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Universidades de paz una apuesta para el posconflicto en Colombia

América del Sur/Colombia/13 Agosto 2016/Fuente: Terra

La agenda de la paz en Colombia también ingresará en las escuelas, colegios y universidades por mandato del gobierno del presidente Juan Manuel Santos, quien se ha jugado todo su capital político en las negociaciones con las rebeldes FARC.

Con el fin de promover espacios de construcción de paz y brindar más y mejores oportunidades de acceso a la educación superior para todos los colombianos, Santos y la ministra de Educación, Gina Parody, presentaron el programa de Universidades de Paz.

Este plan es una estrategia que llevará programas académicos de universidades públicas acreditadas en alta calidad a las zonas que históricamente han sido afectadas por el conflicto armado en los últimos 52 años.

Santos, que firmará en menos de dos meses el Acuerdo Final de Paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ya empezó a promover diferentes iniciativas gubernamentales, con miras a la fase de posconflicto, en donde se trabajarán conceptos de paz, reconciliación, perdón y seguridad ciudadana.

Para el jefe de Estado, este programa es parte de la «revolución de las oportunidades a través de la educación», para que los jóvenes de estas regiones afectadas por la guerra tengan abiertas «las puertas de las Universidades de Paz».

Con esta estrategia, los jóvenes de las zonas urbanas y rurales de Colombia podrán acceder a programas académicos en ingenierías (Eléctrica, Industrial, de Sistemas, Mecánica, Civil, de Alimentos, de Ciencias Puras, Agronómica, Agroindustrial, Agrícola, Ambiental, Urbana e Informática).

Las siete universidades públicas que aplicarán el programa cuentan con los más altos estándares de calidad educativa, sin moverse de sus regiones, pues las instituciones desplazarán a su personal docente hasta los cascos urbanos durante los dos primeros años que dure el plan académico.

Una vez cumplido este tiempo, el estudiante continuará su proceso de formación en la sede principal de la respectiva institución. Todo este proceso lo podrán hacer completamente becados con la única condición de terminar su carrera y graduarse.

Los centros académicos que desarrollarán el programa son:

Universidad Nacional, Universidad de Cartagena, Universidad del Valle, Universidad de Caldas, Universidad de Antioquia, Universidad del Cauca y Universidad Tecnológica de Pereira, que son de las mejores del sector educativo público en Colombia.

Según el Ministerio de Educación, se beneficiarán del programa unos mil jóvenes de las diferentes regiones más afectadas por la confrontación armada.

La inversión estimada será de más de 17 mil 500 millones de pesos, unos 5.8 millones de dólares, que servirán para pagar la matrícula de los estudios, cupo y otorgarles un subsidio de sostenimiento durante el periodo académico.

Para Santos, «esto es una revolución desde la educación que transformará las vidas de miles de jóvenes que podrán contribuir desde sus profesiones a la construcción de una Colombia en paz. ¡De eso se trata!, de empezar a construir la paz creando oportunidades para mejorar las vidas de las nuevas generaciones y de sus familias», externó.

A juicio de la ministra Gina Parody, es una oportunidad de llevar educación superior de calidad a los municipios afectados por el conflicto y se convierte en una gran oportunidad de reconciliación y reconstrucción del tejido social tan importantes en la etapa de posconflicto que se aproxima.

«La educación es la principal herramienta para consolidar la paz en todo el país y el mejor aporte que pueden hacer las universidades es llevar sus programas académicos a las zonas rurales para seguir haciendo de Colombia la mejor educada», aseguró Parody.

Fuente: https://noticias.terra.com/mundo/universidades-de-paz-una-apuesta-para-el-posconflicto-en-colombia,92115b637c6c0fc8bc8a67d7ab5e0988f3o96zl8.html

Fuente de la imagen: http://s3.amazonaws.com/rccolombia/hs/3eea9d6d1fe73469241e5e570893c11d.jpg

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Educación a migrantes: del olvido a las propuestas

Por Pluma Invitada/Dr. Carlos Rafael Rodríguez Solera

El pasado miércoles 3 de agosto el INEE anunció las directrices para la atención educativa de niñas, niños y adolescentes de familias de jornaleros migrantes, cuyo propósito es mejorar la calidad y la equidad de la educación que recibe esa población.

a necesidad de tomar medidas urgentes para mejorar la educación de los migrantes está más que justificada; esta población es la que sufre la peor situación de inequidad educativa en nuestro país, ya que la gran mayoría de estos niños y jóvenes están por completo excluidos del derecho a la educación. Un gran acierto del INEE ocuparse de este problema y proponer medidas concretas para resolverlo.

