Ir al baño no es trabajo: un tribunal suizo permite que una empresa obligue a sus empleados a fichar cuando van al baño

La sentencia del tribunal suizo indica que el tiempo empleado en ir al baño no se considera tiempo de trabajo efectivo y, por tanto, no debe remunerarse.

El tribunal acepta que hay una laguna legal en la normativa que regula los descansos de los empleados.

Mientras que media Europa debate sobre la conveniencia de rebajar o no la jornada laboral, un tribunal suizo hila todavía más fino dictando una sentencia inédita en la definición de lo que se considera tiempo de trabajo: los empleados de una empresa suiza deberán fichar cada vez que necesiten ir al baño. Pese a entender que se considera una necesidad vital, no considera que la empresa deba pagar por ese tiempo.

El origen de la controversia. Según la investigación de la cadena de televisión suiza RTS, el origen de la disputa legal comenzó en 2021, cuando la Oficina de Relaciones y Condiciones de Trabajo de Neuchâtel (ORCT) verificaba que se estaban cumpliendo las medidas contra el COVID-19 en el fabricante de esferas para relojes Jean Singer&Cie que tiene en plantilla a unos 400 empleados. Los inspectores descubrieron que los empleados fichaban al ir y al volver del baño. La empresa no contabilizaba las visitas al baño como tiempo efectivo de trabajo y, por tanto, tampoco se pagaba.

La Oficina de Relaciones y Condiciones de Trabajo consideraba que esto estaba podía «animar al personal a contenerse o no hidratarse, lo que podría provocar graves trastornos fisiológicos». En febrero de 2022, prohibió a Jean Singer&Cie esta práctica alegando que «las interrupciones del trabajo que satisfacen necesidades fisiológicas no pueden considerarse pausas ya que no están destinadas a la recuperación» y contravenía los principios de la Ley del Trabajo suiza, según cuenta la cadena suiza.

Lo que dice el tribunal y un gran «pero». La empresa recurrió dicha sanción y, en su sentencia, el Tribunal de Derecho Público le dio la razón. Según el fallo, hecho público este mes, la empresa tiene derecho a exigir a los empleados que registren su salida al baño porque la legislación actual no regula de manera explícita qué constituye una «interrupción» de la jornada laboral.

Con su decisión, el tribunal deja al descubierto una laguna legal. La ley no prohíbe expresamente que las empresas cuenten las pausas para ir al baño como tiempo de descanso. Sin embargo, la sentencia especifica que la obligación de fichar para ir al baño sí discrimina a las mujeres. «Se enfrentan al ciclo menstrual, que comienza con la menstruación. Este fenómeno fisiológico requiere el cumplimiento de las normas básicas de higiene y, en consecuencia, visitas más frecuentes e incluso más prolongadas al baño», señala el Tribunal, e insta a la empresa a tomar medidas para «reducir esta desigualdad».

Lo que dice la Ley del Trabajo suiza. El artículo 15 de la Ley del Trabajo suiza establece una serie de tiempos de descanso obligatorios durante la jornada laboral que sí deben ser remunerados, siempre que los empleados permanezcan dentro del centro de trabajo.

El trabajo deberá interrumpirse mediante pausas de la siguiente duración mínima:

a. 15 minutos con una jornada diaria de trabajo superior a cinco horas y media.

b. 30 minutos para una jornada diaria de más de siete horas

c. Una hora con una jornada diaria de más de nueve horas.

La normativa no especifica el motivo de las pausas. Solo dice que los empleados tienen derecho a descansos regulares.

El punto de vista de la empresa. Pascal Moesch, representante legal de la empresa, defendía en el reportaje de la cadena suiza que «bien sea porque se trate de pausas para ir al baño, pausas para comer o pausas para descansar, se interrumpe la actividad laboral y, por tanto, la remuneración: por eso se debe fichar». No importa para qué quieran usar los descansos, por lo que la empresa entiende que los empleados deben ir al baño durante esos periodos de descanso.

La sentencia sienta un precedente. La sentencia se ha acogido con preocupación desde las instituciones suizas por el temor a que siente un precedente y otras empresas adopten la misma política. Florence Nater, consejera de Estado responsable del empleo, expresó su preocupación a RTS: «Espero que este fallo no encuentre imitadores en otras empresas que puedan verse tentadas a utilizar tales prácticas».

