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Brasil: La libertad de educación, en jaque: el ‘homeschooling’ sufre un bloqueo temporal

Por Diego Hernández 

La libertad de educación sufrió un significativo revés en Brasil. Por nueve votos contra uno el Supremo Tribunal Federal (STF) consideró que la instrucción ofrecida de forma exclusiva en el hogar, también conocida como ‘homeschooling’, no es un medio lícito para que padres de familia cumplan con el deber de proveer de educación a sus hijos.

De acuerdo con la mayoría de los ministros de la Corte, la actual legislación no contempla esta opción pedagógica sino que exige que los menores sean matriculados en instituciones educativas a partir de los cuatro años de edad.

Con todo, el fallo emitido el jueves 12 de septiembre no determinó que el ‘homeschooling’ sea inconstitucional, solo que no hay una ley que lo ampare, por lo que – en la práctica – solo padecerá de un bloqueo temporal hasta que el Congreso Nacional apruebe alguna iniciativa que lo reglamente.

En la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados tramitan dos propuestas, una de Lincoln Portela y otra de Eduardo Bolsonaro, que reconocen y reglamentan el derecho de los padres a dar instrucción formal a sus hijos en casa.

La forma en que el fallo fue emitido coloca a las familias que realizan ‘homeschooling’ en la legalidad hasta que no haya una ley

En sentido estricto lo que el STF hizo, fue reconocer que la competencia para ‘reglamentar’ la práctica pedagógica es del Poder Legislativo, algo poco común para un órgano que se ha caraterizado en los últimos años por su intenso activismo ideológico en temas fundamentales.

La Corte tenía acostumbrada a la población a ‘legislar’ atropellando al Parlamento. Así lo hizo en los temas de las uniones entre personas del mismo sexo, en 2011, y del aborto de bebés con anomalías físicas en 2012, y el mes de agosto de este año inició un proceso para evaluar si lo legaliza por cualquier motivo durante las primeras 12 semanas de gestación.

Con todo, la forma en que el fallo fue emitido coloca a las familias que realizan ‘homeschooling’ en la ilegalidad hasta que no haya una ley.

En Brasil, de acuerdo con la Asociación Nacional de Educación Domiciliar (ANED), más de 7 mil familias enseñan a sus hijos en casa, y a cada año el número de adeptos crece.

En comunicado oficial la ANED evaluó que el juicio fue una “batalla de David contra Goliat” y denunció que el sistema se ha apostado por anular el derecho que las familias tienen a ejercer la libertad y la autonomía en materia de educación.

Lamentó que algunos ministros hayan llegado a lanzar “violentos ataques a las familias educadoras, acusándolas de representar un peligro para sus propios hijos”.

“Felizmente, prevaleció, al final, la tesis intermedia que admite que la Constitución da libertad al Congreso Nacional para decidir si la educación domiciliar es o no un derecho, y en que condiciones debe ser ejercido”, apuntó.

La entidad exhorta a las familias que educan en casa a reforzar el cabildeo en el Legislativo y a vota en las próximas elecciones generales, del 7 de octubre, por candidatos que respalden el ‘homeschooling’.

El único apoyo a la libertad educativa fue de un ‘progresista’

El recurso (RE 888815) apreciado por la Corte tuvo su origen en un mandato de seguridad interpuesto por los padres de una niña que recibe instrucción formal en casa y a quienes la Secretaría de Educación del Municipio de Canela, en el estado de Rio Grande del Sur, quiere obligar a colocarla en una escuela.

El juez de primera instancia y el Tribunal de Justicia de ese estado dieron razón al órgano de gobierno al considerar que no habría “derecho líquido y cierto” para ampara esa modalidad pedagógica. Los papás recurrieron al fallo y el caso llegó al STF.

En en juicio votaron 10 de los 11 ministros del colegiado. El único voto abiertamente favorable a la educación domiciliar y que la reconoció abiertamente como un derecho de los padres fue el del relator, Roberto Barroso, que, paradójicamente, es el más ‘progresista’ del colegiado. Es un férreo defensor del aborto libre, la eutanasia, la perspectiva de género, el ‘matrimonio’ igualitario y la legalización de las drogas.

La educación en casa está amparada por acuerdos internacionales como la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales

El magistrado presentó su voto el pasado miércoles 6 de septiembre; en él afirmó que la educación en el hogar es un derecho garantizado en la Constitución y criticó la obligatoriedad de matricular a los hijos como “un cierto tipo de paternalismo” por parte del Estado.

Barroso dejó claro que el homeschooling es la prática por la que los padres asumen la responsabilidad de la escolarización formal de sus hijos y dejan de delegarla a las instituciones públicas o privadas; las clases pueden ser dadas por ellos mismos o por profesor particulares.

En su opinión, los padres de familia que optan por la educación en casa demuestran una “preocupación genuina con el desarrollo de sus hijos, […] pues ningún padre o madre que opta por esta alternativa, que es más trabajosa, lo hace por pereza o capricho”.

Por eso -dijo- no pueden ser acusados de crimen de “abandono intelectual”, contemplado en el Código Penal, pues están efectivamente atendiendo a sus hijos, aunque de un modo diferenciado.

Señaló que los artículos 205, 206 y 229 demuestran que la educación domiciliar no esta vetada por la Constitución brasileña, además de estar expresamente amparada por acuerdos internacionales como la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

El ministro propuso para su reglamentación que las familias notifiquen a las secretarías municipales y que se efectúen algunas evaluaciones periódicas

Los ministros Alexandre de Moraes, Edson Fachin, Rosa Weber, Luiz Fux, Ricardo Lewandowski, Gilmar Mendes, Marco Aurélio Mello, Dias Toffoli e Carmen Lúcia Rocha votaron contra el relator. El ministro Celso de Mello no asistió.

