Reforma Educativa: Operativo Desposesión

Por Darío Balvidares

Las reformas en educación que se vienen realizando desde hace casi 30 años, con el argumento finisecular de la “crisis educativa”, por sus múltiples capas y perspectivas son tan complejas como perversas.

Probablemente la zona menos difundida en los debates sobre la reforma sea la que corresponde a la macro-educación, esto es a las redes que conforman el andamiaje reformista. Si bien es cierto que al interior de cada país existe una resistencia con distintas intensidades al proceso de desposesión educativa, se torna absolutamente necesario continuar deshilvanando la telaraña para visibilizar los objetivos principales que se ocultan en el discurso reformista.

El proceso de reforma ha llevado su implementación y ejecución a las decisiones de ONG, fundaciones y corporaciones empresariales. Tal fue el desplazamiento que ya no se trata sólo de que no participen los propios docentes, siempre inconsultos, sino que los propios representantes del pueblo de los partidos tradicionales (oficialismo y oposición) tampoco debaten el porqué de la reforma, todo lo contrario, acuerdan en los presupuestos lingüísticos globales impuestos por los obsoletos organismos internacionales, como que el sistema educativo es el responsable directo del “crecimiento” y la “pobreza” del país.

Esto equivaldría a decir que los trabajadores en su conjunto, porque son los generadores de “riqueza”, son responsables del lavado de dinero de los empresarios, de la fuga de capitales a paraísos fiscales, de la corrupción organizada entre funcionarios gubernamentales y ceos corporativos (incluso, en muchos casos cumplen con los dos atributos), para no abundar.

Como ya quedó explicitado en otros artículos no se trata de una “revolución”, sino de una viral invasión en clave de “reformismo permanente”.

¿Si después de 30 años de reformas, la educación continúa en crisis, quiénes son entonces los responsables de la crisis?

No son los docentes, esto es más que claro, aunque el maridaje corporativo con sus “especialistas”, los que trabajan para los organismos internacionales o para las fundaciones empresariales (o para ambas) y los oligopolios periodísticos sigan poniendo en foco a los docentes como fuente de lo que llaman “el fracaso de la escuela”; con enunciados tales como la repetida frase, “tenemos escuelas del siglo XIX, con maestros del siglo XX y alumnos del XXI”, para ocultar los verdaderos sentidos del “reformismo permanente”.

Claro es que el cambio de paradigma, con las decisiones políticas y jurídico-administrativas que lo sustentan, no aparece como un salto hacia una educación emancipadora frente al principio reproductor que la rigió históricamente (concepción bancaria de la educación); a pesar de los esfuerzos aislados de muchos docentes por sostenerse en una pedagogía crítica. No, el modelo histórico continuó y continúa subyaciendo desde la estructura vertical del sistema. La obediencia como el hecho fundante de nuestra educación, de nuestro sistema educativo, de hecho las decisiones en materia de política educativa nunca fueron, ni son, un territorio en el que los docentes tuvieran intervención. Todo reglado por normas jurídico-administrativas para el cumplimiento en la escuela, pero de las que la escuela nunca participó, ni participa de su construcción.

El cambio de paradigma, no es espontáneo, no es por procesos culturales de los que la inconsulta escuela debe dar cuenta. El cambio de paradigma no es producto de los avances tecnológicos; es por la necesidad de expansión del mercado tecnológico y más concretamente, por la necesidad de acumulación capitalista.

Así es como aparecen las plataformas digitales para educación, la industria de consultoría y servicios educativos, por ejemplo. Abrir nuevos mercados es el imperativo del siglo XXI, la innovación como medio para la optimización de ganancias y “la incertidumbre como valor”.

La educación, en el nuevo paradigma, ya no genera (aunque fuera de manera ilusoria) el imaginario de certidumbre; todo lo contrario, explicita el de la incertidumbre; se refracta en la “incertidumbre” del mercado, idea liberal para argumentar que la competencia es el dispositivo que no sólo regula las relaciones económicas, sino que funciona como regulador social. La falacia de que allí donde hay competencia se instala la “mejora”.