Desde la patronal suiza ven el caso como anecdótico. Bárbara Zimmermann-Gerster, miembro directivo de la patronal, asegura en el reportaje de RTS que «no es la dirección en la que debería ir. En vista de la escasez de trabajadores cualificados, las empresas deben asegurarse que son atractivos y responder a las necesidades de los empleados».

«Spain is different».  En una sentencia de la Sala de lo Social del Tribunal Supremo, el tribunal falló a favor de los empleados de La Caixa en su demanda por considerar que el tiempo del desayuno y el de fichaje de llegada, con un margen de cortesía de hasta 15 minutos hasta el inicio de la jornada, deben considerarse como tiempo trabajado.

El Supremo también se pronunció prohibiendo a las empresas descontar de la jornada el tiempo que los empleados usaban para ir al baño o computarlo como tiempo de descanso o como tiempo a recuperar en su jornada. Asimismo, el Alto Tribunal especificaba que no podían aplicarse descuentos salariales por este motivo, independiente de si se trataba de un empleo presencial o en remoto, tal y como recogían en RTVE.

https://www.xataka.com/legislacion-y-derechos/ir-al-bano-no-trabajo-tribunal-suizo-da-razon-a-empresa-que-obligaba-a-fichar-cuando-sus-empleados-iban-al-bano/amp#amp_tf=De%20%251%24s&aoh=17287853104102&csi=0&referrer=https%3A%2F%2Fwww.google.com

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Pandemia sobre ruedas: las dificultades del trabajo en plataformas

Por:  Andrea Rodríguez Yaben

El panorama sin precedentes que estamos viviendo encontró como su mejor aliada a la tecnología, y esta se ha infiltrado en el mundo del trabajo, provocando, por un lado, una mutación organizativa en las empresas a partir de la proliferación del teletrabajo; y, por otro, la pandemia agudizó el fenómeno del trabajo en plataformas, que irrumpió hace un tiempo como un nuevo modelo de negocios y que en el contexto actual se ha transformado en uno de los protagonistas.

La razón es obvia: el latente riesgo de contagio, sumado a las restricciones y otras medidas anunciadas por el gobierno, han provocado un aumento del tiempo en que las personas permanecen en sus hogares, y este tiempo ‒precisamente‒ se ha convertido en el horario laboral de los repartidores, que trabajan contrarreloj para entregar pedidos que van desde comida elaborada hasta productos básicos de supermercado o farmacia.

Estos trabajadores, envueltos en la ilusión que prometen las empresas de plataformas de ser “tu propio jefe”, “generar ingresos extra” y de ser parte de una “experiencia increíble”, viven una realidad muy distinta, ya que de libertad y autonomía en la prestación del servicio hay poco, y de condiciones precarias de trabajo hay bastante.

El esquema organizativo utilizado por estas empresas les permite aprovecharse del trabajo de otros, controlarlo, pero sin tener que asumir las obligaciones típicas de cualquier empleador. Por esta razón a los trabajadores los llaman “socios”, ya que los vinculan a través de formas que no son las de empleo dependiente o asalariado, bajo la premisa de que “puedes decidir cuándo conectarte y cuándo disfrutar tu tiempo libre”. Pero si se mira la realidad bien de cerca, ocurre que cuando estos trabajadores efectivamente deciden conectarse y ponerse a disposición de la empresa para prestar sus servicios, pierden la autonomía y el control de su propia actividad laboral, para ponerse bajo el control y dirección de la empresa.

Este poder y control ejercido por la empresa y la situación de sujeción en la que queda el trabajador justifican la necesidad de su protección a través de las normas laborales; no obstante, se los marginaliza.

En este sentido, el activo que podría tener esta modalidad en cuanto a derribar las barreras de acceso al empleo, complementar los ingresos o permitir la autonomía e independencia necesaria a los trabajadores para poder disponer libremente de su tiempo y así conciliar el trabajo con la vida familiar o personal, queda opacado ante la precariedad que la caracteriza, ya que el trabajo se diseña de forma tal que los repartidores o conductores quedan sometidos a una exagerada expansión del tiempo de trabajo, con largas jornadas y plena disponibilidad. Obtienen bajas remuneraciones y hay una sujeción intensa al empleador digital para que dirija y controle la prestación del servicio; y no se considera la salud y seguridad del trabajador.