Los padres como amenza para sus hijos

Fux y Lewandowski entendieron que el ‘homeschooling’ es inconstitucional.

Fux fue el más crítico y llegó a ser agresivo; según él, uno de los primeros objetivos de la educación es “resguardar a los hijos de sus padres”.

Dijo que esa práctica podría encubrir violencia domiciliar y el “endurecimiento moral”, abriendo las puertas a radicalismos. “Fui promotor de Justicia y conocí familias opresoras, […] 24 por ciento de la violencia contra menores viene de los propios padres o padrastros”.

Y citó a Rita Hipólito, coordinadora general en Brasil del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo: “el educador puede quebrar el ciclo de violencia contra los niños” que se da en las familias.

Para Lewandowski, la educación no es un derecho y un deber exclusivo de la familia sino también del Estado y una de sus principales funciones es la de “construir la ciudadanía”, por lo que reservar la educación al ámbito familiar generará “burbujas”, dividirá al país, alimentará la intolerancia y aprofundará la incomprensión.

Competencia del Congreso

El ministro Fachin adhirió a la mayor parte de los fundamentos expuestos por Barroso pero se apartó de él al considerar que la Constitución es “silente sobre el tema” por lo que, para aceptar la práctica, habría que tener ley explícita aprobada por el Congreso Nacional.

Dijo que la Ley Fundamental del país determina que el Estado debe garantizar el pluralismo de concepciones pedagógicas, y allí cabe ser contemplado el ‘homeschooling’.

Presentó estudios recientes que demuestran que no hay disparidad entre los alumnos que frecuentan escuelas y aquellos que reciben instrucción en casa.

A pesar de estar a favor de la práctica, votó solo por su acogida parcial pues aseveró que no compete al Poder Judicial, sino al Legislativo, fijar los parámetros de su necesaria reglamentación y propuso emplazar al Congreso a hacerlo en el plazo de un año.

El juez Alexandre de Moraes, reconoció en su voto el derecho de los padres a educar a sus hijos, incluso en el lo referente a la instrucción formal, pero destacó que este ejercicio debe realizarse en “compañía y articulación solidaria” con el Estado, como previsto en los artículos 205 y 227 de la Constitución.

Resaltó que “sólo los Estados totalitarios privan a las familias del derecho de educar a sus hijos”, pero que “antes de ser considerada legal la educación domiciliar, necesita pasar por el Parlamento” para que sean establecidos los contenidos normativos y requisitos para su implementación.

Para el ministro, no se trata en sentido estricto solo de un derecho de los padres, sino también del Estado, por eso rechazó el recurso que dio lugar al proceso.

En síntesis: la forma de educación denominada ‘homeschooling’ no esta contemplada en el actual ordenamiento jurídico por lo que “no es legal”, pero tampoco es inconstitucional. Si el Congreso lo considera relevante puede reconocerla y reglamentarla con una ley ad hoc, sin que le sea impuesto un plazo para ello. Esta posición fue la que se impuso.

El ‘balón’ ahora está en los parlamentarios.

Fuente del artículo: https://www.actuall.com/educacion/brasil-la-libertad-de-educacion-en-jaque-el-homeschooling-sufre-un-bloqueo-temporal/

 

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Crece el «homeschooling» en Puerto Rico

Centro América/Puerto Rico/13 Junio 2018/Fuente: El vocero

El “homeschooling” continúa creciendo como alternativa de escuela en casa para educación a los niños, los padres están escogiendo enseñar a sus hijos en casa en vez de enviarlos a las escuelas públicas o colegios.
Muchos desean proveer para sus hijos una educación religiosa, otros se preocupan por la seguridad, los valores en las escuelas públicas y otros desean cubrir las necesidades específicas de niños superdotados o niños con discapacidades de aprendizaje. Pero la mayoría de estos padres creen que sus hijos aprenden de mejor manera en un ambiente íntimo familiar, con un programa que se dirige a las áreas fuertes y a las necesidades de los estudiantes.
Haydeliz Ramírez Natal, presidenta de At Home Afterschool Corporation, Centro Educativo en Arecibo que ofrece este tipo de programa, informó que educación en el hogar, o educar en casa, es el proceso en el que se persigue la educación de los niños exclusivamente en el contexto del hogar familiar, en círculos un poco más amplios o en la propia naturaleza (playas, montañas, bosques, vecindarios, parroquias, etc.), pero en todo caso fuera de las instituciones tanto públicas como privadas.
Aunque no es una opción educativa nueva, no llegó a ser bien conocida hasta los años noventa, solamente en Estados Unidos, actualmente hay aproximadamente 1.7 millones de niños estudiando en casa. En Puerto Rico se estima que hay un aproximado de 300 a 400 familias que educan en casa y esto sigue en aumento según la tendencia de los últimos años. En la Isla, el Instituto de Investigación y Desarrollo para Estudiantes Dotados recomienda el “homeschooling” para este tipo de alumno.
El «homeschooling» se encarga de guiar a los padres y asistirles con currículos, tareas y paquetes semanales para llevar a cabo en el hogar la educación del niño. Como también en el mismo local de At Home Afterschool se le entrega el portafolio que es lo que requiere la ley.
La escuela en casa se trabaja de 3 maneras diferentes:
1. Presencial, el niño va al centro y de acuerdo al currículo que escojan los padres, la enseñanza es individualizada.
2. Los papás que quieren enseñanza en casa, pero no tienen un currículo o no tiene una idea por donde comenzar y necesita una guía para poder hacerlo en el hogar, en At Home Afterschool hacen los planes de trabajo, las tareas, se preparan las lecciones y los materiales semanales. El padre lo trabaja en hogar, entrega a personal altamente calificado del centro, se corrige, se tabula y se da nota. Aunque no es requisito de ley dar una nota, en At Home Afterschool se hace para motivar al niño y en el caso que tenga que volver a la escuela, se le haga más fácil.
3. En línea, se envían las tareas por correo electrónico y se trabaja en conjunto con una empresa que se llama, «Time for Learning». Es un tipo de escuela virtual que adicional a las notas y evaluaciones que el centro provee, se prepara una transcripción de crédito. También se dan los exámenes en línea por destrezas.
«Además del ‘homeschooling’, At Home Afterschool tiene varios conceptos para ofrecer, porque precisamente son muchas las áreas dentro de la educación que hay que cubrir, entre ellas, el repaso de cuarto año y del College Board, tutorías, talleres sabatinos, clases de inglés y mucho más. El centro educativo es la única corporación en área norte de Puerto Rico con estos servicios”, indicó Ramírez Natal.
Fuente: https://www.elvocero.com/actualidad/crece-el-homeschooling-en-puerto-rico/article_988e7888-6d30-11e8-9d07-537b565a1472.html
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Familias que se rebelan contra el sistema y educan a sus hijos en casa

