (though the English translation of her announcement delicately leaves this part out).

Fuente: http://www.thetower.org/3793-after-a-decade-german-university-reluctantly-cancels-course-accused-of-anti-semitism/

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Panamá: La historia no contada en la ampliación del Canal

KaosenlaRed/25 de junio de 2016

En razón de la inauguración de las nuevas esclusas del Canal, muy poco se ha dicho de la contribución y del esfuerzo de los miles de obreros de la construcción, cuyas manos siguen erigiendo las obras que asombran al mundo, a pesar de que muchas veces son menospreciados y hasta vilipendiados por sus luchas por parte de los grandes medios de comunicación y la clase dominante.

Se exaltan los nombres de los gobernantes pasados y presente, de los directivos de la ACP, de los altos funcionarios y de las tradicionales familias oligárquicas. Muy poco de las luchas del pueblo y los trabajadores. Le llaman el “Canal de Todos”, pero amplios sectores de la sociedad así no lo perciben. Es en verdad, la fiesta de pocos.

Salud y Seguridad

Aún cuando SUNTRACS se opuso al proyecto de ampliación como parte de FRENADESO, con argumentos fundamentados que nadie refutó durante el proceso de referéndum, la concreción del proyectó obligó al SUNTRACS a velar por los intereses laborales de los obreros allí contratados, entre ellos su seguridad. Es parte del desarrollo del capitalismo, donde el papel del sindicato es impulsar la lucha por mejores condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores, independientemente de la opinión que tengamos sobre los proyectos que se desarrollan o ejecutan, al margen de nuestra voluntad.

En primer lugar queremos resaltar el tema de seguridad laboral. La presencia del SUNTRACS fue fundamental y así fue reconocido por ingenieros y altos funcionarios del consorcio que llevó adelante la obra. Durante el canal francés, hay quienes cifran el número de muertos en 40 mil y la etapa del canal por los norteamericanos en más de 25 mil.   Una de las obras a nivel mundial que más muertos ha producido en la historia.

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Obviamente, no hay comparación posible con esas épocas. Las condiciones y relaciones de trabajo (prácticamente de esclavitud en aquellos años), la situación sanitaria, las enfermedades, el tema de seguridad, los avances tecnológicos, etc., difieren de aquella realidad.

En las obras de ampliación, en nueve años murieron nueve obreros, un promedio de un muerto por año. Esta cifra es ínfima si lo comparamos con la que en secreto estimó el consorcio, hasta 200 muertos. Sin la presencia del SUNTRACS y su esfuerzo por garantizar el cumplimiento de las medidas y normas de seguridad esto no hubiese sido posible. Pero, fueron nueves vidas valiosas que se fueron y que aún lloran sus familias humildes. Estos son los verdaderos héroes de la ampliación y no han sido reconocidos así, toda una injusticia. Como diría el canta autor uruguayo, Jorge Drexler: “Una vida lo que un sol Vale / Toda la gloria es nada / Toda vida es sagrada.”

Pero, además, es de resaltar el hecho de que a días de inaugurarse las nuevas esclusas aún muchos de los obreros incapacitados por lesiones durante las obras de ampliación, casi cien, no han cobrado sus prestaciones laborales en la Caja de Seguro Social. ¿Es el Canal de Todos? SUNTRACS no desmayará en su esfuerzo porque se haga justicia a estos panameños, una historia excluida de los programas que difunden los grandes medios de comunicación en su cobertura de la fiesta de pocos.

La mujer trabajadora

Otro hecho importante que también pasa desapercibido en la cobertura mediática es el hecho que en la ampliación laboraron alrededor de mil mujeres, siendo la obra de construcción con mayor contratación de mano de obra femenina, la mayoría colonense.

Inicialmente hubo reticencia del consorcio en contratar mujeres. Habían dudas acerca de su productividad y destreza. Gracias a la gestiones del SUNTRACS se logró finalmente la contratación de muchas de ellas, sin casi ninguna experiencia en estos oficios. El consorcio reconoció su equivocación. Las mujeres trabajaron a la par de los hombres. La mayoría madres solteras que eran el único sustento de sus hogares. Con los salarios que devengaban cada quincena, acrecentados con las horas extras, muchas mejoraron sus viviendas, sus condiciones de vida y la de sus hijos y ganaron la experiencia que las hacen aptas para ser contratadas en otros proyectos de construcción.

Esta historia de abnegación y de trabajo de humildes mujeres panameñas tampoco se resalta en la cobertura de los medios y de la ACP sobre la ampliación.

 Los salarios

Por último, es indispensable resaltar las luchas y huelgas realizadas por SUNTRACS en el proyecto que se inaugura. Gracias a ello, se mejoraron las condiciones de trabajo en el mega proyecto, así como las medidas de seguridad y un aumento salarial que queda como base para proyectos especiales que por su magnitud, complejidad y grado de inversión representan mayores riesgos y exigencias para los obreros de la construcción.

Esta es la historia no contada por los grandes medios y la ACP en la inauguración de las nuevas esclusas del Canal. Una historia escrita por obreros.

Tomado de: http://kaosenlared.net/panama-la-historia-no-contada-en-la-ampliacion-del-canal/

Imagen:

https://www.google.com/search?q=La+historia+no+contada+en+la+ampliaci%C3%B3n+del+Canal&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwj4rsiI3MPNAhWIHh4KHXzVDRoQ_AUICSgC&biw=1366&bih=623#imgrc=FWkBzkOufswoxM%3A

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