El INEE propuso cuatro directrices para mejorar la educación de los migrantes:

Directriz 1. Rediseñar las políticas de atención educativa a partir del fortalecimiento del presupuesto público, los procesos de planeación, la coordinación institucional y la participación social.

Directriz 2. Asegurar la pertinencia de un modelo educativo intercultural, así como la disponibilidad, idoneidad y desarrollo profesional del personal con funciones de docencia.

Directriz 3. Desarrollar un Sistema Unificado de Información Educativa y adecuar las normas de control escolar.

Directriz 4. Fomentar la innovación, la evaluación educativa y la gestión social de proyectos.

Ante esta propuesta del INEE surgen dos grandes inquietudes: la primera es si las autoridades educativas van a adoptar este importante conjunto de medidas y la segunda es si, en efecto, las medidas propuestas tienen el potencial de mejorar la educación de niños y jóvenes migrantes.

Desde hace más de 30 años el Estado Mexicano ha impulsado acciones y programas para atender la educación de los migrantes, pero los resultados son raquíticos, en la actualidad, de acuerdo al documento publicado por el INEE sólo entre el 14 y el 17% de los niños y jóvenes migrantes asisten a la escuela.

¿Por qué los resultados han sido tan pobres? En mi criterio esto se debe a que ha faltado voluntad política para resolver el problema, se han asignado recursos insuficientes y, en este caso, el Estado ha evadido su responsabilidad de dar educación de calidad a todos sus ciudadanos, incluidos por supuesto a los migrantes.

El problema fundamental de la educación a migrantes es que muy pocos niños logran acceder al sistema educativo y permanecer en él hasta concluir su educación básica. Sería bueno contar con un modelo educativo intercultural, con personal idóneo, un sistema de información educativa en el que se fomente la innovación, como lo proponen las directrices 2, 3 y 4, pero eso no tendría sentido si se sigue atendiendo como máximo al 17% de los migrantes. Antes de pensar en las características ideales de una educación a migrantes, habría que garantizarles que tengan acceso y permanencia en el sistema educativo.

Por ello considero que la más importante de las directrices propuestas es la primera, porque coloca la necesidad de replantear las políticas de atención educativa de los migrantes. Sin embargo, aunque la directriz plantea una serie de medidas concretas, como la elaboración de un diagnóstico nacional sobre la niñez migrante o el incremento del presupuesto público destinado a su educación, no es claro quién será el responsable directo de realizar ese diagnóstico o de ejercer ese presupuesto, toda vez que las autoridades educativas de la actual administración eliminaron el Programa de Educación Básica para Niñas y Niños Migrantes (PRONIM), que era la principal iniciativa desarrollada por la SEP para atender a esta población.

La experiencia muestra que parte del problema de la atención a migrantes ha sido la duplicidad de funciones, la inoperancia de la coordinación interinstitucional e intersectorial y la falta de un programa al que se le dote de la autoridad y los recursos necesarios para asumir la responsabilidad de educar a los migrantes.

Habrá que esperar la respuesta de las autoridades educativas que, de acuerdo con la Ley General de Educación y la Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, cuentan con un plazo de 60 días naturales para responder de manera pública a esas directrices e indicar la forma en la que se atenderán.

Fuente noticia: http://www.educacionfutura.org/educacion-a-migrantes-del-olvido-a-las-propuestas/

Fuente imagen: http://www.chiapasparalelo.com/wp-content/uploads/2015/03/Las-mujeres-presentes-en-el-MUMI-2.jpg

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Colombia: Comité Departamental de Convivencia busca priorizar los derechos humanos

Colombia/11 agosto 2016/Funete: La Opinión

No basta solo entregar alimentación, es importante solucionar integralmente los problemas de los estudiante y familias, según la Gobernación.

Educar para el respeto de los derechos y promover la protección de los estudiantes dentro de las escuelas fueron algunas de las directrices definidas en el Comité Departamental de Convivencia Escolar, efectuado en la Gobernación.

En el encuentro, al que asistieron representantes de los docentes de la región, delegados de la Gobernación y otras instituciones, se insistió en la urgencia de lograr que los estudiantes tengan un goce efectivo de sus derechos, y no solo de sus necesidades básicas insatisfechas.