El motivo detrás de esta forma de trabajo podría sospecharse. En una economía basada en la flexibilidad, la deslocalización, la reducción de costos y la maximización del beneficio, las obligaciones que se imponen desde el derecho del trabajo (como la limitación de la jornada, el pago de horas extras, descansos, etcétera) y la inserción del vínculo en un ámbito de tutelas en donde la libertad de las partes para acordar lo que quieran tiene un espacio reducido (lo cual es razonable si se considera la situación de desventaja en la que se encuentra el trabajador), hacen que el trabajo dependiente y asalariado sea costoso y poco atractivo como fórmula de vinculación.

Frente a esta situación, se ha abierto un extenso debate sobre cómo ordenar estas prestaciones de servicios realizadas a través de las plataformas digitales, y si bien en Uruguay han existido algunas acciones, estas resultan insuficientes y parciales, ya que se han centrado en aspectos tributarios o en soluciones a nivel departamental (y sólo para el caso de plataformas que brindan servicio de transporte a pasajeros), o en la presentación de un proyecto de ley que ‒además de ineficiente‒ quedó en el camino. En definitiva, en la actualidad no se terminan por adoptar acciones concretas y robustas en beneficio y respaldo de los trabajadores ante este complejo escenario en donde se entorpecen los mecanismos de protección que ‒desde principios del siglo XX en nuestro país‒ permitieron la estabilización del trabajo y lo hicieron más seguro.

Si bien esta realidad de trabajo mal protegido y atípico se reitera en los sistemas legales de otros países, de a poco se vislumbran soluciones normativas que integran a estos trabajadores a la protección que otorga el derecho del trabajo por distintas vías: o bien señalando que los trabajadores podrán ser considerados asalariados si se cumplen condiciones tales como la prestación del servicio bajo subordinación y dependencia (como en Portugal, Italia, Francia o en el estado de California); o bien diseñando una regulación especial (como se debate actualmente en el Congreso chileno).

Ante esta realidad cargada de falta de orientación política y legal que establezca una dirección determinada, el rol del ámbito judicial ha sido crucial, ya que es en este espacio en donde varios trabajadores han encontrado una vía para canalizar sus reclamos. Así, la actividad judicial sobre la calificación de laboralidad del trabajo prestado en plataformas es, en la actualidad, numerosa en varios países, y aunque no es unánime, tendencialmente predominan las decisiones que sostienen la condición de asalariado subordinado del repartidor o conductor. Un ejemplo de ello es Uruguay, ya que el año pasado la justicia zanjó ‒para el caso concreto‒ este debate sobre la naturaleza de la relación entre un conductor de Uber y la empresa, a favor de la laboralidad del vínculo.

En el contexto actual, en que el empleo escasea y nacen fenómenos llamados a transformar el modelo de producción y las relaciones laborales, se hace ineludible revisar en forma crítica las exigencias que estas formas de trabajo ‒enmarcadas en el capitalismo digital‒ ponen sobre los trabajadores.

El trabajo en un lugar o en un horario determinado ya no alcanza, cada vez se avanza más hacia la conquista de tiempos que antes quedaban bajo el gobierno del propio trabajador, y esto se hace bajo pretexto de una supuesta autonomía que en los hechos no es tal, lo que conlleva a dejar a este colectivo en la periferia de la protección.

La gran tarea pendiente es cómo se regula esta situación. Evidentemente, hacen falta acciones concretas que amparen y tutelen la actividad de este tipo de trabajadores. No obstante, no faltan las voces que ‒unidas a un discurso idealizado sobre las virtudes de este tipo de negocios‒ consideran aceptable una reducción de las medidas protectoras para poder atender los requerimientos de flexibilidad que el propio mercado reclama.

Lo cierto es que, mientras se siga en esta línea de falta de definición, seguiremos envueltos en las narrativas empresariales que insisten en ofrecer una forma de trabajo “independiente” como una experiencia para vivir al máximo la ciudad, que no hacen otra cosa que romantizar el éxito de este tipo de modelo de negocios, olvidando que la otra cara muestra la precaria situación de los trabajadores que desde abajo lo sostienen.

Andrea Rodríguez Yaben es abogada especialista en Derecho del Trabajo.

Fuente: https://ladiaria.com.uy/opinion/articulo/2021/2/pandemia-sobre-ruedas-las-dificultades-del-trabajo-en-plataformas/

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El estatus del docente: un análisis global

Por: Paulette Delgado

¿Cuál es la posición de los docentes ante la sociedad? El Índice Del Estado Mundial Del Profesorado 2018 busca resolver estas preguntas.