Es por eso que en esta fase de la reforma educativa en Argentina, hay que alcanzar los estándares de Chile (el sistema más privatizado de Latinoamérica) o de México (privatizado a sangre y fuego).

También, nos hablan de Finlandia, nos hablan de una sociedad donde la brecha entre los que más tienen y los que menos tienen es del 10% (todos tienen) y además la educación es pública, no existe el negocio privado de la educación (o en un 2 o 3%).

Lo cierto es que el proceso de desposesión educativa ha tomado mayor impulso en Argentina, la reforma ha dejado al desnudo que no se trata solo de un cambio didáctico/pedagógico en favor de la subsidiaridad de la escuela respecto de lo que “necesita” el mundo empresario-corporativo, va mucho más allá, el sistema público no sólo padece de la colonización de los valores de la burguesía, sino que sufre la invasión del mercado. Ya no se trata, solamente, de la reproducción de la colonialidad del poder, sino de la producción de nuevas subjetividades, más adaptables y más flexibles, lo que implica una reasignación de nuevas subjetividades, previa desubjetivación.

Preparar para el mercado, para la incertidumbre laboral, sobre todo en estos tiempos de reforma laboral, de pérdida de derechos y de disolución de estatutos, por ser “demasiado rígidos” en sus regulaciones, es decir, por proteger algunos derechos de los trabajadores conseguidos a partir de luchas históricas.

Todo desregulado, pero no para todos, las corporaciones que habitan el mercado educativo o sus fundaciones que tienen asegurado su territorio para practicar el extractivismo educativo, esa actividad es el gran operativo, el operativo estandarizado de desposesión educativa en todos los sentidos: estructural, laboral, didáctico – pedagógico y tal vez, antropológico, lo que, además, lleva implícito la sustitución de subjetividad como consecuencia de la adaptabilidad y flexibilidad que se imponen con la vieja máscara de la modernización, producto del imperio de la “incertidumbre como valor”. Siempre con las doctrinas de organismos como la OCDE1 y el Banco Mundial, entre otros, para no abundar.

Los saberes disciplinares degradados en competencias simples y el pensamiento crítico devenido en razón instrumental: ¡Desaprender y Desenseñar! ¡No es el Desalambrar! ¡Es más Alienación!

Y no se trata aquí de apoyarse en una teoría de la erudición escolar, transmigrada en aprendizajes memorísticos y repeticiones espurias, no. Se trata de que el paradigma reformista cada vez nos aleja más de pensar críticamente, de compartir críticamente el espacio escolar para poder visibilizar los múltiples anclajes de dominación que rigen nuestras sociedades y concretamente, nuestras escuelas, uno de ellos y por lo que interesa a este artículo, es el curriculum, fundado en leyes y resoluciones de la colonialidad del poder y al que las escuelas deben someterse.

Las universidades de élite y las fundaciones corporativas son los nuevos oráculos de la capacitación de directivos (futuros gerentes de recursos humanos, especialistas en liderazgo) y de docentes (futuros facilitadores).

OCDE dixit

Veamos algunas de las recomendaciones clave de la OCDE para mejorar la productividad: “Proteger a los trabajadores con seguro de desempleo y con programas de capacitación, en lugar de con regulaciones laborales estrictas”. “Alinear los currículos con el mercado laboral”2.

En el marco de las reformas anunciadas por el gobierno argentino, donde se afianza más el proceso de colonialidad creciente del poder, surge el llamado Plan Maestro que incluye las dos recomendaciones de la OCDE, con el fin de las paritarias nacionales y la promoción del vínculo “público-privado”.

