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la infancia en el antiguo Egipto

El crecimiento en el antiguo Egipto no era ningún juego. La tasa de mortalidad infantil era muy alta y la edad adulta empezaba apenas se llegaba a la pubertad, por lo que la infancia era vista como un periodo muy importante en el que había que dar a los niños y niñas las herramientas para poder valerse por sí mismos.

En el Egipto de los faraones, uno de cada tres niños no llegaba a su primer cumpleaños. De los que sobrevivían, la mitad llegaba a cumplir cinco años y poder disfrutar de su infancia. Pero por poco tiempo, ya que llegados a los doce o catorce años se esperaba que se casaran y empezaran su vida adulta. En ese breve periodo debían aprender todo lo necesario para abrirse paso en la vida, a menudo limitados por el entorno familiar en el que el azar les había hecho nacer.

El antiguo Egipto era muy peligroso, especialmente para los niños. Solo uno de cada cinco o seis superaba los primeros años de vida.

UNA INFANCIA PELIGROSA

La razón de la alta mortalidad es que el antiguo Egipto era un país ya muy peligroso de por sí, pero más aún para un niño, debido a su fauna; escorpiones, serpientes venenosas, cocodrilos o hipopótamos, entre otros. Por ese motivo las madres llevaban casi siempre a sus bebés consigo, incluso cuando estaban trabajando, sujetos en cabestrillos de tela, para tenerlos siempre vigilados; o si tenían hermanos mayores, se les dejaba a su cuidado. Y esto sin contar las enfermedades o las carestías, que se cebaban especialmente con los más jóvenes.

Los amuletos tenían una función muy importante en el antiguo Egipto, desde simples trozos de madera o cerámica hasta elaboradas joyas. Los niños y las mujeres embarazadas solían llevar el udjat u ojo de Horus, al que se atribuía protección contra las enfermedades.

Imagen: Jon Bodsworth (CC)L

Para protegerlos de tales peligros, los niños solían llevar amuletos consigo, como el famoso ojo de Horus o udjat, que supuestamente alejaba el mal de ojo y las enfermedades y ayudaba a sanar las heridas. Los padres también solían consultar a un astrólogo profesional para darle a su recién nacido un nombre propicio: este solía constar de al menos dos partes, una de las cuales reflejaba una cualidad y otra a un dios protector; por ejemplo, el nombre Meret-Net, “amada de Net” (la diosa de la sabiduría), ayudaría a la niña a convertirse en una mujer inteligente.

«El arte de los juegos y los juegos en el arte, desde Babilonia hasta el Occidente medieval»

El senet era uno de los juegos más populares del antiguo Egipto. El objetivo era ser el primero en recorrer las 30 casillas y sacar todas las piezas (diez por jugador) del tablero.
© BROOKLYN MUSEUM, BROOKLYN / MUSÉE DE CLUNY

En sus ratos libres, los niños se divertían con juguetes –habitualmente de madera, cáñamo o papiro–, muñecas, pelotas, peonzas, juegos de mesa –el más popular era el senet– o, en el caso de los niños, diversiones “masculinas” como luchas y carreras. Pero siempre sin alejarse demasiado de los adultos, ya que existía el peligro de toparse con animales salvajes. Las mascotas eran habituales, sobre todo gatos y perros –que además mantenían a raya a escorpiones, serpientes y otras alimañas–, y en menor medida pájaros y monos. Si tenían hermanos menores, se esperaba que les cuidaran.

 LA IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN

A partir de los cuatro o cinco años y hasta llegar a la pubertad, la vida de los niños y las niñas se desarrollaba en función de la familia en la que habían nacido. Si tenían la suerte de formar parte de una casa rica podían estudiar escritura, ciencias, literatura y religión, para convertirse en profesionales cualificados. Los niños eran enviados a la escuela o, si se trataba de una familia noble o especialmente pudiente, al templo, donde tendrían la oportunidad de prepararse para acceder a puestos administrativos o religiosos. Algunas niñas también iban a la escuela, pero era más común que recibieran una formación particular en su propia casa a cargo de tutores.

En cambio, si se era de familia pobre, lo normal era que empezaran a ayudar a sus padres en su trabajo, ya fuera en el campo, en un negocio o en su oficio. Al morir sus progenitores –lo que en Egipto solía suceder a una edad muy temprana, antes de los cuarenta años si se era pobre– heredarían su negocio y sus bienes, teniendo preferencia los hijos sobre las hijas. Y si el padre o la madre tenía un oficio, convenía que empezaran a aprenderlo cuanto antes.

Desde que tenían uso de razón se enseñaba a los niños y niñas a tener respeto por los dioses, a obrar el bien y a actuar con rectitud, para prepararlos para el juicio de Osiris.

La religión ocupaba un lugar muy importante en la educación, independientemente del sexo y de la condición social. Desde que tenían uso de razón se enseñaba a los niños y niñas a tener respeto por los dioses, a obrar el bien y a actuar con rectitud. Todo esto era una preparación para el momento más importante de la vida, que irónicamente tenía lugar después de esta: el juicio de Osiris, el señor del Más Allá. Cuando alguien moría su corazón era pesado en una balanza junto con la pluma de Ma’at, símbolo de la verdad y la justicia universal: si el difunto había obrado correctamente en vida, se le permitía pasar a los Campos de Iaru, donde viviría eternamente; pero si su conducta no había sido recta, su corazón era devorado por una bestia monstruosa llamada Ammit y su alma dejaba de existir. Por ello, era vital inculcarles desde pequeños la importancia de llevar una vida correcta.

EL PASO A LA ADULTEZ

En el antiguo Egipto no había una edad específica que marcara el paso de la infancia a la adultez, pero esta tenía lugar durante la pubertad, generalmente entre los doce y los catorce años. A esa edad no sucedía ningún cambio legal (no existía el concepto de menor o mayor de edad), pero se consideraba que ya podían casarse. En el caso de las niñas, la primera menstruación era celebrada como una señal de fertilidad y a esa sangre se le atribuían propiedades mágicas, por lo que se guardaba para ser usada en caso de necesidad: por ejemplo, si una mujer tenía dificultades para concebir, se la podía frotar por los muslos, la barriga y los senos.

