Por Mariana Otero
Los diarios de España la bautizaron “Sor Innovación” y Montserrat del Pozo no reniega de ese apodo. La superiora general de la congregación de Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazareth impulsa desde hace años un sistema educativo basado en la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner y revolucionó la educación española.
Fue directora del prestigioso Colegio Monserrat de Barcelona, donde inició, en 1994, una transformación en la metodología de enseñanza y tiene bajo su órbita a 54 comunidades y colegios en los cinco continentes. El método hoy se aplica en, al menos, 800 colegios de España y unos 2.500 en el mundo.
Montserrat del Pozo está de visita en Córdoba, invitada por el Instituto María de Nazareth, la Universidad Católica de Córdoba y la Fundación Lazos.
En medio de una nutrida agenda –que incluyó ayer una charla abierta para más de 500 personas y un taller docente que se realizará hoy–, conversó con La Voz.Montserrat explica que ya en 1986 observaban que los alumnos tenían un desempeño académico muy exitoso, pero socialmente no respondían a los requerimientos de la época. Comenzaron a investigar y llegaron a la conclusión de que el fracaso escolar comienza en la educación infantil. ”Empezamos con la estimulación temprana y a poner una serie de medios para conseguir que ese alumno fuera protagonista de su propio aprendizaje”, explica.
–¿Cuáles fueron los cambios fundamentales que se hicieron en la escuela?
–Utilizar teorías neurológicas para ver cómo se desarrolla el cerebro de un niño de 0 a 6 años y, luego, las inteligencias múltiples. Todo alumno es inteligente y los docentes tenemos que saber explicar los conocimientos a partir de las inteligencias múltiples para que todos puedan comprender.
–¿Cómo es una jornada diaria en estas instituciones?
–Trabajamos por proyectos. Todos los profesores han recibido formación para esto. Existen unas metas de comprensión que van más allá de lo que son los objetivos. Un estudiante llega por la mañana, tiene 30 minutos de formación humano-cristiana y de introspección, de escucha interior, de saber escuchar, pero también saberse escuchar a uno mismo. Después, se inicia un proyecto, puede ser de lengua, de matemáticas, de física, de historia. Esas cinco horas tienen inicialmente de trabajo y por la tarde, igual. El cambio más fuerte es trabajar en grupo, trabajo cooperativo. Los conceptos son adquiridos mediante proyectos de comprensión, lo cual hace que trabajemos las competencias del estudiante. Para que un alumno sea competente tenemos que demostrarlo. Puede que sepa hacer subordinadas, pero que no sepa hablar en público, lo que demuestra que no es competente en la inteligencia lingüístico-verbal.
–¿Cuál es el rol del docente?
–El docente tiene el rol de acompañar. Es el entrenador. No he visto ningún entrenador de fútbol que juegue el partido, sino que necesita estar en el banquillo mordiéndose las uñas mientras mira cómo juegan los demás. Hay que preparar al alumno para un partido en el que no sabemos quiénes serán los contrincantes, darle muchas herramientas para que no se quede en el banquillo. El rol del docente es acompañar, guiar. Hay un trabajo de complicidad con el estudiante, de conocer cómo decodifica, en qué es mejor, en qué no, y acompañar, así, en el crecimiento.
–El rol del alumno es protagónico.
–Totalmente, es lo que cambia más. Ahora, es un alumno que investiga, el que genera las preguntas al profesor. Quizá el mejor profesor es el que tiene las mejores preguntas para hacer, para que ese estudiante crezca y tenga ganas de aprender.
–¿Qué resultados obtienen?
–Son personas con un pensamiento alternativo muy desarrollado, muy capaces de lograr un objetivo. Es aprendizaje en servicio, en beneficio de otros.
–Si una escuela quiere iniciar este camino de transformación, ¿qué debe hacer?
–Tiene que formar a sus docentes. Proponemos la formación en tres años. Cada año hay tres módulos y es una formación en la acción. Lo que se imparte en la formación lo tiene que implementar el lunes en las aulas y ser capaz de ver cómo el estudiante cambia y el profesor, también.
–¿Implica cambios en la currícula, en la manera en que se evalúa?
–Implica cuatro grandes transformaciones. La primera es el currículo, la metodología y la evaluación. Muchos docentes son capaces de cambiar la currícula y la metodología pero pocos, la evaluación. Hay que ver claro qué tipo de evaluación podemos hacer a partir de este cambio educativo. La segunda transformación es el rol del profesor y el rol del alumno, cómo ese profesor se convierte en otro tipo de acompañante y, luego, la organización del centro (educativo) que organiza todo para el estudiante. Y, por último, los espacios de aprendizaje son espacios abiertos. Trabajamos con aulas de 90 o 120 alumnos con cuatro profesores porque hay un proyecto en el que el estudiante va solo y nosotros acompañamos. El alumno, cuanto más autónomo, mejor.
–Todos tenemos múltiples inteligencias.
–Todos tenemos dos desarrolladas. O tres. Es cómo aplicamos la inteligencia. La inteligencia múltiple es un todo en sí mismo, es como un diamante con ocho caras, pero es un diamante único. Aún estamos en la Ilustración, en el siglo XVIII, donde la razón lo era todo. Y no nos damos cuenta de que la razón tiene una parte importante, pero a la razón puedo llegar por otros medios. Y está la emoción. Si no generamos emoción en nuestros alumnos, no hay aprendizaje.
La escuela de hoy tiene que ser un faro de esperanza para los demás, saneadora y reconciliadora.
Una buena escuela es la que le exige al alumno lo mejor de sí y que lo ponga al beneficio de otros.
Fuente de la entrevista: http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/montserrat-del-pozo-mejor-profesor-es-que-hace-mejores-preguntas