Así como la “Secundaria del Futuro” devenida en “La escuela que queremos”, disuelve las materias en áreas, borrando toda epistemología disciplinar, dejando a los docentes en el campo de la “incertidumbre”, reciclándolos en “facilitadores” del 30% del tiempo escolar y a los estudiantes desplazándolos al autoaprendizaje “gamificado” y “tutorializado” (70 % del tiempo escolar) para conseguir sus “créditos” al cambiar de nivel, al mejor estilo Mario Bros., pero a través del negocio millonario de las plataformas digitales, para no abundar en el formateo ideológico propuesto por la ingenua “gamificación”, las pasantías y los talleres de emprendedurismo.

Otra de las recomendaciones OCDE para Argentina tiene que ver con “la cantidad de institutos de formación docente”, cuestión que el gobierno también explicitó y nada hizo esperar a la ministra de educación de Jujuy, Isolda Cansina, para dictar resolución 7239 en la que el artículo 5° dice: “Dispónese la suspensión transitoria de la inscripción para cursar el 1° año de las carreras Profesorados de Educación Inicial, Educación Primaria, Educación Física, Educación Secundaria en Ciencias de la Administración, Ciencia Política y en Economía en los Institutos de educación Superior de gestión estatal y privada de la provincia, a partir del inicio del término del ciclo lectivo 2018…”. Por supuesto que esta resolución se enmarca en la Ley Nacional de Educación (26.206) y en la Provincial (5.807)3.

De la misma manera que el Plan Maestro, la resolución jujeña se fundamenta, también, en la Ley Nacional de Educación, lo que da cuenta del proceso reformista, con sus etapas o fases, en permanente avance hacia sus objetivos generales:

*Hacer de los sistemas educativos un gran mercado. (Endoprivatización)

*Disolver los estatutos que regulan la actividad docente. (Extinguir los derechos adquiridos por los docentes)

*Construir un paradigma de sustitución de saberes por competencias. (Disolución de las materias)

*Sustitución docente por plataformas digitales. (El final de la socialización del conocimiento; la era del individualismo tecnocrático y el entrenamiento virtual)

Un breve paréntesis empresarial

Pearson PLC es uno de los cuatro grupos editoriales más grandes del mundo y empresa líder en aprendizaje, plataformas digitales, servicios educativos y quien tuvo a cargo las pruebas PISA 2015, compañía que, también, pugna por la privatización de los sistemas de educación, junto a fundaciones como la de Bill y Melinda Gates o Brookings Institution y Gems Foundation de Sunny Varkey (quien se reunió con el actual presidente, Mauricio Macri en Davos 2016) que también estimulan el mercado del aprendizaje por resultados y las pruebas mensurables estandarizadas; para nombrar sólo algunas de estas corporaciones de nivel global.

Es muy interesante un artículo que escribió Luis Hernández Navarro4 al respecto: “Andreas Schleicher es subdirector de la OCDE y director de PISA y, además, curiosamente, es parte del panel asesor de Pearson (…) En 2011, Pearson firmó un contrato por 32 millones de dólares para realizar los exámenes de oficiales de las escuelas públicas de Nueva York durante cinco años. La compañía fue multada con 7.5 millones de dólares. Un fiscal encontró que utilizaba para sus propios negocios la información, que obtenía al hacer los exámenes. Si esto hizo en Nueva York, imaginemos qué no hará con la información de la prueba PISA”.

No todo lo que reluce es oro

Svend Kreiner es profesor de estadística de la Universidad de Copenhague y dijo, porque lo probó científicamente: «Mi reclamo es que, de la encuesta de Pisa, es imposible decir nada sobre Dinamarca en relación con los países con los que nos comparamos. Nuestros resultados muestran que, según las tareas que elija, puede colocar los países que desee. Del material de Pisa, puedo hacer que Dinamarca sea el número dos, pero también puedo llevar a Dinamarca hasta el puesto 42. No sería posible si las pruebas hubieran funcionado, como Pisa dice que lo hacen. (…) En la medida en que la política educativa se basa en los estudios de Pisa a nivel internacional, se basa en el mercurio»5. ¿La reflexión final tendrá que ver con las características tóxicas?