¿Cómo es el respeto a los maestros en relación a otras profesiones? ¿Cuál es la posición social de los docentes? ¿Los profesores quieren que sus hijos se dediquen a la docencia? ¿Cuántas horas crees que trabajan los docentes a la semana? ¿Y cuánto se les debe pagar? Por segunda ocasión, la Fundación Varkey se dio a la tarea de resolver estas preguntas en su Índice Del Estado Mundial Del Profesorado 2018 (GTSI por sus siglas en inglés). La primera edición fue en 2013 donde se estudió a 21 países como China, Estados Unidos, Egipto, Brasil, España y otros. El nuevo GTSI agregó 14 países: Hungría, Ghana, Uganda, Argentina, Perú, Colombia, Chile, Panamá, India, Rusia, Malasia, Indonesia y Canadá.

De acuerdo con el índice, los diez países donde se respeta más al profesor son (de mayor a menor respeto):

  1. China

  2. Malasia

  3. Taiwán

  4. Rusia

  5. Indonesia

  6. Corea del Sur

  7. Turquía

  8. India

  9. Nueva Zelanda

  10. Singapur

Y los diez países donde menos se respeta la profesión docente (de menor respeto hacia mayor):

  1. Brasil

  2. Israel

  3. Italia

  4. Ghana

  5. Argentina

  6. República Checa

  7. Hungría

  8. Uganda

  9. España

  10. Colombia

Debido a que el respeto hacia la profesión docente  tiene muchas dimensiones, el estudio decidió enfocarse en cuatro puntos:

  1. Analizar la aspiración de ser educador

  2. Descubrir el estatus de los maestros de primaria y secundaria, así como los directores, en comparación a otras profesiones

  3. Comprender el contexto del estado social del profesor según su país

  4. Conocer el nivel de respeto que les tienen los alumnos

Una de las preguntas que incluía el índice era qué tanto respeto tiene un educador en comparación a otras profesiones, como por ejemplo, médicos, enfermeros, bibliotecarios, policías, abogados, contadores, entre otros. De acuerdo con el GTSI, estas profesiones se incluyeron en el conjunto de respuestas a elegir ya que requieren el mismo nivel de estudios (o equivalente) y porque son profesiones que podrían diferir si se desempeñan en un sector privado o público.

En promedio, de todas las otras ocupaciones, la sociedad calificó a los profesores de primaria en sexto lugar, siendo el 14 la profesión más alta. Los profesores de secundaria se encuentran  en séptimo lugar y los directores en octavo. En el 94 % de los países, los directores son más respetados que los educadores y en un 91 % los educadores de secundaria son más respetados que los de primaria.

La clasificación de los maestros

Es difícil determinar el verdadero valor de los docentes por país de manera cualitativa, especialmente al compararlos contra otras profesiones. Para resolver este problema, el índice decidió preguntar cómo las personas perciben el trabajo del educador al relacionarlo con un trabajador social, enfermero, bibliotecario, alguien con un puesto en el gobierno local o con un médico. La siguiente tabla ejemplifica algunos resultados:

 

Gráfica por el Observatorio

Gráfica por el Observatorio

El propósito detrás de esta comparación es conocer cómo ve la sociedad de cada país al maestro y cómo se ven ellos mismos. Por ejemplo, China y Malasia son de los países donde se respeta más al docente, lo que se refleja al considerarlos en el mismo nivel que un doctor. Esos dos países y Rusia fueron los únicos que contestaron “médico”. El 51 % de los países analizados, el público considera al educador como un “trabajador social” pero solo un 34 % de los docentes se ve a sí mismo de esa manera. Al contrario, un 43 % de los profesores se comparan con un enfermero y solo el 11 % de la opinión pública está de acuerdo.

Esta relación también ayuda a clasificar la manera en que se cree que se debería de pagar a los educadores. En otra sección del estudio, el público ve al médico con mucho respeto y se espera que tengan muy buen salario. En el caso de los trabajadores sociales, se ve como la profesión con menos respeto y menos ganancias, por lo que se entiende por qué, en países como Argentina, el maestro percibe que gana poco.