Por: Ana Torres Menárguez

En España hay unos 4.000 ‘homeschoolers’, una opción que no está regulada y que obliga a las familias a vivir en la clandestinidad

Adriana y Antonio son homeschoolers. Educan a su hijo Diógenes, de ocho años, en casa. Creen que la educación no es una ciencia exacta. “No está claro si se aprende mejor con disciplina o con flexibilidad, los griegos ya debatían sobre ello y han pasado más de 2.000 años y no se ha llegado a ninguna conclusión”, opina el padre del niño, Antonio Soria, de 43 años y ex profesor de Filosofía de Secundaria. Viven en el centro de Madrid y su hijo no aprende matemáticas con libros de texto. No siguen ninguna metodología específica. Dejan que sea Dío, como al chico le gusta que le llamen, quien se interese por los temas y pregunte. Entonces ellos se documentan para contestar, le llevan a museos, leen libros o ven documentales. Internet es su mayor fuente de conocimiento.

En España todas las familias están obligadas por ley a escolarizar a sus hijos desde los seis hasta los 16 años. Educar en casa es una opción que no está regulada y que puede ser motivo de denuncia. Por eso, no existe un registro oficial de homeschoolers, pero los expertos calculan que hay unas 4.000 familas. «Hay pocos casos de familias a las que un tribunal haya obligado a escolarizar a sus hijos. La mayoría de denuncias se archivan una vez que la Fiscalía comprueba que no hay abandono», señala Carlos Cabo, profesor de la Universidad de Oviedoy autor de la primera tesis doctoral sobre homeschooling en España.

Según la investigación publicada en 2012 por Cabo, la mayoría de familias viven en la clandestinidad por miedo a posibles denuncias. En 2010 el Tribunal Constitucional se posicionó a favor de una sentencia que obligaba a dos familias de Málaga a escolarizar a sus hijos y resolvió que «la facultad de los padres de elegir para sus hijos una educación ajena al sistema de escolarización obligatoria por motivos de orden pedagógico no está comprendida en ninguna de las libertades constitucionales».

Los procesos judiciales, señala Cabo en su tesis, suelen comenzar con una denuncia de los centros educativos -en el caso de que el menor haya sido desescolarizado-, de los servicios sociales, de vecinos o incluso de familiares cercanos. «Cuando se comprueba que los menores no están desatendidos, el caso se suele archivar. Hay ocasiones en las que la Fiscalía entiende que hay infracción de ley y el caso pasa a los Tribunales, que suelen fallar a favor de quienes educan en casa», señala Cabo. En países como Reino Unido, Francia, Noruega, Estados Unidos o Canadá es legal educar en casa.

Con ese escenario, hay familias como la de Adriana y Antonio que no quieren esconderse. «La escuela atrofia los intereses que surgen durante la infancia, se pierden las ganas de aprender porque no hay factor sorpresa», cuenta Adriana, de 41 años. Ella no terminó la carrera de Psicología y desde hace años se dedica, junto a Antonio, a la venta de productos por internet. Son autónomos y trabajan en casa.

Es una mañana de jueves, es festivo, pero no para ellos. Dío lee sus cómics de Tintín y avanza en su nuevo proyecto: un videojuego hecho de papel. Dice que de mayor quiere montar una empresa de videojuegos. A sus padres no les preocupa su futuro laboral, tienen «plena confianza» en las capacidades de su hijo y creen que si quiere acceder a la Universidad sabrá cómo hacerlo. Dío toca el piano, va a clases de teatro y se reúne con otros niños homeschoolers en pueblos de la sierra de Madrid. «Seguir horarios y cumplir mandatos no te prepara mejor para la vida», apunta Antonio. «La responsabilidad se adquiere con la libertad», añade. Su hijo decidió voluntariamente dejar de ver la televisión porque le aburría. Durante un año y medio, sus padres le dejaron verla tantas horas como quiso.

El perfil mayoritario de las familias homeschoolers tiene estudios superiores. En la investigación de Cabo, en la que entrevistó a 114 familias, el 56% de ellas aseguraron tener estudios universitarios. «Lo hacen por razones pedagógicas. Apuestan por una educación personalizada, aunque es cierto que no todo el mundo está dispuesto a dedicar tanto tiempo a sus hijos o simplemente no se lo puede permitir», indica Cabo. El 23% de los padres aseguraron ser autónomos, el 13% funcionarios y un 7% asalariados.