Elegir oficio era una de las decisiones más importantes en la vida de los egipcios. Escriba, médico, arquitecto o astónomo eran algunas de las profesiones más bien consideradas.

Si se había tenido la suerte de recibir una educación era el momento de elegir oficio, una de las decisiones más importantes en la vida de los egipcios, como da fe la literatura –por ejemplo, la llamada Sátira de los oficios–. Una de las profesiones más importantes y codiciadas era la de escriba; muy poca gente en el antiguo Egipto sabía escribir, por lo que esto le abría las puertas a trabajar en casi cualquier lugar que desease –preferentemente, para la nobleza o los sacerdotes–. Otras elecciones magníficas eran arquitectura, astronomía o medicina,si su familia podía permitirse la formación. Todas estas profesiones requerían una enseñanza especializada que generalmente solo los más ricos podían permitirse.

templo de edfu

La Casa de la Vida era el nivel superior de enseñanza y cumplía una doble función como «universidad» y como biblioteca. En ella se impartían conocimientos específicos y avanzados como medicina o astronomía. Estaba reservada a los hijos de las élites y que previamente hubieran recibido formación como escribas o sacerdotes.
Foto: iStock / Calin Stan

A la mayoría de la gente, sin embargo, no le quedaba otra opción que ocuparse de los campos, del ganado, o aprender un oficio sin gloria, como herrero, panadero o alfarero. Todas estas profesiones eran duras y no ofrecían ninguna esperanza de ascenso social. Los hombres tenían la posibilidad de alistarse en el ejército, algo peligroso pero que tenía perspectivas mejores: un salario fijo, alimento garantizado, botín y posibilidades de ascenso social. Las mujeres bienestantes podían permitirse una vida más tranquila, dedicada solamente al hogar, pero a las más pobres les esperaba una vida doblemente dura; una opción para escapar a ello era ir a servir a casa de una familia noble.

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La sexualidad en el antiguo Egipto

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FORMAR UNA FAMILIA

En el momento del matrimonio, la mujer se iba a vivir con su marido y la familia de este, que a partir de entonces pasaba a ser también la suya. Las distintas generaciones convivían bajo el mismo techo, que a menudo era también el lugar donde tenían su negocio o sus tierras.

Se esperaba que las mujeres empezaran a tener hijos desde la adolescencia, ya que la vida en Egipto era difícil y en cualquier momento podía llegar la muerte. Los partos eran momentos especialmente peligrosos en la vida de una mujer, ya que podía fallecer por hemorragias o infecciones; de nuevo, los amuletos y los hechizos jugaban un papel importantísimo. Generalmente la madre se ocupaba ella misma de las criaturas hasta los tres o los cuatro años.

Se esperaba que las mujeres empezaran a tener hijos desde la adolescencia. Los partos eran momentos especialmente peligrosos para ellas.

Muchas costumbres ligadas a la familia cambiaron con la llegada de los faraones ptolemaicos, de origen macedonio; y especialmente cuando Egipto se convirtió en provincia romana durante el principado de Augusto, momento en el que empezaron a migrar familias de otras partes del Imperio. Así, por ejemplo, las mujeres ricas adoptaron la costumbre de encargar la crianza de sus hijos a las nodrizas. En un fragmento de papiro de finales del siglo III d.C., una madre reprende a su yerno que permita a su esposa –“mi dulce hija Apolonia”– dar el pecho a su hijo recién nacido, porque implica que no tiene dinero para permitirse una nodriza o peor aún, que es un tacaño. Las mujeres también perdieron la libertad que habían tenido en la época de los faraones, que fue posiblemente la más igualitaria de la Antigüedad mediterránea por lo que respecta al género.

Fuente: https://historia.nationalgeographic.com.es/a/infancia-antiguo-egipto_15886

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La infancia en el antiguo Egipto

África/Egipto/Noviembre 2020/https://historia.nationalgeographic.com.es/

El crecimiento en el antiguo Egipto no era ningún juego. La tasa de mortalidad infantil era muy alta y la edad adulta empezaba apenas se llegaba a la pubertad, por lo que la infancia era vista como un periodo muy importante en el que había que dar a los niños y niñas las herramientas para poder valerse por sí mismos.

En el Egipto de los faraones, uno de cada tres niños no llegaba a su primer cumpleaños. De los que sobrevivían, la mitad llegaba a cumplir cinco años y poder disfrutar de su infancia. Pero por poco tiempo, ya que llegados a los doce o catorce años se esperaba que se casaran y empezaran su vida adulta. En ese breve periodo debían aprender todo lo necesario para abrirse paso en la vida, a menudo limitados por el entorno familiar en el que el azar les había hecho nacer.

UNA INFANCIA PELIGROSA

La razón de la alta mortalidad es que el antiguo Egipto era un país ya muy peligroso de por sí, pero más aún para un niño, debido a su fauna; escorpiones, serpientes venenosas, cocodrilos o hipopótamos, entre otros. Por ese motivo las madres llevaban casi siempre a sus bebés consigo, incluso cuando estaban trabajando, sujetos en cabestrillos de tela, para tenerlos siempre vigilados; o si tenían hermanos mayores, se les dejaba a su cuidado. Y esto sin contar las enfermedades o las carestías, que se cebaban especialmente con los más jóvenes.

Para protegerlos de tales peligros, los niños solían llevar amuletos consigo, como el famoso ojo de Horus o udjat, que supuestamente alejaba el mal de ojo y las enfermedades y ayudaba a sanar las heridas. Los padres también solían consultar a un astrólogo profesional para darle a su recién nacido un nombre propicio: este solía constar de al menos dos partes, una de las cuales reflejaba una cualidad y otra a un dios protector; por ejemplo, el nombre Meret-Net, “amada de Net” (la diosa de la sabiduría), ayudaría a la niña a convertirse en una mujer inteligente.