El respeto que le tiene la sociedad vs. el que se tienen los docentes

Cuando es el turno de los profesores de calificar el respeto hacia su profesión en comparación a la opinión de la sociedad, se pueden apreciar grandes diferencias. En 14 países, los docentes clasifican a los directores de las escuelas más alto que el público en general, especialmente en Corea, Singapur y Alemania. El caso de China es interesante porque es uno de los países donde más se respeta la profesión del maestro, pero no es recíproco el respeto del profesor hacia su superior. Por otra parte, países como Perú sucede lo contrario.

En comparación a los directores escolares, los profesores le tienen menos respeto a aquellos en secundaria que el público en general, especialmente en países como Argentina, Brasil o Portugal donde ya eran poco valorados. Al igual que en el caso de los directores, los maestros tienen menos respeto por los de primaria que el público en general. El peor caso es el de Panamá, donde la manera de ver a sus compañeros es muchísimo peor, seguido por el Reino Unido y Hungría.

Futuros docentes

El índice Del Estado Mundial Del Profesorado también se enfocó en descubrir si la enseñanza es una profesión a la que le gustaría que sus hijos se dedicaran. Se les pidió a los participantes describir si definitivamente no los alentaría, probablemente no los alentarán, tal vez los alentarán, probablemente los alentarán o definitivamente los alentarán.

Como era de esperarse, los países con un mayor nivel de respeto por los educadores, como China y Malasia, más de la mitad respondieron que sí alentarán a sus hijos a seguir la profesión docente. En el caso de Brasil e Israel, el 20 % o menos desea que sus hijos se desempeñen en esa profesión. Un caso particular es el de Rusia, donde se tiene mucho respeto al profesor pero fue el país donde la mayoría de los encuestados dijeron que menos quisieran que sus hijos sean maestros, incluso menos que en Brasil.

Otro caso interesante es el de España, uno de los diez países donde menos se respeta al educador, pero a esta pregunta en particular el 80 % respondieron que definitivamente alentarán a sus hijos a ser profesores, lo que demuestra que en varios países existe una disociación entre el respeto, el salario y si un padre alentaría a su hija a ingresar a la profesión.

El respeto de los alumnos hacia los maestros

No se puede hablar del respeto al maestro sin hablar de los alumnos. En este tema, el estudio decidió preguntar si el público cree que los alumnos respetan a sus docentes. El caso más curioso es el de Uganda, ya que es uno de los diez países donde menos se respeta al educador. Incluso, en el apartado sobre la opinión de los profesores sobre su profesión, salieron en el penúltimo lugar de los 35 países estudiados en cuanto a resultados de profesores de primaria. Sin embargo, al evaluar el respeto de los alumnos hacia los mismos educadores, quedó en el segundo lugar. En general, alrededor de la mitad de los encuestados dijo estar de acuerdo o muy de acuerdo que los maestros son respetados por sus alumnos.

Sueldo y horario laboral

Nota . Recuperado del Índice Del Estado Mundial Del Profesorado, de Dolton, P., Marcenaro, O., De Vries, R., & She, P.-W. N.,, (2018). Copyright por The Varkey Foundation, 2018. Recuperado de https://www.varkeyfoundation.org/media/4867/gts-index-13-11-2018.pdf

Nota. Recuperado del Índice Del Estado Mundial Del Profesorado, de Dolton, P., Marcenaro, O., De Vries, R., & She, P.-W. N.,, (2018). Copyright por The Varkey Foundation, 2018. Recuperado de https://www.varkeyfoundation.org/media/4867/gts-index-13-11-2018.pdf

La remuneración económica de una profesión a menudo se toma como una medida indirecta de la posición o el estatus social. El GTSI abordó este tema desde tres perspectivas: lo que el público cree que ganan los educadores (salario real estimado), si creían que era un salario  justo (salario justo percibido) y el salario real por país (salario real).

La gráfica del lado derecho ejemplifica esas respuestas por país. Aquí se puede ver que los salarios más altos son Suiza y Alemania y los más pobres aquellos en América Latina y África. En casos como Brasil, Argentina y Colombia, es interesante notar cómo el público asume que el salario justo es mucho más alto de lo que es realmente.

Al comparar el salario real estimado y el justo percibido, se muestra que el salario estimado es mucho menor en casi todos los países. Esto significa que la sociedad piensa que los docentes deberían ganar más de lo que realmente perciben, especialmente en países de África y Sudamérica donde el público cree que el salario justo es entre 40 % y 60 % más alto de lo que reciben actualmente. En el caso de Estados Unidos y Reino Unido, las personas piensan que el pago justo implicaría un aumento del salario de los maestros del  16 % en los Estados Unidos y 23 % en el Reino Unido.