En este sentido, la Secretaría de Gobierno señaló que no basta, por ejemplo, con entregar alimentación escolar si no se solucionan integralmente los problemas escolares y de las familias, los cuales favorecen la vulneración y el matoneo.

Se agregó que el derecho a la educación implica más que enseñar y aprender, o imponer premios y castigos, sino que se debe procurar que los elementos normativos faciliten la vida en comunidad y la convivencia.

Así mismo, se pidió evaluar las situaciones de matoneo y maltrato que se presentan en las instituciones, para determinar resposabilidades y evaluar las circunstancias que hacen más vulnerable a un niño de ser objeto de ataques escolares.

Se enfatizó además en promover la igualdad real y efectiva, y en entender  que las decisiones que se tomen en los colegios deben favorecer que, quienes no están condiciones de igualdad, la  logren.

Aunque en la reunión se habló de la polémica por la diversidad sexual, también se hizo referencia a los casos de discriminación religiosa, o discapacidad cognitiva y física, y las barreras históricas que aún se deben romper para que los estudiantes en estas condiciones tengan accceso a una educación incluyente, diversa y en la que prime el respeto a la diferencia.

Fuente: http://www.laopinion.com.co/region/comite-departamental-de-convivencia-busca-priorizar-los-derechos-humanos-116737#ATHS

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Chile: Niños inmigrantes en la escuela: una tarea en proceso

Chile/ Agosto de 2016/La Tercera

Según cifras del Ministerio del Interior, en 2015 había 30.625 estudiantes extranjeros en el sistema escolar chileno. De al menos 11 nacionalidades diferentes. La mayoría en recintos municipales y subvencionados. «Un componente de cohesión social del futuro», dicen en el gobierno.

Que los profesores no hacen diferencias»; «acá hay más seguridad para las niñas»;  «las materias son más entretenidas»; «aquí no me siento distinto», son algunas de las respuestas de un grupo de alumnos de distintas nacionalidades, de entre siete y 14 años, que actualmente asiste a la Escuela Camilo Mori, en la comuna de Independencia, uno de los colegios con mayor cantidad de matrícula de niños inmigrantes del país (sobre el 55%). La pregunta es sencilla: ¿Qué es lo que más les gusta de este establecimiento?

Aquí, todos los días lunes, durante el acto cívico, se canta el Himno de Las Américas junto con el Himno Nacional. También se organizan ferias de diversidad cultural y campeonatos de conocimientos sobre los países de origen de los estudiantes. Se celebran todos los días de la Independencia y la profesora de historia cambió parte de la malla curricular para enseñar las zonas geográficas de Latinoamérica y los hitos relevantes de la región.

«Todo nació de forma instintiva, nadie nos dijo qué había que hacer. Vimos que teníamos cada vez más niños de otros países y debíamos  incluirlos, no sólo en la comunidad educativa, también en los contenidos de la sala de clases», explica la directora de la Escuela Camilo Mori, Cristina Moreno.

Así como la multiculturalidad se hace presente en las calles del país, ya hace años que la migración entró a las salas de clases. En 2015 había 30.625 niños, de al menos 11 nacionalidades diferentes, presentes en el sistema escolar chileno, desde la educación parvularia hasta cuarto medio. Pero el fenómeno no se detiene ahí, va en aumento. De hecho, entre 2013 y 2015, las visas entregadas por el Departamento de Extranjería y Migración a menores extranjeros se incrementaron en 37,6% (ver infografía).

«Los niños en la migración son un componente de cohesión social del futuro», explica el director de Extranjería del Ministerio del Interior, Rodrigo Sandoval. «Representan un enorme desafío en varios ámbitos. Como sociedad, para mirar la migración de forma positiva. Nosotros, como administración, la necesidad de generar una nueva ley, más pertinente a la realidad migratoria actual, que deje de mirar al extranjero como una amenaza y que contenga un tratamiento reforzado en lo pertinente a los menores», afirma.

No obstante, agrega, en el sistema educativo «hoy no hay esfuerzos institucionales del Estado para enfrentar esta interculturalidad, sólo esfuerzos personales de colegios particulares».

