La Fundación CNSE para la Supresión de las Barreras de Comunicación, la EUD (European Union of the Deaf) y Huawei han creado una web para familias de niños sordos.
La Fundación CNSE para la Supresión de las Barreras de Comunicación, en colaboración con la EUD (European Union of the Deaf) y Huawei quieren mejorar la comunicación en las familias donde hay niños sordos. Para ello, han puesto en marcha una página web para que puedan aprender a contar cuentos en lengua de signos, y disfrutar así de la experiencia de relatar historias a sus hijas e hijos.
Con el título «Lengua de signos para familias. Aprende a contar cuentos de forma fácil y a tu ritmo», este espacio virtual pretende dotar a madres, padres y otros familiares de menores sordos de las estrategias necesarias para contar cuentos a los pequeños sordos en lengua de signos. Entre ellas, transmitir el relato con entusiasmo sin ningún tipo de vergüenza, evitar los nervios, introducir la expresión corporal en el relato, respetar el ritmo del niño o niña, y aprender de sus reacciones.
Para la Fundación CNSE esta web, pionera y única en España, contribuirá a mejorar la comunicación en el entorno familiar, ya que la suma de lengua de signos y lengua oral juegan un papel muy importante en las interacciones tempranas, y, por ende, en el desarrollo cognitivo y emocional de la infancia sorda. En este sentido, la entidad incide en que la lengua de signos facilita el procesamiento mental y la contextualización entre las niñas y niños sordos, además de ayudar a la identificación y comprensión de palabras, y favorecer el procesamiento de los mensajes hablados. «Esta lengua es vital para el aprendizaje de la lectura y la escritura, lo que permite la adquisición de conocimientos, fomenta la curiosidad y la imaginación, les ayuda a crecer como personas, y alimenta su espíritu crítico», afirman desde la entidad.
Además, esta nueva web resultará especialmente útil para aquellas familias que viven en pequeñas localidades alejadas de las grandes ciudades y que encuentran más dificultades en el acceso a los recursos. Huawei también ha lanzado para los niños sordos la aplicación StorySign, que utiliza la inteligencia artificial y la realidad aumentada para traducir distintos cuentos infantiles a la lengua de signos. Está disponible en 14 idiomas orales y signados y pretende fomentar el hábito lector entre las niñas y niños sordos y adentrarles en un universo lleno de fantasía y creatividad.
Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-como-aprender-contar-cuentos-lenguaje-signos-202012030212_noticia.html
Unión Europea/29 de septiembre de 2016/Fuente: ondacero
El Parlamento Europeo (PE) ha celebrado una conferencia en un idioma poco habitual en la «Babel» europea, el lenguaje de signos, una iniciativa respaldada por 65 parlamentarios que busca lograr su reconocimiento en las instituciones comunitarias.
«Los 31 lenguajes de signos que existen en la Unión Europea (UE) son parte nuestra riqueza lingüística, y esa diversidad debe ser reconocida», afirmó la eurodiputada belga Helga Stevens, la única representante de la Eurocámara con esta discapacidad junto con el húngaro Ádám Kósa. El Parlamento Europeo (PE) ha celebrado una conferencia en un idioma poco habitual en la «Babel» europea, el lenguaje de signos.
Stevens, quien siempre acude a las sesiones acompañada de su intérprete, reclamó lo queconsidera «un derecho» de un colectivo que representa alrededor de un millón de personasen toda la Unión Europea (UE).
Aunque algunos Estados miembros ya interpretan el lenguaje de signos durante los debates políticos, como es el caso de España o Finlandia, Stevens lamentó que durante su mandato como diputada en el parlamento belga fracasara en el intento de reconocerlo en el ámbito parlamentario.
«El sistema político no va a proporcionar por sí mismo ese derecho a las personas con esta discapacidad, la iniciativa debe partir de la sociedad civil», defendió. El líder de los Conservadores y Reformistas en el PE, el británico Syed Kamall, cuyo hermano es sordo, defendió que la iniciativa afecta también a «todos los familiares de este colectivo y a otros 51 millones de personas con dificultades auditivas».
«Debemos garantizar que los niños y jóvenes sordos tengan las mismas oportunidades«, subrayó. El presidente del Foro Europeo de Discapacidad, Ioannis Vardakastanis, calificó la iniciativa como «un gran acontecimiento y el primer paso para el reconocimiento incondicional del lenguaje de signos».
También acudieron a la conferencia intérpretes y profesores universitarios, como el británico Christopher Stone, quien imparte clases de interpretación en lenguaje de signos en la Universidad de Hamburgo.
«Más allá de los debates políticos, las personas sordos necesitan acceso a la sociedad civil, a la cultura y a la educación», afirmó. Actualmente hay en la UE alrededor de 6.500 intérpretes en lenguaje de signos, una cifra «insuficiente», según Stone, para garantizar «su acceso a todos los ámbitos de la sociedad».
El presidente de la Fundación Mundial de Sordomudos, Markku Jokinen, reclamó que «los mismos servicios que se ofrecen en lenguas habladas deben proporcionarse en lenguaje de signos». «Estas personas están en la sombra», lamentó. Una de las dificultades de introducir el lenguaje de signos en las instituciones es que no existe una única lengua, sino que, en función del país, las señas empleadas son distintas -solo en la UE hay 31 variedades-, lo que implicaría una clara dificultad para los intérpretes de las instituciones, donde ya hay 24 lenguas habladas oficiales.
Jaime Fernández enseña desde hace más de 22 años lengua de signos en actividades organizadas por la Asociación de Personas Sordas de Santiago: He tenido muchísimo alumnado, antes en la antigua sede de la asociación, en el Pedroso; y ahora en la Casa das Asociacións de Benestar Social (Cabes), en Salgueiriños. También enseñé en A Coruña, Pontevedra, Vigo y en otras localidades; y en algunos ayuntamientos, policía, asociaciones de vecinos, y otras entidades que lo han demandado», explica.
¿Qué oferta hay actualmente?
-Organizamos talleres en verano, como el reciente que hemos celebrado en junio y julio. Pero la principal oferta es de octubre a mayo, con cursos en los que se imparten los niveles A1, A2, B1 y B2. Las clases son de lunes a jueves, dos sesiones semanales; con turnos de mañana, tarde y noche.
¿En qué consisten los cursos?
-Se imparte una parte práctica, para aprender a comunicarse; pero también una parte teórica, sobre cómo es la comunidad sorda. Es importante insistir en que no todas las personas somos igual, que es diferente una persona sorda de una sordociega, por ejemplo; o que las necesidades son diferentes en las zonas urbanas y rurales.
¿Para qué capacita cada nivel?
-Estos niveles son los que contempla la actual normativa europea de enseñanza de lenguas, estamos adaptados desde hace dos años y medio. Antes eran tres: inicial, medio y superior. El A1 es el más básico, para iniciarse, para personas que desconocen qué es la lengua de signos. Es en el que suele haber mayor demanda.
¿Qué es lo más difícil de aprender de la lengua de signos?
-Depende de cada estudiante, se adaptan y avanzan. Las personas oyentes están acostumbradas a tener una memoria de carácter auditivo. Y para aprender la lengua de signos hay que ejercitar la memoria visual, eso se consigue poco a poco. Los cuatro niveles están orientados a poder comunicarse, y cada vez son más complejos. El B2 ya es muy avanzado. Pero no se pretende formar intérpretes, para eso hay que hacer un ciclo formativo, que equivale a un nivel superior, C1 o C2,
¿Cómo es el alumnado que aprende lengua de signos?
-La mayoría son estudiantes o profesionales, que buscan completar su formación. Vienen también personas interesadas porque tienen familiares sordos; y otras que saben que en el futuro van a tener una pérdida auditiva importante y se empiezan a preparar para afrontarla.
¿Tienen mucha demanda?
-En Santiago siempre tenido estudiantes de la lengua de signos, tanto en los talleres como en los cursos, en grupos más o menos numerosos. Cubrimos la demanda. Hace dos años la Federación deAsociacións de Persoas Xordas de Galicia, la Faxpg, hizo una campaña y se indicaba que, en 20 años, en Galicia hubo más de 20.000 estudiantes de lengua de signos.
¿Faltan intérpretes de lengua de signos?
-Ahora mismo en Santiago hay tres intérpretes: dos que facilita la Faxpg y otro más que subvenciona el Ayuntamiento. No se cubre toda la demanda de servicios, y seguimos trabajando para mejorar la oferta.
¿A quién beneficia más un intérprete: a las personas sordas o a quienes no lo son?
-Las personas sordas no dependemos de los intérpretes las 24 horas; el servicio es también para personas oyentes que quieren contactar con sordas.
Jaime Fernández Gil. Es docente de lengua de signos en Santiago desde hace más de 22 años.
Lengua de signos. Está reconocida por ley en España desde el año 2007.
La enseñanza. Los niveles, del A1 al B2, se adaptan a la normativa europea.
En Bengkala (Bali), 46 de sus 2.000 habitantes no oyen. Los vecinos han abordado esta particularidad con pragmatismo.
En el patio de una casa con gallinas y gatos sin cola, en un recóndito pueblo al Norte de Bali, el matrimonio de bailarines Nyoman y Pindu baila sin oír la música. El pueblo, a 85 kilómetros del aeropuerto de Denpasar —tres horas, en el mejor de los casos—, en la otra punta de la Isla, y a 10 kilómetros de la piscina natural pública Air Sanih, está lo suficientemente apartado en el mapa que incluso en la localidad más cercana, Singaraya, pocos conozcan su historia.
Bengkala, como se llama el municipio, se parece mucho a cualquier otra aldea de Bali. Las mujeres, con cestos de fruta y leña sobre sus cabezas, transitan por los caminos de espigadas palmeras y cultivos de cúrcuma, jengibre y mandioca. Unos ancianos de pareo de dibujos y sandalia, matan la mañana repanchigados a la sombra. Huele a incienso y agua de rosas que emana de un vistoso y colorido templo hinduista. Suena al claxon intermitente de las motos con los cuatro miembros de la familia encima. Y sabe a bakso —sopa de albóndigas— y café de sobre, que venden en los puestos callejeros. La particularidad de Bengkala es que de sus poco más de 2.000 vecinos, 46 son sordos de nacimiento. Todo se debe a un gen dominante en la aldea.
En 1995, un artículo de la revista Nature explicaba que el 2% de los habitantes de Bengkala cuenta con “una profunda sordera neurosensorial no sindrómica debida a una mutación autosómica recesiva en el locus DFNB3”. En otras palabras: en Bengkala, el que no pertenece a una familia totalmente sorda, tiene un hijo, un hermano, un vecino o un amigo que no puede oír. Sus habitantes han abordado esta particularidad genética con pragmatismo: casi todos se defienden en el lenguaje de signos.
Viaje al pueblo inclusivo
La escena podría repetirse en casi cualquier otro lugar del mundo. Es la hora del recreo y unos niños de uniforme —pantalón rojo y corbata— cruzan a saltos la calle a por un tentempié. La tienda de todo un poco, frente al colegio, la regenta una señora de cabello blanco recogido en un moño, piel reluciente y una gran sonrisa mellada, que parece acostumbrada a sus pequeños clientes. Desde lejos, una adolescente de falda tableada por la rodilla y calcetines blancos hace gestos con las manos y la señora responde de igual modo. En la puerta de la escuela, dos adultos conversan en el lenguaje de signos. La tendera explica que se las arreglan para comunicarse: “Así es comer”, describe, llevándose los dedos amontonados juntos a la boca; “y así, beber”, continúa, con los dedos estirados.
El 57% de los vecinos de Bengkala utiliza el lenguaje de signos, aunque solo el 2% no puede oír, cifra la investigadora Connie de Vos, del Instituto para la Psicolingüística Max Planck, que para su investigación pasó 12 meses en esta aldea, repartidos en varias estancias durante cinco años. Gracias a esto, “los sordos de Bengakala no experimentan las mismas desigualdades sociales que muchos de comunidades urbanas”, concluye De Vos en el libro Los lenguajes de signos en las comunidades de pueblo: percepción antropológica y lingüística, del que es coautora y donde recoge ejemplos, además de este de Bali, de lenguaje de signos rurales en Australia, Ghana, India, Israel, Jamaica, México, Turquía y Tailandia. “La integración de los vecinos sordos de Bengkala también se refleja en que tienen las mismas probabilidades de casarse y similares oportunidades de trabajo”, añade.
Además, todos en la aldea veneran al Dios de la Sordera, que se cree que vive en el cementerio y que dotó a los que no oyen con más fortaleza física y sensibilidad. Y a los sordos no se les considera inferiores, argumenta De Vos en el libro.
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Aldeas bilingües en armonía
Durante generaciones, las poblaciones con un gran número de sordos han adoptado lenguajes de signos para vivir en armonía con sus vecinos y se han convertido, de manera natural, en bilingües. El caso más célebre es el de la Isla de Los Viñedos de Marta, en las costas de Massachusetts, mitificada como una utopía para los sordos puesto que, debido a la amplia presencia de personas que no oían, hasta el siglo XIX todo el mundo dominaba el lenguaje de signos. El catálogo de lenguas del mundo Ethnologue recoge 136 lenguas de signos vivas actualmente. Los lingüistas estimas que el número podría alcanzar las 400, dataThe Boston Globe.
En Bengkala, hasta se baila sin música
En Bengkala, también se ha transmitido de padres a hijos un lenguaje de signos propio: el Kata kolok” “Por ejemplo, aquí, se da las gracias pasando una mano sobre la otra” y “España se expresa emulando a un torero con su capa”, apunta, divertido Wisnu Giri, coordinador pedagógico del “SD Negeri 2”, el colegio inclusivo de la localidad.
Sordos, no mudos
En una de las clases de la escuela inclusiva es hora de Matemáticas. Una niña sonriente con coletas a los lados enseña el resultado a la profesora. En la pared cuelga un gran alfabeto con el lenguaje de signos. De los 16 estudiantes del aula, dos son sordos. No siempre fue así. En Bengkala, con pocos recursos, solo cinco de los adultos del pueblo saben leer y escribir, detalla Matt Alesevich en un artículo para la revista ‘VICE’. “La situación de las personas sordas, a diferencia de la de otras minorías lingüísticas, se complica por el hecho de que a menudo se les ve como discapacitados”, cuestiona Lorraine Leeson, del Consejo de Europa, en el informe El leguaje de signos en la Educación en Europa.
El coordinador Wisnu aprendió el lenguaje de signos de su mejor amigo, Nyoman. Lo explica como si nada: “Es normal, pasábamos todo el día juntos”. Toda la familia del matrimonio Nyoman y Pindu es sorda. Tienes tres hijas: Darish, de 17 años, Sumarni, de 16 años y Nadi, de 11.
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La danza de los sordos
Sobre las puertas y paredes de pintura violeta de la casa hay fotografías y recortes de revistas en los que se ve al matrimonio ataviado con elegantes vestidos balineses, pomposas coronas y colorido maquillaje. Son de su espectáculo. Pertenecen al grupo de bailarines del Janger Kolok (la danza de los sordos), una apuesta creativa y de superación que practican en el pueblo con miembros de tres generaciones. Todo un reto de coordinación si se tiene en cuenta que bailan sin escuchar la melodía.
“Deberíamos aprender de estos pueblos que es posible que toda una comunidad use el lenguaje de signos. Incluso que, aunque no lo dominen, pueden tener un conocimiento básico tanto de la lengua como sobre las personas sordas”, argumenta la antropóloga sorda Annelies Kusters, autora de un libro sobre la comunidad rural de signos Adamorable, en Ghana, que acaba de estrenar un documental sobre la interacción entre oyentes y sordos en Mumbai, India.
Kusters se especializó en estudios de sordera tras ser diagnosticada, de adulta, con problemas de audición. Dice que le quedaba “hundirse o nadar”, y se decantó por lo segundo. Sueña con que un día el lenguaje de signos “esté en todas partes: en las asignaturas del colegio, en las universidades, en la televisión, pero también que la gente se muestre más abierta a una interacción con signos”. Si se quiere, como en Bengkala, hasta se baila sin música.
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