«Antes era un tipo de vida que escogían los hippies, pero ahora está mucho más extendido, en parte, como consecuencia de los problemas a los que la escuela no sabe responder como el bulling», opinia Mariano Fernández Enguita, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense y autor del libro La educación en la Encrucijada. Aún así, defiende que el colegio es «la mejor opción» para un niño puesto que enseña a vivir en sociedad y supera las limitaciones de la familia. Crea personas autónomas. «Una escuela es más pública que una familia. Si algo funciona mal se detecta antes. Los malos tratos familiares se suelen conocer a través del colegio», añade.

Maite, que prefiere no dar su nombre real, educa a sus dos hijos en su casa en un pueblo de 7.000 habitantes del País Vasco. Critica que la escuela pública no respeta los diferentes ritmos de los niños, ni sus inquietudes, y que «todos aprenden lo mismo al mismo tiempo». Ella y su marido tienen un negocio de venta de antigüedades, son autónomos. «En el sistema educativo siempre se puede entrar, lo complicado es salir», apunta. Un niño que no ha acudido a la escuela puede presentarse por libre a las pruebas de la ESO cuando cumple 18 años y con 21 a las de Bachillerato. A partir de ahí, puede realizar la selectividad y acceder a la Universidad.

«El mercado laboral no me preocupa, está en permanente cambio. A los de mi generación (tiene 41 años) la carrera nos iba a salvar la vida, y yo jamás he ejercido», cuenta. En su casa tampoco se usan libros de texto, pero ella sí sigue una guía de contenidos para que sus hijos aprendan lo mismo que los otros chicos de su edad. Además de acudir a la biblioteca y utilizar contenidos de internet, especialmente de YouTube, el recurso «más importante» es la gente de alrededor. «Conocimos a un astrónomo retirado y se ha convertido en una fuente de conocimiento inigualable para mis hijos», cuenta. En el pueblo, los vecinos ya no les juzgan ni les miran con extrañeza, pero prefieren mantenerse en el anonimato para evitar posibles problemas con la justicia.

Otra de las máximas expertas en España sobre homeschooling es Madalen Goiria, autora de la tesis doctoral La opción de educar en casa (Tirant, 2014) y profesora de Derecho Civil en la Universidad del País Vasco. «Lo que más les preocupa a los padres es la socialización de sus hijos, la reincorporación a la escuela, el acceso a los estudios superiores o los pasos que deban dar si reciben una notificación de los servicios sociales», explica.

En su investigación deja claro entre las cerca de 4.000 familias que educan a sus hijos en casa, destacan dos motivos fundamentales. La inadaptación de los niños a la escuela y los problemas de bulling y la disconformidad con las pedagogías. «Muchos lo hacen para evitar que sus hijos sufran, los ven infelices. Otros ven el sistema público demasiado centrado en la memorística y la autoridad, se sienten excluídos del proceso de aprendizaje», detalla Goiria, que cree que se trata de un modelo caduco.

«El sistema no responde a las necesidades del 100% de los alumnos y no existen mecanismos eficaces para salvar a los que se quedan colgados», dice en referencia al 19% de jóvenes entre 18 y 24 años que abandonaron prematuramente el sistema educativo habiendo completado como mucho el primer ciclo de la ESO, según datos de Eurostat de 2017, y que sitúan a España como el segundo país en fracaso escolar por detrás de Malta.

Goiria hace una reflexión: si el Estado no interfiere en el control de la alimentación en los hogares, ¿por qué debe hacerlo con la educación? «El Gobierno no controla la planificación nutritiva de la familia, da por hecho que lo harán bien, y muchas enfermedades derivan de una mala alimentación», apunta. «¿Por qué no nos parece normal que los progenitores quieran dedicar gran parte de su tiempo a enseñar y educar a sus hijos?», lanza. «España ya no es una sociedad analfabeta», zanja.

Fuente: https://elpais.com/economia/2017/10/11/actualidad/1507731627_695560.htm

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Colombia: Homeschooling. Una educación sin escuelas

América del sur/Colombia/20 Enero 2018/Fuente: El colombiano

Una educación alternativa empieza a implementarse en las familias colombianas. El homeducation o homeschooling es una tendencia que viene especialmente desde Estados Unidos, Australia, Canadá y algunos países europeos como España, en donde se impone un método de enseñanza que se realiza únicamente en casa sin necesidad de ir al colegio.

Gloria Aguirre, licenciada en Educación Básica Primaria de la Universidad de San Buenaventura y especialista en Tecnología e Informática aplicada a la Educación y en Pedagogía Grupal, afirma que en Colombia aún son pocos los casos de familias que desescolarizan completamente a los niños y niñassin embargo esta modalidad sí la utilizan muchos padres para complementar y reforzar algunos temas académicos que, en ocasiones, por falta de tiempo o disponibilidad, los maestros no logran profundizar en sus estudiantes.

“No todos los niños aprenden igual, cada uno tiene un ritmo de trabajo diferente y, a veces, algunos de ellos no logran entender la forma en que el profesor explica en clase. Allí empieza el bajo rendimiento académico y es cuando se hace necesario buscar alternativas en casa para reforzar y nivelar estos vacíos”, explica la docente.

Ahora bien, tomar la decisión de no enviar al niño al colegio y ofrecerle una educación de tiempo completo en casa por parte de los padres o tutores profesionales, va más allá de una intención de refuerzo y exige ciertos requisitos para lograr una formación exitosa.

Erwin Fabián García López, magister en Educación y coordinador del programa Educación sin escuela, investigación-acción de la Universidad Nacional, explica en su libro Un mundo por aprender, que los motivos son diversos: pedagógicos, ideológicos, morales, religiosos, y que corresponden a las necesidades educativas específicas de cada niño. “Las familias que educan en el hogar provienen de todo tipo de orígenes, niveles de formación, poder adquisitivo y creencias. Algunos padres realizan la educación en el hogar desde el inicio. Otros desescolarizan por problemas o dificultades; pero para todos, el factor común es la creencia en que la educación debe responder a un abanico de necesidades, intereses y estilos individuales de cada niño y que los padres, como primeros responsables, deben garantizar a su hijo la mejor educación posible”.