Las barreras

Desde Extranjería se han generado algunas iniciativas en pos de facilitar la incorporación de los niños migrantes a la escuela: se rebajó el valor de la visa de estudiante a US$ 15 (cerca de $ 9.750) y se eliminaron las multas por regularizar a los menores. Además, se creó el programa «La Escuela Somos Todos», en convenio con algunas municipalidades de la Región Metropolitana, Arica y Antofagasta, que capacita a directores y profesores para detectar a niños en situación irregular y orientar a sus padres para normalizar su estado migratorio.

«Hay avances, pero aún es engorroso el proceso de inclusión y vemos muchas barreras», opina el sacerdote y director nacional de la Fundación Servicio Jesuita a Migrantes, Miguel Yaksic.

Una buena parte de éstas, dice, tienen que ver con las visas. Si la situación de un menor es irregular o la visa está en trámite, el sistema lo registra con una matrícula provisoria, que dura tres meses: «Pero hay chicos que estudian por años con este tipo de matrícula, y al final del ciclo no se les reconocen los estudios ni se pueden inscribir para la PSU. Además, no pueden acceder a la beca Junaeb y la escuela no recibe la subvención preferencial SEP».

Yaksic agrega que «muchas escuelas no saben qué hacer con los niños extranjeros, porque no existe una política de Estado con un enfoque intercultural que favorezca la inclusión de los menores que llegan con culturas y a veces con idiomas diferentes».

Por ejemplo, los niños haitianos son quienes encuentran mayores complejidades al insertarse en el sistema educativo chileno, debido a que su idioma materno es el creole, un dialecto francés.

Es una situación que Sandoval reconoce. «El modelo educativo no incorpora herramientas para esta realidad multicultural y nos encontramos con situaciones moralmente inaceptables, como que un niño esté en una sala de clases, pero no entienda lo que dice el profesor».

Al respecto, el jefe de la División de Educación General del Ministerio de Educación, Juan Eduardo García Huidobro, explica que la cartera está desarrollando,  junto  a la Unesco, un documento «con orientaciones técnicas para que las escuelas que reciben migrantes trabajen con una mirada inclusiva».

Añade que «también estamos creando redes de establecimientos que cuentan con matrícula de estudiantes foráneos, para que se potencien, y crearemos un fondo de iniciativas para el trabajo educativo intercultural, orientado a estos establecimientos».

A juicio de Anuar Quesille, oficial de Protección de Unicef Chile, «más allá de lo que se puede hacer en educación, lo que vemos es la ausencia de una política migratoria y de una ley con enfoque de derecho y garantías reforzadas para los menores. No existe una norma que establezca que en la práctica todos los niños migrantes, sin importar si tienen o no un RUT, o una posible situación irregular de sus padres, tengan acceso asegurado a todos los derechos sociales, con los mismos beneficios y posibilidades que tienen los niños chilenos».

Ejemplos de inclusión

En el marco del programa «La Escuela Somos Todos», la comuna de Santiago ha regularizado en dos años a más de 1.600 niños que tenían matrícula provisoria. Según la edil Carolina Tohá, uno de los desafíos pendientes es «adaptar los proyectos educativos a la multiculturalidad, tomarla como la riqueza cultural que es y permitir que se transforme en un aporte para todos los demás».

Hace tres años, en un colegio de esta comuna se matricularon los hijos de Carlos (quien solicitó reserva de su identidad), cuando arribaron al país. Allí no había estudiantes migrantes, por lo que en un comienzo la experiencia no fue positiva. «Al principio les hacían bullying y les decían cosas groseras. Así que hablé con el director y solicité que se hiciera una charla con los estudiantes, para que supieran lo que son los extranjeros. Desde allí todo cambió y mejoró”. A juicio de Carlos, «sólo faltaba sensibilizar a los chicos».

Para Scheider Louis (14) tampoco fue fácil. Era el primer niño que llegó desde Haití al Camilo Mori, también hace tres años, y no hablaba español. Pero los profesores pidieron ayuda a una practicante de la época que hablaba francés para traducir sus pruebas. «Al principio fue difícil. Pero pasé de curso, ahora tengo amigos y me va mejor en notas», reconoce el joven.

En Iquique, Camilo Beyoda (14) se ha abierto espacios a través del fútbol. «Tengo un promedio sobre seis, me encantan las matemáticas, la música, y en el colegio me han tratado súper bien. Nunca me han discriminado por ser colombiano ni menos por el color de mi piel. Entreno fútbol todos los días y en el liceo me dan las oportunidades de salir a las prácticas». Hoy, es parte del equipo Sub 16 de Deportes Iquique.

