Centroamérica/Puerto Rico, 31 de Diciembre de 2016. Fuente: Tribuna invitada / Autor: Emilio Nieves
La designación de la Secretaria de Educación, Julia Keleher sorprendió a todo el país provocando la reacción inmediata de preguntarnos: ¿el gobernador electo no encontró a un o una boricua para dirigir el Departamento de Educación (DE)? Esta pregunta no se basa en criterios xenofóbicos, sino en el reconocimiento de que en Puerto Rico tenemos personas competentes para ocupar cualquier posición en el gobierno.
¿Por qué no se designó a un puertorriqueño que se haya formado en las escuelas y universidades de Puerto Rico? ¿Acaso la agenda asignada por el nuevo gobierno para implantarse en el DE fue rechazada por otros candidatos? ¿La prioridad es federalizar más al sistema educativo y desplazar la implantación de un proyecto educativo puertorriqueño que responda a nuestra realidad cultural y a la necesidad de forjar nuestro desarrollo económico? ¿Prevalecerá la visión empresarial de que aumenten las compañías privadas que buscan contratos en el DE para administrar fondos federales? ¿Los fondos federales determinarán la filosofía, la visión y las metas del departamento? ¿La designación responde a una imposición de la Junta de Control Fiscal? ¿Se pretende imponer una persona que esté en sintonía con la secretaria de educación federal designada por Donald Trump, la cual es una promotora de las escuelas chárter? Estas son preguntas básicas que provoca este nombramiento.
Sobre la designada, es evidente su simpatía y deseo de servir. Sin embargo, no es lo mismo dirigir una empresa privada de consultoría que dirigir una agencia con diversas situaciones y necesidades en las escuelas que tienen particularidades sociales, económicas, laborales, comunitarias, entre otras.
Una de las situaciones principales que hay que superar en el DE es la política partidista. Existe duda razonable de que la designada pueda enfrentar la estructura política partidista del Departamento de Educación. Su principal reto es no permitir que alcaldes y legisladores le impongan funcionarios en las diversas oficinas centrales, regionales y distritales. Aunque me temo que ya esos puestos están repartidos.
Por otro lado, es preocupante que el saliente Secretario de Educación aplauda esta designación, lo cual se interpreta como la continuidad de lo que debe cambiar: cierre indiscriminado de escuelas, reducción de la oferta académica, evaluación punitiva, burocracia y politización.
Exhorto a Julia Keheler a que atienda estas preocupaciones mediante reuniones iniciales con las organizaciones magisteriales, organizaciones estudiantiles, comités de madres y padres, entre otros sectores que son esenciales para impulsar, mediante el diálogo y la transparencia, los cambios que necesita el Departamento de Educación.
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