Vernáculos.com

También tenemos los locales, Kuepa.com dedicada a este entramado de negocios con la educación y cuyo titular fue hasta hace muy poco Gabriel Sánchez Zinny, también representante de Pearson; ex director del Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET) y actual Director de Escuelas de la provincia de Buenos Aires. En 2013 había firmado un acuerdo con el ministerio de educación de la Ciudad de Buenos Aires -dirigido en ese entonces por Esteban Bullrich, su socio en “Formar Foundation” (Panamá Papers)- y operar por contratación directa aprovechando la información para vender sus cursos a distancia de terminalidad de la escuela a través de plataformas digitales.

No ser para ser

Tal vez este sea uno de los mayores desafíos de la desigual batalla cultural que estamos transitando, la discusión sobre la “educación por competencias”; tal vez nos ilustre sobre la dimensión del problema el siguiente fragmento de Angélique de Rey, filósofa franco-argentina.

“¿Entonces, qué debemos entender por competencias? Capacidades de adaptación a lo que se presenta como un estado de hecho, en el que se supone que se inscriben las metas y el confort del individuo: las necesidades de flexibilidad económica de la sociedad post-capitalista, la llamada sociedad del conocimiento. En esta sociedad, no parece haber lugar para aquellos que se apasionan por determinados conocimientos, para quien no sabe hacer más que algo preciso, para aquél cuyo carácter insiste, cuyas actitudes están ancladas en lo que hay que llamar, de una manera u otra, su naturaleza. De allí nuestra hipótesis: las competencias producen violencia; no una violencia directa sino una violencia indirecta que pasa por el mandato paradójico que se hace a los individuos de ser plenamente sabios en la medida en que saben olvidar lo que saben, plenamente capaces en la medida en que saben ser capaces de todo y plenamente ellos mismos en la medida en que saben no ser nadie en especial. La violencia de este mandato reside en la carga negadora y contradictoria que contiene”6.

El Operativo Desposesión va mucho más allá del sistema educativo, es un dispositivo, tal vez más sofisticado que el “panóptico” de Jeremy Bentham, puesto que no sólo se trata de vigilar y castigar para disciplinar, sino que además, invisibiliza la vigilancia detrás de la estandarización tecnológica, de la educación por competencias y transfiere el castigo externo a la autoinculpación por no lograr el éxito, por no ser lo que el mandato reformista impone, no ser para ser.

¿Game Over?

1 Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

2 Estudio económico multidimensional de Argentina. OCDE. Julio 2017. Internet oe.cd/20d

3 Izquierda Diario. Argentina 1-11-2017

4 Diario La Jornada. México. 13-12-2016

6 Angelique de Rey. Un “Hombre sin atributos”. Propuesta Educativa Número 36 – Año 20 – Nov 2011 – Vol 2 – Págs. 35 a 43. Flacso.

Imagen tomada de: http://www.elclarinete.com.mx/wp-content/uploads/2017/08/reforma-educativa-23.png

Comparte este contenido:

La educación importa: Libro Blanco de los empresarios españoles

Este informe recoge la perspectiva y las propuestas de CEOE en favor de la educación y la formación en España. Analiza cinco déficits básicos del sistema educativo español y expone diez propuestas claves para darles solución.

La educación importa: Libro Blanco de los empresarios españoles

0. Presentación.

Resumen ejecutivo.