En sus ratos libres, los niños se divertían con juguetes –habitualmente de madera, cáñamo o papiro–, muñecas, pelotas, peonzas, juegos de mesa –el más popular era el senet– o, en el caso de los niños, diversiones “masculinas” como luchas y carreras. Pero siempre sin alejarse demasiado de los adultos, ya que existía el peligro de toparse con animales salvajes. Las mascotas eran habituales, sobre todo gatos y perros –que además mantenían a raya a escorpiones, serpientes y otras alimañas–, y en menor medida pájaros y monos. Si tenían hermanos menores, se esperaba que les cuidaran.

LA IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN

A partir de los cuatro o cinco años y hasta llegar a la pubertad, la vida de los niños y las niñas se desarrollaba en función de la familia en la que habían nacido. Si tenían la suerte de formar parte de una casa rica podían estudiar escritura, ciencias, literatura y religión, para convertirse en profesionales cualificados. Los niños eran enviados a la escuela o, si se trataba de una familia noble o especialmente pudiente, al templo, donde tendrían la oportunidad de prepararse para acceder a puestos administrativos o religiosos. Algunas niñas también iban a la escuela, pero era más común que recibieran una formación particular en su propia casa a cargo de tutores.

En cambio, si se era de familia pobre, lo normal era que empezaran a ayudar a sus padres en su trabajo, ya fuera en el campo, en un negocio o en su oficio. Al morir sus progenitores –lo que en Egipto solía suceder a una edad muy temprana, antes de los cuarenta años si se era pobre– heredarían su negocio y sus bienes, teniendo preferencia los hijos sobre las hijas. Y si el padre o la madre tenía un oficio, convenía que empezaran a aprenderlo cuanto antes.

Desde que tenían uso de razón se enseñaba a los niños y niñas a tener respeto por los dioses, a obrar el bien y a actuar con rectitud, para prepararlos para el juicio de Osiris.

La religión ocupaba un lugar muy importante en la educación, independientemente del sexo y de la condición social. Desde que tenían uso de razón se enseñaba a los niños y niñas a tener respeto por los dioses, a obrar el bien y a actuar con rectitud. Todo esto era una preparación para el momento más importante de la vida, que irónicamente tenía lugar después de esta: el juicio de Osiris, el señor del Más Allá. Cuando alguien moría su corazón era pesado en una balanza junto con la pluma de Ma’at, símbolo de la verdad y la justicia universal: si el difunto había obrado correctamente en vida, se le permitía pasar a los Campos de Iaru, donde viviría eternamente; pero si su conducta no había sido recta, su corazón era devorado por una bestia monstruosa llamada Ammit y su alma dejaba de existir. Por ello, era vital inculcarles desde pequeños la importancia de llevar una vida correcta.

EL PASO A LA ADULTEZ

En el antiguo Egipto no había una edad específica que marcara el paso de la infancia a la adultez, pero esta tenía lugar durante la pubertad, generalmente entre los doce y los catorce años. A esa edad no sucedía ningún cambio legal (no existía el concepto de menor o mayor de edad), pero se consideraba que ya podían casarse. En el caso de las niñas, la primera menstruación era celebrada como una señal de fertilidad y a esa sangre se le atribuían propiedades mágicas, por lo que se guardaba para ser usada en caso de necesidad: por ejemplo, si una mujer tenía dificultades para concebir, se la podía frotar por los muslos, la barriga y los senos.

Elegir oficio era una de las decisiones más importantes en la vida de los egipcios. Escriba, médico, arquitecto o astrónomo eran algunas de las profesiones más bien consideradas.

Si se había tenido la suerte de recibir una educación era el momento de elegir oficio, una de las decisiones más importantes en la vida de los egipcios, como da fe la literatura –por ejemplo, la llamada Sátira de los oficios–. Una de las profesiones más importantes y codiciadas era la de escriba; muy poca gente en el antiguo Egipto sabía escribir, por lo que esto le abría las puertas a trabajar en casi cualquier lugar que desease –preferentemente, para la nobleza o los sacerdotes–. Otras elecciones magníficas eran arquitectura, astronomía o medicina, si su familia podía permitirse la formación. Todas estas profesiones requerían una enseñanza especializada que generalmente solo los más ricos podían permitirse.

A la mayoría de la gente, sin embargo, no le quedaba otra opción que ocuparse de los campos, del ganado, o aprender un oficio sin gloria, como herrero, panadero o alfarero. Todas estas profesiones eran duras y no ofrecían ninguna esperanza de ascenso social. Los hombres tenían la posibilidad de alistarse en el ejército, algo peligroso pero que tenía perspectivas mejores: un salario fijo, alimento garantizado, botín y posibilidades de ascenso social. Las mujeres bienestantes podían permitirse una vida más tranquila, dedicada solamente al hogar, pero a las más pobres les esperaba una vida doblemente dura; una opción para escapar a ello era ir a servir a casa de una familia noble.

La sexualidad en el antiguo Egipto

FORMAR UNA FAMILIA

En el momento del matrimonio, la mujer se iba a vivir con su marido y la familia de este, que a partir de entonces pasaba a ser también la suya. Las distintas generaciones convivían bajo el mismo techo, que a menudo era también el lugar donde tenían su negocio o sus tierras.

Se esperaba que las mujeres empezaran a tener hijos desde la adolescencia, ya que la vida en Egipto era difícil y en cualquier momento podía llegar la muerte. Los partos eran momentos especialmente peligrosos en la vida de una mujer, ya que podía fallecer por hemorragias o infecciones; de nuevo, los amuletos y los hechizos jugaban un papel importantísimo. Generalmente la madre se ocupaba ella misma de las criaturas hasta los tres o los cuatro años.

Muchas costumbres ligadas a la familia cambiaron con la llegada de los faraones ptolemaicos, de origen macedonio; y especialmente cuando Egipto se convirtió en provincia romana durante el principado de Augusto, momento en el que empezaron a migrar familias de otras partes del Imperio. Así, por ejemplo, las mujeres ricas adoptaron la costumbre de encargar la crianza de sus hijos a las nodrizas. En un fragmento de papiro de finales del siglo III d.C., una madre reprende a su yerno que permita a su esposa –“mi dulce hija Apolonia”– dar el pecho a su hijo recién nacido, porque implica que no tiene dinero para permitirse una nodriza o peor aún, que es un tacaño. Las mujeres también perdieron la libertad que habían tenido en la época de los faraones, que fue posiblemente la más igualitaria de la Antigüedad mediterránea por lo que respecta al género.