Analizando el salario real y el percibido como salario real, en 28 de los 35 países, se cree que el primero es más bajo de lo que considera el público como justo, especialmente en el caso de Rusia, China, Uganda y Ghana donde hay diferencias de un 40 % y 60 %. Curiosamente, en el caso de Suiza, Alemania y Singapur ocurre lo contrario y se cree que el salario justo es mucho menor que el actual.

Pago relacionado con el rendimiento (PRR) y el horario laboral

Aunque se ha establecido que entre más alto el salario, mejor resultado tienen los alumnos, la paga de los educadores es uno de los temas más discutidos entre académicos y políticos.. Una de las publicaciones que menciona el índice es “Getting Beneath the Veil of Effective Schools: Evidence from New York City”, de Fryer et al.,  el cual describe cómo el desempeño de los alumnos mejora significativamente cuando hay un proceso de “aversión a la pérdida”. Ese proceso se basa en pagar a los docentes un bono al comienzo del año que deben devolver si al final del año el desempeño de sus estudiantes no fue bueno.

Por otro lado, el índice preguntó al público si consideraban que era una buena idea que los profesores reciban un bono dependiendo de su desempeño o el pago relacionado con el rendimiento (PRR). Al menos el 49 % contestaron que estaban totalmente de acuerdo o estaban de acuerdo con que se les debe de pagar de acuerdo al desempeño. El país que estaba más de acuerdo fue Egipto, con un 78 % a favor. Curiosamente, los países con los mejores puntajes en la prueba PISA son los que estaban menos de acuerdo con un sistema de PRR, como Finlandia, lo que puede estar relacionado con su sistema educativo.

El estudio también trató de encontrar la relación entre el deseo de tener un PRR y el respeto a los docentes, pero no encontró nada concluyente al respecto. Esto indica que el respeto no influye sobre el deseo de la gente de establecer una forma de pago basada en el desempeño del docente.

Varkey también analizó la percepción del público sobre las horas laborales de un profesor y compararlas con el horario real, incluyendo el tiempo fuera del aula para realizar actividades como calificar y planificar las clases. En la mayoría de los países, la gente subestima las horas de trabajo real de los docentes, especialmente aquellos de los países de América del Sur, Egipto y Panamá donde la subestimación está entre 39 % y 16 %.

La percepción de los docentes

Aunque en la mayoría de los países los encuestados sienten que los maestros son cariñosos, trabajadores, influyentes, inspiradoras, inteligentes y de confianza, existen grandes diferencias entre país y país. En lugares como China y Ghana, donde los docentes son vistos como profesionales de alto estatus, un 86 % de los entrevistados calificaron de manera positiva a los profesores mientras que en Perú y Grecia, sólo un 45 % los describirían así.

En el caso de la percepción de la sociedad sobre la competencia de los docentes y su relación con el respeto a la profesión, el índice GTSI descubrió que sí hay una relación. En países como China y Ghana, la sociedad ve a los docentes como altamente competentes y a la vez, se les ve con mucho respeto. Lo contrario ocurre en países como Perú, Grecia e Israel. Por otro lado, casos como el de Holanda, Nueva Zelanda, Brasil,República Checa y Reino Unido, son excepciones ya que aunque los docentes se ven como altamente capaces, su estatus ante la sociedad es bajo.

En cuanto a la percepción de los propios educadores y el respeto así mismos, en general es mayor que la del público pero varía mucho de acuerdo al país. En Perú, India, Uganda, Indonesia, Suiza y Panamá, donde la brecha entre las opiniones de ambos es grande, los docentes se ven así mismo de manera más positiva que el público. En el caso de Portugal, Estados Unidos, Hungría, España y Francia ocurre lo contrario, los profesores ven su propio nivel peor que el del público general.

La calidad del sistema educativo

El índice también investigó la percepción del sistema educativo de cada país sin involucrar a los educadores. El índice, donde 10 es la calificación más alta y 1 la más baja, el promedio de todos los países fue de 5.9. Los únicos países por debajo de 5 fueron Egipto, Brasil, Perú, Turquía, Hungría, Grecia y Panamá.