Camilo y su familia, residentes de Iquique. Foto: Cristian Vivero.Camilo y su familia, residentes de Iquique. Foto: Cristian Vivero.

En el jardín infantil Luis Calvo Mackenna, de Santiago, con una matrícula compuesta en un  85% por alumnos inmigrantes, se sigue la receta de la interculturalidad. «En cada sala hay un espacio donde están los nombres de distintos objetos, según cómo se dice en los países de origen de los niños; tenemos sus banderitas en los pasillos y con los papás hacemos asambleas para que se conozcan entre ellos. También organizamos ferias gastronómicas, donde cada uno lleva su plato típico», afirma.

«Estamos seguros de que los niños migrantes más felices son los que se sienten incluidos», afirma Quesille, oficial de Unicef. Y, en eso, sostiene, «el Estado aún tiene trabajo».

El sacerdote jesuita Yaksic advierte, sin embargo, que «lo que hoy no hagamos bien en materia de migración va a repercutir en 30 años más. La tercera generación de hijos de migrantes será la que se enoje con el sistema si, eventualmente, siente que no pertenece ni acá ni allá. Y eso llevará a conflictos sociales. Requerimos sentarnos hoy a conversar el país que queremos en materia de inclusión».

Karlita y Cony, alumnas del jardín infantil Luis Calvo Mackenna, en Santiago. Foto:Javier Salvo.
Fuente: http://www.latercera.com/noticia/nacional/2016/07/680-690396-9-ninos-inmigrantes–en-la-escuela-una-tarea-en-proceso.shtml
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Embajadora de los Estados Unidos inaugura Centro EducationUSA en Ciudad Juárez

Centroamérica / México / EEUU / 07 de agosto de 2016 / Por: Noticias de Chiapas

 

Ciudad Juárez, a 6 de agosto de 2016 — El 4 de agosto, la Embajadora de los Estados Unidos en México Roberta S. Jacobson y el presidente de la Fundación del Empresariado Chihuahuense, A.C. (Fechac) Héctor Jurado Sánchez, anunciaron la apertura del primer Centro de Asesoría EducationUSA en Ciudad Juárez.  El centro servirá a  maestros, administradores escolares, padres de familia, y lo más importante, a los futuros estudiantes interesados ??en seguir una educación en los Estados Unidos.

Representantes de universidades locales y de ONGs enfocadas en la educación, así como miembros de la junta directiva de Fechac asistieron a la ceremonia de inauguración. El Centro de Asesoría EducationUSA abrirá sus puertas a principios de septiembre.

“Durante los últimos veinticinco años, centros como este han ayudado a enviar a más de mil mexicanos a estudiar, enseñar, y realizar investigaciones en los Estados Unidos con becas Fulbright-García Robles”, dijo la Embajadora de los Estados Unidos en México, Roberta S. Jacobson.

Este centro se une al Centro de Asesoría EducationUSA en la Esquina Benjamín Franklin en la ciudad de Chihuahua para ofrecer información y recursos sobre educación superior en los Estados Unidos. Un asesor ofrecerá orientación sobre la selección de universidades, los ensayos, las oportunidades de becas, y el proceso de solicitud. El centro también proporcionará información sobre campamentos de verano y programas de liderazgo y talleres de orientación previos a la partida de estudiantes con destino a los Estados Unidos. Los servicios se proporcionarán sin costo.

“Estamos emocionados de celebrar esta alianza entre la Embajada de los Estados Unidos en México y Fechac. Una alianza que proyectamos sea de beneficio para los jóvenes juarenses y sus familias, movilizando el talento y los recursos necesarios para ayudar a que la juventud tenga las mejores oportunidades de educación internacional”, dijo el Presidente de Fechac, Héctor Jurado Sánchez.

El Centro de Asesoría EducationUSA en Fechac Ciudad Juárez se une a una red global de más de 400 centros de asesoramiento apoyados por el Departamento de Estado de Estados Unidos. La red promueve la educación superior en los Estados Unidos a estudiantes de todo el mundo, ofreciendo información precisa, completa y actualizada acerca de las oportunidades de estudiar en instituciones de educación superior acreditadas en los Estados Unidos. Más información sobre EducationUSA se encuentra en http://educationusa.state.gov

 

Fuente: http://noticiasdechiapas.com.mx/nota.php?id=87749

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México: Niños migrantes indígenas comparten riqueza cultural y educación

Centroamérica / México / 07 de agosto de 2016 /

Decenas de niños, hijos de indígenas migrantes de distintas etnias, como huichol o wixárica, purépecha, mixteca, tarasca y maya, entre otras, conviven en esta ciudad y tienen la oportunidad de recibir educación formal, a su paso por la entidad.