1. Introducción.

2. La educación y la formación en el siglo XXI.

3. La orientación europea: Estrategia 2020.

4. El sistema educativo español y sus déficits.

5. Diez propuestas clave para una educación de calidad con visión de futuro.

6. Conclusión.

7. Referencias bibliográficas.

– See more at: http://www.ceoe.es/es/informes/asuntos-sociales__/la-educacion-importa-libro-blanco-de-los-empresarios-espanoles#sthash.XOwW9cq1.dpuf

Comparte este contenido:

“Tanto vendes tanto vales”, el Libro Blanco de la CEOE sobre educación

Por Carmen Rodríguez, Enrique Díez, Rodrigo J. García y Julio Rogero miembros del Foro de Sevilla.

Vivimos en un momento en el que la educación ha pasado a ser un producto que se eligen dentro de un nuevo mercado de la formación. No somos máquinas para sus fábricas, ni el sistema educativo está para generarles más beneficios.

La puesta en escena de la presentación del Libro Blanco de los Empresarios Españoles, La educación importa es el fiel reflejo de la estrecha relación y fiel servidumbre del poder político (Ministro de Educación) al poder empresarial (Presidente de la CEOE). Y su contenido no es más que la reclamación explícita de algo que ya es real desde hace tiempo en España: lasubordinación del sistema educativo a los intereses empresariales. Este Libro Blanco no es ninguna novedad, más bien es un discurso repetido desde el Foro Mundial de la Educación celebrado en Dakar en el año 2000, incorporado en Europa a partir de la agenda de Lisboa (ET 2010 y ET 2020) y apoyado por organismos gubernamentales (OCDE, BM, OEI, CEPAL), sobre la importancia de la educación como elemento central para la transformación hacia una sociedad más competitiva y con una mayor producción económica.

Expertos, predicadores o mercaderes, que actúan como representantes de los valores de la globalización y de la política mundial en educación, asumen, desde la racionalidad técnica, que la única opción en un sistema capitalista financiero es la deriva de la educación a los objetivos de las empresas y a la gestión tecnocrática de los sistemas educativos. Elaboran discursos que, aunque tienen una poderosa influencia en la institucionalización de estructuras y prácticas globales, ni todos los organismos lo plantean de manera idéntica, ni todos los países los asumen de la misma forma y esperamos que cada vez tengan más resistencias.

Aumentar el nivel educativo de los estudiantes no producirá mejores empleos, ni mejores salarios, ni será por sí mismo beneficioso para la economía y la sociedad en su conjunto, sin que existan modificaciones sustanciales en el sistema productivo. En España contamos con una tasa de sobre-cualificación formativa, respecto a la estructura de un mercado laboral que también hace que haya mucha demanda de empleos poco cualificados y menos empleos para las personas formadas, como nos indica en su último informe “Save The Children”.

La educación no está ni debe estar al servicio de las empresas, sino de la sociedad en su conjunto y de las necesidades de la población y del planeta. La cúpula empresarial trata de que confundamos “sus deseos” con las necesidades de la ciudadanía, y sus beneficios con el objetivo de la vida del ser humano. Podríamos imaginar lo que hubiera sucedido con la formación de nuestros jóvenes, si en el momento de la ‘burbuja’ inmobiliaria, los planes de estudio hubieran priorizado perfiles profesionales orientados a la construcción, la arquitectura, el interiorismo, o el saneamiento.

Las ideas básicas que plantea la CEOE y que forman parte de esta agenda global son:

  1. Estandarización de la educación con la reducción de contenidos a competencias básicas y específicas para el mundo laboral. El currículo y los conocimientos serán siempre una estrategia de empleo, crecimiento e inversión (mercantilista). Reducidos, por tanto, a saberes instrumentales y aplicados que dejan atrás el acervo cultural y conducen a lo que se está denominando la “nueva cultura del capitalismo”, que se caracterizan por el cortoplacismo y la lógica de la demanda, construyendo un déficit de sentido que deja en la incertidumbre a la educación.
  2. Reducción de la complejidad educativa a aquello que se puede medir con pruebas externas e internacionales, con el añadido del neocolonialismo cultural que suponen las evaluaciones internacionales. En política educativa el lenguaje ha sido colonizado por el discurso económico y por una racionalidad tecnocrática que se ha construido en torno al poder de los datos y las grandes comparaciones, que se han convertido en una auténtica religión. La tecnologización del discurso forma parte de la ingeniería del cambio social unido a las reformas educativas en las últimas décadas.
  3. Incorporación de mecanismos de gestión empresarial en la organización y funcionamiento de los centros educativos, que redundan en una financiación eficiente y en la privatización del sistema educativo. Los procesos de gestión educativa (descentralización, autonomía, evaluación e información) transfirieron mayor poder a la demanda, para dar mayor capacidad a los actores locales, las familias y la definición de la oferta educativa. Pero la experiencia ha demostrado que es necesario distinguir entre demanda y necesidad. La demanda está desigualmente distribuida y los requerimientos de un grupo social rápidamente se transforman en necesidad.
La apuesta empresarial de la CEOE por ampliar y reforzar la financiación pública de la enseñanza privada, a través de los conciertos educativos que suponen un ingente negocio educativo, el cheque escolar en el primer ciclo de educación infantil y la desgravación fiscal en las etapas obligatorias, es consecuencia de que la educación ya no se considera un ascensor social, y la lógica competitiva del mercado combina con los deseos de ambientes familiares y religiosos que pugnan por el individualismo y la elección de centros.

Estas políticas educativas de privatización, segmentación social e inequidad del derecho a la educación hacen que España ocupe un puesto muy bajo en el índice de inclusión social según PISA 2015 (la antepenúltima posición de los países de la OCDE en Europa y la quinta por la cola de toda la OCDE), índice que refleja la escasa pluralidad y diversidad de nuestras escuelas y el rápido incremento de la segregación desde el año 2009.

El resto de medidas que proponen aseguran que son, por supuesto, evidencias y no apuestas ideológicas de la CEOE, algo que, según ellos, hay que desechar en un pacto educativo. Pero está claro que todas ellas reflejan la ideología de este sector empresarial que exige: el protagonismo del empresariado en la gobernanza ejecutiva de la formación para el ejercicio de una profesión, la ampliación de la educación para el emprendimiento en el currículo escolar, que haya más ingenieros y menos filósofas, la promoción de la excelencia y de los colegios de élite para unos pocos, la selección de centro educativo por el cliente y la re-centralización del sistema educativo, puesto que según la patronal hay que controlar tanta autonomía de las comunidades.

La tesis central que se viene a concluir es que no sólo se está en un proceso privatizador a escala mundial abriendo la educación a los mercados y rompiendo la concepción de la educación como un derecho social que ha de ser protegido por el Estado, sino que se está adecuando la misma educación a los principios y prácticas del mercado. Lo sorprendente es que esta dinámica neoliberal se ha configurado como “sentido común” tan poderoso que ha sido capaz incluso de redefinir los límites de la discusión. Ya no se discute si la educación ha de servir para reproducir el sistema o para emancipar, sino que se plantea cómo hacer más eficaz y eficiente el sistema educativo al servicio de la empresa y del mercado, cómo “volver a lo básico” (el lema de las tres “ies” de la política educativa, que proclamaba el empresario y político italiano neoconservador Silvio Berlusconi: “Inglese, Internet, Impresa”); ya no se plantea como servicio público al servicio de la ciudadanía, sino como producto que las personas consumidoras han de elegir en un nuevo mercado de la formación…

No somos máquinas para sus fábricas, ni mano de obra para complacer sus deseos de seguir aumentando sus ganancias, ni el sistema educativo está para generarles más beneficios. Es hora ya de que empecemos a invertir el discurso y a volver a las prioridades sociales y humanas que deben construir el sistema educativo.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/06/13/tanto-vendes-tanto-vales-el-libro-blanco-de-la-ceoe-sobre-educacion/

Comparte este contenido:

Presidente de Turquia, Erdogan extiende a África su purga

África/26 enero 2017/Fuente: El País

Los deseos del primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan se han convertido en órdenes para algunos jefes de Estado en África. El alcance de la purga efectuada en Turquía tras el fallido golpe de Estado de julio no se limita al despido dentro de sus fronteras de 23.000 miembros de las fuerzas de seguridad, 20.000 militares, 8.000 médicos, 3.600 jueces y fiscales, 2.300 periodistas, 186 medios de comunicación clausurados, 68.000 docentes, 6.300 profesores universitarios y 1.280 escuelas, liceos y guarderías cerrados. La purga se extiende a África, donde esta semana Erdogan ha emprendido una gira de cinco días por Tanzania, Mozambique y Madagascar.

El presidente turco promete con una mano inversiones y con la otra solicita “amigablemente” el cierre de los centros ligados al Movimiento Hizmet (servicio, en turco), que encabeza el clérigo Fetulá Gülen, residente en Estados Unidos y a quien Erdogan acusa de terrorismo y autor del golpe en su contra. Varios países como Gambia, Sudán (dos institutos con 800 estudiantes) y Marruecos ya han accedido a sus demandas.

 En agosto, al mes de la asonada, una delegación parlamentaria turca visitó Rabat para alertar sobre “los peligros” del Movimiento Hizmet. En paralelo a esa visita, el embajador turco en Rabat, Ethem Barkan, solicitó el cierre de los colegios ligados al clérigo Gülen bajo el nombre de grupo escolar Mohamed Al Fatih. Cinco meses después, el pasado cinco de enero, el Ministerio del Interior emitió un comunicado en el que emplazaba a todos los colegios de este movimiento ubicados en Marruecos a cerrar sus instalaciones en el plazo de un mes.

La mano del Estado no ha temblado, de momento, ante el hecho de que los alumnos se encuentren en pleno curso escolar. Ninguna formación política, ni de la oposición ni el islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), vencedor de las últimas elecciones, osó protestar contra esta medida del Ministerio del Interior, que responde solo a las directrices del Palacio Real. Tan solo algunos padres de alumnos han avisado de que denunciarán a los centros.

Las razones son solo políticas. Porque en estos centros todo el personal  es marroquí. Y el programa de enseñanza también es marroquí

Hassan Werdachi, profesor de francés en un colegio de Casablanca perteneciente al movimiento de Gülen

El Ministerio del Interior adujo en un comunicado que la razón del cierre es que desde sus aulas “se difunde una ideología contraria a los principios del sistema educativo y religioso marroquí”. Las autoridades han tardado más de 20 años en darse cuenta del supuesto perjuicio que causan esos centros.

Cuando Erdogan ganó las elecciones en 2003 y fue nombrado primer ministro no se fiaba de la estructura que brindaba el Estado para fomentar la expansión en África mediante las instituciones culturales oficiales. Tres años después de ejercer el poder, Erdogan comenzó a fraguar una alianza con Fetulá Gülen en las que ambos salían beneficiados.

El movimiento del clérigo ya había empezado a tejer su red de colegios en el exterior en los años noventa. Sus centros comenzaron a construirse un sólido prestigio en el mundo de la educación; no perseguían adoctrinar a los alumnos en el sentido religioso. Nadie les acusó jamás de eso al menos en Marruecos. El objetivo de Gülen, según sus críticos, es formar élites; alumnos susceptibles de potenciar en un futuro la influencia y los negocios del movimiento Gülen. El mensaje que esta semana está difundiendo Erdogan en África es que Gülen intenta crear Estados paralelos como ya lo creó en Turquía, donde realmente consiguió colocar a miles de seguidores en estamentos fundamentales de la sociedad.