No hay que temerle a la enseñanza en casa, Gloria y Erwin, ambos profesionales y expertos en el tema, aseguran que los beneficios de esta metodología son importantes. Un niño que estudia en su ambiente familiar se convierte en un ser humano autodidacta, autónomo, responsable y más maduro, capaz de investigar y responder por sus obligaciones de manera independiente.

Sin embargo, se debe tener en cuenta no abandonar lo social. “Los niños, por naturaleza tienden a ser sociables, y la parte del juego con sus pares nunca será la misma que tienen con un adulto”, asegura la profesora Gloria. Esto se puede manejar desde la casa. Ana María Reyes, psicóloga clínica, explica que cuando en la familia hay hermanos o primos la socialización se hace permanente. Ella recomienda meterlos en actividades lúdicas como natación, fútbol, actividades artísticas, grupos de danza o de teatro. En todo esto encontrarán niños de las mismas edades y allí se podrá fortalecer la necesidad de socializar.

Los expertos coinciden en que esta modalidad de estudio no es nueva e incluso existe, históricamente, desde antes de que existiera la escuela. Que tanto la escolarización como la educación en casa son opciones de formación válidas, y, si se logra un adecuado proceso en casa, los niños y las niñas también saldrán perfectamente capacitados para iniciar su formación superior, con hábitos y valores adicionales que les permitirán tener éxito en el mundo profesional.

Fuente: http://www.elcolombiano.com/colombia/educacion/homeschooling-educacion-en-casa-XA8020066

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Enseñar en casa, una opción alegal en España que mantiene en vilo a las familias

España/20  julio 2017/Fuente: El Diario

  • El homeschooling es una práctica aún no muy extendida que puede ocasionar problemas porque la escolarización es obligatoria entre los 6 y los 16 años
  • El Constitucional resolvió en 2010 que esta opción no entraba en «las libertades constitucionales» y varias sentencias han forzado la matriculación en colegios
  • «Son familias con un nivel educativo alto, muy preocupados por la educación. Por eso, en la práctica hay pocos casos en los que se persigue», dice un experto.

Los tres hijos de Cristina y Sergio nunca han ido al colegio. La pareja tomó la decisión de que los educarían en casa, con sus propios recursos, hasta que se mudaron a Bruselas, donde los matricularon en una escuela libre que sí les convencía. En España, cuentan, nunca encontraron esta opción y se lanzaron al homeschooling a pesar de que es una práctica que aquí no está contemplada.

Esta modalidad, elegida por unas 2.000 personas en España según los cálculos de las asociaciones, se encuentra en un vacío legislativo. No está prohibida expresamente por ley. La Ley Orgánica de Educación dice que los niños y niñas deben estar escolarizados obligatoriamente de los 6 a los 16 años, pero el Tribunal Constitucional resolvió en 2010, a raíz de dos casos en Málaga, que la «invocada facultad de los padres de elegir para sus hijos una educación ajena al sistema de escolarización obligatoria por motivos de orden pedagógico no está comprendida en ninguna de las libertades constitucionales».

Esta sentencia obligó a varias familias a escolarizar a sus hijos y «ha condicionado el comportamiento de los jueces y de la administración, están más vigilantes», apunta Madalen Goiria, profesora de derecho civil de la Universidad del País Vasco con una tesis doctoral sobre homeschooling. Tras el pronunciamiento del Alto Tribunal se han dictado diversas sentencias en varias comunidades que han forzado a madres y padres a matricular a sus hijos e hijas en colegios ordinarios en contra de su voluntad.

En 2012, por ejemplo, la Audiencia Provincial de Granada dictaminó que el hijo de una pareja de maestros que recibía clases en su casa debía incorporarse a «un centro oficial». El magistrado aludía en el auto a la jurisprudencia del TC y también a una sentencia reciente en Alicante, que concluyó que la escolarización es obligatoria «aunque el menor no se encuentre en situación de abandono o aislamiento que implique una perturbación dañosa», como ocurre en la mayoría de estos casos.

«Son familias por lo general con un nivel educativo alto, muy preocupados por la educación. Por eso, en la práctica hay pocos casos en los que se persigue o investiga», explica Rafael Feito, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid. El experto advierte de que es una práctica que «no tiene la pretensión de ser elitista pero posiblemente lo sea» porque implica una dedicación y una renuncia al empleo, «normalmente de las mujeres». Y para eso hay que tener un soporte económico sólido.

En el caso de Cristina y Sergio fue ella quien dejó de trabajar para enseñar a sus tres hijos en casa. «Dedicar el 100% del tiempo a al educación es un sacrificio, muchos no quieren y de los que quieren no todos pueden hacerlo», explica Sergio, registrador de la propiedad. Mientras vivieron en España se planteaban los días, cuenta, adaptándolos a los ritmos de Sergio, Rodrigo y Alejandra. No poníamos el despertador y cada uno se ponía a trabajar a una hora. Cristina se encargaba de buscar materiales atractivos con ejercicios y tutoriales. También viajábamos mucho y hacíamos de cada viaje una oportunidad para enseñar más allá del libro», describe.

A veces, resume, estudiaban «los tres en común» –los pequeños son mellizos– y «otras no». «Lo importante es responder a sus preguntas, a sus intereses, aprovechar esas inercias en lugar de imponerles los aprendizajes. El problema de la escuela es que es demasiado rígida, compartimenta por edades, por horarios, estandariza contenidos, hace exámenes. Y creemos que eso es perjudicial para el aprendizaje y para la felicidad», argumenta Sergio, cuya familia se va a mudar ahora a Reino Unido.