En el estado hay 2 mil 436 personas de más de 5 años que hablan una lengua indígena y representan menos de uno por ciento de la población de la entidad.

Sin embargo, existen indígenas procedentes de otras entidades o de otro país que transitan o residen temporal o permanentemente en Aguascalientes, a quienes se les reconoce el derecho a la protección de sus costumbres, usos, tradiciones, lengua, religión, indumentaria y rasgos culturales, según la ley de justicia indígena de la entidad.

En una casa antigua ubicada en la calle Hornedo, en el Centro Histórico de Aguascalientes, la cual la Asociación Civil Mancomunidad América India Solar (Mais) recibió con apoyo federal, 25 menores viven con sus padres y abuelos mientras permanecen en esta capital.

Se trata de una comunidad de entre 80 y 130 personas, quienes comparten su danza, música, pintura, artesanías, poesía y modo de vida, que enriquece su entorno.

La casa es un lugar de ensueño, llena de símbolos oníricos con murales de brillantes colores y motivos de diversas culturas que han pasado por allí; cada cuarto recibe a una familia extensiva de indígenas, abuelos, padres e hijos, en su mayoría artesanos que venden sus productos en la calle.

Llegan los migrantes mixtecos de la sierra de Santiago Juxtlahuaca, Oaxaca; los wixáritari, de la Sierra Madre Occidental de Jalisco; los purépechas, que vienen de Michoacán a vender sus ramos en Semana Santa y los que van de paso a las cosechas de Estados Unidos y tienen un lugar de descanso en Aguascalientes, como parte de su peregrinaje anual.

Los niños se sienten felices, a pesar de sus limitaciones, los que cuentan con acta de nacimiento pueden acudir a los planteles de educación básica de la entidad, pero allí no termina su aprendizaje.

Como lo señala el artista urbano Jesús Capetillo, «Chunga», quien se sumó a la asociación en 2013 junto con el Colectivo Gráfica Popular, para pintar un mural que representa a la cultura huichol, los niños indígenas necesitan convivir con «los otros» niños, los mestizos que son la mayoría en la entidad.

El creador consideró que los indígenas tienen necesidades similares a las de otros sectores de la sociedad y sufren los mismos problemas, básicamente por la ignorancia de unos acerca de los demás.

Por la tarde, los menores hacen su tarea en un ambiente de aprendizaje vivencial al lado de sus compañeros, de quienes reciben la riqueza cultural, mediante las expresiones artísticas, cuentos y juegos.

También hay adolescentes que no pueden integrarse a la escuela formal y reciben clases de alfabetización en la casa, y a partir de los 15 años los atienden instructores voluntarios del Instituto Nacional de Educación para Adultos (INEA) para enseñarles a leer y escribir, así como a terminar la educación básica.

La dirigente de Mais, María del Carmen Wuotto González, indicó en entrevista con Notimex que los niños saben que las danzas son sagradas, como la de los wixáritari, que representan al tlacuache, armadillo y venado, para ejecutar la «Leyenda del fuego».
Con ellas aprenden a amar a la naturaleza y a crear piezas artesanales cargadas de significado y brindan una mirada sobre la cultura indígena al público, en colegios, universidades y otras instituciones públicas.

La mayoría de los habitantes de la casa son artesanos cuya actividad principal es la venta de sus piezas, cargadas de tradición y amor por la tierra.

Wuotto considera que los migrantes le han regalado una visión diferente a la de la cultura occidental, para ellos lo importante es el agua, la tierra, el cuidado del ambiente y lo que sucede hacia dentro, la introspección y los sueños.

«Francisco, un indígena huichol que recién llegó a la casa, me dijo sorprendido que cómo tirábamos el agua de lluvia, si es un recurso sagrado», refirió la doctora, quien por más de 25 años se ha interesado por la riqueza cultural de las etnias.

«Son artistas que crean obras de arte (objetos artesanales) a partir de sus sueños, así tejen o enchaquiran sus lienzos, es una cultura viva y sagrada», consideró.

