Centroamérica / México / 07 de agosto de 2016 /
Decenas de niños, hijos de indígenas migrantes de distintas etnias, como huichol o wixárica, purépecha, mixteca, tarasca y maya, entre otras, conviven en esta ciudad y tienen la oportunidad de recibir educación formal, a su paso por la entidad.
En el estado hay 2 mil 436 personas de más de 5 años que hablan una lengua indígena y representan menos de uno por ciento de la población de la entidad.
Sin embargo, existen indígenas procedentes de otras entidades o de otro país que transitan o residen temporal o permanentemente en Aguascalientes, a quienes se les reconoce el derecho a la protección de sus costumbres, usos, tradiciones, lengua, religión, indumentaria y rasgos culturales, según la ley de justicia indígena de la entidad.
En una casa antigua ubicada en la calle Hornedo, en el Centro Histórico de Aguascalientes, la cual la Asociación Civil Mancomunidad América India Solar (Mais) recibió con apoyo federal, 25 menores viven con sus padres y abuelos mientras permanecen en esta capital.
Se trata de una comunidad de entre 80 y 130 personas, quienes comparten su danza, música, pintura, artesanías, poesía y modo de vida, que enriquece su entorno.
La casa es un lugar de ensueño, llena de símbolos oníricos con murales de brillantes colores y motivos de diversas culturas que han pasado por allí; cada cuarto recibe a una familia extensiva de indígenas, abuelos, padres e hijos, en su mayoría artesanos que venden sus productos en la calle.
Llegan los migrantes mixtecos de la sierra de Santiago Juxtlahuaca, Oaxaca; los wixáritari, de la Sierra Madre Occidental de Jalisco; los purépechas, que vienen de Michoacán a vender sus ramos en Semana Santa y los que van de paso a las cosechas de Estados Unidos y tienen un lugar de descanso en Aguascalientes, como parte de su peregrinaje anual.
Los niños se sienten felices, a pesar de sus limitaciones, los que cuentan con acta de nacimiento pueden acudir a los planteles de educación básica de la entidad, pero allí no termina su aprendizaje.
Como lo señala el artista urbano Jesús Capetillo, «Chunga», quien se sumó a la asociación en 2013 junto con el Colectivo Gráfica Popular, para pintar un mural que representa a la cultura huichol, los niños indígenas necesitan convivir con «los otros» niños, los mestizos que son la mayoría en la entidad.
El creador consideró que los indígenas tienen necesidades similares a las de otros sectores de la sociedad y sufren los mismos problemas, básicamente por la ignorancia de unos acerca de los demás.
Por la tarde, los menores hacen su tarea en un ambiente de aprendizaje vivencial al lado de sus compañeros, de quienes reciben la riqueza cultural, mediante las expresiones artísticas, cuentos y juegos.
También hay adolescentes que no pueden integrarse a la escuela formal y reciben clases de alfabetización en la casa, y a partir de los 15 años los atienden instructores voluntarios del Instituto Nacional de Educación para Adultos (INEA) para enseñarles a leer y escribir, así como a terminar la educación básica.
La dirigente de Mais, María del Carmen Wuotto González, indicó en entrevista con Notimex que los niños saben que las danzas son sagradas, como la de los wixáritari, que representan al tlacuache, armadillo y venado, para ejecutar la «Leyenda del fuego».
Con ellas aprenden a amar a la naturaleza y a crear piezas artesanales cargadas de significado y brindan una mirada sobre la cultura indígena al público, en colegios, universidades y otras instituciones públicas.
La mayoría de los habitantes de la casa son artesanos cuya actividad principal es la venta de sus piezas, cargadas de tradición y amor por la tierra.
Wuotto considera que los migrantes le han regalado una visión diferente a la de la cultura occidental, para ellos lo importante es el agua, la tierra, el cuidado del ambiente y lo que sucede hacia dentro, la introspección y los sueños.
«Francisco, un indígena huichol que recién llegó a la casa, me dijo sorprendido que cómo tirábamos el agua de lluvia, si es un recurso sagrado», refirió la doctora, quien por más de 25 años se ha interesado por la riqueza cultural de las etnias.
«Son artistas que crean obras de arte (objetos artesanales) a partir de sus sueños, así tejen o enchaquiran sus lienzos, es una cultura viva y sagrada», consideró.
Agregó que una buena parte de los mexicanos han leído a Platón o Aristóteles, «pero pocos saben acerca de las tradiciones y riqueza cultural indígenas».
Los migrantes celebran sus fiestas, como la del Tambor, la cual es considerada como uno de los rituales más importantes, pues lo trascendental para ellos es agradecer el regalo que les dio la Madre Tierra.
Los migrantes que están de paso en Aguascalientes representan esta ceremonia durante la Feria de San Marcos y otras festividades, como el Día de Muertos, la Navidad y la Semana Santa.
Por otra parte, la doctora Wuotto señaló que su asociación se constituyó en 1994, luego de un desalojo de indígenas que se albergaban en condiciones deplorables bajo un tapanco de la zona ferroviaria, y en la actualidad es un referente cultural en Aguascalientes.
Indicó que tras el diálogo con las autoridades, consiguieron la antigua casa en comodato federal, la cual se encontraba prácticamente en ruinas y los artesanos y voluntarios trabajaron para reconstruirla, aportando su arte y amor.
La asociación busca preservar la tradición indígena, que los migrantes tengan un lugar digno para dormir y les brinda asesoría legal y alfabetización.
Además, los apoya a tramitar permisos de comercialización de sus productos, así como para obtener documentos oficiales, como actas de nacimiento y la inscripción al Seguro Popular.
Busca, asimismo, espacios para la venta de sus artesanías y gestiona las expresiones culturales en la plástica, la música y la danza.
La doctora Wuotto considera que «el artesano no es un comerciante ambulante común, por ser indígena, tiene un derecho amparado por las leyes internacionales y estatales, para expresar sus tradiciones y su riqueza cultural».
Fuente: https://noticias.terra.com/mundo/latinoamerica/ninos-migrantes-indigenas-comparten-riqueza-cultural-y-educacion,d0e8114186d7907742c5acaa002c8c7fvilpzj1w.html
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