Fuente: https://historia.nationalgeographic.com.es/a/infancia-antiguo-egipto_15886

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Colombia. De las calles a una vida mejor: objetivo del programa ‘Trabajando por los Niños del Semáforo’

El programa busca minimizar los índices de trabajo infantil, sensibilizando al ciudadano a no entregar dinero o alimentos a niños, o a adultos con niños, que se encuentren en las calles.
– Esta iniciativa busca crear conciencia ciudadana en torno a una situación que trunca los sueños de los niños.

  • Diego, a sus 10 años, cambió sus lápices, libros y cuadernos por cajas de dulces, chicles y bolsas de galletas, elementos que día a día ofrece en los semáforos ubicados al norte de la ciudad. La razón, él mismo la dice con la inocencia de sus pocos años de vida: “No hay para comer en mi casa”. Su sueño, cada vez más lejano, “es ser doctor”.

Diego no es consciente de los riesgos que corre al vender dulces en la calle. Solo tiene pocos minutos para acercarse a los carros mientras el semáforo cambia del rojo al verde. Sonríe, espera que un vidrio baje y una mano se extiende con una moneda. Y así, una y muchas veces.

Ese es su día a día. Lo que Diego no sabe es que, aunque le compren dulces todos los días, cada vez está más lejos de cumplir su sueño de ser médico.

Este pequeño es uno de los más 1.094 casos detectados de trabajo infantil en Barranquilla, los cuales han sido identificados a través de las busquedas activas que constantemente realiza la Secretaría de Gestión Social desde su programa de Protección de niños, niñas y adolescentes, en compañía del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), la Secretaría de Gobierno, Migración Colombia y la Policía de Infancia y Adolescencia.

Historias como la de Diego y las cifras de esta problemática fueron justamente las que motivaron a la primera dama del Distrito, Silvana Puello, a liderar acciones para erradicar el trabajo infantil en nuestra ciudad.

Así nació ‘Trabajando por los Niños del Semáforo’, una estrategia que pretende llegar al corazón del ciudadano, haciéndolo consciente del daño que se le hace a la vida de un niño cuando se refuerza la mendicidad y el trabajo en los semáforos.

La alta permanencia de niños y adolescentes en esta condición y buscar mejorar su calidad de vida son los impulsos de este proyecto de la Secretaría de Gestión Social al que se ha unido la fundación Finsocial, una organización que también viene trabajando por los niños que se encuentran en condición de calle, y que será la encargada de recibir y organizar todo lo que las personas deseen donar para luego distribuirlos entre las familias que se encuentren en las búsquedas activas.

‘Trabajando por los Niños del Semáforo’ es una estrategia de ciudad que busca minimizar los índices de trabajo infantil, sensibilizando al ciudadano a no entregar dinero o alimentos a niños, o a adultos con niños, que se encuentren en las calles.

El lanzamiento  se realizó en los semáforos ubicados en la calle 99 con carrera 56, frente a los centros comerciales Buenavista y Plaza del Parque, sitios donde diariamente se presenta esta problemática.

La primera dama del Distrito, Silvana Puello, fue la encargada de oficializar el lanzamiento de la campaña al expresar: “Con esta estrategia queremos involucrar y concientizar a los ciudadanos, a que hagan parte de la gran misión que tenemos para que nuestros niños y niñas no sigan siendo utilizados como herramienta de trabajo, porque esto no podemos hacerlo solos, necesitamos del compromiso de todos.  Cada vez que damos dinero en las calles contribuimos a multiplicar esta problemática y la responsabilidad de trabajar no es de nuestros niños”.

La primera fase de la campaña 

‘Trabajando por los Niños del Semáforo’ comprende actividades pedagógicas en 20 semáforos de la ciudad, ubicados en las localidades Riomar y Norte-Centro Histórico.

“Queremos educar a los ciudadanos, les estamos dando posibilidad de ayudar de una manera diferente a los niños que sufren esta problemática. En cada uno de los 20 semáforos donde estamos mostrando la campaña hay carteles que tienen un código QR que al escanearse les mostrará a los ciudadanos que hay mejores formas de ayudar a estos niños. La mejor manera de decir no al trabajo infantil es no comprando el chicle, la fruta, dando la moneda, hay mejores formas de ayudar y esta es una de ellas”, expresó la directora del programa distrital de Niñez, Adolescencia y Juventud, Leyla Yidios.

Además de las activaciones, se estarán realizando búsquedas activas en el norte de la ciudad, en un trabajo articulado de la Secretaría de Gestión Social, ICBF, Policía de Infancia y Adolescencia, Secretaría de Gobierno y Migración Colombia.

“El barranquillero es solidario, es generoso. Por eso buscamos estrategias alternas para que el dinero, ropa o alimentos que antes daban a los niños o a los adultos que están en las calles con niños lo hagan a través de Finsocial, que es un gran aliado en el trabajo de rescatar a nuestros niños y niñas de las calles”, expresó el secretario de Gestión Social, Santiago Vásquez.

A la fecha, el programa ‘Trabajando por los Niños del Semáforo’ ha realizado 46 búsquedas activas sensibilizando a 431 niños en el transcurso de este año. 

Fuente: https://diariolalibertad.com/sitio/2020/11/de-las-calles-a-una-vida-mejor-objetivo-del-programa-trabajando-por-los-ninos-del-semaforo/

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Cuando el colegio es un recuerdo: la dramática realidad del 97% de niños en América Latina y el Caribe

La covid-19 deja a 137 millones de alumnos de la región sin escuela durante más de 170 días, según el informe Educación en Pausa, de Unicef. Con una enorme brecha digital, riesgos de mayor abandono escolar y meses perdidos para los pequeños con discapacidad, la incertidumbre es una constante.