Agregó que una buena parte de los mexicanos han leído a Platón o Aristóteles, «pero pocos saben acerca de las tradiciones y riqueza cultural indígenas».

Los migrantes celebran sus fiestas, como la del Tambor, la cual es considerada como uno de los rituales más importantes, pues lo trascendental para ellos es agradecer el regalo que les dio la Madre Tierra.

Los migrantes que están de paso en Aguascalientes representan esta ceremonia durante la Feria de San Marcos y otras festividades, como el Día de Muertos, la Navidad y la Semana Santa.

Por otra parte, la doctora Wuotto señaló que su asociación se constituyó en 1994, luego de un desalojo de indígenas que se albergaban en condiciones deplorables bajo un tapanco de la zona ferroviaria, y en la actualidad es un referente cultural en Aguascalientes.

Indicó que tras el diálogo con las autoridades, consiguieron la antigua casa en comodato federal, la cual se encontraba prácticamente en ruinas y los artesanos y voluntarios trabajaron para reconstruirla, aportando su arte y amor.

La asociación busca preservar la tradición indígena, que los migrantes tengan un lugar digno para dormir y les brinda asesoría legal y alfabetización.

Además, los apoya a tramitar permisos de comercialización de sus productos, así como para obtener documentos oficiales, como actas de nacimiento y la inscripción al Seguro Popular.

Busca, asimismo, espacios para la venta de sus artesanías y gestiona las expresiones culturales en la plástica, la música y la danza.

La doctora Wuotto considera que «el artesano no es un comerciante ambulante común, por ser indígena, tiene un derecho amparado por las leyes internacionales y estatales, para expresar sus tradiciones y su riqueza cultural».

Fuente: https://noticias.terra.com/mundo/latinoamerica/ninos-migrantes-indigenas-comparten-riqueza-cultural-y-educacion,d0e8114186d7907742c5acaa002c8c7fvilpzj1w.html

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La búsqueda del sentido en las escuelas para una mayor inclusión.

Por: Agustina Blanco

Aunque terminar la escolaridad parece un paso más en la vida, no es así para todos. La obligatoriedad de la escuela primaria y secundaria no son suficientes para garantizar la permanencia de los niños. Los datos de Unicef indican que hoy en América Latina hay 6,5 millones de niños fuera y otros 15,6 que se encuentran rezagados. La permanencia no parece ser tarea fácil para todos y la exclusión comienza a mostrar una nueva faceta.

La exclusión, más allá del no poder acceder, hoy se observa dentro de la misma inclusión, al no posibilitar a todos las habilidades necesarias para desarrollarse en el mundo actual. Se utiliza el término exclusión y no deserción, al considerar que desde esta perspectiva el sistema tiene una responsabilidad sobre los alumnos para disminuir el riesgo de abandono.

El complejo y multidimensional concepto de exclusión nos obliga a abordarlo desde una nueva perspectiva. Ya no son solo las razones socioeconómicas, geográficas o cognitivas las que afectan la problemática, sino que es necesario ubicar al alumno en el centro del sistema educativo y analizar su complejidad. Lo cierto es que el mundo, en constante cambio, cuestiona las aulas. Alumnos y docentes protagonizan un déficit de sentido. La escuela exige un cambio estructural y una verdadera transformación. Al ubicar al alumno en el centro del sistema, se puede analizar la permanencia desde tres variables que inciden: aprendizajes, emociones y expectativas. Desde esta perspectiva comienza a tomar relevancia el aula y lo que ocurre dentro de ella.

El aprendizaje tiene un rol preponderante en las escuelas. Sabemos que hoy el término “calidad educativa” está en boca de todos. Sin embargo, el concepto calidad también se ha modificado socio-históricamente y no implica lo mismo hoy que hace dos siglos. El mundo de hoy, milleniano y en continuo dinamismo, posee un conocimiento e información al alcance de todos. Es en este contexto donde lo estático, pasivo y rígido, tantas veces propio de la escuela, pierde sentido y el modelo de educación tradicional queda obsoleto. La sociedad del conocimiento comienza a reclamar habilidades y competencias que exigen nuevos enfoques pedagógicos, modernos e innovadores. Ya no se trata de un aprendizaje memorístico y enciclopedista sino la importancia de un saber hacer, aplicar conocimientos, resolver problemas y comprender para hacer frente a los desafíos de un futuro cambiante. El aprendizaje unidireccional se corre para darle lugar a un aprendizaje interaccional, con el alumno como coautor de sus propios aprendizajes.