Los seguidores de Gülen fundaron su primer colegio en África en 1994, en la ciudad de Tánger. Y a partir de ahí no cesaron de crecer. En Tanzania cuentan con 11 escuelas y 3.000 estudiantes; en Madagascar, con dos colegios y 1.000 alumnos. Pero es imposible determinar con exactitud cuántos centros hay en el mundo vinculados a este movimiento. La mayoría de los medios marroquíes barajan la cifra de más de mil repartidos en más de 100 países.

David Shinn, antiguo diplomático estadounidense, autor del libro de 2015 Hizmet in Africa: The Activities and Significance of the Gülen Movement [Hizmet in Africa: la actividad y el significado del movimiento gulenista], afirma a este periodico: «No hay un listado público de escuelas en el mundo pertenecientes al movimiento Gülen. Muchas de ellas se desarrollan espontáneamente con el mero apoyo individual de algún hombre de negocios. Así que es posible que nadie conozca la cifra. Además, el Gobierno turco ha apremiado a muchos Gobiernos en el mundo a cerrar estos colegios y ha tenido cierto éxito. Eso hace más difícil determinar cuántos centros hay abiertos».

Shinn señala que el Movimiento Gülen se encuentra muy activo en África, aunque se encuentra muy presionado en el continente y en el resto del mundo por el Gobierno de Erdogan, que lo ha declarado organización terrorista. «Hasta lo que yo sé, no existe ninguna evidencia que pruebe esa acusación», añade Shinn.

En Marruecos, los centros afines a Gülen cuentan con 2.500 alumnos y 500 empleados repartidos en ocho centros entre las ciudades de Tánger, Tetuán, Fez, El Yadida (dos colegios) y Casablanca (tres). Hassan Werdachi es profesor de francés en el colegio Panoramique, de Casablanca, perteneciente al movimiento de Gülen, y tiene a tres de sus hijos inscritos en el mismo centro. Werdachi explicó a este diario que la causa para el cierre de los colegios no tiene nada que ver con la educación. “Las razones son solo políticas. Porque en estos centros todo el personal docente y administrativo es marroquí. La inmensa mayoría de los alumnos son también marroquíes. El programa de enseñanza es marroquí. La asignatura de educación islámica se imparte siguiendo los preceptos del ministerio de Religión de Marruecos. Y los inspectores que vigilan nuestro trabajo son los mismos inspectores que hay en la educación pública. Los únicos que son turcos son los inversores”.

En África, los Gobiernos de Kenia, Tanzania y Nigeria, que cuenta con 17 establecimientos, se han negado a cerrar los centros solicitados. El Gobierno de Senegal (seis colegios con 3.000 alumnos), accedió en un principio pero tras una fuerte contestación civil las aulas siguen abiertas. Sin embargo, Erdogan ha conseguido que Somalia, Gambia, Guinea Ecuatorial, Níger, Sudán y Etiopía accedan a sus demandas. David Shinn explica que el éxito de Erdogan en cerrar los colegios de África depende del grado de influencia de Turquía en cada país. “En Gambia había un vínculo personal entre Erdogan y el (recién depuesto) presidente, Yahya Jammeh, que recibió entrenamiento en Turquía. En Somalia, Estambul tiene una influencia política y económica enorme. En Etiopía también dispone de inversiones importantes. Respecto a Sudán, desconozco cuál puede ser la motivación”.

Respecto a Marruecos, los vínculos económicos parecen claros, según Shinn. “Las relaciones económicas de Turquía con el norte de África son mucho más fuertes que con el resto del continente. En 2015, por ejemplo, el comercio de Turquía con los cinco países del norte de África era de 11.500 millones de dólares, mientras que en los 49 países subsaharianos solo destinó 6.000 millones de dólares. Pero Hizmet solo ha sido fuerte en Marruecos. Ni en Argelia ni en Túnez instalaron colegios. Y en Libia, solo uno». En cualquier caso, concluye David Shinn, los seguidores de este movimiento permanecen activos en África.

Fuente: http://internacional.elpais.com/internacional/2017/01/22/actualidad/1485084208_536785.html

Comparte este contenido: