¿Qué le parece si vamos directamente a la primera pregunta? ¿Cuál es su opinión acerca de la eliminación de Dilma Rousseff como presidenta de Brasil?
-Jorge Moreira. Dilma Rousseff fue reelegida presidenta de Brasil por la voluntad y deseo de 54 millones de brasileños. Por lo tanto, el alejamiento de Dilma de la presidencia por una banda de políticos ladrones y por organizaciones políticas mafiosas, es, sin duda, una nueva forma de golpe de estado contra el pueblo brasileño.
-C. B. ¿Un nuevo tipo de golpe de estado?
-J.M. Sí. Para aquellos que todavía no están informados del golpe militar de 1964 impuesto al Brasil por el gobierno de Estados Unidos y sus súbditos brasileños, les debo aclarar: el entonces presidente de Brasil, João Goulart, constitucionalmente elegido por la mayoría de la población brasileña, fue depuesto y sometido al exilio político por un golpe de estado que estableció una dictadura militar en beneficio de los intereses económicos y políticos del imperio americano y de la élite brasileña antinacionalista. Esta dictadura, planificada y programada por los EE.UU., duró más de 20 años (1964 a 1986) e implementó en Brasil, la tortura, la desaparición y el asesinato de trabajadores del campo y la ciudad, maestros, estudiantes, líderes sindicales y políticos de la oposición, así como el cierre del Congreso brasileño, colocando sin efecto la constitución de Brasil.
-C. B. ¿Cuál es la diferencia entre el golpe militar de 1964 y este golpe de 2016?
-J. M. En el plano estructural (bajo las apariencias de la superficie), no hay diferencias significativas entre los dos golpes. En ambos casos, se trataba y se trata, por un lado, de dar continuidad al proyecto del imperialismo de los EE.UU., para saquear las riquezas de Brasil para el beneficio de las empresas multinacionales estadounidenses; y por otro lado, se trataba y se trata de imponer un modelo de dominación política para seguir defendiendo los intereses de la minoría privilegiada (en la actualidad, una oligarquía nacional e internacional de menos del 1% de la población) que domina y controla la mayor parte de la riqueza del planeta.
-C.B. Pero, ¿qué papel ha jugado la corrupción del Partido dos Trabalhadores (PT) y del ex presidente Luis Inácio da Silva (Lula) en el golpe de estado?
-J.M. La real corrupción del PT y de Lula es sólo uno de los factores del proceso que resultó en el golpe. La corrupción del PT es una especie de pretexto para el golpe articulado por los políticos corruptos del Partido do Movimento Democrático Brasileiro, PMDB (Michel Temer, Eduardo da Cunha, Renan Calheiros, el ex presidente José Sarney, etc.), del Partido da Social Democracia Brasileira, PSDB (Aécio Neves, José Serra, Geraldo Alckmin, el ex presidente Fernando Henrique Cardoso, etc.), por la Federación de las Industrias del Estado de São Paulo (FIESP), por la Red Globo de Televisión (de propiedad de la familia de Roberto Marinho), por la prensa corporativa de Brasil como las revistas Veja, Isto é, además del diario Folha de São Paulo . C.B. ¿Cuáles otros grupos participaron en el golpe de estado actual?El golpe también fue articulado por la mafia de los juristas asociada con el golpe y por el fundamentalismo protestante (los evangélicos) con el fin de cancelar, como ya he mencionado, la decisión de 54 millones de brasileños que votaron por la presidenta, Dilma Rousseff.
-C.B. Sí, he sido informada de que el Departamento de Justicia de Brasil está siendo cuestionado por sectores vinculados a los trabajadores del país por ser un instrumento para el beneficio de este golpe. ¿Qué opina de esta declaración?
-J.M. Creo que el cuestionamiento de los trabajadores del campo y de la ciudad (y de organizaciones vinculadas al trabajo) sobre el carácter corrupto y partidario de la “justicia brasileña” es algo esencial, necesario y fundamental. Las preguntas son: ¿Por qué las acusaciones y las pruebas contra el Aécio Neves (candidato del PSDB, que perdió las elecciones contra Dilma Rousseff) y contra el senador del PSDB, Antonio Anastasia, no son tomadas en cuenta por la Procuradoria Federal de la República (PFR) o por el Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil? ¿Por qué los fiscales y los jueces de la “Operación Jato” son incapaces de detener y poner en la cárcel a Eduardo Cunha y Aécio Neves, los símbolos de la corrupción en Brasil? ¿Por qué solamente los políticos del PT son castigados por el “sistema judicial brasileño”? ¿Cómo podemos creer en la “justicia brasileña”? Recientemente, Emanuel Cancella publicó un importante artículo sobre este tema en el periódico brasileño Tribuna da Imprensa … (1)
-C.B. ¿Tiene usted respuesta a esa pregunta que acaba de plantear: ¿Por qué solamente los políticos del PT son castigados por el “sistema judicial brasileño”?
-J.M. Por supuesto. Para mí, la respuesta es muy clara:
1) es debido a que el PT (a pesar de la corrupción y de la política reformista a favor del neoliberalismo), estaba a favor de mantener la propiedad estatal y nacional de la Petrobras y del Pré-Sal;
2) es debido a que el PT defendía la participación e integración de Brasil en el gobierno de los países que conforman los BRICS (la asociación económica, comercial e financiera entre Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica);
3) y es debido a que el gobierno del PT defendía la política de las organizaciones regionales anti-USA y anti-OEA, como el MERCOSUR, y las organizaciones articuladas por el presidente venezolano fallecido Hugo Chávez como la red de televisión regional (TELESUR), la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), el Banco del Sur y otros.
Por lo tanto, debo repetir: el golpe ha sido implementado para el beneficio y el poder económico de la clase política nacional e internacional dominante (una minoría de menos del 1% de la población mundial). Creo que este es el momento apropiado para informar/recordar al público de esta entrevista que una de las noticias más censuradas entre 2014-2015 fue la siguiente: El 1% más rico del mundo tiene 50% de la riqueza mundial. Es decir, el 1% más rico de la población mundial ya tiene tanta riqueza como el resto combinado del 99%, según las proyecciones para el año 2016 de un estudio publicado por Oxford Committee for Famine Relief , Oxfam (Comité de Oxford de Ayuda contra el Hambre) una organización sin fines de lucro que tiene como objetivo eliminar la pobreza en el mundo (2). Así, afirmo que la lucha de clases en Brasil por la apropiación de la riqueza social en beneficio de esta minoría internacional y nacional es la noción marxista fundamental para revelar las verdaderas motivaciones para el golpe actual en Brasil.
La lucha de clases sociales (o la guerra entre clases) es la piedra de toque para, por una parte, explicar la lucha del gobierno de Estados Unidos (Barack Obama) para desestabilizar el Brasil con el fin de tomar posesión de Petrobras y del Pré-Sal; por otra parte, para explicar el plan de Estados Unidos para destruir los BRICS y el MERCOSUR, TELESUR, etc. Para ampliar este punto, me gustaría argumentar que el concepto de lucha de clases (o guerra de clases) tiene la capacidad de explicar, por ejemplo, la razón de la complicidad y sumisión del gobierno de derecha del presidente Mauricio Macri, de la Argentina, para defender los objetivos antinacionalistas y antidemocráticos de la administración de Barack Obama contra el pueblo de Argentina y de América Latina; para explicar, por ejemplo, la subordinación y la complicidad del gobierno servil del presidente Juan Manuel Santos de Colombia (y la subordinación de la Organización de Estados Americanos, OEA), para beneficiar los intereses geopolíticos de los EE.UU., o sea, para destruir el proceso de estabilización económica, social y política del gobierno popular del presidente Nicolás Maduro en Venezuela.
Como podemos observar, un objetivo fundamental de la geopolítica de los Estados Unidos es apropiarse del petróleo de Venezuela para entregar a las multinacionales tales como Chevron y otras del sector petrolero. El caso venezolano es aun más complejo que otros países, ya que el gobierno de Estados Unidos no podría tomar el poder político en Venezuela a través de un golpe de estado “blando” como se hizo contra el pueblo de Paraguay, o en contra de la población brasileña. En Venezuela, tendría que ser más parecido al golpe de estado llevado a cabo por los EE.UU. con la ayuda de los militares hondureños contra el gobierno del presidente Manuel Zelaya y contra el pueblo de Honduras. Sin embargo, creo que sería aun más difícil para el Departamento de Estado que sus ONGs sean capaces de corromper a los militares venezolanos para apoyar un golpe militar contra el pueblo de Venezuela.
-C.B. Volviendo a Brasil, usted ha mencionado que la corrupción del PT fue solo uno de los factores y un pretexto para el golpe de estado ejecutado por el PMDB, el PSDB, los grandes medios corporativos de información, y otros. Pero ¿cuáles son otros factores que cree usted que jugaron un papel decisivo en este proceso golpista?
-J.M. En el plano interno, el alejamiento de la presidenta Dilma está conectado, por un lado, al hecho de que el grupo de los políticos, de las organizaciones brasileñas y de hombres de negocios corruptos, quería cancelar la “Operación Lava Jato” debido a que continuar con la operación podría resultar en el encarcelamiento de ciertos miembros de esos grupos.
Por otro lado, los políticos corruptos del PMDB, del PSDB, la mafia de juristas asociada y los evangélicos no consiguieron evidencia para demostrar que Dilma estuvo involucrada en el caso de corrupción del PT. En cambio, los políticos que alejaron a Dilma de la presidencia y que ahora están “gobernando” el Brasil ilegalmente, tienen expedientes judiciales que demuestran cómo todos ellos estaban y están involucrados en corrupción activa y/o pasiva. Podemos mencionar, por ejemplo, las relaciones ilegales entre esos políticos y el conglomerado del estado de Bahía conocido como la OAS (la organización corrupta fundada por el ex gobernador Antônio Carlos Magalhães, el famoso “Toninho Perversidad” del partido Aliança Renovadora Nacional, ARENA); entre ellos y el conglomerado Norbert Odebrecht, incluyendo las empresas constructoras Camargo Correa y Andrade Gutierrez (3). Como lo demuestran los testimonios documentados contra estos políticos corruptos de la derecha, el golpe de estado se llevó a cabo con agenda secreta para evitar, como ya mencioné, que la “Operación Lava Jato” revelara sus crímenes y que la justicia pudiera castigarlos por los delitos de corrupción que cometieron.
-C.B. Bueno, ahora que usted ha mencionado factores internos, ¿cuáles son los factores externos del golpe de estado actual?
-J.M. Externamente (y ya lo he mencionado anteriormente), el actual golpe de estado de 2016 en Brasil fue, como el golpe militar en Brasil de 1964, planificado y coordinado por el gobierno de Estados Unidos, con la participación de la derecha brasileña, con el objetivo fundamental, en los dos casos, de apropiarse de la riqueza material y energética de Brasil.
Entre los indicadores de la asociación espuria actual están los datos sobre la conexión entre el vicepresidente Michel Temer (PMDB) y el abogado Sergio Moro (PSDB) con la Central Intelligence Agency (CIA), la tenebrosa organización estadounidense famosa por su participación sistemática en los delitos políticos tales como la organización de sabotaje y la promoción de los golpes de estado contra Brasil y los países de América Latina y del “Tercer Mundo” (4). Pero eso no es nuevo en la historia política de Brasil. En el pasado muy reciente, el ex presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, del PSDB, recibió dinero de la CIA, a través de la Organización Ford, para fundar y financiar el famoso Centro Brasileño de Análisis y Planificación (CEBRAP). Los datos de las relaciones entre Fernando Henrique Cardoso y la CIA se pueden encontrar en dos excelentes libros: el de Frances Stonor Saunders, y el de Brigitte Leoni Hersant (5).
También podríamos hacer referencia al plan interno brasileño y mencionar algunas de las pruebas de la corrupción que existen en contra de Fernando Henrique Cardoso durante el período en que él era el presidente de Brasil. Por ejemplo, el periodista Fernando Rodrigues publicó una brillante investigación sobre la compra de votos que llevó a la reelección de Fernando Henrique Cardoso. Después de la denuncia de este periodista, varios diputados (que vendieron sus votos) dimitieron de sus mandatos (6).
Por lo tanto, externamente, la novedad de este golpe de estado se encuentra en su asociación con las actuales estrategias geopolíticas de los Estados Unidos: contar con la complicidad y la traición de la derecha política brasileña para destruir el MERCOSUR y todas las instituciones autónomas e independientes que habrían sido inspiradas y organizadas por el liderazgo del difunto presidente Hugo Chávez y por el movimiento popular de izquierda de América Latina.
En resumen, podemos también observar que entre los objetivos económicos y geopolíticos de los EE.UU. de este golpe de estado en Brasil, se encuentra el desarrollo de una política estratégica para destruir la asociación de los países del BRICS. Entonces, en un sentido amplio, el plan de Estados Unidos es derrotar a los gobiernos de izquierda en América Latina a través de golpes (“blandos o duros”) como ya se ha visto en los golpes contra Honduras y contra Paraguay en este siglo XXI. También podríamos mencionar que los dos golpes de estado anteriores, implementados por los EE.UU en contra del gobierno del ex presidente Hugo Chávez, no tuvieron éxito.
Actualmente, los EE.UU. estaría planeando (con la activación del Comando Sur y con la ayuda del gobierno de Juan Manuel Santos de Colombia) invadir a Venezuela para destruir el gobierno nacionalista y popular del presidente Nicolás Maduro. Esta nueva forma de guerra de los EE.UU. contra los gobiernos de izquierda (o gobiernos “enemigos”) se puede nombrar, de acuerdo al periodista Pepe Escobar (y otros intelectuales internacionalistas lúcidos), de “guerra híbrida”. (7)
-C.B. En este punto, me gustaría preguntar ¿cómo se posiciona usted políticamente, considerando no solo la distancia sino su doble nacionalidad (brasileña y estadounidense), en relación a los partidos políticos brasileños: ¿Está usted afiliado al PT y se identifica con los gobiernos de Lula y/o de Dilma?
-J.M Antes de responder a su pregunta, debería colocar ciertas coordenadas espaciales y temporales, informándole que como brasileño, que estudió y vivió en México, y después, estudió y está viviendo en los Estados Unidos, nunca di mi voto a los candidatos de los partidos políticos brasileños como el PMDB, PSDB o el PT. En pocas palabras, nunca voté, en el pasado o en el presente, por Fernando Henrique Cardoso, del PSDB, ni por Lula del PT, ni por Dilma Rousseff.
También le informo que, como ciudadano estadounidense, nunca voté por candidatos del Partido Republicano o del Partido Demócrata, ya que la mayoría de sus representantes (los que son elegidos a la presidencia de Estados Unidos, al Senado, o a la Cámara de Representantes), tiene sus campañas políticas subvencionadas por el dinero de Wall Street, por el dinero de los grandes bancos estadounidenses, por el dinero de las grandes empresas y organizaciones tales como The American Israel Public Affairs Committee, el AIPAC (el Comité de Asuntos públicos Estados Unidos-Israel) y otras. Así, desde el punto de vista objetivo, casi todos los funcionarios del gobierno de Estados Unidos están a servicio de los intereses del gran capital que financian sus elecciones.
Debo resumir este punto declarando que estoy en contra de cualquier tipo de corrupción. Pienso que toda autoridad política corrupta de Brasil, de los EE.UU. o de cualquier otro país capitalista, debería ser punida criminalmente por un sistema legal verdaderamente democrático e igualitario.
Sin embargo, también soy forzado a reconocer que la corrupción es la realidad inexorable de todas las sociedades capitalistas; la corrupción es una realidad sistemática entre todas las clases dominantes, entre todos los partidos políticos de todos los países del sistema capitalista del planeta tierra.
En la España capitalista de hoy, por ejemplo, el rey Juan Carlos de Borbón, su familia real, sus instituciones franquistas, su iglesia católica, sus partidos políticos tradicionales, (como el PP, el PSOE y otros) han sido denunciados sistemáticamente por estar involucrados en escándalos de corrupción masiva. Pero la monarquía española, borbónica, franquista (con sus instituciones y sus medios corporativos capitalistas) y sus partidos políticos de derecha siguen viviendo en la misma impunidad de siempre.
Los Estados Unidos de América (EE.UU.) es uno de los extraordinarios ejemplos del sistema de corrupción y corruptor que modela el mundo contemporáneo. Los Estados Unidos es actualmente uno de los países donde hay uno de los mayores niveles de corrupción en todo el mundo. Y sin embargo, la media corporativa, las instituciones tradicionales y las autoridades gubernamentales de EE.UU. no permiten que la mayoría del pueblo estadounidense tome consciencia de lo que está pasando, por lo que seguirá promocionando la mitología que “los EE.UU. es la mayor democracia del mundo”, “los EE.UU. es el país que más respeta los derechos humanos de los individuos”…
Todo esto es mitología política como vemos, recientemente en el artículo del periodista David DeGraw titulado, “The Wall Street’s Pentagon Papers: Biggest Financial Scam In World History”, donde demuestra que el banco central de Estados Unidos (la Reserva Federal, FED) realizó un “backdoor bailout” (rescate secreto) con el dinero de los impuestos de los contribuyentes estadounidenses. Es decir, la Reserva Federal (FED) ha distribuido en secreto $12.3 TRILLION tax dollars, del dinero de los contribuyentes estadounidenses a un pequeño grupo de banqueros. (8)
Este gigantesco fraude ya fue denunciado anteriormente por el senador Bernie Sanders, (el actual candidato a la presidencia de los Estados Unidos). En diciembre de 2012, Sanders denunció la Reserva Federal y su presidente (Chairman), Ben Bernanke, al Senado de Estados Unidos, además de informarnos de lo ocurrido (de este gigantesco proceso de corrupción financiera) en su artículo “A Real Jaw-Dropper at the Federal Reserve” en el Huffington Post (9).
En Brasil, la corrupción ha existido desde los tiempos de la colonización portuguesa y también ha sido ampliamente practicada en el siglo XX-XXI por los partidos políticos tradicionales, tales como la antigua Unión Democrática Nacional (UDN), y ARENA (el partido de la dictadura militar de 1964), por el PSDB, por el PMDB y muchas otras organizaciones, políticas, económicas, militares y religiosas del país.
En Brasil, la corrupción no es una característica única y exclusiva del Partido dos Trabajadores (PT). ¿Cómo olvidar, por ejemplo, que el ex presidente Fernando Collor de Mello fue elegido a la presidencia por una campaña política contra la corrupción (contra los “marajás” contra las “mordomias” en Brasil) y luego, finalmente, fue sometido a juicio político e impeached (impedido) por ser uno de los políticos más corruptos de nuestro país?
No tengo ninguna duda que el PT, Lula, y sus representantes políticos han practicado y promovido la corrupción y que se han beneficiado de la corrupción que han promovido. Sin embargo, estoy del lado de todos los analistas que han argumentado que hasta ahora, los líderes del golpe no han podido demostrar ni probar nada que sea legalmente sustancial contra la presidenta, Dilma Rousseff; y que todo lo que los estafadores afirman en contra de Dilma ha sido solo propaganda para justificar y legitimar el golpe de estado a través del proceso anti-constitucional de destitución de la presidenta.