Pero, ¿qué pasa cuando esto no sucede? Ocurre una desconexión entre lo que reclaman tanto el mundo como los propios alumnos, y la educación. El déficit de sentido de alumnos y maestros comienza a ganar espacio en las aulas y aumentan las posibilidades de exclusión y fracaso. Es así que, uno de los mecanismos para garantizar que los alumnos permanezcan en las escuelas es generar aprendizajes significativos, que adquieran valor y sentido en la vida de los alumnos, que les permitan creer que pueden transformar e intervenir la realidad en la que viven. Si el mundo y la escuela están conectados, asistir y permanecer comienza a tener sentido. A lo anterior se le suma el clima en el aula. El éxito de los alumnos no depende solo de factores cognitivos sino de los emocionales, que son esenciales para buenos aprendizajes. Cognición y emoción se interfieren, superponen y enriquecen constantemente.

La escuela tradicional, eminentemente racional, no dejaba ingresar las emociones al aula y estas se constituían como algo externo al aprendizaje. Sin embargo, las investigaciones demuestran que la experiencia emocional de lo que se vive en las aulas atraviesa a los alumnos. Cuando esta es negativa, las posibilidades de aprendizaje disminuyen y aumentan las posibilidades de fracaso y exclusión. Si, por el contrario, son positivas, favorecen el rendimiento y los aprendizajes se arraigan sólidamente. Sonia Fox (2013), menciona la necesidad de pasar a una educación lógico-emocional donde lo emocional no solo ingrese sino que de un lugar y se trabaje durante toda la trayectoria. Es por eso que para asegurar que los niños asistan a las escuelas y alcancen su máximo potencial se debe apuntar a una educación integral donde se logre un buen clima escolar propicio para el aprendizaje, de respeto, que dé lugar al error y con expectativas altas en los alumnos.

Las investigaciones demuestran que se genera en los alumnos un efecto Pigmalión, cuando el docente cree en ellos, ellos confían en sus propias capacidades. Cuando los docentes creen que todos pueden aprender y apuestan por sus alumnos, asistir a la escuela constituye un espacio de confianza donde vale la pena estar. Las percepciones de los alumnos con respecto a su futuro también cobran un lugar fundamental. La escuela demanda para los alumnos un esfuerzo y un tiempo que los alumnos debieran percibir que valen la pena invertir. Cuando un título no garantiza la posibilidad de ascenso social, terminar la escuela empieza a perder sentido. La inversión que significa para los alumnos deja de justificarse. Al respecto, Melissa Kearney y Phillip Levine buscan correlacionar la deserción en la escuela secundaria de chicos con bajos recursos con la brecha de desigualdad en sus contextos. Demuestran empíricamente que a mayor desigualdad, mayor es el nivel de deserción escolar. El estudio, realizado en Estados Unidos, demuestra que en estados muy desiguales socioeconómicamente un 25% de alumnos no termina en 4 años su escolaridad secundaria. A su vez, en Estados menos desiguales sólo ocurre esto en un 10% de los alumnos. Lo que queda plasmado es la relevancia de las percepciones y expectativas de los alumnos a la hora de permanecer en las escuelas. Las conclusiones sugieren que los alumnos toman decisiones educativas basadas en percepciones sobre el potencial de desarrollo futuro. Si perciben que el beneficio de permanecer en la escuela es bajo, no tienen suficiente incentivo para esa permanencia considerando el costo de oportunidad de «no estar», escaso. Esto demuestra la necesidad de trabajar en un sistema educativo que genere expectativas en el futuro de los alumnos, y además, en las autopercepciones y valoraciones de los propios alumnos, para lograr confianza en ellos mismos y optimismo para su vida futura. Aprendizajes, emociones y percepciones, nos muestran la necesidad de una escuela que brinde sentido a los alumnos. Apuntar a la verdadera inclusión requiere que, tanto políticos como sociedad, reflexionen sobre el tipo de educación que estamos brindando y avancen hacia una adaptación del modelo de escuela de hoy a uno donde los alumnos motivados quieran pertenecer y sientan que tiene sentido estar ahí, que terminar la escuela signifique una posibilidad de acceder a nuevas oportunidades en el futuro y una vida más plena.

Fuente: http://www.reduca-al.net/noticias

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