Al comparar esta clasificación  con el puntaje PISA de cada país, como era de esperarse, Finlandia, Suiza y Singapur, obtuvieron los mejores  puntajes al ser percibidos como buenos sistemas educativos por el público. En el caso de Egipto, Brasil, Perú y Turquía, que tienen un puntaje bajo, la percepción de la gente sobre su sistema educativo es mala.

La relación entre la paga del maestro, el estatus y la puntuación PISA

Al igual que Fryer, Dolton y Marcenaro, publicaron un artículo donde se estudia la probabilidad de  que la calidad del docente sea mayor si se le paga en relación a los resultados académicos de los estudiantes. El informe demuestra que existe un vínculo claro entre el respeto y el salario percibido: entre más alto sea el estatus, más va a ganar el profesionista. Y como se mencionó al inicio del artículo, en muchos países, la percepción sobre la remuneración que reciben los educadores es calificada de modesta en comparación a otros oficios. Pero la realidad es que cada país decide cuánto pagarle a los educadores y este salario no se ve afectado por el estatus que la profesión tenga ante el público.

Esto se debe a que cada país maneja la remuneración mediante la riqueza del país, el poder de negociación del gobierno frente a lo profesores, la percepción sobre la importancia de la profesión docente, y entre muchos otros factores. Esto significa que, aunque haya una mayor remuneración puede que mejore el respeto, pero no al revés, si aumenta el estatus de los profesores ante la sociedad, esto no significa que el gobierno les vaya a otorgar mejores salarios.

Aunado a esto, el índice demostró un posible vínculo entre el respeto al maestro y el rendimiento del alumno y cómo se ve afectado cuando se controla el salario de los educadores. Un aumento en el estatus del profesor y una mejor remuneración puede afectar positivamente en el rendimiento del aula.

Conclusiones

En conclusión, el índice demuestra que los directores de instituciones educativas suelen ser percibidos con un mejor estatus que los docentes. También se comprueba que el respeto y el salario de un maestro no siempre están relacionados. Varkey señala que, en general, los maestros no son remunerados de manera justa ni de acuerdo a lo que el público cree que se les debería de pagar, además de que la sociedad subestima la duración real de la jornada laboral de los profesores. Además, los factores culturales juegan un papel importante en el la percepción de la profesión docente. Países como China, Rusia y Malasia, ven al educador al mismo nivel que un médico, mientras que en Argentina y Perú, su nivel es similar al de un trabajador social.

El Índice Del Estado Mundial Del Profesorado 2018 también demostró que existe una fuerte relación entre el salario de los maestros y los  resultados en la prueba PISA. Aunado a eso, existe una relación, aunque más débil, entre el índice GTSI y los resultados de las pruebas PISA, más cuando se considera el efecto que tienen  la remuneración del maestro y su estatus con los resultados académicos de los alumnos. El índice concluye recalcando la importancia para los gobiernos del mundo el considerar el estatus de los docentes ya que puede contribuir directamente a mejorar el rendimiento de los alumnos. Si la carrera docente es respetada, habrá más personas interesadas en dedicarse a esta profesión, mejorando el rendimiento académico de los alumnos. Esto representa un reto muy grande para los diez países que calificaron con menor respeto a la profesión docente.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/estatus-docencia-analisis-global

Imagen: Hans Braxmeier en Pixabay

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Propuestas para una Reforma Educativa

España / 18 de noviembre de 2018 / Autor: Dolores Álvarez Peralías / Fuente: INED21

#eduhora210

La semana pasada –como cada martes de 22 a 23 h–, estuvimos debatiendo en Twitteer sobre educación,#eduhora210, hablamos de la posible Reforma Educativa que se está proponiendo a niveles del Ministerio.

El día anterior se había celebrado un foro en Madrid en el que participaron personas que actualmente rigen los derroteros educativos pero que, a mi entender, no deberían estar en ese contexto; dejemos de lado a aquellas personas que se están enriqueciendo en nombre de la educación y que tienen una experiencia alejada de la escuela, la OCDE será muy importante; pero, al fin y al cabo, está rigiendo una economía de mercado que no es lo que debe imperar en la educación, igualmente, en las mesas había mucha gente de universidades que ya sabemos que en su mayoría están alejadas de lo que son las escuelas y los centros educativos en general, además de esta gente, asistieron a esta jornada profesorado de «a pie de aula», pero no sé muy bien cuál fue su papel allí, porque sus propuestas no creo que tuvieran lugar para el debate.

A GOLPE DE TUITS

Mi aportación en la #eduhora210 a golpe de tuits

Yo empezaría cambiando el sistema de la formación inicial del profesorado porque hay pocas prácticas y se da mucho conocimiento enlatado, la educación es más viva, hay que conocer y experimentar teorías pedagógicas.

El profesorado debe estar en un continuo reciclaje y, para eso, la administración debe contemplarlo en el horario laboral del docente, no a base de horas del horario personal y dependiendo de la voluntad del que la realiza.

Para llevar a cabo cualquier reforma hace falta cubrir las necesidades que hoy tienen los centros, de personal, de edificios, de material… Hace falta creerse que la educación es importante y que para eso hay que destinar más dinero de los presupuestos generales.

La educación no puede fluctuar según el partido que gane el gobierno, tiene la suficiente importancia como para blindar cuestiones tan importantes como la de las plantillas y recursos humanos en general.

Para una reforma educativa hay que considerar a los niños y las niñas como miembros de pleno derecho en la sociedad en la que viven, esto es fundamental; habría quecompensar desigualdades, según los contextos.

Si de verdad el profesorado está motivado daría igual las horas, lo malo es que hay gente que hace las horas justa y cobra lo mismo que el que está echando el doble; es cuestión demotivación.

Queramos o no la profesión docente es muy vocacional, el que ha escogido este camino porque no encontraba otra salida, estará siempre amargado y buscando pegos por todos lados… yo le recomendaría que se buscara otro trabajo porque caerá en depresión.

Yo reformaría la formación inicial y el sistema de acceso, haría como las prácticas en las empresas que si te evalúan correctamente te quedas, en los inicios ya se ve si una persona tiene ganas de aprender y ama su profesión.

Lo difícil sería quiénes evaluarían esas prácticas en las que se decidiría quiénes son compotentes para ejercer de docentes; hay un cuerpo de inspectores que podría, con el debido reciclaje, hacer esa labor.

La reforma educativa debe atender la posibilidad de que todos los centros sean y tengan recursos para ser inclusivos, porque los niños y las niñas son miembros de pleno derecho y deben ser atendidas todas las necesidades educativas personales (NEP).

No podemos olvidar que hay áreas que desarrollar para la integridad de la persona, no todo puede ser lengua y matemáticas… hay niños que con la música, la plástica pueden aprender conceptos básicos de igual manera, integrar las áreas de conocimiento sería lo correcto.

La reforma debe partir de la base, con el apoyo de la Administración, de esta forma nos entenderíamos mejor, nada de lo que otra vez venga impuesto por ley me va a hacer mejorar si yo no quiero, hay gente que se lo salta la «piola».

La educación no puede ser referente de comunidades que se mueven por intereses económicos, la educación es algo muy serio que afecta a la sociedad presente y futura y que debe ir en beneficio de una ciudadanía más crítica, democrática y participativa.

La reforma educativa debe ser integral, teniendo en cuenta a los sectores que componen una comunidad educativa, con verdaderos cauces de participación. Hasta el 10/11 hay para hacer aportaciones, a ver si los claustros se animan y se implican.

Muy de acuerdo, Mercedes, los bancos, las empresas… no tienen mucho que decir en esta cuestión, nuestra profesionalidad debe cerrar las puertas de los intereses económicos que cada vez se están dando más y están manipulando las realidades del aula.

Hace falta mucha lectura pedagógica y didáctica para estar al día y saber por dónde buscar nuevos caminos hacia la motivación del alumnado, de esto carecen mucho nuestros docentes, creen que en la universidad ya lo aprendieron todo y se echan a dormir.

Si queréis ver las aportaciones que se dieron en toda la #eduhora210 podéis pinchar la etiqueta y ver cuánto se habló del tema.

Creo que la EDUCACIÓN necesita una Reforma a lo grande, con la participación de la comunidad educativa, que se tenga en cuenta que un país necesita de gente bien formada como personas en toda su integridad y que para eso la gente que está dirigiendo tiene que creer en ella, no es cuestión baladí, hace falta mucha democracia, justicia, inclusividad, solidaridad, cooperación… para que nuestros estudiantes no se dejen llevar por criterios económicos o partidistas y tengan sus propias ideas que defender y puedan ponerlas en práctica.

Fuente del Artículo:

https://ined21.com/propuestas-para-una-reforma-educativa/

ove/mahv

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