Sergio, Rodrigo y Alejandra, en su casa trabajando.
Sergio, Rodrigo y Alejandra, en su casa trabajando.

¿Hay riesgos?

Los homeschoolers conviven menos tiempo con sus iguales que las niñas y niños que van a clase todos los días. ¿Es eso perjudicial para su socialización? Feito considera que «es necesario que estén con otros de su grupo de edad», pero también que eso puede subsanarse con otro tipo de «actividades extraescolares».

Sergio explica, en este sentido, que sus hijos hacen «todo tipo de actividades, como musicales o deportivas, y tienen cubierta esa necesidad». «Educar en casa no implica que el niño o la niña esté encerrado en una habitación. No es educar en una mazmorra», aclara, y carga contra la socialización impuesta de la escuela: «los estudiantes están encerrados en un sitio en el que por definición no pueden hablar, atendiendo a explicaciones de unos profesores y solo con personas de su edad, ¿es eso buenísimo?».

El sociólogo Rafael Feito sí percibe en el homeschooling un riesgo en algunos casos. «Dependiendo de cómo sean tus padres te educarás de un modo u otro. En la escuela conoces a otros y te insertas completamente en la sociedad en tanto el aula es una muestra. Si el homeschooling lo practican comunidades cerradas, incluso sectarias, es peligroso», señala el catedrático.

El perfil de homeschoolers en Estados Unidos, por ejemplo, responde a familias religiosas que rechazan la educación laica de las escuelas y dan una formación vertebrada en fuertes creencias, según la investigación de Madalen Goiria. Esto, sin embargo, no ocurre casi nunca en Europa.

En el entorno europeo varios países que contemplan como opción legal la educación en casa pasan controles a las familias. En Francia, por ejemplo, tienen que registrarse previamente y se dan inspecciones en casa que valoran la planificación. La administración puede negar a las familias el permiso para continuar. La legislación en Portugal obliga a matricular a todos los niños y niñas en la zona en la que viven y después pueden elegir la modalidad presencial o no presencial, pero todos tienen que hacer los exámenes. En Italia, Irlanda, Bélgica o Estados Unidos también es legal y Austria la ha regulado. Entre los del entorno que no están Grecia, Países Bajos y Alemania.

Cómo se investiga a las familias

Algunas comunidades autónomas, como Euskadi, aseguran que denuncian sistemáticamnete ante la Fiscalía de Menores cuando tienen conocimiento de un niño o niña no escolarizado. El aviso puede llegar del colegio, si ha dejado de asistir, o de servicios sociales con un parte de absentismo.

«Esta información está en el padrón de los ayuntamientos. Lo normal es que tras detectarlo se pregunte a las familias y se les pida, en el caso de estar educando en casa, la documentación correspondiente vía inspección educativa», explica la experta Madalen Goiria. Si las respuestas satisfacen a la administración, a veces archivan; si no, se lleva a Fiscalía de Menores y de ahí al juzgado. Puede pasar algo parecido, señala Goiria, cuando los estudiantes están en proyectos educativos no homologados, las conocidas como escuelas libres.

«Es difícil saber en cuántos casos el periplo ha terminado con una orden de escolarización por la vía civil. La gente no lo va contando normalmente. Les provoca angustia y se sienten mal porque piensan que les han expropiado el derecho a proporcionar la formación que consideran más adecuada para sus hijos», indica la experta. eldiario.es no ha logrado que ninguna familia que está educando en casa cuente su experiencia. El motivo, dicen: el miedo a significarse.

Varios de los expertos consultados explican que a veces estas familias matriculan a sus hijos en cursos de escuelas norteamericanas para que puedan examinarse. Esto mismo pasó en el caso de Alicante: el niño al que la justicia obligó a escolarizar estaba apuntado a un curso a través de internet en California que permite convalidar el título en España.

El Ministerio de Educación cuenta con un Centro para la Innovación y Desarrollo de la Educación a Distancia (CIDEAD) pensado para estudiantes de todos los niveles que «se ven imposibilitados para recibir enseñanza a través del régimen ordinario», lo que no sería aplicable a los homeschoolers. La cartera que dirige Iñigo Méndez de Vigo recuerda que, con la Lomce –como con la LOE– «todos los alumnos de entre 6 y 16 años han de estar necesariamente escolarizados y asistir a un centro educativo» ya que la enseñanza básica –que comprende ese rango de edad– es obligatoria para todas las personas.

Fuente: http://www.eldiario.es/sociedad/Ensenar-opcion-alegal-mantiene-familias_0_661434077.html

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‘Unschooling’: ¿Y si la escuela fuera prescindible?

Por: Saray Marqués

Un número creciente de familias lleva al extremo la libertad de elección en lo tocante a la educación de sus hijos. Han decidido romper con el sistema. Y buscan en otras corrientes alternativas, como las escuelas libres, sus aliadas.

“Si me dices hace 10 años que mis hijos no irían al cole te diría: ‘¡Estás loca!’. Entonces no sabía que había tantas familias haciendo unschooling, ni que existía ahí fuera un mundo de opciones”. Habla Laura Cazorla, abogada de 40 años y madre de una de las 4.000 familias unschoolers que se calcula aproximadamente que existen en nuestro país (en base a los miembros de las principales asociaciones). Aunque Lucas, de siete años, acudió a la escuela infantil dos cursos, antes de desescolarizarle, Manuela, de cuatro, nunca ha pisado un centro educativo.

Ambos son niños unschoolers, educados en casa. Es un decir, porque no cesan de hacer actividades extraescolares en distintos espacios con otras familias, en grupo, como la mañana en que hablamos con su madre, mientras ellos amasan pan con otros niños. Laura decidió dejar de trabajar cuando nació Manuela para pasar más tiempo con ellos y el unschooling llegó de forma natural. En ese tiempo rompió con la idea de que la única salida es llevar a los niños al cole del nueve a cinco y de que la libertad de elección de la familia llega solo hasta la decisión sobre el mejor centro. Hoy, para ella, el unschooling no es solo una forma de educar a los niños, más atenta a sus necesidades, sino un modo de vivir.

¿’Homeschooling’ o ‘unschooling’?

Aunque muchas personas emplean indistintamente el término homeschooling y unschooling, la diferencia radica en eso: mientras el primero se centra en lo académico y puede que la familia que opte por él incluso importe el colegio a su casa, con sus temarios, sus horarios, sus libros de texto, aunque a un ritmo adaptado; el segundo, el ‘radical’ unschooling, se guía por los intereses del niño y no solo en los estudios, también en otros ámbitos: sueño, comida… en línea con la crianza consciente. Unos pretenden enseñar a los niños y otros, ayudar a aprender, “activamente involucrados pero sin dirigir su aprendizaje”, explica la madre unschooler Yvonne Laborda. El unschooling es un paso más, como refleja la madre unschooler, antes homeschooler, Lehla Eldridge en unschoolingthekids.com.

A Laura no le importa, por ejemplo, si su hijo no lee a los siete, aunque conozca el abecedario: “Son niños que saben hacer cosas diferentes en momentos diferentes. Ahora Lucas está más interesado por los números porque le sirven en sus juegos: sabe cuánto son 200 gramos para una receta, o sumar 143 y 75 mentalmente, o cuánto dinero tiene en la cuenta del banco que ha querido abrir… No me preocupa que no lea, he visto cómo aprende cuando surge el interés”.

El suyo es un perfil tipo: se ha volcado en un tipo de crianza en auge en los países occidentales desde principios del siglo XX e incluso ha dejado con su pareja la gran ciudad por un pueblo pequeño, más cerca de la naturaleza y en conexión permanente con la comunidad unschooler vía grupos de WhatsApp, Facebook, etc.: “Tener una especie de tribu y juntarnos con otras familias que viven esto de otra manera es importante”.

Cada familia se organiza como puede: uno de los dos deja de trabajar (en el caso de Laura, ella, aunque no descarta volver a la militancia en ONG cuando pase un tiempo), u opta por el trabajo desde casa (Yvonne, los primeros ocho años compaginaba este con la crianza en casa, ahora su pareja le ha suplantado), o trabajan los dos, por turnos.

Los motivos

Casos como el de Laura o el de Yvonne, encuadrados en el postfeminismo ligado a la crianza natural, del que ella es un rostro visible, explican en parte el auge del movimiento en los últimos años (la cifra de familias se ha duplicado desde 2013). Madre de tres hijos de 8, 10 y 12 años, terapeuta y escritora (con su libro Dar voz al niño a punto de publicarse) los planteamientos de Yvonne se dan de bruces con los de la escuela tradicional.

Y precisamente esta conexión cada vez más fuerte con la crianza respetuosa y con apego da al unschooling patrio un toque diferente al de EEUU, el país donde más ha proliferado, en muchos casos ligado a la religión, a la concepción de la educación de los hijos como una obligación divina que no se puede delegar. Aunque en España existen los Cristianos Evangélicos Estudiando en Casa, es una vía minoritaria.

Junto a las familias para quienes el unschooling es la evolución natural de una crianza que implica colecho, lactancia a demanda, respeto a los procesos de cada niño… están aquellas que han decidido desescolarizar por problemas con la escuela (bullying, dificultades de integración, altas capacidades, inteligencias distintas…), también al alza.

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Hacer comunidad con otras familias homeschoolers es importante.

Educadores que desescolarizan

No es extraño tampoco que sean maestros desencantados con el sistema. Como Yvonne, que tras 15 años como profesora de inglés de niños, adolescentes y adultos, se queda embarazada, abandona la docencia y decide que lo que quiere para sus hijos es “que aprendan de forma autónoma lo que les interesa, y que para eso no necesitan un colegio, lo necesitamos los adultos para dejar a los niños cuando estamos trabajando”.

También es el caso de Candela (nombre ficticio), madre de un adolescente de 15 años actualmente escolarizado en 4º de ESO, pero unschooler hasta hace un año. Entonces ella, profesora de física, volvió a dar clase en un centro concertado y él lo pisó por primera vez: “Quería estudiar una Ingeniería y tenía la sensación de que sus amigos estudiaban mucho más, que le echaban muchas más horas, y optamos por la escolarización. En la primera evaluación suspendió cuatro asignaturas… hasta que aprendió a hacer exámenes”. “Me pareció una buena idea, pero pronto descubrí que no lo había sido tanto”, analiza él. “Veo muy repetitivo, aburrido y frustrante estar sentado todo el rato escuchando sin hacer nada, mirando a la pared, pienso que no aprendo lo que tengo que aprender y, como todos, me disperso en clase, así que tengo que estudiar después. Le dedico más horas y los resultados son más pobres”.

Lo mejor de ambos mundos

Si por algo se caracteriza el movimiento unschooling es por la diversidad que agrupa. Dentro están los travelling o world schoolers, que educan a sus hijos en periplos alrededor del mundo, un fenómeno muy implantado también en EEUU y aquí relativamente desconocido, aunque existen webs como familiasenruta.com, o los flexischoolers, que pasan parte del tiempo educándose en casa y parte, en el cole.

“Es una fórmula interesante, tanto para los niños más pequeños como para los adolescentes, para liberarles un poco, que en el Reino Unido funciona bastante bien y que permite que los homeschoolers que pagan impuestos destinados a un sistema educativo que no usan puedan recurrir a él”, explica la investigadora Madalen Goiria. Se establece un contrato familia-escuela y, por ejemplo, los padres que tienen las tardes libres pueden hacerse cargo de las materias que se imparten esas horas (luego el alumno pasará los exámenes, como el resto), o puede que el niño homeschooler acuda a la escuela de baloncesto del centro, o a los talleres de química…

También para Javier Bronchalo, especializado en e-learning, el flexischooling con soporte online es una vía que conviene estudiar, y apunta que en algunos lugares, como en Cataluña, ya se están empezando a analizar las posibles sinergias entre el movimiento homeschooler y las escuelas alternativas o libres, que también han experimentado un gran auge en los últimos años, como una vía hacia la futura legalización.

Una alianza también necesaria para Yvonne, que apunta que en su tribu de madres conscientes un 60% escolariza y un 40%, no. Lo mismo se percibe en la principal asociación del sector, la Asociación para la Libre Educación (ALE): no todos sus miembros educan en casa, también hay simpatizantes, y en sus encuentros estivales no se habla solo de homeschooling sino de alternativas educativas. Algo similar ha experimentado la abogada Laura Mascaró, vinculada a la Plataforma por la Libertad Educativa, en sus talleres de desescolarización interior, a los que acuden “no solo familias que se plantean dar el paso, sino otras que quieren descubrir otro modo de ver las cosas, de personalizar la educación, y profesores”.

De algún modo, para Madalen Goiria, coautora con Mascaró de la guía 10 preguntas que se plantea quien vive el homeschool (en Amazon) la mayor visibilidad del unschooling ha ido de la mano de la gran vistosidad que han adquirido los proyectos educativos alternativos, “con interés en Waldorf, Montessori, más amables, más de estar en la calle, de jugar, no de escuadra, cartabón y pupitre, quizá porque, legalmente hablando, una familia que lleva a sus hijos a un centro no homologado computa también como absentista”.

Son opciones que han adquirido una gran repercusión de la mano de documentales como La educación prohibida o Enséñame pero bonito y que aparecen también en Educación a la carta de Laura Mascaró. Diana de Horna, psicóloga social, al frente de estonoesunaescuela.org, que en primavera estrenará documental tras un periplo a pedales con su pareja, Diego, y su hija, Jara, en busca de otros sistemas educativos por todo el mundo, considera que “existe mucha convergencia en ideología y objetivos entre el movimiento de las escuelas libres y las familias que optan por el homeschooling porque consideran que la mejor opción es el contacto directo con los niños y niñas”.

En su caso, no son homeschoolers porque Jara todavía no ha cumplido los seis años, la edad legal a la que comienza la escolarización, y no han decidido todavía si irá a una escuela, pero sienten cierta afinidad: “Percibo que cada vez más familias que se lo plantean, porque hay más información y más sensibilidad hacia las necesidades de la infancia y una reacción contra la vorágine en torno a esta etapa por un lado en lo educativo, forzando la adquisición de aprendizajes y contenidos lo antes posible y, por otro, en la comercialización de la infancia”.

¿Qué dice la ley?

Al contrario de lo que sucede en EEUU, Australia, Canadá, Nueva Zelanda, Reino Unido, Irlanda, Francia, Italia, Bélgica o Portugal, en España el homeschooling no es legal. La educación institucionalizada, entre los 6 y los 16 años, equivale a escolarización. No existen fórmulas como el permiso para educar en casa como en Italia, donde los padres tienen que acreditar unos conocimientos académicos y una estabilidad económica, o los exámenes específicos en Francia y EEUU, ni inspectores que acudan a las casas.

El hecho de que el fenómeno no aparezca reflejado en el ordenamiento jurídico es complicado sobre todo para familias que desescolarizan, no tanto para las que nunca han escolarizado (no suele haber denuncias a servicios sociales y, de estas, muy pocas prosperan), y una vieja reivindicación del movimiento, aunque tampoco hay unanimidad al respecto. Para Yvonne Laborda, “La legalización sería lo ideal, pero desde el respeto, no desde el control. Debería llevarse un registro de los niños desescolarizados que están en situación de abandono, pero también de los que educamos en casa: que vengan a hablar con nosotros, qué proyectos hacemos, si participamos en asociaciones… pero sin presión, sin exámenes, que es uno de los motivos para que no vayan al cole… Otra cosa es cuando tengan 16 años y quieran el título o ir a la Universidad, ahí sí es normal que pasen sus exámenes, pero con seis, siete, ocho años debería respetarse su ritmo”.

De momento, los resquicios se han limitado a un breve lapso en que el protocolo de absentismo de Barcelona distinguió entre este y homeschooling, de 2009 a 2012, “pero sin una norma de acompañamiento que explicara en qué consistía, dando por hecho que la Administración lo conoce”, explica Goiria, y a una norma en el País Vasco, denominada Valora, que permite ciertas excepciones, “aunque tampoco está muy clara”. Mientras, en Baleares los protocolos de absentismo se han endurecido, y han sido relativamente frecuentes las circulares internas de la Consejería de Educación de Andalucía para ponerle coto. Pero, por lo general, y a la espera de que este fenómeno, respaldado por gurús como Sandra Dodd, John Holt o John Taylor Gatto, sea reconocido, no hay una comunidad autónoma mejor que otra para educar en familia y España sigue sin ser país para homeschoolers.

Yvonne Laborda y su pareja optaron por no escolarizar a sus tres hijos, hoy, de 8, 10 y 12 años.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/unschooling-y-si-la-escuela-fuera-prescindible/

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