Hoy Joel Young debería estar en la escuela. Tiene 11 años y vive junto a sus seis hermanos y su padre en Little Bay, una pequeña comunidad de pescadores en la costa oeste de Jamaica. A mediados de marzo ―como en gran parte del globo― decretaron el confinamiento en la isla, lo que para este niño se tradujo en el fin del colegio. Desde entonces, no ha vuelto. Llevar la educación a la casa es una tarea casi imposible cuando el esqueleto educativo ya está fuertemente golpeado, internet solo llega al 55% de los hogares y un 34% de las familias ni siquiera tiene un dispositivo desde el que conectarse. Esta es la realidad de Jamaica. Y de Joel.

Con distintos nombres e historias, esta carrera de obstáculos para recibir formación durante la pandemia ha sido la constante de más de 137 millones de estudiantes en América Latina y el Caribe. Así lo detalla el último informe de Unicef Educación en pausa, que alerta de unas pérdidas económicas de 1,2 mil millones de dólares (mil millones de euros) y unas nefastas consecuencias sociales para esta generación de niños que lleva más de 170 días sin clases presenciales. Para ellos, los lunes ya no se parecen en nada a los de antes.

 

Mientras muchas escuelas en África, Asia y Europa están reabriendo gradualmente, en 18 de los 36 países y territorios de la región estudiada en el informe, las puertas de las aulas permanecen completamente cerradas. Y, hasta finales de octubre, solo 13 países ―en su mayoría islas del Caribe con poblaciones estudiantiles muy pequeñas― habían vuelto a la presencialidad absoluta. El 97% de los estudiantes no ha vuelto a las aulas. Kenon King, de 35 años, no quiso esperar el turno de Jamaica, cuyas aulas aún no han reabierto. Es el director de la Escuela Primaria de Little Bay, donde estudia Joel Young, y otros 185 alumnos, cada uno con realidades muy diferentes. Es por ello que el colegio apostó por un sistema mixto para llegar a todos, desde clases virtuales hasta entregas de tareas a domicilio. Para el mensajero de los deberes, “el coronavirus no podía robarles el derecho a la educación”.

Por un lado, Unicef, en alianza con el Ministerio de Educación de Jamaica y el esfuerzo de un equipo de profesores entregados, puso en marcha un proceso de transformación digital en el que capacitaron a 1.200 docentes en técnicas de enseñanza a distancia y lograron impartir las lecciones a través de Google Classroom y llamadas de WhatsApp. Y, por otro, King recoge y entrega las tareas a los 80 alumnos que no tienen internet o un dispositivo desde el que seguir la clase. Una vez por semana, King inicia la ruta subido a su moto con los deberes en una mochila. Con mascarilla, distancia de seguridad y mucha ternura va de puerta en puerta asegurándose de que “sus chicos” siguen estudiando: “No nos podíamos olvidar de ninguno”, cuenta sonriente a través de una videollamada.

Rezo todos los días para que esto pase rápido y Joel pueda seguir estudiando ya desde la escuela. Rezo y rezo para que tenga un futuro

A su lado, Wayne Young, el padre de uno de los beneficiarios del programa le escucha con admiración: “No sé cómo agradecérselo. Nunca dejó de educar a mi hijo”. Young no esconde lo difícil que han sido estos últimos meses para su familia, de ocho miembros. Es pescador y hace unas semanas que su barca se rompió y ya no puede buscar su sustento habitual. “Rezo todos los días para que esto pase rápido y Joel pueda seguir estudiando ya desde la escuela. Rezo y rezo para que tenga un futuro”, cuenta con la preocupación anclada en los ojos. “Cada vez que King toca la puerta, a mi hijo se le cambia la cara”, añade. Alrededor de 42 millones de estudiantes han recibido formación remota en sus casas, apoyados por Unicef, a través de la radio, televisión e Internet, en función de las características y accesos de cada país.

Joel Young estudia con el material que le entrega su profesor semanalmente, ya que no tiene internet para acceder al aula virtual. En el vídeo, su historia.UNICEF

“Dejar de ir al colegio es mucho más que no recibir formación académica”, asegura Ruth Custode, especialista de educación en emergencias de la oficina regional de la organización. “Es dejar atrás la socialización, el contacto físico con los profesores y sus compañeros, es, para muchos, no tener un espacio seguro o perder la comida más nutritiva del día… La escuela es mucho más que aprender a leer y escribir”.

Los Ramírez lo saben. Crispin Evenilda, 11 años, e Iker Rufu, de siete, son los únicos hijos de Óscar Ovidio Ramírez que iban al colegio. Hasta hace siete meses, Ramírez tenía asegurada la alimentación de ambos en la Escuela de Tishmutique Olopa, al sur de Guatemala. Desde que la pandemia estalló, este agricultor tuvo que renunciar a la venta ambulante y la bolsa de alimentación que comenzó a recibir por Crispin e Iker se convirtió en el sustento de los diez miembros de la familia. El menor tiene 14 meses. Como ellos, 80 millones de estudiantes de América Latina y el Caribe están perdiendo la comida más saludable del día, según el informe.

Para muchas familias, que la escuela tenga comedor es un aliciente para mandar a sus hijos. Tememos que muchos se desvinculen después de la pandemia

Ramírez lamenta no poder darle a sus hijos una vida más fácil. “Este año se juntó todo. La cosecha fue muy mala a causa del cambio climático y encima no pude vender ni en la calle ni en los negocios. Todo cerró y ahorita estoy muy falto de recursos económicos”, explica incómodo este padre de 42 años a través de una videollamada que realiza con el móvil de su vecino. Los últimos tres meses ha recibido varias entregas de comida con la que espera “ir escapando”. Custode insiste: “La alimentación es otra de las patas principales de la educación: si no estás bien alimentado, no estás sano y no puedes estudiar en tu máximo rendimiento. Además, para muchas familias, que la escuela tenga comedor es un aliciente para mandar a sus hijos. Tememos que muchos se desvinculen después de la pandemia”.

Tres millones de escolares no volverán a las aulas tras la pandemia

La Unesco estima que cerca de 3,1 millones de niños y adolescentes en América Latina y el Caribe no regresará nunca a la escuela tras la pandemia del coronavirus. Los indicadores apuntan, además, que esta región sufrirá uno de los mayores descensos en la matrícula escolar, 1,83%, entre el resto de zonas del globo, ya que el porcentaje de menores que no recibe ningún tipo de formación (ni remota ni presencial) se ha disparado del 4% al 18% en los últimos meses. Según los hallazgos de Unicef, esta cifra escala hasta el 21% en los hogares más pobres de la región.

La familia Alemán-Téllez siguen la terapia virtual de su hija a través de un móvil. En el vídeo, la historia de la pequeña Rouss.UNICEF

El cierre de las escuelas afecta a todos los estudiantes, pero no todos se ven afectados por igual. Los pequeños con discapacidad han sido doblemente impactados por este parón. María Delia Espinoza, especialista en Supervivencia y Desarrollo Infantil de Unicef en Nicaragua, advierte en el estudio de las terribles consecuencias: “Un niño que no continúa con su terapia regular puede retroceder hasta seis meses por cada mes perdido”. Rouss Alemán-Téllez, de dos años, nació con mielomeningocele, una forma de espina bífida que podría impedirle caminar. A principios de año, la pequeña comenzó a moverse e, incluso a caminar, gracias al trabajo de los terapeutas y el empeño de sus padres. El paréntesis por el coronavirus habría sido nefasto. Pero su centro educativo, Los Pipitos, organización socia de Unicef, adaptó los formatos para que pudieran continuar virtualmente 164 terapias de los 787 niños y adolescentes que atienden normalmente. La meta, inciden todos, es llegar a todos.

Fuente: https://elpais.com/planeta-futuro/2020-11-09/cuando-el-colegio-es-un-recuerdo-la-dramatica-realidad-del-97-de-ninos-en-america-latina-y-el-caribe.html

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Un simposio para pensar los «Tiempos de incertidumbres»

Organizado por la APA, del 10 al 21 de noviembre.

La Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) organiza el simposio virtual 2020 «Tiempos de incertidumbres», que se desarrollará del 10 al 21 de noviembre.

Tendrá como ejes los siguientes temas:

* Incertidumbres: angustia y formaciones del inconsciente.

* Incertidumbres y regresiones en la infancia, la adolescencia y la adultez.

* Los cuerpos del Psicoanálisis. Sexualidades. Psicosomática.

* Lazos familiares y poblaciones en riesgo.

* Neurosis y psicosis hoy.

* Manías y depresiones. Adicciones.

* Los malestares de la cultura: la cuarentena vivida.

* Creación y sublimación.

 

Como invitados especiales figuran Diego Golombek; Aldo Becce; Enrique Stola; Virginia Ungar; Massimo Recalcati; Cecilia Roth, Luis Hornstein; Santiago Levin, Carmen Villoro; Marcelo Viñar; Lía Pistiner; Leopoldo Nosek; Jaime Szpilka; Carlos Barredo; Jorge Kantor; Javier García Castiñeiras; Yolanda Gampel; Solange Camauer; Rodrigo Rojas Jerez; Andrés Gaitán González; Bernardo Tanis.

El simposio será vitual, libre y gratuito. Inscripción y programa en www.apa.org.ar.

Será transmitido a través del Facebook de APA y Zoom.

Fuente e imagen: https://www.pagina12.com.ar/304204-un-simposio-para-pensar-los-tiempos-de-incertidumbres

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#ProtegerlasYa: campaña latinoamericana en atención de niñas embarazadas

En Latinoamérica, se realizó la campaña latinoamericana que propone lineamientos para la atención de niñas embarazadas,  la única región del mundo con tendencia ascendente de embarazos de menores de 15 años, el contexto de pandemia y confinamiento ha provocado que se visibilice más la violencia sexual que sufren miles de niñas y adolescentes.

En un comunicado, se detalló que en Colombia se notificó casi 22 casos en promedio de abuso sexual contra niñas por día desde el inicio de la cuarentena hasta fines de junio2; los embarazos en personas de 10 a 14 años aumentaron en 79.16 % entre abril y junio en El Salvador3; y en Perú, hasta septiembre de este año, se registró el cuádruple de embarazos de niñas menores de 10 años en comparación con el 2019. A esto se suma la reducción en los servicios de salud reproductiva (del 50 %, según IPAS) en la mayor parte de los países, debido a la priorización de la atención del COVID-19 en los establecimientos de salud.

México ocupa el primer lugar en embarazos infantiles en el mundo. Los estados del país con mayor tasa de embarazos infantiles son Estado de México, Chiapas y Veracruz. El número de nacimientos en niñas de entre 10 y 14 años se ha incrementado progresivamente desde 2003.   Solo en 2017 se registraron 11,749 casos. Una gran parte de estos embarazos en niñas de entre 10 y 14 años son resultado de actos de violencia sexual cometidos por integrantes de la familia. El 46% (4,342 casos) de las niñas entre 10 y 14 años que tuvieron un hijo nacido vivo, reportaron que el hombre tenía entre 18 y 68 años. Sin embargo, el abuso que provoca el embarazo de niñas y adolescentes no es circunstancial y seguirá ocurriendo si no se toman medidas urgentes.

Por ello, el Consorcio Latinoamericano Contra el Aborto Inseguro -CLACAI-, con el respaldo de la Federación Latinoamericana de Sociedades de Obstetricia y Ginecología -FLASOG-, ha lanzado la campaña regional #ProtegerlasYa, que da a conocer los Lineamientos para el diseño de un protocolo de atención de niñas y adolescentes menores de 15 años con embarazo no intencional, un documento clave y de consulta urgente para los Estados y todas las personas y profesionales de la salud, educación y justicia que atienden a niñas en la región.

La campaña #ProtegerlasYa, que tiene como objetivo ejercer presión para la implementación de políticas a favor de la atención de las niñas en la región, muestra la historia de “Luz”, el caso de una niña de 13 años que, aunque ficticio, está inspirado en millones de realidades de Latinoamérica, como las historias reales de “Fátima”, “Norma” y “Camila”, casos emblemáticos de Guatemala, Ecuador y Perú, respectivamente.

“Luz” es abusada por la pareja de su madre y, al salir embarazada, no es atendida debidamente ni en la escuela ni en el centro de salud. Pierde el caso de denuncia de abuso y ahora, abandonando su educación y en condiciones precarias, vive con su hija y apoyando a su madre en el trabajo diario. Puedes ver la animación de #ProtegerlasYa, por el derecho a seguir creciendo, aquí: https://youtu.be/w0P511pc8iU Junto al video, y con el fin de estimular la campaña en redes sociales, se ha dispuesto una s serie de recursos visuales para compartir e instancias de participación activa en el sitio web www.protegerlasya.com , que incluye inscripción de voluntarios y activistas sensibles al tema, en especial aquellos cercanos al ámbito de trabajo de la educación, la salud pública y la justicia, con el fin de ampliar la red de profesionales y técnicos comprometidos con esta problemática.

Todo se encuentra resumido y organizado en un kit de activación, ubicado en la mencionada página web y disponible para todas las personas interesadas. Un instrumento para transformar y protegerlas Susana Chávez, Secretaria Ejecutiva de CLACAI, explica que el documento de lineamientos -que puede ser consultado de forma gratuita a través de la web www.protegerlasya.com-, tiene como propósito llenar un vacío, pues aún son muy pocos los Estados de la región que disponen de políticas específicas para este grupo de edad y frente a situaciones tan adversas.

“El documento habla sobre el fenómeno y la necesidad de erradicar las profundas desigualdades que afectan a niñas y adolescentes, y vulneran sus derechos; así como de la atención integral de las niñas: educación, escuela; detección temprana del embarazo, aborto seguro, atención oportuna y de calidad en emergencia, y el seguimiento y reparación del daño, que no se realiza en nuestros países; y busca contribuir en el desarrollo de guías y protocolos de atención que resguarden garantías mínimas de protección de derechos humanos y de estándares de calidad en los servicios a niñas y adolescentes menores de 15 años con embarazo no intencional”, explica.

Si bien hay países en la región, como Argentina, Colombia y Uruguay, donde existen políticas públicas para la atención del embarazo en niñas menores de 15 años, según Nina Zamberlin, Oficial Principal de Programas de IPPF (Federación Internacional de Planificación Familiar), aún hay muchos vacíos en la protección integral de este grupo etario tan vulnerable y complejo; de ahí se desprende la importancia de un documento como los lineamientos de #ProtegerlasYa, que abarca la situación desde sus distintos aspectos: – La articulación con el sistema educativo para la permanencia o reinserción escolar de la niña o adolescente. – También con las distintas instancias de encargados de la protección de las niñas, así como el seguimiento integral y atención psicosocial, – La continuidad del tratamiento de salud mental en las situaciones de violencia, – La observancia de la situación de delito en caso de abuso para la presentación de la denuncia penal correspondiente. – El acceso a la atención sexual y reproductiva e interrupción legal del embarazo (ILE).

“Nos enfocamos en las niñas y adolescentes menores de 15 años porque se encuentran en una etapa crítica y determinante del desarrollo de la mujer, que está más cerca de la niñez que de la etapa adulta. Una etapa en la que aún debemos asegurarles cuidados y protección; y en la que podemos prevenir los embarazos a temprana edad que podrían derivar incluso en muertes maternas”. Guillermo Ortíz, Asesor clínico senior de Ipas. “Esperamos que este documento sirva para inspirar y orientar a quienes tienen un compromiso para aliviar y resolver este gravísimo problema que afecta muy gravemente la vida de las niñas y adolescentes de la región latinoamericana.

Y también esperamos que contribuya a sensibilizar a quienes todavía no se acercaron al roblema para que se sumen a los esfuerzos que deben encararse con urgencia”, finaliza Chávez. Para acceder a los lineamientos y sumarte a la campaña, puede ingresar a www.protegerlasya.com y seguir la conversación a través del hashtag #ProtegerlasYa y las redes sociales de CLACAI. #ProtegerlasYa en línea: Web: www.protegerlasya.com Facebook: https://web.facebook.com/clacai Twitter: https://twitter.com/infoclacai Instagram: https://www.instagram.com/protegerlasya Sobre CLACAI Formado en el 2006, el Consorcio Latinoamericano Contra el Aborto Inseguro -CLACAI-, Es una articulación integrada por activistas, investigadores/as, proveedores/as de servicios de salud y profesionales que contribuye a la disminución del aborto inseguro en Latinoamérica. Promueve el acceso a la información y a tecnologías modernas y seguras en el marco del pleno respeto a los derechos sexuales y reproductivos, desde una perspectiva de género y equidad.

Fuente: https://oaxaca.quadratin.com.mx/protegerlasya-campana-latinoamericana-en-atencion-de-ninas-embarazadas/

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Human Rights Watch: El acoso y la violencia, realidades comunes en las escuelas de todo el mundo

Los gobiernos deberían tomar medidas urgentes para abordar los abusos en el ámbito educativo.

Gobiernos de todo el mundo deberían intensificar urgentemente sus esfuerzos por garantizar la seguridad de los estudiantes en las escuelas y en los espacios en línea, dijo Human Rights Watch hoy en el primer Día Internacional contra la Violencia y el Acoso en la Escuela, Incluido el Ciberacoso. Muchos gobiernos todavía no prohíben el castigo corporal, y muchos están rezagados en la protección de los estudiantes contra la violencia sexual, el acoso escolar y la violencia en el ámbito educativo.

En la mayoría de los países los estudiantes sufren violencia, acoso escolar y discriminación. Según las agencias de las Naciones Unidas, más de 246 millones de niños sufren cada año violencia de género en las escuelas o sus alrededores, y uno de cada tres estudiantes es víctima de acoso escolar y violencia física. La mitad de los adolescentes del mundo han reportado situaciones violencia por parte de sus compañeros de escuela.

“Es indignante que los estudiantes de muchos países sufran violencia grave en la escuela que puede marcarles para el resto de sus vidas”, dijo Elin Martínez, investigadora sénior de derechos del niño de Human Rights Watch. “Los abusos graves, como la violencia sexual y física, afectan gravemente la dignidad de los estudiantes, su autonomía corporal y su capacidad para aprender y sentirse seguros en la escuela”.

La investigación de Human Rights Watch sobre las barreras a la educación en más de 15 países encontró que los niños, niñas y los jóvenes experimentan muchas formas de violencia de género en el ámbito escolar. Los estudiantes a menudo reportan castigos corporales, explotación sexual, abuso y acoso, violencia física e intimidación. Los docentes y funcionarios escolares, así como otros estudiantes, son con frecuencia responsables de estos abusos.

Las niñas y niños con discapacidades, los menores refugiados y los estudiantes LGBT (lesbianas, gais, bisexuales y transgénero) experimentan con frecuencia altos niveles de violencia y acoso escolar. La violencia contra estos menores a menudo recibe poca atención debido a las actitudes discriminatorias y perjudiciales prevalecientes que perpetúan el silencio y la impunidad.

A pesar de importantes avances, el castigo corporal en las escuelas sigue siendo legal en al menos 67 países, y muchos docentes todavía utilizan la fuerza física para controlar las aulas y ejercer su autoridad. En el Líbano, los niños, niñas y adolescentes son frecuentemente golpeados, abofeteados y humillados. En Sudáfrica, algunos niños y niñas con discapacidades, en particular con discapacidades sensoriales e intelectuales, y menores con autismo, son víctimas de violencia física, abuso verbal y negligencia por parte de maestros y asistentes en escuelas ordinarias y especiales.
La violencia sexual en las escuelas, que incluye violación, abuso sexual y explotación sexual, sigue siendo poco denunciada en muchos países. En Senegal y Tanzania, con frecuencia los docentes y los funcionarios escolares explotan sexualmente a las niñas a cambio de dinero para las tasas escolares, mejores calificaciones y artículos básicos como toallas sanitarias menstruales. Muchas niñas dijeron a Human Rights Watch que no denunciaron los casos de violencia sexual porque los funcionarios escolares no les creen, especialmente cuando los responsables son maestros.

Los estudiantes LGBT se enfrentan al acoso escolar, la discriminación y la violencia en muchos países, pero a menudo son excluidos de las políticas contra el acoso o de las medidas adoptadas para frenar la violencia en las escuelas. En Japón y Vietnam, la falta de formación y rendición de cuentas de los docentes significa que los maestros permiten y contribuyen al acoso de los estudiantes LGBT.

La violencia de género en línea vinculada a su experiencia escolar afecta cada vez más a muchos menores. Se ha convertido en una preocupación cada vez mayor como resultado del aumento en el tiempo que los estudiantes pasan en línea como resultado de los cierres de escuelas vinculados a la pandemia de COVID-19. El ciberacoso también afecta a los jóvenes LGBT, y los abusos pasan de las aulas a los espacios en línea. En Filipinas y Estados Unidos, estudiantes LGBT describieron comentarios e insultos anti-LGBT, así como la rápida difusión de rumores facilitados por las redes sociales. Esta exposición pública y el ridículo tienen consecuencias negativas para la salud mental y el rendimiento académico de los menores, ha concluido Human Rights Watch.

Los países que carecen de políticas claras y vinculantes para que las escuelas aborden todas las formas de violencia y acoso, incluso en línea, a menudo perpetúan malas prácticas similares, dijo Human Rights Watch. Muchas escuelas carecen de políticas para proteger a los menores, así como de medidas de protección específicas para garantizar la seguridad de los niños más vulnerables.

En muchos países, los niños y niñas no reciben una educación sexual de amplio espectro adecuada para su edad. Este tema fundamental proporciona un punto de entrada para que niños, niñas y maestros hablen sobre la violencia de género, permite a los docentes abordar conversaciones delicadas o difíciles de manera no estigmatizante y empodera a los niños y niñas para denunciar abusos o comportamientos dañinos.

Las escuelas también carecen a menudo de orientadores y maestros con la formación adecuada en protección infantil. En los peores casos, los funcionarios escolares no protegen la privacidad de los niños o niñas ni respetan la confidencialidad, lo que expone a los menores al estigma, la humillación y las represalias. Incluso cuando los menores denuncian abusos, los funcionarios escolares no siempre toman en serio las acusaciones, no inician investigaciones o no remiten los casos a las autoridades correspondientes.

Los gobiernos deben adoptar con urgencia políticas nacionales vinculantes que garanticen la protección de los estudiantes en las escuelas y los espacios en línea. Aquellos que ya cuentan con políticas deben asegurarse de que incluyan protecciones para los niños que son particularmente propensos a sufrir abusos, incluidas las niñas, los estudiantes LGBT y los menores con discapacidades. Las escuelas deben tener orientadores, maestros o funcionarios escolares accesibles y confidenciales que actúen como puntos focales de protección infantil y que estén disponibles para brindar apoyo inmediato a los estudiantes que están amenazados o han sido víctima de abuso.

Las escuelas deberían conectarse con los centros de salud y protección infantil locales para garantizar que los niños, niñas y adolescentes que han sufrido abusos sean escuchados adecuadamente y remitidos a los servicios de salud y de salud sexual y reproductiva adecuados, entre ellos la anticoncepción de emergencia y el aborto cuando sea necesario. Deben proporcionar a los estudiantes acceso a servicios psicosociales (de salud mental) adecuados, como la terapia. Los gobiernos también deben garantizar que las escuelas proporcionen educación sexual obligatoria, científicamente precisa y apropiada para la edad.

“Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a aprender en un entorno físico o en línea seguro y deben poder confiar en los adultos que tienen el deber legal y moral de protegerlos”, señaló Martínez. “Este principio fundamental debe guiar los esfuerzos de todos los gobiernos para abordar y, en última instancia, erradicar el flagelo de la violencia y el acoso de las escuelas y los espacios en línea”.
Fuente: https://www.hrw.org/es/news/2020/11/05/el-acoso-y-la-violencia-realidades-comunes-en-las-escuelas-de-todo-el-mundo

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